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LA TEI¿CET¿A QEPUBLICA

TRADUCTIÓN DE

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ü1828 v

I
AL LECTOP-
l

l La presente obra del claríttídcnte acadétmico


{rancés Jacdues Baínvilhe, 4ue la edítoúal
"Cultura
Española» oÍrcce hoy al público, estaba en pr.ensa en
julio de t936 al ptoducirse el Alzamiento Nacional,
Era propósíto de los editotes, en aqluel. entonces,
combatir el Íalso tópico que la pereza mental y la
ignorancia política e históúca habían intrcducido
en impottantes sectores eue atribuían los males ¡ue
ES PROPIEDAD
la República causaba en España aL carácter y modo
de set de l.os españoles, desconociendo ¡ue las ins-
I
tituciones rcpublicanas en absttacto etan cottupto-
tas y leneradotas {orzosas del mal y de la anarqula.
I
I

I Si la República española se pareciese a la [rancesa!


Esta excl.amación eta tepetida por personas de
rai¿ambte conservadora, que deslumbtadas por el
otden extetno Que aptecíabdn durante sus tetnpo-
tales estancias en Biaruítz o Patís, iénoraüan pot
completo las intedoridades del úÉimen de la vecína
rcpúblice de allende el Pitineo.
Peru ilusttar ese admfuación y
deshacet erróneas
concepciones que Íavotecíen el ambiente de acciden-
talísmo tan deñino a los vetdadetos íntercses de
España y los españoles, se pensó en la conveniencie
I

I
Gi,l?¡ca UNrvrRÉ4r,,-Bv^nr¡to §laN MIGUu., 8.-T¡!fr. 34079 ¡,
de dar a conocer en nuestra Patúa labteve y lugosa

I
t
AL LECTOR

histoúa de Ia Tercera República Írancesa 1ue


Bainville acababa de publicar. Adúuitidos los derc-
chos de ftaduccíón, traducida la obru por el cate-
dtático universitario D. losé Corts, y cotnrtuesta
tipogátcamente al producirse eI Alzamiento, han
soportado los moldes los tteinta meses latgos de
PROLOGO
tettor roio y de intenso bombardeo pa.decidos en la
Imprenta, Lo que aconseja a ,rCultura Española"
refiratat La tetea suspendida en iulio de t936 y dar ¿Cabe bscribir la hi§loria de la tercera Repíbli-
a la luz pública esta obta, aundue su ínterés prác- cd corn.o escribiriamos la de una República de 7a an-
tico haye de momento decrecido. tlgiiedad? Lo acopteci.do en Francia desde. el 4 de
septiembre de rBTo ba§la nue§lros días, ipodemos
considerarlo con igual criterio que consideiaríamos
los acontecimientos de Megara o de Sel¡nonta, qni-
nientos años antes de nue§lra Era? Pregúntese pre-
uiamente el autor, nos dirá algwno, si se siente él
caoaz de esa ab§lracción.
' Intentarla si la bemos intentado; bien que, na-
turalmente, sin ja[larnos de com?oner uno de esos
relatos que llarnan <<imparciales>>. La uerdadera im-
parcialiáad consi§le en'bacerle ju§licia a cada cual.
En cuanto a un relato.ex?licatiao, dicbo se e§lá que
se pro?one discernir el porqué de los hecbos.
Quizá se nos ob¡ete lo exiguo de la diferencia
entre ambos métodos, pue.§lo que el segundo no es
.rnenos subietiito que el primero; al cabo, no bay
bñoria sin interpretación. Aunque la Francia con-
temporánea fuera para nosotros ,tn nomen incorpo-
tal, como la antigwa Megara, ello no nos excusarla
de adoptar un cieÜo ?&nto de ui§la Para ex?oner
. i.: r'

PROLO Pno toGo


el orden acontecimientos. De suerte au, ,/r*-
d,e los cera Repáblica presenta ,tn caso excepcional de con-
p,re podrá reprochársele al autor esla elección preuia seruación. ¿Cómo ba podldo ser e§lo? ¿Córno ba
de su, pwnto de ui§la.
llegad.o a sir? ¿Cuáles ban sido lr, ,orror', cuáles los
. Yoy( por delante, pnes, la afirmacián de que
el elegido ?or nosotros is, a nueslro entender, el'p*- fafilores_de e§la longeuldad? ¿A qué o a quién sc
debe? He ahí las cue§lionet qrt nueslro ,ilato tra-
ramente natwrali§la.
ta de conte§lar.
La turcera Repilbllca ba entrad,o en el año sesen- Ocioso es d,ecir qwe i§le libro no pwede ofreccr
ta y seis de su uida. Las dos Orimeras la bubieron sino una aisión general y /,rn resr!,rnen. Demás de
breue. En uarios pweblos hr*ás uislo caer también
qwe la bi§loria di la terc-era Repúbllclt no comienzd
muy pre§lo el régimen republicano eor diñadaras a ser conoci.d.a de u,11a-s s.ino.h$lLla fecha en qtlc
de diaersa índole'.' En Francia, a peiar de sus fir- se detiene la gran Hiftoria de la Francra conrernDo-
mes tradiciones monárquicas, la Reiúbl¡ca no sólo ha
ránea, de G¿'briel Hanotawx. M,is allá d?ends ;be
continuado, sino q*t ho conseguiáo guardar las for- sino el escorzo y uerosími,lmente bay que afirmar
mas originarias. Ha§l¿ el presente ni la ha acornpd-
con luan Dietz, en sn primorosa bligrafía de lulio
ñado ningwna reuolución'social. En fin, esta Rebti- Ferry; «hasla que no se'hayan pubhc)do' la, ref:eren-
blic¿ nos ofrece la muy rara combinación de demo-
c,ias'de los con'greso, *oróíiror,' nr, trguiiá foíunio
cracia y libe-rtad, mezcla tan ineslable que en otros
1.4 CIAU? de rnücbas cosas.))
tiempos se descompfiso rnüy de prisa entre nosotros, ^l
Por lo que respe[la a la uonología a los por-
ahora se descomqone ioaai en'otros oaíses. Dot oí- -y
rnenores, será muy it¡l la consulta de d-os obras'tan
neraciones ban iasado,'y Francia sigLe con to, ,iX-
diferentes en sr, íoncepción como La tetcera Repú-
mas in§lituciones. Cierto que las cóndiciones socia- blíca, de Roberto Dauid, y el estudio de Seigno'bos
les han cambiado, ?ero rnenos qile entre otros pwe-
en la Hi§toria de la Franéia contemporá nea,Ze La-
blos; y en cuanto a las oolíticas, oor ahora aotenas uisse:
ban sáfrido mudanza. Y'seguirnos' mezclando'el ré- Una ált¡ma obseraacián. De progósito, bernos
gimen republicano y el régimen parlamentario, mez- cont¿do las presidencias a partir del septenio de Mac
cla que se iuzgaba irreconciliable y abswrda, tanto Mabon, pue§lo que la de Tbiers fuZ anterior a la
que los awtorets de la Con§í¡tncióh americana ban Con§litución de t875
pensado, con toda la escuela, qile eftt ?reciso optur
?or uno il otro régitnen, l, en efecto, en los E§la- T. B,
dos Unidos no ex,i§le el parlamentarismo, las Ci.ma-
rA.s no ptr,eden derribar un Gobierno.
No parece, ?il,es, endgerado afirmd,r qile la ter-

, :r..
*¡*., ,r r.
I
En el interior del 4 de septiembre

El domingo 4 de septiembre de r87o, una pro-


clama del C,onsejo de Mini§tros, presidido por el
conde de Palikao , hacla sabedor a[ pueblo francés
del desa§tre de Sedán. El Emperador le hallaba pri-
sionero. El Imperio iba a húndirse. ¿Qué hacir?
¿lba a proclamarse la República?
La Cáme:,z había paiado la noche deliberando.
fulio Favre, Gambetta y otros veinticinco diputados
de la izquierda pedían, éon el destronamiento de Luis
Napoleón y de'su dina§tía, que la Asamblea desig-
nara un" «iComisión de sobierno». En aquel ffance
ni los mismos republicaños crelan qr. i. pudiera
salir de la legalidld, y eftimabrn qu., al vacar el
Poder, éste dEbía prrrt la r.prerentación nacional
"
salida del sufragio'universal, a como
"hálog"mente
el Cuerpo legisf'advo lo hubo d. reáger en r8r4 y
en 18r5.
Tai común era esta convicción que toda la ma-
ñana del 4 de septiembre se la pasaron elaborando
u, .ornpro-ito. A la una y ,u tio, cuando se abrió
la sesión, Palikao propuso-un «C-onsejo de gobier-
t2 EN EL INTERIOR DEL a DE SEPTIEMBRE l3
IÁCQUES BAINVILLE

no y de defensatacional», del que él sería lugarre- que ha subido a la ribuna y parece sordo a los gri-
ruenre generat. I)rcho proyeCto no hablaba rií d.t tos de «viva la República». Gambetta habla, pero
_
-bmperador nr de la Regencia, y llevaba simplemen_ los asaltantes no le escuchan. Pala apaciguarlo:, se
te efta firrna: Eugenií. La cáncesió, no á, 1.r., decide a declarar por su propia bocá que ni Luis
pero fué insuficiente. l\apoleoll ni
Napoleón nl su dina§tía volveran a relnar
dlnastla volverán y, soDre
reinar ya s9h.e
Thiers.se impone, y a&úa de mediador enúe pa_ Francia. «¿Y la República? ¡Proclamad la Repúbli-
,.i
ltkao cal», vuelven a griúr
cal». sritar furiosos. |ulio
Tulio Favre les dá efta
les- da
.y Juho Favre, declarando su preferencia oor la
rnocrón de aguéI._ El inrerés de la unión, afirmá,
exi_
q-!ig"3:.. «No
respue§ta ambigua: «No_ es aquí donde debemos
_es
ge que. se deje ahoru a un lado la .reiión del' des- Kepúbhca.>¡ Un tal-
proclamar la República.» tal PeyroutoL, dipprl-
lreyrouton, dtputa-
tronamlenro. A ruego de varios diputados de la ho d. la irquiertra, insifte en l, proáamación tütmi-
de-
recha, los rérmino,'u.,., vista de li ,r.rnr" po_ nante. |ulio'Favre resi&e todavía': «Donde debemos
del
d.t]ll figurab-an en su rexro primidvo, quedan proctamafla es en el
proclamarla Ayuntamiento. V¿mos.
eI f\yuntamlenEo. Yamos juntos.»
,untos.»
9y.
sustrtuidos.por estos otros, muy vagos ya aárede: Era éfte el medio de áejar libre a la Cámara y cor-
r<en vrsta de las crrcunftancias». En
razón de estas tar aquella «Drofanaclon de la Asamblea»
aouella .«profanación. v evlEar
f\samblea» y.evitar
«circunltancias», Thiers, apoyado pá, .urrur,ra y qus i; medio del .tumulto .se. tomasen *.Jid"t ,.-
sie-
te de sus golegas, propone;á ,,d;iriá;il;i;;_
no y de detensa nacional» nombrada por la "Cá^^-
volucionarias. Gambefta ve la intención de |ulio Fa-
vre y se une a é1. Los dos, a la cabeza de la multi'
ra; Fero, con I.a promesa de convoca, ün, C"nStitr_ tud,- encamínanla a[ Ayuntamiento.
yent11s.í que las «circunlftancias» lo permitan.
Se Ie
Thiers y los diputaáos que permanecen en el Pa-
ve a I hrers vacrlar ant€ lo desconocidó. lacio de Bo"bón déciden .nloti.t re§tablecer su tex-
, L" Asamblea,.pues, cuenta con que va a ser ella to: «en vi&a de la vacante del Poder». Todavía con-
,?,qu: elelzg et poder, y se cree dueña de la sirua_ sideran aquello cdmo un i¡rcidente sin gravedad, y
cton. Las Mesas examinan las ffes mociones
Dresen_
se disponán a un acuerdo con los colegas que han
tadas- Sino gue,.mienrras Ir, ,;; ;;;;í;;íj;;"1; mrr.hado al Avuntamiento. En ese inftante se en-
multltud, ,Sgfr.dr. en_la plaza de la Concordia, va teran de qr. ,Jrba de con§tituirse un Gobierno pro-
tnvadrendo el Palacio de Borbón rras de los
guardias visional «bor aclamación popular», es decir, bajo la
nacionales, y rcclama ya el Íin d.i i-p.r,o. ameneza áel motín. Es fuiio Favre quien trae Ia no-
tn aguel rnomenro, ¿quién sal&á'a recomendar ticia v quien les oide iu ratificación. Proteftan al-
gmoí. Thi.t, ,ri.t. , calmarlos, y les aconseja que
.
or9cll calma, moderación, «silencio solemne»,?
igri.r" va a suplicar a los «ciudadanos» que egua- sl inclinen ante el hecho consumado y ((se retiren
den el resulrado de la deliberaciín que .ontin"ú, y con dignidad». El Cuerpo legislativo ya no exifte.
tengan confianza en sus representanr.r¡ ór*U.irí Ha llefado la revolución.

*-,&Éiid";,
",:,;;t:1"

l4
IACQUES BAINVILLE EN EL INTERIOR DEL a DE SEPTIEMBRE l5

Estos. episodios del 4 de sepriembre muestran có_ Gorce observa cómo Napoleón todavía hubiera po-
mo I hrers, ni |ulio Favrc, ni el propio Gambera,
1
senflan gran pnsa por infLaurar li Répública. Bien
dido salvar un de§tello de la gloria imperial: ba§taba
'quizá
intentar una salida heroica, y su derrota rememora-
e¡ clerto, que^en
fguel instan-te Thiers era ro-
davía orleanifta. Sea de ello lo que fuerá. él se iun-
rála de Waterloo más épica aún si encontrara allí una
bella muerte. Pero efto suponía arra§trar 8o.ooo hom-
taba. con loLjefes de la izqui..di p"r"l;;;l
vtmrenro. ¿lror quéi Porque tanto ellos como él du-
;; bres a esa muerte, y a Napoleón le honorizó la idea.
daban de. que Francia se'hallase en condiciones de Tiene razón Pedro de la Gorce. Ese desaftre san-
acepter el régrrnen republicano. griento, fúnebre, neroniano, hubiera alcanzado con
[Jnos y ,íro r.coráab.n que el 8 de mayo, tan el tiempo caracteres sublimes. Napoleón III capituló
,,
solo cuatro meses antes, un plebisciro había áado al para salvar vidas humanas; su rendición fué bondad
lmperio 7.z,j6.ooo usí, .onti" ,.56o.ooo «no». Los de coruzón, resignación fatali§ta, expiación. Sedán
tracasos d: ll política imperial, ñIé¡i.o, Sadowa, la quedó como el nombre del desaftre, sin gloria. La
amellaza de Prusia, no hábían alrerádo'el ambiente «vergonzosa capitulación de Sedán», había de decir
clel país. El asunto Baudin, las Li.nt:elrn¿s de Roche- Gambetta en su proclama del 9 de octubre, La pa-
tort, rodo ello había tenido inmensa resonancia en labra iba a perpetuarse.
París, pero apenas uascendió a provinciar. E; lali;- Los republicanos de la víspera, que recibían el
ma caprcal los «no» apenas habían sobrepasado en Poder el + de septiembre, sabían muy bien que na-
5o.ooo a los «sl». Ahóra las «circunftanlias», evi- die se alzirí^.r, I.f.nr. áel Imperio taído. Y'sabían
dentemente,- son muy otras : el desastre, t, rrrárión, también que la República tenía mala fama, y que
la quiebra fulminanle del lmperio. EÍ Emo.rrdo, las provintias dete§taban las revoluciones de París.
ha entregado su espada al enemigo. La Emierarriz Los'más orudentes de la izquierda desconfiaban de
ha salido en un simón de las Tull#ías. El TrJno eftá los exaltaáos, sentlan que allí'e§taba el peligro, y cuí'
«vacante» de verdad.¿Ratificará Francia el rerorno a daron inmediatament; de tranquilizar- al país. Para
tuna.República impLresta por la violencial Tampoco salvar siouiera una apariencia de legalidad recalca-
puede asegurarse. A la verdad, Io que ha habido e.s ron el hJcho de que'su Gobierno, títulado «de de-
una insurrección conrra el Cuerpo 'legislativo, inva- fensa nacionalr, eftaba compuefto por diputados de
dido primero y anulado después. [-os'bolítico, d" ln París; con Io que, en cierio modb, -continuaba el
izquierda se hallan.t.m.rorá, de la güerra civil. Cuerpo legisladvo. Por añadidura, eligieron presi-
Y no es que piensen en una reacción bonaoar- denté al eáneral Trochu, «soldado, católico y bre-
ti§ta. Con Sedán ie ha hundido el prestigio del'Se- tón». Y, tiempo, era llamado a desempe-
gundo Imperio. Su imparcial historiádor É'"dro de la "l -itttode Polilía de Kératry, diputado de
ñw la Prefectura
l6 '!;,,.8N
IACQUES BAINVILLE EL trurnruón DEL a DE SE7TTEMBRE

la-oposiciónr p€ro que tenía «la


confian za dela bur- to a é§tos, radicales que.se _inclinaban, en parte, al
guesm».
oportunismo, y cuyo'mécodo puede leerse a ravés
ahí, pus5, que la jornada del
,Dre,T.
ra pnmera de Ia
I de sepriem_ de las líneas del programa de- Belleville, cl célebre
rercera República,'viene I of..- programa de Gambers. Los había todavía «intransi-
lgr
en si5| Ranorama generrt l.
u-t;rr"i;. ;.i';¿_
glmen. Aili eseán en germen los problemas que
g€ntes», cuyo tipo era Rochefort, y, finalmente, so-
habíe crah§tas, puelto que ya se había fundado la Asocia-
de.reso_lver, Ias ideas y" to, i",.i.¿;;;il#;#;:
ción Internacional de'Trubajadi:res. En 1869 Roche-
nejar.,Sin aquellos r.irbti.rnor-á;;;,ó" que
habían fort habíase presenrado .orir" |ulio Favre .á una de
forzado las. puerras del palacio de Borbór,v
EritrJo
y amenazado rumulruosamence ," t^ ilir^' J.f ?i"r"- las circunscripciones de París, donde también era can-
didato el socialista Canugrel. No habiendo reuni-
tamienro, el Cuerpo legirlati.,o d;l
ra contmuado srendo el mandatario
i;;i" H#_ do ninguno de los candidatos mayoría absoluta («ba-
de Fiancia. Tan_
somo l,
to. el alumbramiento llotage»), )ulio Favre fué luego elágido con el ,obran-
¿. i" n.rJ-
blica y su. conrinu ación, "i.U;ti¿n¿
";;;;i;;;; ;i ffi;f; te de los votos de derecha y con mrry pocos de dife-
',
de los revolucronarios. Pero elte concurso la compro-
metla, al mismo riempo, ,rr. f"r-r..ár*
rencia sobre Rocheforr, en ..ryo frvoi se había re-
tirado Cantagrel. Vislúmbransá aquí las formaciones
;;.?H.;;
de la población,.y Ie eá
ór;.i;;i;;d;"* moderar_ eleCtorales del futuro, los «blocs» y el Cartel.
T. er!,,.4 de
¡uego de equilibrio aparéce, inltintivo, des- Y aún hay que ir mucho más lejos para encon-
oe seDrtembre, y los años irán convirtiéndo- trar el origen-de orra demarcación. Si oil.rniftas y
lo en Lv. '
republicanos se habían unido, en nombre de las lí-
H"y' qu. r€monurse más allá para .descubrir los bertades públicas y de las in§tituciones represenrari-
trazos originarios de_ los partidos qil. ibr., vasr para oponerse al Imperio, rambién se-habían jun-
a asociar-
:,.
y,?combatirse, alternátivr*.nrá, .n .l ,.rod. L mdo republicanos y bonaparriftas para 'combatir la
Kepub.lrca. En la izquierda, que formaba el frente Re§tauración y la monarquía de |ulió. En su más au-
de
oposición al Imperib, ueníaá .onflui,
rnenres, más aún, cuetro grupos
.r;;;;-;:
" muy dispares, pero téntica filiación, en su radición más pura, el parti-
do republicano procedía áe la Convención. En su
perfectamenrc acordes. A"paitir d.'.rt.'mo*áro, seno abrazábanse girondinos y jacobinos. El había de-
hry qu: di§tinguir.allí los Éurgu.r.r, qu. "p.n., di-
tleren de los orleanrftas y se hallan mrv ..ri,
teftado los ratados de r8r5. Según el espíriru de la
de los Revolución francesa, ese pítido'había dá ,.r, p,r.r,
holbr¡¡ de1 Imperio liÉeral: rales, Irf;" e.*i-fr_ nacionali§ta y partidario áe la gueffe, lo cual ño le
nesto I'lcard, a quren para seguir el ejemplo de Emi_ impedía ebominar del militarismo y reclamar la
Iio Ollivier quizl sólo ie habíifalrr¿"'¿i-if.*p".1;;- abolición de los ejércicos permanentes. Eltos elemen-

-l.r'

;Ü&p*,,
18 IACQUES I]AINVILLE EN EL INTERIOR DEL + DE SEPTIEMBRE 19

tos han de volverse a encontrar en la tercera Repú- He aquí la amenaza de impopularidad que Pe-
blica. saba sobré .la tercera experiencii áe República que
Debido a esta rendencia, muy acusada en él en- hacía Francia despuét du l" Revolución' Thiers- lo
.republicano ei, el partido de la
tol)ces, el partido adverda, /, por lo'bajo, llamaba a Gambetta «el loco
uerra. ¿No era el mismo que, baio ál Imperio de furioso», calificatiro que un poco mas tarde [e lan-
,lapoleón.lll, zaría desde la tribuna. Era insensato prolongar una
!tí, aplaudido. las campañas'de Cri-
mea y de Imlia? Efta iepuración de «bélicismo>) con- resiftencia con tropas improvisadrt. Y aúñ había
tribula en mucho a alejár de él los núcleos de pobla- más. Había que eftos republicanos, vueltos al ry92,
ción pacíficos, sobre todo los rurales. En sus Lr^ro, e§taban divididos. Los miembros del Gobierno de la
la tercera República esruvo a punro de perecer por Defensa nacional que habían quedado en Parls no
demaslaclo Euerrera. se entendían con la deleeación de Tours: tachá-
Por lo {ue respeCta al Imperio, sentimienros erl- banla de timorata y demr'iiado propicia a las razo'
contrados revolvían contra él-la mavoúa de los oue nes de los viejos. A comienzos dé o&ubre les adjun-
aún lo habían votado en mayo. Sotr. él pesaba'el tan a Gambeita como inyección de energía, y ellos
rencor perdtirable de un paíí que era conservador, mismos, en un París sidado, peléanse con los que
apegado a su tranquilidad, sumiso, por horror a los quieren desbordarles. El 3I de b&ubre fué una «jor-
cambios, a la autoridad eftablecída, y que de pronto nada, digna de la Revolüción: durante algunas ho-
se ve turbado con todas sus oonr..u.á.iás: no era eso ras, el Gtbi.rno provisional eftuvo prision"ero de ia
lo que votó en el plebiscito. Había transigido con r.ru.ltr, aquella irit-" revuelta qr. lo había crea-
Ias otras guerras, cuyo teatro eftaba muy lejos; pero do el 4 d.'repci.mbre, y en un dris e§tuvo que la
éfta, conlertida en'súbira caráftrofe, nb podía 'per- Comuna no lo arra§trara.
donársela ni a Napoleón ni a su dinastírl fl dilot La di&ancia ha ido prestando a estos aconteci-
y la humillación áe la derrora habíanle dejado un mientos un caráCter heroico. Vióse inmediatarnente
ama:go resentimiento. Sobre el Imperio cayó el re- la incoherencia, la agitación, el absurdo de comba-
p...h.. de haber provocado una guérra pam rá perder- tir conma un rnvasoi disciplinado cuando en Fran-
qe haber
la, de atraído la tempelta
naDer atfaloo peltldd"oaru
tempestad irular des-
caDlcular
Daru cáoic, cia sólo reinaba el desordeñ v la confusión. La Re-
p.rjr., Con todo, ello, el p'artido.'republitano, cuyo pública había de iado malos 'r.crerdos: dos tenta-
óráculo en el Gobierno prorirional era Gambetta, áe- iivas seeuidas de'la convulsión, y rematando ambas
día a su propensión. natural y convertíase inmedia- .r, ,rr""di&adura impotente paie fundar un verda-
parudo de la
tamente
EamenEe en élet .parridg 4. Ia paffta pelrgro, de la
patáa en peli Ia dero Gobierno. Y éftá, que e*iftía desde el 4 de sep-
leva en masa, dL la «luch^ ilt L .igu.rr. tiembre, no rehabilitaba la inftitución. ¿Cómo sor-
nacional», de la «guerra a ^muerte».
^nrrr,'d.
prenderse, pues, de que el país; llamado a votar el 8
IACQUES BAINVILLE ),,: '
- E¡¿ EL INTERIOR DEL a DE SEPTIEMBRE
de,febrero. de fi7r, eligiera una asamblea conser_
vadora/,o,:n.qu: no lo había sido menos la de
fi49; arebatos bélicos. El era la imagen del patriocismo
nombrada reflexivo que se inclinaba ante ló inevitaLle, no sin
lajo la impresión de las sansnentas ror- ' antes obtener del vencedorcuanro
nadas.de-¡ulo, y acabó disuelta por el había oodido affan-
- gllp. d. Er_
tado de Luis Napoleón Bonao^rl-- carle. E§te voto múlciple era el erm p.dlrtal: Thiers
Gobierno provisional, leu'a .n *rrr, guerra a quedaba designado. para hacer 1^ pi, y para gobel-
rnuerte, todo cuanto se eftaba haciendo
durañt" ,or._ nar el país; Francra iba tras de encontrar un guía
llos cinco meses hurrábase , l* ápi"¿;;^l;
.'1.._
y había de escucharle; la {orma de gobierno qri él
-la
tores. Ahora se les había planr."Jo ,n.
cuestión, declarase la mejor sería la que acepmla la burguesía,
o la de guerra, y'.t p*ia" ?prUt;."ná-'.., idendficada con él y pre§ta'a aclamarlo como lu ído-
et ff
!Í oe la guerra. Uambetta
protestaba conüa el armis_ lo. Pero Thiers sólo aceptaba una di&adura, la de la
trclo: en rérmrnos cales que «persuasión», di,ctaduri al cabo, y lo cierto es que
]orge Sand calificaba de
<rembriaguez de orgullo»' lo'gr? Thi.r,
hrbí" lrii_ iba a ejercer un poder personal. La primera decisión
rrcado de «locura tunosa». El 8 de febrero,
el cuerpo . que tomó la Asámblea, reunida en-Burdeos, fué la
.,'."^g,: la pa.z; ¿ A quién- s. Á;ll;a" p{á de_ nombrarlo |efe del Poder Ejecutivo, es decir,
:I9:ll,
asegurarla/ A los parridos de aquellos reermenes del Eftado.
Jefe
oue
Ia habían manrenido. sigmp¡e, , io, monáíquicos
de' [a ¿.Era republicano Thiers desde aquel momento?

|}.*l1r-1ff y de jutio.'poi dond. i* áryoii"-a. Nadie había hablado con mayor dureza de la «vil
Ia Asamblea vrnleron a integrarla legirimistis v or= , muldudr¡ de la República condenada «a[ crimen o
leaniftas, dos rendencir, .r,#. É .,?;i;;';" "aígt-- i a la imbecilidad», dá aquella Mariana «buena
chica»,
guía demasiado el sufragio universal. ó;;; ;;;;, pero con la mala co§tumbre de enseñar por la venra-
pue:,_de semejanza enrre "efta Cámara v l, j. ,¡:;. na lo que no debe enseñarse. Sin .m6argo, no es
Un nombre, sobre rodo, había ,urgido .o., fr.í_ cueftión de gran monra el saber en qué iñftante se
za excepcional en eltas elecciones: Ádolfo Thiers convierte Thiers a la idea republicani. Bafta saber
aparecia eJlgrdo por veinriséis departamenros, y
era
que cüando se convirrió lo hizo resueltamenre.
con eIIo et heroe de una especie de plebiscito. Thiers Entretanto, y con una Asamblea monárqui,ca,
e.ra el profeta que había acertado,'el hombre continu¿ba aquella República de hecho,'la que'exis-
oru_
dente que había prevenido al Imperio conrra lo, nlrrr. da desde el 4 de septiémbre. ¿Acaso esra Asamblea
des erores. Con- sólo escucharle, hubiéranse .ritrdo hubiera podido proclamar un Rey? Para ello era pre-
aquellas públicas desgracias. y él era,oJrrJr-ñ;; ciso, ante todo, tsaber cuál, y leáitimistas v orleanis-
en su vejez serena como lá en_
acabab.e. de. aparecer tas formaban dos bandos dárp#r de la ácisión de
carnacrón del buen sentido, oponiéirdose a los vanos r83o, uno de cuyos arcíficei había sido el propio
Thiers. Elta divis'ión había condenado , h Ar.irr-
IACQUES BAINVILLE EN EL TNTERIOR DEL a DE SEPTTEMBRE

blea de $49 a la impotencia y abierro el camino al rccibidos por la derecha con «murmullos». Y fué en-
Impe.rio. Ahora. iba a ibrírselo á la República. tonces cuando un joven revolucionario, Gastón Cré-
r Cierto que.los acontecimientos coóperaron a ello. mieux, lanz6 conira los ratificadores efta injuria:
!n un. principio pareció que los mismos republicanos « ¡Mayoría rural ! »
la hacían imposible. Fieles a la consisna di Gambet_ Nó era necesaria elta frase, que hizo fortuna, Para
ta, «la Eueffa _a ulffanza>>,y a la delulio Favre, «ni que hombres tan sagaces como Thiers y Grevy se
"la
una pulgada de nuestro .uélor, ,.sáÉ.nr. a rutifrcar sL di.rn cuenta de situación. Si la Áayoríi del
los preliminares de paz que Thiers"acababa de resol_ país era rural, ¿cómo no iba a serlo la del Parlamen-
-to?
ver con Bismarck. En aqilel enronces, lo que hoy de- Los campesinos acababan de votar en rnasa por
nominamos nacionalismó en el sentiáo de un oá*ío- la oez r, ,ro ,'..oraúan más que un réeimen pacífico.
tismo exagerado, hallábase en la izquierda, y án lo- El'sritá d.rp.ctiuo de Gastóá Crémieíx vino a abrir-
gra{ era elta repuración que la Álsacia, éalvo e*_ les Tos ojos i los republicanos prudentes. Fué un gri-
cepciones contadíiimas, había eleeido tan sólo a los to aprovechado. Lbs offos, más exalmdos siempre,
de Gambetra con Gambetta misñro, segura de que rardáron más tiemoo en advertir su error.
tales representantes harían resonar su orotesta. Si las eleccione's de l87l mandan a Burdeos una
Cieñto siete voros hubo contr^ l^'par, y éftos mavoría de izquierda v de extrema izquierda, la gue-
fueron de los republicanos, incluso los mas ayanza- ,rr'r. hubiera'r."nrdádo, v la suerte áe la R.pú5lica
dos, como Luis Blanc, y los más revolucionarios, como hubiera quedado pendientá por mucho tiempó. Per<-r
Delescluze, Milliére y felix Pyar, que iban a ,orr,r, ahora y^'rr^ un plligto .q.ráll" reaparición en son d.
parte en la Comuna.- A su laáo, en rorno de Gam- d.rquít. y con át e!fto marcial dl h Conuención:
betta y de Rochefort, estaban Ví&or Hueo, Edsar pot t., fidelidad a lós principios de rygz,los republi-
Quinet, _Ranc, Floquet, Brisson, ScheureÉK.rtn?r, tanos habían perdido'los vbtos y seguirían perdién-
Tirard, Clemenceau, gn suma, los viejos y los jóve- dolos. Era preiiso, pu€s, virar en redondo.
nes, todo cuanto había de pasado u á. dorr.ní, .., El ,8 á. eftalla en París una revolución.
la idea republicana. Gamblra anilnciab'a el «des- ^^rrá
¿Qué es la Comuna? En su primer.molnento, una
quite». VíCtor Hugo no se limitaba a profetizar oue manifeftación exasperada del patriotismo, una Pro-
Francia, antes de [roclamar los Estadás Unidos'de telta contra la Asámblea que acaba de suscribir las
Europa, volverfa a iomar la Alsacia v la Lorena: «re- condiciones impue§tas por é[ vencedor v cederle AI-
cuperará, decía é1, Tréves, Maguncía, Cobleñza, C.o- sacia-Lorena. Pirís ,, álr^ contra la humillación de
lonia, toda la orilla izquieña" del Rhin». para co- la derrota v contra aquella meyoúa monárquica, cle-
nocer mejor aquel ambiehte_,. penremos que eftos ecos rical y .rrí1, qr. ,..pt.. el Tratado de Franéfort.
de la Revolución propagandirt" y .onquistadora eran sí dgún i.onr..r*r.nto Parecla caPaz de dar al
IACQUES BATNVILLE EN EL INTERIOR DEL a DE SEPTIEMBRE

traft€ con Ia. República, era élte. los monurnenros, este espeCtáculo que los soldados
¿Cuál era el balan_
ce de aqueilos sers mesesi rras Ia obstinación prusianos conremplaban «sentador .., primera fila»
de
srn esperanzas, confusa.y anárquica, aho_ produjo en Franéia un efe&o horroroio. Taine v
::1^ru-:n"
ra Ia.guerra crvrl, la guerra social'.n p..r..r.ia
del Renán hubieron de re&ificar sus ideas . AmenazaÉa
enemrgo qu€ ocupaba todavía el suelo francés.
93_. Bordeaban el abismo. En resumen, cundió
El o.cro
precedente de rE4U, cuyas jornadas habían el miedo.
sido, a la
verolg, m.uy menos graves, obligaba a esperar Y porque habían senddo el miedo, respiraron
reaccrón vrolenra. y no fué un rñil"gro,
une
f,ié i, irrt._
-ü ^or" cuando la Comuna fué vencid a. La represióá había
ligencia y. la acció.n de un t si49 rcrrible, sin concemplaciones. Las tiopas de Ver-
"-ür.,"f¡l.rr,
i. .l;;;;:
\pú.blica ,rli.r. iortrl..;a"
hizo. que-la salles habían entrado en'París a sangre v'frruso. [.,o,
vulslones de lJarís. jefes del movimiento eftaban *r..ó, J huí6r, ."í-
- Una acusación se ha lanzado contra Thiers: la
de haber dejado, de inrenro,
dos en la lucha Delescluze y DombrowrLv. eiecuta-
;;.-l; Co-r." .r._
crese para metor aplaftarla luego y quedar
dos sumariamenre Milliére y Rigault. Lo, J.r.í.ion.,
él sobre en masa conrinuaban despüés Je la derrom. Los ri-
el pedeftat 4í ,q,iil p.ti;*-;:; ¡i"rla.. No parece bunales nrilitares di&aban sus sentencias de muerre.
ryu¡ verosimrl en él un cálculo semejante, era á._.- Rossel y Fercé eran fusilados. Rochefort salía depor-
arnesgada la parrida para jugaila de propósiro. tado a Noumea; miles de culpables v de ,oro.iho-
-?do
r nlers se habia vuelro prudente,
y no güstába de sos iban a.los presidios o a la'cárcel;'Francia'quizá
_.1r.*.r
y de avenruras.'Aleccionráo por"t h,ftori; jamás había vifto una sedición mn duramenre cas-
y, sobre todo, por los sucesos de r81o,'en que
habí; tigada. Ya exterminado, el parrido revolucionario de-
tomado parre, sabía. que cuando paíí. se ,,!bl..,rrba, jaba de ser peligroso, y era iquella la prenda de una
prt:nero que.había que República sin mocinel. ¿Q.ré r.y, qué emperador
lo Jus .hacer era no dejarse ence-
rrar. retlexrones eran las de Enrique Íl[ cuando hubiera reftablecido el orden .oá trñr" decisión v
abandonó Ia villa a.la_Liga_derpra, áJ l; j";ü;; gngrgia como el hombrecillo de las gaÍ.as, el viejo erí-
Ias barricadas, las de Lui! XM ;";"d", pare levitado a quien la Asamble a conf¡iaru el Podér eje-
no ex-
ponerse a una nueva Fronda, fijaba su róidencia cutivol Después de csta lucha brava, sin vacilacio-
en
Versalles. Y desde Versalles ti¿ A, d;il;-ihi.;;; nes, ¿podía alguien soltener todavía quc la Repú-
seguro. de la provincia, se apreftó a dominar
volución.
l, ,i- blica era la anaiquíal Ninsún réeimen-de autoriáad
había llegado adónde e[a e]n le dÉ'fensa social. Aque-
Tras la
guefta exterior cerníase una guerra civil lla acusación de cómplice del desorden quedaba ács-
en presencia del enemigo. La matanza d. Ios rehenes, cartada rnerced a Thiers. Y desde aquel momenro ya
las incendiarias, los .í*un.ro, prendiendi d.g; era más tranquilizadora que alarmanre.
IACQUES BAINVILLE .EN EL INTERIAR DEL + DE SEPTIEMBRE

Por segund a vez se resolvía su conrradicción in_


terna. La C<lmunahabía comenzado a incubarse el ¿ tanto, el enemigo seguía ocupando u'n tefritorio que
-oro,
de septiembrc, y había estado a punro d. .rollri eI era preciso res."lar a-peso de recurriendo a gtaÍ'
des empré§titos. En trance tal, pensó Thiers que.era
3r de odtubre. Después del z8 d. *.ro de ¡82r. o.r.nto io un Gobierno aceptadb por toda la Áación,
con los últimos cartuchos disparados .r'.1 ..*.rlt -
rio del Pére-Lachaise por loi insureCtos. ouedaba f, rua entonces cuando se lcordó'de una frase quc
había pronunciado él veinte años antes y en otras c1r-
.insurreccional, y ¿árt'..t, t.
deshecha Ia radición
tradición bélica con el silencio d. óámb.rrr, ,uf,r_ cunstahcias, una frase que parccía un reto' pue§to
que de París a Versalles'quedaba fusilada: «La Re-
giado en San Sebasrián. Ya no espanraba la'RepJ-
blica: iba tomando un aspedto ddcente, ,^ron^61r, ,iúbh., es el résimen que menos nos divide». Con
«conservadof)), en suma, ei aspe&o que' le diera lá Lil. to quería sígnificar'Thiers que en la República
persona de Thiers, hubiera menos divisiones, sino que no serían tan gra-'
ves. No temía un alzamiento d'e la extrema derecha
il mismo, tan prevenido contra ella hasa enron-
ces, había mudado^.enreramenre. Algo debiJ de in_ contra la República; en cambio, e§taba seguro de
fluir en esa mudan za Ltna cierta safisfr;.ii; ;;
-;i, oue Ia extrema izquierda, más pronto o más tarde,
una ciera presunción. Poseía Thiers el s.nrimiento le alraúa en armas contra la Monarquía. Sentía mu-
de Ia hrltoria y saboreaba de lleno el soce de senrirse cho miedo de los comuneros y muy poco de los
con-'errido en el |efe del Estado fran"cés, sucesor de «chuanes». En un lapso de .uri.tt* áños hrbírn su-
los Borbones y. de los Bonaparce. Era .l pri-.ro qr. cumbido a los motines de la calle res monarqulas:
no debía aquél puesro rupr.mo ni a la L.re.rcia l"l la de la rama primogénita en I83o, la de la más io-
nombre ni a la gloria de- las batallas ni a la fuerza ven, en I848,'y la ñciente de Ñapoleón III. La eti-
de las bayonetas. Subía a aquella especie de trono queta republicána ya hacía desaparecer un Pretexto
burgués sencillamenre po.qub desde'años atrás él de revolúción y .onjurarla con e-llo las posibles con-
era quien había tenido- siempre la ruzón. Lo cual vulsiones. El pensamiento de Thiers expresábase en
movíale ahora a creerse infalible. e$ta metáforai que la República'cuando,
debía servir para
Mientras luchaba conrra la Comuna, había re- canalizar Ia Revolución; y fiel a efte senti-
flexionado. Afirmaba muv alto su confiaÁzr, .n..rr- Áo, decía que «la Repúbiica es el régimen que me-
d.ía los- ánimos, asegurabá el fracaso d. i;' ;;;i;, ,ro, ,o, dil,ider, inmediatamE rt. qrL había
^ír^ldí^
ción. Sus temores, "sin embargo, no eran menos de ser conservadora o nada, es decir, que él país la
vivos; los aconrecimientos afeetábanle d. u.rrr. l-, sooortaría oensando que le ahorraba una revolución,
insurrección , *ágica París, podía propagrrr.. po ,.lro ou" li ,rrh^r ría' en .uarrto volviese a su origen
recía prender ya en Marsella y en Lyon. 'y,
-en irrim.io y se moftrase incapaz de gobernar regular-
"rrtr.- mente.

¿ir
IACQttgg BAINVILLE EN EL INTERIOR DEL + DE SEPTTEMBRE

No eran conrrcliCtorias estas dos frases célebres, No exagero, pues, al decir, que la terccra Re-
sino co¡nplemenratias. Só1" qu.,
Jigurl de casi to_
d.a¡ Ia1 frases hisróri;r;,--hui;;;í
pública fué concebida por un hombre, que salió de
,i_,.r. inreroreta su cerebro, que él fué'quien le imprimii la forma
ción. En cuanro l, priÁl;;; ;; ffi#'.;
" ,á ,. .",."¿l¿ -üL";;;¿ que durante largos años ha manienido. Veamos
cuanro a Ia sesundr,
nero de conver"sació" riuaí" ti;[;;;; ;-
que era senci_
ahora cómo las cJsas iban a cooperar con Thiers para
arraftrar a Francia a una concepción que, a pesar de
Jlamenrc el orden .,
l, ."ii. ;;i;Jrí.r.
a la orooie- su preftigio personal y ,r, fuirn d.'p.rrrisión, él
dad, una conceoción .impl.,' b;rgr#;
;id;ilff: no hubiera podi,do poi sí solo imponei. Es induda
[Y*,:._/^]"j*i
rDan
;;';;;#?i;"." ex,co
A'a
a tener Ios conservadorel, que, _.no,
que ble que las ilases medias, hasLa entonces muy des-
"la
,rr.t.iir- confiadas .respedto de la República, sufrieron in.
coruíar,, pr.r.*", p;i,*¿";¿i il;;;;1,
I*.:,
ror to. clemás, la cuestión ya
fluencia del hombre que mejor las represen aba, y
eftá hoy clara. la acla- p,ensaron que si Thiers aseguraba que aquel .r,
.él
raba el pjopjo Thiers d.rig;";.á" *¿ aliados con_ reglmen me,or o el menos malo o el que aconseja-
taba en la Asambleay "l en_.lpríri ¿r{or.r"n, ban «las circunstancias», sus razones lendría para
su porravoz, los que- constitüírn urn grupo ,.g.in asegurarlo. Era preciso escucharle: un hombr. !.t-.,
mr€r-
medro,.numeroso, inteligente, hábil
en f", ;.nocio;. como é1, había dado ran reireradas pruebas de cliri-
c¡e rnatlz lncrerro, casi indiferente
respeCbo , T. for_ videncia, no podía errar en,un p.rnto de tal impor-
rna de- gobrerno,. orreanista ocasional». El o,leanis- tancia. Pero iodavla requenanse clercas condicioires.
rno, anadia el mrsmo confidente, estaba las que el propio Thieri había señalado para que la
disouesro a
incorporarse a la Re pú b I i la, -co
n- ;.i";;.' di;tff i;.: República no derivara hacia la anarquíá y aéabara
ra slno una Monarguía.constitucional'
bajo oro nom. en una di&adura análoea a las dos primeras. Estas
ff" L,. República d. fti.i,
JÁirlLorrr.. a ta me- condiciones, si,n embarfr, ,,o d.p.náían de Thiers,
oloa de una Francra media, Ia Franciá como tampoco podía depender de-él el fracaso de una
que otorgaba
su «sí» a Naooleón. III, párqu;;i'i;p.no resEauraclon monarqulca.
garanü
zaba a cada cial l. lib.idJJ.
.rllr* su camoo. el He aquí, pues, cómo van acusando estos oríge-
derecho de conserva, y irlrri;ir;;;;r"[t#:t; nes su parte accidental y forruita. En el momeñto
go tiempo hosrit al ,ífragio ,,;i;;;;;f, a ta Reoú_ inicial, el motín del 4 dá septiembre; sin él no ha-
blica,.Tliers había observoado ;;;.*.
á ;.il.d;ni; bía República; el Cuerpo lieislacivo hubiera man-
Napoleón III -cuán .;;1, *rr. .f.a"ral mien-
dó.il tenido la dirección de los asunros y hubiera concer-
inrerese;;il;"rarios. ,¡por
tras. viese sarisfechos sus
tado prelto la paz para no prolonear va una lucha
4. qu:, bajo un 'Ég,;;'*p,bffiil, .i
:.:,Í^1*..:unrversal
surragro
inútill Ia greria hübiera r.i-i,rrJo p'robafleme.nt..
asegurase lJ misma. eStabilidád i después de Sedán, como la otra después de Waterloo,

*&,
30 IACQUES BAINVILLE

o de mane ra muy análoga. ¿Qué hubiese ocurrido


entonces? No es posible-conjeturarlo. Por de pron-
to, no parece probable que Thiers hubrera conserva-
do el Poder durante doi años; en rodo caso, no lo
hubiera ejercido con el mismo prestieio, porque le
hubiera faltado para ello ,rr,, ,qgr.r rí ik in
un sitio de París, una C-omunr, Zon rodas^ las situa
^r,
ciones e ideologías consiguienres. La Asamblea tam. u
poco hubier" ,i-do, ni co"¡ mucho, la del 8 de febre-
ro, Y era é§ta, monárquica en su mavorí^..1^ imores- La Monarqufa constitucional bajo
cindible para fundar una Repúblicá duradera,'«de otro nombre
términos medios», conforme á la adverrencia hecha
por Thiers a los republicanos .rrrJo, encarándose
con ellos, les había dicho: «EIla será el premro de El a de septiembre de t87o, el régimen repu-
vueftra sensatez». blicano'se aDrovechaba de una revolución vencedo-
ra. El z8 dá mavo de ISzr aDrovechábase de un¡.
revolución ven.idá. La sr.ít. ,rá ib, a cortarse aquí.
[Y no bafta decir oue la Asamblea nacional vino al
'su
[nftrrrrar la Repúbiica, cuaudo verdadeto propó-l
tsito
era el de réftaurar la Monarquía. Precisamentc'
oor monárouica. era esa Asamblea'la única capaz át
il.bor., un'a Con§titución que asegurase la uid, d.
la República.
Lá orimero era hacer oue la Reftauración fraca-
,r... Ai.grndo razones de'interés público, la necesl
dad de rlorganízar a Francia y libiar el territorio de
la ocupacióñ e*tranjera, Thi'ers había conseguido,
ras foimidable esfuerzo, descartar la cue§tión del
régimen; un padto con la derecha, el padto de Bur-
dás, le permida diferir el problema ionftitucional
ha§ta haber resuelto las otras cue§tiones. Quizá pen-
saba Thiers que el dempo y el preftigio que le ótor-

,-j&-,
32
IACQ¡¡83 BAINVILLE LA MONA,RQUT A CONSTITUCION AL 33

' L; Á;;i., []1.,*.,:i#,,ri,:l':ffii


i*'i: 'fi#rfi":l Prenados al país.valdríanle para ¡niedo: Barodet le produjo la misma impresión que
había producido en 185o, en otra Asamblea, la elec-
to se Ie resiftla. *J*- ción de algunos «montañ,eses».
l*rhr_:r-;;;'¿"ffiil,#;
volverla a la dociliárá.-i-r';rl'Jiir..
Elte accidente echaba por tierra muchos cálcu-
;";;, q* T"T;¿ndore confiaáo .,'Jlf.', :tX,li. los; sobre todo, ponía en átredicho la infalibilidad
de Thiers. Su República conservadora tornábase roja,
y jultificaba el dicho de Juan )acobo Weiss: aque-
;, *;'{.,t"ilJ,.; ;,:;,i;:.:i *;,ryf ft :.,J
1848, Gréw1..h¡b?;ñil19,r;"que
fulio
il llo.era «una majadería». El 24 d9. mayo de fi73 le
falla a Thiers el grupo intermediario, cae, y vrene
;;:; il i;# i,:l¡,x'¿'; r: T: j *r,:;,j:r ;l
a Ia elección de'o en vano,
a reemplazarlo el mariscal Mac Mahon. Dibúja-
se entonces a las claras una mavoría propicia a la res-
yor ahlnco,
uNt Qulero una República que meta
miedo». , tauración monárquica y que, por añadidura, hacía po-
sible la reconciliación de ambas ramas, la primogé-
Era, pues, Grév.y el nita y la más joven, separadas desde la revolución
_hombre que comprendía el
pensamienro de ThÉrs. S;*rJ",
tos culrninarres, renían .rp*ld; l;ñ;.;:
ü;;"r-"ri de r8jo. La «fusión>r, élte era el nombre que corría,
'conde
lut,.,.nr.
manejar la parre.neuffa y fü;;;¿."ü"irrl#ÉI Der^ resultába tanto más fácil cuanto que el de
Chambord, nieto de Carlos X, no ienía hijos, y su
aquel se&or a quien.lo pálírico.
,f."rr-;_p"rrrü, .". heredero, según el orden de primogenitura, eia el
:ii + que no'hubiera agimciones ni mocines,
con regularidad"los balances j.l sue conde de París, niem de Luis Felipe.
fi-Bure¡en
rrancra y que subiese la renta. B;;;"r;. No cabía offo rey que el jefe de la Casa de Fran-
cia, pero atemperándose a las condiciones pue§Las
I hiers había acertado en recomendar
por tl Asamblei. El admitía una Monarquía^con§ti-
izquierda, pero no grir.i.;; ';ñ;.'e*befta calma a Ia
*ía Francia pronun.i'r.,á"- [u.i"nrj, p;r" ;; aceptaba uua con§tit,r.ión y, ,..-
rlui", d]r.rrro.
reco_
conffa bada, por' consiguien'te, impue§ta. Bien qué sobre
la mayoría rá..ionriir. L ;;'d"r.*'lr_.r,rrba en.
tre protestas. Al «grupo intermedirrio,
Blte punto no pñecí, impositle el acuerdo.'El conde
*ri_
.rrrrólu
gt?r y la inquierüd,'y ,iro-, ,;;rr*'a la derecha. /e ihambord'pedía "1f. m.nos que Luis XVIII.
"l Eft., ul', t8r4) habí" átorgado» fa Cart, po{ ul
]ulio Gréw rluo o,,. i.d.i-ru ;;i'rr*,; ; ;;;ili_ como a&o grriioro de la volüítad Real, lo qu! debía
1o puffet.' oir, "kr^á.1., ;t;;".i.ccron parcral, sisnificar qu. no la imponía. Sin lleear a efte extre-
I:"::l:q: :Í::l B"';;,;;;il,il;;
da, conrra {Kémusac, miembro del Gob
#ffi;l m"o, .l .o^á. de Charnbord se ut-,..tiíllrb, en la idea
de hacer prevalecer el principio hereditario, su'perior
y candidao'¿.-ir' pr.sidencia. L, Á;t#il:r'TJl: al eleCtivó. Si no --objetabá él-, ¿para qué sirvo
:r4
TACQUES BAINYILLE LA MANARQTJIA CONSTITUCIONAL .35

yol No creo que me neccslten


neccsiten Pafa representar el mo los-regímenes autoritarios, de cien años a enton-
papel
papel. de «rey legíti imo de la rer
l'egírimo 'presentar
revolución,i; I sin mi ces, habían acabado en la revolución en las barri_
v
principro
,yo
,o soy pás que «un h;"rb¿;;;'; gad1s. La Asamblea..romó miedo l^'gurrr^ civil, a
.:l:1.
co]o». lalat parece f, inrerprecación i¿ü.-rí
la inr.rpn.cr.,ó"
Ia r,nternreraciÁn [i.l de
fiel l: ^,<¡:",,i
A. li'aCtituá
ilá los fusiles, que ((sc dispararían .llo,^ Jot» por la
,l
:"1:1. ,Tqi ban_
rcdavía "¿t
iTlT
::j":::::P,;: asl áomo:'-fe1yiento
controverrido, dmbién *, ir"p;;ir; ;;;iJ_
es hpv dera tncolor. Ya despuó¡ d^e la carta del i7 de oCtu_
bre-, en la que el cor,áe de Chambord munjenía
cuan-
enrre el régimen represenrar*o y ui p*i"r,,.n-
:i:lló"
tario.
to había dicho de su emblema, el.desacuerdo entre el
Príncipe y la Asamblea fué ,.r-irr".,r.. po, ,.srnd,
¿Por.qué en.yez de exponer claram,ehre sus ra_ vez la sueme le abría camino a Ia República. s
zones polirrcas,.el conde de_C¡a¡gkd alegó que E§ta hisroria de sers meses aparece en los libros
su
nonor le rmpedía renunciar al esrandarte bláncol Al_ conro el fracaso de la Monarquía.
Monaraoía.'Sir,
Sin embarso. aoue-
gunos.de sus leales «se echaron a sus plantás)), ps¡6 lla nrayorí "-hr.o.,. ^d11e-
¡abí¿-p¡qn un ciado con ría Th'iers
no redujeron su obstinación. Sin dudJ, n.,*arUi-Zf 4f.-- ? I :- ; --- r--^'-r^'!¡usv !

un rendimiento senrimenml a ,qr.l .oioi;;. ;; ll ! I d ",.r.r 11,o tod avía.lrB,_srtr" puElElr", I6qIJi-ro
habia pcdrdo lograr con clconde de Cheml¡ordásuar_
era el de la Reftauración más bieÁ que .L a.i á"L;n'r" daba a lograrlo m¿ís rarcle con el conde de paríí Su
régimen, y, sobre todo, le .on..d/" .i r;b;;t; rnismo «odeanismo» Ie era una razón prr, ,f.rrrrr" ,
simbolo. Pensaba al vez que.esa alegoúa hablaba a la Monarqula, nzón éfta quc ,ro, ffr.... extraíta,
a la imaginación mejor qu.'rodo, lo, Er.urros. y con pero cuyo alcance ha sido considerable. parridarios dei
todo ello, levantaba otros sentimientos muv Doderosos
en favor de Ia bandera uicolor, l, qu" J á;;;;;; :égl*.?. parlamenrario, no lo creí,rn comparible con
la Repúbiica, sino que lo c,oncebían ,*r. lólo con la
Aumalc acababa de llamar ubandera' or*i¿r,,]-- -- garantía de un rcy. PensaL,eir ellos que el Parlamento
El que iba_a ser Enrique V marjrrirose en sus debía apoyarue eá el Trono, y el 'fiono quedar limi-
trece, y aun se lamenraba de la incomprensión de los tado por Ia Colr§fitución. Si enronces se'les anuncia
propros amigos. Pero el espíritu dominante de la qrre después de sesenra años de República iba a súb-
Asamblea en el orleanista, is decír, que la mavoría siCtir un réginren parlamentario, no lo creen. es lo y
concebía una rcaleza conforme al pa&ón d. ,'g3". clerto que eran cllos mismos quienes iban a pre-
Eran monárouicos, pero ,no lo bastante para aceptar parar el cerrer)o para esa coexisténcia duradera, ion-
u.n_ rey que no les debiese a ellos el Trono.
Su ádio fornrc los duques, los grand.es b.urgueses y los gran-
al lmperio hacíales desconfiar de rodo poder personal. ces pioptctarlos tueron perdrendo su predomtnlo en
Y; po,t olrl,parte, quiá.sin adverdrlá, p.rr'b, ,obr. las asambleas.
ellos la influencia de Thiers, qr., a sus
"p.Irndo ¿Qtré República hubiera surgido, de haberla he-
in§tintos conservadores, recordá¡l1., ,ii, d"r.rn- .á- cho los republicanos y rlo los mofrárquicos que la hi-

r l.l
36
IACQUES BAINVILLE
LA MONARQTJIA CONSTITUCIONAL
cieron? La doCtrina
lepublicana pura poftulaba, se_
gún el. modelo de la Co'nvención, ln, Ar.*ble, úni- cualesquiera aventuras. Unas elecciones como las de
ca de Ia que.salen y en la qr. r. olr*b.n t876 segwamente hubieran *aído una Con§tituy€nte
*do, io,
p{eres, srn ¡efe de Estado ni Cámara alta, sin freno muy peligrosa: por donde aquella República, fiel a
nr l'oder moderador. No es posible decir exaCtamente los principios. d¡ la. democtaciá pura, habría abocado
qué leyes conftitucionales tiubierrn drdo , l; R;;;- a la in§tabilidad, a la anarquía, a una quiebra y caída
btrca los hombres de la izquierda. Lo que sí
sabeÁo, tan fulminante como las del r8 de Brumario o del z
de,cierto e: que. sólo unos'hombr., dl de diciembre. Una Conltitución conforme a la doc-
+..J",
buidos de los principios de la Monarquía combinada
;i_
trina republicana tenía que afirmar por principio la
Tn :l sr§tema parlamenurio, podían concebir una
Uon§trrucrón conlo la de fi75.-
Cámarc única. |ulio Simón, aunque tán amansado ya
en aquel entonces, clamaba que jamás, nunca jamás
_ fué enronces el niero dá'Lui, Felipe, el conde \ aceptaúa él una segunda Cámara, a menos de traerla
de París cn persona, quien ,.,rr..r.ió, ¿Si ;,
fnos ffaer la Monarqula, traiganlos lo que más'se le I
o"od;_ I el sufragio universal. El propio fulio Grévy, tan pru-
dente é1, se había aferrado á sus principios de r8¿8,
aproxime». Y he ahí io qrr. iba a ciotar ,.i..r, n.- I y no admitía ni Presidencia ni Senado. Éues bien; iu-
pública, en lo posible, áe cuanro l,r¡f, áfoa;;-l* ,
"'1" lio Grévy había de suceder al mariscal Mac Mahon,
_ ___._- :
dos anteriores eq:rilibrio, consiftencia,
. >_t--:".."J w¡rJl:rLLr solidez. ..1 y |ulio Simón había de ser senador. Y, al caer en ma-
.
¡
Largo.tiempo hubo dela¡Tr-lá'ffia antcs nos de los republicanos, la República iba a encontrar-
de. organrzar un régimen republicano. Éo. fin, el s9r po.{ reiteruda suerte, con una mansión que había
,]q: peor vlno a decidirla..Los días pasaban. sido dispuefta para un rey consrirucional. Las insti-
fr,._1.r1
El poder.á.,stitryu.,te de la Á,,*bl.,;;í;;; tuciones de que la domba la Asamblea nacional eran
]fPugnado.cuanro que no hacía uso de é1. Los repu- las de una Monarquía parlamenraria.
bhcanos reclamaban la disolución, para que fuerJ el Los monárquicos habían afirmado que, de pedirlo
país-quien se pronunciase por l, foima d¿ ; ;;ü.;- una mayoría, ellos harían Ia re&auract6n, y es Io cier-
no..l.os bonaparcistas pedíán también .r, .or,rílt. ,l to que, en 1873, hubieran reunido baltantes más vo-
pueblo para reftablecér la auroridad comprometida tos de los necesarios. Por ironía de la suerte, el 3o de
por los parlamenrarios. O cesarismo o revolu'ción : éfta enero de t875 un voto, uno .sólo, baltó para que pre-
era. la pesadilla.de.la. mayoúa. Un miedo ig"d valeciese la legendaria «enmienda Wallon,,, que- re-
J.
anrbos peligros la decidió.' conocía la República y, en breves y sordos térmi,nos,
. En_ efe&o; la disolución de la Asamblea, aban-
donandc a la que siguiese el cuidado ¿. ulr¡or"r
la proclamaba como el verdadero régirnen de Francia
deide aquel momento.
una Cons¡itución, hubiera dejado el campo libre para El azar había hecho que la República tuviera uh
voto. Bien.que sin .re uoio trrnpo.o hubiese llegado
38
IÁCQUES BAINVILLE LA MONARQ.UIA CONSTITUCIONAL 39

por lo rnenos hubiese habido


l.Y""rítuía;
anudar el acuerdo, gue re- democracia diredta; pero tuvo la suerte,' a pesar suyo,
.roto guinc. *.r.. antes, entre Ia de contar con algunas barandillas.
Asamblca y el conde. d. óhr,"b;;i.'Rt_,oru
;ffi;;*:r;# rúJ
ya la una Un Presidente, una Cámara, un Senado: éfta es
parre había;,
l-l? ,ot ^ Un oeligro
posrcrones. il: la Constitución de r8zq. Mudemos los nombres, y
se
se disolviese sin h^.?," ó;üi""r*.cernía, ;;. U a1rÁUlJ, éíta era la trinidad de ia Restauración y de la Mó-
conviCtos de irnoorencjg,
,rlirr, con lo cual, narquía de julio.
de los .o,rr.ruráor.r..
grnrr;iñsiü;
poco-iba ,
y'éiül;Li il""o El |efe del Estado,_g!_.gl_49 las dos Asambleas,
p,ncrpal,
{ ¡gtglil;; il
junto con et miedo
golpe de füer_ l"
t^,, jr" p? i., *r*ediario»
za bonap arris ra, q u e a...i¿ i¿
el verdadero arl:tto. á. fr'r;,rrJ;;:"r'H;;, . mayoila, y un secreto pensar qr. ud.'aquí allá, el
"
que con la izurierda,. Thiers tájirü, .i'fjl: rcy', el rtáo o yo habremot mr.rto.........i,r Abriga-
gue él había calculado se ejtab,r'cuirpt,.rao.
.f G;i;;"ilo bán ellos una segunda intención: el conde de Cham-
botd no podía vivir va muchos años, v, en desapare-
iQué larga serie de escrúpul;;; huLi.ron d. ciendo qir. d.rrprrríirr^ é1, la Mon,^íquía rrolreiía a
-vencer para Jlegar hasa allí aqlellos ;";;;;;ü
; ser posible. Y así fué, que el conde de Chambord mu-
signados a funlar Ia Repúbliir,
,.r'n.f;tlt.;;;; rió casi denro del plazo que le fijaron, y el puesto
se la promedan breve.l
repygnancias no hubieron de
t b;;p;üii.rnor, ¿qué de reservado debía entonces quedar libre. No había sino
,.i,Ui.i vorar' l', ¡r;_
ca República que..podírn rJ*iJr'lor'.onr*rvadoresp
hacer que al mariscal de Mac Mahon sucediera el nie-
to de Luis Felipe, para quien habían sido aju§tados
f,r" -..¡qrter suphcar a los verdaderos revolucionarios los poderes de Ia Presidencia, y ya la Monarquía era
er sacntl,cro de su docffina.
euizá los acontecimientos ,r., he.ho. En efecto ; adavíá hoy, de septénio en
hubieran romado oro rumbo si
Luis Blanc v el sru_ septenio, el Presidente de la República sube a ocuPar
po
lr,exrrerna izquierda, ,;ü;";;J;ffiH ?.:- el' ouefto que eftaba deftinádo al heredero de
Pues de Ia represrón de Ia Comuna, se cierran en su tuii XtV. Ó. .r. propósito ere tan sabedora la iz'
y opo.sición de principio. pero .on ro.do ,.n- quierda, que en 1884,'dueña de la mayoría, estam-
:eg3t'va
rlmrento resrgnáronse,a votar. y así, al cabo, y
una
de en- # ., las'leves consEitucionales la inelesibilidad de
Ie maruña de dramas de concien
Consritución de la rercera n.ñ¡ui;.r. ^óornron..
ri^,' L^-rió-'i^ ios miembt* d. las familias que hubieran reinado
,rn_ en Francia. Demás de efLo, lbs constituyentes. de
granres a derecha e izquierdal C-n..U,¿,
,_ ;ú;;fr. r8z<. ore§tos a oroclamer en su día la restauractón,
no era precisamenre un hi;o del ,mor-
qué esa RepúLlica hubo dé .r..ifi.r,
i ti ;Ur:i; h^Lhn' deiado lJ prr.tt abierta a una revisión que
,rs mas ardlen_ oodía oedirla el mismo Presidente de la República.
[es paslones. .bftaba deltinada a caer
de golpe en Ia, b"., bi.n; en 1884 decidióse que la forma ?epubli-
IACQ.UES BáINVILLE LA MONARQUIA CON STITUCION AL 4t

cana del Estado er Rcy bi,en sujeto al freno, los Con§tituyentes de fi75
l ,
La presid. ,n,i^^ql,: H#iIf i '?:H'j'"iXo;t,
c9n. los poderes recibidos en un. principiq*l
haá convertido la Presidencia en algo espléndidamen-
te combinado para deiar a la cabeía de la República
N:lr,-"
ttten es crerto que, desde Mac Mahon, nlngun un recuerdo de la Monarquía, un ve§tigio de sobera-
Dre-
srdente tué osado de ejercer el más imporraníe nía. En un régimen de pariidot, un homLre, uno sólo,
d.'to_
dos, el derecho de disálver l^ C¡Á;;';^j;,
prU"'.f es colocado p6. .n.itt, de esos partidos. Para darnos
acuerdo del Senado. El «dere.ho J. cuenta de la'udlidad de .ra furr.ión, odiosa a los re-
nas h.a sido ejercido rampoco. Ni ;, -irá;.,r,'"p.-
;i;ii"'lr.t.f oublicanos Duros. rcnía que no haberse creado o abo-
Presldenre, como él quierá y cuenre con
capacilad ,, iirr" , .l ,éJi*..,'hubiera' lamentado \a f.aka. Por mu-
prestigio personales, puede influir
-r.ho-.I-t;;i_ cho que ,."hry" objetado, y a pesar de los ropiezos
cha de. los negocios públicos: él es quien eliee que ha., sobreíenido, la funcióñ subsifte, porque ha
v de_
srgna Ia. persona encargada de formár Miniíeio. venido a probar que eran nulos sus inconvenientes, y,
v
de esa desrgnación depende casi rodo. Sombra
de fa aunque [lr.r, ofi..ía algunas ventajas sensibles.
r(eal,eza, la l,resrdencn, y esto im,portantísimo, Pero la pie_za clave ñraestra de. esta Constitución
mantiene cierta disranci, enrr" el_es podei eiecutivo 'r, era el Senadá. Su misión era controlar y mod'erar el su- i
el.,legislativo, e impide que el réei*.;;;;[l[;rá fragio universal. Hoy el Senado no es tal como lo I
carga. al elegir Ia Cámara los minísrror. .r.íron las Conftituí.tt., de ISzs' Sus poderes se i
I.fo es ésta
una barrera muy fuerte. Las democracias que no
la han reducido, y va áo -.r... .l áómbr. áe Cámara \
tlenen hallanse
üenen hállanse elpuestas
exDuestes a A un ey.c§^ de
¡rr1 exceso )-"^.s^^
A- áesord,en, Alta. Los t.s.ntí y cinco miembros que él nombraltl I
1,.:r1.* TÍ:. E" fin,poreste «.«primer. magistrado>,,
elq$do e*_c,1e.rro,mgdg
vitalicios, los «inámovibles», ya no'los nombra. El I
lldgüe{ad y casl nunca colegio- eledtoral se ha.ampliadá en f.a-vor de las gran- /
por la opinión pública, á nadie lñprrTiáes.""fi."lrl de, ?oblaciones. Qu,eda li esencia. El modo de"elecJ
5egú¡ la cosrumbre establecida, sali de las asambleas ciónl por el que anto lucharon los republicanos de
qué lo designan. Si entra. ., pU;;; .lhr,-.ip"i_ entonies, no és el mismo que el de la Cámaru Baia.
lamenro puecle en cualqu.rer momenro retirarle El Senado no orocede directamente del sufragio uni-
deres, caJo gue ha ocurrido ya dos veces en clrcuns- lo, po_
versal, sino de'un sufraqio restringido, en el que Pa-
tanclas drversas. Para ello bá&a con una jornada rís tiene treinta d.Lgaát y ..dr'C-onsejo municipal
de
huelga parlamentaria.
_Así,. pr.r, .l ai'*." ,ra" de aldea, uno. C.on iodot los retoques sufridos en el
üene que remer de un |efe de'Estado qu."rro es año 1884, sigue siendo lo que debíá ser en su origen:
elegi_
do p9Í el pueblo, @rno, por error de cálculo, habíañlo el «gran'Coñseio de los municipios de Francia>r, des-
querrdo los republicanos de ¡8¿8. tinaáo , p.tp.r.trt la supremacíi de los «rurales».
Por prepararse una Monarquía consritucional
y un ¿Son'nJeftras obras' alguna vez lo que nosotros

ffi
,. . .t.,,

42 IACQUES BAINVIüLE LA MONARQUIA CONSTITUCIONAL 43

hubiéramos qtrerido que fueran? Si los aurores de la


tamiento. Quízá la última taz6n de su política es
Con§titución de rBTq pudiesen ver en 1o que ha ve- pensar lo coátrario de Io que piensan los parisienses'
nido ¿ parar slr S.niáo, no drrían crédiro á ,r, ojor. ' En resumen, la Conftitución de t675 eta la me-
Ei suyo es un Senado c¡nservador, pero conservador nos mala que podía dársele a una Repúbliáa. Más bien
de I,r llepública. El elerr,enro ."rnperino es allí el do-l que una Cor-rhitución, casi era un ionjunto de leyes
minantc, y el Senado mismo está hecho a irnasen de I'
ctnftitucionales sin rigídez, sin solemnidad, sin doc-
Ia,canrpiñá. La aldca, el bLrrgo,.la pequeña villíeftán
trina. Ofre cían la ,eír^ia de dotar al régimen de ór- .
allí repiesentados en su concepclon material del orden. -contra excesos' Lo
ganos aptos para protcgerle .los
Su ru§ticidad es la que viene a amorriguar los ,movi- tan lnesPera-
cual todavía era una suerte tuesperada,
mientos dc opinidn y la que lo torna ási inaccesible por darse cuenta de
da oue los reptlblicanos acabaron
a las corrienies idcoiógicas bruscas, y muy tardo a
los vientos nuevos. 'foá" .n él se reú'ne para manre-
,, ii.hr. VJturon a su pesar, rtátcuhzaton y hafta
aucaron aquella Conftitución «orleanifta», pero lue-
nerio trrr poco a 7a zaga del movimi.rro. La edad para
so pr.o.rpáronse de guardarla como un bien precro-
ser elegido es la del-hombre macluro, ya curadó de
los arclores de juventud: cuarenta años.'Los ele&ores
;;. Y loque más tem*ían de ella era precisamenrc lo'
senatoriales son elegidos ellos rarnbién previamenre,
Lr" hrbía'de permitirles salvar las jornaclas cle revuel-
t'a y las jorr,rárs trágicas y la guetra misma, a la
qtle
/, por,ende, reprer.árm un escado de espiritu y^ ^u^n- no-crelan que el régimen pudiera restftlr'
zaáo o pror..io, envejecido. El mandáro, eá fin, ., ¡
Los coÁftitry.r,"t., de'$75 habían vuelto ace1ta'
por nueve años, y la Asamblea se renueva por terceras !
ble la República'al despojarla'á. tr,t rasgos revolucio-
partes. Todo, pues, se halla dispuefto para qr. *qu.-l
narios v viable al docaria de ciertas fuetzas que venían
llo sea un rompeolas. Y asl, err'sus oríeen.r, el Sána-[
a e§tar'ecuilibradas. Ellos habían hecho, al cabo, Ia
do era de derecha cuando la Cárnara va"erade izouier-'
da, y contribuvó con ello , .nrnr.n.í la Reoúblila en Qn$uueéa-que- Ihie$- hebÍa-concebi4q y. su Pres-
una cierta nroáeración .Y, a la inversa, ..rrido le Cá-
,ñi";..-.;EE.I{,ft,.q*li;ile habíaseevi-

mara viró a la clerecha, el Senado ouedaba alaizauier-


ir?" a salto brusco v el traitorno social que ella im-
olicaba. Sus más pát.nt.t defe&os hallábanse ate-
da ndavía para derribar los rninrd.rio, o oaralirlrlor.
Desconfiadó ante los entusiasmos, adoprrndo lr, ,ro-
i,rrdo, oor aouella transición del «mariscalato», co-
,i.sidos'por niedidas de un «iufto medio» o cubiertos
vedades cuando ya ofrecen cierra madlrez, el Sena-
ooiho"n"rbles fiadores. Toda ella, en fin, e§taba den-
do es toda la provincia , y para é1 sigue siendo París,
por ser la de fos cambioí, ia villa r.íolucionrria. Ra-
i. ¿.t cuadro adminiftrativo que el primer Cónsul
lrrUi, ¿r¿o a Francia, ..t ,quéllrs inhitucioneg del
ras veces se lralla de perfe&o acuerdo el Luxemburso
;. Vrii
"u.,
d.rd.-rb,r, nl¡ir" guardado todás los
con el Palacio de Boibón, y casi nunca con el Av""n-
,.gí*.n.tl La República'recogía a,lt .t. legado' Re-,
44
IACQUES BAINVILLE

veltida de hntos colores burgueses, manteníase


ficl
.Grévy, .o drt, ;;;;: por eso nadie
al voro de |ulio
creyo a Jos hornbres de la derecha y
se burlaron d; ,;

)]:l,l"l1Tly,, cuando,",n.ií,o" ;ü;ü;-ii


:
«radrcahsmo» y quisieron demostrar al pars que sus
reyes constrtucronales, en
pasando , *rnb, de,los re_
publicanos de verdad, ibaÁ a converrirse
en Ia máoui_ UI
na de la revolución. y la
"*drJ;;;;;;;';;h.l;;
iba a hacerse de mane¡" ;"r.nr;Ul. I ?rr.i., a las cir- El 16 de mayo
cun§tancias de nacirniento del régimoen
y grr.ir, ,
las precauciones romad", poi t, á"r.*ra"r,es
de la
nacronal, su marcha sería moderada. Calculaba Thiers que en Francia los republicanos
^samblea
no oasarlan del millón v medio. Millón y'medio eran
lo. tu. en r8¿8 ," pránrrr.iaban contrá Luis Napo-
leórr'Bon.parte, y lás qr. el 8 de mayo de r87o di-
ieron oue'utto, ,l Imóerio' Thiers no pensaba que
!r. ,,ú-.ro pudiera .rÉ"., y comPrendía, en cambio'
que era muy po.o lo que significaba entre nueve m1-
Iiorre, de elá&ores. A ius oiós, efta minoría rePresen-
taba los hombres de plan y de acción. Minoría de-
masiado exigua para imponer rumbos.€xtremos, Pero
baftante freite, L s, juicio t paita derribar en un rno-
mento dado cualquieí régimen que no fuese la Re-
oública. Ya hemoi vifto íue éfte'era el sentido de su
I.rr. ,obr. ,.el régimen qr. *..ot divide»'
Tal .rr, pr.í el efedtivo con que.la Repúllica
oodía contar.'Po. confianza que dierá el resuliado de
ir, .l.o.io.res parciales desde' I87r, por mucho que
la co§tumbre hubiera logrado, i la izquitrda no se
Ie ocultaba que la .onqtñft, del país aún eftaba por
^tradicionales,
hacer. Apovád, en sus Ll.*.t tot la de-
,e.h" p.ir,áuecía fuerte. Dentro del Eftado, el Sena-
I :il.'tl
,

46
IACQ.UES BAINVILLE 47
EL ú DE MAYO
do y,la Presidencia eran suyos. por lo
ranro, había que de com¡rrometer.la
ira las elecciones con argumenros capale;;;rJ;; Por lo demás, Gambecm gua'r<lóse
aPare-
y la herencia' Su antiguo.Programa
aq uel m illón y med io de"republic;""í
;;;r-.i
la masa de tranceses que no.tenían opinión^fir¡ne.
;;;
;iT "iooiud.d
ií. prtgrdá de cuanto sonase a revolucton y Pudlese
Había que. hablaruI ..i.rpo .l.ctoüi como alarmar a Ia masa propietaria' Ni una palabra que drs-
él quería
*.É
:?"e L #x1l,"jll,,, ^ ao r L a,pe,;r,;
que Ie hablasen, y, al propio.tiempo, herir
a loJcon_
en s.u preftigio, sin espánto rampoco i'" : Lo""
de la
::1",i191.r pacítrca.
poblaclon ció. d. Thi.t, hubo de ser más.útil' y. su^sagactdad
.. La tarei no era sencilla. Implicaba ya lo que se ha ;;A;ü ;i ;;;,1i" hrepublicano
!tttth''
la doblefiecha que
oue había ma-
Ilamado opo*unisrno. La rp.tl.ia" ["bf. d. Árih.ri, , T!i9.1s,
durado sus reflexio.* ;il;
régime'
tos democráücos tenía que témplarse.con. "'1";"r#il;# "i'U'rj'{.aei
tranquilizasen y
razones que
.tnqri*lsen los rntereses. Ei ;;;bii.r*,-p"t.i, el scntido de la. polémica { '",'
acercanrleltro
l,
".rn
colaboracjón de Gambetra y Thiers rri"r lá"¿ iri. H^bí^ vifto en seguida que una Kepu-
-la
rban a hacer ei rnilagro. Dernasiado enconríados blica que representase Ia revolulíí" y guerra' es-
cara&eres, no había d-á serles graro ni fácil
el ;.r*d*
sus
t.ü .ü"d.n'rd, ,l fracaso' Palabras suyas eran que
nada'
pero, con toda su recíproca añtipada, lo ci.rá .r^ n.riUtica había cle ser conservadora o no ser
en aquel ffance se completabanl
;; q;; ;il;;;;;;;;;;¿b accesoria de la conservación' Por

. Gamberra aporraba st¡ brillanrez, su asiración cal- L; l,'i,i;:;;;];ñ;;,-á. c.*betta Ie había irrita-
á" o"to. Ahora la cueftión estribaba en sustraer
a
deada, eso que levanra a las much.dumbrís,
la dema-
flog,, .,.,. e[ senrrdo genuino del rérmino. Su inltinto
ü: ;;;;*i.á' .1 *onopolio del orden v *l?
obtenerlol
PT'
Í14'
le ayudaba cuando les abría la visión del porvenir a Efta era Ia clave del éxito' iCómo
Ias «nuevas capas sociales» de donde el pro'pio ii"ir¿"'q". ül.,,tr.i¿" dt pio"ot" :1i-t:Tdi:Jrl'
Gam_ 'de Ia IVro-
betta salera un día. El sabía halaqar a los^fratceses guerra lrinies. a re.caet sobre los parttdanos
en
su pasión p9r ll igualdad, dirigirs'e con éxiro ""tT.u.nto
narqula.
o l, ,u._ a lo primero, baftaba con invocar el
va generacrón, hablar a la juventud. y, por
otro lado, régimen ehablecido, recurso que había ya
el atronaba con su nota.anticlerical, descalificaba
como
,.r* al
«reacción» a la Francia carólica e identificaba el íegundo Im-perio y, b3:ft1stdán' absuel-
,"^-iáárt-fr, [it", J. N"poltán III' La votación de
la lucha ^Írín ^áo
liRepública y la lucha conrra .l ..p;;;ij; J;;i:
ry.
cal>¡. .L,n el tondo, la expresión de Gambétta republiÉana creaba-un hecho con'
del z de
,<Ni nobles ni clérigosri, conrigna que
era éfta:
va había pro-
;;rd"; .;Áo 1o .ái, el golpe.de E§tado
""r"ó""stlrución
ducrdo sus frucos en r83o, ylur.,do lá Monar{ría ái.i.ÁUt.. Sosiener qrr. lot"párridos de. derecha' es-
de julio, y cuando .l priín.rá y .l ,"gr,-,d; il;.'r,* peranzaáos todavía qon restaurar su. reglmen monar-
ra-
quico, eran ahora los revoiuclonarlos' resultaDa
IACQUES BATNVTLLE EL t6 DE MAYO

esos parridos proponíanse


ftl; mudar la forma de so_ dente era que para impedir la guerra las monarquías
Ple^rlo, .y ello no_ podía hacerse sino rrastornando Tas extranjeras sc unían a los conservadores franceses.
tnJtrtuclones y dando lugar a convulsione,
.u.u.r. f)e otre parte, Bismarcl< persistía todavla en con-
Dastaba, pu€s, con desenvolver ante
el sufrasio uni- siderar a G¿rnbetta como el hombre de Ia revancha
v^ersal,Ios argumenros que Thiers aducía yí
nsamDlea nacronal, e insiftir en que solamente
., L .y rcmía su llegada al poder. Tan discrerc fué De-
la cazes, tantas precauciones adoptó para no irritar a
R1pública podía ofrec.r ,l prí, .1
ridad.
y
ffirol, ,.gr- Bismarck, can lejos estuvo el gobierno de que for-
maba parte de hacer de este episodio un ventajoso
. lfayor ingenio hacía f.aka para hacer pasar de
rzqurerda a derecha aquella {uiresta reputáción
reclamo cerca de los eleCtores, pero imprudente para
de el exterior, gue el público apenas supo nada del pe-
bellcrsmo, porque si de algo se había acusado
a Ia ligro a que había escado abocado y del servicio que
mayofla era de amar demasiado la paz. Ella
era la se le había hecho.
gue había ratificado el armiftic, y'.1 Tr";rj; j; Para sostener que la derecha era el partido de la
rrancton, a e.¡emplo y petición del gu,erra había que inventar algo, o, al menos, forjar
fropio Thiers, de
cuya parce estaba \a rizón. Se le hab'í, ,.oro.Á"Jo alguna apariencia.
ha§ta la saciedad la inmolación de Alsacia_LJrena.
En su renuncia a toda idea de desquite, Thiers
honrado parriorismo le movió, j. ,.".i¿"
Su
;;;il
pu-blrcanos, a hacer cuanto fuese necesario para
;": fué más lejos que nadie. Había sido belicoso hasta
la su edad madura. Había,. en 1866, denunciado los
defensa nacional. Con todo, ," ,Azr-n;lñ,Id"-r;-
progresos y ambiciones de Prusia y reclamado la in-
cesaria la insiltencia de Thierc prrr'ou.
votara la lev iervénción de Francia para detenlrlos. Después de
milirar ettableciendo el servicio'por l;;" ;ñ";. C.;í las victorias prusianas, áespué, de sus r.rdos'contac-
tra la derecha, pues, la impuricióo áe militarismo tos con Bismarck pensó que a Francia no le que-
no s,ervra, era rnverosímil y nadie iba a acogerla.
Asi- daba más actitud que adoptar que la de entenderse
mismo,era imposible ,ogrí to, .o"r.iurdo?.r'."-fri
con el vencedor, evitando a toda costa un conflicto
ta trarandose de la paz. En^la primavera de rgz<.
la con la temible potencia que acababa de encum-
guerra había eltado a las pueiras. Bismarck JEÉimó
brarse poruu.rJ."
-hizo d.rrotr'. Andando e! tiempo,
q.ue. Francia reswgía con d'emasi"d,
Áide z v ff^tá Thiers prosélitos. Todos los partidarios del
de desrrozarla. El Duque de Decazes,
miniftro2. ñ._ acuerdo con Alemania hubieran podido, muy fun-
se'.abstuvo d. t á, provocación.
áú. extranj,eros,
el, peligro dirigiéndose al Eáperador de
dadamence, citar a Thiers en apoyo de su programa,
l.llr.0
Kusra. y
y si no 1o hicieron, fué porque Éto se ,arrevían a
!^ Reina Victoria.
^ hecho El mismo^Thiers no Éonfesarlo y porque el *it-o Thiers había disi-
lo hubrera mejor. y si algo probaba el inci_ rnulado el contenido de su pensamiento. Cxrnver
IÁCQ.UES BAINVTLLE
EL ú DE MAYO 5l

tido cn consejero de los republicános, el asturo an-


ciano los persuadía de la necesidad de renunciar a ción a Italia v calificados de sospechosos: querlan
la idea de desquite como condición neces aria oaru el emouiar a Francia ala suerra con e[ fin de re§tituirle
triunfo. No sería remerario suponer que Grmbett" Rorir. al Papa ., .u",i. la derecha volviese al Po-
hubiera oído las enseñanzas de'Thiersl En todo las parte, Bismarck, en lucha entonces con
der. Por su -alemanes,
comprendió. En beneficio de la propaganda de le los católicos daba a los cuatro viencos, y
idea republicana puso sordin. ru Llñi^. aun a la misma Francia, sus quejas por los «manejos
De esta suerr¿, la izquierda" venía a librarse de ultramonranos», dirigidos, se[ún ellbs, conra é1. El
aquellos recuerdos desaftrbsos de la leva en rnasa v oartido reoublicano "oodía la amenaza de un
hobl. .o.flicto con I^talia y^{rt^,
8on Alemania por causa
de la luch¿ .a ulffanza. Pero quedaba aún lo de ará
jar sobre la derecha el reproche capiral de ser el oar- del ooder temooral. vlanzit asl contra sus adversarios
tido de la guerra. No ca6ía ,^ronir con las ,.r*irr.- t, niát mortífe'ra d. irt imputaciones. La causa de los
bilidades de Napoleón III y de la Emperatrü Eu- monárquicos fué gravemente comPrometida por la
genia; ninguna Asamblea *.no, ,orp.árom de bo- reivindicación del iiontificado, a la'que t, .ondi.iót,
naparcismo que la Asamblea nacional, Su horror al de fieles les asociaba a pesar suyo.
poder personal era tan grande, que por no soportar El 3o de enero de i876,lai elecciones senatoria-
un Rey que no fuera sü hechurá, hábía r.nuriciado ler, arríque marcando ,á f,r.tte viraje hacia la íz-
a la Monarquía. Para hacer cre€r que un Gobierno quierda, habían dejado una mavoría de derecha en la
de derecha po".al^ p^1 rl peligro, hubo que encon- J.i*.rt Cámaru, lo .url iba í ffaer notables conse-
trar_un punt9. Ílaco y darle un lesgo ingenroso. .u.nci"r. El zo de febrero rccó el turno a las elec-
La cueftión romana provevó ál .ró. En aouel ciones legislativas. La Asamblea nacional había man-
entonces, el gran asunro de la'lelesia era todavíá el tenido ei'escrutinio por di§tritos tal como exiftía ya
poder tempolal de los Papas. Mi.rrtr., se manruvo bajo el Imperio. E§to era todavía un bien para la Re-
en el. Tronb, Napoleón IIf protegió a la Santa Sede, pública, ái.ho procedimiento quebranta los gran-
poniéndole por límites a 6 uniáad imliana lo, d.Í des movimientos'de opinión y reduce a fracciones e[
Eft.ado pondficio. El propio Thiers conjuraba al Im- sufragio universal. Y,'§. efecto, no lubo dos «blo-
perlo para asegurar la independencia del Paoado. Ha- oues» en conffaDosición violenta. Ha§ta la ^confu-
presen-

bía sido neceürio un Sedán para que el RLy de [ta- t'r.ión de las .rÁdid.rrtrs adolecía de cierta
lia pudiera apoderarse de Roáa. pb tX proiestaba a sión. A derecha y a izquierda invocábase el norybre
la Íaz del mundo conrra aquel despoio.' P"rtor, ,, del mariscal de ]rdac Mahorl, como una recomenda-
fieles respondían a su vez. Por donáe'los obisoos í ción útil. -Muchos de los candidatos apelaban sim-
los católicos franceses fueron acusados d. práuo.í- plemente al régimen establecido. El propio Gambet-
la recalcabá ei- cará&er razonable de su Programa.
IACQUES BAINVILLE EL t6 DE IV{AYO
Los republicanos .avanzados disputaban los
a los,republcanos menos ardientés. Hombres
Duestos ticularnrente al duq.ue de Decazes, y
trajo a otros
á. ..rr_ grandes burgueses cómo él era, por ejemplo, a León
tro derecha venían a compedr con los bonaparcistas.
La arnósfera no era d. .J..,b.t.. fi ó"Ui..i;;;:; Say, e incluio a republicanos católicos corno M. de
había lanzado a cuerpo a.r."Ul.oo , l, b"i"lir-, Marcére.
v Las izouierdas avanzadas no oodían ver que la
tan débil fué su inrervenciór,
Consejo, Bujfet, se quedó ,i" .[r.
qr..l-E,pitiá.ri. iá vidtoria dJ br republicanos hubiese produciJo un
.rrrrto ]o, resultado semejanté, y era natural que áspirasen a un
partidarios de Ia. Repúbli.r, entre lol que se conra_ "
Dan los grandes burgueses orleanistas incorporado, Gobierno completamente suyo. En aquel momento,
Ias nuevas rnstituciones, habían moftrado 'ru
a sin embargo, no exi§tía una separación radical y neta
mod.- entre el & rrtro izouierda 'r, ál o.ntro derecha. La
rucíón, cuando no su timidez. p"i ioJo .11",
,;;;;; guerra no asomabr'po, Ant. el sufragio uni-
la vi&oria de las izquierdas fré ."-pl.r.;l; óill?; "qúí.
versal, muchos de los republicanos se habían decla-
gue salió de estas elecciones
"o
dif.'ría
mente de la anterior; antes pudiera
Árt ;ñ;;l: rado con insiftencia «conservadores)), y no parecía
decrrse que, por absurda la hipótesis de su colaboración .on .l'EruDo
su consticucionalismo, la co'nrinuabr. Ei-.j1- ;.ti;
intermediario] Entr.r.íanse mayorías de r...fibit,
ryaygúa..que había vorado Ia Conftitu.iór, á. ,br. sin exclusiones, sin abismos infránqueables, una con-
desplazábase a expensas de la derecha. En
la junción de centros, en suma.
cta al menos, esto era todo. ^p^ríJi
Cabía, pues, pensar en una renovación del oaoel Enue Thiers y el duque de Broglie, la di§tancia
que _¡ugaba el.«grupo intermediario». para loerá. no era, al cabo, *ry gr.rrde, y lo mirmo que Ferry,
irn cuya influenci, coá.ñzaba a pesar, )ulio Grévy ál-
uoblerno moderado, rranquilizador, ruzonabÉ,
taba con reanudar .o, lor' ,obr;;i;i.;;es del
brr_ beigaba fuerces prevenciones cintra Gambetta y los
derecha Io. qup se_ había hecho *" i", a.l .."*
;.;;;; radicales.
ir- Cabe preguntarnos qué hubiera ocurrido si la
gurerda,. dando de lado ambos extremos. Este
brera srdo el srstema de la concentración,
hu_ derecha llega a saber aprovechar la situación y ob-
praCticado serva estriétamente la resla de iueso tal como ella la
con los conservadores que_ ,. ,.rigrrbrn'.i .égi*.r-,
republicano. El plan estaba ,rr, "bi.r, había eftablecido. Porqul, al cabol,los Con§tituyen-
il;J5:--;;-
recia aquello ran natural, que el mariscál presiderit.. tes de t875 eran parlamentarios y habían quérido
garu tormar Ministerio, deiignó primero una Cán elegidi.por sufragio. .irriu..rrl, siir ima-
ui.jo Du_ "'rí parecía que su deber era hacer buena
ginar ya otra;
la generacií" ¿.'ff,[r, "i
l*Tl lb.¡rl-d:
Lurs,¡ehpe,.quten.lnalruvo en su
y a.i ,;.-_ éara a elecciones adversas, siguiendo el ejemplo de
ll_o_. de los mrnrftros puefto a Inglaterra, donde los conservádores se preparában a
algunos del Gobierrro
"nt..io., par_ ránqui§tar la mayorla, apenas demotado^s por los
liberales.
,..,,
i!.
I ",, rlejo\
r t"lil,,i §
IACQUES BAINVILLE '',. EL t6,bE MAY)
Lo cual e§taba también acorde con la política se- el año r87t, tan sólo tres diputados se habían le-
guida por ellos al dar la conltitución de ,ria Monar-
vantado ,' pronr.r.i.tr. .n .tntm de -aquel voto
quía bajo el nombre de República, aquella política
que infamaÉa Napoleón III. En ¡876, los partt-
de mantener las cosas en el 'equívo.o, po, lo'm.no, "
darios del Imperio eran setenta y clnco, entre unos
en una cierta ambigüedad. Vuelta , *.ro, de los
ciento cincu.rit, diputados de deiecha. Salvo los rea-
republicanos, la Repriblica podía comecer errores, y
-eleccionés li§tas tradicionales v rerueltos, todos cuantos en Fran-
entonces quízá las sisuienres devolvieran cia rcchazaban la República habían votado Por aque-
el Poder a'la derecha. Sin .mbar"go, enre la derecha
llos ouc hacían profásión abierta de odiarla' Esta in-
y la izquíerda no tardó en estalLr el confliCto. En vasióir de impeiialistas contribuyó €n gran Parte a
vez Áe unirse los centros, se escindieron. Hombres
poner a Ia derecha en plan ho§til y a Provocar la ¡or-
que parecían de§tinados a colaborar irguiéronse los nada del ú de mavo.
unos contra los otros. Aquel tono gris .i qu. se ha-
Hiio v nieto dé liberales, el duque de Broglie ja-
bían desarrollado las elecciones rolóse múv prelto,
más híbíera orevifto que pudiera llegar un día en
e¡ la Cám ara, en una división tajante dé áoLr., y en oue él se aliara cott Pabló de Cassafnac' Su modo
de campos. ¿Cómo se había pioducido esa ,"í- d. i.nsrr le aproximaba mucho mls . Thiers, a
peltadl a Ferrv, i ,r,, cabría decir que'al mismo Gam-
Gréiv.'Px^
En primer cérmino, la composición del lado de- bettrl lí,^rárlo girar hacia los' bonapartistas, fué
recho dihaba mucho de ser la misma que en la Asam- preciso que surgieri ,.r" discrepancia grave con-la
blea nac.ional;.ya no era, en modo álgu.ro, la ima- ' iroui.rdi sobre in punto infinitimente sensible' Es-
gen de la anrigua mayoúa. En efta dárecha reduci-
mJ hombres de la ántig,ra ari§tocracia no tenían por
da en número"había Llementos nuevos, y casi una oué mostrarse más hostiles a las «nuevas capas socla-
mitad venían a integrarla bonapartistas, adversarios
És, anurrciadas por Gambetta que a la demotracia ce-
de la República y afirersarios ,iflentor. Para darnos
sariana. No era'élt. ptt, ellos una cuesdón de clase,
cuenta del cambio, recordemos cómo aborrecía el ce-
sarismo la Asamblea nacional. Hasta los remoera-
d. ,ono, de superioiidad. social. que mantener' La
qran ruptura vtno a surgir con la cuestión religiosa'
a
mentos y el lenguaje eran otros. Los legitimisÉas y importa
orleani§tas no guardaban conrra los repiblicanos él
D.rá. el punto de üsta hiftórico, poco -Los
de oué lado óartieran las ho§tilidades. católicos
rencor que mentenlan en acecho los di Bonaparce,
eltiriraban qtie los anticlericales los habían atacado'
la «gueuse» (r) no enrraba en su vocabulariá. En Eftos alegadrn qu. debían defenderse .olT'la Igle-
sra v conüa su espíritu de dominación' A la verdad,
. (l) «G',eusc», pordiosera, miserable. Calificativo con quc los
la lícha venla de'más leios, de un pasado ya hondo'
.al régimen han vcnido designando a la
de-safcctos ReprÍblica.
los dere'
(N, dcl T.)
¿Dónde terminan, en el orden espiritual,
IACQ.UES BAINVILLE t/ lr, ó DE MAY,
\. I.-57
.k: 4. la religión, que Gamb e*a decía respetar? \
có hacia los radicales;
"có dtstparon los g19-
radicale.s; con que se disiparon 9ro-
¿Dóndecomienzan los manejos conrra la ,oiiedrd ve&os de conciliación. Por ün momeÁto, los políti-
laica.y-el Estado republicano, á. qr. él ,cusrba a la Lor de la derecha habían pensado que lo mejor era
lglesra?, ¿En qué se distingue el cárólico del clericall abrir oaso a la experiencia de un Gobierno de iz-
1\o cabia respuesta a estas cuestiones: enfrentábanse q,ri..dr, que ,iniesé a preparar con sus abusos y er{o:
dos espíricus, dos filosofías, dos relisiones oodríamos r,es una pronta reacción. Ya luego, los prggreios del
decir. Gamberta impucaba al clero El .ri-Ln de ser_ radicalismo asu§taron a los conservadores. lodo ame-
virse de las creencias criltianas para traü uoto, l, rulna: el «orden moral», la rellglon,
nazaba ruina: -El la so-
religión,
derecha. En cambio, encontrabr'-u, natural el cao- " ciedad. Las pasiones 'enffaron en batalla. mariscal
tarlos para la izquíerda, sirviéndose J. ,qu.l *i* &f de Mac MahotM"hot sentlase
sendase oblieado no sólo hacia los
progreso q.ue conduciría el mundo a la'democracia, de la otra Asamblea que.le hañían elegido, sino hacia
y-, por la democracia, a la felicidad. Todo lo r.rrmíá F."rr.ir. La Confitüción l,e ofrecía'uno. derechos
él en el. grito de guerra pedido de preftado a un hom- formales.'Cortarles a Gambetta y a los radicales la
bre anonlmo, y cuyo alcance y efecto había sabido entrada al mini§terio parecióle uná obligación de con-
discernir : «El- clericalismo, ¡ h" ahí el enemiso ! ». ciencia, Ha§ta los hombres de centro derecha enten-
Efte enemigo era su rival en el eobierno de li, al- dlan oue era preciso servirse de los medios normales
mas. Todas-las combinaciones de Ta polírica se esrre- urr,r"J d. qrü todo se perdiera». C.ontaban todavía
llaron conrra este escollo. '
con el Pode'r ejecutivo y oot, la mayoia del Senado'
Después de Dufaure, el mariscal ensavó con Iulio Ño re§t"ba .rittt ditolu.í la Cáman'y apelar al sufra-
Simón. Era éste un anriguo revolucionariá, ahora'mo-
derado, adulador y mu; compenerrado áon la idea o universal. célebre ú de mavo de 1877?
sio
¡Oué fué el ¿Un
de conciliar a la mayoúí dr l^ Cá^^r^ con Mac Ma- ,r.r,iaio a la Conftitución? En ínodo alguno' Ese
hon y con el Senado. Fl era quien, volviéndose a la día, usando de sus poderes con§titucionales, el maris-
izquierda, decía: «Yo soy piofundamenre republi- .n desacuerdo ion |ulio Simón, obligó- al ptimer
cano», y, a&o continuo, volvlase a la derech^,.'rr... y "rl,
miniftro a retirarse, y a&o seguido encatgí al duque
profundamente conservador». Fué una tentatrva ex- de Broglie la formacíón de un minifterio, al que, por
trema para prolon gar la República conservadora de ,6a ',roios contra lq8, Ia Cámare negó su conÍianze'
Thiers,- tentáriva fr"uftrada anre los araques de los ra- Érr-'.o.,..r, con el aintimiento del Sénado, el maris-
dicales, bajo los cuales la derecha mantenmse rnas ln- cal decretó la disolución. Los acontecimientos ven-
flexible. Apoyada por la pequeña mavoría oue aún ¿ti.n a demo§trar que no era éJta una idea feliz, adc'
poseía en ei Senado, se diipuso a la défensi.,á v a la más de que fué mal .oncebida, extremadamente in-
.resiftencia. El centro, envéz de irse tras ella, ,é g.n"u y'Lígrr^, por otre Part€. Di§taba infinito de
"..o
IACQUES BATNVILLE EL ñ DE IIIAYA
ser un aCto criminoso,. §u
.legalidad era tan parenüe Fué nuevarnente una suerte paru la República, y si
gue los. republicanos viitorios"o, ,."rn.rrron a acusar no err¿mos en la cuenta, el tercef acaso venturoso qu€,
a los mlntstros del mariscal, y ni aun
a éste acusaron. a Dartir del q de septiembre, se resolvla en su favor'
Contentáronse con uunrr.grílo, ,l f;ü
de la concien- ' EI gr.r, gue supuso el ¡6 de ryayo
cra nacronal». "torrr..l*i.nto
fué ouá las izquierdas se aliaron y formaron un tren-
,, A-unque la disolución fué un mes más rarde.
do eite nombre del ¡6 de mayo.
oue_
'eri t .o'rr,úr,. Hirta entonces habíán fracasado los in-
¿eué fué, el tentos de unión absoluta. A partir de efte día, los
fondo, dicha disoluglón Ur; ;p;;;ü; p;ii;i;;;
bigua; .de inspiración Ibo"rprilistrl^
a6z reoublicanos de todos los'matices formaban un
hrbírrl. ,..o- Éto'or.l Se Ie vió presidido por Marcéie, asistido por
tado y dado curso los liberalei, derenidos
a medio á- Floduet y Luis Bfanc. Ya Áo se distingula entre re-
m¡no su prggrama conftitucional. Eftos liberales,
fe ,ol,r'.io.tírios v moderados' El Iournaltres Débats y
educados en e[ odio del z de diciembre,
se espanra_ Le Temps al unísono con los órganos más
ban ante Ia idea de.un golp. d.-Estrá"',
;"'"1í;b?;; 'seviÉraban
rojos y udlizaban las mismas armas contra Ia
podido o. no se habían áir.'r;ao , i;;;
l^ ,^rt^ ou,
lamentaria pwa_y simple, . .rp.rJi"rr, ,".i"r*ti.r
ur!...íórlr. La consigna «no hay enemigos a la iz-
ouierda» enraba .r, íieot. Para fa defensá republica-
pendulo» qug lgl devolviese li
mayoría cuando la
rzqurerda_ se hubrera gaftado o desácreditado
ria bastó un combat.. L. gt.t burguesía, enarbolan-
en el do el nombre de Thiers, ie batió én primera línea'
pensab"r, ái po. ,ro*tr, un ,p.tr. i,
\o
tuerza. tn el tondo, su pensamiento era
E:^1._1
" Finalmente fué convenido que ningún'candidato de
Solamenre conrenla el arreienti;l;;;;
oscuro. irqri.t¿, se prcsentaría frenie a ning'no de los j6-3,
p.i rr-e"ir_
titución que habían hechJ y .f ,..o"á.i*i.nto , irt.
-pátdisciplina fué respetada.
un error en sus cálculos fundádos sobre el septenio y
d. ' .l ántrario, en'la derecha. imperialistas,-le-
la elección presidencial de r88o. Eidmistas, orleanistas y constitucionales macmaho-
Torp. en sí misma, Ia empresa estaba de ante- ;i;;r;t s.'.ntendían rrial' Su coalición era forruita'
p" .ifondo, más de un parlamentario de la ant§ua
rnano abocada al fracaso. Guaidaban l, *rirá..iá,
mavoría sentía escnipulos-. El mismo duque de- Bro-
de conciencia de decirse que habían ,.rp.trdo las for_
mas al modo como Carlos.X,.en ,83oj ,"
gliJ, que dirige la operación con FoqP-u, h9*-
'.n,étni.o
ir¡UnáL. Bt d"" t *pÉrr-.nto bonapartifta, tiene
amparándose €n un ardculo d. h Carta. ü ,;liil;
desaconsejaba.la operación. No sólo permitiS a los
,u, inqriátudes' El conde de París y el duque. de
repubhcanos. lamenrarse de la arbitráriedad, de
Aumall no ocultan su descontento y su ho§tthdad'
-fl
¿no llevará más derecho ¿l
la re§tablecimigna
violencia y de denunciar a griros el golpe á. f"¿ál "l*f",
slno que, además, hizo la unión dá l'a, izquierdas. ; ;;l-ñp!tio q". a la monarquía parlaTtryltil?
de trstaoo
¿No vendrá por sus Paso§, tras el golpe
TACQUES BAINVILLE EL ú DE TI4AYO' ó1

l:ff l.f É'iü Í.!, Iiili


;.i:r: i !ff;,.
y el empuje áet band;-;";;bii¿.1".' i:.;:,::i
ces que una victoria del clericalismo llevaría a la gue-
rr, .bn Alemania y con ltalia. «Se intimidaba a Fran-
semanas anres de las élecciones
cia por lt amena2a del exraniero», hubo de decir
murió Thiers. Su el duque de Broglie después de su caída. Se alquita-
rnueme sirvió aún a Ia causa,
có la unión de los
.i-.*i.¡" fil.b;;;;r: r.ba, Lbre todo,"l, *rirud electoral de la palabri p^r.
¡qprbñ;r.-?.'Cr*befta, con Para la batalla, en fin, el partido republicano ne-
uno de sus setros ¿.iistiijn,
blicamente sir
r_,rü1" ,i;;iilil
reconcil#;;;'.i ;irstr. ancianó;;_el cesitaba sus cuadros, y los poslía. El añó anterior ha-
día en-que Ia cá^ii-ü;;.ü bían proba do ya ru ólid.r. Era la masonerla ; y era
tador del territorio». Át"i, ".ü*.u. al
.si.;;ü
«riber-
;.:O:;;;
también el mindo prote§tante. La República, como
óualouier otro résimen, no podía subsi§tir sin una
por los burgueses, g^"^bi-i r";;i;",
nos, y más de un- comunero tornábar.
revorucrona- eltruhura, sin .rná sede del pensamiento y de la vo-
irárfn luntad, so pena de caer en'la dispersión. Hay una
para con el que había fusilrd"
;l;-d*;;;.
pués de mu.rio, Thiers ,;;;ñ;;ndo,
"i
"D;: tendencia i e*"g.rrr el papel de los francmasones,
como en como hay ov^ í negar iu'influencia. Entre ambas
vida, sus beneficios r;b;il'R*¿tii:,;
,u .rr.u.átra, probab"lemente,- la verdad. Las socie-
. C,on un adversa¡" cr*.¿rlü"'."*.
hon, y orro" ran conrrario ; Mac Ma_ dades secretas no son todopoderosas: e§to resultaría
ü;;j., ¿. dictadu- demasiado sencillo. P"ro el desenvolvimiento rle
ra corno el duoue de Broglie,
.i*ir**,. que la Re_ la política republicana "t
hay una cierta continuidad,
pública
',o..orrí,
,¡ g.rñ Éllñ.'ü;.¿.il"."* h.i progrrmir, plun.r, cánrign"s, que no se expli-
raba, eso sf, con el p?.süg'io Li'fr¿rrircal,
blanco caruel desde.el Império, con su ,^íí^" ri'todo se'hubiera dejido al árar de la inipi-
con los prefe&os, la
adminiftración, el .t.ro. fir-bo'trli,r,"v ración del pueblo y d. !g inconsciente.
tanro la hu_ Entretanco, cuándo llegaba a su aPogeo la lu-
!-"
¿,
:y. * qu.drron 3;;. p#.;, .r, Iucha et cha contra la derecha, confundida con Ia lucha con'
parucro repubtrcano se templó.
También él puso en ra la lelesia, y miencras los prolecarios y la clase
media v"Ia ricairrrsrurí, financ'iera e induitrial com-
á!'ff-?li:,lliT:::i,"1.":ii:ur:r;,y!;*:trf batían en el mismó'.r-po, espíritus previsores vela-
ban sobre los de§tinot d. la Repúblita y pensaban
,r,. :Hl X,iXli3lifit ii ol i,' :'.,#d;,i, f,fl ¿; en el mañ ana. Era preciso .qu. 1" RepúLliéa saliera
vi&oriosa, pero sin amortajarse en una vtdtona de
¿:#iliT3'ty:J1.,",,f T:t11.'i#:lm:# un rojo i.Ártirdo vivo. Asimismo, no podría.expli-
::T:ií:
so de la guerra,
Pé'iiÁ'd'-;;';i ';v, ;r;;"i-
::::ir Yporque carse'cómo evitó el régimen durante tanto tiempo
elta vez decíase ya a vo- Ios errores mortales y córregido sus faltas graves, no
IAqQ.UES BAINVILLE EL ñ DE hTAYO

comprcnderíamos cómo le salvaba siempre aouel for- decidido la partida. Exi§tía en el país una fuerza dc
midable inftinto de conserv aci6n, si iro ad'rirci&a- resiftencia inconte§table contra toá" tubversión. Las
lnos en é1, desde sus orlgenes, una tradición d. ;;_ palabras moderadas de los jefes de la democracia no
dencia: la prudencia de Thi.rr, l, d. Grjrl. J ht"; habían logrado disipar aquel espíritu de recelo man-
bre que había dicho: «Yo no quiero uná'Reoúbli_ tenido po'i In alianza de'todas'las- izquier'das, hafta
dé miedo». Esa prudencia hacía que'|ulio
f ¡r. úataru la más á*tt.-r. Los jefes del partido republicano- aca-
!;revy de conrener a los radicales í dercon_ baron Dor ver oue era tem.r.rio el acelerarse. La exis-
trara siempre de Gambetta. Contra GambLtca tam_ tencia'd. e§tr'minorla imponente de derecha reco-
brén. y conrra el radicalismo había dirigido el Ma_
mendaba ciertas orecaucionls. Tal vez el propio Ma-
risc.al sr¡ 16 de mayo. Cuando, a la mueríu de Thiers,
riscal podía deciáirse a dar de verdad dl gtlp. de
|ulio Grévy subió a la presidencia de la Unión re- E§tado. Por lo menos se le empuiaba a darlo, había
publicana, fué aquello ún* señal muda oara el ad_ generales que le ofrecían su ayuda-, y era un gene-
versario. Grévy iba a continuar repres.n'tando un, iáI, Ro.h.Éouéc, el llamado para foim^r un mrnls-
República de ieguridad , afianzando 'el orden, J.r.ri- terio de resiftencia cuando dimitió el duque d.e.Bro-
tando como director al «tribuno» que senda sruví_ slie. Durante algunos días, los republicanos vlvleron
tar,,sobre sí la sospecha y que, a su vez, pro-&í, y
ín .orrti.,., a Hubo quienes hablaron de opo-
cedia al oportunrsmo: «seremos prudentés». Desde ner la violencia^larim^.
a la violencia. ]ulio Grévy les hizo
el 4 de septiembre el problema ie planteaba. v se_ ver los horrores de la guerra civil y logró calmarlos.
guiía planceándose de conti.rro, .rr'lo, mismoí tér_ Si el Mariscal hubiera tenido arreftos para pasar el
rnlnos. Era menester dar satisfacción a las, aspiracio_
Rubicón, Grévy, y muchos con é1, se hubierán incli-
nes de la democracia sin amenazat al pars con un nado ante la fueiza. Pero, ¿a qué pasarlo? ¿Ni por
traftorno, manejar sentimientos e inlereses man_ ouiénl El conde de Chambord e§tába demasiado le-
tenrendo un programa suficientemente republicano
iás. El conde de París ni siquiera había aprobado el

y sutrcrentemente conservador. de mayo. ¿El hijo de Napoleón IIII Sedán ha-
L,a tar{e del 14 de octubre de fi77, el «orden
cía imposible el Imperio, aun con su joven preten-
moral» hubo de reconocer su derrora.'La ooerución diente. Y Mac Máhon ni ambicionaba pará sí la
quedó frultrada compleramente. Todo .l .rf,l.rro J.
diCtadura, ni, de ambicionarla, tenía ya edad paru
las derechas no había arrebaado a las izquierdas más
ejercerla. Ba§tó que la Cáman se negara a enúar en
allá de cincuenra pueftos. Y, sin embar . res mi- rálación con el mini§terio que é[ hábía nombrado,
Ilones y medio de'eleCtores habían ..rpo"náido rodr- para que, al cabo de unos dias, el general de Roche-
vía al llamamiento de las auroridades 'sociales y del torét'r. f,,.r. .o*o había venido, ío*o soldado obe-
episcopado. Unos cienros de miles de votos hábíun diente.
ó4
IACQUÉS BATNVILLE EL Á DE MAYO ó5

. La alarma, ,sin embargo, había sido formidable, se habían incorporado a ella con entusiasmo. Y los
y la mayoría republican" f.turminóse a no abrsrr dá
su vrCtoria y a conremporizar. Lo cual fué un cálcu- que se mantenían mohlnos, los «reaccionarios», veían-
lo f.eliz en l¡ien de ü República. A pesar dei t6 se en trance de pensar: «¿De qué te quejas? ¿Es
de.mayo y de su_fracaso, á p.rr. de sus conaros de e§to acaso la revólución? Confieia que las cosas no
reslscencra, sr no de un golpe de Estado, el Mariscal van tan mal.» Y éfte venía a ser el é§tado de espíri-
presidente. conservaba sü prestigio y seguía apoyán- tu que una dama de la ariftocracia expresaba -con
dose en el Senado. Si la Cáma?, átr""u, .o'rrfii.,o e§ta fina frase: «No hay duda que soportamos nues-
violento con esos dos poderes, ponía en riesgo la obra ro bien con paciencta.»
de 1875, la Constirulión eftatlecida con ranro rra-
bajo. El propio Gambetta había prometido ser pru-
dente, y co.mplendió que aún eá preciso
^guid^,
con paciencia. En vez'de precipitar'las cosas"volvió
Dufaure,_ y volvió un miniftert liberal, moderado,
conservador, el único que aceptaba el Mariscal. Des-
pués de unros clamorbs, el i6 de mayo rerminaba
en una tregua.
Mejor dicho, en una fiesta: Ia Exposición de
l§Z8."Pgr parre.de. las izquierdas, que la'habían pe-
dido, fué una felicísima iáea d. eobi.rno. percibi3se
el retorno de la prospeúdad. El ámercio eftaba flo-
reciente, el lujo el plage¡ renacían. Esta Exposición
¡,
diríase. que era. ia dé_ fi67, y esros tiempos^ los del
Im.p_erio, cuando el Impeiio ira aforrur-raáo. La Re-
pública tomaba el _aspe*o de un régimen como cual-
quier offo, normal, que -no se adaptab"a a las necesida-
des de la sociedad y violaba cosrumbres ni prin-
cipios. Bajo la República de los republicanos se vrvra
como bajo la República de los conservadores. Los que
la habían temidb, se habiruaban a ella y reconfoitá-
banse con el ejemplo de los grandes bursueses opu-
lentos, de los qrrnd.r banqu"eros e induirial., q,r.
.tv
Gambetta y ,Julio Grévy

El paso de la República a manos de los repubh-


canos fué casi imperceptible. La democracia suarda-
ba antecám^ra. Li uaJminiftración de la cosa"públi-
ca» les llevó un año largo, y en ese tiempo no'cabía
otra cueftión que .l vaño phn de ferroc^arriles y de
empréltitos. Cierto que algunos clamaban contra
aquel despilfarro, pero especuladores y banqueros no
tenían por qué apénarse. El país quedaba úco, y era
laborioso y económico. Las emisiones habíanse cu-
bierto con-el mismo éxito que en tiempos de la Asam-
blea naciona[ para la Hblració., def territorio. En
cuanto a la solidez de la renta, los suscriptores no
albergaban ni sombra de duda. La Bolsa prospera-
ba. Bien que algunas veces sobrevenía el accidente,
el IGak; éntre ellos, el de Ia «Unión generab> iba a
ser muy pronto, la derrota de la banca católica, ven-
cida eÁ ün n.ruuo Á de mayo. Pero la Hacienda
en sí enccjntrábase bien con Ia República. Al igual
que el ahorro y que los «réditos)), se habituaba a
j..,r", que las ágiir.io,',., políticas eran suPerficiales
y .l rrdicalir*o ür, u"r,o frntarma, a lo mát un dia-
IACQUES BAINVILLE
GAMBETTA Y TULIO GREVY
blo.con cl quc cabían cierros arreglos. y seguían las
burlas conrra los aguafiesta.s, en lusar del Rev v hafta que el Rey llegara' una
_coñra los pisimiftas oor.ió',i .o,',sideráblá d. ,rtoiidad. Peró Mñ Mahon
qr-re,ponían su alarrña. en aquellos prograrn;.s de dis_
pcndios, en aquel déficit, eri aqu"llas iu.nrm de mi_ ia había empleado contra la izquierda, y el solo nom-
les de millones. En efe&o, ,., ér.o, era el querer re_ bre de disolición sonaba a faciioso, poi lo menos de-
ner ruz6n demasiado pronto. ió de scr reuublicano. Los sucesores del Mariscal, has-
't, .l p..r.i.,c., hrn stlfrido
e§ta intimidación, y, d,
. Una especie de riegua pblícica hacía que el ré-
grn'ren se mancuvrera en un sentido burgués con_ he.ho, una de las prerrogativas de Ia presidencia vi-
servador. Por un acuerdo táciro quedó proñosado el no a desaparecer. Subsi§iía la inftirución, pero reba-
ministerio Dufaure hasta Ia rentración prrÉlal del jada. La República ya nada tenía que t.m.t .del |e-
Senado. Eftas elecciones celebráronse .l ie d.l E§tado, y los'demócratas ,,rrpi.r..t podían es-
{ d. enero
de 1879, y cbn ellas desapareció, confirmíndo tar satisfechos.-Pero tarnbién quedaba sin una par-
las es-
peranzas de los republicaños, aquella mayoría que la te de los servicios que él podía'preftarle, y, aunque
derecha conservabá en dicha Cántaru. DJnrelrd or.r.- de una manera inuisible,'la Con§titución de 1875
daban dos poderes conrra uno sólo, ahora el'del quedaba altcrada, v debilitado tlno de los contraPe-
presidente. Duranre la canipaña del ó de ma- sos clisoueftos por tlla frente al poder legislativo. Lo
yo, Gamberta había intimadá al Mariscal a some- ou. .li, qu.rír'evitar, la omnipátencia le la Cáma'
terse o a dimitir. No era preciso grirar tan fuerre. ,r, .n.or,,raría facilidades. A Ia larga, el régimen iba
Mac Mahon salió con dienid.d v"ll.rr,-,do consis¡ a sufrir las consecuencias.
la estima, después de haberre rrJe"do simplemen-te El hombre elesido para reemplazar al' Mariscal
a firmar la cesanda de algunos sJnerrler. Éomoañe- era una saruntía p"rm lá, republiianos. Parecía que
ros suyos de armas. Su s.ptenio"no estaba d.l'todo Ia República no había podido hacer una mejor de-
'se
concluso. En todo caso, los seis años de su presiden- ,ier,réión. Iulio Grévy había mo§trado contrario
cia habían beneficiado a la República, y al labo fué presiáencia, quá .r, un veftigio de monarquía,
"'ú,-,,
.o,-rtrriio a las tradrctones democráttcas, y ya hemos
él uno de los que más contrituyerorr', ,, aclima-
facton. recordado que en 1848, como si hubierá previsto el
su experimenro del ú de mayo z de diciembre, había intentado Poner a la tercera
. . §i" embargo,
"brecha República en guardia conlra el peiigro de elevar de-
había abierto en la función oresidenciáI.
Mac Mahon r-ro había ido más allá'de sus Do- másiado alto , un individuo. No había que terner,
deres; había ejercido los derechos que le ororeaba la pues, de |ulio Grévv ninguna clase de golpe.de Es-
Con§titución y obrado. conforme ai pensamiáco d. iado. Su lealtad republicana eftaba por enctma de
sus autores, que querían para el presidente, puefto todo recelo; pot oit, parte, é1 repreientaba la mo-
deración, la sensatez, ia prudencia burguesa, y, en
7r
70
IACQ.UES BAINVILLE GAMBETTA Y TULIO GREVY
l
1
d. ni llegaba a convencerles de que hubiera
[::!::, de sus rasgos, era.el continuador de T,hiers. los vieios

*::,It"l' ;1i! ;1i;r';i'.¡,,"liñ#r;: ü:::


evolucionado. Gambeta les había servido para de-
Ia Repúblic no'oo,ii terner ' 'v'
u¡ J
f.' rrotar a la derecha; Pero ahora temlan que comPro-
^ ' \ '11^
^^A!^')^' -': Y Por qui
l
j.¿r,'i,'f#
en. ramPoco
rrretiese esa vi&oria.
-
Y,Í:^^1::^y':.*:Yá'F;;,.í.í;"'
i:óisatisfacción. v.'..
ra ^y,:í::i ^un
P; ü;ffi üi,ff: ilff- P;l, d.f.nt, y para el ataque, ellos no habían
ru.ono.l¿á et.migoí a'h irqui.rár, Y. se habían alia-
Pues bien; a pesar de las apariencias, de do con los revoluáonarios e*tr.mos' Fué luego cuan-
a Mac )ulio do temieron que laizquíerda resultara peligrosa..p.ara
MJhon *.¿;íUr^"rrnr, diftancia.
r\t sus senttmlentos ni".su m<¡ral eran los
S,té"y
.l ,éni*.., ,i proro.., una reacclon. La República
nl sus a&itudes se pareclan .n n oJo ,ku"".mistnos,
E; b perteñecía d párcido republicano, y los que con ma-
,
que coincidlan eru in deteftar Gr*b.lü';
; ; vor solicitud velaban óor ella sabían que efte par-
alejarnienro de los ,rd,.rl.r. §r; íido to tenía más qré ,n, tradición de «disciplina
do,.brusco e incapaz ¿. AriÁrirr]ir-¿,;;;';i;i.,.i l"i¿l:
neqativa y de resifténciar, un «pasado de lucha, -de
había con-
cedrdo una audrencia al jef.e de la'izguierda,
mien-
.til.i¿rlde conspiración», l.', qüe con§ticuía «la f[a-
:lrt qr: el viejo. abosado io ,oporr"brJrU¿iri"i" ¿. olurn sociolósi.a;,. E§tas corrsid.r"cioneu hacíalas
n?res,. >u propósrco era esrrellarlo.
fulio Grévv oen_ ¿i*¿ ; ,88?, y aítadía: dicho «impulso». es. el
saoa hacer un drcz y seis de mayo
a su modo,'ei si_ que impide al paítido republicano.uponierse al nivel
lencio, sin manifertárr., ,¡n ,ví¿, i." ninnún
Four_ de su misión y comprender en su ántmo que-no sera
tou ni de nadie, y pensaba ,rÍ, ú;."-j.i';?;;.;."-' dueño de Fraícia, tll .o-o esa Francia se ofrece en
La eleccrón de |ulio Grévy había sido obra del sus condiciones sociales, sino en la medida que-s.ea
Senado, gue, en su nueva Áayoúa,"
era centro íz_ dueño de sí mismo». Este era el lenguaje de un trló-
quletda, es de.crr, menos avanzado que la
Cárnara.
sofo oositivifta. Iulio Grévv no hubiera sabido ex-
La Uarnara Alra respondía perfeCtamerrt a or.r.ir. tan bien, pero 1o &aducía a Ia acción'
nición, y a&uaba .ámo f..iro .n ll
su defi_ ' Gr-b.ma trabíl lanzado ya su Pregunta en la
ó.rdienre. En
aquel, momerto represenraba el espíritu
de Thiers, Asamblea nacional: «¿Qué República es esa.cuyo
ya I hrers,había desaparecido y quedado arás. Drograma eítriba en contener el avance de Ia demo-
:yTd"
ts,I )enado se había apresurado , pr.réntár Lr^ít^?» Un radical, Floquet, advirtió, a su vez, con
la candida_
amargura que los repubficanos, en llegando apenas
Tr*. ]ulio Grévy, p^r, imp.Ji, qu. ,rli.r. ;leei
do uamberca. tn vano desenvolvía éfte los t.m"", a a&íar, sentí"n miüo de sí mismos y trataban de
de un ((sanarse las adhesiones de sus enemigos de la uítPq-
lporrunisnro cuyo programa consistía en es_
calonar las cueSttones para no causar trastorno
algu_
ri,. Floqr.t rto comPrendía que la salvación del régi-
no. Aquello no lograba disipar lo, ,...1o, men eftába en no rÉsbalar hácia la democracia pura,
l-A^r1^^
1.

72
'.'.
¡

IACQI¡BS BÁINVILLE t3
GAMBETTA Y IULIO GREVY
i

y
:i ;fi*'I:,lrj| **,ución.ya
ésra
,en
arcaiga'da en
taidea.que perado la llamada de Mac Mahon, y, Por su Parte,
Tras su eiección.':::LrÍ su ánimo' Labia áÁo los primeros Pasos. Su drscurso de Mar-
1;:" ;; ü; ü,fff:l: ]ift.;'f,:rx"H TXji;
,.11r, .., .rr.ro á. $78,'fué un modelo de modera-
.ión. «Yo temo la la .*btireu.,
áaguez del éxito», aia-
éxito»,. decía, aia.-
ción.
_"jiy :.*uíareprorneU."¿"
verdaderamen
,".,, ,*"ffU., Iibeial r^
v diendo que el partido t.p"rbli.rno debía hacerse mi-
conserv¿io_rl? . E I :;' ;;; r;,;:;;r niSterirl i ulo
'dije siempre: yo soy un hornbre de
lo .ra. ürift;;'Dufaure sufrió
srrnples retoques,. It sobierno v ,',o d" oposi.iónr. Mr. Mahon no
l.lj-".d",,pero
unos había
Un protestanie norable, Wad_
drngron, pasó a ,ár:l j.f..'ór. Iuroondidá a eltas'insinuaciones. Ahora Gambetta
ner, le sücedería. T.;á; pülotrnre, Frevci_ ..,éontráb"se con ora hoftiliáad, y seguía en su os-
bres. Formaban una especie
;;;.1;;;;r'.hi;:
j. tracismo. Era el hombre cuyo conéurso sólo se acePta
to XVI era su ufrubouffi;r,
,¡ri.*acia. El distri_ oara la batalla. Eleeido píesidente dc la Cámara a
ó.r"rr;n».
se enaba a buenas .on-lo,
ó;il1;;iifuiilj:
Con ellos. Luis, de consolacióni rrtit .onado en e§te vauo honor,
Lrrrb, de Íorzar el acceso al Poder. Tan pronto abun-
ción. La única novet
* ü ülrjdrl¿n del minine_
rio de Insrucción p¿Uli.r,'-.i'i.i daba en el criterio de )ulio Gúvy y repiobaba el es-
almas, gue se l. .o"f;.ü"-. *iU;.*o de las oíritu de temeridad v acouseiaba sensatez' como oPo-
irf. fjrry,
de buen'as maneras,."riduo-.i"ü,j", burgués él 'Áí^ l^ República áateriali§ia la República atenien-
, los salones ^ idea'de un Gobierno superioi a los parcidos,
de Mme. Arnaud ¿. ia¿ü.;; i1 r{"#;.: r., t"
.onrrerrdo a las grandes cue§tiones nacionales, a la
darnas de ta Reoúbtica.- É;;"F;;;
derado .n todo.'rrir;r;;.irür/¿l'l
«regrsra» rno_ ;;iiriü .;,.rior, fi eiército. Y ahora propugnaba el
Francia a los dire&ores *rebatarles Ia lscrutinio por li§ta, más apto que el otro, decía é1,
católicos».
EI mérodo esraba d;;;;;-i";á" a orra elerai los debates políticos'
brgo alcance. ' E§t, fértil inventivá, efta movilidad, eftas am-
EI clericalismo era ,lg;y;;i.i"ru1 como pasro al biciones, por qenerosas quc algunas fueran, hacían-
parddo republicano. Los inter.r.,
*rr.ilrñ ffiif,; i. roro..nfro ilo, vieios.'Se Ie'Ílegó a acusar de ejer-
a salvo: étta fué la.n.ora d.l
;;;.;ir.rlo, Ia apor- ; ;i «poder ocultoí, de aspiraia Ia di&adura, de
tación personal de [utio Crty.
ffii".rñair#j. .".iirt ^' l,^ gurrr^' f.acerado'su ánimo, 'uelve a la
Monr-ious -y audr"y, .r ;¿;¿;;;,i'tr, .o_rt.,,- tzouterda, iáurnr, su programa : revisión conftiru-
menre bureués. Eftamos .,i r,
ft n.f,ilr;;;;i'í;Ji
;a.ilir".,.'.r"¿.rí.¡¿o, y aitá los .io'nrl, resíricción de los'poá.t t del Senado, impues-
i:^Fltlf:
ranatlcos gue drscuran enffe ellos. La d.*íg.ji, to sobre la renta, rescate'de los ferrocariles, todas las
rw43. El dinero lo es todo.
h"_ «reformas democráticas». Torna a ser el demagogo
Hubo un mornenro en que Garnbeta peligroso, demasiado se advierte.
habíe es- ' H^g Io que haga, es el hombre inquietante'
74
IACQUES BAINVILLE GAMBETTA Y IULIO GREVY

:lTt?f de_quien nada quiere.el Mentor que vela


en el Eliseg para que la República no calga
en ma_
atacando al clericalismo en su propia fuente. La Re-
no.s rmprudentes. En cuanto al clericalismo", pública va a encargarse de formai el espíritu. de la
uel ene_
mrgo]),, ya no es necesario Gambem a paru iuventud francesa. ¿Y qué generaclones puede pre-
'oarar
su des_ <da escuela sin Dios»? La derecha agota su
truccrón. .Este papel se le acaba d. .orifir,
tas Ieyes escolares de Ferry quir-an
; ";, Llocu.n.ia en defensa de la tradición católica, y un
a la lglesia l, .n_
-a.r- orador pronuncia e§tas palabras profédcas: «Vais a
::i:"i^, y.privan
pues-del
de su'
,
rb de mayo, había .pi^t^ÍorÁ, , iri.r, formar Lrrn jur.tmd qü. no cáerá en nada ni en
revanrado ar eiector con-
nadie. ni siquiera en vosotros mlsmos». )ulio Ferry
tra_el «Gobierno dé los curas».
d;;fu; ffi;;;;
y ello parecía menguar su sectariirno ánlirl, eftaba conréncido de que la escuela laica elevaría
gue una vrolencia
."-iriü a srarl altura Ia moral dé la dcmo ctacia. En cuanto a
.fría descargaba contr, ,u ,iu"l lo,
resentimienros de Ia Francia Zxólic^. Gíéuv, era indiferente a esas cosas : pata él no cons-
útuíí rr. or.o.upación lo espiritual, ni aun tratán'
. Trys Iíneas solarnenre, ;"rroau.iárs en la lev del dose de las'ucondiciones sociafes» de Francia, Porque
fi79.sobre Ia enseñ.anza,rp.;;, ;; ñ.rí
y.ro,
"* é§tas las consid,etaba él indeltruótibles. Era un hom-
lrevy y Ios moderados del Minifterio deiaron orrlrr.
rban a <<destrozar el partido republicano,í bre oue deiaba cantar a todos los cisnes' Célebre por
.y..1'p"ír.
pr'i".b,., híó;i;;;s.rerrgrosas ,u dártr.r" en el juego del billar, concebía la política
Il:::*1" 7i,,
autottzadas del3uÍ
derecho de enseñar, vlno a sonar
no
como una serie de hábilidades.
como una declaración de guerra a los católi.or. Gambeta, amargado y rabioso, tomaba «su--Pun-
manera iónica deFerry añ"adía.l insulto
i, to de apovo en la iisui.id.,. )ulio Grévy midió- de
, l" o.rro
cución. Su nuevo dilertantism" l. i;;;í.-r;ri".il;;;_ golp. .i érror del trituno. Aproximábanse las elec-
se tras ur:a Ordenanza de Carlos X; y, ,ieui."J;ru :i.í;-á. ,Aar, v Gambetta encontró gente más
que é1. Óandidato por París, combatido ás-
.el prefeóto de policía A;árí;;'"JI'il"i*_
ejemplo,
^u^n ^d^
,LtrÁ.*.' r"t Rochefort ámnistiado, comprendió
presron
.de, presrdrr las. expulsiones con toda finura.
L/enuncrado por el hprscopado, combatido tr. .nrr. los republicanos de acción había men-
nado p9Í Juko Sinról: .l.ardculo
en el Se_
H;;--; *ort."i¿r¿. En Ch¿ronne, en la sala
7." produjo una
rncomparable, dejó.largo .rSrio y .or...,_ §r,rr-gült"i 'lo, gritos y los insul.tos ahogaron
::li?:]ó"
tro sobre su autor una aversión q*ue muy pronto su voz, y no prr& lanzarles a aquellos «esclavos
converriría en aplastanre impopull^r¡did.'
se del dtmagogo qqe un día
"demagogia' Y aún aÁadtó algunas
"[ti"tr'ri"o-tot'"portrof.,
bl artículo 7;" s€ impuü. Los decretos ex- se ve frente a la
frases qrte encerraban i^f u" un sentido secreto:
,
pulsan a los psuítas de sus casas «corno en tiem_
po d. Luis XV», dice todavi, ,,V"-trUt¿ encontraros hafta en el fondo de.esas pro-
iri;" f. rry, y ,;gi, teftas¿. Imagen éfta que, o no quería decir nada
o
IACQUES 13,1tNt'il,LL, GAMI}ETTA Y IULIO GREVY

bien aludía a un_1 pediciolres avcntllraclas y


lcjanas alarmaban a la po-
lejos por :onspiración policíaca dirigida de
-adversarlos poderosos. bhción rural. Ya la caíáa de Julio Ferry, que fué la
,betta..blegrdo en parís. cón basrances dificultades, prinrera, no se redujo a un simple accidente. Para el
Ganr-
creía seguro el riunfo e" i"
sido la ,ormid. siempre, prrír-h.,
pr"U"cia. Efta ha iéei-.n, tan peligroso podía sei el «ferrysmo» conlo
rnoda cuando lo, d^.grry-*;;;;l;;."
cambiado ya de .l'i,gamb.ttitmo,i |ulió Grévy se dió cúenta de elio
Las elecciones de ¡88r^f;;;;;';")-..publi.rrrr,
;;;dr;d, demasiado tarde.
r,, Toda su preocupación era .la de p. reparar el fra-
poco dernasiado oor e{ta vez,,
;í;.io de los mode_ caso del hombre a quien quería hundir. Era preciso
rados.. Si Ia dereih,
.;;grf";*,..¿"["¿", el cenrro que Gambetra sufriera la prueba del Poder. La prue-
quedaba afectado v l, ?"rr.*, iqri.r¿. avanzaba. ba fué corta. La misma .r'p.rrrra que se ponía en él
Floquer.hacía palid.á ;ó;;;ü.re . provocarla la pronta caída.'Este es él episódio que se
úi;.1.¡.r, XÍL u intransigen.i. ¿%[ffi;.lt: leoetirá cada'vez que se auuncie un «gran Minis-
r rre anl ras Dlezas de la partida que Julio Grévf ,.lior. Por de pro,,co, los personaies-de'iTrimera fila
estaba resueko'a iusar
¡rrm l.rúrr'y)l'.on Gambertá,
designado enta iei'.poi. .l ,;füd-rriversal,
nesárcnle concurso: ni Ferry ni Freycinet necesi-
"1instigación de GÉíy para hacer el vacío
dacio tab"an de la
que eru sl g¡upo el más ,r.,-.róio.
qás .gue de haber.andado
N. ,.- i" ;;; en torno a s, riuíl; cónsules ellós,'no tenían por qué
,,r-pl.bir.iro
r-- ;;r_ trabajar por la gloria de ott'o cónsul' C-on lo que el
prraclones de dictador. "r,
«era,n Minitt.tio,r redúiose a bien poca cosa: a un
Le había llegado Ia hora. Después
"habl, de habérsela .&.tro de carteras u.rrtr. lo, .r*rrrárr» ; la frase cle
rerardado
_ranro, qr; h;.é;1,'ir.u.. Gambetta, que afe&aba regocijo, caía de golpe.en.la
|ulio Ferrv. rniniftrá d. I;;;;.;J,r'l,iUl., .,, *ivialidad. La lifta que sometió a la aprobación del
los Gabinet.r'rrt.rioo.r, frrÉlr'rrr;ü:,
en rBgo, Ia Presidente le valió un despe&ivo «¿Todo efto es
presidencia del C.onsejo, y
ii;; j. ,"rT.*ure de rggr vueftro Minifterio?» Eftabá fallado e.l pleito. G,q-
11ía
«por habérsele i"áJ itú*ll'Érr".ir».
dqo, y Io Eno sc ' betta intentó salvar siquiera las apariencias, y qur-
cierro era gu€ lr, .ii.*rtrn.im so hacer lo que trntot otros tras^él calificarían de
a Ia políricr.i"t"n,rf,-;,;;i"
i" h;üfr;
lllvadoun,plan ranro, a dis_ «novedad» , dar a su Gobierno un color nacional;
ff.t que Bismar.k ioni*r.ú,
trdo con la secreh.intención -uy diver_ llamar Dor su valía e inteligencia a hombres jóvenes,
de que ." Tln; ;; aienos I los partidos: )uan"-|acobo Weiss, el escritor
nieran
.a .enredarse Frr";i;;i;ñ. H;., cálculos fue- áe había dicho que ia República conservadora era
ron adivinados o.,r ,greJlor.,ffif[r""s
,.ina -ajad.ría, fué'nombradá direótor.general de N9-
bían aceptrdo .il Trr';;; ;;"Éi""n.f*, gue no ha-
nr renuncra- socios é*tranieros; el general de Miribel, a pesar de
ban a las provincias perdidar. -
fni."i.nrr, Ias ex- íu fr-n d. rla..ionarío, fué designado para jefe dcl
IACQUES BAINVTLLE GAMBETTA Y IULIO GREVY

Eltado Mayor, yarnbos habían dc convivir con los renunciarse al Esipto o a la Alsacia. Lo perentorio
<<camaradas».No hubo quien tornara en serio aoue_ era la oropiedad,"él ditt.to. En no afe&ándolos, en
lla combinación, y r, .rto, fué silbado. Á iir;rt;; ,ro .I..Iárráose más a\lá de los intereses materiales 1'
febrero de r88z había hecho muris, derribado sobre
de las preocupaciones cotidianas, la República no cc'
su gran idea.: el escrutino por diftritos, «espejo a _ rría, pér el momento, riesgo glgunl Mezquina prtr-
trozos», según su expresión. Todauía en nuestros
d.ncL en efte punto t, J9 l"lf" Gtivy, guq .exP9-
días se habla de refoima eleCtoral. Estamos dondc nía el régimen otto, escollos. Pero él se gloriaba de
hace cincuenta años. "
haber .oñiurado un mal capaz de ocasionar la muerte '
El Ministerio de Gambe*a había dura do áiez ta trosUtidad con qri hrbí, perseguido al lu-
semanas. El tribuno de palabra tan certera en el ata- chador del 16 de mavo obedecía aitn a ottas Íazo'
gue, el hombre de quien se decía que renla, en ver-
'del nes. Hov ouede prr...rto, Gambetta una víCti-
4.d, «entrañas r.prbli.rn.s», el u'.n..dor <«or- ma de lá iÁgratitud d. lot republicanos; sentimos
den moral>» y de Mac Mahon, el «mal enemigo» la exttaíez" ?" qu. sus contemporáneos no fueran
de los conservadores, quedaba eliminado, y su póel más sensibles a lo que había .t é1 d. «magnánimo»
tocaba al fin. Oncerneses más hrde, át'a, d.'.li- v no Ie suardaran áryot gracitud por aquel «sursurl
ciembre de ¡882, moría de resultas dá urr'a..idente áord» lel día siguiente dé Sedán.-Ello és que t,,|t-
que todavía no está claro. Gréw lloró de un oio v yenda aún no .§t'rb, entonces perfilada y gue su hts-
11ó deJ orro, como, según DauÁier, Luis FelipJ eí toria no era limpia. Guardaban el recuerdo vtvo dc
el entiemo dc La Fayerie.
"apresurado su Dardda .n efobo durante el sitio de París, pero
Grévy se había a reemplazar a Ganr- orr'.drb.t .r-'Éiét, el de su retirada, por no decir
betta.por hombres dé negocios , .l suiil y prudente El d. t, [usa, a San Seba§tián; y las revelaciones de
Freycrner, acompañado por León Sav, finániiero hos- i, ."*.strorobr. Ios a&os del Góbierno de la Defen-
til a cualesquieri mediáas socialista's y que asesura- ,, nr.iotrl venlan a empañar un Poco la.bella.pági"
ba que ni la Hacienda pública ni las brivadas rínírn na. En fin, sus contemporáneos eran te§trgos de- sus
nada que remer. Esta desiqnación aréstisuaba de sí variaciones v vieron co.t it diferencia su caída' Lue-
que el pensamienro del Preiidenr. seería'el mismo: ,o. .l ..lo áirdoto de sus amigos lo han hecho mc-
el radicalismo era un peligro- par.a lí República. El il.át"bl.. Dlsap"re.ió temprano", y-ha podido creerse
fracaso de Gambema hábía'áifelido los ,cánt..imierr- qr. ti" rendir'lo que prometía. No gbbernó., y por
tos. La República burguesa, segura, proteCtora dei eso han eodido atribuírsele dotes y mlras de hombre
orden social, se consoliJaba. To# .rrrito. oor alsún de Eftadt. Mal definida, su República flotaba como
lado, significara espíritu o religión, la .r.il.I. ,7 h r, *pitir", aquel espíritu cuya'in§tabilidad inquie-
iglesia, podía sacrificársele sin "peligro, como taba a Grévy.
¡iai^
% I

..
IACQ.UES BAINVILLE GAMBETTA Y IULIO GREVY 8t

e[ burgués. de. Monr_sous_Vaudrey, é§ta no era una calumnia del todo vana. Instintiva-
..-.-Urmera
buno» el «rn-
demasiado. demócrata, y,
po, no erl un reoublicano
d ;í;;'d;_ 'ürr- mente, las gentes del terruño guardábanse de é1. En
baftantl o"oao"o n; su tiempo, áb.servábase que el "drqrr. de Broglie,. por
llilji.^..11,_"_
ré,i, *,;y*o; i,^ ju,s^,to im su común origen italiano, revelaba, a veces, clerta
plusrvo, proprclo siempre
de la-luáha' a ulvania,
,l .*c..mir"rá. FrrU¿r.i. simpatía hacia su joven adversario. En nuesros días,
r¡";;;i""iel
Francforr, apósrot d.i;;,q;;;;"e;;;.rraTramdo d"
hay quien le ha descubierro alguna afinidad con Mus-
solini.
un día por 'la id., ;.1;.'.;^á#;'a es qanado
Seeún sus prudentes gulas, la hiEiene de la Re-
Alemánia
cae en el orro exrremo. D"
ríd";;'ñ, i.t.r*ediarioiv públicí pedía dos cosas. 'Primera, qi. l, democra.
,
que 1e llevaban n.go.iri ;;;r;;;.rte con Bi.s- cia fuese, si no «reembalsada», contenida, lo cual no
marck, y cuando .,Éo." ¿.-.rir."igtarse con er
«monftruo» , en yarzin,' muda
d;
'f había cesado de hacerse desde el triunfo de los repu-
era en todo, dócil a las influen.;r, "pi#; ;
d.t *omenro, más
blicanos: Y segunda, que €nronces resistier, , l, tirr-
tación de entiegarr. L u., hombre. En virtud de
ambas normas, "había sido descartado Gambetta.
aún a Ia de su.omprñ""r,
i;J.J,iün
ginación iraliana qr. t.'oifr..á-ur,.'"r.#
aquella ima-
J.},;;
..tt.renrar, con un rernperarnen-
Desaparecido é1, propusiéronse mantener una línea
media, lejos de €sas aventuras que traen aparejadas
§ "ff,.{,:.:: y_Jl!
vocación de cónsul. Lo, ,.plblü;;
:."::-::t^llf
oe vrera cepa, campesinos y burgueses, náturalmer,-
consigo las gtandes popularidadei, v al abrigb de esas
otras sacudidas y reacciones violcnhs, que son inhe-
te, habían de r...1á, de eftÉ.;.rrü;'iüil;;;';;;_ rentes a la democracia.
sal]ador, que eftaba en todas
partes. Moría a los
cuarenh y cuarro años.
¿eué hübiera h..lr.,-a. n._
ber vividó má.s? ,que loiá-h;bi.i".dado
públicai De él pri,ió .l ;p.rr,*;i.,l a la Re-
político, algu_
nas veces curbio.'D. él p;¿i.;;;',r_i;¿"
la Liea-de
Parioras, Dérou léde, .t'
"U"rlá"*i;;;l^f;l;3;
extranjero hacía que
;;
fl,g.n el réfimen lo ,..hár..
un no se qué de exorbitanre y eltraño, ciefta
tran.r-
mar.ina peregrinit.a.r acusábase'.,
,,
cebr y praétrcar Ia polírica, en aquella
manera de co,_
eficacia d; ;;,
«srn queref, .§i sin darse'de ello
l;.-.i".
cta las ruedas de Ia Conftitución», ha
cuenra, ror_
dicho FiaJri_
net. Se hizo sospechoso de
"rpi.r.
;-ir;,cbjü";
v
El error de Julio FerrY

«Una sociedad en que la distinción personal ape-


nas se avalora, en que el talento y el éspíritu nada
sisnifican oficialmente ni ennoblecen laí altas fun-
ci6nes, an que la política degenera en oficio de gentes
desarraigadas y de tercer orden, en que.las recomPerl-
sas de Ia vida vienen a recaer, de ordtnarto, en los
intrisantes, en la vulgaridad y en el charlatanismo
du.Éo en el arte del ieclamo, en la truhanería que
bordea hábilmente los contornos del Código penal" »
He aouí cómo pinta Renán la situación en 1883, una
,itua.ión que éi aceptaba, por considerarla dentro dcl
«desenvolvimiento del espíritu». y a la que oúos,
rnenos refinados, iban iniorporándose al verla conr-
oatible con su biene§tar y sus fottunas. Pero hahía
L,r., t...ridades qu. trtitfrcer, ciertos idealismos
oue contentar, v Gréuy, por haberlos desestimado,
J F.t*. Dor no'haberlot ásiderado bien, iban a de-
l"t .*óuJsta la República a las crisis contra las cua-
i., orlt ndía' inm,rntzarla.
L, d.r.prtición de Gambetta.[es quitaba 4t t:-
cima un grá,-t p.ro. Con él no había múerto el radi-
. r .rr ..tL
ct
,,. ,fl
I J i l _-;irft
IACQ.UES BAINVTLLE
",:btr maon DE IUuo Faany
calismo, p*9 p.rdq vígor
runrsrno Io hjbía alt r""do.,,
y esrridencia. ya el opor-
uni*d de doctrina y rin -y '^'"'" rh;;-r..q;d;f;t;; ue había hecho traición a su pensamiento. Los mo-
ÉfJ. ,erados habían reanudado pira su lucha del ú
jl,il'lji*il^,]: de mayo la alíanza con l"s inrransisentes v los
";;';iliii+1":'-ll:' l'n
to',
** "'n'i ales. de I pro- revolucionarios, v ahora esa alianza le! pes"bá. El
g!);; Ít; Xl tr iT:j:,.j:.Uk: propio Ferry p,arLcíale demasiado avanzadá a Grévy,
que lo aceptó; ahora preÍ.eúa a Freycinet, menos ls-
l, iil"o i?lx.,¿: ffii*lil; *i.ü1,iü pero, o a Duclerc, más tierno. Mientras e§tuvo en
Io que concernía [1,§L, rtr, la Presiden cia, Grévy aparti del Poder a los radica-
les estrepitosos. En- nombre de é§tos, Clemenceau

n#,ffiH*:*rl{,,ifig
exieía el «máximum de República». Y tenía razónz
eníban desde arriba dosifiiándola.
ri"Üi.; a'La Alsicia»' Hubo, pues, gobiernos animados de un secreto
..5/
hecho cuanro ltl-ttnciat recelo hacia la democracia. cuvos excesos temían oor
4.¿
*, . y" á.*, ;" :i'r:ii,i"o :'.
:l tXTif ; o.hoj, :::; la misma República. Al no poá., negárselo todo, iro-
debía llevarse a ce curaban desviar la corriente y .orr..&rles aquello que
.i"",r.,;'u;'*r,iifl ;,il,TH:".i j:'.1lffi::i,J; parecía no traer consecuencias graves: por ejemplo,
debían rnodificlrse f"
muy bien que -.í", p"rilf., sabían elios
la revisión .r. ,.n, de-esas
el divorcio, que [ué reftablecidi. Otras veces, acor-
cuestiones
dábase con las exisencias del radicalismo. v después
doctrinales Lr. ,ro inreresan trataban d. r.s.rtaíparte de sus concesion.ri T.l^o.r-
Por donde, Ji hrbf, que
¿ár*J.¿o a las masas.
conrentar al patriorismo y a trió en la reforma judicial. Persiguióse a los magiltra-
ta"democrari?, t.
? ,rl*riJii"i. ,áirla ad v a la,d,e dos holtiles al régimen, sospech6sos de reacción" o de
retormas, a la idea
za, todo ello podía
nr.i.;;i;;l ü#ffiJ ffffi: clericalismo t f , p"aru lograr Lna dep.rración del Cuer-
po, ha§ta Ia inamovilidad dejaron Jin efe&o. Pero la
y'h,$r,d;, #rljl¿'is.Í,ff ;::,H#co f e ingenio izquierda pedía más: pedía una magistratura popu-
ves. Buscaron,
- a Ia lar conforme a los principios de la Revolución, y ob-
r u, i. F'.ü :;; i6l;i: 1t"il,,".
iilÍi jr ?i tuvo de la Cámara un voto en pro de la elección de
:l¿i.q*^,,"
pelrgro
dígnó i.lrüiüñ
.'a t",
eftá.en la izquierdár. pror.St"ü, :i". acción « F,l jueces. Algunos meses después,'este voto de princi-

rnterpreración de .ui palabrar, ¿" ,., *rj. pio emitido con el consiguiente estrépito, era anula-
áo. Por cierto que sería iarea curiosa^el cómputo de
¿i-il;bá acusado can
sólo un peligro mom'.nrán.", j.aT las leyes que, de entonces acá, no han logrado jamás
monárq ui.o í. t ruá-i.r,jffi #i". "l oasar de lo oue oudiéramos denominar el voto en pri-
U' ;'rJrÍ'?::
inera le&uri. til prudentes y moderados aplicáb^an-

I
L-¡e.-¿t*.fu,;r
86
IACQUES B/LINVILLE 87
EL ERROR DE IULIO FERRY

r,., rin ruroo


y sin
ruido sm.descanso,
"jll descanso, a eltmtnar
elimimar cuanto podí
podía
Mal de su srado, hubieton de iniciarla con el fin
at régrmen, exponiendo a Ia socieáad a
1: :l ,rrr.rrmateri?te,.
dedrdenes
,
de encauzada í mantenerla dentro de ciertos lín¡i-
C;ñ;;;;;;,
á.i..ü;J;
,
|ulio Simón, nes, no sacrifiáando sino lo accesorio y agitando.la
Grévy renla
,r:::^:^r-."y
|ulio o.ní"
tenía derecho J..i,
a.dec.ir gue él e, n*f,,.-
era proftrr,-
repubhcano. ",r""jl opirriór, en torno del nuevo artículo qué deélaraba in-
fffente t. . - ly- profundrm'ente consávador.
elesibles a los príncipes, y del otro que consagraba
Vulso un mrnrstro aludii a Ia separación de la lele-
y del E$ado, y él le invirJ b;';;;;;;"";;l;: corio indiscutiÉle en Ia forma republicana
¡i,a Sobre
"defrnte
todo, lograron evitar el gran ¡e-
blai más de semeialr. t"*rr.-f"Tbor.ordaro del Gobierno.
medio de gobierno acre/irado, J.i qi,.
veía ligro: que las 'dos Cámarasl reunidas en Versalles,
.Y..vy
ruera ,un absurdo desarmarse. ¿8tras.t como una Con§tituyente. En definitiva, los
Era menesrer velar por la retoques oue, baio su dirección, decidió el Congreso
y Fr:y rindieroir r t; trisma.Consticución,
Rfibli., .*. .y d. i88¿.'deiaron inta&o lo principal de las leyes
!(vv
emmenre. Alterar en sus parres ésenciales
servlcro
.onrtituiior,ri.r. Lo, viejos .úi, habían podido vigi-
i;;b;;;; lar. En vano la extrema izquíerda presentó corregl-
:8?5,,cuya
u.rilidad r.e de'rcuúí,"ü;'i;r^il;, .* dos los Duntos fundamentalei de su do&rina; fueron
1]? .:^r91, drscurir el régimen. por orra parre, era rerh^r áor, como Io habían sido en 1875. Supresión
9ftctt ,recltazar pu_ra y simplemenre la idea de revi_
sron; la nqu.rerda habíala inscrito al frente del Senado, elección de ambas Cámaras por el mrs-
de su pr<¡- mo sufrasio, retiraAa del derecho de disolutión; nada
gtÍ-,., y habí.a sido élta una de las promesa, h.éhm
a ta. demosracla, una de las razones prevalecií de cuanto el partido radical exigía corno
dL ser del pamido
rldical., ¿Pg{fo Ia Repúblic, ;.;;;;;;r"efirñ:
crón orleanrlta, votada con todo el sentimienro
londición de una democracta slncera y com[leta. En
cuanto a la Presidencia de la Repúbiica, apenas frré
Ios repubhcanos, a los que en aquel inftante
*,
rl., combatida, puelto que no se discutía ya ef principio
no
era dado.consegulr *{, y. fiaban en Ia de la in§titución. Comparado con sus extgenctas de
posible revi_ orimera hora, bien poco fué Io que obtuvieron los re-
_t_tojt_,. ,.r,,pulada ,
por Gambetta? Los nionárquic<,s, 'ririonift.r. La pariicip ación dé las ciudades en la
vrdtonoso¡. ¿se hubieran abltenido de rerocar
ulas composición de'los coiegios senatoriales fué aumen-
teyes constrrucronales dispueltas.de
suerre que hicie_
ran posible un día la reStauración ? EStos arsumen- tadal sin oue el Senado"llegase a perder su carácter
tos venlan a rcforzar las objecion., É;;;drr";;;;;; ,u..Í. Unitamente suprimiáron loi senadores vitali-
Ia Asamblea nacional por los ,.p"tl;.rnos de cios. El Congreso deciáió que los setenta y cinco que
orin- había inamov"ibles fueran'dlsapareciendo con la mlter'
lplor. Las campañas dL l" irquilrd.-;;;;"rrdi.í;;;. te. v a cada vacante se asigñasen los pueftos a los
:t1u7 yat,erry
nufarse
ggmprendieron la imposibilidad de
la revlslón. , d.oártr*..rtos de mavor den"sidad de población. Con
el to*bramiento por' designación intérior extingtría-
I¿CQUES BAINVLLL ERROR DE IUUO FERRY

se en Ia Cámaru AIta el
último vestigio ariftocráti_ nuaba la lucha enmblada desde el + de septiembre en-
co. Más de un regufliga¡o-I"'f,l
a lamenhr. $e moderados v extremistas, y los moderados obte-
Cha,em.t-L..orrlo U-Ut,
dio de honrar ,, b: ;;j";J.
?á., "*;ao
Hñ;.;.fi,ffi:. nlan una u.t t.j, de no *..,ót importancia que el
ororgr. represenra_ servicio que acababan de preftarle al régimen.
ción al rnundo de Ir. in-JJ;ü
l, o. *r.,rener El reéuerdo de la discrepancia qr. .t" fi7o ha6ía
rlicha Cámara uo
un cierto .r.. e""...
n ffil en
dividido a los republicanos llevaba a cftos espíritus
"ú.i.oñr.*#::'Jiá,[it
gunos escrirores, sabios y filjr;};r, ffi '"i oolíticos a otra.olrr..r.r.ia. La rnuerte de Gadrbetta
ho hnbí" extinguido su animadversión y recelo con-
'Ld;*t*íi:'ffi
no acusaba abu
menre ..,,,r; ipí H:fff tra los partidaiios del desquite, y, por otra parte,
cuenra de que el Senado ib;;-;;;;."irr. ellos senlían en el paít aquéil" fibra resentida, aquel
prnroi,.i.prür;..*. ;;J;;r: anhelo de borrar lá humillación y reconquistar ttn
:f.:,[*-rl Sino que lo ad_
veftÍan un Doco, tarde en'su arrepenrimierito. ooco de eloria. «Ya que no el desquite dire&o
-dice
El su_ Fr.y.irr."t-, Francia' querla, al menos, desempoivar
Í,qi_q
reftringido,
.;;;i;'ñ;'#¿
el unrversal la nobleza .def espírirr. y;
no menos que ,ur'rr*rr, hacer ver qle habían conservado su fuer-
;;;*.,r1"; za>>. La idea de r.conqüittar la Alsacia y la lorena era
senadores fueron,
"" ;; ñ:
raciones provinciates
;; l;;i;i#:
rd.irnü'lrfi.r¿"
"sffiil; insensata. Pero los otios continentes ofrecfan el canr-
t. *rf;lr:. po libre; el Asia, el Africa brindaban al orgullo na-
no de Ia, FaculcrJ., ft ¿. ñ;
grandes d.l
ff;;;;,
-'
Estrjo.
;Í.il,il; tion"l, a 1, ne..iidad de movimiento, a la áctividad
.corporacion., nrilitar, un empleo que no parecía peligroso. La con-
-,i:,r:lJ'J,'J,ift:iir;*xi;hx o,uifta de un iirp.rif colon'ial fué ideí de gobierno'
' Lo cual no & d..it que fuera ut, poñti.a pre-
cil, sin que Ia R.públi., ;".!i,: :iP;
;, ((maxrmurn)).
"k;;;:;; mantuvieron en
' meditada, nacida de un cálculo, reflexivó que nó Jo
tie'mpo, t;;;ils
lulante'algún
su pro.grlr.na la revisión hasa el
fué. Luego ya aquella «expansión colonial» convir-
día!u. el «bulangis_ ttóse en slstema, sln provocar las ocaslones, smo aPro-
rno» Ia hizo suva para compro*.réii."ffi;jf¿ -cir-
vechándolas conforme iban presentándose. Las
f:é^p,:t ^b^,áon[io.
Er';;:;;;'.ñ,o, en ar*nar cunstancias habían determinádo la intervención en
,¡,iü.,*'fr 'tT¡ #J,i
al fin. Gréw v Fírry t
t
ü,1& rH?j,:":iin
rUirirJgridolo,
j:; Túnez. Las circuhstancias fueron también las que
llevaron a Ferrv a lo de Tonkín.
donde aque- Los comienzos pasaron desapercibidos. A pesar
IIa Asamblér'.orr.iuadoru, a t qu..d.bía su viábi- de su orsanízaciín án República,'Francia no era con-
Ia hrUirr. .rir'r¿" [;;;;;
pwa, y er|.eybli...;
lidad
radrcarrsrno quedaba aún vencido.
sultada. L^n áron e a conqui§tar vaftos territorios, a
c,ont¡- fundar colonias y protectoiados, como luego harían
91
IACQUES BÁINI\LLE EL ERROR DE IUUO TERRY

Ia guerra y la paz, como ruego concertarían ffatacros que ciertamente no ofrecería grandes dificultades'
y ananzas, srn Dreguntarle su parecer
al pueblo, sin I"á á".-t.rta absolutamente e"stéril»' Así hablaba'
Ilevar siquiera á ul cj*á.;; 5;";;scuslon que ra 5;t¿?;i"t. ,. ¿rt veces, Challemel-Lacour' mi-
cle los crédrros necesarios. principio
faño a paU¡á. Soi .,ihro de Neeocios cxtranieros' un día en que -Pre-
dados audaces, creadores a" griii,t'reverd.cieron
lus senuba una ñtición de créditos' Y fueron sucedlén-
Iaureles de la histori, .oionirfluZ'üu.[o
moral para la nación, pasmada d;;Jrr.
un sojtén J;;l;t dispendios y los .envíos. de tropas' Y qute-cun-
,lr_Urnnjo dió el m"leftal por Ln lado, el desconte-nto de
tanras,energías. y así iino a fundarse
un vafto im_ nes velan cómo Francia dispersaba sus tuerzas tutrra
P..,1
lo.
haSta
.que ya no hubo que hacer sino Euardar- J; E;;r,-tan leios de la tróntera que quedaba. abier-
Lonrlnuábase en grande lá trayeétoria
de" los re_ ta: Dor'.l orto lado, la inquietud de Ia poblactón se-
gímenes
.monárquicorl .pli.rdo; á;. ó;t;-k-;
el clesembarco de Argel, a rehacer el dominio
denária y tímida. Aquellas expediciones .Por trerras
costo-
d. ul- desconocidas juzgábanse aventuras demastado
rarnar, del que ,o.ná, quedaban ¿jUif.,
,.sti;;r"; ;;;;.;;; Lrti¡ñot' Atosigado entre resPuestas'
tantas cuestio-
1: ,
lll d. ñ"pof.ó, r 'Eft;i;¿ ;;;;;. ü';:;;r; nes, distanciado, tieso, altanero en sus .
fkpubfica, pero no de la democtacia, que nunca hu_ Iulio Ferrv se hacía sospechoso' Lo cual se agravo
brera dado sus vocos a.la empresa. En
,ggr, la cues- '"¿" .rrnáo la operación de Tonkín trajo Ia guerra
tión .de si Francia debía inte'ru."i, * Enioi".-r.o.i- L118-
con la China.. Vino la noticia del 4:sastre-de
tiéndose con Inglacerra tambi¿, f"l-U.i.ffi;;,
fi: Son, y la indignación desbordóse' Desde Waterlóo'
::iffl* negaüvamente
publlca,
bajo la presión de la opinión
traducrda por Clemenieau. La mrsma
cuenta un testlgo, no había habido un pánico.
seme-
iante. Todo paíecía perdido. Ferry estaba.y.a derctba-
pu*, hubiera obrenido la cuestión d. t;;;,'üres- áo .urrrdo té tupo que las primeras notlclas habian
de Tonkín y- cualquier o,r, ,;r, l"'ln;.;rtiu.
;.ab;- .*rn.t"do l. gr.i.drd de la'derrota y. que las nego-
blerno,,que fué posible porque Francia no
eltaba or_ .irJionet .nta'61rdat con China otrecían ya. los ,pre-
gantzada como demouacia integral. La
Conltirución -.*.ó de paz. Y en estas circunshncttt,tTgYT:t
de fi75 todavía era buena prr." qr. J pñ;;;;;" Franciá'en posesión.de Tonkín y recibió tl pl?:
-liminares
tlvo conrase con la suficienti indépendencia v Éafta teCtorado del Annam. Sin embargo, el golpe
habta
con el suficiente secreto p.r, ll.rrr'. .rU"
,fg,1"";?. sido rudo y el nombre de Lang-S9t quedaut,',tuo'
Amanecían días críticos Para el régmen rePuollca-
sus planes.
A decir verdad, nadie presumía el desarrollo qrre
,. - a tomar no. La diversión coloniai resultábale . tunesta y le
como a ]ulio Ferry, el golpe de Ia tmpopu-
rba una operación destinada en pnnclplc a
r:,pnrnrr la prrarería en el delta de un rlo "t,^i^,
((r\o cabe nl pensar en una conquista *"
laridad.
"siático.
de Tonkín, C;; todo, si analizamos los sentimientos que hi-
l

ÉK ERROR DE IULIO FERRY


I¡§Ques BarNvrLLE

ff***'*$ffX*ry
ba el farnoso aoó
soteado, ala vez, todos los sentimientos: Dara los ca-
tólicos era el Diocleciano de levita, el perieguidor de
maneras glaciales, el anticristo del arcículo-7.' v de
los decreós que arrojaban a la calle a las silrvas de
oros no qr..uir. Dios; para los patriotas era el otro impío que susti-
rereses de Ia pauia:
conoceros...,, Erá,
x" i.;;.;;., no queremos
",
tuía la Alsacia y la Lorena por Tonkíá v Madaeas-
*, car;, paru los caápesinos era il hombre .lárm"nte !u.
ya a su riempo había \
ista
techa
¿.-er€menceau, que
decía que Francia debía difundir a Io lejos «sus cos-
T-.rrrdo
tgrt y Ia cesión a-1
qtr*";";d";
ff;: y quedeenFranc_ Bur_
tumbres, su lengua, sus afmas, su bandera, su genro».
X.^:^r"entonces. nj .l
.o.ndcto;;;-i", En efta coñfusión cranscurrieron las eláiones
\rrno ::portrS
Ievantábase ahora
rarificadores.
de o&ubre de 1885. Sin saber de 6jo el porqué, ha-
a d;;;;;;';i
abandono de to,
conrra cosas oue eran
d;r;;il;;;
t'!J,rir, ra blasfemia bíase vuelto al modo de escrutinio rechazado cuando
Gambetu lo ptopugnaba, y el voto por listas de de-
República., L o,
sagrad.r. Aáu.r,r. éf;;;Ti; Dartamento había dé dar ampliud a todo movimien-
:::, "'oiyüal i?';,1,:,*:':,klJ:1,
ca ardrenre #il,,ff¡
voro'q". a.rrinrUr;ñ;iÉn^.JIi-
'to de opinión. Además, Ios i"prblicanos habíanse di-
vidido en adversarios y partidarios de )ulio Ferry.
te, conseryadores v rurlt.,
blea nacion at. Lí
**. ,lriür'/.'l#rlil, Monárquicos y conservad-ores, por su oposición a Ia
emDresa de Tonkín. aoareclan dé nuevo como los vet-
:f'lt''
ra ni en Tonkín nr 'campesina no quería gue-
en nrnguna pafte. Aquí drd.ro, oacifistas. Éor'dond. esas elecciones vinieron
.iE;ü;._.,^,., esiaba
rcdavía, como las de fi7t y $77, baio
Ferry, cuando su .caída, "el hr..rrl
signo de la guerru y la paz. Y no era sólo est,r.
ruvo que salir de la Cá- Cuaiio años deGobierhos républicanos un poco más
frtl ifti[,'i üi r',::
hombre sue descuidé
^^'
::i: ;ru::r,j]
las pro"i"lirr-p.rdü;r:^; ;
*i\ inclinados a la ízquíerda que los precedentes, habían
difundido el descóntento y la inquietud, lo cual de-
quien la ioz de Clem.enceau'acusab mueftra que no eran superfluas ni las aprensiones ni
a de altereiciór:.
En cuanto Io, or.bl;ilffi;";"F:rrycorno las precaúciones de Iulib Grévy, y que el ir dema-

tffi
" a un
siadb aprisa o demasiado lejoí erá arriesgarlo todo.
pr *,', :ll g'.T*:;
bio, su nornbre .r, l*l',m ;::[:
odi"dl;;;;:;;;:il;."fi:_
Al oeoleño Sedán de Lane-Son, al déficit financie-
,o, I É ine§tabilidad de los"Mini§terios, jundbase el
nos ya era ponerse de acuerdo exceso de leyes, de reformas, de discursos, que «la-
sobie las razones de
tal repulsa,^cuando ban oue ce*.r a las gentes preocupadas de su t,:an-
.{g.;lh--;*;;.ü lt cnmino d.
salvación d. ta RepúÉi;..-Flü'#¡?r"i,.iii'.; qui[iad, gentes qre"h"bían sido araídas a la Re-
;i

1",¡¡i
ffi

JACQ.UES BAINVILLE EL ERROR DE ]ULIO FERRY

pública
-invocando el_ respero al orden cftablecido. cicron cometer: la dc intentar de nuevo la Presiden'-
Ahora régim.eq se. ae¡aUl
1l ¡urg., po, i, ñ;#;:
La erarma tue vrva. .L-n la primera vuelta,
cia el expirar su septenio, y con sus setenta y ocho
la de_ años a cue§tas. Le impuiaban los suyos, y los suyos
recha contaba con_crncuenta representantes
más oue valían bien poco. Con su emPaqu-e burgués, 9t*/
los rep ublica'os. Si n Mr. M;'h;;
;' b;; *"1i. T'FH: resultaba el prisionero de una laniilia y dé un círculo
Eou, habÍa vuelto ocro t6 de rnayo.
Gmo'enton_
-;;;;_ oue Renán áefinía, sin saberlo, cuanáo, en el texto
ggl, fué necesaria la unión á.-'Lao, l; du. nororros hemos citado, hablaba de «truhanería
i*ru:' .rT,.:ij.T,?' fl gfl:;.]tm-,í* due bordea hábilmente las vallas del Código penah''
Se incubaba e[ escándalo en la mansión presidencial'
:1,_:.rgir,..
de la «rncorporación» (rall;emenfi y Eran aquellos los tiempos bizarros en qüe Ferry in-
troducía' la moral de i(ant en la escu-ela y Gávy
ta consigna: «No hay enemrgos
f,,::..?-lfponer
ta tzqurerda».
a
acogía en el Elíseo el culto de Mammon.
Efta coalición llegó a reconguisrar la mayo "El
aun a aumentarla un poco, antriando
úa, y n obró por su cuente en otro sentido' Rc-
a cuantos nro- ^,
eleeido el z8 de iiciembre de 1885, casi aclamarlo,
nárquicos pudo¡ p.ro'lrr;;ilüban mucho de puí, trl había sido el pánico produéido P9r ll canrli-
rr como anres. Los franceses habían ,;i" i.rri*r¿r,
en sus intereses y en sus .oftumbrlr, irt.rm de ]ulio Ferry, siguió en su predilección por
sus senrlmlenros más,nobles. Sin
. h.riJ;;;; Frevcinet v le encargó dé formar Gobierno' Enco-T-
pensarlo, ]ulio Fe_
rry había. puesto el régimen .; ;Jü;; Ci.í*;;,;. tróJ. .on qr. l. falába un miniftro de Ia Guerra;
en el ulcrmo rrance, Ios oportunistal y
bs radiciles enre los militares a quienes se ofreció la carcera, ei
se habían unido conrra.el ¿";;;;;á¿., d; ffi- uno, Saussier, la rehusó Por no abandonar sus [un-
go volvían ya a sus dire,rrion"rl-C,on
,n, .io*, de generalísimo; .l otto, Campenorr, objetó
ji;lfij;
de dosclenros miembros, la Cántaru quedaba
derecha
su necesidaá de descanso t f , paru hurtarse a las tnsts-
en tres gr.u,pos. enemigos. y en el'país había rrna téncias, lanzó el nombrá á.1 gtntml Boulanger'
masa conslderable que había vocado 'por
los conser_ Freycinec hubo de recordar que en Túnez este.gc-
vadores y que observaba ,". .Áiiuá Sriri*. ó; ;ii, i.rá[ h"bí, tenido ciertas ,orádur^t con las autorida-
oependla todo, v no era.necesario joven. c,1-
que engrosara mu des civiles; pero Campenon elcu;ó a su
f.ho,prt" qr. 1., R.públi.a acaLlrll'.".ontrando el marada, asegurando que ((en. el tondo era dlsclPll-
temían /. r1!1b.an de evitarle aquelios
:,.:,1 1Y:
gprT, nado», quizá,porque é§te le ms¡tra!1 "?1_:lTP:::-
sincera, quizá por insprractón tortutta' )egun Pro-
cu_ya perspicacia fallaba por efta
vez.
había contribuído cón sus errores.
n ,rrrry
\rrevy Julio pias declaraciones, Freycttlet, por la Premura de ror-
cometró, por su parte, una falta, o
se la hi- il;; ;; ;ini§t"rio, ^répú , Boul'nger, fiado en la
IACQUES B/4INVTLLE
EL ERROR DE IUUO FERRY
recomendación de.un viejo
soldado que había dado
al regimen reiteradas
l, d¿t;H,; fidelidad. Boulanger y ordenó la publicidad de su discurso. Al
_^ f yrlad, Boula'nger g.r^t^i, orro parronaz-
BU. La polrrca le.affaía, y esre oficial .orrr.t"
día siguiente de este triunfo parlamentario, en la re-
vilta del r4 de julio, montadó en su alazán, fué acla-
.n io, mado el ministro de la Guera. Hasta los «chan.son-
:x':::,3;,f ;ffit,i*:ád[,áli', Hif f;fil:flI niers» contribuían a su popularidad, y se converda
eran muchr, ,ü, rela.ion.q y;;;.; que Freycinet en el ídolo del París patriori v republiéano. Clemen-
ceau no lo había abandonadá tád^uía, y Rochefort
.ru r.f.r..rár:;Cct. nombramicn-
recocó Iigeramenr..
es lo había adootado.
l: lororio
t"mpue§to,
príblicamenre que. fr7 ,ug.rido,
;;;;;
por Clernen...ur,' dice el r.""r¿ái' p;bi; En sus cámienros, el hombre del desquite, el as-
Scrauss, testigo de aquel dernpo-
fr, .f.Ct", ;i;;: pirante a la diCtadura subió por habilidider parla-
vo. Ministro 7e ta G;;*; ;;,il"ii'¿^nao a Ia Re_ mentarias no demasiado finas. A costa de asünto.s
púbji:i de un .;i; ilñ',"*".
l':"lf
t-os republlcános, inquietos'por
el éxito de Ia de_
perdidos, se labraba sus éxitos sin gloria. Los con-
servadores execraban a este demago§o de uniforme,
recha en lrr .l...ili.; H-ñáil.á.urn de vorat y en venganza publicaron una carta bastante humil"
ill,',t1ffi :ur*:":"f xi*iif ,§,'_Í;$.'TJ
de que él había escrito, seis años antes, a «Monse-
ñor» el duque de Aumale. Con ml motivo hubo utr
rexto Ia receoción gue el .ord.
i. prifr'lrüf; dffi duelo entre Boulanger y un senador ,monárquico.
con morivo dál mrmir*ril
* friiri" er;.,..sa Ame-
p;iüi'tr.
a-. Por el momento, las posiciones eran todavía las de
Iia .con el futuro R.y á..
;lJil't;; fi71 y aun las mismás de Fructidor: a la derecha,
prohibía a tos miem{rg, d.;l;ffi;i.;ij;,,.ffi# los pacíficos; a la izquierda, los milimristas y parti-
,;H:i,;
s9 en el Ejército,-si bien n, l.r-i.Ui;-b;
algún grado. Por su propia ,rrorid.J,
darios de la suerra.
Nacido ín París, el París de la Comuna contra
:1ry::i.11a
sln consultar con sus colegas, Boulanger los rurales y los ratiticadores, la popularidad del ge-
los Príncipes de sus ,.rpe&?uo,
eliminó á
abuso.de'poder, d.f.ndló*^ü#;?;
cuer* Acusado de neral republicano del caballo bl¿nco no era inexplica-
h tribuna la ble. Para excusarse de haberlo llevado al Minilterio,
hoja de sérvicios a. f*,qr."i._O.1ii^
;ü; j. Frevcinet exasera demasiado la parte que pudo haber
$uryale, nombrado g..,.rál d. bil;iln en rg¿r. a drLr^r.n ellí. Según é1, Bismarck había áesignado a
la edad de veindún
fi"r.- lo;;;;;;;""s"riͿr;.1 Boulanger a los palriotas franceses. En enero de 1887,
es gue esra promoción había_ sido
regulá, y ,ir*ft-a oera oblener defReichstas el voto de los créditos des-
'Írs fuerzes alemanas, Brs-
lyna ley vigente bajo.ta M;;;q;i l*/r¿l"r.T, iinrdos al aumento de
Cámara'no Éiló o"' ¿.ür¿",;i7;'aprobación
a merck af:r':mó que Francia se PrePeraba a et:.cer t
Alemania. Y .á, el fin de dir verosimilirud a su
7
.i1

IACQAES B¿TNVILLE EL ERROR DE IULIO FERRY

afirmación, añadíó: «Si el general Boulaneer IIc:- cidente salvóse a fuerza de sangre fuía. El propio f u-
gase al Poder, iqué es lo q,i. ñ;t;;;;;3ü.;; lio Gréw estuvo atento a la I dacción de lal notas
lntentar la guerra?>> Estas pálabias, sesún Frevciner. diplomáíicas, e incluso medió en ellas su pluma, des-
tueron una.especie de_ coniagración. Éa&a Ió .n.- empolvando sus dotes de jurista y sus «habilidacles
mlgos nombraban aI hornbre del desquire. [Jn ar_ de redacción», para defender la causa de Francia sin
ffu.menlo orarorio, una hipóresis de circunsrancias in_ dar pretextos a su adversario, y a Bismarck se le es-
tlaban- la- imaginación de'los franceses. capó aquella ocasión de guerra. En aquel trance,
Mucho más exaito sería decir que Bismarck hin- Fr'ancia'se felicitó de habEr reelegido a'Grévy, ín-
chaba de propósito. cosas que veía
fii intui.id. ñ; falible en su prudente magifterio.
puede cleclfse que las lnventara por comoleto. Ouin- Se había visto muy de-terca el peligro, y la pr9-
ce años d9spu9¡ del Tratado dl Francfort, Frin.ja sencia de un militar en el Gobierno fué una garantía.
sentía. perdurable la humillación de la deirota. El pueblo iba habituándose a volver sus ojos a Bou-
La
voz de quienes habían protestado en r8zr encon_ langer como a su jefe. Con agudeza y verdad note
trab¿ e.co. Freí.inet: «Su peísonalidad cñcía .onfot*. aumen-
.Comprendíase el efecro de la política de
renuncramienro, y la distracción oue repiesentaban tabán las probabilidrdes de un conflicto. Pasada la
Tonkín y,Madíga.r¡rr. crisis, supó sacar partido de .la importancia que esa
fo!i9 _*#, quza se vera
claro que la expansión colonial había aiilado a Fran- crisis le había dado».
cia, la había enLmisrado con Inglarerca, a la oue Dor «lnquieto, lastimado, el sentimiento nacional,
nada había abandonado el Egipio, y .or ii"t-1", q'ui hubo de tomar la forma que pudo hallar a su alcan-
se disponía a enffar en TripE'Ali^ira.o" tor'gl"- ce, y se fijó cn el hombre que encontraba ante sl, exac-
l
peradores de Berlín
.y de Vilna. Entreranro, el acer_ t*rnerrte lo mismo que ei odio se coucenffaba con-
c¿mienro que Ia políLica francesa había inten;J"-;;; ffa el ouo hombre de Tonkín, convertido en la per-
Alemanra, permanecía eitéril, y las relaciones enrre sonificación de cuantos reproches se le hacían al ré-
ambos países habían llegado, iácluso, a una tensión gimen. El «bulangismo»'uacía de.l 9r.ror de Ferrv.
peligrosa. Vivíase bajo ll.amenaza de la guerra. Bis_ Y C1.*..,..r,.r, p& su parte, no había lanzado án
marck parccía desearia. El abril de ¡882 &evór. orr. vano esa palabra'qr. ,r.,Él.ua y lanza a las multitu-'
iba a estallar. El caso de pagny-sur-ÍuforJll., q1,,. des: la palabra «iraición».
conmovió al país, tenía el ,^rírir.l- de una provoca-
ctón: el comisario Schnoebelé había sido a'traído a
una emboscada, perseguido y arrestado en territorio
tra¡cés. La rmpresión fué que todo había sido calcu_
lado por Bismárck paru irritar a Francia. pero el in-
VI

El .bulangismo,

El ¡." de eneto de 1887 el Presidente daba una


comida en el Elíseo. Uno de los comensales, Ed'uar-
do Millaud, a la sazón mini§tro de Obras públicas,
que redaCtaba un Diario índmo extremadamente in-
genuo; anotó la presencia, allá al exff€mo de la me-
ia, de un personáje inmóvil y silencioso «con su bar
ba color de llanra y su busto rígido». E*.e maniqwí
se llamaba Daniel'Wilson. Difrutado por Indre-eu'
Loire y yerno de fulio Grévy, e3taba deStinado a ser,
meses-más urde, el protagohista de un escándalo de-
masiado intempeftivo. No podía llegar en peor mo-
menco un asunto de corrupclon que comprometía ¿;
propio fefe de Eftado. Er Lr. añoi de ,8d7, todo p,
reció conjururse paru acabar con la República.
La adtitud dé Boulanger resultabi ya crítíca. La
popularidad empujaba al general jacobiÁo, y él se de-
jabl llevar de ella. Cada uno de los incidentes que
Alemania provocaba, porque el de Pagny-sur-Mose-
lle no fué 'el único, ,á^lrib^ su fieural Mimado de
la izquierda, continuaba en s, min'íft.rio, a pesar de
qu. á la caída de Freycinet el Poder había pasado a

L**,
IIICQUES BÁINVILLE , 'ÉL «BULANGISMO» 103

gubernamenhl, designado Ito. Cl.m.nceau definía bien la situación al decir:


9:1,::::dical
para evrrar r"
rit.-d,exrremo.
por Grévy
¿eu? c., d..fJüi;l que, por Ia interdicción de Bismarck y de Ferry, Bou-
¿Tener a Boulanger denrro
" 9.irJ.L tueral EI ries. lit n." se convertla en la encarnación de la patria'
$:#ffi::
er ¡niiíno, y ,q,j.d;'ft; fi;;,;;,,,;; *iiltrm que el ostracismo de los monárquicos, qu3
A .ro o.rdo.,lban lo de los Príncipes excluídos, Ie con-
mediados de rnayo es demibado,
a su vez, Go- irr[í^ en [a encarnación de la República' Y con todo
blec, y rranscurren d"í :;;;;r'".n"
urr., del suce- efto, añadía Clemenceau, Boulanger no €ra smo un
#,',ff ",.i;t',T seneral de golpe de Eftado.
qi*
í:?-¡l x-j:1:
cheforc, exigíaÁ qr. ;i-g.;;;i:;;r:.rrrrc
-unl
Hi*í*,*. ¡?
Eftrs d?t.üsiones iban prolonqándose sin resul-
tado, cuan do el zz de mayo, en urla elección par-
de Guerra, í
d"nun.irbIr, .o*o ¿.rt
Ia- carrer.¿
onra que cial del DeDartamento del'Sena, 38.ooo votos vol-
Francia. Io sácrificas..
tenían la necesidad d"
a Birmlrci;. ü, orros, nrante- cáronse erpántán."mente por Botrlinger, quien, .co-
"l;;;;ii.i"', ¿r¿, la rensíó, mo militai en a&ivo, no podía ser candidato ni elec-
de.las relaciones ."n Á.*rff ü;;"ronces Ia coin- to. Aouello fué una señál de alarma. Los tres gru-
cidencia de que L. Ft6,
;;;j^l;; i., Ruri, cuanclo oo, retublicanos clel Senado, libres entonces de la
l:, :l1'¡1 *',87 i: p,ir;.ii"', i"".]1., *s que re_ inflr.,'i.i, del radicalismo, hicieron saber a ]ulio Gré-
r';,ü: H'¿ J¿,f 'lf: ; Uo:l,in:l
ffi1l:;l hl q?, vy que ellos no vohrlan más que un minifterio en
gué punro había eftad; .i ou. no fisurara Boulanger.
p;o1,:Á; ü'iu.rrr, cuáles ha_ El .f.Cto"de eltas controversias [ué que Rouvier,
bían-sido los orove&o, ¡g Bd;fi qré amenaz¿ al dejar fuera al general y enemistarse, Por lo tanto,
se cernía robrJ Fír.,.ir.
clusiones conrrapueftrr.,
ñl;?;.rü l.r"r_ir.ró con .on in seétor dí l" irqíierda, tuvo que recurtir a
prm I*;;;r,drrios de Bou_ los votos de la derecha para obtener una mayoría en
ena era ,in^ r^ióril;;;;J;rnr.n.,
fa.nger al hom- la Cámara. Primero Férry, y luego Boulanger, le-
:l: :r.. poseía
adversarros
ta corfianz, á.t. fj!ia;;;*p;;;,*
era una razón paru desJarrarlo,
vantado oor los errores de Ferry y mantentdo por los
no pÍovocar vanamenre a Bismarck. I fin J. radicales, habían producido ml subversión en la Re-
surgía oro debate
ár., do, áños detpués de eltas elecciones de
. I complacienre, Irli" ó;é"y
y Rouvier, opor- "JUti."
'r8Bc, .n'l*, que fué neceiaria para salvar el régimen
tunrsta Ilaáado p", áq,,reiIr*'i.;fir;
Gobierno, récibían h díiciplin, á. todo, Ios repu'blicanos, el Gobierno
;;;l;J:;'á?J,.n,.,
ó; -., ras pro_ veíase Ér, el trrn.e de solicitar el apoyo de los mo-
:*f conr.ra el genlral.
l,,li" F.rry,
da desgracra, coincidía cgn el baróÁ
,u arnarsa_ nárouicos. lPero quél Ante la amenaza de cesarts-
¿. Ur.L.r, i.- mo,' irro ,.iírn algunos los republicanos de centro
te de las derechas, para ll.var
lE¿;.I ;;;;,J; izquierda que añorísen la monarquía parlamentariaP..
!rrcQUBs BÁTNVTLLE
EL «BULANGISMO>»
fos aconrecimientos,
¿no daban la
ruzóna aguellos
orteanirLas d. L ArrÁ'üi.r;;J"":iG .dHrb,,.";
Ferry, el traidor a los grandes intereses de Francia.
gue Ia dernocracia,. p9r sus
oscilac¡ones rncesantes
El áran placer de Clemenceau era el decir a cuan-
entre Ia anarouía.y d
a,¿trár*Xl.o*pacible ,", ?.nr.t podían oírle: «Todo ha terminado entre
cualesguiera ,nstiru.ior.,
Iibr.ri
-!* con ,,or#.or., E§t. nno, rotundo, dirieido a todos en
fuere, Io cierto er que, d. ello Io que ¿quel momento crítico, no podía beñeficiar más quc
para manc€n:rle a_igual jis_
t^nri"¡.iF;;,a . Ln, causa, la del militar faccioso' La derecha, de.s-
n
;,*",1",^ * iI u:i?#LjlHl"*:¿ jtff l# i,i oída en lo oue ella consideraba esencial, quedaba re-
legada a la'oposici6n, y se retiró al amparo de la
l;; :;"r".#;:s. y no ., b.rr_
acept# et apávo d.
tanre decir b,í. Lrt:,"";;"i;Z'li"#nr.. La alianza
«eruz suorimid¿».
Es inéueftionable que la República corrió enton-
eltaba hecha. Cuando L
.*tr.rr,r, izquíedale repro-
chó sus trrr,r...ior.;;; ces un grave peligro. Ant. el césarismo que se alza-
il;..r.,rirn"rrier, a Juel_
ta de infiniros rodeos, ,.qp";iól.i'qr. ba, failátal. él .á.urso de aquellos que, en 1875,
el suyo era habían e§tablecido la inftitucióir parlamentaria y h¿-
un Gobierno «abiertor¡, y'ü-¿i';::.
rar corno enemigos a aqíel'hd; j; U
avenía.a
C¿*rir.
-.-
ffa_ bían sido sus verdaderos fundadores al rodearla de
La unión de"la, Íueizas;;;;;i;ras, sarantías de orden, de equilibrio, de eftabilidad. Los
ces enúevifta, aoarecía,rt.^lc"ire'?. ranras ve_ íonr.rvadores habían daáo reiteradas pruebas de su
r"y[ia;.qü; i]r,l,*rtonrrrlr.
cuestión retieiose' mano. La reousnancia por las di&aduras; excluídos ahora de
la' düfensa dll liberalismo, quedaban vueltos hacia
La derecHa *. q,íi r,fi#¿j.
T;"';i.r.r#i:
de Ia lgtesi.. Lor"reprtti;;;;;;;o,
:q.. el seneral, a quien habían odiado más que pudieran
gue miraban solan frnáti.os, Ios odiarle los repilblicanos más puros. No dardáría Bou-
vieron *f.n r.,'i::':J;:.'ü: Tg":iAjiH:
-rrri., :T:;
lanser en hacerles ciertos ,niicipos a los hombres de
derecha había puefto ,[ , derücha: combatido por quienes le habían formado,
;;;u;
nes, enffe ellas el que se ru.rirrái condicio_ efta oolític a le oarer{a la indicada. La República no
rA, y, como estaba prcparándor. ,n,,;; I.y;;;'É;- le hábía escatimado ninsún elemento dé éxito, v
Recluamienro, Ia
,uéu, I.v d. ahore ella misma e-,ala qüe le reconciliaba con el ad-
+".1ó1.;;i;lá
yor {e los seminarittas. Iirmj.i""io,
milirar á fa- veriario y la que anudaba con sus propias manos la
Ies, Rouvier no manftrvo s.us Io, radica_ coalición.
tor ran fúril como
pr;;.ár. C-ontradic_
¿A qué debió su salvaciónP A la irresolución del
éir;;;.. au lo azuza_ e.nirel, a su gu§to por las habilidades, a la medio-
bres ligañs al. papa y-;l
.;;;.:n
ba s in ff egua, ."n', ".pa.sionado;
i'nlná.iJ;' unos honr_ Eridr¿ de su éárá&ei y de su espíritu, a su falta de
ñ;;
ger, el general dé gálpe ¿.'Ést¿"'f".
;^rmpir con Boulan_ imaginación y de ideei. Era aquZl un-hombre.como
,o*p., .on tantos, que no aman el riesgo y aguardan que la vic-
r0ó
lACQuss BATNVTLLE EL «BULANGISMO>> 107

toria les enffe Dor. las puerras.


No se había equivo- por efte subterfugio, que al hél'oe
cado Camp..,oÁ d ;;.;;;;ü'l r..y.;ner :
.Bou- czrteru comenzó
popular faltábale .lgo qr. ama la Tortrá* : audacía.
Ianger, .n' .t fo.,áo; ;qpü;; ilr;,iril,.
minos iregulares I. .rrübrn i";"J_ Cü.ndo Ferry lo llañrabi desdeñosamente un «Saint-
aa y, al cabo, no era sino
u.,, Jrp..ie de angus_ Arnaud de éaté concierto», aventuraba un epígrama
,n ,imiá",. ran poco dis_
pue.fto para eiercer lr. ,rrori¿J"or; cuyo valor no excedía al de aquellos que habían acn-
a ella en .rrrro ,. aürUr"r;;ril ,' ,. ¿Él;ñ; biÍado a Bonaparte y a su sobrino anrcs del I8 de
Desde aue dejó.t ír;ist-.* Brumario v ,ti., dei z de diciembre. El café con-
pularidad había aún aurnenhdo. i.r" Gu.rra su Do- cierto no io tiene quien quiere. Hubiera sido más
dieron cuenca de
ú., po.o rarde,^.se exa&o'resucitando uha frrtl célebre y diciendo : «El
era más peligrási futt, qr,.
denffo ; y, Dara.l:"- temible no es Boulanger, sino. el descontento gene-
r:Ij}fil,i.i Tru j::
;J,e ;¡¡{,r#: lll;.fl ,?i
ral».
po de Eiércico ." Cl.r*oni-É.rr*i. La prueba eftá en que el «bulangismo» sobrevi-
*r.h.Ár,,il;l#.# , s'a.r;rñr"i..
*El
vió a ita partida tr. po.o gloriosa. preftigio cle
:,8r1, _y:^
:,_"1
rmpedir,;u.partida,
f..i ^l"ia; ü':h::
rllí fu.rá I; ;.;;;
Boulanser resi§tía . todo, inc"luso al ridículo'
,imieniá lanzado ya no se detendría. No había apa-
El mo-
de encuslasrno idolátriio,
allí Io, homür.s echados so_
I. !: raítespara qu. .iü;;;il.rr.
zo enronces Boulan'gerp Ni ¿v qué hr-
recido aún bajo .rn, forma política, era tan sólo un
e§tado d" .spítitr, Pero.pod"roto.. Lo primero ha-
t( idga de rcfugiárr. .n Él po";;-'inst;; L";i_ bía sido reclamar a un miáistro de la Guerra que es-
\ ,.;; ;. aquella mu_ taba identificado con el París reptrblicano, y qqe,
chedumbre o de oónersg
;;b*r;.-i;ffi. il;
a_ ja
hubiera llevado ,áo¡dg i-,rUür[r.ia", hallado oor los radicales, había siclo auoiado por los
pero, ¿sa_ ooorrrni§trs. Ferrv, aun después de proscrito del Go-
Aiil.ffi;ger
bía él adónd. Il.urrlorf
tonces más que un general,'*;l;Jü;rque no fué en_ bi;;, segula acúmuland" sobre sí'los odios' Sitba-
jaban marchar a ,,
U"'i"iü
?:Jri;;
no Ie de_ b;; ,'.ufiqri.r, que tuviese con el «tonkin¿t¡ ':l
vi.tió. su embaraz", r;ll;;;;;.#;; pe¡spicaz ad,- *.not .on,l&o. Pues bien; había un hombre, un
y le hizo mon*r en una b.;;;;";,'¡"ru#*l']l
va apaftada ;ili*,-que se había.opue§to a algunos hombres de-
había hurrado a las ,.ñr;;;;'ü teftados:'eso era todo.
i ia ,onfi^ir^ d*
*,::; I. i;,'HJ ::1" r;r;-;;;ilJ
I,'di,?fi;,i.tX";i"?X. o" ü!1$ff
se le asegu"r i"'o
;; Ú «bulansismo» se hizo político por culpa de
aquel comentrf d. las barbas dé llama que comía st-
lelrcioso, en un extremo de la mesa de su suegro' el
,{quel día un observador hubiera áía t." de enero. En el mes de octubre de l8E7-es-
tenido que de_
ducir, como lo dedujo .i p"fi.á"'l*JH;r:::é:- talla un ((caso», el primero de una serie que será lar-
gai Se ha descubierto un tráfico de condecoraclo-
IACQUES BAINVILLE EL «BULANGISfrúO»
ncs, una banda ha puesto
a subasta. Ia Legión dc
Honor. Boulano,er-hiilf,."á"lifi reinado acababa en cuent¿ doméltica, en ropa sucia

T.ll: y Ir, .ofi..cuencias del asunco,o.que


ver el des_ que ya no podía lavarse en cesa.
El café concierto no serviría para elevar a Bou-
rnrnrtterio de haber
provocado;i;;¿il il;rrJ;
acusa al
langer a la magiftrature suprema, pero sí para lan-
;i,oi::'i.':'j:ll d | ffi"'d'Jr g.,,.,,Í c.rr.- zar de ella a Grévy. Canciones y mazarinadas pre'
ceden de cerca a la'Fronda . El asunto del yerno ofre-
l.i',*1ÉxiJ.{l;.ffi {$#*iri:i:'H;i.}¡ cía una mezcla de risas v de odios. La corrupctón,
paraban Ia cliencc el provecho y la rarcría il .brigo de los trrrid.tot
r,y;;;.],0;t/#l]:i#;,:t.1T;f ll: eledtivos y de los honores oficiales, el contra§te entre
:?r,,i.i"f
clblrse entonces (
las virtuáes publicadas y las prá&icas ocultas, todo
y encontrar un terreno en
¡it!:"-i#*#:r; En*:':i;rf t*l*
ello había de sonar mal -agitaba,
[,] efervescencia. La calle se uecía la cólera, v
en Dro de BoulanE.r con..rláronse dos sendmientos':
ra _iyli. trnalenffaba
,^ prudencra aquél p,ara.Grévy!
',la -;.;#:
Ia mansión de ,,rd. má, fácil quE presentarlo como sacrificado a Bis-
abyecáór. il;b" marck por los'oportuniftas y víctima, además, de
§:,il,lrri t:.x,:r §{:*.,}ln:#fu ,,ft cuantos'habían rábado o protáeido a los ladrones. El
«bulangismo» cornenzabá a ánuertitre en opinión
berla podido confiar a
manos *i f;.Ér, y aquel honr_ política. Hizo suya la idea de la revisión, y entonces
.tfi
};'ñ, i:?' ui$, il'.:',* tr,
lü.:i, sr'no
romado iff
, ,q;rr;;]i ü'ri# j.dido de nre_
# f pudo verse cuán-peligrosos resultaban los ataques a
ia Conftitu.iór, Éror".taques desviábanse en un sen-
ddo que no habían' previfto los radicales, y lo mis-
ii Jr¿ilXil.r¿d .*' íJt;;]. Lni;;.¿;;;'; I rno *dírt tornar más reoublicana a la República
*4,-a.,i",i;i" JHS;rr:j"r,T ;i-, 1 ;i o.r" Lerderla. Alimentado por una ho§tilidad nacien-
. Burgués económico r1.,ff if ,1,.árrrr" Ios parlamentarils, el «bu.langit:_q: {i::
y hafta..áv él.no tafica- móse como opostctón al régimen parlamentario, que
ba por su cuenh. EI apégo ^Á,
,f a;..r"y
por las..riqu.rr'r,UL;il;á la demasiada sufrla, .on Wilrorr, su priñer deicrédirc.
:*i1,-1
sus relacrones, llesando d.ti..do .n Los verdad.to, r.publicanos sintieron el peligro.
" d.r.,rbr?rr..i.'*á, tarde a[_ Había un sedimento'de errores, y Grévy ya no era
F,,?:il:iiff r:ü?i,.,":1tl*"?:",T"#jñ,f# el buen consejero y seguro guía. Íin su.íenilidad pa-
i, pltión áe de§truir lo que tantas
Wilson era un ,i.o l,.r.a.io.'?'.stl".ij, recla entreg
materialismo que ahora .n ,rrr.. .l ^áo ^
veces había'salvado. Para apaciguar a París, importaba
expiaba. ü;ür;i;íj::, ; que saliera del Elíseo 1o más
"pronto
posible. En va-
ll0
----w
no se Ie conminaba a abdicar. Indiferente
a Ia cosa
EL «BULANGISMO» 111

..ulp3,
se preocuprll lrr' ó;;^;
lÍ,lll.rtper.cier. el régrmen. ya
bía motivo para dete§tarla como una in§titución fu-
nefta. Los radicales se absruvieron de discutir la C,ons-
¡io. La calle era ,n ,rmor. V.í*., ';.ür:t'r"ffi:n:
no titución en tan crítico trance. Tratábase db elcgir
tes de Ia C,ornuna, , CrÁ.i;;;;
b;p;;;_ inmediatamente sucesor, y |ulio Ferry, con cierta in-
enardecidos oor l,
rj general Eudes, consciencia, era uno de jos aspirantes. La designa-
;j;,tru,b#:,#d:3::;';,::^fVA;Lt:f, : ción de Ferry, cuyo solo nombie sublevaba a los pa-
risienses, húbiera sido una provocación. Recordóse
tinaba en no dimidr. F;J;;;;d,
qr. ta Cámaru que él mismo había dicho uñ día: «Si resi&ís a las
l: li*.permanente hafta que
sesron
a entender. ,u ,.rolr.iór, le constituirse
en Jo.., d. Ia opinión pública, ateneos a la tendencia
él renun de e§te p"ít lerant^, su voz cuando los mandata-
deres Et;;ü;;:;; ;ilJ;;;:;;:"".1ase a sus Po- rios se le'hacen" sordos.» La voz de la opinión era que
C,on todo ell". Grévy t"¿'liár^ar:
«El que per_ Ferry no fuese elegido. Quedó descaitada su obiti-
sonificaba I. .rtár, l. '.11r;;;
ñr;*i,
aparecía para siempr.., f.E[;n;;'J -.rur", d.r_ nación y abatidos
"sus
partidarios, no menos ciegos
el porvenlr, temiendo
rh;;b;;; ' Era
que é1.
q.ue,
se alejara Ia. tradición á. i, ¡r;;i¿il;
áo, su viejo oreciso buscar un candidato baftante neutral,
corno é1, celaban. por
;;r[".;r. V los oue. baftante desvaído en su personalidad para no irri-
la C.;ftir;.ió,r" *d?;; :fli: tar a nadie, v eu€, al próio tiempo, ofreciera cier-
grrse aun más del araque que a.at"b, d. ,u_
frir la Presidencia. tuevo
DebiliraJ; d;;;r" de Mac Ma_
tas sarantías.'Dlscubrieron .ntoncei, entre la noble-
hon, sumábase orra .rp;;i.;;-;ffiil ," rloublicana. al nieto de Lázaro Carnot, y, en con-
.o,.i ü'T; siderlción a su mediocridad, Clemenceau'le dió la
cléy; ?,t? herida o"ii,;., ;;ü¡;'1. herida mo_
rar. .Era lógrco preguntarse si sobreviviría inveftidura. Su antepasado resultaba decorativo. El
prueba.
a la doble descendiente era frío e incoloro, correcto y formal,
Resulta difícil de decir en quién vino refueiar_ de la Escuela Politécnica, condición éfta muy aPre-
a ciada. orovifto de un nombre hereditario, Sadi, co-
se, esos días revuelcos, el ..ntiáo
¿.1 l"r"r¿, ¿"i'rl_ sa ba§t'ante orieinal v que excitaba la curiosidad:
StT.lr. Fué aquello el ei insrinro de
d. conse
.or,r.*".1¿".
rvacíó N"
¿cómo podía s& p.tá .St. CarnotP Y luego
falta-
ba$taba con cener el espíritu republicano
ter el discernimienro p'rr, .";rrl qu.ll
, era tmenes- É.n dor años pari el centenario de 1789' y un re-
n.o¿Ulica se cuerdo a Ia Rárolución surda su efe&ol Todo ello
disolviese. Y había qu. d..idir ;"-';;;;
h;Ir;Iñ;: supieron presenarlo ba§ta4te bien, ahincando sobre
9:*l ",,f11 *.,., i;.
ii-r--. d.# ñ ü¿, -¿.
p ,oáo .n 1l exclusión de )ulio Ferry. Además, la Re-
-:.1:,, inesperada, ;;¡
*fp-c1ón,
¡il
"

linXk-l
n Gréw. ¿qué cabía.1,p.irr'a. f, ü;;irul",'J.
.
pr.rü.r.ij-úr- pública ponía así ¿ su cabeza a ún hombre que ni
áfur..b"'ni inquietaba, lo cual ya era mucho para

¡Á*¿
l12 EL «BULANGISMO» 113
IACQUES BAINVILLE
atravesar aquellos días críticos. naparte en Brumario. Y esto era [o que había de des-
Ese rercer presiden-
re ha ¡ecibido d._ Á;;.;ü i;;,,.i'll
, hace¡ al «bulangismo» el día .n qrl, habiendo pre-

ffiT.,j*:ja.
Y Minerva ;;;i,;; r.u?, ü;
mote de «Mi_
clsado ya sus contornos, saliera al encuencro de la
masa inmutable de los ele&ores rurales.
EI oporrunirtaTirard, conoci.do comercianre de En e§ta espera, el sufragio universal oarecla oro-
París y el or,íét¡"o d. i;;;;irJ* picio a Boulanger y le da,ói ánimos. Lj ráctica' de
ra,. fué el primer
en Ia Cáma-
.u.isir que lr;^ Srji Carnor. pero sus parcidarios era la de presentar al general en las
había que ieñirse bi.; d';;ü"i.r"orr. eleccíones. parciales en departamentos díferenres, pero
la lucha oue
aguardába; y no ;p";;;'r#i"'#. il H:
"rr",t. ;ü;¿;*riprd^
titución de'Grévy,.
bren elegrdos, y aunque el general no era elegible,
cada vez la voración lo proclamaba más alto. FuZ en-
sor, no eran, al iabo, sino p.liaduo,
de su suce-
tonces cuando los repüblicanos, desorienados, co-
¿. *n.¡.;r. mederon un error: áquel movimiento del cuerpo
gue__no podían remediar d J.r.*t ;;". ii;%;
de Wilsán -rnt.nír--i. ;"a;g;..i#';;#i##':j ele&oral les alarmó, cuando el verdadero pelisro áe
asco. La idea de revisión, ránto
riempo explotada la República esraba en orra parre. T'eníari l, "r.ntr-
por los radicales, to*.b. áh;;;-;r;"l"rma ja de disponer a su gufto de^Boulanser. Dor su con-
hoftil al
slstema parlamenmrio. Los nuevo,
,.u;rio"iEtrr- * dición dé milirar, yI d.i.ndo ,., ,r" miádo, dieron
proclamaban republi.anol,;";";ll;, el prooio Bou- el mal paso de exigirle el reriro, es decir, de darle el
ranger,.y. Kochefort les servía derecho.a quejarse,-y al mismo tiempo dejarlo libre.
de fianza.,Siri .*-brr-
go,
.quizá el «saerero» había u..ádo'conffa Ya desde.entonces,'Boulanger podía hacía sí
el Im-
.ry"?
.t carcaj de la liberad, y, al criltalizai"r-.f los plebiscitos parciales. Elégido en la^cr^á,
Dordoña y
nomDre de un general y exhumar la idea del plebis- en el Norte, en abril de 1888, aquella elección evó-
clto, €I reaisionismo tornaba al cesarismo. caba los éxicos que en Luis Naooleón Bonaoarre ha-
B.ajo el
nombre de Reoública honelta y prrd*, bían precedido il lmperio. En'la Cámara'rambién
dla era otra R.irúb[.;, y i;;;j.l;;r.
b q;-p;: recordaba la de Napoleón su pobre oraroria ; parecía
no hav ahí
mucho,donde elegir. Si la nota nacionál haber perdido su faéundia con^el minifterio. L'os or¿-
era la Jomi-
nante, lo era umbrén la nota autoritaria. dores le ffataban con altivez, v su programa no con-
Ahor" bi.n;
Ios jefes de esta Frcnd, ;;;";,-;;;;ri;;;;;;;' tenla, a la verdad, más que úrn p^rl"b"ra que le ha-
; bían pre§tado los radicales después de haÉer abusa-
¿r9ced.iq del radicalismo exrrem" *."?irr, .o*o
_Dérouléde, de Gamberrr, .l ól-b;r"r; " del desouire . do de ella. El recitaba la lección que le habían hecho
aptender sus inspiradores, y a iodos conresraba lo
L ::,.-f
su vtera i.l,pgg.do
original d.t-p;;;id;
üuiitH
tradrctón behcosa, ese clarinazo gue lo mis_
,
mlsmo : que, por confesión- de los republicanos más
mo suena con Augereau en FruCtidor qü. .o, Bo_ fervientes, la Conftitución de ú75 éra mala, y eru

L
114
IACQUES BAINVILLE
EL «BULANCISMO» 115
Ia responsable de las raras de la República.
v ere Dre- parlamentarios, fué reelegido sirnultáneamenre en
crso retormarla. Burda era la trr-p., pero'ú
irq,ii.r_
*:lvó en ella; en su no*b.., dJi.il;;;il;
Gobierno a la revisión y a llévarl"-Zl
tres departarnenros. El dTa de su vuelta al palacio
de Borbón para rornar a su escaño, una mukitud en-
-ir;;; tusiasta cubría la Plaza de la Concordia. «Si Boulan-
cortar de una vez las cámpañas bulrngistrs. i;irJ
advir.rió Io imprudente de i" *rrriábr" v se nesó a geÍ tevantarse en su coche, y, sólo con el som_
ilega aa levantarse
ger lleg,a
/,
brero, les invita a seguirle, yo qúudo bar¡ido, y la
som-
lQuello, y cay6. Carnor encarga entoncás a FloErr"t
Ia formación del Ministetio, Fiáguet, a quien afoy, invadida», .*fi.r,
Cámara inva4jda»,_ coÁfi.ra át poii.í, Lépin;,
él poii.i, Leorne. ,ár^i
encar-
habí.a jurado no dar jamás.i poJ., ái.nrrm
esruvre- ¡;ado aquel día del servicio de'orden. piro bouhn-
ra él en el Elíseo, y'cuyo nombre resulraba u;; qer no dió la señal. Con aquella de la esración de
;- I
Lyon,
yoca.crgn por aquel episodio lesendario de su apódtro- ' eta éfta la segunda ocásión que perdía.
te al Hmperador de Rusia. FuZ un ensavo de'coniu- I
Nada, empero, á.r.orrro.,rbo j sul parridarior:
rar el «bulangismo» por el radicalismá ,igiao. 'Et ni su obstinación en hurrarse a la forrun'a, ni el fu-
proceso se agrataba. ne§to presagio de la estocada que recibió en duelo
-hoy con Floquef, Mientras, la discbrdia entraba donde
Qua¡dg leemos los recuerdos y las confesio-
nes de los hombres de la época, v, rro podemos du- sus adversarios. Tirard había caído Dor nesarse a in-
dar de cluir en el orden del día la revisión rádi.rl."pr.rexran-
?u:,.con un pocode'voluítady énergía, B;;- do.q re.había que hacer fracasar la reririóri plebisci-
langer htrbiera sido'el dueño de la iitua.i'3n. p.ro
faldbale la verdadela ambición , quizá la convicción taria, Floquet trajo un proyecro de reforma constltu-
sincera, la confianza en sl mrsmo v en su estrella. cional. Este barato colmaba ya los deseos de los bu-
Se hacía una pregunca que ninguná de los dos Bo- langiltas; .se vela bien claro que la prudencia no di-
napartes se había hecho jámás : ri¿ Qué haré yo cuan- rigía aquillo.
do sea diótador?» Gustábale sedu.ir, gorrbi con lá El régimen aparecía quebrancado, y la caída eru
popularidad; pero no se servía de ella, "y prolongaba, probable. Eran diez y ocho años seguídos de R.pú-
como otro placer, aquellos esponsales con la rirsa. blica, y se decía que ñi la Restauraciln, ni la Monar-
Sin embargb, tenía éonsejeros'hábiles. Sus enrrena- quía de julio, ni'el segundo Imperio, habían alcan-
zado este término... ño resulta, pues, sorprendente
{or¡s, Naquer, Laguerre, }orge Thiébaud, creában- que la derecha, pasando por sobre sus rencores y re-
le las circunsrancias, que él no tenla sino cogerlas;
ofrecíanle <<jornadás» ya confeccíonadas del "todo; pugnanoas, se aliara en ese momento con Boulan-
cuando, en la misma Cáman y a consecuencia de un ger.. Cuando quiso acercarse a los moderados y opor-
alrercado con Floquet, pr.r.nió la dimisión de dipu- tuni§tas, cuando pre§tó su avuda a Rouvrer Dera re-
tado por el Norre para'significar su ruprura .on'lo, siftir al general dé los jacobinos, fué rcchazadá. Aho-
ra la República estaba gobernada por Floquer, es

I
b--..
116
IÁCQUES BAINVILLE
EL «BULANGISMO» il7
decir,,por un radical, al que el mismo
Grévv iuzoa-
Da pelrgroso e rmposible. por orra parre,
Bárí.r,í., dtud de la estación de Lyon y de la plaza de la
nacrates por antlclpado ciertas .o.r..riones
nargurcos y a Ios Príncipes; a pesar
, lo, ,io_ C,oncordia e§taba aún alfi
Éar1 quu él se pusier a a la
de sus conviccio- cabeza y se encaminara al^Elíseá. Todos los testisos
l-..1,,r i.
p.r*r su hostilidad'hacia h J,ctrJrrr"'.f
conde de,parís ya.no dudó. Todo parecía se hallan acordes en este punro. La Líga de los Fa-
confirmar triotas rodeaba a su jefe. La resistencia"hubiera sido
que aquel movlmtenro nacional del que
el «bulan_ nula. El Gobierno no
grsmo» no eta, al cabo, más que .l se_ defendía, quízá porque no
d.iii_
baria un rég1nr9n en el que, hiciesen "o*b.., encontraba defensores. Lépine, entónces ^secretario
Io qr. hiciesen.
no renian cabrda los hombres de la dereiha. pareció_ general de la Prefe&ura de-Policía, viene a cerrificar-
Ies absurdo el qucdarse fu.rr,
v .""*rr¿se la alian_ lo aún: «La Prefe&ura de Policía no había tomado
za con el general, convercido én el «síndico
{guna. de. precaución ni de protección: ni
de los medida
oescontentos». un. guardia- en los lugares esrrarégicos o en espem de
, Trifte cálculo, pqrque el síndico no eftaba a la
altura de su misiór,. El'ubul"ng;rÁo,, tenía
ó5de1e¡. No pretendó.explicar.sfo; lo atestigluo. yo
ou. á.rl circulaba a través de los-grupos, d.ramp*.ío, con-
embocar en un golpe de fu*rZ. p.rj.rr..Y"B"; fuso enrre mi impotencir,-que rlada poáí, impedir,
langemo
,.l el hombre de los go[p., de Estado, y y.la multitud que griraba en todos los^ronos.
oesTrov'echo su tercera ocasión, la mejor, la
definití- Elíseo I » freycinet confirma el desamparo del -¡Al
bo-
va. Lontorme a Ia d&ica eftablecid, por u eltado
ma- bierno del qde él formaba parte, el uquébranro de los
y,ol,.rl producirse una vacanr. .r, él D;p;r;.;;
guardjanes del orden público». En il Elíseo espera-
del Sena, presenróse diputado por parís. Aquélla era
ban de un momento á ouo la aparición de Boühri-
la prueba.detrnrtrva: el z7 de enero de rggq, en una
ger. Dícese que un coche ya engánchado estaba pres-
.¡ornada de enrusiasmos, Boulanger fué elásido por to para el Piesidente, a áuyo ílrededor habíase'im-
2.44.ooo voros conrra t6z.ooo qüe obtuvo
ít ..,i¿;- provisado el Consejo. En aquella confusión y alarma,
dato |acquesj presenrado por los republi.rro, .o, «produjéronse los impulsoi más exrraordinarios...».
ros mrsmos dtulos que presentaÍon a Carnot; los de
su oscuridad, gue ,'nadi" ponía en guardta. A Cle-
Y lo más extraordinario que pasó fué oue no oasó
nada. En un reftaurant. á" lá Plrra dJ l, tvtalda-
menceau, en su desprecio por la humanidad, le fa_
lena, a dos cientos meffos del palacio donde los"mi-
?orcl- il,
llaba ahora aquello di «votair y hacer votar
niftros y el Presidenre pensab^i v^ en abandonar Pa-
necio>>.
rís, el E§tado Mayor bulangilta conjuraba al eleeido
Aquella noche, Boulanger no renía más misión para que diera la ieñal. Y iíouhngei, con dulce"rer-
que la de apoderarse del Poiler. Aquella misma mul-
quedad, seguía diciendo que no."Cantaba el gallo
por tercera vez. Por tercéra vez dejaba Boulaágcr

i
L
ll8
IACQUES BÁINVILLE EL «BULANGISMO» 119

pasar su hora. Se cansó la fortuna. ya no se Ie ofrc-


cería oúa ocasión.
ella. Inmediahmenre dispusieron allí el plan de ba-
Todavía se discuten las razones de aquella iner-
talla. Procesos judiciales'contra .l g.ner^rl v conrra
sus principales lugartenienres daríín al «bulhngis-
gia. Segu¡ unos, y éfta es la hipóresis , q,i. se arenía
.Uarrés, el recuerdo_sacrílego del golpe de Estado,
mo» un tinte sedicioso. El escrurinio por distrito, ies-
Ios
anaternas contra el z de diciem-bré, las esrofas de . tablecido, cortaría de plano l"r .ampañas olebliscita-
rias, y Boulanger queáaba desafiadJ , hrclr triunfar
Ios «Chatimen$» aprendidas en su' j;;.";j;-;"J;
ello encadenaba a Bóulanger. Según o'rror, .r" ul fr._ en las circunsciipciones rurales a cuatrocientos de sus
no de los acuerdos habidoí.on ef cond. ¿É p*ir. irf candidatos o dé sus aliados de derecha. Por toda
Francia corió la consisna: el militar faccioso oue
. vez, sintiéndose republicano, se le hacía recio ,i.nrri
a la República. L/n. fondo de disciplin, Áili"i, *
- conspirara con
9.1
cleroicon los comunero, y .on'l,
largo concaCto con.los_ medios políricos, sus hábitos nobleza, no podía traer más que agitacrones, avenru-
e
ministeriales, quizá, dererminaÉ.r, ,r*ti* ; ;;;_ Ías, y, sobre todo, la guerra.
terencia por,los med.ios legales. La elección le hábía Para llevar a cabo éft" operación, eran menester
necno ffruntar dondequrera; ipor qué no le haría políticos sutiles, no do&rinaiios, por lo mismo que
seguir.triunfanáoi Un' plebisciiá pod'rí, d.rlie.rl. j. la República no podía salvarse poi la sola virud'de
todo nesgo y de toda promesa. y siguió conJiándo_ los principios de-la democracia. Cl.-enc.au, Ranc,
se al sutragro popular. foffiin, habían fundado el año anterior un, So.i.-
dad de los Derechos del hombre para hacer frente a
. Creyen"do ét.!ir el camino más seguro, elesía el la Liga de Patriotas. Pero aquello nada había impe-
Ya que él no a&uaba,"a&uaríaí con-
dido, y Floquet y el radicalismo rampoco habían s^al-
ffrrf.,t*rso. vado nada. Volvíendo a la revisión coiltitucional para
«Las doce y.cinco de la noche: el «bulangismo»
desbaratarle el plan al «bulangismo», se l. 'oen?a
va en descenso». En el momento en que lorse"Thié-
baud pronunciaba su famosa frase, lol dar pábulo. Estó lo comprendiéron algunos hombres"
-í.riñror, ,.-
unidos en el Elíseo, cuyas puerras no venla ,,rji. , con sentido polírico, v áiez v ocho dlas después de
derribar, comenzaron á r.ac.ionar. Los más inteli- la elección dl BoulanEer en ?arír. Floouer lrí, oor
gentes de entre ellos, comprendieron que era preciso
su propio proye{to de"revisión. Poi miedo lm ir.-
atacx a un adversario que'se enrrerenir, y qrtbrrn- didas que pudiera tomar e[ Congreso, hasta" la dere-
tarlo mediante una ofensiva tan rápida como vrso- cha y los bulaneiftas de la Cámaia voraron contra é1.
rosa,.¿Quería él conrinuar el juego del sufragio uii- Tras'de Floqueí volvieron los vigilantes de la escuela
versall Pues a continuarlo; p.ro"*r, Ia ventara oue de Grévy: Tirard, Rouvier, Fri cinet. Ellos se en-
da la posesión del Poder a los qu. saben ,.*írr.?. catgaron de acabar con el «bulangismo» y sacar la
moraleja.

!
a

¡".-
na
IÁCQUES BAINVILLE EL «BULANGISMO» t2t
Era miniftro del Interior C.onstans,
apreciado Dor to previ§to. El desconrenro era un úo de doble
su ralenro práctico y ',,r,, f.;;ilil;;-il;;5r: corriente: la más violenta empujaba a la otra hacia
L,o;s p:ocesor por complor
concra la seguridad del Es_ el orden establecido y hacia loi que no ofrecían alar-
mdo.rormaban parre. dél plan de
delensa de la Re- ma alguna. En 1885, la masa, tíinida e indecisa, ha-
puotrca, pero muy bien podían reavivar
Ia asiración. bía votado a la dereóha, llevados de la misma inquie-
\rnsrans uvo la habilidad de preveni, ..fdrdorr_ tud. Lo que entonces habían hecho las empresas co-
mente a Boulangcr de su ,rr.§to'irrmi"*;';B;;_
loniales y lor .*..ros del radicalismo, ,horá lo hacía
tanger se apresuró a pasar Ia frontera,
declaranáo que a favor de los republicanos aquel seneral del desqui-
no reconocía como juec., , ,u, te, y, sobre todo, la aeitación'bulaieista de París.^
F" f D,Jlpt r.ur.áo, .", ¿i; ,rñrJn
.I'ribunal
"dí.;r;;ñ.^^R".'lr*
.rimirmo d. ia muerte de Boilaneer, un süicidio sobre una
rrancla. EI Supremo_ los declaró ,.b.ld.r, tumba amada en el cemáterio de su destierro, fué
y roro, el .n..'nro. B;;lr;;*, .""i;;;á; el epílogo. La canción de café concierto se trocaba en
en^^l!!,l¡edó
rebeldia a Ia deportación en una lortale
za, ya no rom nza. Aquel fervor parisién decavó. Pero tam-
e¡11ás gue u.n conspirador tiuia".-L, sentencia bién en la p"lítica ., ,.árd lo de quá nada se pier-
fué
drctada el 14 de agldto de r88g. A
fines de iulio. las «bullngismo» eftaba vencido i p.r9, lo
eleccrones canronales habían marcado
el deiive'del {.. ,El .frrgo
cle los aconteclmlentos, aparecla destlnado"a erercer
<<partido.nacional». y a fines d. ,.pri.*ililr*
una influencia entonces tbdavía incalculable.
ras eleccrones legrslativas. por un eicero
de precau-
crón quedó suprimido uno de los derecho,
d.l ,ufrr_
gro unrversal más caros a los demócr¿tas:
el de las
candidaruras múltiples que, ; ;á;;,
clarnado a Thiers ^dipur'rdo p., ,Ji"ilr*
h.bi;;;;:
mentos. Las elecciorr., .. ajustaron . t",
A;Ir;
.¿f*f,"r'¿.
los republica¡g¡ d9l Gobie'rno. B;rÉg.; ,;li¿-
purado.por el distrito XVIII d. prrír, pero
J-
su conde-
na anulaba el aCta. Y en toda Francia iriunfaron
tan
sólo ueinra y ocho
.b"l.ngiftas Í-f.rry, .l
prin.i_
pal autor de h sacudrda que acababa de -sufrir
la Re_
pública, era derrotado.
I as mismas razones que habían
ñ ,de mayo habían salrado -ll
hecho fracasar el
,é;ir".;.
TI espedtro de la gueffa había"ho.,
producido el efec_

i
L

!..
VU

Panamá

. Uno 1 ulo, los rurores


.del régimen habían ido
desapareciendo de escena, srn que pereciese su tra-
dición. Todavía se pudieron .niontrar hombres que
la recogieran.
El mal paso de que acababa de salir con vida la
República, ioncentró' la - arención de su Consejo de
vigilancia. Francia había estado envuelra en un movi-
miento y allí esraba removido una gran parte del
cuerpo ele&oral. Todo ello tendría su iorqué. Cuan-
to más probada la mediocridad del general'que había
excimdo el fervor del pueblo, más" probadi la Fro-
funda raigambre d¡l
¡ngvimgnlo .aQufl, que lfegó
a tener caracteres de fiebre. Todo hácía remer oue.
de subsistir las causas, el acceso se reproducirla'en
cuanto las circunstancias fueran propicLs. Y va ha-
bían tenido bastante con la no.li. árl ,., d.'.n.ro.
Lejos de abandonarse a l¿ satisfaccióá de la vic-
toria, y quizá sin pararse rampoco a medir su ám-
bito, los republicanós capaces de reflexionar eftaban
preocupados por una obsérvación: la tercera parte de
los franceses se negaba a aceptar el régimen. Las elec-

I
I

L
I
J
E¿., ut
PANAMA
IACQUES B,4INVILLE
gisms había mudado posiciones. Ahora los republi-
de poncr ,:r"Ito al «butansis-
:::.ify:_,:l?rl.i
mo» habian manda_do todavía a la Cámara fanos recelaban de los- hombres de sable y chárrete-
ctenco se_ ras, y revivlan los rencores del z de diciembre con
t
!y.y dos diputados monárqui.or,l lo,
or.frtrrf,
ana.cltr unos cuarenta de los r«revisionistas>i. elte odio al militar,ismo, que muchos de ellos profesa-
Este era ban ya bajo el lmperio;' demás de que no-habían
el nombre q.ue tomabr, .ho* iár-orrUarri., j;i ;: combatido ellos en vano al hombre y a la idea del
nerat, aproprándose la idea de los rádicales
o^r^ díri- desquite con toda clase de argumentos, incluso el del
eI senüdo de una apelación al pueblo. Fren're
adversarios de las instirucioneri U
a esros ridíiulo. De ahí a denigrar Él patriotismo no había
ó¿Á.i. d r8b; gran trecho; y mientras, los monárquicos pasábanse
contaba tan sólo con trescien* ,.r*ra
y sers repu- ,i lrdo de la bandera cuvo color impidió ün día la
blícanos de verdad,_,r., *a, q;;;;ü,"i"
d.isuelta por.Mac-Mrhon. Estr' .áriJrrr.,on
;g;;, re§tauración. Día vendrla'rn que la á.r..h, sería ta-
tlca, srn duda, resultaba azaros a, y hacía
anrmé- chada de chauvinismo, cosa que los ratificadores
pensar que de rBTr no hubi,eran podido imaginar. En el ínte-
e¡ doce años había sido nulá ;i'p;;;...
dura, la continuidad de una fu.lr. ?poución
por añadi- rin, había sus temores de que el sentimiento nacio-
de de. nal, después de haber levrniado y consagrado a Bou-
recha, frente a una exrensa irq;-i*d;1.-rrir¿l
*i langer, se convirtiera en la corriente restauradora de
tada, provocaba Ia ineftabilidlj d. ñ'ó;ffi;i;.
En esas condiciones., J ;é*i,"Jn"irrtr*enrario se la Monarquía. Era incontestable que la República se
había librado del «bulangismo», diciendo que expo-
ejercía con dificultadr, y,ólo'drba i'rg;;;
das críticas.
;;;g;: nía al país a la guerra mientras que ella garuntizaba
la paz. Bien se había visto que el patriotismo irritado
. Y no era efto todo. El «bulangismo» había deter- t.rií" má, fuena qr.r. todo's lo, ierort.s electorales.
minado una nueva esrru*ura ¿. T", pr"idos
confor_
me a las cuesriones esenciales. L" d.r.áhr, hrrc. En el mes de febrero de r8qo, un incidente puso
fnomento, no era específicamente nacional. Los're_
aouel de manifiesto el cambio qu. rá había producido. El
joven duque de Orleat r, hijo del condé de París, lo- {lirr,

publicanos Ia acusaban incluso d. ,ubordinrrl;;


i"_ gra entrai en Francia sin ser reconocido; se presen-
tereses de Francia a Ios de la lglesia,
v ultraÁon-
el iá ., h oficina de reclutamiento y pide que te l. tor-
tanismo era uno de los r.proch.l qu. (.bí, j.,rfr;r.
tee con los de su ouinta. He ahí una manera orlgl-
foya{amente patriorr, Áo ,. dir¿in;;í, p";;;T;
partrcular respecro de las cosas milital, .ri una éooca nal e intréoida de'raducir la evolución de la deíe-
en qu€ .nadie escatirnaba los créditor, .n ou.' Io, cha. Al caÜo, ¿quién había hecho la ley que deste-
rraba a los Ptíncipes v los condenaba a la incapaci-
&rmbetristas eran los rnás asiduos y f.rui.nr.'r-." l" dad oolíticai Todos lás franceses estaban sometidos
C.omisión del Ejército. Aunque dJ man.r, ooco vi_
srble rodavía, la alianza de la'derecha .on lol buhn- a la'servidumbre milimr, menos dos familias' Pues
,rili

IACQ.UES BAINVTLT,E PANAMA t27

.t que podía.ser el heredero del Trono r€nun-


!,,^.¡; a una
craba decía Barrés, «<levantar el airón del soldado)); su ver-
exceDció1 que má, d. uno
frrUifr;;;t
ditd". Er rebeldel .t ;.¿;;;';ffi ;;;.h
«No todos pod.Áos ,., d.r..nlüt], ;H.il,
dadero tírulo de popularidad eran la melinita y el fu-
sil,Lebcl, algo qúe iespondía a la.necesidrd.i: que el
lia que h.vá r.ir,rJo .. rr.ur-.,,'Li d. una fami_ país se supiera guardado y la nación defendida.
Ieáns planreaba rrn caso peliaeudo. arqre de or_ El aislamiento de Francia aeuáizaba e§ta inquie-
Lonsrans, el hornbre'hábiÍ, tud y e§te deseo de protección,"Las empresas de Fe-
hubiera querido Ii_ rry habían irritado-por .l temor d. q,rJ,,d.spués de
quidar rápidament. .l ,r;;;;;
de Enriqüe IV, deseoso d.
.oríer'el
; il.;i d#;ffi";: dísraer nueftras fuerzas aun nos creanan nuevos
de una condena de pura ^ir.*rancho, después
r. enemigos. No hacía mucho tiempo que Clemenceau,
fronrera. pero los otrf, ¡".*., a.r,j.li" i, para que se renunciara a intervenir en Egipto, había
mi,istio; ;;;;_p*rieron su alegaÁo el peligro de un confli&o en Oriente, que de-
parecer, y menos aún gue ellos el pr.rid.it.
qulen pronunció elta.frase exffa6,a, ¿;;;; jaría a Fraircii a la discreción de Alemania. Túnez
raba.que se cazara,.b;; ;r;';i;;, lr. éi;;;i;l nos enfrentaba con Italia, y las otras conquistas le ha-
.o*o ,i hubie- clan sombra a Inglaterr^.El torpe eftado de las rela-
ra reinado pot derech" d. h;;;; .'S;
-a.rincuente lC
s ciones exteriores aparccla aún en'los orígenes del «bu-
presunro r.itdrao
fré i"d,iiJf;ti:fl*l * langismo». Francia no contaba .or, ,irryo, nurnero
de algunos meses d. pririfu. ñ;r#;r?.aal"Irli] # de ámigos que en r87o, cuando Thiers recorría Eu-
tuno el castiEar duramente a quien
do, cuando éi qu. ¡;;;Ér- ü
qrirf, ,., ,"Iá- # roDa v llamaba en vano a las ouertas de las Cancille-
gendarmes. En áefiniti";;-;;
."rJr.r.n enrre dos fl
tíjr. Ét Alemania, el advenimiento de un joven Em-
,rL.f"-,r".nil que con- perador ansioso de de§tacar. sin oue ni él ni nadie
firmaba a las cabez., ,.nJ,*ll^i-.i';;il: fl
ffi;ii_ supreran como, aumentaba ál lrércigo. De ahí la con-
cano en su idea de que no era
br.ril;;:;r;;:;j;; clusión de que para apaciguar los espíritus y poner
:Il.q*:ii'
sanos
det patriodrÁ" *-.[r;;;;.
det régrmen la defensa de la idea
a tos adver_
-- a la República al abrieo del cesarismo, había que re-
Las amenazas de Alemania habían
nacional. Íorzer él Ejército, ,r.[rr", la defensa nacional'y, en
.rrg..rJrrJo .l
«bulangismo»; et ,úkir;;; ffiJá'ro d.j, Ius",
cuanto fuera posible, disipar mediante alianzas la an-
gustia de aqdella soledad.
a dudas,. como rarnbién era i;.";;;i";;bl. .i;;;;E;_ Lo peor para el régimen hubiera sido que nadie
ro se¡tido de aquella apelación aiÁ; se hubiera dado cuenta de la situación ni hubiera he-
d .rb;; ;; l, e .p.r..í;- ::t;i t,§lil;
"r';.ir¿ .' !o g
no era sino una forma de É alarln.
u
cho por salvarla. Dos cosas se hicieron: [o primero,
IJUl.r. n"rir"-
ger había hecho algo más q,_re crra.olear ocuparse del Ejército, con cierta ostentación. Y no
ballo blanco, pinrar"d"
sobre su ca_ es qrle las Cámaras, desde la de r87r, pusieran mala
láúr.rirr'grriir, f,;;; voluntad en este sentido, sino que les fáluba conrpe-
".,
I
l

t
lli
128
JACQUES BAINVILLE PANAMA

tencia. Precisaba un organizador, y fué hallado: Frev-


gratos al Zar. Duranre aquellas..maniobras, que eran
cinet. Colaborador de Gambeca,'había rifto de ."rá,
una demostración de Íueiza militar, Freycinet, pre.sl-
la leva en masa. Sin que ello fuera abjurar de mdas
dente del C-onsejo y ministro de la Guerra, anunoo,
zus ilusiones, él no creía qre la defensá nacional pu-
mediante una alusión comprendida inmediatamenre,
diera improvisarse, y r. .ónm gró a prepararl, con' el
que Francia, por fin, tenía-una amistad. El Acuerdo
concurso de los jefes militarñ. Húbo'la suficiente
prudencia para darle tiempo a su labor; Dor feliz lrl. ?l de agófto, que precedii a la alianza formal,
había conceitado la' eniente con el Emperador Ale-
excepción, basada en una nécesidad política bien com- jandro, cosa ya presendda desde la visiti de una es-
prendida, Freycinet permaneció dürante casi cinco
cuadra francása'a Cronstadr. Francia va no eltaba
años en el ministerio'de la Guerra. Cuando salió, la
sola._El.¡o de septiembre de r89r, ..1 .l banquete
ley que fijaba en los cuarenra y cinco años la edad
en Vaudeuvre, añte los agregadós miltares exrran-
límite en que podían ser llamaáos a filas los france- jeros, Freycinet pronunció IStís palabras: «Sicuación
ses eftaba en vigor, las formaciones de reserva esta-
nueva»...E1 Ejilclto, asociado al éxito de la diploma-
ban pte§tas, las iropas provistas de fusiles Lebel, los
cia, recibía felicitaciones. El seneralísimo Siussier
arsenales repletos, e! alto mando organizado. Esro
daba las sracias al Gobierno dé'h República. iQué
junto con otras medidas y reformas "que afirmaban
podía pedir más el patriotismo? Algünos días más
la intención de poner a Fráncia en disptsición de ha- tarde, él Presidente Carnot pasaba unla de esas revis-
cer frente a Alémania. Sin duda, la'obra tenía sus
tas de gran espeótáculo en que no se escatima nada,
defectos, los mismos defectos que aquel plan de obras
y hafta con los consiguientes vítores al «organizador
públicas en el que, diez años'rnr.rl FrÉycinet había
de la vidtoria». París"ya no renía necesidal de acla-
sacrificado tanto al efectismo de los números. Tam-
mar al general del alazán. Sin é1, lejos de é1, el «bu-
poco !a nueva organizaciín del Ejército descuidaba langismo» triunfaba en lo que rcnía de nacional. No
este efecdsmo, qüe contribuía . drr un" impresión
cabía decir que había sido un movimiento vano. LJn
general que ere Ia exacta. La República había'conce-
ejército «perfeccionado y fortificado>), una alianza
dido, pues, a los.asunros militaies el interés. que le
con un Emperador genrlo. por.poderose y un. pueblo
había hecho confiarse a Boulanser.
cuyo número daba la ilusión de una fuerua rnvencl-
Hizo más todavía. Disouso "un calmanre oara las
ansias del país. LaLiga de'Prtriorrs pedía la'alianza
blé: he ahí sus resulados. Hubiérase dicho qu€ ya
a su jefe no le quedaba sino el envolvers" en eite ii,
con Rusia.'El apóftol 'áe h idea .rr Páblo Dérouléde.
uos non uobis.. . Trece días después de I¿ revista de
Ya hacía dos años que el Gobierno ruso buscaba el Viuy-le-FranEois, resonaban las'descargas de Ixelles.
conta&o, y se epresuraron en cierto modo a respon-
derle. Aprovecharon algunas ocasiones de mostiarse
Y a la hora en que en Vandeuvre le proclamaba
la nueua situación, )ulio Grévy acababa de morir. Su
130
IACQUES BATNVILLE PANAMA l3l

§rgunda muerre. Olvi<Jábase ahora el lamenmble final grupo de extrcma izquierda, Freyciner Áefinía el mé-
de su presidencia, el escándalo, la expulsión, oara todo : «De conrinuo' eftábamos'bajo la penosa obli-
acordarse de los servicios que había pi.Strdo.' ó.r_ gació.n.de encauzarlo sin ceder a ,u'"-puj",>. y eftos
pués de Thiers,-él.era quien, por su i,prá.ti."r, hr_ ejercicios de equilibrio rerminabr, ,i.,riprl de la mis-
bia aclimitado el úsim* ,.prtli.rno.'Erlro.,.., fré ma manera: la derecha, árbitro de la'situación, se
el recordar «esta diñcción qüe él imprimí, .r, ,orno coaligaba por un día con los radicales v derribatan
syyo, 9i1 que, por así decirló, se adviirierrr. Err. lm los Minifterios oporrunistas. ¿Concltrsión? La que
para aquella condu*a del justo medio que planrcaba Freycinit como un problema d. m..jr.
:l f:4.!
eI nabla úazado. ca: «La e§tabilidad no podía s.i más que el fruro de
Sadi Carnor enrraba perfeCtamenre en la idea la eliminación progresiva de los monár{uicos del par-
de una República correCtaj adminisrrar;u, ,oli*.- lamento».
nica, como lo era él mismo. para los C^rÁoi, " hacío E§ta eliminaci6n, ¿se haría ella sola con el tiem-
casi cien años.que habían pasado ya'las ,.uolu.io.,.r, po y
Luando, en el mes de marzo de r8qo, encargaba a :on el cambio de ideas? No era probable, y,
en todo caso, el proceso podía ser lento.^Puesto oú"
Freyciner del Gobierno, era la voz L óréru L ;r; la derecha no desaparecía, lo obvio era dividirh v Ii-
parecía oírse; el programa de ese Gobierío ,nün- solverla, separando el elemenro monárquico del'reli-
craba todavía una República «amplia, abierra, tole_ gioso. Tampoco era elta la primera vez que se pen-
rante.y pacífica». Aqüello era así iomo la tiera pro- saba en aúaer a los católicor. En ,Bzr, .omo .n ,8¿8.
metida. Mezclando él presente y el fururo, Freyci- ya había habido carólicos republicános. La dificulrld
net decla : «Va a ser el éStrdo definirivo y el'rérmino e§tribaba en la cuesrión reli§iosa. en sí, y no sólo del
deseado de todas eltas luchas». lado clerical, sino del anticlérical. Habia cue erlcau-
El anáL¡is de la siruación daba siempre el mis- zar también a la misma Iglesia, usin cedlr a ella»,
mo resultado: ¿cómo mantener la vía'media del y, sobre todo, sin que los'radicales pudieran acusar
oportunismo enrre una derecha irreconciliable v una de traición. Despuésde la prueba del'«bulangismo»,
extrema izquierda exigente v sobreexcitada óor la se imponía la operación déI rall¡ement, pero era ex-
aparición del socialisrrró I Siá los republicanoi más remadamente delicada.
avanzados, nada podía hacerse. Y il oroblema se- Como en el Acuerdo con Rusia, la noticia sureió
guía .lo mismo ii .r. les concedía deirasiado, dis-
' que quería un réeimen tranouilo: de. repente.
.El tz de noviembre de r89o, el .rri.-
gustábase al país, nal I-avigerie pronunciaba en Argel ,í dir.,,rro .,-t
si se les rehuiaba rbdo,'perdíase el áporo d. lol v.r- el que recomendaba ,<la adhesión sin reservas men-
daderos republicanos, republicar-,or dL Lcciín sin los tales a la forma de gobierno». No era verosímil quc
cuales la República dejaba de exiltir. Hablando del el cardenal emplease'tales términos sin el permiso'd"
!

,l
,,rl
t32
IACQUES BáINVILLE PANAMA r33

Lrna auroridad, superio.r a la suya, ni que León XIII yores dificultades en la Cámara que en el Vacicano.
prescnbiera a
.los carólicos franáese, la acepración del El. partido radical continuaba coñ sus suspicacias y
régimen republicano sin ciertas .onu.rrr.iones Dre_
exigencias, propugnando medidas de rigor-e intimi-
vras con el Gobierno de la República. En efeCtoi el
dación a codo Mini§terio oue oareciese conremDon-
cardenal Lavigerie, .n.r.g"do' de la geftió; p"; ;i
zat con el clericalismo. Initadá u.onrinum lá l,r-
cha del Poder civil, con el Poder "clerical», Freycinet
Pa.pa,. se había. enrrevisraáo con Carñot y
cán lo,
principales ministros, manreniendo, nd.már,-¿;;-
pondencia con_ Consrans y dándole cuenta de las dis-
hqlo de ceder, y fué, incluso, derribado por una co&
lición de moderados y de la derecha, poi haber pro-
posiciones de la Santa Sáe. Desde Roma escrit¡ía él
puesto, a instigación'de los radicales, Lna nuerra'ley
que allí reconoclan «la necesidad de una ,¿t .ri¿n1*-
contra las congregaciones. De donde se infería que
plícita del Episcopado francés a la forma republica-
para llegar a praCticar una verdadera política de aier-
na»i pero pedían en compensación que se impidiera
«toda rnanrtesración ir¡icante para la Iglesia».
camiento con los católicos v con la derecha en ge- u
Jacobo neral, habría de imponerr.l" necesidad.
Piou, uno' de los más deftalados en"tre los'incor-
Los atentados añarouiftas de r8oz fueron corno
porados, celebra los buenos procedimientos emolea-
la.advertencia de qu. .l'eftado *or.í del país no era
dos por León XIII con el Gábierno de la Reoúfii.,
;i bueno, Ravachol, que hacía saltar las caias con di-
durante el período precedente al discurso de'Areel,
namita, convirtióse en el Atila, en el azote y espanto
y deltaca los servicros diplomáticos que el pondÍice
de la sociedad. E§te revolucionario salvaje subié a la
se apresuró a preftar al aiercami.nto Lntr. Francia v
Rusia, añadiendo que las relaciones del president. dJl
guillotina cantando que para ser feliz había que col-
gar a los propietarios. No era e§to lo que habían que-
Consejo con el Nuncio «se hicieron frecuenres» v
que Freycinet observó frente al Papa un, ,.tin,á rido. Los primeros momentos fueron de tal emoción,
«llena dé deferencia». Según .l parecá de León XIII, que el presidente del C-onsejo, entonces Emilio Lou:
bet, se abatió hafta el punto de decir: «Eftamos re-
la vía con§titucional era l, ún;., «que podía librar á
ti¡

cogiendo el fruro de siembras perniciosas; hace ya


la Iglesia de muy duras prueb*rr. ño parece remera-
algunos años que todo se ha déjado decir y todo'se
no encontraf en esta frase el mismo acento de las oa-
labras que debían pronunciar hombres tan diestios
ha dejado hacer». Pero ejercieron su rigor conra la
anarquía material solamente.
y tan agudos como Freyciner y C-onstans. El mismo presidente del Consejo no supo ejercer-
- . De cualquier lado que paréiera Ia iniciariva, ello
fué que los iepublic..,o" .o-.nzaron desde es€ mo- lo contra otro mal, y hasta se esforzaba por disimu-
larlo. Tras el escándalo de Wilson, todos los días ame-
mento a pensar en atraerse a un seCtor de los con-
nazaba un escándalo nuevo. La venalidad había cun-
servadores. Una política semejante contaba con. ma-
dido. El Parlamento eftaba ya infeCtado. Demasiado
134
IACQUES BAINVILLE PANAMA r35

confirmadas.aparccían ya aquellas palabras


de Renán, certidumbre, el creador había acabado Por vencer to-
clue ra polltrca habíase convertido en el
oficio de las dos los obstáculos, y la empresa era próspera. 9"1r-
gentes sin arraig<r, gentes de tercer ord...
il;;;: do fundó ,n, tr.ín ,ocieáad prt, .l canal de Pa-
xllno aun el «bulanglsmo», cuando implacables'ad_ namá, excitó a un tiempo la imaginación y e[ espí-
habían aparécido en escena ." !"rá.i¿; -¿ ,itu d. lucro. Viós. .r,.n.., .1 po?.t ilusionante áel
1¡r;arios
tantas tarus y mntos vicios, cra menefter mayor
áni_ senio. Pero Lcsseps había perdido de vifta las difi-
*o y, Tuizá, ma.y2r fuerza para destac., l*'ádrJ, .Lltrd.r y los números; era'de aquellos para-quienes
\, )l,tuerza.y ánimo que ácusaban los Gobiernos. cl dinero es un medio y no un fin. Tenía [e en su
Lontrose cn llevarlo secreto. Las tentativas de asfixia, idea y se dirigió al aháro, para quien el dinero sí
procedenres del temor a. denigra, .l .égi*." es una realidad; sus promesas eran slnceras, Pero, en
, ¿;:
cubrir a cierros parridarios y'tarrigar í U, ,á;n"r, apariencia al menos, quiméricas. A sus ojos, lo esen-
temor que, en sí,. era ya ,,ri siqrro"d. debilidad,"hi- cial era la obra que iba a rcalizar.
cleron que el escándalo de panámá, en vez d. .rtr- Allí no había por dónde quebrantar al Eftado:
IIar con tuna, a&uara como un veneno lento. ya no la sociedad de Panimá era uná empresa privada; en
era tanto el interés de salvar a los camaradas, senti_ caso de quiebra, sólo sus adminisuadores eran los
miento que e_n política suele ser efímero, .orrro .l responsabies ante la ju§ticia si quedaba probada. su
temor a una luz capaz de descubrir rodo el destro_ frlia de probidad. Pero los .-pié§titot si ,ucedían,
zo.
le la corrupción.' Nada querlan ya saber, porque aurnentaban sin cesar los dispendios, y Para encon-
sabían ya demasiado y remla., ,.r.im más tádariía. trar capitales la sociedad recuirió a un rnedio que ya
El caso de Panamá reunía codas las condiciones había émpleado la Compañía del Canal de Suez: la
propias para inflamar la cólera. para que se convirtiera emisión d. ,. empréftiio con lotes. Y he ahí cómo
€n un asunto de Estado, tratado de oóulmr en seguida el Parlamento se halló mezclado en el asunto: la ley
por razones de Estado, había sido menefter uní .ir_ pedía que, por el interés general y para proteger el
cunstancia dispuesta por la lev misma como una ten- ahorro, e§te género de empré§tito
-El necesitara Ia au-
tactón para el legislador. tortzaciín d.'ias Cámaras. ahorro tenía aún que
Pocos hombies en Francia más gloriosos que Fer- temer de sus proteCtores.
nando de Lesseps, perforador de iftnios. Crisróbal Co- Lo grave dll c.ro era que la Cámara, al principio,
lón había dcscubieito trn mundo; Lesseos había cam- no era fropicia al empré§tito. El crédito de la Com-
biado la confiquración de la Tierra. y,'como el orro, oaíría ,i rdotrb" .o, *, recursos. La autorización del
enrtquecía a quienes creían en su palabra y en su es_ i'rrlr-.ntá equivalía a recomendar Ia empresa. Y
rella. Hacía'diez años que el canal de §uez eftaba el Parlamento dudaba entre el temor de provocar Ia
abierto a la navegación. 'Después de algunos de in- ruina de una gran Empresa francesa, con lo que ani-
l3ó
IACQUES BAINVILLE PANAMA 137

quilaba lo.s.enormes capirales ya desemborrr;; /


responsabilidad de mover a nuevos ,r;p;;;;;' ni$tas y los radicales. En el momento de auge del
vertir su dinero. Aquí vino la interveniij"
í ¡l «bulangismo», la ocasión era magní,fica pará pre-
agenres corruprores, el pago de informes
i. i¿, sentar el caso al descubierto y ¿tacar el sistema y el
favorables, personal parlamentario; la gan ocasión, cuandá el
Ia compra d9.votgs, con lo que el empréftito
fué auro- «bulangismo» era derrotado'¿n las elecciones de r889,
rLzado.y se htzo la emisión.
]unio de rggg. Siete me- para unl yenganza fulminante, revelando la vergüeñ-
ses más Hrde, la C_ompañía debía pres€nrar
su ba- za áel Parlamento. La dótica fué dejar que corriese
lance : en rorá1, mil cJatroci.nro, ÁilU"",
.
aportados por ochocienros cincuenra mil ;rr.li;;;;:
,.¿i", la prescripción halta t8g3, y el pretexto para disrraer
los procesos, el no deshonrár a Fernando-de Lesseps,
- ts decrr, ochocientos cincuenta mil descon^tentos una de las glorias de Francia. He ahí los elemenios
decididos a.rodo, y coincidiendo
"qo.ilo,
,;.;;;-.;; 4u ,q drama cuyos últimos hilos jamás han podido
la trebre más aguda del «bulangismo» : Ia susoensión descubrirse.
de pagos del Panamá fué muy poco pofterior a'la elec-
Sí sabemos lo basrante Dara comDrender la oer-
cióri.le Boutanger ." p;rír. ió;il; ¿ .il;;-
cencla, sr llega a eltallar enronces el escánda{o ! pero
severancia con que los republicanos de eobierno- re-
chazaban la claridad. En .l comienzo ,."h.blrr, .n-
pudreron prolongar. el silencio : durante cuatro
años, contrado con un guardasellos, Ricard, hombre pre-
e¡ercrendo su presión sobre Ia
lusticia, lo, eobiernos suntuoso y amlgo del reclamo, empeñado ., r.guir
parulruaro.n los procesos que demandaban bs
accio_ los procesos sin reservas; se desembatazarolt dtéI.
nlsms tresronados. Más- aide, algunos miniltros que_
Algunos radicales tomaron también el partido de la
daúan convi&os de haberse beníficiaáo;r*bi¿;
ái;, virtud; logróse calmar sus ardores. Uno ffas otro,
co¡. el dinero de la Compañía arrui"rd;. a;;';;;
fueron cuatro los Gobiernos dedicados a ahogar el
sabían o. sospechaban que eran nurne;";ür;
asunto de Panamá, sabedores"desde el principio de
tarne.nranos comprometidos. El día en que
el .rrá ,. que el_Parlamento e§taba muy comprométido, y que
ventllara ante los tribunales, era f.a.;il que eDarece_
pocos hombres escaparían. Casi ninsuno.
rían en roda su desnudez y .*t.nriJi i.rL.ni]"! ' Se ha calculado qu., de los mil .'íatrocientos mi-
escándalo era ranro más támibl. .u.rá or., ,]"" ,*
llones suscritos por el ahorro, epenas la mirad se ha-
rísjmas excepciones, los vendido, p.ri.ri..il;i;;;
bía ga§tado en trabajos para el canal; el refto había
udo republicano. En la derecha, a pesar de rodas'las
sido para ga§tos de publicidad, corrupción y cban-
pesqursas, sólo. podía inculparse a Dugué de la
Fau- tages. Un P¿flolo había corrido, y, poco a poco, ro-
connene,y, rnás entre los amigos de Boulan-
_tarde, dos habían ido bebiendo. Por fin, fueron iñstruídos
gel,. a l\aquet. ts,ra menefter darse cuenta: los cul_
los procesos contra Lesseps y los administradores; el
pables y Ios sospechosos hallábanse entre los opomu_
Gobierno, impelido por li oposición, no podía ya de-
138 IACQUES BAINVILLE PANAMA I39

fnorarlos. La emoción fué enorme cuando, el' zo de


le había dicho que no tuviese miedo a a&uar de acu-
noviembre de t&gz, cundió la noticia de la muerte
del banquero |acóbo de Reinach, depositario de los
;;i";. Sobt. toáo, l. cmpujaba su in§tinto; el odio
no siemore es ciego. Aquél católico saboreaba su ven-
fondos de publicidad del Panamá, y .i qu., sin duda,
compraba los votos. Si se tramb" de un suicidio, era
sxtlza,lo^o l, .lst.bn,', ejerciendo los ficles de Bou'
b.ien claro que el gran corruptor se acusaba, como era
ñ;g;; Muchas cosas -se. Pasaron .aquel día' Dela-
claro también que su nluerre desembarazaba a los
hr# no e§teba en condicioi'teJ dc citar ttu solo ttom-
bré, oero stl denttncia determinó la encucsta, Por-
o,-r"'lá, culpables tcmían acusarse al rcchazatla, y a
sospechosos. Gobierno,
,magiftratura, policía, todos se
concertaban para aquello pasara .orno ,na muerte
tratural. Pero era exisir vá demasiado de la credu-
li, otro, inlportábales manifeftar sn inoccncia'
Brisson, que gorrba de.ttna reputación .de.inte-
Iidad pública. La .*Éirmá.ión del barón, demanda-
,éri^o. rt.ti.lió Ta Comisión de enctrefta. Goclofre-
da para disipar cl mifterio, rodavía fué retardada por
la Cámaru. Aunque se habían violado lrs normas'ju-
io Cru.iá"ac intervino con la impecuosidad republi-
.rana de iás días heroicos. Tras lal¡oriosos estuerzos,
diciales para salvar al Parlamenro, el cenrro y la'iz- de los inculpados para
fueron sacrificados algttnos
"y
quierda comenzaban a comprender que una protec-
aoacisuar a Ia prensa al pueblo. Se intctrtó ctlento
iión d.mrsiado visil¡l., y i..prada 'con deniasiada fr¿ oltibl" prr" ,rluri . l* ottot. f)os de los sobor-
complacencia, les acurrba de iirfamia. No solamen-
nrdJr.r, CJrnelio Herz y Artóu, e§taban cargados
de no menos secretos qúe Reinach : ¡quó temblor
te había desaparecido Reinach, sino que se había lle-
vado a la tumba sus secreros. Sus pabeles no habían
doouier si ellos lleeaban'a hablar! Pr.res bien; el prr-
sido hallados, y sus allegados, robre'todo su yerno
y sobrino |osé, a&ivo polñía encumbrado por el opor-
*.io, refugiado .í lt-tglat.rta, .a11í mtrrió. dcspués de
Ientos u ,rráo, procedimientos de extraclición; Ia bús-
tunismo, habían tenido tiempo para deftruirlos. EI
oueda'del tegundo a través de Eurooa, fué una co-
barón sacado de su sudario, 'entLrradores v legistas
inclinados sobre aqucllos restos; tal fué la áscen"a dei
Á.di, de los" policías en connivencia cot-r el fugiti-
t vo. Simulós. Éafta el fin [a inve§tigación de la ver-
cementerio, un drama clandesrino y pútrido. El ca-
dad. La verdad que no querían saher.
dáver permaneció nrudo. f Y no qu.tíat porque ello equivalía a descubrir
En e§te silencio, cargado de sospechas, un hom- aleo más qle quiénes habían venCido su voto v re-
bre tuvo la audacia de ieurnr.r su voz. |ulio Deia-
.iEido .t ,., p-pi, mano el dinero dcl Panamá' Al
haye, subido a la tribuna, produio el efeóto de un
fin, Íué .ondl.nádo uno solo de los diputados, Bai-
rayo al afimar que más de cien' parlamentarios se
'Pruebas, haut, el único que, por inconcebible t:rpeza, co.nte'
habían vendido. él no lás poseía; así lo só. Algunos habían recibido suma§ Para su emPleo;
confesó más tarde. Pero la C.-prAiI del Panamá
Rouvii, Alberto Grévy, hermano de |ulio (la farni-
140
IACQUES BÁTNVILLE PANAMA l4l
Iia conrinuaba con su excesivo amor
al dinero). Aré_ Los encubridores y protedtores de los- vendidos fue-
ne y offos,
-colocados
g: l:r que habían
a mayor o menor .l;;. L;,;_ ron, a su yez, despre§tigiados.
recibido iuU".".i""es indirectas a
titulos drversos: tal el caso de Clemencear, A juzgar por el resultado, no cabe clecir que ha-
de Cornelio Herz, y que
írti*o yan sido vanos sus esfuerzos. Por mucho nos as-
-que
bql3ediado por .ú.rr, d. :r"f,ld; ¡i*rlp*r;;;'i;;_ qt¡ee, es preciso convenir que e§te disimulo prolonga-
É.i"..[ cerca clel chan_ do, eltas intervenciones en los procesos ju.liciales,
ra;lsra. Ulemenceau eftab¿. obligado
por los fon.dos
librados a favor de su p*iódiro'l) estas maniobras y cohechos desviaron la gran tem-
lusricia. Los ha_
que habían p."rci.ip.áo con un prove_ pe§tad que amenazaba. Los Gobiernos «panamistas»
lll :_1, personal,todavía, pero q uc, isuahirente, miraban, sin duda, a algunos de los principios sobre
:T,-T*":.
naDran reatvado su chantaje con la Compañía: los que descansa la sociedad y el Estado. La magjs-
éftos
eran los presidentes del Consejo, Floqu.t tratura se envilecía en el servilismo. Se envilecían las
y .t *ir*o
Freyciner. Notorio como era que
la A,;p;ír-;;;: co§tumbres políticas con la impunidad asegurad.a a
taba con un enoffne presupuesro
de publiciá;,-l;; los culpabl.i. S. había rechazado toda depuración'
jefes del Gobierno h*üírn
ü;;"; su caja de una Lo cuai vino también a pagarse de otro modo. Lo
que no permida el tr.egarse, b,.n pai, cierto es que se descartó él fieligro temido,.y que el
::rl:ri
tar Ia prensa republicana, bien p^*^
alimen_
caso Panamá, apasionante y drimático en la Cáma-
p^gá, a periódi-
cos exrranjeros,tien par, ,ufrrj., ra y en los Tribun"les, nó agitó de veras Ia calle'
nj$to, ele&orales.
En su detensa, Rouvier osó decir a ius uPánami§ta» era una iniuria ñás cnrel que «tonki-
amigos que le
abandonaban: «Si yo no hrbi.;r;;;,;rrido nés». v. sin embarso, el escándalo de Panamá tro
a los me_ .*.itó ian ardient. iildien..ión como el de Wilson'
dios que se me reprochan, qUrA no-.scuvierais
otfos en esos bancos.ll
vos- Y es que aquellas sabias l.ntitudes Puestes en los pro-
cesos. ,or.i .*oleo de artificios procesales, la abso-
Oporcuniltas.y radicales, unos orros
contaf con el mlsmo número de acusado,
v venían a lución dá bt ,.r'rado, que no habfan podido sustraer-
, ,oro._ se al enjuiciami'ento poi un «no ha lugar» todas aque-
:ho1r;.A cada prro ,urjir"
ros Lroblernos temían saber era
nlr'iü."*.H"í; il
llas habilidades de un perpetuo aplazamlento Para
el vez nrucho _árrd. mañdna, habían impediáo una explosión de la opi-
Io qu9 sabían. Unos uas otros, todos intervinieron
nión oública. De cr:"ndo .n .uanáo se exponían al-
para desviar la acción d. L jurii.i;;;;,"
de evitar_ el descalabro que amena
il!i.;;;;; nunrr' víctimas, para salvarlas más tarde. Durante
,^b^ li.rto ti.mpo, Loübet, Ribp¡, Freycinet, los principa-
::::':. $;lü;; un' aten rad", r,-;ffifr:Td',',ff:
grave aun que los mismos
^)
hechos de la corrup.iar.
les autores-de la obra, sufrieron en su reputacrón y
en su caffeta los efectos. Pero veían salvado lo esen-
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142 IACQUES BAINVILLE PANAMA r43

cial. Lejos de derribar el régimen, Panarná no le cau- vla,y durantc meses simitlarou la búsqr-rcda de Ar-
so en la apanencra dano alguno. tón. El zt de mavo de IBgj el proceso había ter-
Bien ei cierto que.la ináignidad no llegaba has- minado en la Audiencia con la absolución de t¡dos
ta las alruras corno én tiempos "de GÉvy" No"arenraba los acusados, a excepción de Carlos de Lesseps, re-
a la Presidencia. Incólumá en su proííd^d, libre de rcnido cotno principal agente, Baihaut, testaferro que
toda.sospecha, Sadi Carnot guardabi, almenos, incon- había confesado, y cl cotnparsa Blondin. Eftaba sal-
taminado el Elíseo. A lo más, podría reprochársele de vado el -o*.rlco más difícil, y los cousagrados a la
absolver a los rninistro, proc.Ctores del'fraude. Ver- tarea de ahogar el asunto podían ya retirarse. Nueve
dad mmbién que la cólira y el desprecio no se en- días después-del veredicto era derribado el ministerio
contraban, como en tiempos-de Ferrv, con otro senci- Ribot. Era menester gentc nueva, intacta, y fué en-
mienro: el «bulangismo» se habíá formado en la cargado del Gobiernó'Carlos Dupuy, figuía que el
confluencia de la hinra dez indignada y del pariotis- escándalo había respetado. Rodeóse de colaboradores
mo inquiero. Ahora las circunsüncias'eran átras: el incontaminados como é1, que jamás habían partici-
patriotismo esraba sadsfecho con la alíanza rusa, en pado del Poder casi ninguno. Enúe ellos escaba al-
nombre de edta alianza sagrada el Cobierno parali- guien llamado a ocupar un puesto relevante en la
zaba las cueftiones, intimidaba en las encuesrás, lo- historia de la República: se llamaba Raimundo Poin-
graba el silencio dando a enrender que el asun; de caré. El caso Panamá había servido para promover
Panamá envolvía secretos diplomáticos que. oor el una nueva generación.
bien de Francia, no debían ser conocidol i.rrr.,- Efto no éra todo. Había que saber en qué senticio
^i oue
tados ciertos velos. Así resulraba údl ,el rumor se iba a gobernar. Carlo.s Dupuy era largo de am-
el embajador de Rusia, Mohrenheim, era uno d. iá, bición y corto de ideas. Al principio se mantuvo en
X... en l¿ lifta de Reinach la línea ordinaria de los GobiernoJ de centro rugtier-
No se produjeron las violencias, pero los republi- da, tomando posiciones contra Ia derecha, y exclu-
canos no- por ello quedaron menos 'afeitados i .rr- yendo incluso a los incorporados a la República. Lo
cogidos. Muchos de ellos habían quedado ,n,rírdor, árrl .ru un error táctico trmdo faltaban pocos me-
los unos para siempre,.los otro, prrá largo tiempo. Ei ses para las elecciones, y hubo quien se lo hizo ad-
regunen, por sll propra conservación, necesitaba de_ vertir; Constans, dotado de .rpíritu político y go-
moftrar su capacidad para producir hombres nuevos, bernante nato fué el primero qú., Toulousé, ósó
y la consecuencia dire&a dLl Panamá fué un ,.iru._ "r
hablar de <<paz religiosa», de'«reconciliación en la
nccimiento del personal. El caso en sí jamá, fíJ ni República y por la República». Con§tans se ofrecía
completamenre acabado ni dilucidado tampoco. I-, a reunir las fuerzas moderadas. Y enr,etanto, dos
]u§ticia siguió acruando duranre algunos ,áo, rodr_ jefes radicales, Goblet y Lockroy, recomendaban a

I
144
IACQUES BAINVILLE PANAMA 145

su. partido la alianza con los socialistas, que comen- despre§tigiado que Clemenceau. El hombre temido
zaban a ganr temeno. Encreveíanse los'bloques v los poco antes por «su espada, su pi§tola y su lengua»,
«cartels» fururos, Goblet y Lockroy eran lJs prá.rr- eítaba caído. Para volver a alzarse le había de ser ne-
i
sores; C.on§tans también.' cesaria una revolución. Con él perdía el radicalis-
. Carlos Dupuy había escuchado el discurso de To- mo a su animador; para eso había servido el pana-
su espíriru se. abrió.. C-onstans, inteligente y mismo, para reducir'por mucho tiempo a la impo-
lo,r,r,, {
hábrl, le pareció un rival peligroso. Un mes Áá, aí- tencia al'partido radical o, mejor dichó, para hacérlc
de se encontró con un Paiís én eferues.encia, tumul- mudar de gefto.
tos en el Bamio Latino, cierre de la Bolsa de Tra- E§tas elácciones ofreclan rcdavía un carácter sin-
bajo, que hizo temer una difusión del desorden. por sular: la enorme masa de abftenciones. Los votan-
migdg a que orros acruaran por é1, dice amareamen- iL, ,p.rm habían pasado de la mitad de los clec-
te Brisson, Dupuy moltró su auroridad. En labám^_ ,or.r,' .oÁo ,i el pleblo no hubiera sabido -en qué
ra fué la derecha'la que aprobó aquellas medidas, y sentido decidir su ioberanía. A nadie aprovechaba en
él acepcó su ayuda, , p.rrr de la broteSt, J. ; ;J- sí aquella dessana. En fin, desdichada para la lgle-
laborador Peyfral. Ue áhí el prólogo del período que ,ir, qu" .,o ,.é1bí, las satisfacciones esperadas, la ípe-
se rnrclaba, una conslgna electoral tan nueva como ración del «ralliement» era un éxito para la Repúbli-
los hombres que acaba6an de ser llamados. ca, dividía a los conservadores sin atiaerles un voto.
En cierroi aspecros, las elecciones de asosto-seo- Alberto de Mun, |acobo Piou, los más notables en-
tiembre de rSgi ofrecieron sus ,orpr.rrr."Diiérale tre los nuevos adictos, ni siquiera habían podido vol-
que aquel formiáable caso de .orrupáiór, había'oasa- ver a su escaño. Por su parte, los monárquicos, mal
do por el país sin dejar huellas. Pánamiltas co'nuic_ pagados en su larga consagración a la causa religiosa,
tos eran. reelegidos; Daniel Wilson, como lavado por habían sufrido graves defecciones, lo cual no impc-
el .pecldo. de los otros, volvía a su escano, mlenrras día que sieuieseÁ con su reputación de clericales. Ni
f ulio Delahaye, el acusador, peldía .t ,ry"; ót.- para'ellos'hi prt, los revistniftas servía de nada la
mcnc€au era lanzado de la^ Cámara, áenierado id." n..ior,rl t.rrndo la República daba señales de su
pol su departament<r, el Var republicano. " Lo, celo militar y la alianz, tut, manifeftábase en him-
fieles a Boulanger le acenruabrn ,r., resenrimienro, no's y cánticos. Lo que Freycinet había buscado esta-
y, W, su relación con C-ornelio Herz, lo presenta- ba lósrado va. La Ripúbliéa podía licenciar a su ser-
ban como a sueldo del extraniero, como un asenft uidor,'que iodarría se'había ionrrgrrdo a ella dejan-
de lnglatera. Ni la falsedad probada d. .i.rto?-Jo- do que io del Panamá salpicara su Ela.,crrn. Aquellas
cumentos acusadores presentadbs contra él losró ven_ salpicaduras no serlan inúdles.
cer la impopularidad; nadie salía del panañr á más
l0

I
VIII
A la vista del puerto

El «final deseado» parccía ya un [recho. En


la Cámara había más de irescientos republicanos gu-
bernamentales que conltituían de por sí solos mayo-
ia. La d,erecha lentera, incluso los'nuevos adictoi al
régimen, tratados irónicamente de resignados, no
eran má. de un centenar de diputados. Lá oposición
de los monárouicos cesaba de ier un obftáculo serio
al juego del parlamentarismo, y ni la derecha dis-
ereeadá ni Ciemenceau, ví&ima del oftracismo, po-
iírn .rr.ot trarse ya en sus coaliciones. Quedaba--li-
bre el puefto para una República moderada en codo,
una RépúblicJ sin do&rin'a, adminiftrativa, como la
Monarquía de |ulio y el Segundo Imperio. Efte era
el puerto. No reftaba, al parecer, sino rnecerse en
I '
aquellas aguas.
El mismo asunto del Panamá había producido un
Í efecto sedante. Los partidos aparecían décapitados, lo
I que. en sran parte, conribuíial encalmamiento. En-
c're lo. áirdg"or jefes oportuniftas, Ios que habían
vuelto, ya no osaban alzar la voz pensando en stts
taras, giaves.o leves. Sin duda, la lutoridad dc los

,F
148
IACQUES BAINVILLE
A LA VISTA DEL PUERTO 149

rnoderados había I
S"?,^.fl:, radicalismo,,prirrdosufrido
-Zi-;rlüié;,
cierca mengua.
bien. Con Casimiro Périer surgía la República de
L :] de sus .;ü;r;
^11,causa,
misrna
prir.iprl.r;'.¿"1
ñ?-ü l gentes m*y bien.
to il
," ;'.;;'
de oscuros p'u ;,";:: t,hrtí,
provincianor,
".
tiJ';:i; i:: {,'lTfJij:
o.iJiá" srr 2r,r
Bajo la mirada de efte gran señor, Carlos Du-
puy, respiraclo. el aire de lol tiempos ,,leyó uq pro-
fLa
r:a-oposlclon
oposición áe
.a,.oposlclon d€ extrema izquietda pasaba a los lo. so-
..,-
grama de Gobierno de una moderación exquisita:
nesrr á" iu
claltStas, todavía Docos. a pesar,de
I rri,,^f^
triunfo,
ejercer una '
_ry.9t, ",, ll'"^'-"' ¡.**
influéncta que resultase.peltgrosa, pero
para
1ep¡olaba la revisión con§titucional, la separación de
L^*-_*^^ _-_-_ la lglesia y del Eftado, el impuesto sobie la renra,
Sll115:
pffa eue^et t i,or q;;;f,;[?;y'd,._
probación'd. rr' sistema .""dñy;;."'r, *i¿il el coleCtivismo, y contentábase con alsunas cláusu-
\rODIefno.
;; i las formales sobrá el laicismo. Era, en fin, el perfec-
to republicano conservador, según el gufto dé ]ulio
!l atractir,o de Rusia f.avorecía
octubre de ,8g3 París recibió ,t almi;; i;
la rrrea. El rz de
I Grévy. «Lo que vosorros preritendéis"es detenár la
IIan con un entusiasrno deliranre. La muchedumbre nrarcha de la' hiltoria», lé apostrof 6 laurés, recién
que Io aclamaba era la misma que había ¡;;;;i convertido al sociahsmo v oue se oreoaraba Dare con-
correjo de Bo.ulanger. Si era poribl. sustiruir vertirse también ." .l oádor d.l trr'tido. D'uor,, ,,o
uno o* detenía nada; era el conrinuado, l. ur -étolo'ou.
ocro dos serlrlmrenros, he allíel gran ejemplo.
AqLe- iba cortando con rreguas y modorras la marcha'de
Ilo, seguía significardo rodarí, il pil;J;;'j;;_
c10n. la democracia.
Con la reunión de la Cámara mostróse un sio_ Aquel día lawés pronunció ora palabra, que re-
cordaba de un modo exraño la profécía de loi cató-
§ l. los tiempos: fué elegido po.riá.";-C;;ii.
I'ener, gran trgura. del orleanismo, incorporado a la licos vencidos por |ulio Ferry uVororros, decía a los
Repúbli:a. NiéL d.l *inili";;'a; Felioe. oue.
siendo legidmista, había acep"á; h M;rliüa'?.
republicanos del jufto medio, habéis venido a inte-
rrumpir la vieja cantilena que mecía y adormecía la
miseria humana, y he ahí que la miséria humana se
,ullo para^sgwr al orden mediante la «resistácia»;
uasrmlro lréner era el representante de esa alta ha despertado grítando... Y hoy aparecéis espanta-
bur_ dos ance vueftra propia obra.» No'estaba él ieguro
guesía que significaba la Li^n ¿.t i¿ei-."
a los oios tampoco d9 que. ei cenrro izquierda eftuviera bajá tal
^
de la . otra burguesía, el representan"r.
tocracra de los Lonsejos de administración,
d. er" aíis- espanto ; él creía, como Grévy, eu€ las condiiiones
en los sociales de Francia eran indestruCtibLr, y quince años
el respeto y la^confia nza de I;, p..;;-
1l_. :r].rr",a
dores de valores mobiliario.s. Casimiro péner de Gobierno de los republicanos fomentáb* .§t, .or,-
Io que se d_ic_e.u¡a bl,9l, firma, i;;;ribl.
era, Dues. [ranza, puefto qr. i. con«eaban, al fin, .r, ,n,
corupror. Había habido ya una República
J.'hü;; Cámaru tan templada.
¡. ;J;;
t Dupuy decía' con jovialidad que él sabía cam-

I l','{ñr','iilln;'r}¡
f8o TACQUES BAINVILLE A LA VISTA DEL PUERTO t51

biar de hombro su fusil. Sólo que, en su conservadu- Ahora el miniftro de Inftrucción pública, el prop-ues-
rismo de ahora, había olvidado'que renfa ffes radica- to para el gobierno de las almas, iba más lejos. Spu-
les en su mini§terio. E§tos pr.ri.,trron su dimisión, llei era originario de Baden ; ¡cuántas veces se le
cayó el Gabinete, y Casimiro Périer fué encargado lanz6 el r.ploch. ! De esa Alemania católica guaráa'
de formar. otro. Aqiello iba de bueno en mejor.-Los ba. ouizá. como un recuerdo patrio, cierta ternura
nuevos mini§tros se llamaban el general Mercier, lon- p.r tl lel,esia. El a de marzo r,-, dipumdo de la de-
nart, un gran burgués, v Spuller, fiel a la memona iech" r.'lamenmbá de que un alcaláe había prohibi-
de_ Gambetta, pero no á la'anrigua consigna de su do los emblemas religiosos en los entierros.-Spuller
jefe, puefto había y.a -éáio pasad'á al cleri- I respondió que.el era laico, pero. tolerante y
.qu.e se. ,Eftádo
caltsmo, es decrr, al «enemrgo». conctltador; e tncluso se atrevlo a anunclar un «nue-
Todo marchaba seeún los deseos de una socie- vo espíriur>. .La palabra recorrió toda Francia, indig-
dad para quien la Replblica, un régimen como orro I nandb a los unoi v esDeranzando a los otros e hizo
cualquiera, no pasaba de ser la etiqueta de un Go- época. Entrevióse ún, ár" nueva, una República que
bierno eternamence semejante a sí mismo. La apa- va no hacía la Euerra a las creencias, que aceptaba a
rición de los anarqui§tas sólo servía para afirmai el ia lglesia a su Tado. El «nuevo espíritu» de Spuller
deseo de vivir y Ia voluntad de defenderse, por par- era una réplica a la «vieja canción» de faurés, y Pa-
te de una sociédad acomodada, en su apacible pose- recía el uiúnfo de la política del «ralliement». ¡Cuá1-
sión. El día en que Vailla* lanzó uná bomba en to trecho desde aquéllos dempos en que los crucifi-
medio de la Cámara reunida, Carlos Dupuy, que la jos, arrancados de'las escuelas, se los llevaban en ca-
presidía, ruvo elta frase calificada de rubliLé ,lcon- rretas ! fulio Ferry había muerto el año anterior, ais-
tinúa la sesión». Y era verdad. Todo continuaba' lado de las viejai pasiones y apaciguado él mismo.
como desde aquel tiempo en que Thiers reprimía la ¿ Quién
sabe si él hubiera acephdo también el «nue-
Comuna. Vaillant y Emilio Henry fueron a la gui- vo esplritu» ?
Ilotina, y dejarcn tías ellos ,na, lly.s de repr.rlón. El conservadurismo había llegado a un exretno
El año 1894 fué el año en que ia República con- que, en ocasiones, la derecha lo-juzg6 excesivo. La
servadora se expandió. Los anarqui§tas se dedicaban frase de Spuller, a pesar de les imprácaciones de los
a la «propagrná. por la acciónr, y su efeCto fué la viejos radLal.s, no'derribó el miiristerio. Fué-|on-
propaganda contraria. Entreabrían un abismo de per- nart quien motivó la caída, porque, miniltro de Obras
dición, y hubo que buscar áncoras. Confusameñte, públiéas, negó a los ferroviarios del E§tado el dere-
vino el preguntarse si no se habría descuidado de- cho a sindicirse. Presentóse en el orden del día la
masiado la cooperación de las fuerzas espirituales. Ya tesis contraria por parte de un monárquico, y el mi-
Carlos Drpuf había hablrdo d.'upá, religiosa». nifterio de Casimiro Périer quedó en minoría. El Pre-
152
IACQUES BAINVILLE A LA VISTA DEL PUERTO 153

sidente del Consejo abandonó .l ,"1ór, de sesiones, ponenrc más claro que efte de la diferencia de los
según Ia co§tumbre, pero «con un aoresuramiento tiemposy del cambio que con ellos había experimen-
gue todo el mundo aüvirtió». El podlr t. ,."r.f., mdo la República. Doi horas antes del crimen, Sadi
él se hurmba al Poder, y seguía cl podei b;i"dá;;;i¿ Carnot traducía el nuevo espíritu al decir : « ¡Ya
§u acceso. no hay partidos !» Murió asisiido con los auxilios de
Tal,era Ia penuria de hombres después de lo del
r\Panamá, el gran devorador de republicáno., ou. Crr_
la lglesia y con la bendición del Primado de las Ga-
lia¡; q! Cardenal, en Notre-Darne, pronunció la ora-
l:; Uu¡.1y volvió to.d?vía. Ninguno de los ántiguos ción fúnebre de un márcir del oiden.
¡etes estaba presentable: no tenían más remedio"que Sadi Carnoc había sido elegido por su nombre,
rehacer en el silencjo sr,r virginidad. Lo, nr.uor,
io, pot su antepasado. Por otro antápasaáo, por un nom-
jóvenes,
_e_ran considerados p8.o Ára*os para el Go- bre que había sido el símbolo de la «resihencia», fué
bierno. lJna especie de riz6n ¿. estááá,-;;t; elpido luego Casimiro Périer. Ninguna designación
prudencra muy saludable, prefe úa paru la dirÉcción más acorde con las nuevas maneras: puefto que se
oel mtnlSteno a l.personares encanecidcs en la cartera.
Fft ,
I h.ters y Grévy,los grandes tutores, ,¡no habían aoa_
andaba en una especie de orleanismo, .i. nrrrrál qlr.
-de
ocupara la magiftratura suprema el descendiente
recrdo cargados de años? Los riesgos áel réEimen ilo_ un mini§tro de Luis Felipé. Así, a veinte años de
pular eran así contenidos por la"experien.lr, l, h._ diftancia, el pensamienro de Thiers seguía impe-
moc_racia reprimida por la geronro.rá.ia.
rante, y aun superado. Thiers calculaba !r. .l glru-
La marcha ordinlria, .ñ fin, continuaba en con_ po intérmediarió, «orleanista ocasional», lt i".o"rpo-
diciones pe_rfectamente confortabl., .urnd o, rl ri- d, rarse a la República, ayudaría a fundar «la Monir-
¡unro de_ rE94, fué asesinado Sadi Carnor. Romolen_ quía conltitutional» bájo orro nombre; y el grupo
do con las coftumbres sedentarias y con la p.rr'i*o_ intermediario había confirmado efta conj.:rura] Ne-
nia de Julio Grév/, Que apenas ,ái, J.-rut;;ilt cesario para la fundación del sistema, convirtióse en
converudo en su Esmrial, tl presidente gustába
de el árbrtro del mismo. Aún er¿ menester asenrerlo.
recorrer Francia, y, al mostrarse de esta süerte,
Jrb, Aplicado por sesunda vez va el orincioio heredi-
crerta popularidad a Ia función y ala persona. Aouel tario á la elección píesidencial,'.n ,Ába, áió r.rrlm-
dia, en
\yon, fué.apuñal3dg. po, el anarquist" idli":
no Uascno, vengador de Vaillant. y he ' '
dos extraños. En Sadi Carnot la uadición revolucio-
^'É'iilrolución naria se había pulido, suavizado, reducido a las pro-
,*a" ."lVir, ! », asesinafl:'t:§;,"% porciones de un ry89 para ingenieros, con su con-
nieto de un célebre revolucionário reeicida l.;;_ memoración en la Galería de máouinas de la Exoo-
bro,.en ryg3,de aquel Comiré ¿. Sifrlr,/Ulü.
donde parrió la orden de deftruir Lyon. ñingún'ex-
I sición universal. En Casimiro Périer el sentido dJ h
autoridad, tan maicado en su áldvo abuelo, degene-
154
IACQUES BAINVTLLE A LA VISTA DEL PUERTO r55

raba en suscepribilidades y en cóleras. No eltaba él


hecho para «resiftrr». completamente con Ia izquierda. De aquel momen-
to d,ata la orientación de un cicrto número de repu-
. U!, vez elegido había declarado en su Mensaie blicanos hacia la que ellos consideraban la verdadera
a las Cámaras: «Yo cumpliré mi deber de no dejár
que se desconozcan ni qüe prescriban los dereclios n.piUii.r. La griéta no era aún muy grande; Pero
Dronto se agrandafla.
que me confiere la C,onditu.iór,., Era, pues, de es- '-- Á"*.sü oposición imprevi§ta, Carlos Dupuy de-
perqr u!1 Pr,esidencia aétiva, autorítaria,'acrecida en
su función. Las izquierdas ilvieron mi.do d. ,.r. bió suavizar las' «leyes criminales»' Fueron votadas'
pero la extrema izquieÁa sindó llegado el momen-
dad, y no fueron eilas solamenre las que se asufta_
ron. Tal vez fué la acción de la masán.ríu l" qii. t,
[.-á.-.*i."á.t i.ntrir' En la Óá* lo¡ jgfes
'^, Mille-
se hizo senrir sobre los republicanos, halta enronces rá.áfi*tm, l"1io Cr.sde, )aurés, .Alejandro
menos exakados ; quizá sla efte uno de los punros irti, , iltí, d, cora m.jár, rcorizaban,eny sus dis-
.l qyg conviene aplicar la observación de )uan bi.tz cursos venían a parar' invariablemente' Pi.oPPsl-
«La hrftona inrerior de.nueltro régimen ieguirá sien- ciones que reproÉaban el colectivismo y glorrtrcabau
la orooildad individual. Durante efte tiempo los po-
do difícil de escribir mienrras í. hryrnT,lUti.ra" -
t.Áistrs tomaban por blanco a Casimiro Périer'
"o
las referencias oficiales de los Coner.rá, rnasonlcos.»
Lo ciertc es que hombres qu. ,"& i*írn d" .*ri.- i;; partidos rio lo mnsiguen todo, como ellos
mdtas comenzaron a temer la reacción; v lo oue no .r..n, at'acando a las personri, y e§ta vez..pudo de-
-;l moltrarse el aserto. Contra el gtan capitahfta, prtn-
había podido hacer el «nuevo .rpíritur] I; t;;
mtedo de una renuncia al espíritu republicano. Exac_ .ioal accioni§ta de las minas dl Anzin, el ca§tella-
tarnence como en otro dempo, muy lueeo del o de ;¿ ¡. Pont-Sur-Seine, excitábase, quizá aún más que
Thermidor, el llamami.nro ^al'un.lio áÉ1, R.¿1," el furor del proleariado, el despecho de la democra-
ción» prov_ocaba la recaída en el iacobinismo. ff ,r.- .i.. Sobr. tJdo, que la ví&imá, dernasiado sensible
srnato de Carnoc había dererminádo a Carlos Duouv v de.rnasiado bien'educada, no soportaba ni [a invec-
a proponer medidas severas contra la anarcuía. S.'";á íilr, t i la caricatura. La copa e§tiba ya desbordante
en pcligro la libertad individual, la libertlJ J.-or."- *uoJo el ,r¡#s furibundo dá los insuliantes, Géraul-t-
.sa: la esencia misma de la República. Radil.i.,'u ,o- ru.Lrrtd. que penaba en prisión por ultrajes al |efe
cialistas combarían eftas leyes'de excepció;, del E§tado, fué elegido diputado'por París. Eran los
ficaban de «criminale,s».'Alguno,
O;'.J_ oiior.tt dlas del ,8qi. Tres iemanas antes Bur-
;r"p;,';;i;: "f,f
h.rr. or.ridente de la Cámara, había muerto con
uniéronse.a ellos; quizá ésto, án lo, ñr, srnceros en lt.furrción todavía inta&a; Panamá no debía
su actrrud, y,^ p?t ser ellos liberales al antiguo modo, "",
efeftarle sino en la umba. Le reemplazó Brisson,
ya por aquella idea de que no había que ro*p.,
iamái candidato de los radicales, que triunfó de Méline,
156
IACQUES BAINVILLE A LA VISTA DEL PUERTO 157

candidato de los moderados.El 14 de enero, el mi_ pujaba a Brisson hacia la Presidencia. Para descar-
llsterio PuRyl, qu.brrntrd. p"r'eit. rr;;^:r;,- ;;i^ tarlo fueron necesarios todos los votos de la derecha,
con moüvo de los acuerdos sobre ferrocarriles, vieja que se volcaron a Í.avor de Félix Faure, hombre de
guerella que, desde r883, servía-prrl',nr.rrrar segunda fila, pero una bella persona, ministro varias
acusa-
crones matsanas. Al día siguiente
Casimiro périer pre- veces, sin demasiada autoridad, y conocido comer-
sentaba su dimisiór, y &porrá tol-'*orlvos ciante de El Havre. La República'de las sentes muy
€n un
mensaje, desenmascarándo' lm fi..ion.s
conftitucio_
b¡en había causado decepciones. Volvióiá a h RJ-
ttLt qr: pnvaban a _la_Presidencia de
cron y de conrrol¡>. Más tarde añadió"*.di.u pr.ri-
á. *o pública de las gentes bien.
que Para la perfecta comprensión de estos tiempos,
dente no era más que un maeltro "l
de ceremonias. que preparaban otros, es mene§ter recordar los te-
I.a inftitución ándaba ; ¡;;d;;r. mores de aquella burguesía a una especie de lobo
Ia, retirada resperable d. ü;:
Cor,rrü. ,,
'i."rrliá.
;on ü;h"", cerval, que se llamaba Alejandro Millerand. Otro so-
torzada.de Gréuy;.el asesinato de
Carnot. y .urr_ cialifta, todavía lobezno, recomendaba la huelga ge-
to Presrdente dejaba el Elíseo dando un porrazo "l v neral, cuyo principio, debido a una proposición su-
tamenrándose de su obligada impotencia
fa]¡1. seneral' de considd;á;;ru;'por parte
y d. ,"á ya, había adoptado el Congreso de los Si,ndicatos en
det septiembre de 1894. Aríltides Briand era el nombre
Publtco :om: por. parre de los miniftros, dásdeñosos
de tenerle al corriente_de los asuntos. de elte agitador. El uno y el otro tenían ante ellos
Lo que no ,. un porvenir baftante diferente del que anunciaban.
preguntaba Casirniro périer es si él-fos.ír,'d.
,uro. Enffetanto, Clemenceau permanecía baio la inter-
aqueua autondad rmprescindible para'eierc.,
td., áo_
dicción que le había excluído de las Cámaras, y, pri-
d.e¡es
1 su mal humár l, h^Jo- f#_
ción desdichada et ridícuto
t;t ^!iri^;il;.'il
i;;;í¿iiro. Et mismo vado de la tribuna, tenía que contentarse con el pe-
riódico. En fin, el zz de diciembre de 1894, un ofi-
brindaba razones para su iU"l[iái,
], ,in embar-
Bo, los radrcales rampoco elta vez pitieron que se cial de a*illeúa, en comisión en el E§tado Mayor del
s u irieroá .rr.brtrrl. ;ril,",,J ;.,
pri miese.- Pref
:I*.
pé;i;;,lJr'r ru, razones?
Eiército-I el capitán Alfredo Dreyfus, era condena-
do, coniltraidbr, a la deportación perpetua en una
- _¿Manifeftaba Casimir
¿No-las tenía también p.ironri.;i-il;*á;:iü'i; foraleza. La indignación fué inmensa. Clemenceau
que
.fuere, lo cierro ., qu. ,u partida ¿.lril;rrU, .f sentla que el cimén no hubiera determinado la pe-
dominio de los moderado's. Ei;.T;tf,
U**i"¿" ¿. na de muerte. En la Cámara un diputado sostuvo
la ociosidad de ésros. a;. oue debía ser fusilado el traidor. Se llamaba efte di-
;;.1;'11ürr' eleeido se putado luan laurés. Sobre toda la superficie de la
lamenraba,n de su deser.ió".'y
.i olrri¿"'r;É;ñjl
vra a encontrarse con una ocasión -inesperada, tierra no exifte en aquel momento un hbmbre lo bas-
)r efir-
158 IACQUES BAINVILLE A LA VLSTA DEL PUERTO 159

tante sagaz paru .adiuinar que del caso Dreyfus va oodla va oronunciar la',.r1, oalabra <<alianza>». Tener ttn
a surgir una revolucrón. '^li^do,'uri uerdadero, grande aliado, era un re-
Y, sin embargo, los ffes años sieuientes iban a confortante al que Francia ño iba a r.enunciar.
demoftrar qu., pfr" arebamr el Poler a los mode- No tardarían en revelarse las dificultades prácti-
rados y arrancar la República a las delicias de la con- cas de e§ta alianza, a menudo contraproducente, aun-
servación y ua5rla hacia unas aguas,más republic+ oue el oúblico no lo advirtiera. C-,oncebida como una
nas, sería precisa una gran conmoción, comó ya lo
había sido'para amnidirr , los compiicados én lo
i^r^ntíL contra Alemania, e§taba llevando a ciertos
ionta&os con ella, conta&os cuyos inconvenientes ya
del Panamá. se habían expcrimentado..Así, por ejemplo, pata no
Resulta ya monótono observar cómo, desde Thiers separarse de Rusia, Francia tuvo que ,envtar navíos
y Mac-Mafron, todo Presidente, al tomar posesión, a la inauguración del canal de Kiel, obra pagada por
-ia
.dg] gargo, empleaba los mismos términos'y hecía ella con indemnizaciín de suerra de t8lt. La
idénticas promésas. Félix Faure, también Félix Fau- aliada Rusia converdase .n la iñtermediaria á" ,tt
re, anunciaba «la conciliación y la pacificación». Y alianza con el Emperador alemán, que entonces me-
añadía: «la jufticia .social prrr'pr.párar la concordia ditaba una federaCión continental contra Inglaterra.
general... el desenvolvimiento ioniinuado del bien- No era éfta la única complicación ni la única decep-
eftar material y moral». Eran las consabidas palabras ción que iba a traer la alianza con Rusia. Por enton-
de siempre, que las gentes gt¡ftaban de oír. L. .ro- ces, sin embargo, no advirtieron otra.
cación de las lcomodiáad.r # l, vida, exrendidas sin Un ferrocairil, terrocarfll, el del
rnsrgnltlcaute ferrocarril,
terrocarfll, un insignificante
límites y sin descanso, era una cosa asradable. v el Sur,.que suscitó el.escándílo, motivó.la caída de elte
presidente del Consejo, designado poi'Félix Faire, miniderio moderado. La mayoríe se. doblaba, y anda-
respondía a e§te concepro del.*soberaño bien. La difr- ban todos desalentados buséándole jefes. Se'impuso
cultad, dada la penurii de hombres, había esmdo en el¿ relevo ty hacer la vifta gorda a los radicales. Dos
dar un sucesor a Carlos Dupuy. Fué preciso recurrir i , r r
años después de unas elécciones, que habían da-
I l, t

a Alejandro Ribor, ligeramenrá ,tr.rdo de panamis- do la mayor.ía


miyolía a a.los republicanos gubernamen&les,
los republicanos
mo, en el sentido de'haber empleado su ailteridad éfta era lá situación.
en acallarlo. Siquiera efte gran óarlamenrario era un El intermedio fué breve. El partido radícal ya
financiero clásicb y .onr.rí.dor, además de que es- no era sino la sombra de sí mismo, y tenía menos
taba afianzado por algo que le aseEuraba la inmuni- ideas todavía que cabezas. El «bulangismo» le ha-
dad: ru nombie fieuraba errue li primeras mani- bía arrebatado la idea de la revisión; había ronun-
festaciones de amiftiá con Rusia. Aho'ra, con Cabriel
ciado ya a slls proteftas contra el Traado de Franc-
Hanotaux en el minifterio de Negocios Exuanjeros, foit; y, a su izqurerda, el socialismo hacíale mm-
-Ell
--

160
JACQUES BAINVILLE
A LA VISTA DEL PUERTO 161

bién comperencia. Y-a no le quedaba sino un


,grave.
anüclerlcalrsmo más eftrecho y más rústico que el pendiente, temerosos de que pereciera por las finan-
de los otros republicanos. ias. Todavla transcurriríin otros veinte años, una
.Neéesitaba, pues, ,'.;rr._ guerra serla mene§!.t, PT., que.el impuefto sobre la
necerse_ y audaz sin asustar demasiado tam_
-aparecer renta enffase en vrgor. Sin embargo, con el minis-
poco. León, Bourgeois, el hombre ameno de quien
hubo de echaf mano Félix Faure, rcnla cuanro era terio Bourgeois la Clm,ara comenzó"a adoptar el prin-
cipio. El mini§tro Hacienda que lo
de Hacrenda 1o liizo
htzo adoptar
menefter pa¡a dar la ilusión del movimienro, como üniitt"_d. ad,

Casimiro Périer había dado la de resiftencia. se llamaba Pablo Doumer, y pasaba entonces Por un
El «..ocialismo prudenre y prá&ico» que anuncia- frenético. Su peligrosa ley'qugdó ahogada eT geÍ-
,ba un miembro de'su Gabináté, t.ní, ,ni. ,í un Dor_ men. Lo inexplicable es que después de Ia vtctona
venir mejor del que él mismo imaeinaba. Aou'.lto de los moderádo, en las Ll.cciones precedentes un
era la traducción'del <<bieneftar míterial y máral», voto semejante ProsPerase, de no habir tenido todas
y.9!a tambié,n el comienzo du *-r;St.*á. Ur, ,o- las Cámaia, ,u'.rrráo llano, su corltingente de «mi-
cialismo prudenre que no atencaba a la orooiedad. nisteriales» que siguen a todo Gobierno a ojos ce-
un socialismo práctico que ibía distribuir .i Ui.n- rrados.
eftar por el canal de las'.subvenciones, pueftos, pen_ En su aversión por el impue§to sobre la renta,
srones, retrros, efte socialismo poseerí^ una eminen_ la clase media demo§traba uñ, grat clarivid'encia'
te virtud ele&oral. Merced a éi el parcido ,rj;.ri i.- Tocar a un si§tema fiscal que ha6ía dado resultado
cobraba una razón de ser y seguía' su vocación. Es durante siglos era lrna aventura. El Senado, conser-
una idea muy popular la dL qü., gurrdrdo, po, ,l- vador de lícosa pública, se conmovió.y yel;6 sY co.n:
Errnos flcos, exrsten vaftos tesoros de los que-basta_ ftanza al mini§te'rio radical. Era aquél-el Sénado del
rla sacar una pequeña parte para que todo el mundo oportunismo, la ciudadela de la prudencia, el conse-
fuera feliz. De ahí dérivabi el impuesto.sobre la jo de los ancianos fieles a su misión, refractario a
renta, concebido como un medio áe establecer la toda temeridad.
jufticia fiscal y de que las grandes fomunas contri_ Conforme a Ia dodtrina halta entonces con§tan-
buyeran al alivio de'los mái'desheredados. Lo úni_ te. el oartido radical no podía r€conocer el poder
co extraño era una cosa: que hubiera hecho falm d. d.ttib"t un Gobierno ,ino a los mandatarios del
veinte años de República p.i, qu" apareciese la idea sufragio universal. León Bourgeois, i'lvocando a Gam-
esenclalrnente democrátrca de un reparto de las ri- betal sostuvo que las atribuc"iones de las dos Cáma-
guezas por mediación del Eftado. ras eran di§tintas, que el Senadol,oseía el derecho de
Unos veinte años hacía también que los buenos disolución y, mediante el Alto Tribunal, el derecho
genios de la República velaban para delenerla en e$ta de iuzsar; que el equilibrio quedaba de§truído en
ptoí..ño d. un. sola'Cámara ii , sus derechos pc-
162 A LA VISTA DEL PUERTO
IACQUES BAINVILLE 163

culiares, el del sufragio.reftringido, le aÁadía había apresurado a retirarlo. Para sus electores de los
los de
la Cámara. Duranre irrá, d. ,rí, *.r., .l *i"il.rio Vosgos continuaba siendo un republicano de cepa,
se negó a rener en cuenra ,q;a r;;; l"ftil
11dic,al
qu.e I9s. senadores le reiteraban.
un «bleu», mientras en París pasaba por reacciona-
Hubo sus conaros de rio. E,n el fondo, Méline era un rural. Con él la
agitación.conrra un Senado ..r..iorr.iio-.-y;;;;- agriculura, salvada por sus leyes de protección, go-
se también q.ue el país seguía indiferente
a'los deba_
tes conftrrucionales. El ; de abril de ¡gq6 el Se- bernó a Francia. Cuanto puede hacerse por el tri=
nado adoptó.yna medida .nérei..,- ,rrnJí go y por el heno, él lo hizo. La República conserva-
uclon de credlros deftrnados a la expedición ""^li_
de Ma_ dora ya no parecía un «disparate» ni una quimera.
dagascar, Era necesario o ll.*i1i'.i"n,¿t h;Jü-; Cuando Nicolás I[ vino a Fruncia, recibido corno un
fin reuniendo un Congreso pri" i.rirm o Dara inrer_ salvador, por aquel brillo deslumbrador de la alian-
prety la Con.ftirución,"o inciinarse ..¿.ri Ér'"f..-
,
to, león Bourgeois se inclinó i-rlr¿¡¿. za rusa, el Zar de los mujiks pudo creer que el Es-
La techa era dos veces im[ortanre; en primer tado francés había encontrado su forma definitiva
término, consasraba .l rbr"doáo J;-i;'r*,iri5;.'ii en la apoteosis del propiecario campesino.
parado radrcal no denunció ya, sino por
prr. fórm.r_ Las izquierdas se desgañimban gritando: «Mé-
la, la obra de fi75. Con í"' j;;;í. t.n ooderoso line, pan caro», /, en vano, se hacían chi§bes sobre
como la Cámara Baja, Ia C-onstitución re'anudaba el hombre de los zuecos. El Gobierno moderado, apo-
un contraro de cerca de cuarenra años, Irr-udirá_ yado por una derecha complaciente, duró dos años,
rnente de |a caída de León Bourg.oir, b,
;o¡;;rd*
,,. rehicieron; pero habiendo !.rá1a"- ;;;;";
y pareció desafiar al tiempo. ¿Qué hubo de surgir
para que también les llegara su hora a quienes ha-
oe su .$rupo, el que se pasó a la izquierdi, va bían rechazado todo exceso, toda violencia, todo com-
no podian mantenerse sino con el de 'la promisol Nada menos que una revolución; y como
derecha srn detecciones, íntegramenre. ^Wy"
Toinábase a
una polírica d.e conse rvacíón ?rt*r^Ái. uSoi.
la masa de los intereses estaba satisfecha, una revo-
v .án_ lució,n que solamente podía originarse de un com-
trnuarers srendo los proregidos de la derecha»,
i. sri-
tó a |ulio Méline .1 ,.rr"ibt. Miil**d. j;í¿ ü:il_ bate ideológico. En un combate de efte tipo una Re-
ne acusó dulcemenre el golpe, l. ostirído -r, pública de rurales había de encontrarse inerme.
o", El 16 de noviembre de 1897 los periódicos pu-
propio pasado el porvenir &
sores.
-¿, d; ;;;. J;;# blicaban el texto de una ca*a diígida al miniftro
Fra él un viejo republicano, que inclurc había de la Guerra: Mateo Dreyfus, hermano del conde-
puesto un ple en la Comuna, nado en r894, denunciaba en ella al comandante Es-
sin dudr, se
"unque,

I
7id
, rr¡l

ló4
IACQUES BAINVILLE

terhazy.como auror de la traición. Iba a abrirse el


asunto judicial más vasto, más &amárico, más f"*r-
do en aconrecimienros gue se haya j^más rifto. ib,
a mudai la f.az de las cosas, y fuá.or, *ry po.o, lo,
hombres que entoncer lo ,ospe.haron.

x
La .revolución dreYfusiana'

Con su dulce ob§tinación, fulio Méline rePeda:


«No hav tal asunto Dreyfus». Corno que hubo dos:1
uno iriioirl v offo poiíti.o; uno en los tribuna-
l.;-"';; .n'l, opiÁión. Y otro todavía, e[ más
,.rritl., en las ideás y en los anónimos, que arye-
i^ró ,on hundir cielo y tierra al convertir a Dreyfus
.t-uun símbolo». Sobíe e§te doble paso de 1o tem-
por.l , lo espiritual y de lo espiriúal .a to temPo-
ral, Barrés y Péguy muésffanse de acuerdo, como ast-
*irmo o^rá iuiáí, que Méline, muy atento al curso
J; ü;Á;;.ri"í no'.o-pr.r,día absolutamente nada
;; ;;.;" orurrí^. Efte excelente asrónomo no sabía
á".t rUi" comenzado a moleftar dé'uer.s. Fué aquel
,.in fenómeno reiteradamente observado entre los [ran-
ceses: eltaban cansados de aquella honda rnediocri-
drd. d. aquella exi§tencia vegétativa, de aquellas vir-
tud., completamente vulgarés. El. tráfico de granos
v de eanados andaba próspero, clertarnente; Pero,
';oué ti^rnto era aquéi prri lrt sensibilidades y Para
üJ int.lie.nciasi Cültivábase un patriotismo clecen-
te, pero ü.*po ha que se había ren.gado del idealis-

t
tóó
IACQUES BAINVILLE LA «REV OLUCION DREYFU SIAN A» 1ó7

mo de] desouire.. F,ra repetido el nombre de de la filosofía.Eraseguro el remover los espíritus con
l):_^ y .o .-¡ u j J,n.iá-^, ü'"j ;;;';i;,
)T ],
Reoú_
la mera afirmación de que, ví&ima de un PreJulclo
prnadas Dareclan huecas. Las "¡,'
minorJ;;1."r;; h;_ de raza, un inocente eltaba sufriendo una pena in-
blaban di ,.n,án l, merecida. Y en añadiendo, por una supostctón no
como una ^ctuar,y
*..riara de la acción
,o*"rár. d. I;.h;r^'io.'.urtquier causa. menos sratuita, que el Tribünal milicar- había obe-
«Por rodos lados, drr{^ iégly,"]ro*rb,
Ia crisis.» J..ido Il .rpírit,r'de calta v había abusado de un
Melced al caso Drqrf,li I;;ñí; doble ooder.' .l qr",. le daban sus atribuciones judi-
fi,?'unu convutsión.
En su insifrenciá q; ;;
ir"rilr'*r"r" rjr.r- ciales y el que éi ,. tom.ba por su rango'.desp.er-
fus, Mélin e eru razon 4.b_l.l¿;;rirll ."ronable ram_ tábase'i.tmáirto el odio in§tintivo a li disciplina
aquel punto. EI'r;-;;;"f, ,l respeto y al iefe, suscitábase la anarquía y se Provocaba, por
l]T luÍq?dr,
'., de la
i.r..ión, Ia defensa de la autoridad'
?:
oen pubhco,
9y. es. una de las condi.ioáe, dJ-";:
El caso Dreyfus hubiera podi-d9 quedar como
'

_y lo colocaba en el rni,
':'f:;;;'É
:1 .1,,
rcy y a los conrraros,
...8919. Pero no se rraraba ahora
ffJi:fliH: causa célebr. o .ómo enigma dé Ia historia' Pero cre-
éió, convirtióse en conflicto político, y cortó en dos
11. ,oir*nr.
l, Frrn.ir. Las fuerzas intelLcruales y los nombres
:
f fl.,|r',lT fl, 1., ffi
'*l','i:o :::;:Í".1.JffiH::
bre Ia rnftirución militar, pueftá
más célebres tofitaron parte en Ia baialla.; y la ba-
calla, después de habei despertado en quienes lnvo-
veftían uniforme. trpr,;lU.r.l* or.
.qí.ffl1rj1r'.::;
derecho, y de ahí -,
l;;,
infracción de caban la'ju§ticra y la verdád una pasión verdadera-
,ffi mente oonf.tiot ai, comó las propbrciones de una
h; #'*,Pff #i"' [fl H::i:l.liiifl x. É:, j: suerra de relieión. Cómo todo ciudadano francés pa-
,ó . t.t «dreylisard», o «dreyfusifte» o «dreyfusien»,
i:{: ü',§::
tamenre
ffi Ui t',.'*J'ffi: 3: f#:j;: if; :i
conffarias- i!.11, chocar rprril;;;;;;;.
matices análbgos a las variaéiones de las.iglesias pro-
teltantes; cómo un parcido se apoderó de e§te «mo-
t'fto es lo que ni tr¿¿i;ne ,l-rr?f.?áxima vimiento religioso» prra hrc.r lá que |orge Sorel ha
fueron
capaces de presentir. llamado «revólución'dreyfusiana», hafta llegar a esa
Delegadt en. hombres falibles, cl «bancarrota fraudulenta-del dreyfusismo, a esa caída
poder de juz-
gar a ocros ho'rbres l^ L^iui.^ l" ,;;; en la demagogia,.que. Péguy m,áld.cí, en nombre de
Io injufto. EI error ;la;.;ri-.*ñeve;, ,rrr;;
.pglq .en
j su «mífticl¡"priÁitiva,"es algo cu)ra explicación
error. del médico quá encierr;
;-;; ,:r vrvo en el exieíría un largo relato. Ahora ya apenes nos es da-
::ry]::: Nada
proceso: un gran^gii^ ^
proceso
l,-i.,-,*i.i
hay en los
t*.
un sran do'.o.ro.er los'hechos en su eiactiiud, los motivos
que prolongaron su resonancia, el fondo de efta que-
ó;ñ;;,;",'"lil, .
;i ;;só.i,,;, H i:,,-::,?.*j rlil"'i"t.t-inable, las razones que mantuvieron a os'
\

168 \
IACQUES BAINVILLE" LA «REVOLUCION DREYFUSIAN A»
i

curas.la verdad, dejando el problema


siempre abierto. oartir del día en oüe Frevcinet emprendió su obra,
EI asunto Dreyfus h" Jurrdo
lúmenes ha necesiíado
d;;5;. §ffi;- le desarrolló el esfionaje.'Dos traidfres habían sido
|"ráR.i"..tl.r, contarlo; el va descubiertos y condenados: Boutonnet, archive-
sencillo resumen
.de úutrairir-í u.r. l.i..Lr- io de la sección iécnica de artillería, y Greiner, effi-
tas.páginas.
rncrdentes,
Ip,í: se han ,i;;;;;*"f"á* irii"¡ oleado en las oficinas de Marina. En el mini§terio
.episodios, ,procesos injertados ; d. la Guerra el Servicio de informaciones eftaba al
sos, desbordamrentos dramáticos,
en tanto ou.l";;;;:
bi.r, acecho. Eftaba sesuro de que el asregado militar ale-
como- aCtores, bien
.corno teltigos, int ru.ní.lo ;ii.;: mán Schwrrt kofrp.n, en'combiñ..i-ó" con el agre-
'it:, :!:,qldos,
m a gi §trados,. p g?il r; ;'pf * ;il i ;;;;;, gado militar italiário Panizzardi, había montado una
jefe del Estado; .n*. 'ro¿or,;.iJ;;;;'ffi;;i;;
orpromatrcos, y ha3ta un andeuo
escntores, criados -

espionaje en la Embajada alemana.


" En ladeEmbajada
ágencia
de Alemaniahabía también una
frsonas. Llegó a ¡al grado i. .o*pi.iid;j;: ;; sirvionta, la señora Baftian, que recogía los papeles
?topr, ya se. hablaba de bachillerés, 'licencildo. , que enconraba en los ceftos, los ocultaba bajo su
doctores en.dreyfuslglggla. ya no se decía «afÍ,aiíe
ureytus», slno el «Affaire», el grande, único ve§tido y los hacía llegar al miniftetio de Ia Gue-
asun-
to que .pudo lanzar a los frañ..r", unos contra rra, srn conocer s,qui.iá qué clase de papeles eran
- aquellos, pue§to qr'. to sabía leer. Así laí cosas, en
otros,/ durante años.dominrrl., .i-áni;. prr;;;: la'segundi quincbna de septiembre de 1894, llegó
prender su exrraordinario .mpujg,. ., i"dirp."rrbil
recordar las circunftancias qu.'lá'i;i.i.ro',ác€r, al Servicio de informaciones una carta rote y eltruja-
cr€; da, cuyo autor anunciaba el envío de documentos re-
cer, y que se le enroscaron'hafta tal punto que.
no lativos a la defensa nacional, y que se denominó la
gudiéndo ya resolverlo, hubo G;;r#i;.:;;
:,; «minuta». Aouel oedazo de oapel había de solivian-
l::f:?,, donde, según Montelqui.r, ü
resolver Ias drsputas poco impoica
;;;;;; ;; tar a Franci"'.nt.i'r. No trli.rfn más plagas de la
con tal de quc ceja de Pandora que del ce§to de Schwartikoppen.
terrnmen.
Importa observar, en primer término, que la au-
- Remontándonos a los orígenes del asunro
Drev- tenticiáad de la célebre minuta no era discutida;
fus, lo. advertimos inse*ado
tro relaro en la que hemos
;;;;dl;ffi'i. ;;:{: con§tiruía el cuerpo de un delito en torno al cual se
atare¿dos e¡ Ia organización "i*ü;-l;rt i.rrUl;.'r"* han batido las génrcs durante doce años sin poner-
del EiércitJ. Habí* lo en duda; y, én efedto, no era discutible. Pero e§te
creacto un rnstrumento militat capez
de hacer fren_ documento p'rocedía de un robo cometido en la Em-
te a Alemania. Era narural qr. Á'l;;;i. ;;;;i;_ bajada de Alemania, lo cual era natural que crease
lr:., y gue rrarara de conocér los planes d.l Er+;¡;
r.uayor trances y el secreto de los' armamentos. graves complicaciones. Por efta razón, el general
A Saussier y ei miniltro de Negocios extranjcroí, Hl'
I

I
,, ,.,H
,;

. l':,
170
IACWES BAINVILLE
LA «REV OLUCION DREYFU SIANA» 171

notaux, enrendían^glle no debían hacerse


pesquisas.
Prevaleció en el Gob;.r". .i-pr....] condenado después de la comunicación de unas piezas
.orrr.rro. Dor
secretas, y por ser .cedido
¡udío. Sus jueces aparecieron sos-
creer que la impunidad daba .ü,
, Ia ,rr",ó;,'; fi;
lo rmportarite era._hacer un €scarmiento. pechosos'dé haber a las intimlciones de un
O._'ár,J.
esto, Guillermo II, proreftaba j. feriódico antisemita. Pero aquel Tribunal no se ha-
g;. su agreáaJo
militar fuera acusado por L pr."r, lr"rr..rr, y tía conftituído a sí mismo, ér, .l Gobierno de 1894
exisía quicn lo había nombrado, y suya era, Por consiguien-
una nora que des.carcise Ia responsabilidrd
á.i;il: t'e. la falta orieinaria. El error, cuando consideramos
bajador. EÁ reatidai,-i; ;;,;r.Li;; i. do.u*.n,o,
del dorninio inviolabl. d. y;-r.pr.r.rrrrnte lo, rrrtornot qr. Francia había de sufrir con tal mo-
diplá_
mático baftaba oor.si para orglnr. ,.l.ii:;r;';;_ tivo, fué el recurrir a un juicio, lo que forzosamente
ve. En el Elíseo'hubo;;; i;stári:;
"^"ái,.h
que Alemania declarar.
ü;ill";: entreEaba el caso a la conirouersia; hubiera sido más
prudé'rrt. vigilar a Dreyfus hafta cogerle in-fragan'
T-"1 _t
crfcunsmncta !r.r, ^ ^ br^ori^, i¡; y aún*más hábil, aunque menos hone§to,
esta que, mejor que ninguna, probaba
la aurenricidad del'documénto.' d.rhácerse de él sin deiar huelias: un Eftado Ma-
a^T^::rtechas no se concencraban de yor menos escrupuloso io hubiera enviado a una de
pronto so-
bre persona dererminada. Era parenre qul ásas colonias de donde ya no se regresa nunca'
^.- el rerni- Desde el día siguieñte al procáo de 1894, sus
de la minura parricipaba á., i. U¿l
-tente J.i'EJ#;
Mayor, y.,deb.ía.de ser un oficial de arrillería. hermanos y u frtt iiia, despuéi de haberle defendi-
La
enurneración de las piezas que se le do, asumieron la misión de áeclarar su inocencia. Ce-
anunciaban a
ilevd y^ ail;ilr;-p.,q;i; r_,ra, losos, tenaces, dueños de relaciones y de recursos, in-
f^.^hy.ii*k"fpen ^
ros gue se haltaban en comisión
de Estaüo Mavor. teresaron a vartas personas en la causa de su pari'en-
necesariamente pasaban por rodas lr, te. Alguno, corar'ones sensibles o generosos fueron
Lq:. que, procedrendo
nasra
.ii.iárr. .on*oíidos Dor la afirmación de lue se había co-
por eliminación, el oareci_
clo de leffas acusó al capitán Alfredo mecido una i'niquidad. Otros hubo.(tal e[ caso..j.q-
Dreyfils. El
cual fué condenado go.1 I" C."r";. á. plar de Péeuv)'que de la reparación de esta iniqui-
gu€rra, sln
que hubiera habido deliro fl^gr^Ái.-, rln confesione, áad hacían'áú.stián de conciencía y de honor para los
ru.acusacrorles categóricas ante el juez franceses. Para cortar de raíz esta agitación naciente
instructor o el
'rnbunat. Su abogado lo había presentado fué por lo que Méline invocaba el principio de co-
como ino_
c€nte. Las exphcactones confidenciales que
dió Drev_
,a iizgada.'P^r^ revisar el ¡uicio de'1894 era nece-
t#"r fueron derme,,ridas pár .r.ío oi. se produiera un hecho nuevo; en espera de
r.:ÍI"_ri_9:S*dación
ros necnos poStertores. hallarü, alegaban'que Dreyfus, inocente, hibía su-
Lo primero fué sostener que Dreyfus había sido frido cond,.* ittjuti" y P& medios ilícitos, si bien
fueron tantas lri .ontraáicciones que entenebrecie-
LA «REVQLUCION DREYFUSIANA» r73
172
TACQ.UES BAINVILLE

ron el proceso, sir nuevas complicaciolres, porque Picquart [ué acu-


-que.partidarios tan ardiences de su rldo, . su vez,'de maniobrás y'de falsificaciones Por
llo_*.,"..oT9 )auréi y Trarieux llegaban , ,¿Á;U,
Ia comunlcacrón de Ias piezas ,..r.tri en las que fué procesado, mientrás él acusaba a sus co-
un Droceso l.s"J d. cohJcho y falsedad. Presentóse denuncia con-
por traición. Pero añadlase qr. h.tár-*¿"'.5ñr";
c¿das de mala fe, y el.lo ird;;L trl' Est.rha zy, y'compareció ante el C-onsejo d9. gue-
ol:tgl los ataques a los Consejos ?e guema, ó;;_
;;;nerulíra.r.
rra. Allí se decláró inocente, v aunque todo en él fue-
orlcrales, a su lealtad, a su. jerutquía, "Ejército a los ra eoulvoco, Ies fallaron las óruebai a los denuncian-
al mis-
mo, s,lgrado para la mayoií de É, firn..rés. ,., ,, l, encuesta no reveló nádr. El comisario del Go-
El asun- bielno retiró la acusación, v Esterhazy fué absuelto
Eo satla mmedratamente de los límites
iudiciales. v
fta fi!_rl:bln"y1
dg: bandos. Ei
rnocencra fué objeto al principio
i; t* pá,,ii,iü,'¿l enrre los aplausos temerarioí del públicó. Creyóse que
era é§te el'final del asunto. Y el asunto entonces co-
de una exrrema_
.ir.uqrt'rn.i. menzaba.
Í::mrlaridad, érrr-lr. no era des-
La verdadera señal de entrada en campaña dióla
tavorable a la causa de Dreyfus, r.qüería .i.mo
.o_
un periódico fundado para rnantener la causá de Drey-
ruje paru e¡rolarse qn
9ll,, É.i" ,.;jl;
atraétivo de Ia originalidad,'d.l á;;;ih
en cambio, el fus'v dirieido por Cfemenceau. EI 13 de mayo del
del vulgo, rncluso del sacrificio. Los prim.ro,
i,
" "rirl¿. año'¡8o8.'dos'días después de la absolución de Es-
rusard» llamábanse con orgullo los
lj;;;_ rcrh^rí, L'A*rorc publicaba, bajo el título «Yo acu-
ir:rele&uales. Más
tarde. hubieron de labora? p;;r*suirse ,or, uí violenco ,l.g.to firmado por Emilio Zola'
de los Con precisión ha dicño Anatole France que aquél era
trabajaúores de.la hora undéá;;,
rnvactla su capilla cuando ya no
;; il'"n]iñ;r.1""'Jj urn néto revolucionario de una potencia incompara-
había en ella sirno
Provechos que captar. ble». Znla acusaba a los iefes y á los jueces militares
Los esplritus 'entraban en movimiento. pero de haber voluntariamenie peidido a un inocente y
el disculoado a sabiendas a un culpable. Fué, a su vez,
asunro esraba en el mismo lugar que
ln,.r. U" in"_ oro..üdo ance la Audiencia por dif"m".ión e inju-
puede ser condenado; p'.r" J.rd.
1ent1
que nay un cnmen, precisa que alguien
.l *;;;; lirr. ., condenado. La excitaciét ,. .*rc.rbó por am-
Io haya co-
metido, y la pieza de' acusaciá; ,;-*,ftír.'éi'.irrr,", bos'b'andos, y se tom¿ron posiciones. Se habíá pasado
* lr- mínru' no era D;rf*' .rrl
..i".,;á
Dreyfus denunciaba .l .oirnjrrrl'il';rrrntería Mareo
ya el punto'crítico en que fuera posible proceder a
Lna demostración caPaz de convencer a ambas Partes'
Es-
Descartado Esteihazv, entrábase ya en una situa-
terhazy,,hombre abru*rdo á.
.
cuya culpabilidad era admirid.
il;;r", d;;h;;;rJ;, ción extraña. Prescribe'la ley que un acusado que
¡;;;iáu"uo jefe del
servicio de informacrones, el comandante, cuente con un veredi&o de'inculpabilidad a su fa-
más tar_
de tenienre coronel, pi.qr.rt. ó;6;?i.bían vor, ya no puede nunca ter proc.i.do ni inquietado
de sur_
174
IACQUES BAINVILLE LA «REV OLU CION DREYFU SIAN A» 175

por aquel crimen, aunque esa culpabilidad


fuera "*;;;
^;"""? cien v fusilar a una doccna de sus principales defensores'
veces demosffada, aunque pt.""ir."i.; Lo, o,r. se sendan descartadoi por bl nuevo rumbo
autor. Después de ser ,trr.lro, Erterhazv
tender, no srn reticencias ni precaucioneí
dij;;: del r3eimen, los que aspiraban'a volver a las ideas
al prirr.i_ 'o.rd"iér.*.nte r.publicánas, los anarqui§tas de tem-
pio,
X
luego de üna maner a cáda u.r'irir" .j;r5.
era él,quren
;; peramento o de profesión iban poniéndose Poco a
.había escriro la minura. Libr. á.' ri.* poco del lado de Dreyfus. Los primeros camPeones
f
Bf oe, sancrón, estas confesiones resulraban sosDe_ á. ,u inocencia habíair e§tado solimrios. Interesados
chosas. Los conffarios a Dreyfus
negaban qu. Ert if,r- por su causa o desinteresados, ellos habían sufrido
zy hubiera estado un condi.lo;;J3;;".urarse
cumentos anunciados en la minura.'Ahora
los do- por ella, no sin exponerse a la reprobación pública.
bien; un Sus filas, sembradai de claros, se llenaron, y, por ttn,
hombre con las raras suyas,
ino podí, hrb.;;il;_ afluveron a ellas en masa, El asunto Dreyfus se ha-
do con, la culpabili d^d
l^rá,.-*'r-r.r.*J ¡l'il
capaz de trarcrón, era también muy bía áonvercido en asunto político, que permitiría a los
se en.lugar de. un *aidor. Con Io
cepaz de ooner-
';; radicales reconquistar el Poder y a'los'sociali§tas des-
se dlslpaba, y la cuesrión hallaba
ír.-5i;ü.Ii lizarse enúe los radicales.
un alimenro nuevo. La alianza de los moderados y de la derecha ha-
Los de
,parrrdarios Dreyfus, aunque .povándor. , bía dado al Mini§terio Méline su larga duración. En
dando por trrmes las confesiones de Ert.ihárv.
,*rí^i el mes de mayo de rBgS celebráronG elecciones ge-
necesario apoyarlas en los testimonios
d; l;í'r.ri;;; nerales, y el résultado no pareció aportar nada nuevo;
calrgratos, y ésros no resultaban más
los que reconocían la mano de Dreyfus
infaliblés oue efta Cámara apenas difería de la precedenrc, y sobre
en el dorcl el conjunto dei país aquel caso no producía mis ef..-
mento acusador. Sea de ello lo qu. Éu.r.,
que mmbién Esrerha zy hubíera' rido
-.b*.1;aun dando ,o ouá el de Plnamá'. Todo trrns.rrrría como si la
tamehre, su caso no podía ya ser objeto
i;;;.: políiica fuera una cosa y la elección.otra. Inmedia-
d. un iui.ú tamente. emDero. oudo íerse lo que había cambiado
c.uridades.
;;;, fi;:
contradictolio, lo úniéo q ue' p"d?, ái;ü;,
Por su prr,.,' .n'.r-U;o,tD.;;f*. r#-
1

la situación Mélin. se hallaba ,.suto de volver a


encontrarse con su mayorla, y h. íhí que desde la
I

denado, debía ser i"rsiao ai-;;;; "


gún hecho ";#il;.
l'rir...r,
; primera interpelación fué abándonado f9,t algunos
.qr. prdi.L .rrrUl*.i "i- I

asunto resulraba por


tii de los suyos, ton motivo de una proposición Pr€sen-
inextricable. donde provocaba tada oor-los radicales oblisando al Mini§terio a no
de una pafte
.y de otra ,i"É;.i.; ;;J;.,
v se rrans- Ios votos de la de"recha. Aunque sobre e§te
rormaba en rnsffume_nto de guerra "..orá,
civil, É cual ha_ t.*'to -ir-o que él aceptaba, Méline hubiera triun-
cía decir a Carlos Maurrr,
ñ ,i ór.rfm era ino-
cente había que nombrarlo , ¿t Á*r.íi¿ fado todavía, lralló , ,u *"yotía demasiado merma-
É;;;; da y presentó la dimisión.-Era el primer éxito de
@
' li ''
j'

t76
lácQuas BATNVLLLE LA <IREVOLUCION DREYFUSIANA» t77

la izquierda. Y un_é¡ito también para otra explicación. El neeaba que el suvo fucse pro-
los partidarios
de,Dreyfus. C.on Méline rc;l;Á; piamenie un delito de "falsifilación. Dltenido cómo
ambién la Re_
pu.Drca conservado¡a., y el principio
de cosa iuzsada lo había, e§tado el coronel Picquart, su adversario,
c.aí1c9n etla. En adelaíte .i
al Gobierno a su f.uo. .n ;;.;il;
, ü ó;.;fff#; acusado de falsificación, el .oro.r.l Henry fué condu-

La situación eltaba rocada.


;;f;.;;ñ^;f .#; cido a Mont Valérien, donde al día sisúiente, rr de
agosto, se suicidó, dándose un rajo .ñ l, grrgrntr.
. - Brisson, viejo hornbre de izquierd¿ El partido de Dreyfus miunfaba y próclimaba
'
id;;; i: i' gr?L¡r, i n c t i n á ba se'r* i.tlr'.*#i:Í. fi i: qtre la
'inocencia
del cándenado estabá Jemostr"da.
orcal como.el, -ardrente patrioa,-sincero
en sus con- El nu.ro hecho necesario para la revisión había sur-
vrccrones, el mrnrftro.de la Guerl¿
r:ra Godofredo Ca_ gido, y Brisson daba prisas para que se emprendiera
ffisnac, gran preftigio r.prbii..;;. también ha_ inmediatamente. El 3 de septiembre, Godofredo Ca-
or^, yg,^ao por la claridad en
el aiunro del pana_ vaignac presentó la dimisión, declarándose discon-
5l alguna prurba surgía de la inocen.i" J.
Pr.
rus, sr se aprecraban huellas de irregularidad ó;;;-,el
forme con el presidente del Consejo e insistiendo en
en afirmar la cuipabilidad de Dreyfús.-
¿lba esta vez a acabarse el ásunto? A la verdad,
i*:ii; eli:liff
esrudro lffiT,ll. fi: f;i.Í.* :ffi:':?i
exgedrente y sac6 en conclusión
aunque el descubrimienro de la falsificación de Henry
oe qu: ureytus era culpable, y lo
la ceríeza agiaba al público, hafta enronces persuadido en su
atirmó en Ia Cá- mayoúa de Ia regularidad del proceso, se arrojaban
ma|a, leyendo en la.tribuna varias piezas,
una de las ciettas dudas sobré la sinceridad-o sobre la clarividen-
cuares,..procedenre deJ agregado
militar italiano pa_ cia del Eltado Mayor, ninguna relación tenía con el
ntzzar.di, resultaba del to?o?on.luv.nit-
o^r, el con- proceso de 1894, pu.sto qúe el ral documenro apó-
denado. La causa d. l. rwisiói;;i*r""o5itd;#:i
crifo era po§terior al juicio, y nada había podido
momenro mismo en que ,. .r.ió
nrn.á..--'- influir en Ia condena. Demás de esro, el cipitán
Esto ocuría el I
7-.áe julio J.-rBlál Cin.o sema_ Cuignet, que había descubierto la falsificación,-dan-
nas más.rarde, el óficial' ,nr^rg^áá'io,
del esrudio del asunto,
.l ministro .

l
do con ello un teftimonio de su persoicacia v de su
:lpir#-ó;i[r,.r, descubría I buena fe, afirmaba la aurenricida'd di las ot'ras pie-
que la. carua de panizzar.d.i'en ap6crlf.a. El teniente zas. De nuevo ofrecióse una situación extraña.-La
coronel Henrv. de la_oficina de informr.i"n.i,-'.#
falsificación producía un inmenso efecro a favor de
resó que.ét t-á había r;b;ü;";":':;;: después del la tesis de la inocencia. Su valor judicial era nulo,
proceso de Drevfus, al comenr.rl,
l"*prni-á" ,._
:1,^,^o,1 1
preclso,
rin dá poder ;;il;iil*.,,*
un resumen de prueba que dispenrrm
,,.,o,
tanto que ninguno de los dos acuerdos de revisión
pudo ni citarlo siquiera. El asunto se exasperaba, pero
d. toJ-. no se detenla.

¡
178
JACQ.UES BAINVILLE
LA «REVOLUCION DREYFUSIANA» 179

Brisson había reemplazaúo a Cavaignac por el se-


neral Chanoine, que ei z6 de o&ubre,"a ..ür, d. i. frase: «Si no puedb atÍaer a los dioses, pondré en
rnqdente provocado por Déroullde, presentó su di- movimiento a ios infiernosr>, ffaducida en términos
misión desde la ribuna, afirmando due él no tenía laoidarios oor la amenaza de un «vuelco». Si e§tas
sobre^Dreyfus.otra opinión que la d.'rus predeceso- in'sinua.iories fueron hechas a los católicos, lo cual es
res. Brisson afe&ó tiatar a Chanoine como seneral muy verosímil, compréndese también que éftos no
faccio.so, e hizo vorar una proposición ¿firmirdo la iban a decidirse a entrar en una aventura nl a sePa-
supremacía del Poder civil, éxpiesión éfta que anun- rarse de un Gobierno eue en tiempos de Méline dá-
ciaba la «defensa republicanar. Pero en la misma se- bales tan Docos motiroi de queia que incluso pareció
sión, a pe.ar de la oiosición del Gobierno, [ué vomda posible el'adver"rinriento de üt, uR.pública clérical».
una moción invitando a éfte a reprimir los araoues Demás de sue asociar a la lelesia a una ernpresa que,
contra el Ejército. El Gobierno, .htor,..r, ,. ,.iiró. por la fuu)^ de las .or.r, á§trba dirigida lontra^los
iefes del Eiército, hubiera reavivado los viejos rePro-
-las El miedo explica siempre muchas más cosas de ches del ,ltrr*ont.nismo, y parccía una soberana
que uno puede imagiñar. Si las izquierdas co-
menzaban a tern€r en serio a los nacionaliitas, el fon- imprudencia. Apenas cabía ni dLtener en ello el pen-
do de la Cámaru permanecla moderado v s. ásurub. samlento.
de la campaña de'los partidarios de Dreyfus, campa- Al partido de Dreyfus había de serle más fácil
ña que, dados los aliidos que encontráb., adquiría alistar ,'lo, .l.m.r, tos ai^n ados. Los que fosé Reinach
ya yl cará&er .revolucionario. En un principit, el llama «agitadores profesionales» debían responder
partido de la rehabilitación no sabía en'qué ioor^r- muv de grado. Y otros, todavía «m€nos puros))' no
se. La familia de Dreyfus se había dirigiáo pri*Lr.- dejáron ü*po.o de sumarse a éftos. Todos cuantos
mente a los mismos'militarer, y ,lguios áncontró t.áían aleúÁ interés en el desorden, todos cuantos
que acogieron su perición, y el prí-.r6 el coronel pic- andaban írr, ,r, desquite, tornaron partido por Drev-
g_uard, cosa que, por lo demás, no hizo sino agravar fus. Los socialiftas, con faurés, entraron allí en rnasa.
el nervosismo. Era lógico que, con el desarrolio del Clemenceau les había precedido, guiado por todos
asunto, fueran soliciraáas tüo género de influencias. sus inftintos, los de t.prbli..no enelmigo dé las jerar-
Refiere fosé Reinach que los j"efes de las organiza- quías, los de desterraáo en su paria que anhel¿ba
ciones carólicas fueron 'abordados; los defenro're, d. ,nolver a escena. [Jn caso arrumbaba otro: el drey-
Dreyfus les hicieron notar que, de no contar con las fusismo purificaba del panamismo. [Jn periodista in-
tuerzas religiosas, veríanse Íotzados a solicitar la avu- fluy.nt.'d" la izquieÁl, Rrn., qu., d.id. los oríge-
da de los anriclericales y de los socialisrar, lo cual aás- rr.í d.l régimen,' daba sus orientaciones a Ia viéja
traúa muy lejos del uÁuevo espíriru». Era la antigua Unión r.p-.rbli.rnr, fué quien primero comprendió
la oportunidad que se ofrecía de acabar con el predo-

¡
.T
180
LA «REVOLUCION DREYFUSIANA» 181
IACQUES BAINVILLE

minio de los rnoderados. )osé Reinach dice aún que partido lel Crcngo en el mes de julio, mandada por
el asunto Dreyfus <<lanzó al socialismo ,.uolr.ioir"- eI capitán Marchand, llegaba a Fachoda, en el Nilo,
no» a hombres muy.lejanos a él hasta enronces. Fué, después de una travesía ápica por el continente afri-
en efecto, un proylctii. La iusticia v la ,erdad orá cano. Aquello era el resuliado de la política colonial,
algunos idealisras' creían seírrir deslntere.rdrm."r't. reiterada después de la alianza tusa'. Fachoda olan-
habían derivado hacia pasiones menos nobles v hacia teaba de nuevo la cuesrión de Eeipto. Kitcheneicon-
otros fines. Fué explorada, sobre_ rod-o, la f*r,g" minó a los franceses a rerirarse.'ivfarchand nada qui-
comenzaba L.sentir por el esfuerzo qr? ,.'i.
!.r; so hacer hafta haber recibido una orden del Gobier-
:l ,pÍfo
nabra exlgrdo para la detensa nacional. E[ tiempo no. Enrpeñarsr en manrener allí el pabellón fran-
del tervor patriótico y de las batallas escolares, .r, qLu cés era la guerra segura. Ya la floca ínglesa se dis-
el maeftro de Ia República cenía la misión d.'.rr.ár, po_nh ,.r ip^r. El Gobierno cedió y ord"en6 recirarse
que .«en todo ciudadano debe haber un soldado», a Marchand.
había pasado L Hist"rir.
Efte incidenrc sacudió aún más los nervios. El
3?rl-!:Tpo.entusiasra
tsl antrmllrtaflsmo nacía precisamente "de aouel ser_ Ejércico era atacado en la persona de sus jefes en el
vicio,. para todos igual, qüe enviab" momento en que era más viva la necesidad de unión
.u.it1l;r;;;_ y de confianza. El parcido de Dreyfus, cuyos pole-
mezclados a los que nada sufrían, o, si "l sufrían, no sa_
bían-decrrlo,. juntg a los que, escrirores, profesores, in_ miftas, Clemenceau'el primero, ridiculir É^n é in-
tele&uales de todo género, soporraban'aquello Áuy sultaban diariamente a lós militares, fué denominado
el partido del exranjero, dado que la prensa de fue-
\^l y sablan e*presai sus quejás. ya Renan h^bí, áí- ra, casi unánime, habíase declarado, pára colmo, por
fh1g,¡.,él no hubiera.podido ser soldado y que, de ser- la tesis de la inocencia. El oro inglés vieja ca-
lo, hubiera luego teniáo q.ue deserrar o íuitidarre. El
antrmllltansmo manrtestábase ya en la literatura. ballería de San loree- fué acusaáo de -laorove r de
.Sólo esperah¿ la.ocasron para propagarse a fondos al «sindiáatói, d. Drevfus. El orolio Frevci-
h p;iíri.;. ner, vueko al Minifterio de É Guerrr,'fud qui.rr'dió
Los moderados, qu.'.or,rtiruí^í l^ *^yoií^ dr l^
^,
Cámara, dábanse.uent, de estas circunrtrn'.irr, lugar a esta acusación con unas indicaciones que, mas
ciab¿n las con-.ecuencias de cal aeitación. Crrlá, "o* tarde, vino a atenuar. El sentimienro nacional sin-
br- tióse provocado; una especie de <<bulangismo» sin
pu¡, Ilamado al Gobierno,. pudo"ver el peligro ranto
más claro cuanto que en el mom,ento misrnó en oue Boulanger 9grye1tzó a iniinuarse. A la üga de los
asumía el Poder, pioducíase en el exterior una .o-pli-
Derechos del Hombre
Derechós Hombre oponlanse
oponlanse la_la Liea áe la Pa-
Liga._áe
cación grave; consriruído el de noviembre de r89B
tria francesa y la Liga,de,Patriotas. Maícábanse per-
3 fe&amente udor grindes bandos por Francra», como
su Mini§terio, se enconrraba"ya al día srgurenre anre
un caso compromerido: uní e*pedicióñ que había en los tiempos de las guerras de ieligión.

§
IACQUES BAINVILLE
LA «REVOLUCION DREYFUSIANA»
Como en orro ciempo el canciller de L,H6oíral
entre los protescanres y^los católicos, Carlos Drpuv lles lo pospuso a Emilio Loubet, refugiado desde lo
procuraba rnanrener en el fiel de la balanza entre'lo's senatoriJes, v
lranamá en los honores senatoriales,
del Panamá senatonales, y eleglclc
legido
eleeido
partidos y no desconcenrar a ninguno. La Sala de lo ahofa por
ahora Por las izluierdas,
flqurcrc aunque albergaba senti-
criminal en el Tribunal Supremol que entendía aho- mientos conservadores.
ra en la demanda de revisión, daba señale, d. ,, orr_ Al nombrar b Loubet, por designacíín de Cle-
cialidad a f.avor de los padrinos de Drevfus.
-D;ril. rnenceau, la mayoda de ambas Cám1ras había deci-
pa.ra calmar los espíritrr, hiro uorr, ,r,', ul.v dido ya una política: se había inclinado por el par-
aÉ- ií-r-
hibición» que obligaba a que L r.r,r.n.i, ; J&;;, ddo de Dreyfus, por la defensa republicana y por la
con todas las Salaireunidás. A guisa d. .o*p.nrr_ izquierda. El nacionalismo, nuevo nombre del «bu-
ción, el teniente coronel picquarriídolo á.-ürb;- langismo» le inquietaba; las Ligas le parecían un pe-
fus, fué sustraído a sus luece, n.rrrri., ;;rá" ligro, y Loubet, por su pasado oportuni§ta y pana-
t
el Consejo de guerra poi pr.rurción de'.;;;ift;J mi§ta, un hombre seguro.
grave. I ampoco esra medida pacificó nada. El úni- París recibió esta élección como una injuria y un
co resultado fué que las ,.urr.ion., incentadas con_ reto. El nuevo Presidente entró en el Elíseo a loi gri-
tra.Prcquart jamás fueron esclarecidas, en tanto que tos de «¡Panamá!». Fácil era comprender que iba
se Ie reprochaba de haberse susrraído al juicio. I a comenzer un período v una política nueva. Pablo
Dérouléde intenió opor.ír. por'la fuerua; en las pri-
, !f este .punto las cosas, repentinamente, el 16
de. febrero de 1899, murió Félix Faure. El quinto meras horas de la tirde del z1 de febrero, desfués
reinado venía a inieruumpirse también por un' de las cxequias de Félix Faure, óreyendo contar cón la
dente., y e$a muerce .,reníales t,n mal ; l;r;;;-y "cci_ cooperación del Ejército y de la calle, fué a una t€nta-
tan bien lo:glror¿que muchos se.resisrreron a creer- tivJ romántica de golpé de E§tado. Cogiendo por
la naural. 1
Félix Faure era enemrgo nororio de la las bridas al caballo'del seneral (oset, qie iba á la
causa de Dreyfus. Su bella preftancTa, h .riárJo cabeza de las ffopas qu.'hrbí.rr rristido'a los [une-
J. rales, quiso convencer a elte je[e, particularmente
.su.persona, atraían. El era qrien había daÁo, l,
R._
publrca conservadoru_el cará&er que le convenía, una odiado por los de Dreyfus, para marchar sobre el Elí-
especie de mac-mahonado burgués con r.lr.ion., seo. El general se negó, y él mismo hizo detener a
principescas. Elte presidente híbi.r, muy a Dérouléde, absuelto ffes meses después por el |urado.
sufto
pasado sus revisras a caballo, y par- lo, miliraó En elta breve avencura, la aótimd de los milita-
re_
nía sus atenciones. Cuarent¿'y'o.ho horas desouJ, res había sido perfedtamente correcta. Cuando, poco
de su muerre fué reemplarado'y MéIi".,..;-il;; después, el comandante Marchand regresó a Frun-
e§taba de anremano veñcido. Ef C_ongr.so de Versa_ cia, tampoco él se pre§tó a aclamaciones. No había
tal nuevo Boulanger, /, sin embargo, los repul',licl-.
184
I,4CQUES BAINVruI,E LA «REVOLUCION DREYFUSIANA» 185

nos se alarmaban con las mismas razones que le da_ en tiempos de Gambeta y de Femy, cuando las im-
trl ,l nacionalismg paru rd,.ir.. El;;.,ñr.,:i presionei del 16 de mayo e§laban aún vivas. Man-
Tribu¡al de casación'ord.rü h ,.r;riá ;"í;r*.; i..,í, dos principios ' 'pri*ro, que el .clericalis-
Dreyfus por morivo, .n lo,
Ia fálsificáción de H.ü
;;.;;;;';rd, 5;;;;ü;
-ói.]r. rno era el enemigo; segundo, que, para resistir a ese
f¿ilu.,rl no conta- clericalismo, era-indispénsable, en éaso de urgencia,
ba sino con la .orr,rri.í.ió; ;Érl;;.., la unión de los republicanos, sin excluir a los más
de ¡gq¿ de
un .docurnenro secrero, u.orrrid.iJd";;"
l#J; avanzados. El aribuía una influencia enorme a las
cable al condenado, y .'on h ;;;iñiá";;^i. ff5;: C.onsresaciones, sobre todo a los asuncioni§tas, a
ta a .«orro oficial». Ése mismo día, EsreÁ *rri'dé'r, dociiidad a lai instrucciones de León XIII
^;;:;;
s¡guía refugiado en Inglaterr., r.'¿*lrr.ü';.r1; y d. ru propaganda a favor del «ralliement». Por lo
o€ro auror de.aquélla, bien que dando unas q,r" podÉ*ótiurg , a esta distancia, él se había for-
explica-
crones contradr&orias y aun'absurdas
ble que él.había es.ritá .l do.;;;;, pero
: era ináuda_ mado una imageñ sinicsma de los monjes conjurqlos,
«Dor or_ conspirando para llenar de alumnos suyos al Ejér-
,den», y el verdadero culpable
era DrÉyfus. ir,rio cito,'pata f.aiarizar el cuerpo de oficialeí y apoderur'
.tpror éste, sacado de su d!ren.ió;;h1rh ;Jü;_ se así del Eftado. Violentándose en sus costumbres
|j", *ljl;:rnparecer
rra,
anre un nuevo C;r*,"; il;- de perfe&o burgués, buscó el apoyo de los revolu-
reunrdo en Kennes. cionarios, qu. r,t le pareció t,r^p.íflro para luchar
P,rm los patddarios de Dreyfus, el fallo
,bunal del Tri_
era un éxlro que les valió muchas adhesiones
contra r.*éjrnt. hidra. El homÉre más ilarividentc
de su Minifterio fué Alejandro Millerand, rcrror de
más. El misrno Dupiy ,. prró ,-ru Urr¿á
."" ,i, la burguesía, bien que a sú lado, en elta cgmpos;-
precipiración que ,,rdi. inrpiró-.o^fir"r.
"' de parís. El de juniol
Ia agrcación
; ;;; ción eiraña, figuraba para disipar temores el gene-
¡¡ace¡oo 4 aÉu_ ral de Callifet, fusilador de la Comuna.
cheado en las carreras de Auteuil, el'presídenre
Lou_ Waldeck-Rousseau murió suplicando a sus ami-
*r 1í agredido p9, ,1no i;i;;;;ir;;nt.r, barón dc gos que ateltiguasen cómo él jamás había sido socia-
uhrt$tranr, cuyo- título nobiliario hizo lanzar
"t l^ iist" radicai siquiera. Sí erá el hombre de§tinado
de un comp-lor.de la arisrocracia. Ocho días-más "ii
ap "l la Repúblila de su moderación. Con él y por
a sacar
de era dernbado Carlos Dupuy; parccía d.masiaáo el asunto Dreyfus volvlase a los años de combate en
blanda su mano, v.eJ régim'eí ;. t r.1ró"9ñ;lü;: que el régimen seguía un rumbo verdaderamente re-
Fué designado \Áirlde.f--n"r1r.r,
i

\robrerno de detensa republicana. -


o;í- tormar un i, publicano. Todo ciranto se había hecho después para
templar la democracia, contener sus excesos y atenuar
Waldeck-Rousseau, 'qu. gust.ba de Ilamarse
_ re_ sus peligros, se daba de lado. Para hacer aceptar este
publicano conservador, lirbír' .ntrr;"-;"
i;- p"lfri; ll retoino á ¡88o, precisaba smbién un hombre cuyo
r8ó
IACQUES BAINVILLE LA «REVOLUCION DREYFUSIANA» 187

género de vida, cuyas relaciones


una. garanría de paá. Grandes
y maner¿s fuesen el esclarecimiento de la verdad. De esta manera se rc-
bur[u.r., como él si_ visaba el proceso de un hombre que proclamaba su
guiéronle .n ,qrLr. senrimienro qu-e,
cuando er diez inocencia-afirmando no haber escrito el docunrento
y seis de rnavo.'hrbí; ;*;;;" rJ,i¿i
blicanos todás. Sino. qr. lr, .ir;.i.,rrrn.,r,
d.-i";'.;;_ famoso del que otro se declaraba autor, revisión cuya
muy otras, aunoue de momento erun ya causa principal era esa, y el def'ensor del primer sen-
no se pur.rrrrrn á. tenciado no insi§tía para oír al.confitentern rerúrn co'
ello. Et asunro brt¡r;';;;.##"i poder a ta iz- mo si esta cotrfesión no mereciera tenerse en cuenta,
quierda y se Io da!1'e¡.ondi.ñr,.,
lo había-renido. Abría ,rfJr."il";;;í
,r, prrerras a
como si no hubiera sido sincera, como si no hubiera
ese «radicalismo» qr.. {. ñ;"* existiclo. He ahí lo que a disrancia tlos Parece prodi-
Grduy
una verdadera revolución. r --'-'*
iiiri sotocado. Era gioso, pero aún máj prodigioso es que los contem-
ooráneos no se dieran cuenta.
.... 9ft
esto, la agitación
,subsisría.
permanecía
como ' También, a distancia, parece como que los parti-
y.cuando. Waldeck_Rousseau ri;"
lftermrnar
-e¡n.rprocon ella, ;;;; darios de la inocencia andaban más afanados en que se
.pryd. decirse que todo se coniuró reconociese que Drevfus no era el autor del crimen
para protongarla. Ei
bía dictar ienrenciaell"io s¿;;;;il;"*r,;.:
d; que en d.scúbrir su'verdadero autor. El propio De-
bandos deberían d" i;;i;;;;;:
¿J.iuü Í;;'i, cual los dos -rng. se concentó con manifeftar su duda. Es im-
enconrrar la luz que se buscaba
ñ; o. .r medio de posibi. comprender cómo fué necesario disculpar a
.n Lr'co*brr., oolí- Drevfus v cbmbatir las alegaciones presentadas con-
ticos, Por un IaJo, se acusaba
, D;;ri;:;";T#"j; *^ é1, si'era indiscutible díe Esterhazy probaba la
parte, Esterhazv decía: uJ3 ,oy
minuta». Pareée hoy evident- que confronar lr#i;; ¿rJI; l; inocencia de Dreyfus. Perá e[ condenado.de. 1894,
las eunoue Dfes€nte en carne v hueso, seguía siendo «utr
posibles culpabilidadá, .rr.ri i;.1;;.
a los dos su_ rí-btb,i. Los dos bandos'se enfrentñon en Rennes,
puestos aurores hubiera resueko
.l problu*r, ;;; adonde habían afluído dreyfusiltas y antidreyfusis-
és te co ns i s tía en esco

zy fué
ge, Lr";i;;ffi :'EIi¿;
*" tas, oponiendo todavía sus ideas generales y sus tesls
cirado .omo "r.rrigo.
-
"n
_R"}GI;á; en Londres, oor encima de las cue§tiones de hecho en que los tes-
se absruvo dc comparu..rl N"
trano y ráarro acuerdo las dos partes
,.8*i, por qué ex_ ligo, d. cargo situaban a los jueces, demo§trando,
ausencia.
.oriri"tiáio"-ll .óiro., ,8ó4, que el trailor no podía ser sino uu
la.propuesra d.l ;.;;;;.;tante del artillero, ofiáai eá comisión en el E§tado Mayor. Por
f1¡e
nrsrerlo publrco.de.no suspender Ia
Mi_
vista, el aboeado cinco votos conua dos, el Consejo de guerra áondenó
oe rJrevtus d^eclaró que no tenía nada que
,lee?r ,n de nuevo a Dreyfus.
srn mas prore§tas oor su parre, el
Consejo'decidii auL Aun condeáándolo, los jueces militares se sin-
Ia declaración de fu.;h,;t;;;;, dil;.*;ti:i#; tieron pacificadores y acordaron ciertas circtlnftatr-

É
§
ü
r88
IÁCQUES BAINVTLLE
LA «REVOLUCION DREYFASIANA»
cias atenuanres que reducían la pena.
Waldeck_Rous-
seau, que esperaba una absolución,
.sequ, .gue absolu.iár., sintió ,,^. ,orÁ
,n, o^*J^ grande crimen» que había hecho arder la Francia
lfntáclon contra el veredi&o. "iniiÁ éntera iba perdiéndose en considerandos y resultan-
v respondió
i&o,_ 1l re.soon.l iá concedien-
"nn"olion,.
Et po.riJ"",u L.árb"[;.presuró a fir- dos que lo'reavivaban. Se e§taba ya muy lejos del
1.":,-lr*]to,
y Dreyfus lo acepcó d.rid;J. T;üffi;.
T* .fr,rbj conctuso. G¿ilifer Io difo
drama judicial. Muchos de los que habían interve-
nido habían mudado ya de campo. En nue§tros días
:: Ia;'?"rr-1ri
en f"{:
órden det día a.t ú¿r.ii.;;ilü;.iá; ;1; siguen las disputas. La revelación decisiva que se es-
rermlnado». peraba de Berlín lleeó. Los «carnets» de Schwartz-
No era un incidente., Hacía tiempo que el asun- koppen han sido publicados. Y siguen sacándose con-
to Dreyfus había desb"rd.rd"l;
É;:Jr" á.-D;.;f;;,
y pot eso .conrinuó cuando ya liabía..rr¿o1.
clusiones opueftas.
Lo que sí es incueftionable son las consecuencias
resar al.público, y el propiJ Dr.y¡;,
iii._
¿. ;",.r.rr, . del asunto. Para comprender una época no hay que
sus amrgos.. ya no terminaría hunca. recurrir a los adtos ni a los discursos públicos ni a las
del condenado no se desarmaba. El «affaire»
El partido
;;" i; palabras de los mini§tros: solam,ente los escritores
había encaramado d p"i;; i; p.r'rfr?*¡'á"rJlri.] destacan y fijan la idea general de los acontecimien-
d.a¡lo y ejercer represalias. pil;;;;;;j;' :;;_ tos. En i9o,4, .orr*.*irrndo la muerte de Zola,
cron revolucronarla, que tan provechosa Anatole Fiance, que había combatido en las filas
había iido
a los parcidos avanzadtr,
|ruréI.""-bi¿ J;;;;;r;';; drevfusianas y que por dicho «affaire» había pasa-
renabrlrracrón con la rnisrna tenacidad que
había oro- doil socialisíro, deéía en plan de apologifta:'<rEl
ducido Ia revisión. Si.r. ,ñor- Jl'rrrér';;i'ili;"% asunto Dreyfus rindió a nue§tro país el inestimable
Rennes, obruvo una r.nr.n;i,
claruba a Dreyfus i,o..rt., ,iU;á
;;t;;.."'.r?¿.] servicio d.'pr.r.ntar y descubrir,' poco a poco, las
*á"*i.L¿" L- Íuerzas del pasado y las fuerzas del porvenir; de un
que en rUgq.se había comerido un «gran lado, el autoritarismo burgués y la teocra.ia católica;
:,avta cri-
men», srn que pudiera probarse legalmenre/üu.
fr.- del offo, el socialismo y el libre pensamiento». En
ra Esrerhazy .l'.ulprúlJ Á;ft;"d;';ñil Hi#;
de renuncrar a su propia jurisprudencia,
h
I
eftilo menos tribunicio, lo cierto es que había arrui-
el Trib,íná nado el Gobierno de los moderados'y la República
qlspenso que el co-ndenado
de Rennes comDarc- I
conservadora, el «espíritu nuevo» y la ley militar
crese ance un tercer C.onsejo
de guerra. Si los .n[,_L de Freycinet. Asimismo había producido el adveni-'
gos
.de Dreyfus p.o,.rrrrá, br';r;;i;rril-d.;;;: miento de ese «radicalismo, que los republicanos
Blrnreron: eilos querían que Ia víétima fuera rchabi_ más prudentes habían temido y contenido; y en el
lltada con todos los honores por los mismos seno de la Repúblicahabía levantado una revolución
tribuna-
Ies que le habían condenadá;;;;;;r;
y et «tan que amenazaba con disolverlo todo. Y así se llegó a
la guerra en un eftado de descomposición completa,

,i
ifl

190
IACQUES BAINVILLE

exponiendo al propio régimen al peor de los acciden_

l.r^:jl
.^ el'curro"de l, t-,is["iir, h;;;gpd.
a otras 1T:
democracias a los araques d.i ;";;;"i.r;";;
foftuna, el tiempo permitió 'qu. ,lgrrro,
permitió'qu. rtd";r-'í,""iUl*l
íi"*ULrl
apoyados en lo que todavía eftaba firme, remenda_
ran'el dique rorol H.bi,
;;.;"-*;ri d. nu.uo lo
x
y su labíán
que hecho rus,
¡rqu¡4r¡ r¡sLl.l(, los. viejos á.i-r¿;,;,
qur"r., del reglmen ;
vleros EuEores
aquel diseñg por ellos.lográdo h.abría q". uolu.rl;-"
trazar un día en condiciolne, infinitaLÉnte más
difi Waldeck, Combes, Delcassé
ciles, que elta vez harían dudoso ul é*ito.

Con Waldeck-Rousseau vióse lo que era ún pre-


sidence del Consejo domdo de pre§tigior un primer
mini§tro de verdad, árbitro ha§ta el punto de desig
nar él mismo su sucesor. Pues bien; él vino a deiar
las cosas más hundidas que las hubieran dejado diez
sobiernos débiles.
Efte hombre glacial, que imponía por su afe&a-
ción desdeñor. y iil.n.iosá, prodücía la^impresión de
un hombre de Eftado, potqr. de tal tenla las ma-
neras. El hecho de que luego se extrañara él mismo
de las consecuencias'de su fiolítica, ha dado motivos
sraves para dudar de su ulénro. Abrió las puertas al
rindi.rlir*o y al socialismo, y es lo cierto que ni él
lo ouerla ni lo había previfto.
'Prr, .*r.,rder su 'mayorla hafta la extrema iz'
quierda, afirmaba «la Répública en peligro», ¿Ery
peliero exi§tía? El AIto Tribunal ante el cual
á"tr!gó a realistas y nacionalistas no logró compro-
bar ll exiftencia de-un complot con los jefes milita-
res. Es más: ese proceso vinb a demoftrar cuár'r hon-
da era la división enffe los adversarios del régimen,
r9
IACQUES BAINVILLE W ALDECK, COMBES, DELCASSÉ 193

hasm el. punto de que, condenados ambos al


destie_
rro, barréronse en. duelo pablo Dérouléde y Andrés
ú de mayo. Las .ideas republicanas no habían he-
Buffet. Para resistir a una orden d. ,ro.rro,'el andse-
í las
iido sólo a
rido [r, anttguas conservadorus-. La ge'
,.rtiguas masas conservadorus.
neración oue ahora"lleeaba a [a edad viril e§taba [or-for-
mita Guérin esruvo arrincherado durante ,iEún d.-_ y
mada enen ia, .r.u.lr, áe lulio Ferry, el socialismo
e )ulio
po en una casa de la calle de Chabrol. Lor"parisien- t ti.to. trl
El panorama
había ganado mucho t€rreno. panórama etecrorar
eleCtorai
ses, por.curiosidad, iban a ver su
fuerte, y'él acabó ya no'ára
-oroclamar aquel de 1877, y resultaba arriesgado el
por rendirse en connivencia con la'policíá. t;i
;l; á.o.lumar el lema
el'consabido'ftma
consabido de «a Ia tzquterda
izquierda
'
no
-que V/aldeck-Rousseru lemí, . i;r;;;ú; [,.y ....migor, ; pol lo *.nP:,, sin una necesidad
agitación
para ¡u§trtrcar La [ormación de] «bloque republicano».
Le acechaba ya enronces la muerte v .l mal .*r_
Jíolrrt . ?.t.oá*rable, no debían recurrir a él los
. reoublicanos prudentes. Waldeck-Rousseau no se dió
cerbaba sus temores. Tampoco cabe ofvidar que,
a .r'.rr,. de lai nuevas circunstancias, y este fué su
pesar de sus éxiros de gran'abogado,
d;,;;ü;-;;- error. Quiso excusarse de haber llegado ha§ta la ex-
risién y de sus relaciorils .* ;T;il;;;j;;".5; ffema iiquierda por la defección d'el centro derecha.
i.^r-Iib: i,
sus prejuicios de p.uin.ií-
r-ans tue Io.que más Ie contrarió. Hafta'en "p"ri;ó;-d.
Pero los üo-br.i del centro habían roto con é1, por-
sus ba_ oue sus verdaderas alíanzas habíalas previamente de-
rfios comercianres y burgueses, parís había ,lá;
;; tlrminado el fantasma del clericalit*á y del militaris'
dical durante mucho rieripo, y en el avrrrr-liit mó, que él creía trnidos en tenebrosa éonjuración' Y
dominaba el radicalismo. Ét .áo-b*rf;1;;;;;; ,r-oó.o era posible perseguir a los generales ni man-
de remarer Io que el «bulangis"r;;h;ú?;:;;;;f".
,.t',.', .n ,osd".h, al'cuerio de oficiales sin debilitar
\-uando, en r9oo, la.mayoría del Consejo
municipal la disciplinafel Eiército. Ñi .tr.rt a las Congregacio'
paso a los conservadores y nacionalistas, Waldeik_
nes sirihacer la guerra a la Iglesia y arruinar al C'on-
Ro.usseau se indignó. .o-o'rn ,,Ut.u,
¿.'Nrr;;r; ;; cordato.
villa natal, el día'del ,rrqr. J. iá r r'ilo"rr. militares
Fiel a,la anrigua obslrvancia y a la vieja moda, Qtrizá Waldeck desconfiaba más'de los
qu. á. los frailes' Un día que €n la Cámara pro-
permanecra en muchas cosas retrasado de un ottctal
su siElo.
Era., al cabo, un liberal d. l, R.rrruriaá",";""bt;;:
nunció la palabra «felonía» refiriéndose a
.rlrro t ttirronio no le era grato, Gallifet envió su
gués vokeriano de Luis Felipe; .q;;iÉ,
que se podía. atacn sin peligro lJ, bo*brrl
,il;;;; diáisión. Waldeck se apreiuró a teemplazarlo por
aP.lastar «la urfame¡) ^ ;;;r;;. el general André, quien, ál poco tiempo,Sasaba como
), hacer que las armas .edi.r.n el único republic¿no del Alto mando. Efta destgna-
a la Pero. lo q_u. .on .l ,"frrgi" ..rrit.rio
,roga.
sultaba rnotensrvo, dejó de serlo con"el sufragio
*_ ción indicaba más humor que clarividencia, dado
versal, muy rnodificádo éste, ,u
-r.r, uni- ou. .l seneral André había'de ser uno de los que
" desde el ii'í.n tát a[á de lo que deseara el jefe del Gobierno'
'13
#
l9r IÁCQUES BAINVTLLE W ALDECK, COMBES, DELCASSÉ, r95

Dos cosaj solamente. seguían .u buena marcha. ros y las Bolsas de Trabajo, desdnadas a ser los cen-
p, Rolícica internacional cJndnuaba en manos de tros de educación de la «democracia laboriosa». Inge-
l)elcassé, quien s.eguía en silencio, y, apafte su idea.
nua visión de los obreros buenos y prudenter, prrírr-
como rgnorante de cuanto ocurría a su alrededor. Las
do en aquellas Casas del Pueblo'uiu díiaie de
trndnzas estaban confiadas al hijo de uno de los mi_ "p..n ! Ese
miembros de una corporación y ciudadanos»
niscros del ñ demayo, educrdo en las rrdi.io_
cuento de hadas no preveía el delenvolvimiento de l¿
nes conservadoras y frescigioso en los medios ban-
Confederación Genéral del Trabajo, el sindicalismo
carios;, col fosé.Caillaux"persistí, .l tono á.-i;;
extendido a los funcionarios y desafiando al Poder
Lonseros.de admrnrsrración, el espíriru de las Banca
público, todo aquello que, contenido en ral gerrnen,
de Francia. La República permanlcía en la línea de
Ia gran burguesía,'con cieito matiz d. d.r."uoñrr* ¡ggía qu9 crecer, y, ala larga, eltaba destinato a de-
bilitar'el E§tado y e*poner"a la misma República a
mundana y de modernidad.
peligros d.sco.rocldos.
.. ,AJ ver-que no tocaban su dinero, fueron tranqui-
Izándose Ias clases medias. Cierro que hubo ,ur'i.r_
El gran pensamiento de Waldeck-Rousseau era
el de dotar al régimen republicano de una ley dc
¡:1'ffi:,:::"-t'ñ:i?i,, x,' l"',Íff lji ::,m*:
bandera roja. Pero 'el Presideni. Loub., ,brnJonJ
Asociaciones; pensamiento' éste que le hacía cánsi-
derarse todavía to-o un reformador prudente y conr-
prensivo. Dicha ley permiriría a lós tranceses aso-
su
.tnbuna al llegar aquello del «andraio de guerra ciarse para el bien,-nó para el mal; claro que el ár-
.y esp proresre muda basró a calmar lás in_
crvrl»,
bitro del bien y del mal'sería el Gobierno. Constitui-
quletudes. l)ecíase que el
.Minifterio había acepta_
do los voros de la exirema irquierd.
ríanse excelentes asociaciones laicas que, dotadas del
para softenerse, derecho de propiedad, prestarían a süs miembros los
y que la socijdad no se habl'a tamb'ai;;d; ;;-;;;i beneficios de éfta y loi encajarlan dentro del orden
poca c9s.1. Millerand emprendía ..form., d[-¿^rá*
social. Y habría también buenas asociaciones religio-
ter socialista, qye aparecíán .o*o .on..riono
r::as, qara apaciguar a los.obreros y debilirrr,
;;;- tl sas, las que el Gobierno autorizata prevlamente, cn
olenoolo, eI soclahsmo, dado que sus elementos más
tiui- t:
¡
tanto que las otras, declaradas malas, serían prohibi-
i das. Eran, pues, las de Waldeck las ideas de ün libe-
revolucionarios obftinábase en'n.qrri.- rodo
un Gobie.rno burgués llamado ¿.",,¿.f.r,o i5rüUn
rooro I ,
ral de la Re§tauración, que pretendía ejercer sus rega-
lía,s, hacer que el clero'regülar pasara a igual con"di-
cane», y le lanzaban Ia «maldición del proletariador.
clon que eI secular, suretaf uno y otro y, de paso,
Un reformismo conservador, éft" .i., .n .t ion-
do, Ia ilusión de WaldecL-Rousseau.b-. u.r.rdo
suprimir aquellas Ordenes religiósas cufa aAiriidad
.on podía hacerle sombra al Esrado.-Tal el cáso de los je-
é1, Millerand f.avorccía la difusión á. ,indi..ro,
suítas en tiempos de la Mon arquía; precedenre quc
"Ur.:

!l
19ó
IACQUES BAINVILLE
W ALDECK, COMBES
" DELCASSE 197

Waldeck, siguiendo el ejemplo de


|ulio Ferry, no de_
,atla de rnvocar. profesaba también parricilar ene- enemigos a la izquierda, y pudo complacerse en su
miga a los.Asuncionittas y .ft;ú; ¡i;-:;;;;;;l_ victoria; pero, ¡qué efímero su triunfo!
to a prohibirlos mmbién.'No quería y^ már, -rolr- Antes del escrutinio, que fué una explicación -:n
mente quería acabar con los «drailes ' regla, un jesuíca, predicando en Lourdes,'hrbl, ,*.-
«Ios trarles conspiradores», que .r"r, ¿:'tf:"::::¿ nazado con la «espada ele&oral» a los enemigos de
turan^su obsesrón; los otros serían fiscalizadós la religión, al gritó de «¡A la batalla, bajo el"lábaro
v viEila_
dos..t or lo quc respeCta al Concordaro, no per{sabl'.
ni del Sagrado C-onzón!». El hi§toriador proteftante
mucho menos, en,denunciarlo; antes biJn, ,u Seignobos se indigna contra este grito de guerra que
p.o-
pósito cra extenderlo a aquellas Corgr.g..lones que a nosotros nos parece sencillamente ingenuo. El pro-
clependian drrectamente del papa. Esce" nombr. 'd. pio León XIII, ; quien el fracaso del ríll¡ement ténía
«Congregaciones» cuidaba él de'no
ñ"r".irl", ,., contriltado , creyó en la salvación por la papeleta elec-
preocupación era legislar .n gen.rdl toral; mucho más hubiera .omptom.tid'o a Watdeck
.trn cuanto el proye&o se presenró en las Cáma- si ordena a los católicos la abstención renovando para
ras, echóse de ver lo endeble de aquel talento Francia la norma non expedir, que aplicara a kilia.
políti-
co. Waldeck-Rousseau fué incapaz'd. .onr.n.r Ia co- Libróse a fondo la bamlla, y sin duda que el uno y el
*iente que él había creado. Lr, .rr-i.rd.r-;r;;- otro bando apretaron las cfavijas. En ei .onj.rnto'd.l
das a su ley.mud-aron la naturaleza de é§;r, país, las izquierdas reunían tan sólo 2oo.ooo votos
que soporrarlas, Sometido a sus aliados d.'.ítrm,
í;;; más que las derechas y los moderados. El escrucinic
izqu.ierda, borró aquello que restringía el derecho de por distrito hizo que élta mayoría, débil en el país,
asocración para los revolucionarios y lo habría para se alzaru en la Cámara compá&a, fuerte y enaráeci-
los católicos. En sus discursos habíí denunciado^rei-
da. Era ya un hecho lo que durante tanto tlempo
había poáido evitarse : la ilegada del radicalismo ^al
teradamente el confli&o de las dos juventudes, que
Poder, y la llegada como veniedor, con todo su pro-
recibían educ¿ciones diferenter, y húbo de supriÁir
"

gtema, con todas sus exigencias, ¿liado con los socia-


la libercad de enseñan za. Había sembrado ,i.r,ro, li§tas y soportando su aguijón. ¿Qué había sido me-
de radicalismo y ahora se extrañaba de recoger tem- nefter para dar ese paso? Nada menos que un tip,r
pestades. de r.prblicrno .or,.Jruador como Waldeci<-Rourr.iu.
Hizo más. En rgoz celebrábanse las elecciones Todavía guardaba él un reflejo de su moderación
generales_, Waldeck, presidente del C.onsejo y mí- antigua. Ya no le quedaba por hacer en este cemino
-y
ni§tro del Inrerior, puso el prestisio de la AdÁiíistra. del mal sino una cosa, y lahizo. Fatigado, quizá des-
ción al servicio del bbque i-.pubii.rno. Siguió sin ver pechado en el fondo, se había retirado del Poder sin r

aguardar a la reunión de la nueva Cárnara. Su


"pres..
, .", ¡¡r I

& C: ::'*i,M
lq8 IACQUES BAINVILLE WALDECK, COMBES ; DELCASSÉ 199

tigio sobre eI bloque republicano-era tal que le pi- rnento, entregóse a sus ideas favoritas. El general
dieron que designára rrlesor. Y fué enronces cuan. André, t"n píonto como hubo disuelco -el anciguo
do, habiendo rehusado León Bourseois v Brisson. E§tado M.yot, dióse a.la-tarea- de.republicanizat el
designó a Emilio Combes. La obía emáeñada de Ejército y iomr. nota de los oficiales-que-asistían a
Waldeck era la ley de Asociaciones; fr¡i;l;o C-om- misa. Uí bohemio fantástico, Camilo Pelleten, en-
bes la había defenáido .n el Senado, y le pareció el cargado del de Marina, volvióla de arriba abaio y
hombre más digno del Poder. Lo adoóú.,j l, ,doo- ouiá los buques de guerra nombres de pensadores.
ción vino a dai'uno de aquellos ,.rrfr.doí in.ro.á- " aislado tr-Éiét en su Mini§teiio, planea-
belcassé,
dos que alguna ve, producía en tiempos de lor'Cé- ba una coalición defensiva contra Alemania. Rouvier,
sares. llamado al de Hacienda, la diígía de suerte que ni
Entre cuarenta millones de franceses caben infini- daba motivos de queja a la alta Banca, ni de inquie-
ta variedad de tipos humanos. Salido del Seminario. md a los rentistas. Combes, en sus conversaclones
muy insrruído_en Teología, Emilio Combes era unc íntimas, solía decir a los moderados que le eran hos-
de esos e¡emplares que sólo la provincia puede ali- tiles: «¿Por qué me odiáisi ¿Acaso ataco yo.vuesffos
mentar. Waldeck-Rousseau sabía muv bieh ou" ce- interesesi ¿Es que nosotros tocamos vuestro dtnero/».
día el Gobierno a un monomaníaco.'Co-b.J .orio- El verdaderb Gobi.rt o era la delegación de iz'
cía a fondo el Derecho canónico y la Hiftoria de la ouierdas. formada por srupos radicales-'unidos a ios
fglesir, y ac¡uel clérigo fruftrado'rólo p.n.rba en Ia. ,t.ialistas.
sbcialistas, y cuva
socialistas, v cuyt. ,1m. Ér"'lrurés. Hubo así una ma-
almaéra'|aurés.
lucha contra el partido clerical, cuandb he ahí oue e§tabÍ. y
voría eftable
yoría u., Gabinete duradero, y Pu49.r,ers:'
v un pudo verse'
el Poder vino a brindarle ocasión de un confli&o Liis- ád.már, gu.,n3 era precisarnente eftí ctndición la
tórico con el Pontificado, en el que se vanasloriahp que uaeríi el bien.
él de haber lucido toda su ciencia. En su j,iu."tud I Poseído de una esPecle ie de furiia, excitado por ei
de s-eminarifta, tan pronro debió de ,oñar .on ,.i aplauso de los fanáticos, Combes parecía soñar-en Ia
un Padre de Ia Igleiia como en promover una se- i1
dlftrucción del cacolicismo en Francia. Se había en-
gunda querella de las Inveftidurai, .n ,.r un San contrado con una ley de Asociaciones dispuesta, y
Bernardo o un Juan Huss, un Bossuet o un Lutero. no tenla más que apiicarla. Dicha ley contenía cier-
La República.caía en manos de un teólogo heresiarca tas sarandrs v'ciertas promesas para'las órdenes re-
qu-e a menudo ¿sombrarla a la Cámata con sus pro- lieioi"r. Las áemandai de eutoiización debían ser
te§tas de fe espiritualista. .*ámin"dar una a una. Pues bien; salvo un reduci'do
Su obsesión, que le tornaba indiferente a cuanto nrimero de C,ongregaciones que excePtuó en taz6n
no fuese asunro religioso, produio efectos oeregri. de su utilidad, Cámbes decidió que se rechazasen en
nos. Cada uno de los minisrbs, dúeño d. ,u á.prir.- masa todas las demandas. La idei primitiva de la Ic1'
IACQ.UES BAINVILLE W ALDECK, COMBES, DELCASSE

gyedaba muy atrás, y violado su espíriu. Habíase continuaba siendo sinónimo de violencia y de exce-
atirmado reiteradamente el *.ro propósiro de defen- so, y Loubet confiaba en su grupo: «Mientras csté
der la República y la sociedad clvill v con ellas la yo en el Elíseo, Clemenceau ño ierá miniftro.» Cer-
hbertad; a los frailes se les limicaba ál derecho .o níase, sobre todo, un peligro que Loubet hubiere
l"ú1, p.Iq no se les susrrala. En efeCto, Emilio Corn- querido prevenir: el cbnflí&o ion el Pontificado,
bes les dejó sin ninguno, faltando cínicamente a las que Emilio Combes iba buscando bien a las claras.
prornesas hechas. Liprotesta dejóse oir con r"d, .Á_
Quizá dudaba ¿ún é§te en denunciar el C¡ncorda-
pliud..Mry próximb , Ia mulrte, V/aldecL-Rorr_ to y devolver la libertaá ala lglesia; pero, aunque
seau subió a Ia Tribuna del Senado para declarar que
los republicanos la habían eludido siemple, en el pro-
aquello no era_lo que él había prJtendido. R.rÉ;¿ gt^*i radical mantenlase la separaciór,.' Durrnt. iodo
de su suc€sor. Le cánminó a r.r$.t., U pd.Urr-.ri_ él largo reinado de León XII[, la República había
_el miedo de su prápi. obrj v d.;r;-
peñada. Sintió
tenido que guardarle ciertas consideraciones por ios
to vela venir. Pero apena, .oÁsiglió ;;¿r; h;i- tratos habidos con é1. Pero al morir elte Papa, cen
rulencia de los persesuidores.
el nuevo holgaban ya rcda clase de escrúpulos, y
.Sus posrreró .rfü.rros los dedicó a librar al Se. C-ombes meditó una ouerella brillante. Preparada
nado de la delegación de izquierdas y a salvar Ia au_
muy de anternano, [, r,lptum de la Santa S.á. ,r'rr-
tonomía de esta Cáman, en'la que él cifraba sus úl_
Eió en ocasión de una visita oficial al Rev de Italia..
timas esperanzas de conserva.ióni C,omo é1, otio, h.-
iia§taba con afe&ar desconocimiento rerp.Cto de la
bía que se espantaban demasiado tarde y presencia-
Santa Sede para provocar la protefta del Papa Pío X,
ban, _consternados, tantas demoliciones 'y' desórde_
oue oersiftfa. como su oredecesor. en la réivindica-
nes. Fueron muchos entonces los arrepenríd";
t;; ción del poder t.*porrf. La trama aparccía perfec-
duró más de una conversación.
temente urdida. El propio Delcassé invocaba una ra-
Fn g interior, no era el presidente el menos alar- zón de interés nacional- La continuación del C-oncor-
T+.. Elegido sin gloria, Loubet carecíe jé-;rr"ri- dato, decía, ofrecla menos valor que la amistad con
!a9.Para: elevar -la voz; pero él tenía sus ideas, su
li Italia. Se imponía elegir entre ofender al papado u
í
¡urcro sobre los hombres y sobre las cosas, v era el ofender al Gobierno italiano, y paru suerte de Fran-
fiel heredero de los viejos áporcunistar, r, ."'f" *-
cia la opción estaba hecha. En vano Loubet, ante las
que le_era dado, rataba de'ejercer ,, áái¿"
doru. Lanzado de nyeyo por el sufragio ,ni;;;;i,-"á.r* exhortaiiones de su piadosa mujer intentaba deshacer
el viaje. En converiaciones particulares manifestaba
Clemenceau volvía al Parllmento; .l ".rro Dreyfus
que le horcoúzaba la política religiosa de Combes.
le proporcionaba un puesro de senador, ;,-ra;iil;
Tuvo que resignarse a Io que exigían de é1.
trempo, el «máximum de República».'Su nombre
Muy bien"sabía Combes qu.'ni Pío X ni'nin-

&
JACQ.UES BAINVILLE
WALDECK, COMBES, DELCASSÉ
P:?:^*!íyenunciar
f[:r::
plo en el asunro del. poder
a Ia cuefrión de princi_
Finalizaba el año I9o4. Muchos republicanos es-
lemporal. La proteftá de la taban asustados de mnla ruina. Dos minifterios lar-
Sanra Sede era obtigada. pr; i ñ Jiii[iJ
cialmente a los Go,bierno. .rróli.Jr,"
;fid.;: sos con sus mavorías eftables habían causado más
y'ru ,^ii^--lré orofundos desórdenes oue una serie de eobiernos efí-
comunicada al oeriódico de.
faurés por'.iprf**.;; lr,.ror. La separación á. la Islesia y dEt Estrdo era
\{ó1ac9, el cual, po. ."pri.h;;-;J 1", EremDos. era
rzqurerdrsra y partidaio-de Dreyfus. Tamüién en inminente. La lev militar de IBoo esmba aÍftenaza'
da y no tba a dirar mucho el C-oncordato.
esto el ((asunto» hizo acto de piesencia. ^át'ríu-
Merced a El íocialismo se infiltraba en las lbyes y organízába'
este incidente, Emilio C.ombes L".or,riJ-.i
paru^la ruptura con la Iglesia. ñ;;; I se el sindicalismo revolucionario. ¿Cómo remontar
aouella oendiente? El partido radical socialista se ha-
el, Lonc,ordaro
,irn em.bargo, _en el momento mismo de romper
había quienes se pregunrrbrn ,i Lr" bía aferiado al Poder, lotrrgrrndo paru su provecho
'q,re
prudente privarse d. un i"rr.u*á*?r" .¿,,,o¿o, aquella sencilla máxima de los puestos y lot fr-
ernpenar combare con el clero y los fieles
áJ ,Jre, sólo debían otorsarse . lot ,-isot, *ádid, d.
al miimo gobierno éfta que hab?a .onrtituído ia la Íuerua del
tlempo quq s.q suprimía el piincipal elemenro -comités
. de reeurrdo Imperio. Entretanto, los radica-
ese antrclencalsmo de Eftado, cuya virtud
toral era manifiefta. VacilábasÉ u"í* .l d"r.. -á.
elec_ lei'conrolabán las orefe&uras. Los electos en las cir-
aplaftar al viejo «enemigo»,..I d. .onr.*r, cunscriocione, r.fri.tarias eran sustituídos por «de-
,qrui leeadosj, o «comisiones Eeftoras». Se había- tendido
argumenro del peligro "clerical, y un clerto
re_
,ña red muy espesa, y lós oportuni§tas, los modera-
T$ 9.. provocar Ia suerra de religión; la
sron de las Ordenes religiosas había áado ya
expul_ dos seguidoí.t dL Waid..k-Rousseau, se despertaban
lueár demasíado tarde ; velanse excluídos de la Repúbli-
resistencias aún más fueñ., qr. 1", h.biá"l;f;;;:"
d. F"ny., Recordábase rainbién ir-"p;ri;l' d;-i;: ca, como ellos habían excluído antes a los conser-
ry:,
antlguos republicanos, Grévy entre otro;, para quien vadores, y enconces diéronse a hablar, a su vez, cofno
la,,separacrón era una «locura». Toda ,.r. los hombres del orden moral. Labori, uno de los abo-
hábrtos y de recuerdos disuadían de forzar las
,.ril d" gados de Dreyfus, se arrepentla, y ante los escándalos
cosas. f iir,rr,.i.ro, qú. resr.itaban v aná los «mil millones»
.b,n este r.espegr9 halló Combes rodavía
un placer: el
caso. de dos obispos brindóle al apasionado'canonifta de las Congregaciones objáto del pillaje, exclama-
ocasron de una controversia sobre el nobis nominauit ban: ,«Hemos- visto cómo los acontecimientos han
con un_cierro sabor de Edad Media. El Concord"r" engendrado la anarquía moral más completa que ha
no pudo,resiftir, y,.
ryuy.lyego .o"rÁJr.
",
i;-ü;,i; coñocido este país desde hace medio siglo -tal vez».
oe las retacrones drplonrátrcas con el pontífice. ' E[ propio Waideck se comParaba al filósofo que se
cubre los ojos con el manto Para morlr.
IACQUES BAINVTLLE W ALDECK, COMBES, DÉLCASSE

Lamenros estériles. Lo desruído, bien


deltruído ro de r9o5. Fué aquello un 9 de Thermidor más
9s¡1ba, y el combismo tenía qr. J.¡, hr.il* ü;: bajo, cuyo Barras se llamaba Rouvier.
Iebles. Caíáo Robespierre, había continuado la Revolu-
.
No pereció por los descrozos que había causado; ción. Caído C-omhs, continuó el radicalismo. Desde
qurzá hubrera durado aún más tiempo los tiempos, ya remotos, en ,que había entrado en la
de no hab.r
chocado con el honor, porque llegó política,'Rouíier, brutal .n su materialismo, seguía
a'era cosa indig_
pensando que todo podía hacerse con tal de que el
na de fomenrar Ia delaiión, y fori..rrJ;
ili
cito. Cierco qu€. era Waldeák qU.* nrffr'ü_1;;
Eú?_ áir,.ro no padecierr.'D" cuanto acababa de oáurrir,
a.r generar André, cuyas I todavía sacaba la conclusión de que, ciertamente, las
fichas excitaron el desagra_ delaciones habían indienado a las conciencias deli-
do. André continuaÉa á ,u d6r;;;,';#Í; I
cadas, e incluso .n h Cámare se había formado una
oficiales afectados pálir-Uf*a de Wal_
*1,:r.r'O'de opinión en contra de estos repugnantes medios de
tepubhcanos viejos ya no podían recono_
lÍT- ili un sistema .n qul «el espionaje
I ntbi.tno; pero la masa d. .lJctáíes perrnanecía in-
::trjij.lrojlT,.n slnsible. Ta[ ve, se había halaeado loi insrintos gro-
anonlrno y otrcral» se exrendla por doquier. Lás radi_ seros; pero, en qeneral, e§tabañ satisfechos todos. El
cares gnraban que aquello era idealisriro ouc fória al clériso v al milimr es lo más
deshoniar el radicalis_
mo: «¿-en qué caverna nos enconffamos?», exclamó extraño q.rl p,r.i. con..biTse'.n .l rústico y en el
Pablo Dumer et día en que ÁrJ;¿-;;;t"rirt;
ber aceptado el.concurro d. l, *rr"r&1,
ili;;: filisceo, y el horizonte de la política resultaba eftre-
chamente aldeano. Para Rouvier, hombre de nego-
ñ .;iifi_
cios y de Bolsa, que se gloriaba de haberle dado el car-
car.a lo.s militares. Hombres qr.
Io_Iabían aprobado, rintiái
"v;'ilili;;;;ú;:;
hrrc. untonces todo
yt"Lo al habenuelto á en.errar en su cartera el i¡n-
Millerand .bo.hornó *;;;r'; ñ.üil?;ffi¿
; p; bue§to sobre la renta, sólo tenían importancia los in-
iereses. Estaba acordado en todo a [o vulgar. Y he
<«dominación abyecta» .
;;
duras, y una acción.lo. fué todo:
U.rr*", f *"o:T;;;
^

en ," br".lr, .i-1,


L ahí que recibía en herencia la separación ile la lgle-
cámará, André fué ;bofer;;; p;; sia y'del Eltado, y qu€ la tradición del anticlerismo
I

.i diourrdo nr- I

Alg,n", Já,i!.,i,e¡''p?ffi conáebido .o*o ,Á niedio de gobernar, le acomodaba


,d;
",:.

;":*T:l{':,::.
Ia. drrnrsron
i peSo Syveton murid en .,r.unrtanclas oerfeétamente. Recosió una lév militar que destruía
mrstenosas la víspera {e su comparecen.i. ia de 1889 y el aligiamiento del plazn del servicio;
Sala. de.la Audienci". El lnin.l¿
-ü*b.,,nt.. i, re§tableciínáo lo, lo, .r. ut, de cs¿s comodi-
sobre- "ño,
dades. presentes y paloables que la sente Áebía apre-
vivió.aún dos meses, frrrr, qu., ,?.etl¿.
o;; i;;;
fección de Brisson y la .l..iii,
á.-i;rür.t"ffi;:; .i.r. El voto de' .irdrt Cámaras füé ."sr unantme.
para la presidencia de la Cám ,ryo;i
^ri,
;9;;;;: I Freycinet deftruyó la obra de Freycinet.

I
:ll{
rjfl
IACQUES BÁINVILLE
W ALDECK" COMBES, DELCASSÉ

- . La ley de los dos años fué 'i."I"


votada en el mes de
f9lrero í,
,e.o5, y l; H;r;¿; tev de seDare_
laiga tadición de füncionarios del Estado mantenla
cron comenzó en.el mes de marzo. en la Administración un personal seleCto. Por ese
MiJrrt.r, *.h;
clan-esras .orr., frrguáil-r* ;pesrad. lado no sólo eran contenidai las incursiones de la de-
rrlrJteo v ruftico es también el ignorar mocracia, sino que todo cuanto tendía a hacer obra
el mundo nacional enconffaba vocaciones, caracteres e inteli-
exrerior, y,Gmbes ,.."r;;;b;
;;h conocerlo sino
Daro un solg aspecto: el ultramontano. gencias. Así hubo una escuela de grandes embaja-
Rouvier. oor
srf parte,. lo. veía exclusivamente por dores: Pablo y |ulio Cambon, Camilo Barrére, Pa-
.l brr.rrio.
er uno nr el otro se ocupaban de'la política ñ blo Revoil y ocros todavía, que sirvieron a las ideas
extranie_
gr" Ia.habían abandánado .r, *r'no, d. ó;L;:J¿. de Delcassé y pre§taron su colaboracíón a efte hom-
f;
rvruy contormrsta en lo concerniente bre tenaz. Y asífué oue en los años de envilecimiento
I-apa, stn mavor curiosidad por
, Dr.rfr, ,-ri ignominioso en el inierior, adquirió Francia sus alian-
lo quu há.í.n'ru,
-.:ÉF*
qu. tr'd. .ib;pñ í; h"r.i, ét, aistado en
zas y su Imperio. Italia, desligada de Ia Triple Alian-
za, ciento cincuenta años de rivalidad colonial con
del.Quay d'Orsav, Teófilo D.l.arré ra-
¡1.o,espacno
Datlaoa,por una Francia eterná. lnglaterra borrados, la conquifta inmediata del pen-
Su idea era
y, por Io ranro, tueme. Convencido d. qr. simolista sumi.tto de Eduardo VII,'la Entente forjada ébre
Aleáani,
ptep.araba la guerra,.no_ buscaba
,il;il;;^,iu;ü;
aliados, todoí los aliados p;;ibh:"ó"mo
el peligro alemán, el Prote&orado de Marruecos per-
filando el contorno del Africa francesa : tales fueron
resulmdo los resulcados imoreviscos de la indeoendencia oue
inminenre, [ Áfrr.ir-f_orena volvería
a1..o,
Su.gr Waldeck-Rourr.ri y C,ombes habíaá concedido' a
trancra. I an reservado como obstinado,
Del.rrrJ Teófilo Delcassé.
era un radical de aquella generación-qr.
nunciado a las provin.irr-p.rJiár;.'¿;
,o hrb?;;;_ Eftas consecuencias beneficiaron mmbién a la Re-
cho de.los miniherios de Waldeck y
.ro ,.tU. h_ pública. La conqui§ta de Marruecos le trajo aún ma-
de C.ombes oue
;lr:llll':
Lreroulede en ll de Drevfry ;1.;i
::' el exterior. i;;.'ü;iJd. )¡ores ventajas que la anterior expansión colonial;
i'ehabilitó al régimen, excusó mu.h"r cosas que sin
Un día le preguntaron a ella hubieron sido insoportables, amainó la oposición
Delcassé cómo habí" p"a;J"-JUiáJ
-,,i;;.r**;_
estos conrra_ cerrada de los elemencbs nobles y adtivos dé Ia na-
I,,1,^L^1._ :h:r n?,rgrrbs respond.; ;
política internacional no srgurera un ción, dió a hombres de primer rango un empleo dis-
:,:?T.^:Xe
rumbo análoso -ta al que André no de ellos, y les permitió probar"sus dotei d. coñ-
imprimía a sus asun_
qui§tadores y administr¿dores. Lo mismo que Gal-
{e,Gge*ai y Reiteirn; l.,, ;;fi"¡r,rr.
tos I

Uatcúlanse en Francia treinta mil liéni había creado Madagascar, Lyaurev iba a crear
familias mili_ Marruecos. No había si# abolid á rodí grandeza, y
tares gue seguían dando sus oficiale,
,l Ej¿r;ü. ü;; la más mezquina de la§ políticas hallábase asociada
I

h d
lAcQ.uEs BAtNVTLLE W ALDECK, COMBES, DELCASSÉ

a una obra de cuño superior. De esta suerte, según lo. Einisarios alemanes llegaban hasta París y afiu'
Renán, vienc la boocia'más .rñ.;'-anrener, maban que el continuar D.lcassé era un peligro
me. "lií
dianre el impuesto, lm l.rr.r,-Ir, .il".irs y para la p,az. En la Cámara, en el Senado, acoglan
el arre. -con
cuya necesidad ellos no sienten .n .úrolrrí hoftilidad al mini§tro, que pasaba ahora por un fau-
. [.as alianzas dispue{t., poi D.'ilrré producían tor de la guerra. Abandonado, traicionadg Po.. el mis-
asimismo el efecto dé dar alm's sadrfa;;*J;ñ;;;t.: mo Rouvier, varias veces en trance de dimitir, él se
tismo, y estaban desdnadas
un rnorivo de orgullo_antes de
; ;;ñ;;;i" n.í¿üi", aferraba a su puefto. El 6 de junio, tras una tentati-
qr.?r..rn un insrru_ va conminatoiia del embajador alemán, Rouvier, cn
mento de salvación. Lo cual no'ocurrió un C,onseio patético, acusó coá violencia al autor de
Bmpoco sin
un drama en el que,
¡r"rrÁ.nt" ;'á;;;ffib;il la alianza con Inglatetra, que era, decla,é1, para.Ale-
casse esas ahanzas esrwieron
a punto dL hlndirse. mania unn ptorolación y in desafío. Y, aáemás, le
crírico. nUI, ." guema con el lanz6 el sinhular r.pro.h. de haber «seducido a lta-
,^^F_l ^l?,tg?1era
Japon, sutria deteccjones que no solameñte atentaban lia». El phñ reg.riáo por Delcassé en sus soledades
a su p^reltigio de coloso, siho que ,.u.irb.r,
oad. r]. consecuencia de estos desastres,
; ¡;bili_ era condénado,-y sus alianzas rechazadas. Ninguno
la revolución de los ministros iomó la palabra, y el Presidente Lou-
T::y1!. rlgimen imperiat. ri
1l ahanza.resultaba,.pues,
rnrlttar de esta "áu, üii;ü"; bet permaneció silenciosb; no hirbo quien se alzase
muy mengua- a delender al solitario campeón de la paria, sin pa-
f, 4l*: de.que Ru.ir r.rirll..i5* ,u, ruerzas,
rnanta habia lntentado acabar y romper
Ale_ sado, sin tradiciones, venido de la leiana Arilge y
Ilesado a Ia Diputación v al Poder a través de oscuros
el círculo oue
fgrrryba la entente d. Fr.n.iá
Por orra, parre,
;;;"ügj;*;: ?;:
-
trábajos en los diarios íadicales. En él se encarnaba
l,-r:. _a;rpo"i.na;-;.'^iüf;;r;o;, J. el sentrdo nacional y él era quten
sentido nactonal habia hecho políti-
quien había.hecho Polltl-
Inutuo acuerdo, el -Gobierno francés v .l Goúl.rno ca.grande .n ciempás *.rqünor. Fué despedi4" -gracias
*,"
btitánico habían inferido ;; ;;;ñ ii , ta oolítica injurias. [Jn miniftro francés recibió las de
alemana. El 3r de marzo d. ,ó;;i Gr";lñr*"fi.'"ii prrt d. una Potencia extranjera; un jouen" periodis-
inttigación
y rervrndrcaba dÉ :u .rn.ill.r, ¿;i#ür;.rb, #d;H:
los derechos de Alemani^. L^;;;?;; t
ta, Andrés Tardieu, calificó aquéllo de «humillación
sin orecedente». La frase tuvo'su eco. Sintieron ver-
I
amenazaba en un momenro en que
.l ;;;_r-n";.r?;
tj:r.:-1r_"",.r. par" creer desmorulizada
güeLza. El sacrificio de Delcassé comenzaba ¿ crcer
a Frircia y sentimi,eltof y ya
un sentrml,ento, ya_ no era e§térll. Quizá la KePu-
e§téril. Qutza Repú
maduro el truto. blica había de deÁcénder más todavl¿, pero nunca ha-
. lgnaz, inrrépido, confiado en Ia palabra dc Eduar-
do Vll, Delcaslé
bía bajado hafta donde entonces.
p.rrr*á-iir,"::'., r¿nro que Cuatro días más mrde, efta escena tenía su ré-
sus coregas se alarmaban y se aprestaban plica. Rouvier, en el ínterin, se había hecho cargo del
a sacrifiár_ I It
Ir
i

& l
210
IACQ.UES BAINVILLE

Minifterio de Negocios_ extranjeros, y recibía


de nue-
vo ra vlslca del embaiador alernán, qle
Ie conminaba
a someüer a una conferencia generai los
derechos de
Francia sobre Marruecos. a; A;;;;;;
rirarión de Del_
::"":l
rra ):_::1tu.
no servian
re.u*ir ; i;;li;;
á; üst,;;_
slno. para que Alemania se mofrr.r.
*i$:"
:í: 1e.
tgnces dreCtor
S egf n tesrimonio ?."i;A¿áL
_
del euay d,Orsay, .Sta ;. ;;: XI
,Ñ,.Iá.iói
dejó «anonadado» , Roul;.i -'v$i,
L

Frenando ante Ia catástrofe


_, ,,Lr,siruación, .n .ef.¿to,'era dramática. Veíanse
a volver a Ia política exrerior d. D"l.rr;¿:
fllfSlaor
rara nacerse tuertes conra Alemania
con ella en un morral
fr.1t. ;
j;;;';" / cao,.
f9 quedar
segurr
Finalizaba la sexta presidencia' Emilio Loubet
verse en el diario
se

eloriaba de su septerrio,'.o-o puede


::l?-,:iqllo .que el .de las alianzai'. tnr.t.nto, I" ffi c.;É;'ri.;, su secretarro p.trncipal' G. loriá-
polrfica rntenor conrinuabe en la
línea t^radr'oii
á; .
mlslon en
Waldeck y Combes,,i;
;;.;; ;#;ji" #r.fi: base de haber curnplido 1o mejor postble
*Ji"
su
¿.-i* álri.'it.t crrcunst.nctas-;. sobre todo' de
I
ficarla, y.'por ella. re iU" áaár'i*
menor esfuerzo. Al, senrido r..lisu"E-li;;i;;;á v al t;il;:.-;'i; irii, por servir a 1a política de alianzas
"i.n¿onos
ocultaba que el dí, ." qu.
; ;;;;;t.r,., bü.nas relaciones con el Emperador
le.
;;'r.*dJa esra conrra_
Ñiánt y el Rey Eduardo, bien que lueso tuvo buen
dicción sería un día terriüle
cuidado de no .tuml;i;1.ftnt"'¿t Detassé'
Cierto
;;;l;-;irr* ili bloque republicano. le había oca-
-i"q"i.rrd.l,
HJ";t pttó consiguió matarlas' y
ü;;;l;* á.it¿' d. iv"ld"k,¡'"C-omb.'' Estos
habían debilítado aún más Ia
ministros ,rror,r.r,t1
autoridad
--- del Presidente.
D.rorés de vomr la ley del servicio por dos años'
cons-
ur, ,.rrrtror, el general Billot, invocó-el PrecePto
iir*i"nrl que éoncedía al lefe. del Eftado el derecho
I
a exisir ,rrr, ,.gr.r.td, delibáración; Pero el presidente
t, del S?nado I. iÁterr,rmpió con. v:ezat Í|: hl{ gct
oué hacer intervenir en efta dtscustón al f ete del
trs-
Ia voluntad
I tado, ni mucho menos apelar a él contra
212
IACQUES BAINVILLE
FRENANDO ANTE LA CATASTROFE 913
de las Cámaras». Efta, doctrina
y un deber de la.presidencia, p.ronegaba un derecho buscar transacciones con el Pondfice, Pero el clero y
cuanco venía haciér,dor.
.?aba acorde con
;ñr;ñ;;
jarle at primer *"g;r,i;d;.i*"il;;pg ñ;;;
C.rJ; los fieles subsi§tían, y era preciso hallai un medio de
de figurón, convivencia. Vino .t tot,.is el extrañarse de la in-
a Io más ,r,, .i.rü i;ftr#;ln
:í \rnse;o,
él era capaz d.,.i;;;1" ,tq;r'p'.rronri. sl es
tansipencia del Papa. Bajo el nombre de Aso,ciacio'
_q,yi senaro_ ,r.s oir. el culto oirrrí^ ocultarse una nueva Consti-
lral, que can a Ias .lrrrr.rom.ia".;l'p[á;;;li.*ui:i trciá., civil del .i.ro, qr. se estrellaba contra la ne-
legislacivo, se Ilamaba
mo se desienaba oara suceso,
A;;"d"F;ltü. éi.mll? eativa de Pío X, que sacrificó la restitución de los
a. f*liio Loubet. 6iet.r eclesiásticos a la unidad y pweza de la Igte'
Tracábise d. L, oporrrniri.
J.'"piniones mode_ sia. Por su parte, el ponente de la ley, convertido en
radas, bien haltad" .;;-;;"orü.i,Ur.s,
un |ulio su áutor orincioal. ,rá .r, de la cafta d. los Combes;
Í, r d e s e gun da
radrcal, mimado del+;?,:rr."
_G, s[' ::;;*" te f ué u' él isnoraüa .n'rb-[l'tto la Hiftoria eclesiá§tica, el De-
pJáblo .-t1¡" J. .us
"
obras, que recho canónico y todas las cosas religiosas. Llamába-

4:f6ts¡J::,'"
Í*:,
se unleron
],T;TJ'fdf, T:i"fjf
* contra él a la voz de Clemenceau,
ur, r,pirrnr.-ri- .""l,tIaJ"t,
?;Ti:ri;
t se Arístides Bríand, procedía del süialismo revolu-
cionario, y, prefto a aprou.chrr las cir-cunstancias, am-
bicioso dá rina sran tarr.ra, e§taba libre de todo [a-
natismo. Puso tádo su arte en contentar a los clerica-
ya había dado la inu.rdárir; eue
L.t.'t y se Ia dába les v hacer aceptable la lev a los católicos. Probable'
ahora a Fattiéres. sid;;;;; ü; # una presiden_
cia inactiva y sin relievg,
,r,.ár" él fué .i prim.r sárprendido cuando un a&o
p.ro'qt; ;; orrecrera peli_ de orocedimiento. desdnadá a impedir la suscracción
gro alguno bara el régimén, nJa, Á.¡o, que aquel fra,idrl.nta del mobiliario de las iglesias y de los ob-
jetos del culto, pareció a los fieles"uta profrnación;
d.,i,:Et*:xj;:t:l: tt:"ei,:.:t Hi, *l"Jit
tradición de sus or.¿....or.r,'".o'íro"
no se había respetado el sentimiento de las cosas s¿-
gradas y aparccía ya el signo material de la violación
«la prorección de',"a.. .llor, p.o*.rió
jár'á.r;ffi"y'i,
I
I

todas las liberades». garancía de II ie las éot ái.n.i"t. Lot .téy.ntes se unieron para de-

ü fender los tabernáculos, y' corÁó la sangre. Par¿ llc-
.ü' #' i,trffl Jl "ffi Ji:,ffiffi .j.ft:i:'
I gar hafta el fin había qul declarar un¿ guerca de re-
yj?':fi iigión. La agitación cundió. hasta e.l ptltg,gue aca-
medio det cumutto. Áóti.;;
eru ya an
i;ü':."¡eparación no 'la renunclar a tales lnventanos. t atlose en re-
baron por
fácil como. ior^rl^,- incredulidad, y Clemenceau se excusó con
I

,^d;;;,qr.i-L lé]r;r.r,.i, de los tirada


católicos comenzó
,. iruía quericlo e§t¿ salida de pie de bánco: que el recuento de los
ir demasiado lejos. s; hrÉ?;;rl"ur,""c,oncordato cálices y candel"ros no valía el'sacrificio de una sola
sin I vida humana.
2t4 2t5
IACQUES BAINVILLE FRENANDO ANTE LA CATASTROFE

AIIá en el fondo sendase que todo iba a desmoro_


ca)) que él había reclamado durante -!TIo tiempo' y
narse.El advenimienro de urr. d.*o.racia d. uri¿i¿
prcducía los efecros ranro dempo ,"-i¿.r, il
;;;il;b; , J.tbo.d.rse muy más allá de lo que po-
p,rt:.: el desorden
il;; dían desear los radicales más extremr§tas'
.hacía a&o dá presencia, ,*rur-ndo Ya en el Gobierno,-Citmenttau dió.el espe&ácu-
al Estado descontrado incluso de sus mismos servi. lo de un hombre en guerra consgo Tlsmo' ¿Acaso
dores. Todavía eftaba de moda J."rn.i., 1., *d"r_
zas de Ia reacción cuando y, l, *toridad
;;;;.?i ia p.r*nificíción de la Repúb.lica' que' na-

e§taba abiertamente combaíid, por .l ,i"¿ilrfir*"


,úbli;; .Ur-¿. t, fr.evolución, tenla que disciplinarse,para
vivir? Se le tachó de incoherente, P"tq"? lytll'
revolucionario. El antimilirarisrn'o r.i"rb" ri-EÉ;:
contra sus proplos impulsos anárqutcos'
)us cam-
cito. La Hacienda pública misma ,o,mrn ab^ iri-
^ ü;;';;""f.rL, u' á. "n régiméir-l.ue giraba sin
ffesua Dara no perder el equili6rio' Había que
sentar signos de debilidad. La neccsidad J. ,iof.., com-
a las más elementales necesidades de la socieáad era *íni*'*
l..;f# 5i,,"r?.iI"r." a.'riJpiblica» con el resPon-
manifielta, y no.eru posible combadr d; ¡;;;;r;; l. ord.n. La línea rctnadiza de Clemenceau
qayona,de nquterda que permanecía exigenre y sus-
-'- a esta necesidad.
día
p.Lcaz. No quedaba mis recurso que intená, ,.¿tifi.r- Éi;t,dió 1., .l...iones de 19o6' elecciones que
clones parcrales y confiar en el instinto de conserva_ dieron lal mayoría a los radicales, que é,§tos pu.d191on'
crón para resiftir a las fuerzas disolventes^ oor fin, desentenderse del aPoyo d-e los soclallstas'
presidenre. Falliéres. tuvo la agudeza de pre- í¿J;iütist.t¡ a la dimisión d' S"ri'n' Clemen-
P cJue
sentrr un primer miniftro brillaá'te no .onuánía '.;;;;rii;á-i,
-."p*iencia
original 'lr un Gobierno
al momento. Llamó a un hornbre oscuro, Sarrieu, if
á"i¿. lo era tádo; rodeóse'tan sólo de hombresal
cuyo nomble,;e prSftaba a un fácil juego de pal,a'- adi&os, ,, ,..u.á
.n del asunto Dreyfus' llamó
Dras y que cleb.ia gobernar con un equipo tan hetero- Vtirist.i;á de Ia Guerra al coronel Picquart' Ureo
geneo que et bloque no se reconoceúa en é1. poincaré irÁUié" aquel Minifterio del Trabajo que' en IÜ4ó'
entraba como ministro de Hacienda, yaseñalado
't para o.dí, ,t Lilis Blanc; p€ro hizo detener a los secreta-
re§tablecer situaciones vacilantes. Iür'¿á-r, ó.f.¿.ir.'iót, d. sindicatos que habían
En cambio, Armando Falliéres levantaba el anunciado para el primero de mayo una mantte§ta-
ve.to que- Loubet hiciera pesar sobre Clemenceau, ;i;;:"ñ;;tilriá i."h.,.Ig.' con avuda áe la fuerua
y lo nombraba ministro def lnterior. Nombramiento il;d"'hr; ;"; los fuñcionarios' se reintegrasen,al
audaz, cuyos efeétos hubieran escapado al calculador cumplimiento de sus deberes, y mantuvo contra ellos
más profündo; con Clernenceau, Jl espíriru de con-
tradicción llegaba al Poder en el preciü inftrrt. .r,
-' piincipio del E§tado soberano'método, iba.bosque-
el
'il.i l"stinto, más que.Pol
-""--óoUi.tno
que se había-logrado aquel umá*imum de Repúbli- ¡ jrná" autoriürio, de perfil jacobino'^
L:
216
I/4CQUES BATNVILLE FTNNANDO ANTE LA CATASTROFE 217

b¿*anre nacional, gue daba


de lado. al pacifismo las dietas parlamentarias desde veinticinco francos
j:.1á: utopías )j^h"'ir;.;l;;r"r#;,rsmo ro presen_y
teba con un caráCter galicano dirtiot, cifr! qu" no había variado; dcsde la frasc le-
d. lu.-h, contta un po_ á. Báudin, a quince mil francos anuales, di-
der extranjero. La
que el cuko fuera l;)ru.
S;;.# se ejecumba sin "."ár¡,
Ií.r. or. las Cámaras vénían a ofrecer a todos urn suq-
int.rrumii¡"r-;;"q.r. alguna vez ;"-il1á.stito, la mitad de l¿ renta de ese «feliz mi
fué turbado; v mientrar, ,.'hr.?rriiug,st.o,
ii¿",;, ,um, id.al de la'burguesía, señalado ya por la
tigua Nun.t.Éur1J-:. ;;?;üüJ;ñ;ñü;
Ia existencia de un.complot-«ro_rÁo,
en Ia an_
rronla de Proudhon. ¡Qué error el de creer que aque-
pública. No es ooribi. ,lür';i conrra Ia Re_ llo iba a, hacer la impopularidad. del Parlamento ! Ls
¿'É*.rceau creía en *r, t.floionó, y áo'le parecieron caros los servi-
tales conjurr.ior'.r..on aquella
f;E Waldeck-Rous_ .io, o.tri.ulares (ue ese Parlamenrc ProPorcionaba
seau, o si continuaba baj,o'
t, irflr.*i. il;;; i;;- pot un. especie dé contrato entre los ele&ores y ele-
ras de eftudiante y
,d. ;; id.ürrf.';r la Revolución
francesa, o ,i, ,.r,'.ili.ñü,;'i#;I.u,
a dar a los
d
eidos.
Era una tcndencia ya invencible, Bien poco tiempo
radicales esra satisfa..ió;
en que les hacía rornper.on
l;f*ri*'.n el momento fué menester Parc qué aquella República radical tor-
lo, ,o.tñ;.;^i;#;; ,i,; ; i; coniep.iót, del' bienest.t t.rruno; de ello
el bloque.
Ahora se enconffaba ya «del se encarsó la áisma papeleta eledtoral que offore
otro lado de Ia ba- fortaleció'la República bportunis:.a. La pequeña pro-
rricada», y rocábale proteger
las bases mareriales de piedad, sostén áe la mediena y de la gtande, Perma-
necí" saerada, y, mediante algunas subvenciones re-
+ r, "'.* It
algunos
6:¡'r"#"*.lf :,ffi ,iff*t+".::
d"&ril;;i";";ji.* oartidas'taio varios pr.te*tosl las gentes del campo
3 un estado de
d.
trulr ü;ferraba a des- iban dándose de grado al eftatismo.. Habría rnenos
cosas qu. ofr..á ,.nrm comodi- latinistas que en oitros tiempos Para leer a Horacio;
dades ybienestar Er:rrlrütio;#a
quien,- irónico, *n..áiá",¡,i;i;;"*;: con faurés, a oero el *'odut agri non ita- magnws resonaba en los
apoftar el plano de
cuarro meses á.r.o, dc los *áí y era una satisfacción ver al jefe del
l:-ra ciudaá i,]rurr, Clemen-
.la
ceau tuvo de su Darte a la. E§tado bebiendo.á tu finca de Loupillon el vino de
gente d. irumor y a un
f" ,Ái, viña. Sólo un reproche se'le hacía: el de
, B[ urun,+'iji41.ril,"::* i"i"lrlt por siltema a los'condenados a muerte' La
i:t,f
to ser radical socialiftá,. * trL;;r á*.tr.'i, no ¿cusaba ya aquellos fervores de r.848'
pero sin Ilesar al despojo ¡;ü;"poco so.rrr,§ta,
ni al reparr,j. ft ambienre El ro.irlitmo progresabá t.gútt .iba desembaruzándo-
confo*able,'.1 ..omáji, se del la§tre doetíinal, v sJinsinuaba en leyes que,
guesa, to.do ello se cotizaba l; ;;;:ij;"?.ücidad
[r1ii'p.ro.
bur- al parecer, ninguna *idrna taían a las antiguas
Al elev¿r co§tumbres.
218
IACQUES BÁITII'ILLE 219
%
FRENANDO ANTE LA CATASfROFI
Las rernidas convulsiones no se
producían. pero había hecho la ley de separacióq
c9n cierta suavidad'
codo se debilimba de una;;;;rlH;ribt.. ;;;iñi.iui.iá, *"pi'""'
pio Clernenceau era d;rril;'ü;;;. para H pii:
F"é
"n ;H5:'.f,"fn;
avenirse
a este relajamiento general. il-;hf.ñ-ffi; de instintó .[ qre, en un discurso P-ro?ul
I
caer por culpa, de.una de aquell., il."ü;]Á." a. ;-&,bi d' r9d8' le hizo resucitar
iirr., suyas morda_
-acuró,, :it;.;;' ia' "'r.r" ;'Prtfu;;
.Y-'pro*'t'r
el término
ces.que ese día dió en-falso, porque un
nada menos que de haber ,,[ñiiü;, F.";¿;.
O.l.rrr¿ d:'i;;-;;;, ir.r,.' y' L .p"ificlción',mediante
una.de .rr*ilidm gue él lanzabasin ora mzón que
E;; ;r;ñ t."rlÁ"-. r, yRáPnü;
é§ta sí
conservado* v I ?P:1-
era una novedao evr-
ler. Por de pronto, que.

;:,1i'ü:l;.t;.t T*T.'.H: i*?i, r,:rTÍ: dente, se aiociaba a los retormlstas' ^


*"'^V;
*-t"-trur.ü;"át t**r la Conftitución; el
; rerdar.
inesperada
'maneras L i*ip^,[;ñ;ü;;;:: la.encon-
IIas humorilta, dE bui.rrr'y ,r¿i.riirño";.'übi;itstalado en su sgno y,el vtcto se-
,J:,.,,ffi
sombrero Ia_ ;;J;;;;i;rtable' C-omenzaba a sentirse
jT*h.:; va no
{':Í;¡ilffi
para
:'¿itr"rf hT
Minitrerio d. h ór;;;;:";i^;;;rñ;::"t;
et.
.i.i" ¿.t régimen, pero precisarnente entonc€s
ii"ii,l"'r.""il'-i¿[,áJ^V f 4iÁ'" sln r"é ¡i[1ie1,
duda
resros de Emilio ,! p..,r.?i'frrbi.-riá"-r;; d" ilü¡iente
",{r; naural de las democractas'
4.ll
pecie de bravata. Reducir'los;;;il;; ;- :;" i.triirJ que la esperada' sino que .efta
de insrucción i.rrd.rr.í, del régimen a su verd.ad genutna Darecloles
¿:tíJ;; ,.dr.ij"".r ii#
de los reservisras d.rpué,
a losrepublicanos,;;;i;"q-áti üntido dbl interés
l,.r_r.:Ij.b ,r^.1
acrivo, y:,;;*lñarlsmo en ac_ El mandato se convlerte
,iúiii"ll^a degenEración'
j-ttá-i{ti*"ndo Poincaré' viendo
8iilffi fJ'i!,ll,'J,X;,T:, j.i,j,n..''i,T?ff lj; fi;;' rroLri¿ñ'
;.;9' de «políticos de
y su acertada lenou¿_¡o perdonó , Ii*"'.rtp.ti.;;;il';
la idea de Ia parL.G;,I;d" ;j":
fr,.r.r.negaban
:p"rrunrsras, cu_
;;;;;. Í .^ vezáe acusar al sistema.electtvo' Ios
olganízarlo- y corregtr
bierros .r, otrt, riempos ü;;;t t.orirr^t., soñaban en difrritos'
por. sus ,rr.rrrnor, é1, a su
vez, y como ellos, húía ietardrd" il^;b;;;;. rt .'.i"iiáio pot la causa del al'enrarecer
mocracia. Sino oue, ,l
.i.urso de la de- :#ffi;. ñ"rril", p"tt/' "' mal' La
"n.o"iirr-.1 *rf Á¿, lná;;_ i;;;;;;; L, ul'gu"as eshncadas» emp.leada' por
".,"
do, debió combitir
iliffi.t Bri*¿, #"t'U' del an-
lo1 boygos..p.od'ridos
:r:T; ; ;;fffl;'lTi?, ffi.fl:-iik T;: j*""';fl51'$:i"ii','ffi
nunclaf. i

. P,jo offas maner3.s, sucesor vino a continuar $#J,:"Hf:i1 '3".11:


la obra. U', mu,muuo lu. l,!{ffi; ü{ ;iil ;;"p"rcional, y renacieron.las esper?out-'..
^!!-':
de Arístides Briand. Erte antiguo
ñlüs"j; "..tt .á" 'n"suRepública
los oue sonanclo meig{l-querian
il ;;;t litr,, y a ládo' los socialiftas
,.roli,.,onano, que h que
IáCQUES BAINVILLE FKENANDO ANTE LA CATASTROFE

contaban con aumenmr el número


de en Casablanca, el cónsul de Alemania dando'asilo a
diputados,
merced_ a un escru.d"io
qu.--fr;.J.r,,
,sus
a las muro_ lo, J.t.trot., áe 1. legión exúanjera, eftuvo a pique
rías. No fué inúcit ;q4ü á,i;;, en común a de promover el confli&o. Clemenceau se rnantuvo
través de Francia, ," j.i" fitnie, y por e§ta vez se aleió la tempe§tad' Pero' baio
aJ-óíi;rr" suril y,
gún frase e¡ bog1, con antenas, una u ótia for*r, allí eftaba el peligro pre§to a rena-
se_
les hacía
EI resurmdo 'de l,' ;l;;i";.;:;-'
' eco.
cer. Para uanqullízarse Procuraban pensar en eI haz
.
de ese movimientoil;;, ñ;ri;b.
*;"lir..ió
,
v d. ,-ittrtr., fot*ado por Delcassé y
fgftigios
bros notables en Ia fusrua
rrÁ¿iü'a.
.il: Á-.-
^i^"-r^i
sus colaboraáores diplomádcos, o a )au-
i";;;;rid*.
pero Ia Cámaru .. r.jrr"r,..?r'."r'¿"ra."r5;';i;?
.escuchaban

.J,il;;;l ";il;üiil}"[#
;¿;, p;r;q"ien Ia grlrt, era imposiblq, por$.u,e los so-
tados nuevos. Los cialistas alemanes se encargarían de lmP€-dlna'.
sentaban una mayor t otgr.r-i..lror,_,.nros.
Sin
Al decir de sus confidentes, Aríftrdes tsrtand. prg-
iud?, Ios caciquer, .. d.fi., L,"pffi.*é, fesaba entonces esa doctrina esotérica de -que
la st-
Ies denunci.dol p* nr"rr¿,
p"ilri*s profesiona-
tuación pelisrosa de Francia rcnía un lado bueno:'
fr^.r;;;:_
tance poderorg,
i*r,ü;;r};#'ii'r.for*. oue:';i Ji.d; At.-.nia obligaba a la Repútlica.a
*od.rrrr. y la".impedía caet en la anarquía' ,Peto 1a
ele&o-
ral, merced al Senado.,qr;;
y guardián del radicali:-o Lb?, vuelto radical
G;;;j y e$o era Io razón v e[ patriotismo no se tmponian Dor sl solos:
lrnportanre, esra legislarura
permitio reglstrar un ilÍ"iái'. ffid,,tJ.'á..t Gtbi.'"ol En octubre
:Tpi de espera, volver a uná cierta
remp lanza, to_ ;; r';;;olt, un, huelga ferroviaria que se califica
mar atgunas rnedidas de interés
;;;r"d; ilñr**;- d. aíentado a la defensa-nacional, y, P.a:a cortarla'
f:,.?T,fx'::flÍifl_.#:l*.*:k,;ffi #::"t el oresidente del C-onseio toma una medtda energlca'
p.rrotál d. lrt redes todas' Al dar
r,'JUtlráráo .[-¿,1*
La atnenaza de guerra clec{a a
cada inftante. Des- ilil; t, .t la Cámara, Briand tuvo la
había^p;;á;. .& ff jlin,,uido
*:"jr^.:
L'are l a Alemania,
amansar alerra.
Franci, h;fi;;;r;;;;d"
;#i. o-t, itptrdencia de añadir que era un deber
áel Gobierno, án pro de Ia salud pública,.el..suplir
en sornerer Ia cueftión d".M;;..* a una C.onfe- las deficiencias de la ley. Esta apología de la tlegalt-
le acusar¿ de dtc-
dad hizo que Ia extrema izquierda
h #T"1", *fÉ*tr j *:::t':
'su
ffi r,;:, Jf;:::ra.*rn?r,'I,;;;#ij tador. u, .r.qrr. conservó mayoría, fué ya P9r
chazados en su
menre Austria votó con .ú";: tat gue sota_ *.o'ti.-po. Arn para aquella Cámara, sus pala-
É;¿'L,ion.., cuando Üras habían sido demasiado fuertes'
"'-V;lri¿t.
Guillerno II juró no somerer a los gobiernos radicales, que los socia-
ya nunca a un Tribu-
nal de por.n.ir, ,". ;;;;;ió;,.; ü;T. jugaran los listas tomaban bajo'su Patronato' El de un tal Mo-
rntereses del Imperio.
En ,goál ,rr;r"ii.?i.'ijji I ;i;;'"";;;;- y ,in' .uror'id,d, fué también la vuelta I;

'5,{

:
.:",
t1
IACQUES BAIATVI.LLE FTTNANDO ANTE LA CATASTROFE

a las debilidades ante el desorden. LJn ¿ccidente de concesión mínima, que a los nacionialiftas
alemanes
aviación qu9 coqq5 Ia vida al Minisrro ¿. i, ó"*rr, il;';;;;;ir-i*i*'ir,' uFrancia
-gritaba
uno de sus
Berteaux, abrevió esre período de recaída. Sucedi&
les fosé Caillaux; p.r.áo al parrido-radical ;.i.lir_
;i.f;;;;;..d. diez mil miflánes de moscas tsé-
'rrér. V..drd es que una mayor tamPoco
Parte mucho
mucno
P, fq propysg, sin embargo, manrener Ia tradición hubiera contentilo a Alemania; necesltaba
;acobrna del .bstado autoritario, y en el exterior re_
petir Ia experiencia de Rouvier. '
ffi;;;;ió de aquello la impresión¡o de
,"'io
un asun-

;"LJrÉñ,;;; ?-L- ,n fallido' La opinión


,Ya Thiers. pensaba que la Francia vencida no i;;;, iásdntivamente, lo- advetía'
tenia otro camlno que el del acuerdo con Alemania.
Esta idea había tentado rambién, unri. orros, ; G;:
Y ná ., qu., en sí, fuera humillante ?qYt]! iil:
stdo
sacción; con otro pueblo que el alemán hubtera
betta y a |ulio Ferry, aunque ,á¿i. i" .onfá.b.
una transac.,¿n rrrorrÁle.'En I9o4, ¿no
.o, había aban-
fiqnq1e1a,.La prueba de i9o5 no había desanimado
á"nJ" Ftr".i, , }",ot t" derechos
de Inflarietü
a.losé Caillaux. Creía él.qi.'Rouri.,,. h;bf;-;;:
;;^É;;;;; r;;;u'¡ r[c""go, aunque allí
dado a Ia mirad del camino, y que pr;; ;;i;;"i, ; h.Bf; diítinguido Savorgnantierra
.áe
Brazza' va[ía' tn-
guema bastaba con que Franéia
irir'i.r. t. órr.-Su ¿rárUf.*.rr*,"*.no, q""lt de los faraones'
slstema rendía, en suma, a deshacei las alianzai. pron_
to tllvo ocasión de aplicarlo.
ffiñ'É;;;rrtr" rt.ui. i'""o la impronta de Fran-

En julio de ,9ri, para.sign_ificar que manrenía


;i" ü;t ü;;, frrr,..r., había del Cong" q:::
capaées de enconffar

sus pretensrones respe&o de Marruecós,


li rJi.if'*rp, -rndi la situacióh fuese' reavlva'
. Alemania i, i.ti"n.i. a un territorio, fuese e-l.gue
enuaba un cañonero
fregtg a
la repetición del.caso de.Tánter,
Agadi. Aquello era
'pioro.r.ién o son-
b^'illJ;;" J. u' ptovincias perdidás I h1il:i::''
tmpoPularl-
nuevas extgenclas. El don funesto de Ia
oeo,. qulza una rndrcacrón para que Francia
tuviera Jt¿ h vtnía a )osé Caillaux 9oq9 otros tlem-
t. en
.T::t^" qi:i,.rlp9r con Inglaterrá. Claro que el Go- ;;;;i;;*. ói.Áán.'au había derribado a.Ferrv por
Drerno alemán de¡aba ver una solución:
a drspurarle a Francia el protectorado de
rLnunciaba In, polítita colonial que' a trueque de adqurr un
Mrrrr..or, domihio en Asia, parecía comPrometer.I.o¡ Bfanoes
pe{! pedía una compensación .oloniai intereses de Franciá en Eurrrpa; -y temblén
dernbo
";;ñió"ü
ceslon a tavor suyo de- una parte del C,ongo.
,.-
ürr, .
-yl tt']t^tbt pedazos otro
i".".-"-Crillaux, potqut de
gatrva_ podÍa desencadenar la guerra.
prote§ta de Inglarerra conrra un reparro
Alronrando Ia d",l;; ;^Ñ;id tobt''todo, .porque enredaba
de
a. ,.ritUá] a Francia en un sistéma de concestones resPecto
atncanos srn su consencimiento,
foié Caillaux se avi- Ái;;;ir. Sobre las cuestiones que-Clemenceau plan-
no a ffarar. Llevadas con habilid ád p"r.l
;t;jrJ;;,
I
extranJe-
teó en el Senado, el mini§tro de Negoctos
fulio Cambon, las negociacion.r, I..U.r"n en una
fl
i.t ¿. Selves dejó entender que el presidente del Lon-
224
IACQ.UnS BAINVILLE
FRENANDO ANTE LA CATASTROFE 225

sejo había tatado en secrero con el Gobierno alemán,


y, a consecuencia Los acontecimientos del año tgrz exigían esta
.d.e esm declaración,
fué más lenca Ia ,^íd^ árjo;¿;iiñ".
JirniUJ.-ñ" reCtificación. Europa entraba en efervescencla y se
El sucesor fué designáa"-p", óür.nceau, oroducían novedad'es extrañas. La guerra de los Bal-
siem_ lrn.r, la derrota inesperada de Íurquía, la vidto-
pre en conradicción consigo
mismo. Si .G;ilh;bf, ria de los pueblos url"iro, quebrantabán la posición
que Ie desagradara, d.rpu8,
[i;;; a.abrba de hu'_
dir, era Raifuundo p.i[.ri¿. si,li'*ur.go, de Auftria'v alarmaban a Alemania. Como tantas
nó como el único qy. le desig- veces en la'hi§torir, las cuestiones de Oriente y las
,auUá;;; el poder, v Il
de la Eurooa Cenral venlan en sus vibraciones a re-
Presidente Fa,iéres_Ji gui;
ffi.;.ü;,
;;" y, :"1"; . l_
oercutir en Frrncia. Si entonces Francia no hubiera
ces el nombre d. ?oi?car.;ó;**;;ü';d;;';; iont.do con un Gobierno «firme y respecado», si no
no aportaban los demás.
e! signo demoníaco seguía manifesrándose. hubiera hecho un alto en su delicuescencia, segura-
l::
.En orros rremDos. hubiérase
"_ mente los peligros cercanos hubieran sido- más graves
dicÉ'o que ;i
República .rábr' ;;;il;"i; todavía. Mar.ése el comfás de espera.'Un largo de-
il;b;; ; ;;;,í. ;::[B,T; f.:T:,ff:X.:,".:'ff:J] bate sobre la reforma electoral, votado por la Cáma-
n y rechazado por el Senado, sirvió para desviar la
l:':*:
era esra desrgnación '. h;t¿;;;;üffi;d;'#;:
.,!9' s'igPo'una
inspiraa¿ri ¿i i, Ji"iJ;r¿
atención de otrai reformas que sólo e?an útiles para
En todo caso,'sí ere un sentimiento debilitar más la Hacienda.' Durante este tiempo,
certero de. Io opor_ Poincaré, que se había encargqdo de la cartera de
cuno. «Los polícims _.er.iiag
necesario dai al exrranrero la
S;ülgl"r_ luzgarcn Nesocios extranieros, vieilaba-la marcha e interve-
imprésión de una Fran-
cia unida en un Gobiárno nía'ldlment. , fin de lolrar lo que los diplomáticos
mlsmo auror observa, no sin flr# ñ:perado». Este llaman <<localízar el conflf,to». Por 1o menós, lo apla-
que el nuevo oresidenre d.l C;;;;o'"r, d. ;;;;;;
inréncióá
zaba. Las iniciativas del Gobierno francés, sus esfuet-
de Ia «defen'" Iri.r, ,,i J;',;."i;".¿;r)
,o hablaba zos de mediación en armonía con Inglaterra, y con
Ies y demo*áticas»
fir.rl., ,o.ir- Rusra, habían descartado la Lo que
geieral. I-ó
Ia guerra general.
,..l.mrdrl;ñ;., meses an-
Rusia,
no podía era abolir las causas {u", doii;os más t.rá^.,
tes por el C-ongreso radical. t" #. ; determinarían el ataque alemán a sus vecinos. Se
era simplern.rrE ,,ro dejar a FraÁcia
trente al exffanieror.
i tnif.X esto ya era mucho; sólo que-
había ganado tiempo, y/ esto
h i;r;;, iZir;nár, .l inftinro
de conservación aconsejlb,"rr. daba el emblear bien ese pplazo de gracia.
el.emplear
.*p.ri.n.ias pe_ i

En los tomienros del año tgt3,'Armando Fal-


fil;á;,'i
Iigrosas,. ta. desmoratiricrtl.;
en condiciones de resiftir '^ l^, furr/^Jpon., d ür, liéres terminaba su septenio. Bajó una esPesa envol-
fuera.
n"sUfotl. tura, oculaba él cierto tino v moderación en el fon-
t do. Su exagerado temor a lai responsabilidades no le
l5
IACQUES BATN||ILLE FATNANDO ANTE LA CATASTROFE

aconsejaba siempre mal; y asl, maneiando con pru- pos parlamentarios, sino por el clamor de la prensa
dencia su balancín, había- lleeado haáta este Minis- v del oúblico.
terio Poincaré, que ni imasinárse hubiera oodido en ' - R.'rr.,uoso ha§ta el escrúpulo con la Constitu-
Ios tiempos de Waldeck y"Combes. Sería i*rgerrdo ción v lon lot modos conscitucionales, nadie menos
decir que eíta presidencia, de tipo demasiado" sim- i.rrrráo que Poincaré a abusar de su función' Ni si-
ple, fuera reparadora; pero probablemente sacó rodo qulera lntento resucitar los derechos que la Presi-
el parddo posible de una Cám^ra que, inmediata a ya como Pres-
d.ncia había per'dido: los consideraba -influencia,
la del bloque de izquierdas, era trirrbién la menos critos. Lo qué hizo fué a&uar con su su
mala que podía obrenerse. o"r.rrrión i, ,, .o.r.io. Una cosa había que hacer
Tampoco cabía pretender que esa presidencia hu- Iin d.*orrí v .l eftaáo de opinión y la disposición
biera pecado por demasiado r.iido. Seirríase de tiem- de las Cámaias la hacían posible. Públicas o secretas,
po la necesidad de darle un poco de rono y de acento todas las noticias demostraban que Alemania sq Pre-
a Francia; y Armando Fallibres, al encaráar del Go- oanba a la suerra; importaba poner a Francia en
bierno a Poincaré, demostraba haber oulíado la ooi- iondi.ior.t d? resistir a ia invasidn y de hacer frente
nión, que expresaban la prensa v el iúblico, y que a la suoerioridad numérica del enemigo. En I9o5 se
había franqueado los murós del Élíseo v los del ?.ih- había áicho que la lev militar estableciendo el ser-
mento. El país-continuaba pidiendo ügilancia y fir-
"i.i" -ilitt, irr.r,r. dos añot con§tituiría «la nación
meza en la ge§tión de los asuntos extranteros. v ere armada» por el número y Por ef yalo-r de las reser-
sabido qu. ,á lorenés, un hombre de froníera, pás.í., vas. Peto'*r, pronto se hrbía debilitado el propósito,
más claro que cualquier orro, el sentido del peligro. v los oeríodoí J. it tttucción de los reservistas habían
La a&itud de Raimundo Poincaré en el Poder híbía iido rld".idos. Lo cierto era que solamente el retor-
respondido a las esp'eranzas en él puestas, y, por ello, no a la lev de los tres años peimitía cubrir la fronte-
se formó una corri'ente de opinión que le dásienaba rr. Atístiá.s Briand, llamadb al Gobierno, fué derri-
como sucesor de Falliéres, y éra ,n, corriente dZ Íur- brdo , causa de la reforma eledtoral, a la que seguía
ra. E§to úldmo hizo que fuera combatida en las Cá- refra&ario el Senado, antes de haber re§tablecido erl
maras por quienes guárdaban cierra prevención con- sus líneas fundamentales el sistema militar de 1889'
tra las candidaruras brillanres, v €rr uá Presidenre ran Sucedióle Luis Barthou, el cual se ProPuso como tarea
popular temlan una di&adurá. Desdiciéndose de la el robu§tecimiento del Ejército, y, no sin resi§tencias
inveftidura que algunos meses anres le había otor- y luchas, obcuvo el volo del Parlamento en julio
gado a Poincaré, Cl.m.rr..ru le opuso un rival. Pero á. ,ora. Aún era tiempo.
estavez, el facedor de reyes no fué escuchado y subió í"ií grtchou había entrado en la política en las
un Presidente elegido, .o po. la decisión d. lo, grr- jornadas siguientes a lo del Panamá. Gmo el propio
IACQUES BAINVILLE
FRENANDO ANTE LA CATASTROFE 229

Raimundo Poincaré, había sido uno de esos hombres


jóvenes que venían a renovar un personal desacredi- con su acento de sinceridad, rcchazaba con horror las
tado. Procedente de las filas de lós moderados, mi- voces de la derecha. No había sino aguardar un Poco
ni§tro de Méline, miniftro de Clemenceau, era una Dara ver la metamorfosis.
especie de independiente que escapaba al cuadro de ' Lo, amenazado.s entonces de o§tracismo por el
los parddos, lo-mismo qrá Arístiáes Briand, salido parddo radical, se defendieron: ni Briand ni Bar-
del socialismo. Ya la elección de Poincaré y el crédr- iho,, ,. avenían a ser lanzados de la República como
to de la representación proporcional indiéaban una Millerand, y como el propio Doumer§ue..había de
tendencia a romper esos'cuádros. El partido radicai serlo un áía. El punto débil del partido radical era la
sincióse amenazado por efta especie de liberación de imoooularidad d! Iosé Caillaux, v atacaton en la tri-
una fracción del múndo polítito; él podía en todo Lrrirn'. hicieron arácar en la prenia al que Briand lla-
ti,enrpo rehacerse de una derrota electoral, con tal de maba el «plutócrata d.mrgogo,>. Se aóercaba el dra-
que la disciplina de izquierda no sufriese mengua. ma. La tarde del ,6 de miízí d, ,gr4 corrió-por Pa-
Pero ahora eftaba quebrantada. Para ser un verdáde- rís la noticia de que, Para vengar a su martdo y d"'
ro,republicano r€queríase.ya algo más que dar pasto tener la oublicación d. unat .aftrs comprometedoras'
al lalclsmo, y quva pareclo mayor crlmen emanclpar- la esoosa del mini§tro de Hacienda había matado al
se que moderarse. He aquí por qué surgió enffe'los diredtor del Fígaro, Ga§ton Calmeme.
hombres una lucha más'.nérrniada qíe enrre cla- Aquella ,r.gt. vertida pareció un presagio' como
nes o grupos. .l ,reri.,rto de Víétor Noii por Pedro Bonaparte al-
Agotado su crédito con haber hecho vorar la ley ourlos lrleses antes de la otra guerra. Como enton-
de los ffes años, Luis Barthou [ué derribado por la Iér. ,rrnooco la indienación fraiqueó los límites del
cueltión de la inmunidad de la renra. En reilidad mundo óarisién. EI ;; de enero de r87o, un Príncr-
era otra la cuestión. El radicalismo sentía la comezón, cipe de ia familia reinante había disparado y rnuerto
la urgencia de volver al Poder anres de las elecciones. ,',.r. o.riodifta, v el 8 de mavo un plebiscirc daba
e impuso uno de sus hombres de confianza a Poin- todaría más de íiete millones'de ,otos al Imperio'
caré como una especie de vigilante . Este delegado de No oesó ahora más en la balanza eleCtoral este asesi-
IaizquieÁa pura se llamabatasron Doumerg"ue. Pa- nato de Gaston Calmette. El mes de mayo de I9l4
recía llegado para ejercer la rutela del Presidánte elc- fué tan triunfal para el radicalismo avanzado comc'
gido coñtra lá voluntad del bloque, I se apresuró a el mes de mayo i. ,87o lo había sido para el Im-
clegir colaboradores tales como |osé Caillaux y Re- Der10.
nato Renoult. Los ciudadanos oacíficos se echaron a ' El bloque de izquierdas h.abía redtificado, yendo
temblar. París ridiculizaba .l mllitant. de Gard, que, , lr, .l...ünes con'esta consigna, cuya virtud o[re"
cía ya cuarenta años de ptu.bá : la paz. Al eledtor
IACQ.UES BAINVILLE FRENANDO ANTE LA CATASTROFE 231

crédulo se le hizo ver que la guerra era imposible, mientos que van sucediéndose desde Waldeck. y.
que los camaradas de Ia ,<social-?.-o.r..ir;-ff;;;; Corrrb.r, u.*o, que en el momento zupremo fué
después de su juramento de oponerse rcdavía posible .oát r,.t la democracia' Desde l9oz,
a1,eua.
iilP.^dyían,
.¿\nadiase que el armarse Francia era una loct .r, d"mt.racia había sufrido sus interrupciones' Las
-
ra gue serviría tan provocar a Cuillermo II alianzas concertadas por Delcassé subsi§tían' Ni el
y enriquecer a los lálo.para
fabritante! d. .añorrer, v que el eiército e§taba deStruído ni el E§tado disuelto, ni
servrcro.por ffes años era un sacrificio inútíl o',.r.d. decirse que las fuerzas morales eftuviesen des-
Ju. ."
extgia,al.pueblo io*pr.strt. Quedaban baftantes hombres de aque-
_Con elte programa fueron .láeidos
mas de cren socralistas. El de los radicales, lrueltis
en lla deneración que habían asi§tido a la derrota o que
diferente del oro. lamás la Repú- hab?an crecido'con .l recuerdo vivo de I87o' En
Drrca nabra TII
fi,lr:,"11,:r?, tan le¡os en su demagogia. el Podel o cn la oposición, su palabra mantenía lo
,ilegado
tSta Uámara no.ruvo riempo a dar sü tZnica. La esencial v evimba io, grrndes abandonos' En esos
guerru se lo impidió; ., indudable que si Al.*rni, ,áot d" á.licuescen.ia,'i. había producido, incluso'
retrasa dos o tres años el ataque, la áefensa
nacional ;r;;.;o;ar del sentimiento nacional. La crítica del
se hubiera enconrrado grrr.-.rr. ;Jiiil;.'Íi;;_
ocupa{g con salvarla y íalvar Ia obra miliar ¿.U;¿,
,Jei*.ir, hecha enffe los inteloctuales' entre los e¡-
a la Cámara anrerior, Raimundo poincaré intentó,
.ii*t r, .r, .l ,.no de las minorlas selectas e indepen-
dientes, había beneficiado a la República,.que, triun-
al menos, *signando a Ribor pri" .l Mil,Jü;i.; fante por la elección y entregada- a sí mfmar. exPo-
tormar un Gobierno sin color políti.o con la misión nfase a perecer Por sus ProPlos excesos' 'E'n tm, Ios
de consagtarse a los grandes i,l.ro.r-d. Fr;;.*.-il- r"r"hi.á-.", , 'lo, q.r.' mlchas veces parecen los
bot tué derribado el mismo día que se Dresenró. r, Áltor dispuá§bs, t'" habían encontrado todavía
sus alusio_nes al peligro exterior fr.ron ,á";ij;;;á oara dtfer.ir'la progresión del mal.
bromas.
\abla que buscar, pu€s, un hom6re srato '-- Ño .rb{i á.ri, que el plazo habido antes de la
a. Ias rzqurerdas y con espíritu bashnte catáftrofe se hubierá empleado tan bien como era
abíerto'-oara
darse cuenta de la realidád del peligro. poincarl,
al ;;;l;;. Pero había ".turdo un freno, que no btbí"
fin, enconró a un socialilta indáj."?i.nte, Viuiáni, sido inútil. Ese frcno iba a permitir que la Repírblica
que, habiendo Ieído los informel .onfiáá.iril;";; resi§tiera a la prueba tan t¿mida desde el principto
los agentes franceses en el exffanjero, comprendió por parddarios'y adversarios.
quq,{, guera estaba a las puertas. ¡Si hubi&a sido l
posrbtre comunlcar aquellos despachos diplomáticos
a seiscientos dipurados y a diez,iillon., j.';É;r;;i
tn resurnen: cuando repasamos los aconteci_
XII

La prueba dc la guerra

El oartido sociali§ta contaba, a La sazón, con un


hombré de espíritu, un «enfant terrible>) que ence'
rraba a la Refública en un dilema: «Elte régimen
no es caPaz cle so§tener una guerra' no es
-decía-
oara la guerra pará lo que [ué creado; debe, pucs,
o euitarlí a toda co§ta o'ceder el puefto a otras ins-
tituciones». El libro de Marcelo Scmbat conrcníase
en efte título: «Haced un Rey o haced la paz>t.
Por su parte, muchos republicanos, cuya dialéc-
tica no eu§taba de ironías, experimentaban serias i:"i-
ouietudes: oor lo menos, quédábales una duda. Ga-
briel Hanotáux, el hiftoriadbr de los primeros años de
la Reoública. al pesar las cualidades v los defeCtos de
la C,o'n§titu.ió., á. t}tq, había escrito: «E§ta C.ons-
titución quizá no pu.áá adaptarse a las crisis en que
peligre la'suerte dé la Patria. No prevé el peligro ex-
ierior». Y había llegado a formular e§ta pregunta :
«¿Qué sucederá, ,n1^paz o en la gueffa, el día quc,
dé pronto, havan de tenderse en un esfuerzo suPre-
mo todos los rerortet nacionales para cubrir la fron-
tera o salvar el alma del país?». La respue§ta quecla-
ba en el aire.
IACQUES BATNVILLE t.
LA PRUEBA DE LA GUERRA

Para el enemigo sí eru clara. No creía


, capaza una
democracra de rrnponer la disciplina militar, había sido elegida para proteftar contra el servicic
vela una revolución en cuanto ,. .r¿."ri,
v Fre- ,ii.trl y la uloiura áe los'armamentos», ahora y? no
.r'fI*- i.- t.¡tJU, otro camino que acePtar lo inevitable y
cia urra movilización general. El
3. d. jrli.;;;;;; ;;pÉ;r., ..lo .., pro.uiu a los'combatientes las ar-
co,surnábase Io irrepárablc, AlÉma"iá--..nrú,'r,,1
«dados de hierro». La trrde d. .r.-*ir;;;l;, mas de que careclan. - i !
jou..l asesinaba en un reftauranre a ;,; Ñ; ;;;;;h, la r,ot
No era aquelta t" oe las
nora de Ias cuentas,.
cucllLas,. Y t" {m9-
y la ?"7
Juan i;r;¿;: i;- podía encararse stno .:"tJF-:_i"Ti:.
mediacamenre, Ias. agencias rl.*Áá, ¿;ír"áirn-.1 cracia
,.*iÚt. .oliriótt, todo surtía sus büenos o sus""irna-
.no l1
rumor d. qu. París Jstab a a sangre, f*il,
en el EIíseó ondeaba I" br.á*r'?;i^'
yi; i;;;f;il Se había conservado un ejército, unos ie-
Una ilusión. Muchos peligros ,é..rnírn en fes, unas alianzas, y Por eso el primer choque no Plo-
aquel
mornenro, pero el más grave iía d, ral naruraleri'ir* duio el aniquilamienb que podía temerse; mucho
no qogg adrvrnarse. D_esde siempre, los republiia *'f-,rUi, á.sftuído o d.s.üidráo, y el efe&o fué una
.
nos habtan remrdo el derrurnbamienro del i;";; [i.i,, a la invasión. La ,ictoria del Marne
iéEimen
en .aso de derrota o Ia dictadura de ,r;.;;?;i";;; r;1;¿ ;i país de un cataclismo inminente' Después
caso de viitoria. Lg de esa vihoria es cuando hizo fal:.a 1o indispensable
Ou.. no había ;*rgirlJ"'rra;. orr, ..ha, al enemigo del territorio, bien qYe'- 9e
cra ufia gue.rra.que iba a durat más de .rácro
tes.de producrr un.resultado u orro; nadie
años an- fr.b.r contado con Io'indispensable , quizá no hubte-
Eenrdo por verosímrl semejante hipótesis,,/
hubicra
rnucho
;;li;".d. l, inurtió". En'todo caso,'cosechábase el
menos Ia de q-ue ,r, prr.b, trr, üre, serra Üi.t í.*btado, v se expiaba el mal hecho'
"'--A-lá;?á
soDorra_
da srn un destallecimiento de muerré en el inÉerior. d.td. la ruptura de las hos-
áuid.ntJ
tilidadís: la tregua en -las luchas políticas,,que re-
La marcha hacia. la fronrera ,. hú" .* ;;á;;;
con entusiasmo pariódco. Cierco que ias clrcunstan_ sultaban funeftal y se borraron ante el peltgro co-

clasr no permlúan oúa cosa. por micho que mún, y aquella uríión saerada»,, unión P,recal* t't-t
necho.
se haya tament€, en que se estrecharon los Paftlclos' I\o era
9g:p"¿. para oscurecer la cuestión'de las rés-
ponsabrLdades, el z de agosro .de rgr4, día de ;;;üt1; q* lt, buena voluntad de lost'iit*o
orimeros días
la mo. se mantuv,.r, *u.ño-ri.*p.-.""-d ardor :
vilización, estaba
-ry ifrr,, al.írr'*. l**nir'i, '
irá ,.¿it demasiado a los hombres; pero la
gueffa y hab,n que s_üjrirla.
¿Contra q"ié;l ¿ó;: u*otrtt"ía de la querra»' en frase de Carlos Mau-
tra qué.revolverse? Un cierro u.rrn.i B» contenía
Ios nornbres de los sindicalistas peligrosos, ;;;r, i;,ffiía la diíciplina. La presencia del.enemigo
cuyo arres- *Üt..i"r.lo rracional no p.rmití' tecaer en los malos
ro eftaba previsto en caso d. gi,.r;. No il/;;;;_
tto uttltzarlo. En cuanto a la Cámara, cuya mayotía, hábitos. LJ,n temor restaba: qu€ Ia democracla su-
ou*Ui"t, a la laxitud de una lutha demasiado penosa
2%
IACQUES BAINVILLE LA PRUEBA DE LA GUERRA

y demasiado larga, si bien concerrábanse varias


cir- sincero al principiov luego más ficticio a medida lue
cu.nstanclas para. guardxla de sí misma.
Desde el co- se aleiaba i, uidL.iá. Briánd sucedía a Viviani, y Rr-
mrenzo, el Gobierno de Ia República se
había com_ bot a'Briand. Y los meses mmbién se sucedían' y
prometido con sus aliados a no'firmar
p", ;l-r.b ,o^inráb^se a dudat del resultado de la lucha, y
I;; ilrou.rb, Ia moral, v todo comenzaba a ceder' Apa-
rtrl';:l.;'fl d:"r',lT',J!',.1l*':l'Tl.ol"#::: ;..i; síntomas de desaliento, y si algo había que
,.*do. La mezcla sobre fr*.¿r1;;
el íu.lo -ur-' ;i_ extraítar era su tardía aparición' . En Ia Cámara, los
dados .y lo.r,
1¡-r9§!ros conftiruia ,.nrro conffa comités secretos, .uyrr' referencias eran divulg'd."
debilidad .r* demasiado a m.nudá, se dejaban llevar del pesimrs-
iY?lgu,., :uya 9 nuettra, y T, á.
uelgrca acababe de hacer indisoluble'el vínculo. V mo. Y así se llegó al aáo t9t7, al que Ratmundo
lo.que
.tal.vez eru a,3n_más imporranie: hrSt" Poin.rré, en sus il'[.-orirr, liama uel año turbio»'
mino de las hostilidades, mejJ. j"h;, d. l, "i
tér-
durmo- Ll;;á ia situación a tal extremo, que por doquie-
vilización,, no podían ..i.brrrr. .l.Lio".r.
Un sim_ ,, nro*"b, el desascre' En el mes de matzo,la revo-
ple artículo de las leyes. orgánicas, el qu. .*.lrí, i;.tó; il había producido su e[e&o desmoraliza-
derecho ele&oral a íodos j", .. fii;;
*;Lr-rr.l
á.1
;_ dor. Alsuien se esforzí por demoftrar que, a -seme-
p.tifrq el riesgo de
.las .o.,rultm poprtrr.r. Ei'.;;- i^n {é la francesa, aquella revolución reanimaría
clclo de la democracra quedaba suspendido. La ^
i.r .".tgt"t UiLi."t; PeIo¡ bien. se advetía el fin de Ia
liber_
pfelsa sufría yi!"grr.p.n'rión por la..n*_ altanzai, l, ,ror"*J decepción, la última de todas'
:d É: regrmen eftaba defendido,
t^; o". iÚr', ..ur., el sran áuxiliar del Efte' Por otra
tra$I f,l
complexrón.
pues, conrra su
;;.,-Ái.*.ni, intJntaba hacia todos lados Ia ini-
sin-embargo, el impulso dado a la guerra ro- iir.iJt, de la paz; sus socialistas procuraban .genarse
, Y,eftaba
davía puy subordinado al Gobierni v a lo. a los de los olros países, rnvrtadoi todos en bstocot-
hombres que lo inregraban. La voluntad podíí mo Dara examlnar los medios de acabar con la gue-
ceder.
L.?.guet_ta, con sus lnmensos sacrificios,
duraba más
rra. Al mismo tiempo, sirviéndose de toda clase de
:llá {: lo.que parecía soportable, t;;. veía aún el ;"i..*.¿i.rios, las ihtrigas diplomáticas. seg?Ían su
del Marne no baJtaba. El gran mila_ urdimbre en los países neuffales. Arí§ttdes brtand'
,,n-.r,,*,,agrosrdo que la energía no. decayeiá, qu. lm J.t..t" ¿. volver'al Poder y de presidi la-paz,-de-
i::,11t1,..r?
antrgu¿s rdeas y los anriguos .hábitos nt reaparecie_ jóse ltevar de una de ellas con ti alemán Lancken'
tl,
::n. personal político no había cambiado, y en hibor, €ntonc€s presidenrc del C,onsejo, acusaba. su
rnconcebrble ocro más.,inepto para llevar una gran embarazo v vaciiación, y con intenciones iudectsas
guerra.- Los miniftros iban' grriándor. uno
úas uno
á. r*.¡ará, J.¡rb, hrc.í ' «Hay que eftar conformc
y dando su nora común, .r? .rpíiii,, d. pror;orismo .o"i" iá-ár"r, p.r,rrba. E§ta necésidad, que, al fin'
238
IACQ.UES BAINVILLE LA PRUEBA DE LA GUERRA

sólo era una, conrribuía a la debilidad del Gobierno.


mado, los progresos de e§ta descomposición. El par-
I.o que era forzoso remer eftaba pu"á d.
clrse. " d;;_ lamentarisáo, que se había impueito incluso á [a
salud pública, todavía le obligó a áar a Ribot un su-
La situación s€ agravó w, momentos. La oaz .urot -á, débil aún que el'propio Ribot. Corroído
y! ery pedida a uocer.'Lor .bldrdor, .*r.rrrdo, f,o, de incertidumbres y áudas, impulsivo, acoesible a
el estuerzo y el. zufrimienro, y bajo los efectos de' la todas las influenciai, Pablo Painlevé tenía más ins'
propaganda socrahsra, comenzaban a dat oídos a los pitaciones desdichadas que felices. Con él la marcha
agitadores. Eftallaron revuekas en el Eiército. v hubo de la euerra rcndía a reproducir aquel otro mornento
que atajar,las con escarmi,enro, ej.mplm.r. 'Éo, un de la'fuerra de t87o,.o^ Io, impiovisadores del Go-
lnstante, se estuvo al borde de la calástrofe, mien- bierno"de defensa hacional. En medio de aquel des'
tras cundía la confusión. Sin declaración abieita, for_ orden trásico cavóse en el ridículo de fineir la creen-
mábase un. parrido pacifista con mucho, d. áque- cia en ,r'.o-pÍot monárquico, el llamalo «complot
llos que
,veían desmehtidas por los hechos ,u, péri- de las panoplias». Se iba cayendo cada vez más bajo
siones: los que habían diclio que la guerra era rm- en la confusión.
posrble, los que habían aconseiado ceáer siemDre a
las exigencias de Alemania. Las ideas de
Ni por un instante pensó Raimundo Poinbaré
|osé Caill"ux en salirse de su marco cJnstitucional ni sen irse de
hallaban de nuevo acog;ida y contaban.con periódi_ las circunstancias y del prestigio que la habían traído
cos a su servicio y con subvenciones v aoovos Dara
a la Presidencia para formar un Gobierno de excep-
tales periódicos. Y así surgió el caso dél Éoinrtioo- ción. Tratábase de encontrar por los medios norma-
ge, que reveló roda una ied de complicidades, En- les y parlamentarios al hombre capaz de restablecer
tretanro, mulriplicábanse los .rro, d. traíctón, de el orden y salvar una situación comprometida. La
espronare, de excitación de los militares a la revuelra,
voz p',3bliéa señalaba uno; pero, ¡qué d. objeciones
y_o no eran reprimidos o era muy débil la represión. se .presentaban contra él ! , ¡qué de razones paru la
Un tercio de la Cámara, al decír de rodos, leseaba desconfianza había dado él mismo ! , ¡qué aventura-
la paz inmediata. Entre los políticor, má. d,. ,no do resulmba el llamamiento a Clemenceau ! Nadie,
cerraba. los ojos ante los a&os de qui.n.s hoy eran
quizá, denuo de la «unión sagrada», había dado
Ios sedrcrosos y mañana podían ,er los dueños de la pruebas de peor disciplina. Su patriotismo no había
srtuacrón. .t ueron unos meses, en los que nos Dre. podido sobreponerse a sus prejuicios libertarios con-
guntábamos con el historiador:
iservía aqu.ll* Cá;; tra los generales. Habíase cieído en el derecho a de-
titución para conjurar las crisis'en q;.;lr;;;'i, cirlo todo, a no guardar consideraciones a nada, a
suerte de la patria? censurar actos y ridiculizar hombres, a predicar la
Desde su puefto, Raimundo poincaré vela, alar- guerra a ulvanza y áeclarur que codo e§taba perdi-
IACQUES BAINVILLE LA PRT]EBA DE LA GUERRA 241

do, a conminar a los soldados a defender la oarria v tado, que ar3n ardía una llama en. el Elíseo. La Pre-
hacer objero de mofa a los jefes. L, .."ruá-i^bÁ
sidencia rindió €ntonces un servlclo emlnente que
prohibido su periódico El bámbre libre, v el perió- al vez de nineún ouo titular cupiera esperarlo con
drco reapareció bajo elte dtulo provocarivo': El'hom- la misma certidumbre. Raimundo Poincalé era Pre-
sidence porque en las elecciones de I9r3 se tuvo en
bre encadenado. Recordando a áquel otro cuvas asrias
murmuraciones habían derrotadb d.lrnt. á, t'ow cuenta t obt, llevada a cabo en el Gobierno cuya
el ejército;riego, un día, de muy .lto, ,. l.-¿"U.'.i
puerta Ie abriera Clemenceau despuésde.Agadir. C1e-
mote de I hersrte.
menceau, entonces, había pospuésto Caillaux a Poin-
. Solo, en su hervor de anarquía, Clemenceau te- caré. Poinc aré, ahora, [o pospónía a Clemenceau' Las
nía, sin embargo, el.suficient.'g.nio prr" r.rii-r,
cosas, pues, resultaban baftante simples.
todos aquellos desalientos, la iifi.i.ñt. autoridad
para que la Cámara volviera a su deber, el suficienre Y simple era también la divisa de Clemenceau,
vrgor para mantener tenso el arco. Aquella hora oe_ que, de golpe, lo elevó al Olimpo. Por todo Progra-
día un hombre exrremado, y él lo ira. Raimun?o ár, ,. limitó casi a e§tas palabras: «Yo hago la gue-
Poincaré lo comprendió así, í t"¿ lo bastanre sene_ rra». Y lahizo.
roso
_para olvidar las injurias recibidas. Con la fesis_
Si en aquel año r9r8, cuando !9s alemanes se
nación de Clemenceau, el genio de la República dL lanzaron a sus últimos ataques,. no. llega a restable-
mosffaba que aún velaba pár ella. Cierro^oue aouel cerse Ia disciplina ni se aleja la intriga ni se reprime
hombre tenía defe&os j_:,f:"d" que lq hatían
feli_ la traición, la derrota y la catáftrofe'eran inminen-
gros:, que la experiencia era arresgada, pero tes. En aquel rance uigía tomar resoluciones a taia-
:j.lr"
era Ia últrma que podía inrenrarse. De no'recuriir a tabla, coriando toda inirigr, toda vana crítica, toda
ella, el régimen, dándole la raz6n a Marcelo Sem- desconfianza tardía. Pero-ya Clemenceau había es-
impotencia para sostener Ia oantado v disoersado a los-elementos díscolos y no-
H:"i?t:,,;Tt:i1i: .iuor, d.iidiendo el proceso contra )osé Cailláux y
en r87i, cuando la aparición de Thiers,
, 9*o fuan Luis Malvy, q,rá fr.tott condenados por.el Tri-
y los franceses ponían-su
.]-Pr1lt, entregaba su. suerre
tunal Supremo', p.n"t más morales que afliCtivas,
contranza en un vre,o; como si esa vejez y:vecindad
sobre todo el seeundo, por haber faltado como mi-
de [a muerre vinierán a ofrecer l^, s^í^Áir^, ¡: il ni§tro del Interio"t a los deberes de su cargo. Aque-
interés y de consa gacíón al bien "oúbli.o. oue en
llo era un recuerdo muv atenuado, una forma casi
otros fallaban. Bien-que el llamamiÉnro d.'Cl.m.n_
simbólica del Terror. El'viejo admitador de la Con-
ceau al Poder signifiiaba que la desmoraliza.ión to-
vención e§taba allí de .réro; Clemenceau había
davía no había alcan zado i la cima suprema del Es_
aprendido del Comité de la Salud pública que la au-
IACQ.UES BATNVILLE
LA PRUEBA DE LA GUERRA

toridad firme y las medidas de excepción en el inte-


rior eran la coirdición de la viétoria. ' si§tratura de Raimundo Poincaré no fué capazdellevar
Y la vidtoria llegó, por fin, el r ¡ de noviembre í h Presidencia a Clemenceau' Los unoslosle otros
htcteron
no
de.rgr8..fnidl *cií a'colta de qué dispendios, de ;;;^;.án .[o las decepciones de. la.paz' lnveteraoo'
qué sacrificios. Pero ,entre tantos aconteclmtentos áuiti.to., perdonarle sl1 anticlertcaltsmo
contra *11"-
como acababan de presenciarse, acontecimientos que, ; ;;., los irabía que querían prevenirse
de haberlos anunciado aleún profera. hubieran'oa- Ílos «terribles defe&os» y aquel «lnmenso orgullo»
recído increíbles, el más íro*troro y ya el últiino que Clemenceau había mo§trado en el curso de su
-D.irot"do
imaginable era que, después de tan foímidables sa- ronráníca carcera. por Pablo Deschanel'
cudidas, el régimen iba'a seguir subsiftiendo exac- ,. ,irirr.h.ró hafta * *rn,,t á ut'. desprecio altivo'
tamente como funcionaba, y iin mudarle una jota a Así terminaba, tras breve aPoteosls-'. la asombrosa
la Con§titución... Y se había dichó, ¡cuántas váces!, ;;.ñ;;i.-áLr.ria a través áe medio siglo por^el
que el general que reconquistase a la Alsacia v la ttoí"Ut. que había reclamado el «máximum» de Ke-
Lorena sería el dueño de los destinos de Francia. ;Jtü ii^ ^r b^, detestando a la democracia'
t-";a"'é--h"bi.t,
u.ído la Presidencia de Clemen-
_ El mundo político apenas se había rejuvenecido. ..*.i?ir, éfta una experiencia que la República no
Los partidos volrían ¿ ,lomodarse en sus'cuadros de
antaíto. Un solo pormenor sabía a novedad: los de- quiso intentar. Se hubiera ertzado de- unas maneras
seos de un cierto cambio criltalizaron en la reoresen- J*-ári"i"rt., .o*o autoritarias' La Repúb.lica' em-
tación proporcional, que en las elecciones habidas un ;;". É repudiaba después du haberlo utilizado en

año d;espués del armisricio contribuyó al éxito de 5r*'¿. ;ü;-il q". l''ui' hecho Ya un dla con

una mayoría nacional...En resumen, iue después de ó;üil rr¿ Jtl.¿o a un indiuid'uo' el miedo. a
cincuenta años seguía baftando el desplazamilnto de #;r*;;;r:S;instirto segula llevándole a los tér-
algunos cientos de miles de voros para modificar el ;il medios, como si su áut¿ción dependiese
movimiento
in-
brusco'
carádter de las Cámaras. Muchos dL los elegidos en .lrdibl.-.nrc de efte evitar todo
el año r9r4 sucumbieron; la gente se acoiáaba de
aquello de «la locura de los ,rmamenros». Pero efta
Cámara del día siguiente a la guerra, Cámara nacio-
naly <<a'!ul horizonre» (r), renía.buenos deseos y pocas
ideas. Una Cámaru ran'rímida que, al rerminaíÉ ma-

_
(l) Calificativo dado a esta Cámara por León Daudet, miembro
de la misma como diputado monárquiio por París.{N. del T)
XIII

El instinto de conservación

Todo parecía tal como antes, y el mundo de la


n".*ri[tr¿" La Repúbltca éta.corno los hom-
U..r' óar^' áwar debía adaptalse a las nuevas con-a
ái..".'t de existencia que iban advirtiéndose Poco
y que no permitían muchos yerros'
t"-iirJ;írt
poco
pJ""t.t los que se avecinaban,.y..c!1ía?
*"rfli;
las gentes que iba a abrirse una era de teltctdad'
;*lr-"ictotiosa. Había recuperado Ia AIsa'
;i;l;;"";, algo que la República jainás había pro-
*.tido y qué'y^'ni esperaba recuPerar' Cie¡tg gue
pesaban sobre ella muy graves carFlas, Pero eI Ltaua-
á;il hrbr, L""."i¿á .X ut.prt"áontt'- a.cargo det
asresor caftigado. Y, sobre todo, el período.que
se

iíiciaba o^tétí^ ffaer un alivio inmenso' Alemanta


;§t;b; ,¿"cida, su militarismo destruído, des*ona-
J. rlfÁr.rrdlr. Por largos años, quizáya por siem-
or.. deiaÉa de ser la naiión tenr'ible; por Io menos
Z*^ rri la ilusión. Francia ya no era el país amenaza-
io oot «un puñal a áíez centímetros del corazón»'
,, J*q". Ia' política internacional otrecía arin mu-
irr* fttÚt"*r', qu. resolver, ninguno encerraba un
1

uó IACQUES BAINVILLE
EL TNSTINTO DE CONSERVACIÓN
peligro inmediaro. En el fondo, lo único problemá-
tico era el porvenir; esto contribuía u un ietorno al de la cuenca del Rhur como prenda de las reparacio-
mínimo esfuerzo, y la virtud eleCtoral de la palabra nes que Alemania debía y no pagaba. La operación
«pazl> estaba baftánte confirmada y ,r.gurrá a pam se efe&uó sin más preámbulos, é indudablemente se-
que recurriesen a ella los parcidos di irqíierd, .Á ,u ñaló el apoqeo del'poderío francés. Al mismo tiem-
reconquista del Poder. oo. o"r.éír'oue Alémania marchaba al caos v a la
. 1,.Í, eftropear a cualquier adversario político, lo i'uíti, como si fuere su sino hundirse cada ué, qu.
tntahble
" era acusarle de querer la Euerra,'oor absur- Francia se encumbraba. Muy pronto, sin embargo,
da que fuese la imputación. Arístld., grl*¿ ,r; la suerte de ambos países iba a entrar en una fase
comprenderlo_esto muy bien. Las impruderrre, e'rr- nueva.
trevistas habidas en En Francia se aproximaban las elecciones. Los
ryí7le habían dejádo aleún sin-
sabor de conciencia y i. *orír. a jrrdfi.arr."Urr.."- «nacionalesr, .ont.tidos por el Senado, que aún era
do nuevas ocasionei de acercamilnto AL*r"ir. radical sociali§ta, no habían sabido hacer nada con su
Había vuelto al Ministelio de Negocios " .*rr.ni.r* mayoría en la Cámara, salvo aquel matíz de Repú-
,,n blióa conservadon que reflejabá con baftante fide-
{o después de la caída de Clenien..rr, ¡u.i lo,
elegidos del «bloque nacional», en su mavofla Droce_ lidad el que le diera la Asamblea de ¡82¡. Y como
dentes de los medios conservador., ,p.rt.áo, dür.nt aquella dL r87r, dulce y buena Asamblea que ha-
tento tiempo de la vida pública y como intimidados bía consagradó la Francia al Sagrado Corazón, efta
por efte brusco rerorno á l^ lur', habían deiado los Cámaru,'í<azul horizonte», en que la mitad de los
pueltos principales en manos de los polídcos á. ,i.m- componentes decíase que comulgaban por Pascua
pre. En !gr?,:l l, Conferencia de'Cannes, bajo las Florida, no había arbitrado un medio, el que fuere,
sugerencias de Lloyd George, muv afines con sus Dro- Dara asegurarse contra el riesgo de unas elecciones
pias tendencias, Aríftides"había'dado de brraro''lo, idr.rsar.'Tan sólo el Presiderite, elegido para suce-
derechos que Francia tenla por el Tratado de Versa- der a Pablo Deschanel, oblisado éfte" a dimitir por
IIes. Abucheado por la CáÁara,llamado oor teléia- su enfermedad, intentó hacáí algo.-La Este Presidente
fo, desauronzado, humillado, l, amarguia le vJvía se llamaba Alejandro Millerand. experiencia y el
al.otro campo,.d-onde el hombre adofrtó ú rCti;rJ patriotismo lo habían mudado. Aquel socialifta.que,
del, rncomptendrdo_ y perseguido por los enemigos veinte años antes, asustaba a la burguesía, habíase
de la'paz. 5u convertido en un hombre conservador que no se limi-
-nombre convirtióse para las izquieráas taba a serlo pasivamente. Dió vida a los derechos qu.e
en un.signo. de unión
,y de propaganda.
Raimundo Poincare, que vmo a rcemolazarlo oaru le otorgaba la Conftitución y no temió tomar parti-
reafirmar la política francesa, decidió ü ;;pr5ó; do a fávor de la mayoúz a la que debía su puesto.
iQue es lo que había hecho Mac-Mahon cua-
248 249
IACQUES BAINVILLE EL INSTINTO DE CONSERVACIÓN

rehta años antes? Poner su nombre en la balanza a y, mientras, la violencia y. animosidad de los.socia-
favor del orde' moral. La hiftoria ;; ,.p;;i; ;; lisus llevaban a una sttuactón casl revoluclonarla'
hombres viejo.s y circunsrancias nuevrr. Ll anrigua Todo era de temer si, a pesar del golpe que aca-
repubhcana se converda en el «Carrel» ag"ru- baba de recibir, no hubiera continuado vigente.una
:1,?" a radrcales, socialistas
pando y revolucronarlos, con_ Con§titución que todavía iba a servir para re§tablecer
for¡ne, a la consig".,
.d: uno'h^y..;;G; J-."r;fiUtio. Había que nombrar al sucesor de Ale-
qurerda», que ya había prevaletido con"Walde.L_^-'l^-¡'o ei Crrtul presentó.a Pablo Pain-
,;i; Mill.r.r,d, y'Presentó
Kousseau y el ú de mayo. Las armas rambién i."i. fn contra, sü candidatura Gastón
tueron las mrsmas : lanzat la acusación de be_ Doumergue, ha§ta'hacía poco tiempo rePresentante
Iicismo conrra el Bloque nacional, .o*.n otro tiem- de la izíui.td, mát suspiia, que lo-había propuesto
po se había lanzado lontra la derecha católica v lue- en I9I3' para vigilat Rrimirndo Poincaré' Lgué
go. conrra los moderados; denunciar a Rai ' náo "
l"¿út'Uáf í^ p^í^ reconocer que era él el candidarc
Poincaré como fauror de la guerra y enarbolar ahora ;.d,d; p"; "i int.ré, general? tQ"é garantías serias
como banderu de Ia izquierdí paz que no su_ árü, a.'* moderacióri? Et, prot.it,nit y obtuvo los
pigrol guardar en r.gr'4. Trmpá.o^qurll^fril¿ ,t-ior, ;l ;;- votos de los caúlicos; no dicepcionaría las. esPeran-
suttado: en.mayo de ry24 se trocaba la mavoúa. La zas oue§tas en é1. La Presidencia, sobrevtvtendo a
represe.nracrón proporcional había
iugado eiba yez a *drl lrt asitaciones, no habíá terminado de llenar su
tavo¡ d,e los parddos más avanzado, amplificado la papel bi'eÁh..hot; Por una especie . de .ley secreta'
corflente.
i había sido siempre un moderado'
il'tiurlar
,Ios D.rp,y(s de .cinco ¿ños de exclusión del poder, A la nuev a mavorla le fué fácil cumplir su pro-
carreliftas, vi&oriosos, sublan ávidos d. r.pr.r"_ mesa Drincipal v .í".ró [a cuenca del Rhur' so Pre-
lirr, y,comenzaron por hacer p^g i;el.ñjríM_ ;;;; ¡" ,.Jot.'ilirt a Francia y Alemania' Las con-
ilerand.el apoyo que había preftado a las derechas. ,.'.*".irt tlrír" desdichada,," ptto no iban a produ-
ts,I rnarlscal, después
.c1ída, había podido con_ cirse sino más tarde; todavía habían de ffanscurrtr
tar.con el Senado; el!e_su Presidenre, ni .ori el Senado .i.i" ocho años para darse cuenta de que lo. que se
pudo conrar-.Aislado anre la Cáman.; q; los ; había" hecho era ayudar demasiado al resurglmlento
dicales socialistas se negaron ,.rpond.i J; iil;_ de Alemania. En otro sector de cosas, Ias sanctones
miento, y pra&icaron-"la huelga' " *;nist.ri.l,;j;. llegarían con mucha- mavor t?Pi4r1
.
constreñido a ceder a las conmiáaciones d. l,
.*ir.- sü'; ;' FFg; H3.ienda
íi'.. r,l,¡i,illegó
p:..'dii: i..1:
a constiruir
rna.izquierda y presentar la dimisión. La k, á.i'r.o-
Frqvr¡s'.itr¿" a.
gu"Irr,'Ji "- 1"
.i orden
tenro. quedaba violada. La insrirución pí.siden.ál preocuPaclon y
una preocupaclon y el *d9n aparecíá,quebT:ti:'
aparecíí.q,uebrantado'
reabía un golpe del que parecía imposiüle curarse, y el déficit, Patente, iamás Ia penuna del I esoro na-
IACQ.UES BAINVILLE EL INSTINTO DE CONSERVACIÓN

bía sido_tan grave corno ahora ni la catástrofe tan ab_ tas, con las economlas, con el pan de.otros días, algo
soluta. Hafta €ntonc€s una mala eestión oodía oro- ;;;;t ;;i; á.1 ,ho"o y de la i:ropiedadnohabía creído
longarse duranre años enrero, ,i" ?i.Á.i ;;;.';i- I"d;í&ibÉ hr§ú .í pur,ro'de'que había creí-
tal. Pero ya todo había cambiado con la aparición Jo p.ligtoto el roce coá el socialiimo' Ahora, ante
de un mal desconocido desde hacía un sislo,' el cur- .1.Üitrfro entreabierto, los ánimos se mudaban y.rc'
so forzoso, Ia inflación, el papel-mon j, ?rrin;;drr. nesaban del Cartel. C-omo en los días malos, mlen-
monstruo engendrado por la Revolución bélica"v con- , "-los ;*irttot, desalentados, declaraban su alar-
vertrdo rodavía en
.legado de la guera, ..trá[rmo ma, una multitud irritada comenzaba a congregarse
invisible al principro, pero que no ,g*.d.-b;-;i;; ante la Cámara. Oíanse ya loi primeros rugidos'
ta ocasrón para estallar con toda su fuiia. ,¡Oué es Io que se necesltaba para que todo se
Urento veinticinco años de una confia nza en la ,iriit.-' abaio y ef régimen-mismo geligrase? Que el
solidez del franco ran segura como la de los h;*- Minilterio se ob§tinara y la mayoúa no qulslese ce-
bres.en la regularidad dei ,ol, ti.b* oculrado oor der. Habíase llegado a un úance en que mnguno d€
mucho.tiempo la degradación de la moneda. po.á a los hombres saliáo de aquellos bancos podía restable-
poco, el mal se había hecho sensible y comenzaban ;;;I;';;;fi^iri o
d,'^paiecida. el Cartel se hacía
a comprenderse sus causas. Se había eíftrdo ,il;;;_
tar. Lageltión de la Hacienda públicíresulcaba com_
;;lrd"; ; i, n.pUUii ca amenaza sufrir la suerte de
los monarcas que, Por no re-slgnarse a tl€mpo a.Pres-
proTedd.a, y la menor impruáencia podía ,.; fr"i. cindir de ministroi impopulares, Iuego se ven lotza'
tsl Uartel amenazaba al diirero y el áinero tuvo oá_ ".- a abdicar.
dos
nico. El socialismo asusraba §I.";i"io, Gastón Doumergue consideraba los
^Irorio)-i-.i-;h"l;
huía. Mucho debió de hacerse^l'pri, qrl¡'*;;'i;^i; otont.tot del'mal y esperaba el"momento de inter-
de los franceses en la firma d.l ii;;o';. ¡"
f.r".ir. I;;?;. a; ho* d. áu*i,lit su misión tutelar era lle-
dos años. efta religión secular ;, á;;;r;..ía. y n;i;. Ún ho*bte habíi a quien la vo'' pública seña-
en el
mq¡ de. ¡ulio de 19z6 ofuecióse el espeCtáculo exrra_ iáb" .o*o el único cepaz de restaurar la conha\za y
ordmano de un minilko de Hacienáa que revelaba J" i.i.t.t la moneda al borde del abismo' Ese hom-
en la Tribuna cómo el Tesoro público ;; táü; Ui. .t" todavía Raimundo Poincaré' Por mucho que
cgq q.ué atender a los gastos del día sigurenre, que
v .U" t co§tase al partido radical en-su.orgullo, no so-
el únrco recurso- que reftaba era el artificioso dá ,in. lamente le dejó libre el acceso al Poder, sino que Ie
nueva emrsrón de papel moneda. Aquel día, el ruoti.¿ lo tomára. Eduardo Herriot se aPartó, de acuer-
fuan_
co no valía más. que diez céntimos
i con do'.on la Presidencia, de acuerdo también con esa
caer todavía más baio.. El pánico Íué^^.n^..^ba
generul. ,áaia;"Iue llevaba tl tégi*.n a salvarse a sí mis-
La revuelta acechaba. i.o¿. ,. ibaocon las ren_ mo, a no exponerse al d.icontento prolongado' La
bía
IACQ.UES BAINVILLE

República moftraba aún esa pla&icidad y flexibilidad


que mntas v€ces, al contener a la democrucia, la ha-
_permirido doblar el cabo d. 1., tor*enras.
Muy cerca debió de estar la catáscrofe v.muv
grande hubo de ser el desffozo, cuando d fr^ir;, ,l_
ducido en su caída a diez céndmos, r, se resrable_
I
cería más_que hasta veinre. p"ro'á desasrre
"o
crero, el desastre brual en que el régimen estuvo a
finan_ xtv
plque .de hundirse, había riio .onitirdo. En 1rto
rés mismo de la República, lo, rápubli.roo, ,¿, Et declive
avanzados habían sacrificado ., ,-or' propio.
sus oa:
siones, sus rencillas. Todos habían
la voz del instinto de conservr.iJn. "ij;';;;;ñ;
-
De esta suerte, salvando obftáculo tras obftácu-
lo, e[ réeimen, entrando en tiempos difíciles, Iggfl-
_ ¿P^ot qué, si no, desde aquel 4 de sepriembre del b" todaula conciliar los contrarios. C¡mo aquel Julto
tü7o,. cuando un rumuko
ln9 _la proclámaba y sus Simon, que saludaba a derecha e izquierda, seguía
pnmeros .¡etes sentíanse ahogados por .rn ,r.ríá ,.-
creta y asediados de dudas, fírUí, siendo ,rfi.i.nr.-ente conservador y no dejaba de
ód;do drr"r-t*_ v hafta ofrecíasus ribetes de socta-
to trempo.la República? Porque en'todas las circuns- ser reoublicano,
tanclas crítrcas que había atravesado, guardóse de iiftr. Sin do&tina, sin historia y sin principios,. su
cÍm€lel un yerro €xrremo, porque en iada una de ambición suprema parecla cifrarse en conservar Ia vtda'
euas habta senttdo a rlempo cuál era la condición
- E. ,qzá, .l páít d.l ahorro, no r'epue§to aún de
co§ta de la cual podía salvárse, porque ,;.-pr.
a
f-r.üi.
,u, ,tnriiai, elieió una Cámara de opiniones mo-
encolltrado una mano que la sacase del abis-mo, d.rrdat. Aquello fié, y^ ssgún la coftumbre, un alto
aun-
queJuese a úkima hoia, en .l *o-.nto supremo. v una Dausa, no aceléró li-destrucción, pero tamPo-
Cotr. todo, terminada la operación ¿. ,rt"ri".r*, Lo hirá nada por Ia cura. El centro derecha gober-
cumplida por Raimundo poiÁcaré y p"sad, l" .rlÁ. naba con la, id.at del centro izquierda, y sobre el
consrgul€nre, Ias dificultades de gobi.rno Íorzosa- centro izquierda a&uaba el socialismo a la manera
mente habían de reaparecer, casi laí mismas de un ,-árrr., y, en aquella inercia, ni Ia. política.ex-
v suizá terior ni la intérior experimentaban notable mudan-
más graves. El probie*, .rrribrb;;; ;;dr'rl'iál
veria a enconrrarse siempre la misma inteligencia, ,a. El prcgrama d. iot radicales era aplicado Por
Ia misma previsión, la mi'sma ,u.rr. f.U;ü;3.""'-' lo, moi.r.'ior, ,rn cuidadosos de complacer a los
I ele&ores v de prometerles la paz sin esfuerzo y de
ser con eilot eiplér'tdidos a co§ta del Eftado, como
IACQUES BAINVILLE ÉÍ, DECLIVE

iaba ver deslices, v en combatida por lol tue


sc
los otros lo habían sido de no asusrar a las senres
fPegfda.s
a sus b.ienes y a sus coltumbres, y dJrrán loercibían de que ál dpó§lol había sido-engañado por
dar el efe&o de las müidas y leves rulnosas. ;ffi;;;; cínicos v hábiles. C-on su elección era de
En rgjr renninab" .l r.pt áio de Gastón Dou- ;;;-i;t ti¿á".i a agírada, Protestas, tumultos'
que muy
m-ergq€. Hurtándose a las plticiones, el presidente otuizá aún peor. Prefirióse-a Pablo Doumer"
rehusó una nueva candidatuia v parrió con la aur€o- il;;". .o*o Crttot en otro tiemPo, iba ajamás caer a
la del hombre de orden, del pátriota que cinco años f";;;1o.-,-;. r. ,t.ti"o. E§taba tt-tiito que el
ant€s, cuando rcdavía vacilaba con el'franco, había ot1tfi.t'pue§to del Eftado sería confiado a un hombre
cooperado con su intervención a ese otro milagro, a ;;;i;: lritidot avanzados pudieran jaótarse de tener-
esa segunda vi,&oria del Marne que la r..uo.ír.iór, ü*;;; ;;bi,;ü. Por Io d.más, Arístides Briand mo-
de sesenta mil millones emigrador hrbí" inscrito en ;irá;;; á; q"" ,.trtgi*iento de la Alemania
"llo profundo de sus formidables
los faltos de la sociedad francÉsa, salvándose ella mis- ;;;;-á;ii;;*
ma, Como tantos republicanos enrrados en tazón, "'-T;" el arte de gobernar parecía.teducirse
erfofes.
a evi-
Gastón Doumergue podía decir, a la visra de su or-
sado, que_los tiempoi habían cambiado, y él con 1os f"t nt*do d.t.oXtentos' y tttt línea de conduc-
tiempos. Pasaba yá ese cuadro de reserva'adonde, en "t
;;;;r!¿r;-i* Úi.n trazeda q,. 'put"t sufrió varia-
las circun§tancias- graves, se iba a buscar la salvación. a¿"".r-"-"?" , ,Á tqr, la uriión de lat.izquierdas'
Ahora tratábase dé asegurar su sucesión. v Arístides sin excluir a los comunistas, fué retorm4^ y arreba-
Briand era uno de los aspirantes. ¿Quién'podía glo- ,¿ l. -tuoría a los republicanos nacionales, .o.Pollu-
riarse de una mayor popularidad¡ Aii mi.mo ,.1-rr- namente acusados, conforme al uso ya establectdo'
bía él Ilamado el-perégrino de la paz; solía decir que I."t.r lt ;;triá" ¡. la guerr.a'. El Cartel volvía alla
su.so_la. presencla exorcrzaba la guerra, y efto no sólo P;d*, p.Á rri"guto d. ius
jefes había olvidado
lo había hecho creer a las gentei sino que había aca- i.;;ü; ,oi.e?
'¿i el pánico mon'tario' Eduardo He-
bado por creerlo él tambiéá. Hafta los'moderados lo ñ;.;;t-'"*^É^ dirpuerto a observar una. actirud
guardaban en. sus ministerios como una especie de ;ü.ip.éia. El jefe no tardó en ser desbordado por
fetiche. P.xe9ia, pues, que no tenía sino presenrarse ;ñ;i;t *opi y Por los jóvenes radicales áe ac'
para ser elegido, y, sin ámbargo, en €scrutrnlo secre- .iór,l iÁp"cienle, óoi uncarrmarse a[ Poder'
"^'^h-;;;-i.t
to, el Congreso lo desca.rró. Ula vieja ley no escrira, utsi, era, sin duda, la necesidad de
ley de preservación y de prudencia, era' aún aplica- -"*nli-..rlrot !so, escá,,dalos y esos c¿ror de co-
da. Aunque pesaba'much'o el nombre de Aríitides ;;;;;ió; que rebrotaban de período en período' y
Briand, aurique nadie dudaba de su exrremado oaci- ,hor.. Dor'las facilidades del érédito y de Ia riqueza
fismo, su obra política inspiraba incertidumbr.,'d.- fr¿tili.,' por las necesidades de dineio y de lujo y
IACQUES BAINVILLE
EL DECLIVE
qol,l, descomposición de las cosrümbres, surglan con
doble frecuencia. Cómo surqió el más reson"anre de bien que Ia situación eltuvo incierta y más de un
esos escándalos, qué esfuerrís se hicieron para aho_ regimiento vacilante. Pero los ióvenes-radicales qu.e
B,..l9l ,qué agitacíón y qué indignación dominaron pretendían someter París hubieran hecho algo más
al publrco, es lo que quedará, probablemente, lieado que venc€r: dar un golpe de E§tado e inltaurar su
al nombre de Sravisky, más infamanre que el de"pa_ di&adura conüra la lesalidad.
namá, porgue estafa pura y simple d.frrdrU" ,ojo Tres jornadas hablan baftado para Ia revolución
de rSjo 'y p^r^ la de 1848 . El ; de febrero, a las
11
cuanto tenía allí algún conracro. ün *iáirtro sospe_
choso rle proceger a los políri.o, .,r.nrl., .;;;;[;_ once de la mañana, cuando apenis había podido ha-
oo cerse el recuento de los muertos y heridos en las des-
ryI.los clamores de la calle. Su sucesor, que em_
prendió el mismo camino, concibió .l orárá.ro-*- cargas de la noche, todo se apaciguaba y se re§tituía
merario de resistir por Ia fuena lr., e*iglr.,áas de la al orden. La suerte del régimen era que volvía a
honradez. Y así hafta que llegaror, . uro. ,o.hu'rr,r- encontra,r su vieja Conftitución, sus poderes todá-
grlenta. vía casi separados y el elemento arbitral y moderador
. _ lamás, hafta entonces, había comerido la Reoú- €n su pue§to. La Presidencia servía aún para algo.
blica una falta verdaderamenre capital.
I;*;; ;. il_ El fefe del Eltado, el décimotercero en la serie dc
bía obftinado en manrener un Goti..r,o que el oue- aquella «monarquía con,ftitucional bajo otro norn-
blo dete§laba. famás, sobre todo, se habíl .";;á;; bre», arrojó en la balanza la amenaza de su dimi-
do en manos de dirigentes ran ineptos. Carlos X ha- Ión y obligó a los aventureros jacobinos a retirarse.
bía.. sucumbido por'.onr.rrrar demasiado,,"rr", intretanto, el Poder eftaba vacante, y París agita-
Pohgnac; Luis Felipe por haber dimirido denirsia- do y bajo las armas. Había qu. .r.ortar inmádia-
do tarde a Guizoc. El 6'de febrero de rg14, por cul_ tamenrc al hombre de bastante presrigio para ase-
p., j.. una especie de flurar una tregua, y no.había ya'much"o dánde ele-
funta. que se dejar
el Poder, la República'corió "rg^,á^'a
r.linio que no ha_ gir. Se qenló en. Gaftón Doumergue,. se le solici-
"n
bía conocido hafta cnronces. Era'ella'misma l, ou" r91 y se'le
ió, se le determinó
determlno a e salir )u epafl-
su fetlro. Su
sallf de su"reriro.
provocaba la insurrección haciendo dispararuJr.'j; ción produjo el mismo efecro que ocho años intes
mulcirud, y la llamada,histórica surgía i. im pi;jr;; la de Raimundo Poincaré. En unas horas la situa-
ensangrentadas: «¡A las armas, rririnrn a nueftros ci6n cútica, perdía su tensión; en unos días el pe-
hermanos ! » Durante alqunas horas ligro financiero, vuelto merced a los Gobiernos'de
.pareció que se
jugaba a todo evenro la'ir.rre d.t rélimen. esencia socialifta, se alejaba de nuevo, y la Cáman,
Ál dín
siguiente, los amorin3dgl y i;;r;i;r"'; sintie'ndo la gravedad de las culpas ámetidas, se
.
"."lrp.rrdor'
proseguir la lucha quizá hubieán sido ámerrallados,' resignaba a eclipsarse para no huñdirse.
Ga§tón Doume,rgué se impuso por la necesidad
l?
259
EL DECLIVE
IACQUES BAINVILLE
258
sentida cn todas Partes exacmmente
como 1o era en

ha§ta el día en que quiso enmendar la Constitu- ;il; ¿.i iiaq. C-omo entonces mmbién' cuales-
-sugeridas
tropiezan con una orytl-
oufuo reformá,
.i*. P"rr.radido de qu.'n"da podía esperarse si aque-
.ión, u no hay en loda la nación dos grupos
unanl-
llo lo"rirraba por lts mismós carrilés, viendo que ;.;'á ,., d.'seo. Todo el mundo a exigrrnl.launa suya'
á..pué, de .adi tresua se iba descendiendo. un po- sl-
co
'más, consideranJo preca-rio todo resurglmlento v nadie a aceptar ni una siquiera' Po..rqu9
áuier. hav qüe no roce efta o aquella sltuaclon.aq-
si no se hacían algunas refo-rmas, PrgPu:o clerto.s quirida, y-"b hry situación adqurrrda que
conslen-
medios que, a su intender, fortalecerían la autorl-
ta- en sacrttlcarse.
Jrl J.t bobi.tno y reafirmaría el E§tado' En defi- Á l, ,.rdrd, si las dificultades han crecido' si
nitiva, él ya se hrÉí, d.t..,gañaáo de.que la. demo-
cracia sociálizante pudiera ser contenida por los pro-
la guerra y poftguerra han contribuído a engrosar-
cedimientos ordinarios empleados Por sus predeceso-
irr,'ullm 1,." tufriao con el desarrollo de Ia demo-
.tr.ál-t..ft primero' contenida después' des-
azada"
res y por él mismo.
Uot¿r¿, al fin, y qu., juftificando la máxima
cor-
hoi ilusión que tuviera en la vi'rtud de sus re-
formas, se la haÉí" hecho aún mayor respecto de- la ;;iñ de que áel'p.or'de los Eftados es el popu-

acogida por parte de los políticos. Había sido recibi-


ir;;;;;-prld. ,., "t ,,,,,d' sino Por calmantes de
do t*o un saluador. Pues bien; casi se le- lanz6
;; ;f"ct"'frovisional. Sin presumi',, "l término de
por atentado a la República. La Conftitución era de-
;.-;;;;;.1¿i, d. 1^ *.nor originalidad, transcribi
fendida como un ,.*ro ,rgtrdo por los herederos de ;;Ñu¿t ¿. tantos 9tlos, iót pasajtt ercrnos de
quienes la habían recibido-de manos de los conser-
i, iit*d"J.ién de Tito Livio a su Hi§loria de la Re-
u.dore, sin reconocerle un carácter verdaderamente piblica Romana:
«Bien sé que la mayoría de los le&ores lo gus-
republicano.
' Detenemos efte relato a las puertas de un por- tarán de u., io, oríg.nlr, impacientes por llegar a
e§tos últimos tiemPos en que las tuerzas de un pue-
venir desconocido. El régimen continúa' Su aspec-
to externo permanece intlcto. Su marcha aParcce ca' blo, tantos siqlos soberano, se destruyen entre sl" '
. Que .rd, .u.f por su Perte se aplique atentamente
da vez más irregular, puesto que con una trecuen-
.i, .t..i.nt" se íe obligado a tutp.nder los Gobier- ."¿to f,r.ron las co§tumÜres, cuál la..vi-
"-."n"..i
da de Roma -v por qué hombres y por qué mcdios'
;; ¿. mayoúa y el ju.go. de los'partidos, es decir' en la oaz v án'la gü.rrr, ha sido fundado y 9x!en-
la esencia del siftema parlamentarrc, y a recurflr a
;;;;; diótadores eÁpíricos, segun la cxpresión dido efte Ímperio.'Enton..t adverciá el movimten'
á. Aueufto C-omte .t, ti.mpot mls lejanos' Mien- ," i.*"tlUl.'por el que, al rclajarsc la disciplina' las
trar, lr-r..esidad de poner iemedio a los abusos es
2ó0 Tace.uns BATNVTLLE

coltumbres comenzaron a decaet,.y luego fueron de-


generando <ada día y se precrpLcaron, por fin, en
su hundimiento haftá llegar a estos riempos en que
nosotros no podemos ya soportar ni nueftros viiios
ÍNOICE
ni sus remedios,»
Págines.

Ar, ¡,EctoR... ' """""""""" 6

PRóLoGo "l

I.-En e1 intetior del 4 <1e septiembre " 11

lI.*La Monarqula constituciorral bajo otro norhbre' 31

III.-EI 16 cle maYo. 45

IV.-Gambetta Y Julio G'révY" ,, 67

V.-El error de Julio IterrY."' 83

VI.-EI «bulaagismo»'......""" " 101

VII.-Panamá.,............' 128

VIIL*A la vista del puetto...."'. " "-"""' 148

IX.-I.a «revolucióll drsylusiana»' 165

X.-rr4¡a1deck, Combes, Delcassé... " 191

Xl--Frenando ante la catasttofe. 2ll


XIL*La prueba de 1a guerra...'... 283

XIII.-DI instinto d'e conservación.""""""' 245

XIV.-E:I declive.'......' zfi


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Este Librc se acabó
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eI dia once de eneto de
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