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9. EL AMBIENTE EN MESOAMÉRICA.

CIUDADES Y AMBIENTE URBANO EN AMÉRICA

1. Una ciudad tiene una unidad física y administrativa. Esto parece obvio, pero hay bastantes
ejemplos en contrario. Berlín es una sola ciudad, y en los tiempos en que un muro la dividía,
siguió siendo una sola ciudad, aunque careciera de unidad administrativa. Del mismo modo,
desde el punto de vista de las funciones urbanas, el Area Metropolitana de Buenos Aires se
comporta como una única ciudad, aunque esté dividida administrativamente. Ni siquiera se
cumple del todo el tema de la unidad física al hablar de una ciudad. Los urbanistas consideran
que los asentamientos del Alto Valle del Río Negro, en la Patagonia, constituyen una única
ciudad, aunque de tipo discontinuo. Del mismo modo, en la Antigüedad, el puerto de El Pireo
estaba próximo a Atenas pero era parte funcional de la capital griega.

2. Una ciudad tiene una población de varios miles de habitantes (los lugares de unos mil se
consideran casos límite). Es cierto, pero obviamente no basta. Una fortaleza, una colegio, un
presidio, un hospital o un country pueden tener esa población y no serían considerados
ciudades.

3. Existe una marcada división del trabajo y diferenciación social bien definidos. Esto se liga
con la idea de Max Weber de que en una ciudad la gente se abastece en el mercado local y es
claramente, una característica de nuestras ciudades. ¿Podemos imaginar ciudades diferentes
de las nuestras, ciudades con una mínima división social del trabajo? ¿O la división del trabajo
es esencial a la vida urbana?

4. Se observan diversidad de construcciones. Lo que equivale a decir edificios con funciones


diferenciadas. Por eso, un conjunto de templos egipcios no es una ciudad, aunque albergue a
una gran cantidad de personas. En el caso de Tenochtitlán claramente nos encontramos con
una ciudad. ¿Ocurre lo mismo con todas las ruinas mayas que conocemos o sólo con algunas
de ellas?

5. Hay un modo de vida urbano. Es el punto más difícil de definir y de probar su existencia en
un momento y lugar determinados, especialmente cuando estamos ante restos arqueológicos,
con pocos testimonios escritos. Mucho más, cuando nuestro modo de vida urbano no tiene
por qué coincidir con el de otros pueblos. Machu Picchu y Constantinopla tuvieron una
importante actividad agrícola en el interior de la ciudad; ¿esto hace menos urbano su modo de
vida? Desde este punto de vista, es sugestivo pensar que Teotihuacán fue una ciudad mientras
estuvo habitada y dejó de serlo cuando se transformó en centro ceremonial. Es obvio que las
condiciones ambientales de una y de otro son cualitativamente distintas.

6. El asentamiento cumple funciones como centro de un entorno. Nuevamente, cada


respuesta nos lleva a formularnos otros interrogantes: Londres es, sin duda, el centro de un
entorno. Lo mismo Madrid o Nueva York. Pero también el Oráculo de Delfos fue el centro de la
vida espiritual y política de Grecia, e influyó sobre un entorno mucho mayor que el que nunca
tuvo Atenas, sin que esto le haya dado a Delfos carácter de ciudad. En otras palabras, que
nuestra aproximación a lo que es una ciudad tendrá un fuerte sesgo intuitivo, aunque basada
en los criterios mencionados, cuyos alcances y limitaciones hemos visto.

EL URBANISMO PLANIFICADO DE TEOTIHUACÁN. Si fuéramos a buscar analogías con el mundo


antiguo, a lo que más se parece Teotihuacán es a Babilonia y no por las pirámides sino por sus
bases ecológicas de sustento. Teotihuacán es la cabeza de un imperio de regadío que le
permite producir excedentes en niveles muy altos, con la posibilidad de sostener una gran
población. Habitualmente, la administración de un gran sistema de riego requiere de un poder
centralizado, capaz de asignar parcelas cultivables y aguas, de diseñar canales de riego y
drenaje, acequias y acueductos y de lograr la coordinación del trabajo de amplias masas de
campesinos. Asimismo, los imperios de regadío suelen meterse en un callejón sin salida
políticoecológico, que los lleva a sobreutilizar el suelo buscando mayores cosechas (es decir,
más riquezas y poder). De este modo se aceleran acelerar procesos de erosión que terminan
amenazando la propia subsistencia del imperio. Teotihuacán y Babilonia se parecen,
sustancialmente, en las razones ecológicas de su caída.

Hacia los comienzos de la era cristiana, la población de Texcoco, al este de la cuenca de


México, era ya de unos 3.500 habitantes. En esa época comenzó el desarrollo el centro urbano
y religioso de Teotihuacán, al noreste del lago de Texcoco y suficientemente alejado 66 de las
áreas más proclives a las inundaciones. Hacia el año 100 DC, Teotihuacán tenía ya unos 30 mil
habitantes, y cinco siglos más tarde, en el año 650, la población de este gran centro ceremonial
alcanzó a superar los 100 mil habitantes. Algunas fuentes estiman su población en las 200 mil
personas. Sus pirámides del Sol y de la Luna, y el área ceremonial llamada Calle de los Muertos
están entre los principales conjuntos monumentales del mundo.

Teotihuacán es la megalópolis de América. Se trata de un urbanismo rigurosamente


planificado, que es la expresión sobre el espacio de una cierta concepción del mundo. Las
zonas residenciales que rodeaban el centro ceremonial formaban una red de calles que
aislaban manzanas cuadradas de unos 57 metros de lado. Esta es una medida tipo que se
repite para mantener proporciones armónicas en todo el trazado urbano.

Podemos analizar el ambiente teotihuacano desde la doble perspectiva de lo urbano y lo rural.


Sobre el ambiente urbano, se conocen sobre todo las condiciones de vivienda de los sectores
populares. En cuanto al ambiente rural, hay evidencias de un progresivo deterioro de su base
de sustentación agrícola, debido a una combinación de la sobreutilización de los suelos con un
cambio climático desfavorable. Como toda gran ciudad, parece haber tenido serios problemas
de ambiente urbano.

Alimentar a una población de esas dimensiones requirió de extensas superficies de cultivo bajo
riego, dadas las características climáticas de la zona. Para evitar el agotamiento de los suelos
se utilizó la fertilización artificial. La erosión era contenida con terrazas de tierra, de piedra o
de maguey. Eran usadas también para mantener la humedad. (Pero hacia el año 750 d.C.) "la
población de Teotihuacán había descendido nuevamente a menos de 10 mil habitantes. No se
sabe con certeza cuál fue la causa del colapso de esta cultura. Algunos investigadores lo
atribuyen al alzamiento de grupos sometidos; otros, al agotamiento de los recursos naturales
explotados por los teotihuacanos. Aún si la primera hipótesis fuera cierta, el significado
ecológico del tributo que se exigía a los grupos sometidos era el de aportar recursos naturales
con los que se subsidiaba la economía local. En cualquiera de las dos hipótesis, por tanto, el
agotamiento de los recursos naturales y el conflicto sobre su apropiación aparecen como la
causa principal

LA RELACIÓN ENTRE LOS MAYAS Y LA SELVA. CRISIS ECOLÓGICA EN CIUDADES Y CENTROS


CEREMONIALES. Además de Teotihuacán, en Mesoamérica se desarrollaron otras culturas, que
tuvieron diferentes formas de relacionarse con la naturaleza. La cultura maya es un caso
peculiar de relación con la selva tropical. Los grandes asentamientos mayas ya habían sido
abandonados cuando llegaron los conquistadores, quienes hicieron los posible por borrar los
rastros de quienes los habían precedido en el control del territorio.
Se imaginaba que los mayas habían utilizado sistemas de tala y quema de la selva, que suelen
dar origen a cultivos muy poco sustentables. Como esas tierras pierden muy rápidamente su
fertilidad, las personas deben abandonarlas y talar otro pedazo de selva. Por tanto, se pensaba
que la población vivía dispersa, se alimentaba con pequeños huertos familiares, y se reunía en
los grandes centros ceremoniales exclusivamente por motivos religiosos174. Pero
descubrimientos posteriores permitieron encontrar tecnologías mayas que parecen haber
posibilitado el sustento de grandes ciudades y explican una densidad de población 250 veces
mayor que la que hoy existe en las zonas próximas a los ríos Amazonas y Orinoco. Por ejemplo,
Tikal, la más extensa ciudad maya, tenía una población estable de 10 mil personas y un área de
influencia habitada por 45 mil personas175. Por eso el asombro de los primeros exploradores
que descubrieron la magnitud de las intervenciones de los mayas sobre el ecosistema
selvático.

Cuando la hierba quemada deja al descubierto el terreno, podemos ver hileras de terrazas con
algún trabajo de albañilería; en todas ellas, a cada nivel, se tornaron precauciones contra las
amenazantes lluvias tropicales, incluso en los sitios más profundos y escarpados en donde la
tierra sólo tiene un pie de ancho. Encontramos también innumerables restos de represas y
depósitos de agua de grandes piedras y arcilla, muchos de sólida albañilería, todos llenos 69
naturalmente de agua y tierra. Sobre los cerros planos y secos se han encontrado ruinas de
grandes ciudades que forman por millas y más millas caminos regulares. El centro de estas
ciudades se construía alrededor de una gran plaza cuadrada, en cuyos costados se levantaban
sólidas edificaciones en forma simétrica. En el frente principal de la plaza estaban los templos
en forma de pirámides de cuarenta a cincuenta pies de altura y puede apreciarse en ellos
restos de estuco y argamasa, y de pavimentos. Todos los cimientos están cubiertos por
montones de escombros y piedras. En la unión de dos hondonadas con paredes rocosas
perpendiculares (hay muchos sitios así) se nota una construcción protegida por tres lados, con
castillos de albañilería, murallas y fortificaciones; en los patios se ven ruinas de palacios,
templos y tumbas. Todo cubierto por árboles y vegetación; no hay una sola choza en donde
antaño cada pie cuadrado de tierra estuvo tan eficazmente cultivado como en las márgenes
del Nilo o del Éufrates en tiempos de Salomón. No se sabe si fue una plaga, el hambre, tribus
guerreras del norte, o una enorme convulsión de la naturaleza lo que acabó con la numerosa
población y no existe una sola pista que pueda ayudarnos a descubrir a qué pueblo
pertenecieron estas reliquias reveladoras de una gran actividad industrial”

Después de una gran expansión, hacia el año 800 de nuestra era, se detiene el crecimiento del
pueblo maya. Los centros ceremoniales dejan de construirse, van siendo abandonados y su
población se dispersa por la selva. Las causas son aún oscuras. Las hipótesis explicativas
sugieren que se trataba de un sistema agrícola de enorme fragilidad, que se desarticuló por
una serie de alteraciones que podrían parecernos pequeñas, pero que se potenciaron
mutuamente.

En algún momento, los sectores dominantes se debilitan y otros compiten con ellos por el
poder. En medio del conflicto, las grandes obras de mantenimiento del sistema hídrico van
disminuyendo hasta que finalmente no se realizan del todo. Esto, a su vez, va disminuyendo la
base de sustentación del grupo dominante, porque el sistema pierde población, al no poder
alimentarla. En algún momento, el deterioro se vuelve irreversible y el sistema entero colapsa.
Los mayas abandonan sus ciudades y vuelven a dispersarse en la selva.

El colapso de la civilización clásica maya –sostiene Lori E. Wright- ha sido interpretado con
base en una contradicción ecológica entre la civilización compleja y el medio ambiente
tropical. Se supone que la población creció a un nivel en cual el sistema agrícola no la pudo
sostener, y que una crisis nutricional contribuyó al abandono de las ciudades grandes

Por una parte, tenemos que destacar la existencia de numerosos testimonios sobre el trato
especial (que incluía una alimentación muy abundante) a aquellas personas que iban a ser
sacrificadas182. Los dioses no aceptaban que les sacrificaran hambrientos, por lo cual el
estudio se realizó sobre el segmento de la población mejor alimentado: los que iban a ser
entregados a los dioses para que los dioses aseguraran el alimento de toda la población. De
este modo, alimentar bien a los prisioneros destinados al sacrificio era considerado como una
inversión que hacía la comunidad y que redundaba en su beneficio. Por otra parte, no es
necesario encontrar niveles muy marcados de desnutrición para pensar en una crisis política,
tal como sucede a menudo en nuestra propia cultura. Basta con que el deterioro ambiental
haya alterado determinados equilibrios políticos y sociales para que la élite gobernante fuera
cuestionada y se generara una situación de inestabilidad que impidiera el mantenimiento
regular del sistema hídrico. Una sociedad que depende de ese sistema es tan vulnerable a sus
alteraciones como lo es la nuestra a un corte de energía eléctrica y puede desorganizarse
rápidamente. En otras palabras, que el motor de la caída de las sociedades mayas no sería el
hambre sino más bien el desorden social que impediría el mantenimiento de su red hidrológica
artificial.

LOS CULTIVOS FLOTANTES (CHINAMPAS) EN EL VALLE DE MÉXICO.

El sistema de chinampas fue aplicado originariamente en el lago Chalco, con tanto éxito que
continuaron en la laguna Texcoco. Se basan en la construcción de islas artificiales de
vegetación, de muy alta productividad. A punto tal, que actualmente se hacen experiencias
para producir alimentos por ese sistema. Es la base de sustentación de Tenochtitlán. La ciudad
estaba en el medio de la laguna, llena de islas construidas especialmente. Las llamadas
chinampas o jardines flotantes son islas pequeñas, artificiales, estacionarias, construidas en un
lago con propósito agrícola. Se construye una cantidad de pequeñas islas de 6 a 10 metros por
100 a 200 metros de largo, fertilizadas artificialmente. Las chinampas son bases de troncos
flotantes cubiertos con tierra para sembrar allí hortalizas. A menudo, no usaban troncos, sino
que empleaban una especie de colchón flotante de plantas acuáticas, parecido a los camalotes
del río Paraná.

De un espesor que varía entre 20 centímetros y un metro, este colchón puede soportar el peso
de animales grandes o de personas. En esto también se parecen a los camalotes, que a veces
eran tan grandes que transportaban jaguares. Después plantaron sauces sobre las islas
flotantes para que sus raíces llegaran al fondo de la laguna y las fijaran en su lugar. El problema
de las malezas fue resuelto de una forma muy sencilla: comiéndoselas. La mayor parte de estas
plantas inútiles o perjudiciales son comestibles en sus primeros estadios de desarrollo. Esto
requería una continua recolección de dichas plántulas, que fueron incorporadas a la dieta con
un nombre genérico: los quelites. La técnica es muy antigua y es probable que haya llegado a
México desde el Asia, a través del Pacífico. Las primeras chinampas conocidas aparecen en el
valle de Cachemira, en la India. De allí se van hasta el sur de Birmania y también a Malasia,
donde se las utiliza en la producción de arroz. ¿Fueron quizás los legendarios navegantes
malayos quienes llevaron a Mesoamérica la técnica de construir islas artificiales para cultivo?

RESERVAS DE ALIMENTOS Un imperio como el azteca representa la ocupación y el control de


grandes territorios y exige estrategias para el uso de esos territorios, teniendo en cuenta sus
condiciones locales específicas. Una de sus características es el aprovechamiento de las
condiciones climáticas de las distintas zonas de influencia. Es obvio que se las utilizará en
función de sus respectivas aptitudes productivas. Menos previsible es su uso en función de sus
posibilidades para el almacenamiento de aquellos alimentos que podían descomponerse en el
clima de la capital azteca. Recordemos que los recursos naturales no son solamente objetos
físicos: las condiciones climáticas también son recursos naturales. Un viajero que recorre
Veracruz en 1609 encuentra un lugar llamado "el pueblo de las trojes, porque dicen las tenía
aquí Moctezuma, de mucha cantidad de maíz, que por ser tan frío y seco se conservaba aquí
como en depósito, para los tiempos de hambres"193.

¿CONVIENE SER CANÍBAL? Cuando los españoles llegaron a México se asombraron y


maravillaron, por supuesto, con las grandes pirámides y la arquitectura de los templos.
Miraron con horror los sacrificios humanos y las imágenes de esos dioses feroces, que
necesitaban ser regados con sangre de hombres para que el sol pudiera salir al día siguiente.
Lo que más los sorprendió es que todas las víctimas de esos sacrificios eran prolijamente
comidas, y que ello ocurría en una escala tan grande que la calificaron de diabólica.

A diferencia de los dioses aztecas, los máximos dioses del Viejo Mundo declaraban tabú el
consumo de carne humana. ¿Por qué sólo en Mesoamérica los dioses alentaron el
canibalismo? Creo que debemos buscar la respuesta tanto en los agotamientos específicos del
ecosistema mesoamericano bajo el impacto de siglos de intensificación y de crecimiento
demográfico, como en los costos y beneficios de utilizar carne humana como fuente de
proteínas animales a falta de opciones más baratas.

Suponemos que los aztecas obligan a los pueblos vecinos a pagarles un tributo consistente en
una cantidad de pavos al año. Para producir estas aves se necesita aproximadamente unos 10
kilos de maíz por cada kilo de pavo adulto que se obtiene. Comparemos ahora la eficiencia de
la hipótesis caníbal:

• Un hombre adulto y activo, es decir, un soldado, no come menos de un kilo de maíz por día
(lo que equivale a unas 3.600 calorías). Si dejamos de lado la primera infancia, en veinte años
(7.300 días) nuestro soldado habrá comido unos 7.300 kilos de maíz.

Si suponemos tiene un peso del orden de los 70 kilos cuando los aztecas se lo comen a él, esto
significa que hay que destinar más de 100 kilos de maíz para producir un sólo kilo de indio. En
otras palabras, que con los mismos insumos se pueden obtener 10 kilos de carne de pavo por
cada kilo de carne humana.

No hay, por consiguiente, argumentos ecológicos o económicos que nos expliquen el


canibalismo azteca, ni el canibalismo en general. Salvo en casos de naufragios, ciudades
sitiadas o semejantes, nunca hubo motivos alimenticios para comer seres humanos. Tenemos,
entonces, que buscar explicaciones de índole cultural y política antes que ecológicas y
nutricionales. Recíprocamente, el odio que los pueblos comidos sentían por los aztecas
movilizó el apoyo que prestaron a Cortés para destruir Tenochtitlán. Por esas paradojas de la
vida, el inmenso esfuerzo dedicado a alimentar a los dioses con sangre humana no sólo no
salvó al imperio azteca sino que contribuyó a su caída.

10. El ambiente en América del Sur UN IMPERIO BASADO EN LOS CULTIVOS EN LOS ANDES La
existencia de un imperio en zonas de altas montañas es una peculiaridad de Sudamérica, que
debería llamarnos la atención. A lo largo de la historia humana, los imperios se expanden
siguiendo las vías de comunicación más fáciles: las costas, los valles de los ríos, las grandes
llanuras.
Pero las montañas han sido siempre y en todas partes sinónimo de aislamiento. Sus habitantes
son atrasados y utilizan tecnologías primitivas. Su principal contacto con el resto de las
sociedades es violento: se emplean como mercenarios o actúan como salteadores de caminos.
A menudo hablan dialectos locales, incomprensibles fuera de su pequeña región.

Todo esto resalta el carácter excepcional del imperio incaico, un imperio de las altas montañas,
con un fuerte desarrollo tecnológico, artístico y organizacional, en un continente donde las
grandes llanuras permanecen desiertas y las márgenes de los ríos navegables tienen muy
escasa población durante siglos.

Pero la adaptación al medio de las culturas de los Andes no es sólo agronómica. También ha
habido cambios fisiológicos, que facilitaron su desarrollo en los ambientes de altura: "En sus
altos refugios, los quechuas parecen haber evolucionado físicamente para sobrevivir en las
montañas: anchos pulmones, corazones un 20 por ciento más grandes que lo habitual y un
sistema circulatorio que bombea casi dos litros más de sangre que el americano o europeo
medio. De pequeña estatura, también en esto parece haber una gran ventaja. Unos brazos y
piernas cortos y un tronco fuerte exigen menos esfuerzos circulatorios al corazón, y presentan
menos superficie expuesta a la pérdida de calor.

Los incas sintetizaron y llevaron a su máxima expresión las experiencias agrícolas previas. Una
característica del imperio incaico fue llevar la agricultura intensiva a todas sus áreas de
influencia. El primer paso después de la conquista de un territorio era llevar allí constructores y
agrónomos, que aprovecharan los conocimientos locales y adaptaran a la realidad local la
experiencia de otras zonas. Esto originó una gran diversidad de situaciones, según las
topografías y climas de los diferentes lugares del imperio. En las zonas escarpadas de la
serranía, los incas perfeccionaron los andenes o terrazas de cultivo, que aumentaban la
superficie utilizable en áreas donde el suelo era muy escaso.

También "las terrazas cumplían la función de distribuir regularmente la humedad. Allí el agua
de lluvia iba filtrándose lentamente desde los niveles superiores a los inferiores, utilizándose
plenamente la escasa cantidad de líquido disponible. En las áreas más lluviosas y en las de
mayor pendiente, las terrazas permitían evitar la erosión, al impedir que el escurrimiento
superficial del agua de lluvia arrastrara las partículas del suelo. También facilitaron el
aprovechamiento de los diversos pisos ecológicos".

Las terrazas no eran solamente defensivas, sino que constituían la base de un trabajo
posterior. Este espacio se rellenaba con tierra traída de zonas más bajas y se abonaba con
suelos lacustres y algas, lo que significaba un acto de verdadera construcción del suelo
agrícola. El suelo agrícola se mezclaba también con guano, el excremento de aves marinas
acumulado en las islas y costas. Este recurso era cuidadosamente administrado, porque de él
dependía en buena medida la alimentación de la población; para extraerlo, cada aldea tenía
asignada una parte de isla o costa, marcada con mojones de piedra que no era permitido
alterar.

La ganadería incaica estaba basada en camélidos domesticados. Las llamas fueron usadas
como bestias de carga y para la provisión de carne, mientras que las alpacas se empleaban
para obtener lana. Ambos animales pueden cruzarse entre sí, lo que significa que realizaron
una selección biológica para producir dos variedades de diferente especialización. Empleaban
las vicuñas para la producción de la lana más fina, destinada al inca y su corte. Como no
pudieron domesticarlas, las capturaban en grandes cacerías "que se realizaban cada cuatro o
cinco años. Las vicuñas eran espantadas y arreadas hasta zonas de cañada, corrales o bien
hacia espacios cercados con estacas unidas por sogas de lana con trapos coloridos, y luego
capturadas con boleadoras". Algunas versiones dicen que les cortaban la lana y las volvían a
soltar, y aún agregan que la preocupación por evitar su extinción era tal que no las esquilaban
a fondo, para que no corriesen el riesgo de morir de frío.

EL CASO DE MACHU PICCHU Y SU ADAPTACIÓN AL CONTEXTO NATURAL

Se trataba, en apariencia de un centro religioso, edificado en sincronía con el centro del poder
político, el Cusco. En Machu Picchu vivían unas mil personas que se autoabastecían de
alimentos y productos artesanales. Paradójicamente, es el grupo monumental incaico más
estudiado y del que menos se sabe. A pesar de la importancia de la ciudad y su cercanía del
Cusco (está a apenas 112 kilómetros), los españoles nunca llegaron a conocer su existencia. No
la mencionan los cronistas de la época y, aparentemente, el secreto estuvo tan bien guardado
que los españoles ni siquiera sospecharon que los incas les escondían una ciudad entera. Las
funciones de la ciudad son parte de su misterio. Un hecho curioso es que el 80 por ciento de
los esqueletos encontrados por los arqueólogos pertenecen a mujeres. Esto generó hipótesis
según las cuales Machu Picchu era una enorme casa de mujeres elegidas, que debían
prepararse para servir al Inca y a los dioses. Esto explicaría su aislamiento. Contra esta
hipótesis se alegó el argumento de que los hombres debían estar en la guerra contra los
invasores españoles y que las mujeres habrían sido las últimas habitantes de la ciudad
escondida que, poco a poco, iba volviéndose una ciudad fantasma, a medida que iban
muriendo sus últimos moradores. Su ubicación local es ritual, por estar rodeada de montañas.
Sin embargo, su localización regional parece tener que ver con motivos políticos y militares: es
la avanzada de los incas ante la selva amazónica, un territorio que ansiaban conquistar y no
llegaron a hacerlo. Había una curiosa razón social para querer extender su influencia a la selva
tropical, que tenía que ver con la extracción de sus recursos naturales. Particularmente, se
requerían miles de plumas de colores para tejer los mantos que distinguían a los nobles. Estas
eran tan apreciadas que se usaban en la vincha-corona del emperador Inca. Con una nobleza
en expansión, esta clase social requería de los símbolos de su autoridad, que sólo podían
obtenerse en la selva amazónica.

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