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DUELO EN ADOLESCENCIA.

UN CASO CLÍNICO
Isabel Saavedra Rionda, Clara Vicente Palacios, Rocío Coto Lesmes, Fátima Valencia Agudo, Soraya Pozueta Villadóniga.
Psicólogas Internas Residentes del Principado de Asturias (SESPA) - HUCA

¿Es diferente la manera que tiene el adolescente de elaborar el duelo? El duelo es una reacción natural ante una pérdida. Además de ser distinto en
cada persona puede variar a lo largo de las diferentes etapas del ciclo vital. Diferentes estudios destacan la necesidad de no apartar a los
adolescentes del proceso y los ritos de despedida que conlleva la muerte de un ser querido, sino por el contrario incluirlo de manera activa y
adecuada a su madurez cognitiva y afectiva, favoreciendo su expresión emocional y proporcionándoles nuevos vínculos que ayuden a una
elaboración adaptativa del duelo. Es importante que se sientan parte de ello, escuchados y tenidos en cuenta.
Se ha publicado poco sobre las características del duelo en la adolescencia, a diferencia de la infancia. Los adolescentes ya han adquirido el
pensamiento formal y abstracto, por tanto se podría decir que entienden el significado y las consecuencias de la muerte y tienen una concepción de
ésta más o menos similar a la del adulto. Además suelen tener una sensación de inmortalidad y omnipotencia y se sienten atraídos por el
esoterismo y la espiritualidad. Muchas investigaciones concluyen que no sólo podrían mostrar sintomatología depresiva (más propia del adulto),
sino también alteraciones de conducta, conductas de riesgo, negación, aislamiento, miedos a la enfermedad y a la muerte, ansiedad y fracaso en
rendimiento académico.
Algunas de las condiciones reseñables para una buena evolución del proceso de duelo serían un entorno social y familiar estable, apoyo emocional
seguro, buen afrontamiento de duelos anteriores... Por el contrario, podrían ser considerados factores de riesgo de un duelo complicado un entorno
familiar en el que no haya un adulto responsable que se haga cargo de este proceso en el adolescente, actuar como si no pasara nada, ideas
delirantes o expresión de deseos de reunirse con la persona fallecida.

CASO
P. es una chica de 17 años, sin antecedentes personales de interés, estudiante de 2º de Bachillerato. Soltera, convive con sus padres.
MC: remitida por su MAP por “crisis de ansiedad en el instituto, valoración y tratamiento. Decidimos no medicar, pero dejamos 3 comprimidos de
alprazolam para eventual emergencia”. En la hoja de enfermería se recogen síntomas como ahogo, temblores, sudoración y llanto desde hace
aproximadamente un año. Lo relaciona con la muerte de su abuela, de su abuelo y el instituto.
En la primera consulta (noviembre del 2013) relata diferentes ataques de pánico en el instituto que han empezado hace un año. Dice tener mayor
estrés por los estudios y haber dejado de jugar al fútbol, su vía de escape, tras una operación en el 2012. Durante la entrevista relaciona su estado de
ansiedad y el ánimo depresivo con el fallecimiento de su abuelo materno en abril del 2012 con el que mantenía una relación muy estrecha, y el
fallecimiento de su abuela materna en marzo del 2013. Según refiere, el fallecimiento de su abuela trae consigo el recuerdo de la muerte de su abuelo.
P. estaba muy unida a su abuelo, pasaban mucho tiempo juntos, compartían aficiones, etc. Éste fallece a los 67 años de un infarto.
Existen diferentes factores a tener en cuenta en el proceso de duelo complicado de P., estos serían:
• el hecho de que no haber podido despedirse,
• guardar las cenizas en casa a la espera de llevarlas al lugar de nacimiento de su abuelo para esparcirlas,
• guardar objetos de su abuelo (jersey, etc.) como recuerdo.
• pesadillas constantes en las que su abuelo no la reconoce,
• el hermano de su abuelo se parece mucho físicamente a él. Esto provoca una especie de temor o rechazo a relacionarse con esta persona por los
recuerdos que le trae,
• tema “tabú” en casa al ver a la madre de P. afectada por el fallecimiento de sus padres.
Tras comentar la implicación emocional de estas pérdidas y de destacar la importancia de los rituales de despedida, se le manda como tarea la carta
continua. En la segunda consulta en enero del 2014, P. se encuentra un poco mejor, sólo ha tenido un ataque de ansiedad en mes y medio. Ha realizado
la carta. Se trabaja de nuevo con los rituales de despedida (realizar la carta, leerla al esparcir las cenizas, etc.) y con la necesidad de no evitar al
hermano de su abuelo.

CONCLUSIONES
Lo que parecía un posible trastorno de ansiedad esconde una reacción de duelo complicado que se descubre a través del relato de P. No sólo muestra
sintomatología depresiva ante el fallecimiento de una figura de apego importante sino también síntomas de ansiedad. En este caso, no ha presentado
otro tipo de alteraciones de conductas más comunes en la adolescencia como las comentadas anteriormente. Muestra de que estamos ante un duelo
no resuelto serían la reacción emocional de P. en consulta al tratar el tema, las pesadillas recurrentes con su abuelo o la reticencia que muestra a tratar
con el hermano de éste que tanto le recuerda a él.
Además de no haberse despedido de él, lo cual influye negativamente por la sensación de que quedan muchas cosas por decir, los rituales de
despedida tras el fallecimiento, tan necesarios para resituar al fallecido en la vida de la persona, están sin realizar. El tener una situación de silencio en
casa por la situación de su madre no ayuda a la expresión emocional de P. ni a encontrar un entorno seguro en el que ir construyendo el significado de
la pérdida. Estos hechos son muy importante en una correcta elaboración del duelo, y más en los adolescentes.
El objetivo de la intervención será crear ese espacio necesario de expresión emocional y acompañar en el proceso de despedida.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• E. Gamo, P. Pazos. El duelo y las etapas de la vida. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2009, vol. XXIX, n.º 104, pp. 455-469.
• L. J. Sanz, M. Gómez, M. T. Almendro, C. Rodríguez, A. M. Izquierdo, P. Sánchez. Estructura familiar, acontecimientos vitales estresantes y psicopatología en la
adolescencia. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2009, vol. XXIX, n.º 104, pp. 501-521.
• E. Guillén. M.J. Gordillo, M. D, Gordillo, I. Ruíz, T. Gordillo.Crecer con la pérdida: el duelo en la infancia y en la adolescencia. INFAD Revista de Psicología, Nº1-Vol.2,
2013. ISSN: 0214-9877. pp:493-498
• R. A. Neimeyer. Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo. 2000. Paidós.

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