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Autoras:
Suárez Mezansa, Lucía
Zoppi, Florencia
Una de las políticas hegemónicas vigente es “la guerra contra las drogas”
impulsada entonces por EE. UU. y adoptada por muchos países. La misma es
destinada a la eliminación y persecución de la producción, comercio y consumo
de sustancias psicoactivas, catalogadas como “prohibidas”. Bajo el supuesto
explícito de que la droga -como categoría monolítica- constituye un daño no solo
individual sino social que genera un tejido de redes de contrabando, corrupción
y violencia incontrolable asociada, EE UU logró inmiscuirse en los asuntos de
países tercermundistas, ejerciendo así un control político social. Dichas
intervenciones estatales, además, han sido promovidas y demandas gracias a la
construcción, vía los medios hegemónicos de comunicación, de un estereotipo
que ha relacionado al usuario, primero, como “drogadicto” y, luego, como
“delincuente”. Históricamente, entonces, el tema de las drogas ha sido tratado
por iniciativas de tenor moral, persiguiendo al que consume bajo la tutela del
tratamiento o criminalizándolo, dejando por fuera dimensiones éticas y de
Derechos, sin diferenciar modalidades de consumos, tipos de usuarios y con la
represión como único modo de respuesta.
Ahora bien, con la llegada del macrismo en el 2015, Argentina decide sumarse
a la “Guerra contra las drogas” convirtiéndose ésta en un slogan de campaña
que les permitió colectar muchos adeptos. Es interesante pensar que en los
países en que dicha guerra sido una política gubernamental alimentada por
diversos sectores, como en el caso de México, la misma funciona como un
dispositivo para generar solidez en gobiernos que resultan elegidos por poco
margen de consenso democrático. Mediante esta política se pretende no solo
dirigir la atención de les ciudadanes hacia el imaginario social del delincuente
que trafica y/o consume como una amenaza y a las redes de narcotraficantes
que se enriquecen con este negocio ilegal y violento, sino que además se distrae
sobre el verdadero y complejo problema que puede tener, por un lado, al
consumo problemático como efecto y, por otro, a las causas de la proliferación
engrosamiento de dichas redes. La militarización como herramienta de control y
castigo cierra el debate sobre qué hacer y cómo hacerlo, polariza a la sociedad
que exige castigo de un determinado grupo al cual intuye peligroso y produce un
incremento de la violencia que pretende disminuir. Sin ser algo menor el
malgasto de recursos que debiesen ser utilizados en políticas destinadas a
fortalecer un Estado civil dispuesto a dar respuestas que restituyan lazos,
disminuya riesgos y daños, repare fracturas del tejido social generadoras de
vulnerabilidad y desigualdad.
Está a la vista que la llamada “Guerra contra las drogas” es una política ineficaz
en términos de poder desarticular de forma efectiva las redes de narcotráfico.
Demostró su fracaso en varios países que la ha implementado, y aun teniendo
antecedentes de aquello, Argentina decide volverla uno de sus caballitos de
batalla. Batalla que tiene como saldo que aquellos sectores de inmensa
vulnerabilidad sufran mayor criminalización, persecución y condenas. Son los
eslabones mas débiles de la cadena del narcotráfico los que terminan bajo las
rejas, mientras casi nunca se llega a dar con aquellos que efectivamente se
benefician a gran escala con dicho negocio. ¿Por qué es de este modo? Porque
el esfuerzo está puesto en perseguir a la ruta de la droga y no del dinero.
Poniendo el foco de atención en la droga se arriba a quien la vende, la trafica o
la consume. Es así como en vez de investigar el blanqueo de dinero y los
paraísos fiscales, lo que además de conllevar un costo político muy alto revelaría
el entramado entre grandes corporaciones de poder, intereses políticos y el
narcotráfico, se destina recursos en perseguir y encarcelar a quienes ofician de
mulas, distribuyen y consumen. Chivos expiatorios que permiten a los “buenos
ciudadanos” sentirse protegidos, y al Gobierno una demagogia eficaz a los fines
de sostener votantes.
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https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2018/10/11/cruzo-la-frontera-con-cocaina-para-pagar-
la-quimioterapia-de-su-hijo-la-detuvieron-y-suplica-que-la-liberen-para-despedirse/
sin amparo por parte del Estado y la sociedad, una vez que las mismas ya no
están para cuidarlos.