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UNT
FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS
ESCUELA PROFESIONAL DE AGRONOMIA
CONTRATOS AGRARIOS
LEGISLACION AGRARIA Y AMBIENTAL
% FIRMA
N° APELLIDOS Y PRENOMBRES PARTICIPACION
TRUJILLO – PERU
2019
ÍNDICE GENERAL
AGUSTIN RUBIO DIANA
I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................ 4
1.1. ANTECEDENTES Y EVOLUCIÓN........................................................................................... 5
1.2. DEFINICIÓN ................................................................................................................................ 5
1.3. CAUSA DEL CONTRATO AGRARIO ..................................................................................... 5
1.4. ELEMENTOS QUE LO CARACTERIZAN ............................................................................. 6
1.4.1. Plazo ....................................................................................................................................... 6
1.4.2. Precio ...................................................................................................................................... 6
1.5. CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS AGRARIOS ........................................................ 7
1.5.1. Aparcería ............................................................................................................................... 7
1.5.2. Gratuito de tierras................................................................................................................. 7
1.5.3. Esquilmo ................................................................................................................................ 7
1.5.4. Arrendamiento agrario ......................................................................................................... 7
1.5.5. Asignación de tierras............................................................................................................. 7
1.5.6. El trabajo societario .............................................................................................................. 8
1.5.7. Otro tipo ................................................................................................................................. 8
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2.5.1. Plazos .................................................................................................................................... 24
2.5.2. Aportes y Obligaciones ....................................................................................................... 25
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3.4. EL FRAUDE DE LA LEY ......................................................................................................... 47
3.4.1. ASPECTOS GENERALES ................................................................................................ 47
3.4.2. DEFINICIÓN ...................................................................................................................... 48
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I. INTRODUCCIÓN
Vélez Sarsfield consideró que en el Derecho Agrario eran suficientes las normas relativas al contrato
de locación inspiradas en el Derecho Romano, ya que se consideraba que esta materia que nos ocupa
no presentaba ninguna característica, ni principios generales, que permitieran aislarla del Derecho
Civil. El ejercicio de la actividad rural se identificaba totalmente con el derecho al goce de la tierra
garantizado por el derecho de propiedad, conformando un instrumento de renta, institutos ambos
que constituían el centro de gravedad del Derecho Civil
La cuestión cambia con la sanción del Código Italiano de 1942 y el surgimiento de la moderna
doctrina agrarista. La actividad agraria pasa a constituirse decididamente en una categoría jurídica
y, el medio para calificarla jurídicamente es el concepto de empresa.
El contrato agrario comienza a ser definido como aquel a través del cual las partes contratantes
convienen en poner a disposición de una de ellas y bajo el control de la otra los factores de
producción, con el objeto común de constituir y ejercitar un tipo de empresa reconocida por el
ordenamiento legal. A partir de entonces, la legislación especial en materia de contratos ha sido
dictada en épocas distintas, inspirada en criterios distintos. Esto resultó en un régimen
desordenado y muchas veces hasta contradictorio, que exige su actualización yarmonización
con arreglo a la nueva noción de Contratos Agrarios.
Dichas investigaciones, planteadas por la doctrina italiana, tienen su origen con la aparición en el
mundo jurídico de la Revista "Di Diritto Agrario", cuyo primer ejemplar vio la luz pública en el año
1922, gracias a la labor tesonera de Giangastone Bolla, con la creación de la primera Cátedra de
Derecho Agrario que se inauguró en Pisa, en el otoño de ese mismo año y cuyo titular fue el mismo
Bolla. Los estudios realizados en gran parte del siglo XVIII no se tomaron como origen del Derecho
Agrario como ciencia, todas las acciones tomadas hasta el momento fueron desvirtuadas por el
Código Napoleónico de 1804 y como representación jurídico- política de las ideas revolucionarias
de la época, es decir, la instauración del derecho de libertad del individuo y de la tierra como símbolo
del Feudalismo, las consecuencias fueron negativas. Para la doctrina, durante la revolución francesa
el individuo era el centro de toda riqueza y la propiedad de la tierra se encontraba ligada a la voluntad
de éste.
El factor determinante para considerar nuestro derecho como una rama autónoma se circunscriben
determinar si ésta puede producir sus propios principios generales o si debe mantenerse dentro del
derecho común (Derecho Civil). No fue sino entre los años 1928 y 1931 cuando en Italia el debate
cobró mayor significación, en esta época, algunos se manifestaron a favor y otros en contra sobre la
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debida autonomía; el planteamiento era demostrar si el Derecho Agrario era autónomo en los planos
legislativos, didácticos y científicos.
1.2. DEFINICIÓN
El contrato agrario se puede definir como la relación jurídica convencional que consiste en el
acuerdo de voluntad común, destinado a seguir los derechos y obligaciones de los sujetos
intervinientes en la actividad agraria, con relación a cosas o servicios agrarios.
Como concepto de los mismos podemos decir que los contratos agrarios regulan las relaciones
jurídicas nacidas de las necesidades reales de los productores agropecuarios. Los jueces, por su
parte, deberán resolver sobre ellos, teniendo en cuenta la legislación, las costumbres y los usos
rurales a los cuales las normas agrarias asignan una especial validez. Existen varias opciones
posibles para aquellos que necesiten contratar en el campo aspectos referentes a las distintas
situaciones o requerimientos en que pueden hallarse con motivo de llevar adelante su explotación
agropecuaria.
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ubicar el contrato en el Derecho Civil, en cuanto a la estructura contractual se refiere, aplicándosele,
sobre todo respecto de la función, los lineamientos, principios y características de lo agrario.
La Sala Primera mantiene la posición de que la causa del contrato será siempre la empresa agraria,
ya que ésta nace, vive, crece e incluso se extingue a través de contratos. Por ello va a ser la empresa
la encargada de calificar la función económica y social del contrato.
La normativa civil -si bien apartada por la existencia de leyes especiales- cuenta con
una norma vinculada con el plazo, el Art. 1506 (además solo aplicable a la locación
de inmuebles urbanos para explotación agropecuaria) que plantea dos supuestos
según sea la percepción de los frutos:
Este plazo, si bien consideraba lo que se conoce como año agrícola, no resultaba
suficiente para los intereses de la empresa agropecuaria en marcha.
1.4.2. Precio
Conforme lo indica el Art. 2 de la Ley una de las obligaciones asignadas al
arrendatario es la de pagar -por el inmueble cedido- un precio que debe ser efectuado
de determinada manera: “pagar por ese uso y goce un precio en dinero”; de allí que
podamos considerar que este precio configura un elemento especial del acuerdo y
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que permite caracterizar el contrato y diferenciarlo de otros. Tan así de determinante,
que si el precio que abona el arrendatario no es en dinero sino que se recurre al reparto
de los frutos, dentro de la Ley Nº 13.246 no se puede hablar de arrendamiento sino
que nos encontramos con otro tipo de contrato: una aparcería.
1.5.3. Esquilmo
Este es un contrato por medio del cual un sujeto otorga a otro un terreno durante un
tiempo determinado a cambio de una contraprestación, una de sus características
principales es que es un contrato oneroso y se debe cuidar el fundo como buen padre.
Es muy semejante al contrato de arrendamiento aunque en este último se debe de
pagar un canon ya sea con dinero o bien con frutos.
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1.5.6. El trabajo societario
Se trata de un contrato en cual una de las partes aporta un inmueble que será destinado
para la producción agraria y además otros bienes, tales como máquinas agrícolas,
implementos o insumos, y la otra parte aporta su trabajo, sin perjuicio de que también
destino concreto que se dará al crédito; Garantías: adecuarse a las posibilidades del
agricultor; La supervisión: a fin de que la inversión se haga de acuerdo con los planes
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sobre la tierra, en forma privada o comunal o en cualquiera otra forma asociativa. La ley puede fijar
los límites y la extensión de la tierra según las peculiaridades de cada zona. Las tierras abandonadas,
según previsión legal, pasan al dominio del Estado para su adjudicación en venta.”
A diferencia de la Constitución de 1979, que garantizaba el derecho de propiedad sobre la tierra “en
forma individual, cooperativa, comunal, autogestionaria o cualquier otra forma asociativa,
directamente conducida por sus propietarios”, lo que encontramos en el texto constitucional vigente
es la garantía de la propiedad de la tierra en forma más amplia, usando en este caso la expresión
“forma asociativa” en general, lo que incluye formas de asociación y también de sociedades, como
veremos más adelante.
CAPÍTULO I
Disposiciones Generales
Estos contratos se rigen por lo expresamente acordado por las partes, siempre que
no se oponga a la presente Ley. Supletoriamente, regirá el Código Civil y, en su
defecto, los usos y costumbres que sean aplicables.
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anterioridad o al concertar el contrato, cuando sea ella objeto del mismo en el
conjunto de sus elementos, considerada como una unidad orgánica y siempre que lo
hagan constar las partes expresamente, acompañando el correspondiente inventario.
Los derechos de producción agraria y otros derechos inherentes a las fincas o a las
explotaciones integrarán el contenido del contrato, tanto en los arrendamientos de
fincas como en los de explotaciones, salvo que las partes establezcan expresamente
lo contrario, conforme a la normativa estatal, autonómica o comunitaria aplicable.
1. Los arrendamientos que por su índole sean sólo de temporada, inferior al año
agrícola.
2. Los arrendamientos de tierras labradas y preparadas por cuenta del propietario
para la siembra o para la plantación a la que específicamente se refiera el contrato.
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3. Los que tengan por objeto fincas adquiridas por causa de utilidad pública o de
interés social, en los términos que disponga la legislación especial aplicable.
4. Los que tengan como objeto principal:
a) Aprovechamientos de rastrojeras, pastos secundarios, praderas roturadas,
montaneras y, en general aprovechamientos de carácter secundario.
b) Aprovechamientos encaminados a semillar o mejorar barbechos.
c) La caza.
d) Explotaciones ganaderas de tipo industrial, o locales o terrenos dedicados
exclusivamente a la estabulación del ganado.
e) Cualquier otra actividad diferente a la agrícola, ganadera o forestal.
5. Los arrendamientos que afecten a bienes comunales, bienes propios de las
Corporaciones Locales y montes vecinales en mano común, que se regirán por sus
normas específicas.
Tampoco se aplicará esta Ley a los arrendamientos urbanos o aquéllos que tengan
por objeto, inicial o posteriormente, fincas en que concurran alguna de las
circunstancias siguientes:
a) Constituir, conforme a la legislación específica, suelo urbano o suelo
urbanizable.
b) Ser accesorias de edificios o de explotaciones ajenas al destino rústico siempre
que el rendimiento distinto del rústico sea superior en más del doble a éste.
c) Tener, por cualquier circunstancia ajena al destino agrario, un valor en venta
superior al doble del precio que normalmente corresponda en la comarca o en la
zona a las de su misma calidad o cultivo.
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El arrendatario de fincas rústicas tiene derecho a determinar el tipo de cultivo, sin
perjuicio de devolverlas, al terminar el arriendo, en el estado en que las recibió y de
lo dispuesto sobre mejoras en la presente Ley.
Serán nulos los pactos que impongan al arrendatario cualquier restricción sobre los
cultivos o sobre el destino de los productos, salvo los que tengan por fin evitar que
la tierra sea esquilmada o sean consecuencia de disposiciones legales o
reglamentarias.
CAPÍTULO II
Partes Contratantes
Artículo 9. Capacidad.
Podrán celebrarse arrendamientos rústicos entre personas físicas o
jurídicas. En el caso de las personas físicas, se precisa únicamente la
capacidad de contratar conforme a ley.
También podrán ser arrendatarios las comunidades de bienes dedicadas
a actividades agrarias.
El menor cuyas fincas o explotaciones hayan sido arrendadas por su
padre o tutor, podrá poner fin al contrato una vez emancipado, siempre
que haya transcurrido la duración mínima, comunicándolo al arrendatario
en el plazo de seis meses desde que alcanzó dicho estado o, en su caso,
desde que falte un año para que se cumpla el plazo mínimo de duración.
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En todo caso, la resolución del contrato no surtirá efecto hasta
transcurrido un año desde su realización.
Artículo 10. Resolución del derecho del concedente.
Los arrendamientos otorgados por usufructuarios, superficiarios,
enfiteutas y cuantos tengan un análogo derecho de goce sobre la finca o
la explotación se resolverán al extinguirse el derecho del arrendador,
salvo que no haya terminado el año agrícola, en cuyo caso subsistirán
hasta que éste concluya.
También podrán subsistir durante el tiempo concertado en el contrato,
cuando éste exceda de la duración de aquellos derechos si a su
otorgamiento hubiera concurrido el propietario.
CAPÍTULO III
Forma
Artículo 11.
Criterios y requisitos formales.
Los contratos de arrendamiento deberán constar por escrito. En cualquier
momento, las partes podrán compelerse a formalizarlos en documento
público, cuyos gastos serán de cuenta del solicitante. También podrán
compelerse a la constitución del inventario de los bienes arrendados.
CAPÍTULO IV
Duración del arrendamiento
Artículo 12. Tiempo de duración.
Los arrendamientos tendrán una duración mínima de tres años. Será nula
y se tendrá por no puesta toda cláusula del contrato por la que las partes
estipulen una duración menor.
Salvo estipulación de las partes, estableciendo una duración mayor, el
arrendamiento de fincas y de explotaciones se entenderá concertado por
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un plazo de tres años, por lo que, cumplido el tiempo, a no ser que las
partes hayan dispuesto otra cosa, al celebrar el contrato o en otro
momento posterior, el arrendatario de fincas pondrá a disposición del
arrendador la posesión de las fincas arrendadas.
El arrendador, para recuperar la posesión de las fincas al término del
plazo contractual, deberá notificárselo fehacientemente al arrendatario
con un año de antelación. De lo contrario, si el arrendatario no pone la
posesión de las fincas arrendadas a disposición del arrendador al término
del plazo, el contrato se entenderá prorrogado por un período de tres años.
Tales prórrogas se sucederán indefinidamente en tanto no se produzca la
denuncia del contrato.
CAPÍTULO V
Renta
Artículo 13. Fijación de la renta.
La renta se fijará en dinero y será la que libremente estipulen las partes.
No obstante si la fijaren en especie o parte en dinero y parte en especie,
llevarán a cabo su conversión a dinero.
Artículo 14. Pago.
El pago de la renta se verificará en la forma y lugar pactados y, en defecto
de pacto o costumbre aplicable, se abonará en metálico por años vencidos
en el domicilio del arrendatario.
El arrendador deberá entregar al arrendatario recibo del pago.
Artículo 15. Cantidades asimiladas a la renta.
Todas las cantidades que hubiere de pagar el arrendador y que por
disposición legal sean repercutibles al arrendatario podrán ser exigidas
por aquél desde el momento en que las haya satisfecho, expresando el
concepto, importe y disposición que autorice la repercusión.
CAPÍTULO VI
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Gastos y Mejoras
Artículo 16. Principio general.
Arrendador y arrendatario están obligados a permitir la realización de las
obras, reparaciones y mejoras que deba o pueda realizar la otra parte
contratante.
El arrendador, sin derecho a elevar por ello la renta, realizará todas las
obras y reparaciones necesarias con el fin de conservar la finca en estado
de servir para el aprovechamiento o explotación a que fue destinada al
concertar el contrato.
Si, requerido el arrendador, no realiza las obras a las que se refiere el
apartado anterior, el arrendatario podrá optar bien por compelerle a ello
judicialmente, o resolver el contrato, u obtener una reducción
proporcional de la renta, o por realizarlas él mismo, reintegrándose
mediante compensación con las rentas pendientes a medida que vayan
venciendo.
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Cuando las obras, mejoras o inversiones, a que alude el apartado anterior,
sean de tal entidad y naturaleza que, excediendo de la natural
conservación de la finca, supongan una transformación que redunde en
el incremento de la producción, el arrendador tendrá derecho a la
revalorización proporcional de la renta y, en su caso, a la rescisión del
contrato, cuando el arrendatario no estuviere conforme con dicha
revalorización.
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CAPÍTULO VII
Enajenación y subarriendo
Artículo 21. Enajenación de la finca arrendada.
El adquirente de la finca, quedará subrogado en todos los derechos y
obligaciones del arrendador, debiendo respetar el plazo que reste de la
duración mínima del contrato o la de la prórroga tácita que esté en curso.
CAPÍTULO VIII
Terminación del arrendamiento
Artículo 23. Terminación del arrendamiento.
El arrendamiento termina:
a) Por pérdida total de la cosa arrendada y por expropiación forzosa
cuando sea también total; si la pérdida es solo parcial, el arrendatario
tiene opción para continuar en el arriendo, y lo mismo en el caso de
expropiación forzosa, reduciendo proporcionalmente la renta.
b) Por expiración del término convencional o legal y de la prórroga, en
su caso.
c) Por mutuo acuerdo de las partes.
d) Por desistimiento unilateral del arrendatario, al término del año
agrícola, notificándoselo al arrendador con un año de antelación.
e) Por muerte del arrendatario, quedando a salvo el derecho de sus
sucesores legítimos. En tal caso, a falta de designación expresa efectuada
por el testador, los sucesores tendrán que escoger entre ellos, por
mayoría, al que se subrogará en las condiciones y derechos del
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arrendatario fallecido. Dándose esta última circunstancia, será necesaria
la correspondiente notificación por escrito al arrendador, en el plazo de
un año desde el fallecimiento.
f) En los arrendamientos efectuados a favor de personas jurídicas o de
comunidades de bienes, desde el momento mismo en que se extinga la
persona jurídica o la comunidad.
g) Por resolución del derecho del arrendador.
h) Mediante resolución o rescisión del contrato en los supuestos
legalmente contemplados.
Artículo 24. Resolución del arrendamiento a instancia del
arrendador.
El contrato podrá resolverse en todo caso a instancia del arrendador por
alguna de las causas siguientes:
1. Falta de pago de la renta y de las cantidades asimiladas a la misma.
2. Incumplir gravemente la obligación de mejora o transformación de la
finca, a las que el arrendatario se hubiere comprometido en el contrato y
a aquellas otras que vengan impuestas por norma legal o resolución
judicial o administrativa.
3. No explotar la finca, aún parcialmente, o destinarla, en todo o en parte,
a fines o aprovechamientos distintos a los previstos contractualmente,
salvo en los casos impuestos por programas y planes, cuyo cumplimiento
sea necesario para la percepción de ayudas o compensaciones en
aplicación de la normativa estatal, autonómica o comunitaria aplicable.
4. Subarrendar o ceder el arriendo con incumplimiento de alguno de los
requisitos del artículo 22.
5. Causar graves daños en la finca, con dolo o negligencia manifiesta.
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recíprocamente, el entrante tiene obligación de permitir al saliente lo
necesario para la recolección y aprovechamiento de los frutos, en la
forma prevista en el Código Civil.
CAPÍTULO IX
De las aparcerías
Artículo 28.
Contrato de aparcería.
Por el contrato de aparcería, el titular de una finca o de una explotación,
cede temporalmente su uso y disfrute o el de alguno de sus
aprovechamientos, así como el de los elementos de la explotación,
ganado, maquinaria o capital circulante, conviniendo con el cesionario
aparcero en repartirse los productos por partes alícuotas en proporción a
sus respectivas aportaciones.
Se presumirá, salvo pacto en contrario, que el contrato de aparcería no
comprende relación laboral alguna entre cedente y cesionario; de
pactarse expresamente esa relación, se aplicará, además, la legislación
correspondiente.
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deberá serle garantizado al aparcero el salario mínimo que corresponda
al tiempo de la actividad que dedique al cultivo de las fincas objeto del
contrato y cumplirse, en general, lo dispuesto en la legislación laboral y
de seguridad social.
Artículo 31. Duración.
La duración del contrato será la libremente pactada y, en defecto de
pacto, se estimará que es la de un año agrícola, entendiéndose prorrogado
por un periodo de un año, en los mismos términos que los señalados para
el arrendamiento en el artículo 12. En los contratos de duración anual o
inferior, la notificación previa de finalización del contrato se efectuará,
al menos, con seis meses de antelación.
Si se hubiere convenido la aparcería para la realización de un cultivo
determinado, el plazo mínimo de duración será el tiempo necesario para
completar una rotación o ciclo de cultivo.
Artículo 32. Aparcería asociativa.
Aquellos contratos parciarios en que dos o más personas, aporten o
pongan en común el uso y disfrute de fincas, capital, trabajo y otros
elementos de producción, con la finalidad de constituir una explotación
agrícola, ganadera o forestal, o de agrandarla, acordando repartirse el
beneficio que obtengan proporcionalmente a sus aportaciones, se regirán
por las reglas de su constitución y, en su defecto, por las del contrato de
sociedad, sin perjuicio de que les sean también aplicables, en su caso, las
reglas sobre gastos y mejoras establecidas para los arrendamientos.
CAPÍTULO X
Normas procesales
Artículo 33. Jurisdicción y competencia.
El conocimiento y resolución de los litigios que puedan suscitarse al
amparo de la presente Ley corresponderán a los Juzgados y Tribunales
de su jurisdicción.
Artículo 34. Cuestiones litigiosas extrajudiciales.
Las partes, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, podrán
someterse libremente al arbitraje en los términos previstos en la
legislación aplicable en la materia.
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II. ARRENDAMIENTO RURAL
2.1. ANTECEDENTES
La adecuación socioeconómica de las estructuras de las explotaciones agrarias es un
elemento clave en cualquier estrategia de modernización de la agricultura que
pretenda mejorar su competitividad en los mercados y consolidar empresas viables,
capaces de generar niveles de renta y de ocupación satisfactorios. Por ello, la reforma
o mejora estructural es especialmente necesaria en una buena parte de la agricultura
peruana que, a pesar de los cambios, a veces muy profundos, que se vienen
produciendo en los últimos años, se caracteriza por tener todavía acusadas
deficiencias estructurales, tanto en términos globales y territoriales, como en relación
a otros países con los que comparte intereses y mercados cada día más abiertos y
competitivos. Un elemento decisivo en esa mejora estructural ha de ser la movilidad
de La Constitución Política del Estado, en su artículo 88, establece como principio
constitucional, la misión que debe cumplir el Estado, de apoyar preferentemente el
desarrollo agrario. Garantiza el derecho de propiedad sobre la tierra, en forma privada
o comunal o en cualquiera otra forma asociativa. En consecuencia, el establecimiento
de una adecuada regulación de los arrendamientos rústicos, en cuanto coadyuva a la
modernización de las explotaciones agrarias, se convierte no ya en un instrumento de
política económica y social, sino también en un mandato constitucional dirigido a los
poderes públicos, y concretamente al Estado.
Por el contrario, en los setenta y, sobre todo, los ochenta, se reduce la intensidad del
redimensionamiento de las explotaciones como consecuencia del bloqueo en la
movilidad de la tierra al frenarse la expansión de los arrendamientos con el Decreto
Ley N° 18003, y la Ley de Reforma Agraria Decreto Ley N° 17716, recobrando
vigencia mediante la Ley de Promoción de las Inversiones en el Sector Agrario,
Decreto Legislativo N° 653. Esta Ley vino a adaptar la institución a la nueva
Constitución de 1993.
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2.2. DEFINICIÓN
Es aquel contrato en el cual una de las partes se obliga a entregar a la otra el uso y
goce de un predio ubicado fuera de la planta urbana de las ciudades o pueblos, con
destino a la explotación agropecuaria en cualquiera de las especializaciones y la otra,
a pagar por ese uso y goce un precio cierto en dinero. Es el contrato agrario más
importante y significativo. Es una modalidad simple y práctica de ordenar el uso de
la tierra por quien, sin ser dueño, va a llevar adelante una explotación agropecuaria
en cualquiera de sus manifestaciones. Es el clásico contrato conmutativo agrario. En
este caso, se otorga el uso temporal de la tierra por una suma de dinero determinada.
Es la ecuación descrita como “Tierra por Plata”. La tenencia de la tierra pasa del
propietario al arrendatario por el tiempo que dura el arrendamiento.
Se recomienda este contrato cuando el titular quiere dar la tierra a un tercero para que
la haga producir sin preocuparse del resultado o los problemas de su explotación y
tener por ello una renta fija y permanente.
2.2.1. Plazos
El plazo mínimo legal es actualmente de tres años. El plazo máximo es de diez años
y está fijado en el Código Civil. La ley fija el plazo de veinte años para determinados
supuestos en los cuales se requieren obras de mejoramiento del predio a cargo del
arrendatario, que retarden la productividad de su explotación por un lapso superior
de dos años.
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2.2.4. Cesión del contrato y subarrendamiento
La ley admite la cesión del contrato por el arrendatario o el subarrendamiento parcial
o total si lo permite el arrendador.
Esta figura no parece tener aplicación ni difusión entre nosotros ya que se confunde
con otras más propias y acordes con las costumbres rurales argentinas y de hecho, la
doctrina ha criticado con justicia esta posibilidad legal.
Es el más importante contrato asociativo de todos los pecuarios, ya que mediante ese
contrato el complemento tierra-ganado se torna inmejorable para producir un
resultado claro y seguro.
La distribución de los terneros es generalmente anual, al corte, eligiendo uno por vez
cada parte o formando dos lotes parejos y sorteando o por la manera que las partes
convengan.
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2.4.1. Obligaciones del Aparcero Dador
- Dar las vacas al tomador.
- Contribuir con los gastos de cuidado y cría si así lo hubiera convenido
- Debe concurrir a la distribución de las crías al tiempo de su reparto.
2.4.3. Plazos
- El plazo queda librado a la voluntad de las partes, o sea, rige el principio
de autonomía de la voluntad, aunque siempre sujeto al respeto del orden
natural de las cosas. Así no podría haber aparcerías pecuarias “a dividir
crías o terneros” por ciclos menores a un año que es el propio de la
reproducción bovina.
2.5.1. Plazos
Serían los convencionales conforme a lo normado por la Ley 13.246 ya que
requiere necesariamente equivalencia de aportes. Nunca el aporte del capital
del tomador podría alcanzar a la equivalencia o igualdad que la mediería
impone. Tampoco sería aplicable el orden público económico reflejado en
plazos mínimos legales en el caso de que los contratantes aportaran ambos, a
la vez hacienda y campo ya que revistarían simultáneamente como dadores y
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tomadores de campo y hacienda, siendo en el caso considerar a la voluntad
de las partes como el elemento que fije el plazo entre ellas, para la vigencia
del contrato.
2.6. CAPITALIZACIÓN
Hay contrato de capitalización de hacienda cuando una de las partes se obliga a
entregar a la otra un grupo de animales con el objeto de repartirse el aumento de peso
resultante del engorde posterior, ya sea en kilos o en dinero.
Este contrato define al engorde a partir de cierto tiempo (el de la entrega al tomador)
como un mayor valor que los animales adquieren y que es compatible entre los
contratantes. Al tiempo de su venta o adjudicación, la diferencia ganada desde la
entrega se distribuye entre las partes, ya sea repartiendo a los animales y adjudicando
tantos kilos a cada uno o vendiéndolos y tomando cada uno su parte del total,
descontando los kilos iniciales o el valor de origen asignado al rodeo.
Este contrato se ha usado siempre para evitar ventas inconvenientes, ya sea por estar
bajos los precios del mercado o hallarse los animales sin terminar su engorde en
forma adecuada.
2.6.1. Plazos
Las partes pueden convenir libremente el plazo de duración de este
contrato ganadero, de conformidad con el régimen general de la ley
13.246 para las aparcerías pecuarias.
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- Presentarse al tiempo del control de la ganancia y distribución o venta del
ganado
- Retirar animales o cobrar su parte en la proporción que corresponda el
concluir el contrato.
2.6.4. Responsabilidad
Como en la práctica a la hacienda la puede cuidar su dueño en el campo
de la otra parte, o el tomador en el suyo sin presencia del dador en el
control y guarda de ellos, las partes pueden, y es recomendable que así
sea, atribuir a una de ellas la responsabilidad por el cuidado y vigilancia
de los vacunos y también es dable eximir a la otra de toda responsabilidad
por hurto, extravío o pérdida de animales. Rige en general –salvo pacto
en contrario- el principio “res perit domino”, o sea que las cosas se
pierden para su dueño.
2.7. PASTOREO
Habrá pastoreo cuando una de las partes se obligue a entregar a la otra un predio rural
o parte de un campo por un período menor a un año y por un precio cierto en dinero,
y la otra a pagarlo y utilizar el inmueble para alimentar sus animales.
En los pastoreos una de las partes se llama “Ganadero” que lleva sus animales a un
campo o a una fracción de él, con el objeto de tenerlos allí por períodos breves,
menores de un año; y la otra parte, llamada propietario, le cede a tal fin la tenencia
de la parcela correspondiente, por un precio cierto en dinero y por el tiempo indicado.
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Los pastoreos menores de un año están regulados por la ley 13.246 y exigen ser
redactados por escrito y calificados como tales y homologados por los tribunales
provinciales que tengan a su cargo el fuero rural en la jurisdicción donde se halla el
inmueble.
2.7.1. Plazos
Los pastoreos deben ser celebrados en la forma indicada por un
tiempo menor a un año de plazo.
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2.8. CONTRATO DE PASTAJE O PASTURAJE
Habrá contrato de pastaje o pasturaje cuando una de las partes se obligue a recibir de
la otra animales con el objeto de alimentarlos con el pasto de su campo y la otra a
pagar por dicha alimentación un precio por cabeza y por el tiempo de duración del
contrato. Se utiliza para lotes chicos de hacienda o por breves períodos de tiempo,
generalmente estacionales.
2.9.1. Aplicación
Sólo puede ser otorgado por una sola cosecha entre los mismos contratantes y
respecto de la misma fracción.
2.9.3. Plazo
El plazo lo determina la realización de una cosecha y debe tenerse en cuenta
posibles contingencias, como períodos de lluvia excesiva, etc, para determinar el
momento de la devolución del campo a su titular. Tenencia del predio y guarda
de maquinarias y equipos agrícolas: Es el contratista o chacarero el que tendrá a
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su cargo la guarda delas maquinarias y equipos de su propiedad, o a su cuidado,
en el lugar donde se efectúa el cultivo.
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capaces de generar niveles de renta y de ocupación satisfactorios. Por ello, la reforma
o mejora estructural es especialmente necesaria en una buena parte de la agricultura
peruana que, a pesar de los cambios, a veces muy profundos, que se vienen
produciendo en los últimos años, se caracteriza por tener todavía acusadas
deficiencias estructurales, tanto en términos globales y territoriales, como en relación
a otros países con los que comparte intereses y mercados cada día más abiertos y
competitivos. Un elemento decisivo en esa mejora estructural ha de ser la movilidad
de la tierra, y uno de los mecanismos más idóneos para lograr este objetivo es la
figura del arrendamiento.
Por el contrario, en los setenta y, sobre todo, los ochenta, se reduce la intensidad del
redimensionamiento de las explotaciones como consecuencia del bloqueo en la
movilidad de la tierra al frenarse la expansión de los arrendamientos con el Decreto
Ley N° 18003, y la Ley de Reforma Agraria Decreto Ley N° 17716, recobrando
vigencia mediante la Ley de Promoción de las Inversiones en el Sector Agrario,
Decreto Legislativo N° 653. Esta Ley vino a adaptar la institución a la nueva
Constitución de 1993.
30
ganaderos.
Generalmente se estima que ello requiere explotaciones muchos mayores que las
actuales, en términos de superficie y de rendimientos y, sobre todo, una dinamización
del mercado de la tierra. Y es aquí donde aparece el instrumento arrendaticio como
uno de los más indicados para lograr nuevas tierras, que los agricultores con vocación
de permanencia puedan agregar a las suyas. Existen, así, núcleos rurales donde unos
pocos empresarios llevan en cultivo todo el término, manteniendo labradas y vivas
las tierras, y permitiendo que sigan siendo comunidades viables, capaces de acoger,
por otra parte, el turismo de los habitantes de la ciudad, lo que proporciona a su vez
rentas complementarias a los agricultores, que permiten cumplir la doble función de
producción de alimentos y conservación del medio ambiente. Fue la Declaración de
Cork, de 9 de noviembre de 1996 (de donde surgen en gran medida las nuevas
tendencias de reordenación de las explotaciones) la que asumió inequívocamente el
objetivo del desarrollo rural, incorporado, desde entonces, al marco del sector
agrario.
31
fincas ajenas, que ha de dar como frutos unidades de producción mayores, más
tecnificadas, mejor informatizadas, con una integración más intensa en redes de
comercialización, llevadas, pues, con criterios empresariales.
Destaca también la regulación de los gastos y mejoras, del capítulo VI. Se ha utilizado
la normativa precedente, pero simplificada y aclarada, con novedades como la de
considerar mejora obligatoria la que venga impuesta por acuerdos de las
Comunidades de Regantes en lo que se refiera a la modernización de los regadíos,
tarea que constituye hoy uno de los pilares más importantes de la modernización
32
agraria en peruana. Se trata de evitar que los arrendamientos de fincas sitas en zonas
irrigadas lleguen a ser un obstáculo a la modernización.
33
no se oponga a la presente Ley. Supletoriamente, regirá el Código Civil y, en su
defecto, los usos y costumbres que sean aplicables.
Tendrán también la misma consideración los arrendamientos de explotaciones
agrícolas, ganaderas o forestales, a los que se aplicarán las disposiciones de la
presente Ley que sean compatibles con su naturaleza y siempre en defecto de lo
que las partes hayan expresamente acordado.
Artículo 2. Arrendamiento de explotación.
Se entenderá que el arrendamiento es de explotación, ya esté constituida con
anterioridad o al concertar el contrato, cuando sea ella objeto del mismo en el
conjunto de sus elementos, considerada como una unidad orgánica y siempre que
lo hagan constar las partes expresamente, acompañando el correspondiente
inventario.
34
1. Los arrendamientos que por su índole sean sólo de temporada, inferior al año
agrícola.
2. Los arrendamientos de tierras labradas y preparadas por cuenta del propietario
para la siembra o para la plantación a la que específicamente se refiera el contrato.
3. Los que tengan por objeto fincas adquiridas por causa de utilidad pública o de
interés social, en los términos que disponga la legislación especial aplicable.
4. Los que tengan como objeto principal:
a) Aprovechamientos de rastrojeras, pastos secundarios, praderas roturadas,
montaneras y, en general aprovechamientos de carácter secundario.
b) Aprovechamientos encaminados a semillar o mejorar barbechos.
c) La caza.
d) Explotaciones ganaderas de tipo industrial, o locales o terrenos dedicados
exclusivamente a la estabulación del ganado.
e) Cualquier otra actividad diferente a la agrícola, ganadera o forestal.
5. Los arrendamientos que afecten a bienes comunales, bienes propios de las
Corporaciones Locales y montes vecinales en mano comunes, que se regirán por
sus normas específicas.
Artículo 7. Inaplicación de la Ley.
Tampoco se aplicará esta Ley a los arrendamientos urbanos o aquéllos que tengan
por objeto, inicial o posteriormente, fincas en que concurran alguna de las
circunstancias siguientes:
a) Constituir, conforme a la legislación específica, suelo urbano o suelo
urbanizable.
b) Ser accesorias de edificios o de explotaciones ajenas al destino rústico siempre
que el rendimiento distinto del rústico sea superior en más del doble a éste.
c) Tener, por cualquier circunstancia ajena al destino agrario, un valor en venta
superior al doble del precio que normalmente corresponda en la comarca o en la
zona a las de su misma calidad o cultivo.
Si, vigente el contrato, sobreviniere alguna de las circunstancias determinadas en
el apartado anterior, el arrendador podrá poner término al arrendamiento,
conforme a lo dispuesto en el artículo 25, mediante un plazo de preaviso de un
año. Ello se aplicará igualmente al arrendamiento de explotaciones, cuando las
circunstancias contempladas afecten a las fincas que las integran o a otros de sus
elementos en una proporción superior al cincuenta por ciento.
Artículo 8. Desenvolvimiento del contrato.
35
El arrendatario de fincas rústicas tiene derecho a determinar el tipo de cultivo, sin
perjuicio de devolverlas, al terminar el arriendo, en el estado en que las recibió y
de lo dispuesto sobre mejoras en la presente Ley.
Serán nulos los pactos que impongan al arrendatario cualquier restricción sobre
los cultivos o sobre el destino de los productos, salvo los que tengan por fin evitar
que la tierra sea esquilmada o sean consecuencia de disposiciones legales o
reglamentarias.
CAPÍTULO II
Partes Contratantes
Artículo 9. Capacidad.
Podrán celebrarse arrendamientos rústicos entre personas físicas o jurídicas. En
el caso de las personas físicas, se precisa únicamente la capacidad de contratar
conforme a ley.
También podrán ser arrendatarios las comunidades de bienes dedicadas a
actividades agrarias.
El menor cuyas fincas o explotaciones hayan sido arrendadas por su padre o tutor,
podrá poner fin al contrato una vez emancipado, siempre que haya transcurrido
la duración mínima, comunicándolo al arrendatario en el plazo de seis meses
desde que alcanzó dicho estado o, en su caso, desde que falte un año para que se
cumpla el plazo mínimo de duración. En todo caso, la resolución del contrato no
surtirá efecto hasta transcurrido un año desde su realización.
Artículo 10. Resolución del derecho del concedente.
Los arrendamientos otorgados por usufructuarios, superficiarios, enfiteutas y
cuantos tengan un análogo derecho de goce sobre la finca o la explotación se
36
resolverán al extinguirse el derecho del arrendador, salvo que no haya terminado
el año agrícola, en cuyo caso subsistirán hasta que éste concluya.
También podrán subsistir durante el tiempo concertado en el contrato, cuando
éste exceda de la duración de aquellos derechos si a su otorgamiento hubiera
concurrido el propietario.
CAPÍTULO III
Forma
Artículo 11. Criterios y requisitos formales.
Los contratos de arrendamiento deberán constar por escrito. En cualquier
momento, las partes podrán compelerse a formalizarlos en documento público,
cuyos gastos serán de cuenta del solicitante. También podrán compelerse a la
constitución del inventario de los bienes arrendados.
Los arrendamientos de explotación, por la propia naturaleza de los mismos,
deberán ir acompañados de un inventario circunstanciado de los diversos
elementos que integran la explotación, del estado de conservación en que los
recibe el arrendatario y de cuantas circunstancias sean necesarias para el
adecuado desenvolvimiento del contrato.
CAPÍTULO IV
Duración del arrendamiento
Artículo 12. Tiempo de duración.
Los arrendamientos tendrán una duración mínima de tres años. Será nula y se
tendrá por no puesta toda cláusula del contrato por la que las partes estipulen una
duración menor.
Salvo estipulación de las partes, estableciendo una duración mayor, el
arrendamiento de fincas y de explotaciones se entenderá concertado por un plazo
de tres años, por lo que, cumplido el tiempo, a no ser que las partes hayan
dispuesto otra cosa, al celebrar el contrato o en otro momento posterior, el
arrendatario de fincas pondrá a disposición del arrendador la posesión de las
fincas arrendadas.
El arrendador, para recuperar la posesión de las fincas al término del plazo
contractual, deberá notificárselo fehacientemente al arrendatario con un año de
antelación. De lo contrario, si el arrendatario no pone la posesión de las fincas
arrendadas a disposición del arrendador al término del plazo, el contrato se
entenderá prorrogado por un período de tres años. Tales prórrogas se sucederán
37
indefinidamente en tanto no se produzca la denuncia del contrato.
CAPÍTULO V
Renta
Artículo 13. Fijación de la renta.
La renta se fijará en dinero y será la que libremente estipulen las partes.
No obstante si la fijaren en especie o parte en dinero y parte en especie, llevarán
a cabo su conversión a dinero.
Artículo 14. Pago.
El pago de la renta se verificará en la forma y lugar pactados y, en defecto de
pacto o costumbre aplicable, se abonará en metálico por años vencidos en el
domicilio del arrendatario.
El arrendador deberá entregar al arrendatario recibo del pago.
Artículo 15. Cantidades asimiladas a la renta.
Todas las cantidades que hubiere de pagar el arrendador y que por disposición
legal sean repercutibles al arrendatario podrán ser exigidas por aquél desde el
momento en que las haya satisfecho, expresando el concepto, importe y
disposición que autorice la repercusión.
CAPÍTULO VI
Gastos y Mejoras
Artículo 16. Principio general.
38
El arrendador, sin derecho a elevar por ello la renta, realizará todas las obras y
reparaciones necesarias con el fin de conservar la finca en estado de servir para
el aprovechamiento o explotación a que fue destinada al concertar el contrato.
Si, requerido el arrendador, no realiza las obras a las que se refiere el apartado
anterior, el arrendatario podrá optar bien por compelerle a ello judicialmente, o
resolver el contrato, u obtener una reducción proporcional de la renta, o por
realizarlas él mismo, reintegrándose mediante compensación con las rentas
pendientes a medida que vayan venciendo.
Cuando las obras, mejoras o inversiones, a que alude el apartado anterior, sean
de tal entidad y naturaleza que, excediendo de la natural conservación de la finca,
supongan una transformación que redunde en el incremento de la producción, el
arrendador tendrá derecho a la revalorización proporcional de la renta y, en su
caso, a la rescisión del contrato, cuando el arrendatario no estuviere conforme
con dicha revalorización.
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administrativa firmes o por acuerdo firme de la Comunidad de Regantes relativo
a la mejora del regadío que sea también propia del empresario agrario en el
desempeño normal de su actividad, sin que por ello tenga derecho a disminución
de la renta, ni a la prórroga del arriendo, salvo que por acuerdo de las partes o de
las propias disposiciones legales o resoluciones judiciales o administrativas,
resultare otra cosa.
Las mejoras hechas durante el arrendamiento se presume que han sido efectuadas
a cargo del arrendatario.
CAPÍTULO VII
Enajenación y subarriendo
Artículo 21. Enajenación de la finca arrendada.
40
caso, deberá referirse a la totalidad de la finca o explotación y deberá otorgarse
por todo el tiempo que reste del plazo del arrendamiento, por una renta que no
podrá ser superior a la pactada entre arrendador y arrendatario.
CAPÍTULO VIII
Terminación del arrendamiento
Artículo 23. Terminación del arrendamiento.
El arrendamiento termina:
a) Por pérdida total de la cosa arrendada y por expropiación forzosa cuando sea
también total; si la pérdida es solo parcial, el arrendatario tiene opción para
continuar en el arriendo, y lo mismo en el caso de expropiación forzosa,
reduciendo proporcionalmente la renta.
b) Por expiración del término convencional o legal y de la prórroga, en su caso.
c) Por mutuo acuerdo de las partes.
d) Por desistimiento unilateral del arrendatario, al término del año agrícola,
notificándoselo al arrendador con un año de antelación.
e) Por muerte del arrendatario, quedando a salvo el derecho de sus sucesores
legítimos. En tal caso, a falta de designación expresa efectuada por el testador,
los sucesores tendrán que escoger entre ellos, por mayoría, al que se subrogará
en las condiciones y derechos del arrendatario fallecido. Dándose esta última
circunstancia, será necesaria la correspondiente notificación por escrito al
arrendador, en el plazo de un año desde el fallecimiento.
f) En los arrendamientos efectuados a favor de personas jurídicas o de
comunidades de bienes, desde el momento mismo en que se extinga la persona
jurídica o la comunidad.
g) Por resolución del derecho del arrendador.
h) Mediante resolución o rescisión del contrato en los supuestos legalmente
contemplados.
41
El contrato podrá resolverse en todo caso a instancia del arrendador por alguna
de las causas siguientes: 1. Falta de pago de la renta y de las cantidades asimiladas
a la misma.
2. Incumplir gravemente la obligación de mejora o transformación de la finca, a
las que el arrendatario se hubiere comprometido en el contrato y a aquellas otras
que vengan impuestas por norma legal o resolución judicial o administrativa.
3. No explotar la finca, aún parcialmente, o destinarla, en todo o en parte, a fines
o aprovechamientos distintos a los previstos contractualmente, salvo en los casos
impuestos por programas y planes, cuyo cumplimiento sea necesario para la
percepción de ayudas o compensaciones en aplicación de la normativa estatal,
autonómica o comunitaria aplicable.
4. Subarrendar o ceder el arriendo con incumplimiento de alguno de los requisitos
del artículo 22.
5. Causar graves daños en la finca, con dolo o negligencia manifiesta.
El arrendatario saliente debe permitir al entrante el uso del local y demás medios
necesarios para las labores preparatorias del año siguiente; y, recíprocamente, el
entrante tiene obligación de permitir al saliente lo necesario para la recolección y
aprovechamiento de los frutos, en la forma prevista en el Código Civil.
CAPÍTULO IX
De las aparcerías
Artículo 28. Contrato de aparcería.
42
como el de los elementos de la explotación, ganado, maquinaria o capital
circulante, conviniendo con el cesionario aparcero en repartirse los productos por
partes alícuotas en proporción a sus respectivas aportaciones.
43
de finalización del contrato se efectuará, al menos, con seis meses de antelación.
CAPÍTULO X
Normas procesales
Artículo 33. Jurisdicción y competencia.
El conocimiento y resolución de los litigios que puedan suscitarse al amparo de
la presente Ley corresponderán a los Juzgados y Tribunales de su jurisdicción.
Artículo 34. Cuestiones litigiosas extrajudiciales.
Las partes, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, podrán someterse
libremente al arbitraje 1en los términos previstos en la legislación aplicable en la
materia.
Aunque conforme al artículo 2226 del código civil para el distrito federal, la nulidad absoluta
derivada de la ilicitud en el objeto puede invocarse por cualquier interesado, un arrendatario carece
44
de interés (acción) para demandar la nulidad de un contrato de arrendamiento, derivada de que el
inmueble arrendado es propiedad de un tercero, o bien, de que lo que se pretendió con su celebración
fue eludir el cumplimiento de una ejecutoria anterior dictada en diverso juicio.
Puesto que en ese supuesto el arrendatario no tiene un derecho protegido, en tanto que la relación
que deriva del contrato de arrendamiento es personal y no real, por ende, el hecho de que se hubiese
decretado la procedencia de una acción reivindicatoria mediante sentencia dictada en un diverso
juicio ordinario civil, en el que el arrendatario y accionante de la nulidad del contrato de
arrendamiento no fue parte, no produce, a favor del arrendatario, un derecho real que pueda proteger,
por no ser el directamente interesado en que se dé o en dar cumplimiento al fallo citado, relativo al
dominio (derecho real) del inmueble que tiene en arrendamiento (derecho personal), en tanto que
no es el arrendatario quien tiene interés directo en que se ejecute la sentencia dictada en el diverso
juicio reivindicatorio, por ende, si éste no es el interesado en que se ejecute la sentencia dictada en
el juicio reivindicatorio, su acción de nulidad del contrato de arrendamiento es improcedente.
Máxime que la acción tiene como presupuesto para su procedencia, la existencia de un derecho, un
interés protegido por la ley, así como la capacidad o actitud de actuar, de lo que se sigue que la
acción de nulidad de un contrato de arrendamiento, ejercida por el arrendatario y sustentada en
hechos referidos a un derecho real y no personal, es improcedente.
3.3.1.1. Desalojo.
Procede la acción de desalojo conforme a Proceso Sumarísimo previsto en el Titulo
III de la Sección Quinta (art. 546 y siguientes del TUO del Nuevo Código Procesal
Civil) como acción principal en los casos de resolución de contrato, por la condición
de precario y por vencimiento de plazo, y como accesorio o anticipado.
a. Acción principal.
45
* Si el arrendatario no ha pagado la renta del mes anterior y se vence
otro mes y además quince días. Si el alquiler se conviene por periodos
menores a un mes, basta que venzan tres periodos.
46
que modifica la Tercera Disposición Final del D. Leg. 709, que quedo redactada
así: “Las pretensiones de restitución de inmuebles por vencimiento de plazo de
contrato de arrendamiento, de que se trata este Decreto Legislativo se tramitan
conforme a lo dispuesto para el proceso de Desalojo en el Código Procesal Civil.”
En el campo del Derecho Internacional Privado, la noción del fraude a la ley persigue
sancionar los casos en los cuales las partes han obtenido indebidamente un elemento
de conexión con un ordenamiento jurídico que no es el que normalmente les
corresponde, con el fin de eludir el cumplimiento de determinadas disposiciones de
su propia legislación o de acogerse a disposiciones más favorables de una legislación
extranjera.
47
3.4.2. DEFINICIÓN
El supuesto de fraude a la ley consiste en que una persona fraudulentamente,
consigue colocarse en una situación tal que puede invocar las ventajas de una ley
extranjera, a la que, normalmente, no podía recurrir. El ejemplo clásico es el de dos
cónyuges que por pertenecer a un país donde no se admite el divorcio, se nacionalizan
en otro país que sí lo acepta, y obtenida la naturalización, se divorcian e invocan una
nueva situación en el país de origen. La noción de fraude a la ley es un remedio y
“tiene por objeto establecer una sanción para tales manejos y un medio de impedir la
aplicación de la ley extranjera, cuando alguno, mediante fraude, se ha colocado en
situación de invocarla, adquiriendo la nacionalidad francesa únicamente para
divorciarse”[2]. El fraude a la ley se conoce con diversos nombres: fraudem legis,
fraude a la loi, frode alla legge, evasión of law.
El fraude no es otra cosa que el hecho de frustrar la ley, o los derechos que de ella se
nos derivan; esto es, el hecho de burlar, eludir o dejar sin efecto la disposición de la
ley, o de usurparnos lo que por derecho nos pertenece.
Si vamos a la legislación internacional, el Art. 12-4 del título preliminar del Código
Civil español establece “Se considera como fraude a la ley la utilización de una norma
de conflicto con el fin de eludir una ley imperativa española”. Asimismo el Art. 6-4
del título preliminar del Código Civil español establece “Los actos realizados al
amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por el
ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude a la ley,
y no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiese tratado de eludir”.
48
en que deje de ser aplicable a una relación jurídica por haberse acogido los
interesados fraudulentamente a una nueva ley. Esta definición es técnica, ya que
considera el fraude a la ley como el orden público, constituyendo un remedio, al cual
se recurre a falta de otro remedio contra la aplicación de la ley extranjera. Esto,
porque se debe evitar que en el plano internacional la ley imperativa se convierta en
facultativa.
Definimos al fraude a la ley como “La realización de actos que aisladamente serían
válidos, pero que se hallan presididos en su comisión por una intención, dolosa del
agente con la finalidad de alcanzar un resultado prohibido por el derecho y más
específicamente por la norma de derechos internacional privado”.
Cabe decir que en cuanto a la naturaleza del fraude a la ley, puede distinguirse tres
teorías:
a. Teoría objetiva. Considera el fraude como una violación indirecta de la ley (elemento
material).
b. Teoría subjetiva. Esta teoría caracteriza el fraude por la voluntad culposa del agente.
49
c. Teoría ecléctica. Exige para la existencia del fraude la concurrencia de los elementos
material e intencional.
Esta es la concepción verdadera, ya que el fraude precisa la existencia de un acto
que lleva a un resultado prohibido por la ley, pero realizado con el propósito de
violar el espíritu de esta, acogiéndose a su texto.
Se puede afirmar que el fraude a la ley constituye una excepción a la aplicación
de la ley extranjera.
3.4.4. Condiciones
1. la existencia del fraude.
En Derecho Internacional Privado el fraude a la ley tiende a burlar la ley
que contiene una disposición que prohíbe realizar un determinado acto,
sometiéndose al imperio de una ley más tolerante. El grado de
imputabilidad o elemento psicológico será juzgado por el Juez, quien
apreciará si la intencionalidad es burlar la ley. En estas condiciones el
fraude se puede presentar en los casos siguientes: a) naturalizaciones
fraudulentas; b) cambios de domicilio; c) cambios de religión; y d) en
realización de determinados actos jurídicos.
El caso más utilizado es el de las naturalizaciones fraudulentas. Ejemplo
de esta clase es el Caso Bauffremont,
2. Ausencia de cualquier otro remedio.
El fraude a la ley es subsidiario, vale decir, es necesario que no se
disponga de otro medio. Siempre que haya otro medio, aunque existe
fraude, no es posible alegar esta teoría. NIBOYET cita el caso de los
famosos matrimonios de Gretna Green celebrados clandestinamente en la
frontera de Escocia. Un herrero se limitaba a extender una acta declarando
que los contrayentes habían comparecido ante él manifestando su
decisión de contraer matrimonio. Conforme al derecho escocés, el
matrimonio era válido, pero no siempre de acuerdo con la ley de los
contrayentes. Pero, en estos eventos, si se podría recurrir al estatuto
personal o aplicación de ley nacional, no era necesario acudir al fraude a
la Ley.[4]
50
3.4.5. Solución al conflicto de leyes
Se ha considerado necesario referirnos a los razonamientos que efectúa el Juez al
que se recurre para la solución de un problema concreto que trate acerca del
conflicto de leyes en el espacio. En este sentido, podemos distinguir los siguientes
niveles o procedimiento:
1. La presentación del problema hasta que el Juez nacional asume su
conocimiento; es decir, la puesta en causa de la cuestión en conflicto.
2. La elección de la regla de conflicto en el sistema del Foro; e decir, la
calificación.
3. La aplicación propiamente dicha de la regla de conflicto; que conduce al
orden jurídico competente.
4. La aplicación de la ley designada por la regla de conflicto. Este
procedimiento es el que sigue la solución, por la regla de conflicto del
Foro, de un conflicto de leyes en el espacio, concerniente a una cuestión
de Derecho determinado, pero, existen algunos factores que complican
este procedimiento; así:
a. Al conflicto en el espacio se puede añadir un conflicto en el tiempo; a
la que se le denomina como el primer nivel: La puesta en causa de la
regla de conflicto.
b. La regla de conflicto del Foro puede ser descartada por –y en todo
caso, aplicada en combinación con- una regla de conflicto extranjera;
considerada como segundo Nivel: La calificación.
c. La coexistencia de dos cuestiones de Derecho puede necesitar que se
realicen adaptaciones; propiamente tercer nivel: La designación del
orden jurídico competente.
En este último nivel, se producen algunas circunstancias propias, entre las que
aparece la vinculación fraudulenta de la ley ; o lo que normalmente conocemos
como Fraude a la Ley.
51
1. Convención Interamericana sobre Conflicto de Leyes en materia de Sociedades
Mercantiles; y,
2. Convención Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Internacional
Privado.
De todos los artículos incluidos en las Normas generales de Derecho Internacional
Privado aprobados en la SEGUNDA CONFERENCIA ESPECIALIZADA
INTERAMERICANA SOBRE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO de
Montevideo en 1979, el referido al fraude a la ley es uno de los más controvertidos.
En lo que respecta a la vigencia de la categoría del fraude a la ley en el Derecho
Comparado podemos admitir la existencia de diversas tendencias, así tenemos el caso
de Francia y España que admiten la excepción de una manera general; otros países
como Inglaterra y Portugal lo rechazan explícitamente; y por último, una tercera
categoría mantiene una posición que calificamos como vacilante. Estas diversas
posiciones se reflejaron en el debate en torno al artículo 6º en el seno de la
Conferencia, motivo por el cual se buscó infrutuosamente un término medio. Sin
embargo, esto no se ha logrado.
A la postre la excepción de orden público terminó absorbiendo la de fraude a la ley,
al limitar sus alcances a la evasión artificiosa de los principios fundamentales de la
ley de otro Estado Parte, y sin hacerla extensiva a las leyes imperativas, las cuales
ipso facto se han convertido en facultativas en el plano internacional. Como en las
actuales circunstancias resulta imposible lograr un consenso en el seno de la
Conferencia Interamericana de Derecho Internacional Privado sobre la excepción de
fraude a la ley, cada uno de los países miembros, de acuerdo a su excepción y sus
necesidades, debe adoptar su propia solución.
La excepción de “fraude dela ley” ha venido siendo utilizada en la jurisprudencia de
distintos países, ya sea por mandato expreso de la ley o por propia iniciativa de los
jueces; cabe señalar que en el Código Civil de 1984 no expresa en ninguna norma
legal la institución de fraude de la ley, pues la actitud del legislador del nuevo Código
Civil no puede dejar de llamarnos la atención puesto que se trata de una institución
fundamental sin la cual no concebimos el funcionamiento de una autonomía de
voluntad que sea conforme a nuestras normas del D.I.Pr, sin embargo ya venía siendo
aplicada por los jueces peruanos en sus fallos, en el entendimiento que el hecho que
no esté expresamente recogido en un texto legal no implica que esta haya sido
desechada, puesto que la labor del juez debe ir mas allá de la letra de la ley, supliendo
52
omisiones de esta en base a otros principios jurídicos también fundamentales más
aun cuando en nuestro Codigo señala en su artículo 2047 que:
“el derecho aplicable para regular las relaciones jurídicas vinculadas con
ordenamientos jurídicos extranjeros se determina de acuerdo con los tratados
internacionales ratificados por el Perú que sean pertinentes y, si estos no lo
fueran conforme a las normas del presente libro
Se debe interpretar que el legislador no incluyo una norma semejante debido a que
no lo considero necesaria dada la aplicación de la cual había venido siendo objeto
esta institución por la jurisprudencia sin que para ello hiciese falta una norma expresa
facultativa.
53
Incluso nos encontramos cláusulas que atentan un derecho fundamental de la Constitución como es
la inviolabilidad del domicilio, ya es casi común en la mayoría de contratos encontrar el derecho del
arrendador a entrar en la vivienda para verificar el estado de esta.
54
b. Establecer al arrendatario como el obligado a conservar la vivienda. La Ley
señala claramente en su artículo 21 que el arrendador tiene la obligación de
realizar las obras necesarias para la adecuada conservación de la vivienda.
Sin duda recomendamos tratar estos asuntos en la fase negociadora del
contrato, pero ante la especial dificultad de encontrar alquileres en ciertas
ciudades si te has encontrado ante un arrendador que ha abusado de su
situación de superioridad y que no quiere reconocer sus obligaciones
legales, puedes reclamar la nulidad de dichas cláusulas ante los Tribunales
posteriormente.
1. Gozar de la cosa según los términos o el espíritu del contrato. El arrendatario está
obligado a usar de la cosa según los términos o espíritu del contrato; y no podrá
en consecuencia, hacerla servir a otros objetos que los convenidos, o a falta de
convención expresa. A aquellos que la cosa es naturalmente destinada, o que
deban presumirse las circunstancias del contrato o de la costumbre del país.
55
Daños debidos a culpa de ciertos terceros. El daño causado a la cosa arrendada
por un familiar, huésped o dependiente del arrendatario, no permitirá al
arrendador perseguir la correspondiente reparación sino en el campo de la
responsabilidad civil extracontractual así: directamente contra el familiar,
huésped o dependiente autor del daño, en el caso del daño causado por un hijo o
dependiente del arrendatario, contra el mismo arrendatario como responsable del
hecho de aquellos.
3. Pagar el precio o renta convenido. El precio o renta que debe pagar el
arrendamiento es estipulado en el contrato. Si el contrato ha empezado a
ejecutarse por entrega de la cosa, pero posteriormente surge el desacuerdo
respecto a la renta convenida, sin que ninguna e ellas pueda aportar la prueba de
lo estipulado en esa materia. Este problema lo resuelve la ley disponiendo que
por peritos se determine el precio o renta.
Puede ocurrir que la renta no sea periódica por que se arrienda la cosa por una
suma fija: en este caso la suma se deberá una vez que termine el arrendamiento.
56
Con la terminación del contrato desaparece naturalmente el titulo o causa de la
obligación de pagar dicho precio, el cual por lo mismo no puede serle exigido ni
aun en el caso de que, violando sus propias obligaciones, el arrendatario rehusé
restituir la cosa al arrendador y la mantenga en su poder, beneficiando se de ella
como si el arriendo subsistiera. En este caso solo por la vía de indemnización de
perjuicios, o, en último extremo por la de enriquecimiento sin causa, cabría lograr
que el arrendatario resultase obligado, previa sentencia condenatoria en el
proceso declarativo, a pagar el valor correspondiente al arbitrario disfrute del
bien. Con el fin de conjurar tal situación, es recomendable a todas luces estipular
en el contrato de arrendamiento que el arrendatario permanezca obligado a pagar
la renta no solo durante la vigencia del contrato, sino durante todo el tiempo que
mantenga la cosa en su poder y hasta la efectiva restitución de ella al arrendador.
4. Restituir la cosa a la terminación del contrato. Expirado el contrato de
arrendamiento por cualquier motivo legal, cesa la causa para que el inquilino
mantenga la cosa en su poder, y por lo mismo es apenas natural que deba
restituirla a aquel de que la recibió.
57
de los perjuicios moratorios: antes de ese momento no es responsable de estos, ni
en general puede considerársele en mora para ningún efecto; aunque de otro lado,
como ya se dijo esté obligado a restituir y pueda imponérsele judicialmente la
restitución, art. 2007.
3.7.1. Obligaciones
Entregar a tu inquilino el inmueble en las condiciones aptas para ser habitado,
en cuanto a seguridad e higiene.
A conservar el inmueble en buen estado, salvo el deterioro normal del uso
que sufra durante el arrendamiento, haciendo para ello todas las reparaciones
necesarias, así como las obras de mantenimiento para la conservación,
funcionalidad y seguridad del inmueble.
Hacer entrega del inmueble a tiempo, de acuerdo con el convenio realizado
con el arrendador. (Artículo 2413).
Responder a los defectos y fallas del inmueble que impidan el uso de éste,
aunque no tuvieras conocimiento de éstos o hayan ocurrido durante el
arrendamiento pero no sean culpa del inquilino, quien puede pedir la
disminución de la renta o la rescisión del contrato, salvo que se pruebe que
tuvo conocimiento antes de celebrar el contrato. (Artículo 242).
No puedes intervenir en el uso del inmueble, mientras el contrato siga vigente,
es decir, que no puedes decidir que lo quieres usar para una tienda y sacar al
inquilino.
Si al terminar el arrendamiento hubiere algún saldo a favor del arrendatario,
deberás devolverlo inmediatamente, a no ser que tengas que cobrarle algún
daño. (Artículo 2422).
3.7.2. Derechos
Si tu inquilino ocasionó algún daño o perjuicio al inmueble, y éste no cumple
con las reparaciones necesarias, tienes derecho a rescindir el contrato o acudir
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a un juez para que resuelva el problema (Artículo 2416). El juez, según las
circunstancias del caso, decidirá sobre el pago de los daños y perjuicios.
El inquilino te debe avisar con tiempo si se requiere alguna reparación, con
la posibilidad de que sea tu responsabilidad pagar los daños y perjuicios, salvo
que éstos no hayan sido ocasionados por el arrendatario (Artículo 2415).
Si realizaste alguna reparación urgente y que era necesaria para la
conservación de la casa o departamento, pero que fue ocasionado por el
inquilino, entonces tienes derecho a cobrarle el monto del arreglo.
A que el inquilino te pague la renta a tiempo y la cantidad acordada, de lo
contrario puedes rescindir el contrato o acudir a un juez.
4. EXTINCIÓN DE ARRENDAMIENTOS
4.1. RESOLUCIÓN DEL ARRENDAMIENTO POR EL ARRENDADOR
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No realización por el arrendador de las reparaciones que está obligado a hacer.
Perturbación de hecho o de derecho que realice el arrendador en la utilización de
la vivienda.
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Si se realizan obras de conservación o acordadas por una autoridad competente
en la vivienda arrendada y estas la hacen inhabitable, tendrá el arrendatario la
opción de suspender el contrato o de desistir del mismo, sin indemnización
alguna.
La suspensión del contrato supondrá, hasta la finalización de las obras, la
paralización del plazo del contrato y la suspensión de la obligación de pago de la
renta.
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devolución de recibos, lo que implica que el arrendatario no incurrió en impago
de dos recibos de renta.
El arrendatario no haya pagado la fianza o sus actualizaciones.
Se haya dado un subarriendo o cesión no consentido por el arrendador. Se fija
como doctrina jurisprudencial (TS, Sala de lo Civil, nº 631/2009, de 16/10/2009,
Rec. 203/2005) que no se considera como causa resolutoria del contrato de
arrendamiento la cesión de la vivienda en tanto el cesionario no hubiese iniciado,
en daño del arrendador, el disfrute del objeto del arrendamiento, no siendo
suficiente la mera designación en la vivienda de un domilicio social, sin
ocupación o aprovechamiento real. Lo que la Ley sanciona, según la TS, Sala de
lo Civil, nº 203/2013, de 20/03/2013, Rec. 117/2010,es laintroducción de un
tercero en el uso o goce de la cosa arrendada sin que medie el consentimiento del
arrendador o título que la justifique,- "llámese cesión, subarriendo o traspaso"-
, siendo causa de resolución del contrato a no ser que el arrendatario acredite la
legalidad de esa permanencia de tercero o terceros en el local.
El arrendatario haya causado dolosamente daños en la vivienda.
El arrendatario haya realizado obras en la vivienda sin el consentimiento del
arrendador, siempre y cuando este consentimiento era legalmente necesario para
realizar las mismas.
En la vivienda se hayan realizado por parte del arrendatario actividades molestas,
insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas.
Cuando el inmueble ya no se destine por el arrendatario a cubrir la necesidad de
vivienda permanente(es decir, que ya no sea su “primera vivienda”).
El arrendatario podrá resolver el contrato cuando:
El arrendador no haya realizado las reparaciones y obras de conservación a las
que está obligado por ley.
El arrendador perturbe de hecho o de derecho en la utilización de la vivienda.
Tratándose de arrendamientos de finca urbana inscritos en el Registro de la
Propiedad, si se hubiera estipulado en el contrato que el arrendamiento quedará
resuelto por falta de pago de la renta y que deberá en tal caso restituirse
inmediatamente el inmueble al arrendador, la resolución tendrá lugar de pleno
derecho una vez el arrendador haya requerido judicial o notarialmente al
arrendatario en el domicilio designado al efecto en la inscripción, instándole al
pago o cumplimiento, y éste no haya contestado al requerimiento en los 10 días
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hábiles siguientes, o conteste aceptando la resolución de pleno derecho, todo ello
por medio del mismo juez o notario que hizo el requerimiento.
El título aportado al procedimiento registral, junto con la copia del acta de
requerimiento, de la que resulte la notificación y que no se haya contestado por
el requerido de pago o que se haya contestado aceptando la resolución de pleno
derecho, será título suficiente para practicar la cancelación del arrendamiento en
el Registro de la Propiedad.
Si hubiera cargas posteriores que recaigan sobre el arrendamiento, será además
preciso para su cancelación justificar la notificación fehaciente a los titulares de
las mismas, en el domicilio que obre en el Registro, y acreditar la consignación a
su favor ante el mismo notario, de la fianza prestada por el arrendatario.
La extinción del arrendamiento se produce por causas objetivas, que operan
automáticamente, según el Art. 28 ,LAU:
Cuando se pierda la finca por causa no imputable al arrendador, tanto si se trata
de una pérdida material, como sería la destrucción física de la vivienda, (sin que
pueda reconstruirse ni repararse) como cuando se trate de una pérdida jurídica
(en el supuesto por ejemplo, de expropiación forzosa).
Por declaración firme de ruina acordada por la Autoridad Competente. En este
sentido la vivienda ha de encontrarse en una situación de imposibilidad de uso
disfrute de la misma.
El arrendatario también podrá desistir del contrato en el caso de que el arrendador
se proponga realizar obras de mejora en el inmueble que afecten de forma
relevante a la vivienda arrendada (Art. 22 ,LAU).
Asimismo, y en todo caso, el arrendatario podrá desistir del contrato de
arrendamiento, una vez que hayan transcurrido al menos 6 meses, siempre que se
lo comunique al arrendador con una antelación mínima de 30 días.
Las partes podrán pactar en el contrato que, para el caso de desistimiento, deba
el arrendatario indemnizar al arrendador con una cantidad equivalente a una
mensualidad de la renta en vigor por cada año del contrato que reste por cumplir.
Los períodos de tiempo inferiores al año darán lugar a la parte proporcional de la
indemnización (Art. 11 ,LAU).
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IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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https://blog.vivanuncios.com.mx/bienes-raices/renta-de-inmuebles/derechos-y-
obligaciones-del-arrendador/
http://www.ls-abogados.com/contrato-de-arrendamiento/
http://administradordefincasvalencia.com.es/2016/06/01/clausulas-nulas-en-el-contrato-de-
arrendamiento/
https://jorgeluiscastrovillacortaabogados.blogspot.com/2015/10/el-fraude-de-la-ley.html
http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Documentos/Tesis/178/178408.pdf
http://www.jurischile.com/2014/03/nulidad-de-contrato-contrato-de.html
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