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¿Cómo pensar en nuestra responsabilidad frente a las matanzas que ocurren en los países que no son

los centrales? ¿Qué relaciones se pueden establecer entre el arte y la memoria?


-En un segundo momento los invitamos a que busquen otras obras de arte contemporáneas que
permitan reflexionar sobre los genocidios, no desde la literalidad sino desde problematizar la
cuestión de la representación, obras que como dice Andrea Giunta, especialista en arte, puedan
“convocar emocionalmente el pasado a fin de evitar su clausura”.
Buenas noches, frente a la primer pregunta sobre la responsabilidad frente a las matanzas, los
crímenes que son de otros países, lo primero que pienso es que nos debe indignar, el dolor del otrx
nos debe doler, ahora ¿cómo se fomenta esa empatía? yo creo que el arte, la literatura, o el cine
mismo como es el caso de este artista chileno Alfredo Jaar, son herramientas de provocación
directa. Quizas cueste para algunos leer un libro sobre holocausto, sobre el genocidio en Ruanda,
pero como sería si la obra nos interpela estando nosotrxs frente a ella, frente a esa materialidad,
frente a ese presente que evoca al pasado. Pienso en las instalaciones, esa forma que tiene una
escultura que es envolvente, es decir, se crea un nuevo espacio, y ese espacio puede hacer referencia
directa a ese espacio de dolor, que una vez fue, mediante el sonido, filmaciones, fotografías
testimoniales de Ruanda, objetos, testimonios, voces. Nuestro rol es ser portadores de memoria, de
la forma que sea.
Cito a Andrea Giunta, para hablar de obras de arte que remitan al genocidio, y explico con este
fragmento esa relacion entre Estado-Nacion, Patriarcado- Estado:
"Quizás haya que advertir que el impulso memorialista en el arte argentino no sólo se centra en el
pasado ominoso más reciente. Una amplia producción de imágenes han indagado los estereotipos
sobre los que se ha construido el imaginario de la nación. En el contexto de los bicentenarios se
activó un imperativo reflexivo sobre iconografías emblemáticas del siglo XIX y del siglo XX que
fijan distintos momentos en la constitución del estado nación. Las imágenes contemporáneas
desconstruyen imágenes que se encuentran en el museo (escenas de conquistas, de raptos de
cautivas, de epidemias emblemáticas, de héroes, de huelgas) interrogando la relación entre Estado y
violencia ; entre nación y orden represivo ; entre nación, racismo y patriarcado." Esa relación que
evoca a la última dictadura argentina. Y aquí quiero trabajar o a traer a la memoria, al artista
argentino, Carlos Alonso, y a León Ferrari. Ambos con hijxs desaparecidos en la última dictadura
militar argetina.
Pienso en la relacion entre arte y memoria, entre testimonio, y elaboración estética y simbólica.
Carlos Alonso logra una elaboración de ese tipo, lo cual le permite dialogar de otra manera con el
público, y sigue estando la responsabilidad de contar la historia, pero no desde la oralidad, sino
desde otros sentidos.
Dice el artista frente a ésto: "Para la inauguración fui con mi familia, recuerda Alonso en charla
telefónica con un diario nacional, desde Unquillo (el pueblo cordobés donde vive hace décadas).
Había una sala donde estaban colgada la serie ‘Manos…’ Cuando entré, quedé petrificado. Sentí
que se me caía todo. Significó la cosa cumplida, el círculo que se cierra. Algo que había encontrado
su destino. Desde ese momento, aclara, ya no tengo más la mochila del mensaje, la obligación de
dar testimonio de la tragedia personal y colectiva que vivimos. Durante treinta años sentí esa
responsabilidad, que tuve que elaborar para seguir sobreviviendo. Alonso se refiere, por supuesto, a
la dictadura, que lo tocó en la médula cuando su hija fue secuestrada y luego desaparecida, en
1977."

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