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EVANGENLIO DE MATEO.
Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos
nos debe llenar de alegría: "No necesitan médico los que están sanos, sino los
que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a
salvar lo que estaba perdido". Probablemente mientras decía estas bellas
palabras estaba pensando en varios de nosotros.
PALABRAS CLAVE.
VERSOS CLAVE.
Mateo
1) 3.2-12; 4.17; 10.7; 6.10; 6.33; 11.12; 12.28
7) 28.16-20
EVANGENLIO DE JUAN.
Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y
se ha hecho muy famoso por haber compuesto el cuarto evangelio.
Juan estaba después un día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón
y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les
dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de almas". Inmediatamente,
dejando a su padre y a su empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse
para siempre y por completo a extender el Reino de Dios.
Juan evangelista hizo parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo
de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más
grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y
presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía
de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol
encargado por Jesús de prepararle la Última Cena.
Al ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada
por ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia
muy especial: que cuando él empezara a reinar, nombrara a Juan primer
ministro y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los
primeros puestos en el Reino de los cielos le correspondía al Padre Celestial, y
que estos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se
indignaron contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión
para recordarles que en el Reino de los cielos ocuparán los primeros puestos
los que se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.
Después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día
hacia el templo y un pobre paralítico les pidió limosa. En cambio le dieron la
curación instantánea de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron
cinco mil personas, pero los apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de
los judíos que les prohibió hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron:
"Tenemos que obedecer a Dios, antes que a los hombres". Los encarcelaron,
pero un ángel llegó y los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39
azotes a cada uno. Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de
sufrir esta afrenta por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas
partes.
Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio según San Juan,
que es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo
elevadísimo e impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas
místicas, y ha convertido a muchísimos con su lectura.
TEMA Y PROPÓSITO.
PALABRAS CLAVE.
1.- Amor
2.- Creer
4.- Salvación
VERSOS CLAVE.
JUAN
1.) 3.16; 3.35; 3.35; 6.29; 11.36; 13.23; 17.26; 13.34; 14.23; 15.9y12
2.) 3.18; 10.38; 11.25 y 27; 11.45; 12.36; 12.44; 14.1; 17.20 y 21
5.) 3.15 y16; 3.13 y 14; 4.36; 5.21y25; 6.47y48; 10.27y28; 11.26; 17.2
Mateo, fue sin duda un judío que también era publicano romano. Pareciera
que escribe su evangelio enfocado más a los judíos. Este punto de vista está
sustentado por la cantidad de referencias a las profecías judías y citas del
Antiguo Testamento Resalta especialmente la misión de Cristo a los judíos, Mt
10: 5 - 6 y 15:24
Los relatos de Mateo, son de un estilo severo y pulcro, y mantienen cierto tono
ceremonial que induce a pensar en un escritor de formación rabínica. A ello
contribuye la presencia en el texto de no escasos elementos literarios que son
típicamente hebreos.
a) el lenguaje simbólico (ej.: el Verbo 1.1; el agua 7.37; el pan, 6.35; la luz, 8.12)
b) las imágenes tomadas del AT (ej.: el pastor y las ovejas: 10.1–18, cf. Sal 23; la
vid y los pámpanos 15.1–6, cf. Is 5.1–7)