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El ISAN

El IBD señala que, en el caso del Impuesto Especial sobre la Producción y Servicios (IEPS) y
del Impuesto Sobre Automóviles Nuevos (ISAN), las exenciones aplicables representan
0.05 por ciento del PIB, 9 mil 916 millones de pesos para 2017.
Según datos del SAT sobre la recaudación de ingresos tributarios del Gobierno federal,
entre 2012 y 2017, el monto de dinero recaudado a través del Impuesto sobre
Automóviles Nuevos, fue de 5.8 mil mdp a 9 mil mdp

La propuesta gubernamental más sobresaliente en materia de fiscalidad ambiental


realizada en el 2001 fue la de convertir al Impuesto sobre Automóviles Nuevos (ISAN) en
un impuesto ambiental: ECO-ISAN.
los cambios consistían en modificar los elementos para la cuantificación tributaria, al
tomar en cuenta las emisiones contaminantes (óxidos de nitrógeno) que cada automóvil
generara para así graduar el pago del impuesto. Lamentablemente, la propuesta tenía
visos de inconstitucionalidad, ya que recaía en el sector automotriz, fabricantes,
ensambladores, etcétera, la obligación de emitir el certificado sobre las emisiones,
incumpliéndose así el principio de legalidad.

Por otra parte, la proporcionalidad y equidad eran dudosas ya que podría haber
variaciones imprecisas de automóvil a automóvil, además de que contribuir por emitir
contaminantes a la atmósfera no demuestra capacidad económica alguna; tampoco
quedaba claro el incentivo para adquirir automóviles nuevos menos contaminantes que
los usados. La propuesta no fue aprobada por el Poder Legislativo.

La Ley de Impuestos Ambientales (LIA) propuesta en noviembre del 2003, al igual que el
ECO-ISAN, presenta notorias deficiencias en la configuración de los elementos tributarios,
distorsionándose la finalidad extrafiscal ambiental.

Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), refieren


que México es el país que menos impuestos ambientales tiene dentro de los miembros de
esta organización.
Entre 2008 y 2012, México fue el único país con una relación negativa de 0.8% en
promedio de sus impuestos ambientales como porcentaje de su Producto Interno Bruto
(PIB), situación que contrasta con los impuestos ambientales de Italia, Finlandia,
Dinamarca, Países Bajos y Turquía, los cuales alcanzan entre el 3% y 4.4% de su PIB.

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