Sunteți pe pagina 1din 11

Tema: Falsas Doctrinas

Asunto: Adoctrinamiento Judío en Iglesias Cristianas

Texto de referencia: 2 Pedro 3:16-18: … casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas
cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes
TUERCEN, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos. Así que vosotros, oh
amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos,
caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Desde unas décadas la Iglesia ha experimentado un especial interés por corrientes


doctrinales provenientes de los sectores judío-cristianos tales como los ya conocidos judíos
mesiánicos y el movimiento de las raíces hebreas. Premisas que colocan al cristianismo como el mal
resultado del desconocimiento contextual y conceptos hebreos. A continuación analizaremos
algunas de las más importantes enseñanzas de estos movimientos que han influenciado no tan solo
nuestras iglesias sino que también la interpretación de la teología bíblica.

I. Desacreditación del texto del Nuevo Testamento

El principio de interpretación bíblica “la biblia se interpreta con la biblia” es un argumento


recurrente para confirmar que las Escrituras del nuevo testamento deben interpretarse
exclusivamente desde el conocimiento previo del antiguo testamento y toda su concepción
hebraica de la revelación. Para quienes consideran la importancia de las raíces hebreas en el
desarrollo teológico de la verdad concuerdan en que la interpretación de los textos
neotestamentarios han sido corrompidos por la influencia griega y romana en cuanto al método
hermenéutico, por lo que su interpretación se aleja de la perspectiva hebrea y corrompe el
espíritu correcto de las Escrituras. Más aun, muchos judaizantes del cristianismo no consideran la
fiabilidad del nuevo testamento alegando la manipulación y tergiversación del texto.

Tanto judíos mesiánicos como adherentes al movimiento de las raíces hebreas consideran
de suma importancia la observancia de la Torá como fundamento para la interpretación de las
demás Escrituras, si bien quienes pertenecen a estas corrientes judaizantes consideran el
ministerio de Jesús como el Mesías prometido, el contenido del nuevo testamento no es
considerado en igual autoridad que la Torá y los demás Escritos del antiguo testamento, muchos
tratan a los evangelios y epístolas del nuevo testamento como un texto defectuoso.

Como cristianos estamos conscientes de la inerrancia e infalibilidad de la Palabra de Dios, la


Escritura dice:
2 Timoteo 3:16-17 dice: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

2 Pedro 1:21 dice: porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

2 Pedro 3:15-16 dice: Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para
salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido
dada, os ha escrito, 16casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre
las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen,
como también las otras Escrituras, para su propia perdición.

En estos textos vemos que podemos confiar plenamente en la veracidad de los textos del
nuevo testamento, toda la Escritura es inspirada por Dios, no tan solo el antiguo testamento sino
que también el nuevo. Pablo hablando a Timoteo no solo se refiere a los Escritos
veterotestamentarios sino también a los escritos emergentes como sus cartas y tratados
doctrinales, de hecho el apóstol Pedro se refiere a los escritos del apóstol Pablo de igual manera
que a las Escrituras dándoles así el nivel de inspiración e incluso un nivel más complicado en su
interpretación debido a su alta complejidad expresada por el conocimiento del apóstol.

Creer que la Torá posee un mayor nivel de revelación en comparación a los demás textos del
antiguo y nuevo testamento conlleva a doctrinas erróneas que desacreditan la veracidad de las
Escrituras y ponen en duda la identidad que hallamos en ella, identidad en su tema, en su mensaje,
en sus enseñanzas y en su todo como unidad.

El guardar la Torá incluye el guardar el día de reposo en el séptimo día de la semana


(Sábado), celebrar las fiestas judías y los festivales, mantener las leyes alimenticias, evitar el
"paganismo" del cristianismo (Navidad, Semana Santa, etc.), y aprender a entender las escrituras
desde un punto de vista hebreo.1

La mayoría de las doctrinas en la que basamos nuestra fe están fundamentadas en el nuevo


testamento donde se habla de Cristo, la Iglesia, la Salvación, la Resurrección, doctrinas que dan
vida al cristianismo, en cambio, el judaísmo se basa en la Torá; todas sus leyes, costumbres y
enseñanzas provienen solo de ella, no de Cristo.

Pregunta: ¿Quiénes somos entonces? ¿Judíos de la Torá o Cristianos de la Biblia?

1
www.gotquestion.org
II. La fe sin obras es muerta ¿Pero qué obras exactamente?

El elemento judaizante promovido por sus adherentes confirman el ministerio mesiánico de


Jesús y en su efecto su obra salvadora, no obstante la fe debe ir acompañada de sometimiento y
obediencia absoluta a los mandamientos de Dios ¿Qué mandamientos, qué obras?

Santiago 2: 17 dice: Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

Santiago 2:23-24 dice: Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue
contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es
justificado por las obras, y no solamente por la fe.

Para el judío, el mesiánico y de raíces hebreas las obras que deben acompañar a la fe
corresponden a las obras de la ley. Para ellos las obras de la ley forman parte esencial del plan
salvador, no basta con tan solo creer y confesar el nombre de Cristo para ser salvo, es necesario
el cumplimiento de la ley, es decir las obras que evidencian la fe.

Sin embargo, ¿De qué obras está hablando el escritor Santiago en su carta?, naturalmente
interpretando desde la perspectiva hebrea y no considerando un propósito general del mensaje
podemos deducir que las obras a las que se refiere Santiago son las referentes a la ley, no
obstante, las obras a las que se refiere son las que resultan del don de la salvación. No son las
obras para salvación sino obras producto de la salvación, por lo tanto un cristiano es imposible
considerarse como tal si su fe no lo mueve a obrar. La fe salvífica produce inevitablemente obras
que reafirman su convicción interna, pero como ya hemos mencionado, las obras que hemos de
hacer no corresponden a la orden del antiguo pacto, cuando Jesús murió puso fin al antiguo pacto.

Este movimiento de raíces hebreas considera que el sacrificio de Cristo no ha puesto fin al
antiguo Pacto, sino más bien lo amplía en su concepción, haciendo así del antiguo un pacto mejor y
renovado que está escrito en los corazones de sus seguidores, aquellos que realmente comprenden
el verdadero sentido e importancia de la ley. Considerando esto, Cristo no puso fin a la ley sino que
la ratificó, sin embargo la Escritura dice:

Romanos 10:4 dice: porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Gálatas 3:23-25 dice: Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley,
encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no
estamos bajo ayo…
Efesios 2:15 dice: aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre,
haciendo la paz…

Para aquellos que consideran que la ley y costumbres del antiguo testamento son aplicables
hoy en día para la iglesia debemos recordarles que la ley fue dada al hombre para dar a conocer
dos cosas importantes:

1. El pecado
2. La necesidad de un salvador que cumpliera la demanda de la ley

Las obras de la ley no salvan, no ayudan ni más ni menos para ser salvos, ya que, considerar
que si lo pueden hacer sería rechazar la eficacia del sacrificio de Cristo en la Cruz y sería
terminar en la carne lo que hemos comenzamos en el espíritu según la declaración del apóstol Pablo
en referencia a la situación de la iglesia de Galacia, donde “creyentes insensatos” se dejaron
influenciar por las doctrinas de los judaizantes, quienes a la opinión del apóstol son perturbadores
y pregoneros de otro evangelio que no es de Cristo (Gálatas 1:6-10; 3: 1-29).

III. Utilización de Nombres, Cánticos y Vestimenta hebrea

Nombres

La fiebre judía que ha influenciado nuestras iglesias cristianas ha puesto un especial


cuidado en las diferentes formas de expresión al momento de hablar y dirigirse hacia la divinidad.

Muchas congregaciones movidas por estas corrientes judaizantes han incurrido en los
extremos de ya no referirse en términos propios de la Escritura sino que han alterado su
vocabulario alegando que debemos expresarnos con las palabras correctas tal cual como los
escritores bíblicos o apóstoles lo hacían. Es así como muchos ya ni siquiera utilizan el nombre
Jesús para referirse al Hijo de Dios, sino que lo llaman YESHUA o YESHUA HAMASHIAJ, Jesús
el Mesías, o también al referirse a Dios/Jehová como YAHWEH TZAVAOT, Jehová de los
Ejércitos, dando a entender que la importancia de los nombres divinos radica en la correcta
pronunciación de ellos. Entonces, si esto fuera así, por ejemplo, confesar el nombre de Jesús,
conocerle y seguirlo no tiene sentido si no hay plena convicción de su verdadera identidad que es
YESHUA HAMASHIAJ.

Expresiones utilizadas por iglesias cristianas que han aceptado estas corrientes como “un más alto
camino”:

BARUC HASHEM ADONAI: Bendito el nombre del Señor


SHALOM ALEJEM: Que la Paz sea contigo
EMUNAH: Fe
RUACH HAKODESH: Espíritu Santo
YAH ELOHIM: Jehová Dios

Quienes han propuesto estas ideas de volver al origen como recurso indispensable en el
culto de adoración a Dios han caído en la arrogancia de creer que nuestra postura de adoración al
único Dios verdadero y a la entrega total de nuestra vida a Jesucristo su Hijo ha sido totalmente
torcida por la manipulación de las traducciones bíblicas que han obviado la terminología y
gramática “original” de los textos originales.

Quienes han caído en este adoctrinamiento judaizante creen de si mismos sentirse en un


nivel mayor de conocimiento y de cercanía con la divinidad, creen que por hablar o expresarse
como lo hacían Jesús y sus discípulos añaden mayor peso a lo que dicen y enseñan.

Aquellos que aseguran que los textos griegos del nuevo testamento han sido tergiversados
consideran que declarar los nombres o títulos mencionados en ellos tales como los de Jesús, Dios
(Zeus como dicen ellos que significa) o Espíritu Santo es anular y desacreditar la importancia de la
revelación que esconden tales nombres. Su eficacia e importancia está en la correcta
pronunciación de ellos, es decir, en la lengua hebrea. Es curioso por otra parte que quienes
exponen estas enseñanzas no corresponden a ninguna escuela de idiomas o han estudiado el hebreo
actual ni mucho menos el antiguo, es curioso ya que su convicción “racional” va más allá de su misma
comprensión lógica de lo que afirman.

Música

Otras de las costumbres judaizantes que han sido asimiladas por la iglesia cristiana es la
música hebrea. Ahora bien, cuando hablamos de música en las congregaciones podemos observar
que hay una gran diversidad de ella y que comúnmente responde a las realidades de cada
congregación, es decir, su lugar, costumbres, idiomas, cultura, etc. En cuanto al estilo no existe
una forma que pueda llamarse de manera definitiva “la correcta”, sin embargo, todo tiene sus
límites, condiciones y prudencia al momento de expresar una adoración genuina a través de la
música.

El elemento judaizante también ha incluido en su adoctrinamiento la introducción de una


enorme lista de canciones de contenido hebreo, y no tan solo su contenido sino que también su
estilo musical.
Hemos visto muchas iglesias que han adoptado un sinfín de instrumentos musicales como el
Chofar para darle realce a sus alabanzas y un sentido de identificación con el pueblo hebreo que
utilizaba estos instrumentos para adorar a Dios.

Ministerios como los del hermano Paul Wilbur y Billy Bunster han dado una enorme
importancia al desarrollo de este género musical que muchas de nuestras iglesias adoptan sin
ningún miramiento al momento de utilizar su música. Hay que dejar en claro, y como hemos dicho
anteriormente, la música posee una variedad de estilos y que estos dependen de la realidad de
cada iglesia, sin embargo, cuando estos tipos de alabanzas toman cada vez más importancia e
incluso llegan a suplantar el estilo de alabanza existente en la iglesia local debemos ser
intransigentes con ello y volver no a las raíces hebreas o judías como ellos declaran sino más bien a
las raíces cristianas evangélicas de las cuales somos herederos.

El impacto de la música hebrea no tiene más o menos eficacia que un himno pentecostal o
una balada para adorar a Dios. Dios busca verdaderos adoradores y no imitadores de estilos
musicales (Juan 4:23-24)

Vestimenta

Acompañando el vocabulario y cánticos de origen judío se añade también la vestimenta judía


en los cultos de adoración, que lamentablemente ya no hay distinción entre una sinagoga judía.

Muchos de estos hombres que han visto en este movimiento “un camino más alto y
excelente” han adoptado extremadamente hasta la forma de vestir de los judíos para poder
ministrar en sus iglesias (sinagogas). El manto, la kippa, las filacterias son su vestimenta sin
embargo ¿Qué garantiza vestir como judíos? ¿Acaso las vestimentas tienen más eficacia al
momento de ministrar?

1 Pedro 3: 3-4 dice: Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro
o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu
afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

Ya sea una vestimenta ostentosa o humilde, un traje de seda o una simple camisa, ¿Qué
importa? La estima de Dios está en quien viste un corazón puro, un espíritu agradable, alguien que
se vista de su gracia y amor. Mateo 23:5 dice: Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por
los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos…

Nuestra identidad y vida está escondida en Cristo (Colosenses 3:3) y no en como hablamos,
como cantamos o como vestimos. Nada de lo que hagamos queriendo aparentar algo que no somos
tendrá resultados ante Dios. Somos la Iglesia del Señor, no una Sinagoga judía.
IV. Concepto de la Casa de Israel

¿Qué son las tribus perdidas?

A la muerte del rey Salomón en el año 930 a.C. aproximadamente el reino de Israel se
divide en dos reinos; el reino de Judá (reino del sur) compuesto por las tribus de Benjamín y Judá,
y el reino de Israel (reino del norte) compuesto por las diez tribus restantes.

 El reino del norte es conocido también como Efraím por ser una de las tribus más grandes y
su capital fue Samaria.
 El reino del sur es conocido como el reino de Judá y su capital fue Jerusalén.

En 722 a.C. el reino del norte, es decir, Israel fue asolada por el imperio Asirio y muchos de
sus habitantes fueron al exilio a la antigua asiria (2 Reyes 17:6). Durante este tiempo las tribus
del reino del norte que quedaron en su tierra se mezclaron con gente de Cuta, de Ava, de Hamat, y
de Sefarvaim, que habían sido enviados por el rey asirio para que habitaran Samaria (2 Reyes
17:24; Esdras 4:2-11). Años más tarde, en el 586 a.C. el reino del sur, es decir, Judá, fue
atacado por el imperio babilonio y sus habitantes fueron llevados en cautiverio a babilonia durante
70 años (2 Reyes 25:21).

Tras haber estado 70 años fuera de su tierra, el reino del sur retorna a su nación y
comienza sus labores de reconstrucción del templo y la ciudad de Jerusalén (Esdras 1).

¿Qué pasó con las 10 tribus del reino del norte? ¿Qué sucedió con la casa de Israel?

Según la cosmovisión de sectores del judaísmo y de judaizantes del cristianismo como las
raíces hebreas, consideran que debido a que estas tribus no volvieron del exilio a sus tierras éstas
están diseminadas por el mundo entre las naciones gentiles. Muchas hipótesis dicen que las diez
tribus emigraron a lo que conocemos como Europa y que no es coincidencia que el gran despertar
reformista haya comenzado en ese lugar. Sin embargo, ¿Es verdad que existen estas tribus
perdidas? La respuesta es NO.

Las supuestas tribus perdidas de Israel jamás han estado perdidas. Después del ataque
asirio a Israel gran cantidad de los israelitas que se quedaron en sus tierras se unieron al reino del
sur, a Judá (2 Crónicas 36:6-9), aquí podemos observar que muchas de las tribus del norte
siguieron conformadas después de la conquista Asiria. Posteriormente Asiria sería conquistada por
Babilonia quien a su vez llevó cautivo al reino del sur en el año 586 a.C, es decir al reino e Judá (2
Reyes 25:21), y obviamente no solo fueron las tribus de Judá y Benjamín sino que también las
demás tribus del norte que se habían unido a Judá. Al cumplirse los 70 años de cautiverio el rey
Ciro permitió el regreso de los israelitas a su tierra (Esdras 1). En este regreso no solo
participaron las dos tribus del sur sino que miembros de las doce tribus de Israel.

Ahora, ¿Por qué es importante aclarar este tema?

La importancia radica en el origen de un movimiento judaizante que ha enhebrado una serie


de enseñanzas que ha reinterpretado el evangelio desde el punto de vista hebraico. Uno de los
exponentes más conocidos de esta corriente teológica es el pastor Jim Staley que ha cautivado a
cientos de cristianos con su famoso estudio “Crisis de Identidad”, donde expone el evangelio de
YESHUA HAMASHIAJ desde la perspectiva hebrea considerando que el ministerio del mesías fue
reconciliar y traer de vuelta hacia Dios el reino del norte, la casa de Israel.

¿Crisis de Identidad?

Staley en su conferencia “Crisis de Identidad” utiliza una serie de textos bíblicos tanto del
antiguo como del nuevo para confirmar su teología hipotética acerca de esta gran verdad que
cambiará al mundo en su totalidad. Su doctrina se basa en que así como las diez tribus de Israel
jamás volvieron a sus tierras después del exilio asirio, éstas fueron diseminadas por el mundo y
hoy se encuentran mezcladas entre los gentiles de todas las naciones, bajo esta premisa los
gentiles del mundo no son quienes no pertenecen al linaje israelita sino más bien a aquellos
israelitas que se apartaron de Dios y nunca más volvieron a formar parte del pueblo de Dios.

Para este adoctrinamiento herético las palabras del nuevo testamento que declaran “no
eran pueblo y ahora lo son” como lo declara Romanos 9:25 y 1 Pedro 2:10-12 son una clara
alusión al texto de Oseas 2:23 donde el profeta declara las palabras de Dios hacia el reino de
Israel. Por esta razón, a la luz del libro de Oseas, las palabras dichas por el apóstol Pedro y Pablo
deben interpretarse sin discusión alguna tal cual como fue entregada en su origen como lo
menciona Oseas, es decir, quienes antes no eran pueblo y ahora lo son no corresponde al pueblo
gentil sino que a los gentiles descarriados que conformaban al reino del norte, Israel.

Desde la perspectiva hebrea obviamente para quienes oigan el mensaje del apóstol Pedro y
Pablo cuando hacen mención de este pasaje del profeta Oseas en sus escritos se les hará familiar
conociendo el contexto de su historia y costumbres, sin embargo, cuando nos enfrentamos a la
lectura del nuevo testamento debemos tener presente que cada escritor fue guiado por el Espíritu
Santo al momento de escribir e interpretar las Escrituras, por lo tanto, en muchas ocasiones nos
encontraremos con interpretaciones del Antiguo Testamento que a la luz del entendimiento
entregado por Dios por intermedio del Espíritu Santo tendrán un nuevo significado que no
necesariamente anula el propósito original pero que tiene un doble cumplimiento o una doble
interpretación como es característico en la profecía hebrea y que el evangelista Mateo hace un
especial hincapié en ello. Por ejemplo Mateo 1:22 4:14; 8:17; 12:17; 13:35; 21:4.

¿Ovejas de otro redil?

Otro de los textos mal interpretados para apoyar su teología judaizante es cuando Jesús
habla de las ovejas del otro redil (Juan 10:16) ¿Cuáles son las ovejas del otro redil? Según la
cosmovisión judaizante estas ovejas son la Casa de Israel, el reino del norte. Ezequiel 34 habla de
los pastores y del rebaño refiriéndose al pueblo de Dios, por lo tanto, si leemos el texto de Nuevo
Testamento considerando que la única referencia que tenemos en la Biblia en cuanto a rebaño,
ovejas y pastor es en el Antiguo Testamento, y esta se refiere a Israel, entonces las ovejas
perdidas de Juan 10:16 son sin lugar a dudas todas aquellas tribus que algún día fueron parte del
pueblo escogido de Dios pero que ahora ya no lo son. Sí esto fuese así entonces las ovejas del otro
redil no sería el pueblo gentil.

Ahora Mateo 10:6 y 15:24 habla de las ovejas de la casa de Israel, textos mal
interpretados que indican supuestamente que Jesús o YESHUA vino a buscar o a reconciliar con
Dios a esos dispersos por todo lugar. Sin embargo, en ambos textos que Jesús hace mención de las
ovejas perdidas de la casa de Israel lo hace en refiriéndose a los judíos/pueblo de Dios/pueblo de
Israel. Recordemos que la teoría de las supuestas tribus perdidas no es real, por lo tanto cuando
el Jesús menciona la casa de Israel o los escritores del Nuevo Testamento mencionan a Israel lo
hacen considerando todas las tribus que lo componen, es decir las doce tribus de Israel.

En los evangelios, la profetisa Ana (Lucas 2:36) era de la tribu de Aser (supuestamente
una de las diez tribus perdidas). Anna no estaba perdida en absoluto. Tanto Zacarías como
Elisabet y, por lo tanto, Juan el Bautista, son de la tribu de Leví (Lucas 1:5). Jesús promete a los
discípulos que se sentarán "en tronos juzgando a las doce tribus de Israel" (Lucas 22:30). Pablo,
que sabe que es de la tribu de Benjamín (Romanos 11:1), habla de la "promesa cuyo cumplimiento
esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de
noche" (Hechos 26:7); fíjese el tiempo presente. Santiago dirige su epístola "a las doce tribus
que están en la dispersión" (Santiago 1:1).

Es importante entender que no todo lo que dice el Nuevo Testamento tiene el mismo
significado que en el Antiguo. El Nuevo Testamento declara en Colosenses 2:17 y Hebreos 10:1
que la ley (antiguo pacto) eran sombras de lo porvenir, no eran el fin completo, solo sombras, una
preparación para lo porvenir. Es por ello que el hermano Pablo Hoff en su libro “El Pentateuco”
declara en cuanto al propósito del Antiguo Testamento que este era la Preparación para la venida
del Redentor”. Lo que en el Antiguo Testamento parece ser una cosa en el Nuevo se revela su
propósito entero.

Sin embargo, hermanos de nuestras congregaciones han creído y confirmado este mensaje
sin entender que al hacerlo están negando su propia fe. La idea de esta corriente judaizante es
que encontremos nuestra Identidad no en Cristo sino que en aquellas tribus dispersas por el mundo
que se apartaron de Dios. Para quienes creen en esto los gentiles a quienes hace mención la
Escritura son aquellos descendientes de las tribus perdidas, por lo tanto, la salvación es para
aquellos que provienen del linaje de estas tribus, es decir, si no hay una ascendencia israelita no
hay salvación. Si bien este mensaje es muy radical en su concepción de salvación aún hay esperanza
dicen ellos para quienes no conocen o no están seguros de su ascendencia israelita. Según ellos,
todo aquel que se sienta identificado con las enseñanzas de Dios en su ley y en su Hijo esto es
señal de su verdadera Identidad como Casa de Israel. Ahora, ¿en que se basa esto? La respuesta
es; en nada, no hay argumento bíblico que avale tal enseñanza de una supuesta identidad israelita.

V. Conclusión

Por esta razón, como Iglesia del Señor debemos estar conscientes que considerar volver a
las raíces hebreas u observar el cristianismo desde la perspectiva judía es una clara forma de
apostasía que nos lleva desde la gracia de Cristo a la esclavitud de la Ley, doctrinas de demonios
que solo pretenden perturbar a los escogidos y presentar un nuevo evangelio del cual Cristo no es
el centro.

Hermanos en Cristo, es urgente que con diligencia seamos hombres y mujeres preparados
en la Palabra de Dios, que con amor y también mucho fervor podamos ser servidores prestos a la
predicación y defensa de la sana doctrina. Judas en su carta a la Iglesia declara que debemos
contender fervientemente por la fe, esto significa que debemos estar atentos a cualquier tipo de
levantamiento herético y contrario a las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Debemos estar
conscientes que gran cantidad de surgimiento de falsas doctrinas se debe al poco conocimiento de
la sana doctrina, por lo tanto usted y yo tenemos la responsabilidad que el mundo pueda oír el
mensaje de la Palabra de Dios de acuerdo al fiel propósito de ella, no sea que muchos teniendo
comezón de oír se vuelvan a las fábulas y aparten el oído de la verdad (2 Timoteo 4:3-4).

Por lo tanto, hermanos en Cristo, la Iglesia de Dios no debe sucumbir ante el supuesto
mejor camino que los judaizantes presentan para apartar a los creyentes de la verdad, y tengamos
claro que:

 No somos Judíos ni Judíos Mesiánicos/ Somos Cristianos


 No tenemos identidad en las Raíces Hebreas/ Nuestra identidad es Cristo
 No somos Israel/ Pero si somos pueblo de Dios
 No somos una Sinagoga/ Somos la Iglesia del Señor
 No vivimos bajo la ley/ Vivimos bajo la Gracia
 No caminamos en la ley/ Caminamos en Cristo
 No somos esclavos de la ley/ Somos servidores de Cristo

S-ar putea să vă placă și