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1 Corintios 5:5: “para que su

espíritu se salve en el día del


Señor”
Continuando ahora con 1 Corintios 5 y empezando del
verso 1 leemos sobre la gran inmoralidad sexual que estaba
sucediendo en la iglesia de Corinto.

1-Corintios-5:1-5
“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal
fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto
que alguno tiene la mujer de su padre. Y vosotros estáis
envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado,
para que fuese quitado de en medio de vosotros el que
cometió tal acción? Ciertamente yo, como ausente en
cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he
juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el
poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a
Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el
espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.”

¿Entre quienes estaba sucediendo la inmoralidad


sexual? “Entre ustedes”, entre los creyentes, dijo Pablo.
Esto nos dice inmediatamente que un creyente es sin duda
capaz de hacer tales cosas como inmoralidad sexual y de la
peor, de la que ni siquiera se tolera entre los paganos.
Ahora, me gustaría que nos hiciéramos la siguiente
pregunta: ¿se habrán salvado las personas que practicaban
tales cosas, quienes obviamente eran creyentes, si no se
arrepintieron de sus prácticas? Esta es más bien una
pregunta retórica ya que la respuesta está en el texto así
como la forma en que Pablo reaccionó ante la situación.
Vamos a verlo de nuevo:

1-Corintios-5:4-5
“En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos
vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor
Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción
de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del
Señor Jesús.”

La razón por la cual este hombre debió de ser


entregado a satanás era para que se arrepintiera, a través
de “la destrucción de la carne” que esto traía “a fin de que
su espíritu fuera salvo en el día del Señor”. Por decirlo de
otro modo: si la carne, el viejo hombre, de esta persona fue
golpeado y se arrepintió, entonces su espíritu, él mismo,
fue salvo en el día del Señor”. Es obvio que si esa
“destrucción de la carne” no hubiera sucedido y esa
persona no se hubiera arrepentido, entonces su espíritu no
se salvaría en el día del Señor. Pablo, para evitar ese caso y
llevarlo a arrepentimiento, dice que lo entreguen a satanás
para destrucción de la carne, para que el viejo hombre
fuera golpeado. Pero, ¿acaso aquellos que practicaban esas
y similares cosas finalmente se arrepintieron? En 2
Corintios Pablo continua con el asunto de la inmoralidad
sexual en la iglesia de Corinto y eso es lo que dice:
2-Corintios-12:21
“que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros, y
quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han
pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y
fornicación y lascivia que han cometido.”

Como vemos, no solo fue uno sino muchos los que


estaban viviendo en impureza, fornicación y lascivia . Como
también podemos ver, muchos de ellos NO se arrepintieron
y nos sabemos si alguna vez lo llegaron a hacer.

Hay un par de cosas que quisiera que notáramos


concernientes a estas personas: lo que hicieron no fue
cometer un pecado mientras iban por el camino correcto.
Esto no fue un episodio de pecado, sino como el texto dice,
su práctica, lo que hacían habitualmente y como forma de
vida. Eran hacedores de maldad, usando las palabras del
Señor (Mateo 7:23). Si no se arrepintieron, ¿encontrarán la
puerta del reino abierta y al Rey esperándolos para darles
la bienvenida, solo porque alguna vez creyeron? La
respuesta es no. Porque como queda claro en Mateo 7:21-
23 el Rey no les dará la bienvenida sino que echará fuera a
los hacedores de maldad.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino


de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad.”

En comparación con muchos hoy en día que han


escogido ignorar lo anterior, Pablo no lo ignoró. Es por eso
que le molestaba que la iglesia de Corinto fuera arrogante,
básicamente durmiendo y no habían disciplinado a esas
personas para que se arrepintieran y su espíritu “se salvara
en el día del Señor”.

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