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Juan 14:1-6.
Introducción
La separación física de un ser querido, ocasionada por la muerte, siempre causa dolor.
Jesús, que pronto iba a ausentarse de sus discípulos, pues él sabía que iba a morir crucificado, los prepara con estas
palabras para el inminente trance. Aqui tenemos:
1. UNA PALABRA DE PAZ
"No se turbe vuestro corazón.”
A. Es la paz de Dios.
(¡Tan necesaria en estos momentos!)
1. Paz. para los creyentes, Filipenses 4:7.
“…Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús…”
2. Paz. en la prueba.
a. Jesús no prometió una vida imperturbable, exenta de luchas y conflictos. El agua que no se turba, se
enturbia.
b. La vida se conmueve con diversas pruebas, pero en medio de las vicisitudes y zozobras, puede haber un
refugio invulnerable de paz en el corazón.
B. Es la paz que da Jesús.
1. La filosofía puede ayudarnos a entender y aceptar ecuánimemente el dolor.
2. Pero sólo Jesús puede darnos la paz del espíritu, Juan 14:27.
“…La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni
tenga miedo...”
b. Se gozaba y lloraba con ellos. Acompañó a Marta y María en su dolor, Juan 11:28-37.
3. En el Hijo de Dios.
a. El que podía decir: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25, 26).
b. El que murió y resucitó. Ascendió a los cielos e intercede por nosotros. Por eso es digno de nuestra
confianza, tengamos fe en él.
C. Es una fe eficaz.
1. Es lo que marca la diferencia con el que no cree. Le permite afrontar con entereza y valor las
adversidades.
2. No excluye la tristeza. Jesús también estuvo triste (Mt. 26:38); es natural y humano; pero aunque
tristes, no desesperados, sino confiados.
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad
conmigo.
Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo
cual es muchísimo mejor Filipenses 1:23.
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Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio,
una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de
aquella nuestra habitación celestial; 3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los
que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino
revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien
nos ha dado las arras del Espíritu. 6Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos
en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7(porque por fe andamos, no por vista); 8pero confiamos, y más
quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 2 Corintios 5:1, 6-8.
B. Esperanza de la eternidad.
1. En la resurrección de los muertos.
Cuando Cristo venga en su segunda venida, traerá a los que murieron creyendo en él,
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Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como
los otros que no tienen esperanza. 14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios
con Jesús a los que durmieron en él. 1 Tesalonicenses 4:13, 14.
2. En la vida eterna.
Los que vivan en ese momento, se unirán a ellos, y estarán para siempre con Cristo,
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Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta
la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor mismo con voz de mando, con
voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero. 17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 1 Tesalonicenses
4:15-17.
“…Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabra…”. 1 Tesalonicenses 4:18.
Conclusión
Jesús habia venido a dar a conocer a Dios, a hacer real su presencia entre los hombres. Ahora, él se
ausentaría. Moriría y se iría al cielo con su Padre. Pero dejaba un camino abierto, que era él mismo (Juan
14:6). Todo el que cree en Jesús puede tener comunión con Dios, paz, confianza y esperanza.