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Yeison Eduardo Mogollón Gamboa

CAPITULO III
NARCISO O LA ESTRATEGIA DEL VACIO
El narcicismo designa el surgimiento de un perfil inédito del individuo en sus
relaciones con él mismo y su cuerpo, con los de mas, el mundo y su tiempo, en el
momento en que el capitalismo autoritario cede el paso al capitalismo hedonista y
permisivo, acaba a la edad de oro del individualismo, competitivo a nivel
económico, sentimental a nivel domestico, revolucionario a nivel político y artístico,
y se extiende un individualismo puto, desprovisto de los últimos valores sociales
morales que coexistían.
Aun con el reino glorioso del homoeconimicus, de la familia , de la revolución y del
arte; emancipada de cualquier marco trascendental, la propia esfera privada
cambia de sentido expuesta como está únicamente a los deseos cambiantes de
los individuos. Si la modernidad se identifica con el espíritu de empresa, con la
esperanza futurista, está claro que por su indiferencia histórica el narcisismo
inaugura la posmodernidad, ultima frase del homo aequalis.
NARCISO A MEDIDA
La ola del “potencial humano” psíquico y corporal no es mas que el estadio
definitivo de una sociedad que se aparta del orden disciplinario y lleva a sus
ultimas consecuencias la privatización sistemática ya operada por la edad del
consumo… el narcisismo resulta del cruce de una lógica social invidualista
hedonista impulsado por el universo de los objetos y los signos y de una lógica
terapéutica y psicológica elaborada desde el S.XIX a partir del enfoque
psicopatológico.
El zombie y el psi
En el momento en que la información substituya la producción, el consumo de
conciencia se convierte en una nueva bulimia: yoga, psicoanalista, expresión
corporal, zen, terapia primal dinámica de grupo ,meditación trascendental; a la
inflación económica responde la inflación psi y el formidable empuje narcisista que
engendra , en donde la terapia psi genera una figura inédita de narciso,
identificado de una vez por todos con el homo psicologicus.
La pasión n Narcisa no procede de la alimentación de una unidad perdida , no
compensa una falta de personalidad, genera un nuevo tipo de personalidad, una
nueva conciencia, toda ella indeterminación y fluctuación.
La función del narcisista es que el yo se convierta en un espacio flotante”, sin
fijación ni referencia, una disponibilidad pura, adaptaba a la aceleración de las
combinaciones, a la fluidez de nuestros sistemas.
El cuerpo reciclado
El cuerpo es como el objeto de culto: angustia de la edad y de las arrugas,
obsesión por la salid por la línea, y por la higiene; rituales de control (chequeo) y
de mantenimientos (masajes, saunas, deportes, regímenes ); cultos solares y
terapéuticos (supersconsumo de los cuidados médicos y de productos
farmacéuticos), etc.
El cuerpo reciclado.
Narcisismo aplicado al cuerpo: horror ante la arruga, ante la vejez. Se niega la
natural alteridad del cuerpo. Se pretende que sea un espejo continuo de la
personalidad, de la identidad profunda. El desinterés por las generaciones futuras
intensifica el horror a la muerte. La falta de sentido es lo que hace que nos
apeguemos de manera grotesca al cuerpo. Es el imperativo de la juventud, de la
actualidad sustraída al devenir. El cuerpo se ha psicologizado es un fin en sí
mismo para Narciso.
El narcisismo cumple una misión de normalización del cuerpo: la preocupación por
él no es algo espontáneo sino un imperativo social. De esta manera, junto a la
des-substancialización de la persona se produce una des-substancialización del
cuerpo.
Un teatro discreto.
Cada vez más encerrados en nosotros mismos, somos incapaces de desarrollar
naturalmente los antiguos roles sociales. Somos simuladores, actores privados de
arte.
Se puede expresar todo, pero con discreción. Los roles actúan como barreras
entre las que se cuela un simulacro suave. El intimismo genera la indiferencia. En
los sitemas personalizados, los grandes cismas, las herejías, no tienen ya sentido.
¿Apocalipsis now?
Aunque la sociedad parezca más suave, más tolerante, en realidad nos
encontramos en la guerra de todos contra todos. El abandono por parte del
narcisismo de las jerarquías sociales tempera la jungla humana.
Se ha pasado de la lucha por la competencia a la lucha por el reconocimiento
privatizado. Por ello, la agresividad se ha desplazado al ámbito familiar.
El vacío.
La nueva desesperación se traduce de la siguiente manera: “¡Si al menos pudiera
sentir algo!”. Es la nueva neurosis: la flotación narcisista, la imposibilidad de sentir,
el vacío emotivo. La intensidad emotiva desaparece en todas las instituciones
clásicas. Incluso en el sexo se busca una disociación emocional. El
sentimentalismo está pasado de moda. Sólo nos queda el vacío.

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