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Los conceptos fundamentales que manejan los sofistas son, sin duda, muy
anteriores a ellos, y sus orígenes pueden perseguirse hasta los mismos
comienzos de la filosofía griega; pero aquí, sin embargo, ocupan un lugar
muy distintos que en la sofistica. Ley y naturaleza, nomos y physis constituían
una unidad esencial en la primera época del pensamiento griego; la
regulación humana de la conducta estaba inserta en las mismas leyes del
ser, y era entendida en ellas y desde ellas. La frase de HERÁCLITO “Todas
las leyes humanas se nutren del uno divino”1, en la que ha querido verse a
menudo el origen de la idea del Derecho natural, ha de entenderse también
desde el punto de vista de aquella unidad esencial. Este “uno divino” es el
logos, según el cual todo acontece y al que todo es común2, y al que
HERACLITO designa también con la palabra cosmos, el orden universal,
increado y eternamente el mismo para todos los seres, hombres y dioses3. El
hombre participa de este orden, del logos, por ser un alma4. “La mayor virtud
Quien obra, pues, según la naturaleza, obra de acuerdo con el logos, con la
ley universal, y esta ley “nutre” las leyes humanas. Por eso también debe
luchar el pueblo por sus nomoi como por sus murallas6. Está todavía muy
lejos la idea de dos órdenes diversos, de los cuales uno, inferior y humano,
debe reproducir el otro, superior y divino, poseyendo validez solo y en tanto
que reproduce este último. Todas las regulaciones humanas vigentes en las
polis son, más bien, de naturaleza divina, órdenes que se nutren del “uno
divino”. Solo más tarde, en el estoicismo, se insertaran las ideas de
HERACLITO en la construcción de un Derecho natural dualista, conduciendo
a la noción, fundamental para el Derecho natural estoico y medieval, de la
“ley universal”. Para HERACLITO, en cambio, logos, cosmos, physis y nomos
constituían todavía una unidad interna.
5 Ibidem, fr.112.
6 DIELS, ob.cit., fr.44.
7 WERNER JAEGER: Paideia, II, PS. 11 y ss.
nos sale al paso, una y otra vez, el paralelo entre medicina y ética, entre la
salud o la enfermedad corporal o moral. Desde este concepto médico de la
naturaleza como constitución corporal del hombre, era poca la distancia que
habían de salvar los sofistas para llegar al más amplio concepto de la
naturaleza humana como una totalidad de cuerpo y alma, en la que se
incluían sus cualidades morales y sociales. Este pequeño paso había de
revestir, empero, enormes consecuencias, pues con el da comienzo la
milenaria y cambiante historia del derecho natural.
¿Qué es la naturaleza del hombre? Los intentos de dar una respuesta a esta
pregunta han escindido radicalmente, desde un principio, la doctrina del
Derecho natural. A través de todos los tiempos y todas las épocas en las que
se acostumbra dividir la doctrina del Derecho natural, corre una antítesis de
principio, la cual, aunque oculta a veces, aparentemente por compromisos,
se abre paso una y otra vez con igual radicalidad. Es una antítesis que yo
designaría como la antítesis entre un derecho natural “ideal” y un Derecho
natural “existencial”. El contenido de estos conceptos aparecerá con toda
claridad en los cursos de nuestra investigación; por ahora, basten las
siguientes indicaciones provisionales. Para el Derecho natural ideal, la
esencia del hombre se determina partiendo de la razón, del logos; el hombres
es in ser racional y social, un animal rationale et sociale. Para el derecho
existencial, en cambio, el hombre no es primariamente un ser racional, sino
que se encuentra determinado por actos volitivos o impulsos de naturaleza
prerracional. Para la doctrina ideal del Derecho natural, este es un orden
ideal, eternamente valido cognoscibles por la razón; para la doctrina
existencial del Derecho natural, en cambio, este se basa en decisiones
condicionales por la situación concreta dada o en la afirmación vital de la
existencia.
15 Ibidem.326 D.
Para su tiempo, además, PROTAGORAS ofrece la justificación espiritual de
la democracia de PERICLES. Por lo que al problema del Derecho natural se
refiere, muestra, de otra parte, la interna dependencia que existe entre
naturaleza y leyes. Las leyes tienen como cometido el perfeccionamiento de
la disposición natural para el respeto y el Derecho. Se distingue entre physis
y nomos, la realización de la physis.
“Es mi opinión, que estáis aquí presente –hace decir PLATON al sofista
HIPIAS-, que somos afines, hermanos y conciudadanos, no por el nomos,
sino por la physis. Pues lo que es igual por virtud de la naturaleza, mientras
que, en cambio, el nomos, ese tirano del hombre fuerza a hacer muchas
cosas contra esta”19. Physis y nomos se oponen radicalmente: en aquella se
encuentra fundada la igualdad natural de todos los hombres; en esta, en
cambio, su desigualdad antinatural. “Por naturaleza son todos iguales, lo
mismo si son barbaros que si son helenos… Todos, en efecto, respiramos
por la boca y la nariz, y todos comemos con las manos”, enseñaba el sofista
ANTIFON20.
19 PROTOGORAS, 337.
20 DIELS: Fragmente, Antifon, B, 44 B.
21 ALCIDAMAS: Escolio ARISTOTES, Retorica, I, 13.
descansa tan solo en un prejuicio22. Frente al ímpetu revolucionario de esta
teoría, ARISTOTELES trato trabajosamente de defender la tradición con su
teoría del esclavo por naturaleza”, el cual solo tiene parte en la razón en tanto
que la percibe en otros, pero sin poseerla el mismo23. Y, sin embargo, esta
doctrina de ARISTOTELES ha sido aceptada repetidamente hasta
PUFENDORF, con la intención de justificar por la “naturaleza” lo existente.
naturaleza. Metódicamente, esta teoría se encuentra por eso a la misma altura que la doctrina de la igualdad de ANTIFON.
conduzca a aquel, que el fuerte vaya a la cabeza y el débil le siga”25.
PLATON, en el que alentaba una “naturaleza de león”, h puesto esta teoría
en boca de CALICLES con palabras impresionantes: “Por naturaleza, el más
débil es también el peor… No obstante lo cual, en el Estado son los débiles
y la gran masa de lo que dan las leyes, haciéndolo en su propio provecho y
determinando así lo que es bueno y lo que es malo. Por ello tratan de
amedrentar a los fuertes, es decir, a aquellos que tienen fuerza en si para
poseer más que los otros, a fin de que no aspiren a más. Con este propósito
afirman que el deseo a tener más es vergonzoso e injusto…, y se sienten
felices de poseer, al menos, lo mismo que los otros, aun siendo como son los
peores. La naturaleza, sin embargo, prueba que es justo que el hombre hábil
posea más que el que no lo es, y el más fuerte más que el más débil… desde
la infancia procuramos desnaturalizar a los mejores y más fuertes, los
domesticamos como a leones con toda suerte de conjuros y artimañas,
predicándoles, una y otra vez, que todos tienes que poseer lo mismo, y que
esto es lo bueno y lo justo… cuando, sin embargo, un día se alza un hombre
que tiene por naturaleza la fuerza suficiente, vemos entonces como se quita
todo de encima, rompiendo sus cadenas, haciéndose libre y pisoteando, toda
nuestra mala literatura, toda nuestra mentira, todos los conjuros y todas las
leyes antinaturales. Hasta entonces nuestro esclavo, ahora se pone en pie y
se nos muestra como nuestro señor. Es entonces cuando, de repente, brilla
en todo su esplendor el Derecho de la naturaleza”26.
3. SÓCRATES.
36
ARISTOTELES: Metafísica, 387 b; JENOFONTE: Memorables, IV, 6,1.
37 ENOFONTE: Memorables IV, 4, 13.
38 Ibidem, IV, 4, 13.
39 Ibidem, IV, 4, 1.
40 ……..
41 PLATON: Apología, 32.
42 Ídem: citrón, 50.
de su muerte, sus jueces tendrán que rendir cuentas por lo injusto de la
sentencia dictada43, y que, por ello, obediencia a esta última serviría para
restablecer el Derecho conculcado y tendría efectos jurídicos y políticos
integradores. La obediencia de Sócrates trata menos de confirmar el deber
jurídico de obedecer una sentencia materialmente injusta que de proteger el
orden jurídico total, violado por los jueces.
46 Aquel que no considere justo el Derecho vigente debe ensenar convincentemente otro mejor. Critón, 51
47 Todavía hoy dura la polémica en torno al problema del estado de necesidad frente a la sentencia materialmente injusta.
48 Política. 1281 a.