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LAS DECISIONES DE FIONA

Deja mucho que pensar el filme del veredicto: la ley del menor daño. Como

espectador logre vincularme de una forma personal con todas las problemáticas que plantea

esta película y logre ponerme en los zapatos de la protagonista. Esta película tiene la

característica de que hace que, como ya lo había dicho simpatices con todo lo que está

sucediendo y genera tu propia opinión. Obviamente no soy la excepción en esto, pero me

gustaría hablar primero de que contextos y situaciones plantea la película. Antes de eso

definamos que la película establece dos situaciones principalmente polémicas, o

controversiales a las cuales nuestra protagonista tendrá que dar una solución, como dije

ante, como espectador también tenemos nuestra opinión, pero lo que quiero averiguar o

exponer, si esta hizo lo correcto claro está, desde varios puntos de vista.

Fiona es una respetable jueza familiar de Londres. Desde el inicio se nos expone

que está muy constantemente se enfrenta a casos que pone en cuestión su propia moralidad

y percepción de ella por parte del público.

El primer caso al que esta se enfrenta y con el que nos presentan la naturalidad de su

vida es de dos hermanos siameses que necesitan una operación de separación para que uno

de ellos pueda vivir, si no se opera, la vida ambos llegarían a su fin; l hospital pide permiso

a la corte para proceder, pero los padres de estos se oponen bajo la afirmación de “Dios les

dio la vida, solo dios puede quitársela”. Este caso es más fácil de resolver que el que

tomaremos luego, pero sin embargo explorémoslo. Primero consideremos que los

argumentos de los padres son religiosos y subjetivos, que están comprometiendo la vida de
dos recién nacidos. Al ser estos recién nacidos, no hay ningún escape de elección para que

estos mueran no, es más, al ser tan solo unos bebes, es el deber de la ley, la corte y por ende

la jueza intentar proteger sus vidas cueste lo que cueste. Lastimosamente en este caso no

hay ninguna salida ilesa, todas tienen un desenlace con una tragedia sin embargo hay dos

opciones; o muere uno o mueren los dos por lo que esta debe optar por como dice el título a

“la ley del menor daño” salvar a uno o dejar morir a los dos, quizás no les guste a muchos

la idea, pero este es un mundo real y hay que tomar decisiones osadas y en este caso esto

era lo correcto.

Por otro lado, llega el caso de Adan que es más complejo, aquí ya no se trata de

buscar la salida con las menores repercusiones, es un caso en el que se enfrenta la

moralidad, la ley en sí misma, cosa que pondrá a prueba a Fiona. Adan es joven de 17 años

que pertenece a la comunidad y religión de los Testigos de Jehová el cual padece Leucemia,

cáncer en la sangre, lo que significa que las células cancerígenas se están esparciendo por

todo su sistema circulatorio y están haciendo su sangre no viable para las necesidades de su

cuerpo; al sufrir una recaída este necesita urgentemente una trasfusión de sangre, un

procedimiento médico que consiste en insertarle sangre de ajena a él pero en buen estado la

cual ayudara a contrarrestar los daños causados por su sangre cancerígenas. Si este no toma

el tratamiento morirá de una forma muy intensa. El problema acá es que, al pertenecer a la

religión ya antes dicha, este y especialmente sus padres ven la transfusión y cualquier

“profanación” a esta como una blasfemia, ya que para ellos el espíritu corre por ella. Por

todo esto, el hospital pide el permiso de proceder con el tratamiento a pesar de que sus

padres e inclusive el mismo se niega.


Quizás lo más lógico en este caso sería decir que cada quien puede hacer lo que

quiera con su vida, después de todo, es una pertenencia de cada uno; esto lo podríamos

decir con un enfoque filosófico o idealista, pero lo que le concierne a Fiona es la ley, y la

ley no le da la opción de escoger sobre cosas de ese estilo a Adan por ser menor de edad, lo

que significa que las cosas caen en las manos de sus padres los cuales como ya había dicho

prefieren que si hijo muera antes de que este reciba el tratamiento, después de todo si muere

de esa forma, trascenderá hacia el paraíso entero. Ahora es claro, si el joven estuviera en

coma, en estado vegetal o si la calidad de su vida futura se pusiera en cuestión por culpa del

tratamiento, los padres sí podrían optar por dejar que el muera, pero al ser un tratamiento

totalmente viable, sin repercusiones el dejar que muera es algo totalmente banal y al igual

que en el caso anterior lo que prima para la jueza es la vida del joven. Por esta razón,

aunque él le pide que no lo haga, esta opta por dejarlo vivir a pesar de que él le hubiese

pedido que lo dejara morir, pero ella entendió que sus decisiones estaban totalmente

influenciadas por sus padres y al final después de salvarlo este incluso le agradecería por

haberle dado una oportunidad de entender las cosas mejor.

Son situaciones complejas, pero nuestra protagonista siempre es serena y busca las

soluciones más correctas no solo legal sino moralmente, no solo por el presente sino

pensando en lo que pasara en el futuro quizás por eso siempre intenta salvar el mayor

número de vidas posibles. Muchos criticarían sus decisiones, pero para mí obro de forma

correcta, hay que entender que la ley no satisface todas las necesidades éticas y morales de

las personas pero si intenta encontrar el mayor bienestar común y es en lo que hace Fiona

en estos dos casos, a pesar de que sabe quera tremendamente juzgada.

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