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UN HOMBRE RACIONAL, PERTURBADO

¿AMO O ESCLAVO?

Wilhelem, Gustavo

Cátedra: Literatura Europea III


Docente: Solari, Pablo

Sección: Lengua y Literatura


Instituto Superior de Profesorado nº 4 “Ángel Cárcano”

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El presente trabajo tendrá como objetivo abordar la obra de Fiodor Dostoievski,
Memorias del subsuelo (2006) a partir de la teoría de los diferentes autores nombrados a
continuación. Entre ellos se encuentran: Guillermo Saccomanno, (2008) Memorias del
subsuelo, Fedor Dostoievski, Berman Marshall (2000) Todo lo sólido se desvanece en el aire.
La experiencia de la modernidad, Georg Lukacs (1966) Problemas del realismo, Mijaíl Bajtín
(2003) Problemas de la poética de Dostoievski, Kojéve (1960) “La dialéctica del Amo y del
Esclavo, en Hegel, comentada por Alexandre Kojéve” y, por último, Tzvetan Todorov, (1996)
Los géneros discursivos.
En relación al contexto se tomó a los siguientes autores para poner una referencia histórica al
abordar la temática: Arnold Hausser (1978) en Historia social de la literatura y el arte,
Roman Jakobson (1966) Teoría de la literatura de los formalistas rusos y Luis Gregorich
(1969) Historia de la literatura mundial. La literatura del siglo XIX.
En primer término, se procederá a explicar brevemente un panorama sobre el realismo ruso.
En segundo término, se abordará la obra con los estudios de los teóricos mencionados
anteriormente. Por último, se hará una conclusión valorativa acerca de la obra del autor para
dar fin al presente trabajo.

La corriente artística en ese país tuvo su instauración concluyente promediando el siglo


XIX, luego de la muerte de Pushkin en 1837. Una nueva configuración en el orden social y
cultural surge de la corriente realista con una madurez imposible de soslayar en las futuras
generaciones. La constitución de una inteligencia desarrollada por los sectores sociales
medios, como la burguesía, ciertos profesionales que se encargarían de denunciar las
injusticas sociales de la Rusia de la época gobernada por las élites militares. En el ámbito
literario, sus exponentes más representativos como Balzac, Tolstoi, Dostoievski, entre otros, a
través de sus escritos colaboraban a crear una atmósfera de oposición al orden establecido.
(Gregorich,1969, pp.237-238). En términos de Hausser (1978) en Historia social de la
literatura y el arte define el nacimiento de una nueva literatura de la siguiente manera:

La novela rusa moderna es en lo esencial creación de la intelectualidad rusa, esto es,


de aquella aristocracia espiritual que se separaba de la Rusia oficial y que bajo el término
de literatura comprende ante todo la crítica social, y bajo el de novela, desde luego, la
novela social (Gregorich, 1969, p.390)

Roman Jakobson, (1976) en “Sobre el realismo artístico” lo define como una corriente que
tiene por finalidad, recrear la realidad lo más fielmente posible con el mayor grado de

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verosimilitud propuesta por el autor, o entendida así, por el lector; es así que, el realismo, era
el principio fundamental del programa estético. (pp.71-72)
Un aspecto a destacar de la novela rusa en consideración de otras más desarrolladas,
como la novela francesa e inglesa, fue apropiarse del sentido y convertirse en la
representación literaria más progresiva y vital de la época. La novela psicología entra con
Dostoievski como resultado de un proceso maduro del realismo ruso. Hausser, (1976) a los
protagonistas del autor los define de la siguiente manera: “Los héroes de Dostoievski son
pensadores apasionados, imperturbables, maniáticos, que luchan tan desesperadamente con
sus propias ideas como los héroes de las novelas caballerescas con gigantes y vestiglos”.
(p.529)
Dispuestos a morir por sus ideas, como si hubieran venido al mundo en una misión
filosófica y su función principal fuese sólo pensar. El autor descubre una nueva manera de
razonar intensa. Esta cuestión del pensamiento claramente se observa en el personaje del
subsuelo.
La relación dialéctica entre Amo y Esclavo en la novela, de Dostoievski podría plantearse
como uno de los ejes principales de la obra. Otra cuestión insoslayable es la forma en la que el
protagonista de la historia, se sitúa en el espacio y el tiempo, con respecto a la modernidad.
En un primer acercamiento a la primera interrogante, habría que preguntarse ¿Qué es lo que
deseaba el hombre del subsuelo? Al prestar atención a dicho conflicto filosófico planteado por
Hegel (1807) y, teniendo en cuenta las diferentes relaciones sociales que el narrador relata, la
idea cobra sentido en el análisis de las relaciones humanas en la trama textual.
En prólogo de la novela Dostoievski alude al lector, en la presentación del objetivo de
su obra de la siguiente manera: “Mi propósito es presentar al público, subrayando un poco los
rasgos, uno de los personajes de la época que acaba de transcurrir, uno de los representantes
de la generación que hoy se está extinguiendo” (2006, p.3). En palabras del autor, remite a la
idea de cómo eran los hombres en la primera parte del siglo XIX en Rusia. Una posible
representación de la sociedad de la época en rasgos generales. En la novela, como medio de
representación se podría apreciar la forma de vida en aquel entonces, las relaciones humanas,
ver a través de sus ojos la modernidad y cómo fue concebida desde su perspectiva. También,
se podría plantear el interrogante sobre si el autor se mimetiza con el hombre del subsuelo, si
la profundidad para ambos fuera el refugio de su conciencia. El hombre del subterráneo se
declara culpable por un crimen que no cometió: “Pero ¿no les parece, señores, que estoy
adoptando ante ustedes una actitud de arrepentimiento, por un crimen que no sé cuál es?
(2006, p.6). Acaso cuál es el crimen del hombre ¿Haber nacido? En su monólogo de la
primera parte denuncia su condición y, a la vez, acusa su estado de desigualdad. En el

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comienzo de la historia hay un acercamiento a la vida del hombre del subsuelo en su lugar de
trabajo, que comparte con los demás colegas. Esta situación es muy peculiar, porque ellos no
lo reconocen, es más, ni se percatan de su existencia, de manera tal, que ni siquiera se dignan
a dirigirle la mirada como si no estuviese ahí. La falta de reconocimiento como a un par es lo
que le molesta al personaje; lo cual hace que éste estalle de rabia contra sí mismo, en un
ataque de crisis emocional por no poder agradarles. Además, la ira hace que pierda la razón
dando como resultado el rechazo mismo de su persona. Dostoievski tiene una peculiaridad en
su escritura, que es la de denigrar a sus personajes en las historias que le presenta al lector.
Esta afirmación puede verse con mayor profundidad en el estudio de Lukacs (1966) en “arte y
verdad objetiva” (p.40).
En el encuentro con sus amigos se produce tal tensión en la obra que no permite al lector
apartar los ojos de las hojas, para no perderse un solo segundo del afán del hombre del
subsuelo por esclavizar a sus amigos y, así poder someterlos ante él, ante su intelecto superior
desde su perspectiva. Quiere demostrarles que el dinero no lo es todo, punto en el que él
mismo no se pone de acuerdo. Pero como un buen hipócrita desea aparentar que su vida no es
tan miserable como cree él mismo, que los demás piensan.
En el encuentro con el oficial, maquinaba un plan para poder vengarse de la indiferencia
del servidor público. Bastante tiempo le llevo pergeñar el acto pues, fue tanta la humillación
que sintió al punto de planificar un acontecimiento único, por el valor que para él le originaba
el acto de indiferencia. El agente aristocrático, bajo la mirada del protagonista, actúo de
manera correspondiente, pues una figura policial no debe cometer atropellos contra los
civiles. Su tarea es velar por la seguridad y el bienestar de las personas dentro de la sociedad.
Pero lo que sin dudas humilló al protagonista, es que no lo hayan tomado en serio que su
presencia sea ignorada y, no posea el valor necesario para ni quiera ser reconocido como un
igual. El lector se encuentra con un antihéroe hasta ese momento, que porta ciertos valores en
los que considera que los demás deben reconocerle y que sus actos debían ser bien vistos por
los demás. Una vez llevada a cabo su venganza contra el oficial, el lector se topa con el héroe
realista, considerado un portador de valores en sí mismo que intentaba recuperar la dignidad
colectiva de la sociedad como lo nombra Todorov, (1996) “en Amo y Esclavo” (pp.158-159-
160) Aquí el héroe posee una autoridad ideológica y es independiente; se percibe como un
autor con una lógica propia y no como un objeto de la visión artística del autor como lo señala
Bajtín, (2003) en “La novela polifónica de Dostoievski y su representación en la crítica”
(p.15). A la vez, desea demostrarle a la colectividad rusa que esta venganza para él era
necesaria, porque necesitaba recuperar su dignidad ante los ojos de la sociedad. Por ello, el

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lugar, la vestimenta, el horario, todo el plan llevado a cabo como si fuera una celebración de
su heroísmo.
La teoría de Hegel, (1807) en palabras de Kojéve (1960) perfectamente se aplicaría a la
siguiente relación social en el entramado textual que propone el novelista. Además, del
estudio de Todorov, (1996) en “Memorias del subsuelo” acerca de la obra.
La relación que mantiene el protagonista con su empleado, Apolonio es tan tensa como
graciosa, porque no se entiende cómo el subordinado en teoría cumpla el rol de Amo. Pues se
verá que el hombre del subsuelo no encuentra la manera de salir de ese círculo vicioso en el
cual se ve sumergido, en ataduras que lo llevan a perder la razón una vez más. Ambos
protagonistas de la historia desean lo mismo, no someter su conciencia a la conciencia del
otro, en principio. El hombre del subsuelo desea ser reconocido por Apolonio como Amo,
pero para ello, el deseo de la cosa debe ser mutuo para imponerse y así, ser reconocido. No
obstante, Apolonio no desea lo mismo, sino que, le entrega la cosa al Amo; por lo tanto, el
deseo del hombre del subsuelo sigue siendo un deseo, el del reconocimiento de su sirviente.
Tal es el odio con el cual se dirige hacia su Esclavo que se expresa así, hacia su persona:

Apolonio era una calamidad, una peste que me había enviado la Providencia. Hacía ya
años que nos lanzábamos mutuamente acerados dardos. Yo lo detestaba. ¡Dios mío, cómo
lo detestaba! Sobre todo, en ciertos momentos. Era un hombre de edad, con aires de gran
señor. En sus horas libres hacía trabajos de sastre. Sentía por mí, aunque no sé por qué, un
desprecio que rebasaba todos los límites imaginables, y me miraba siempre de arriba
abajo. (2006, pp.226-227)

El protagonista brinda al lector detalles de la relación entre los dos sujetos, el odio
mutuo entre ambos, tal desprecio que en páginas más adelante confiesa que no pueden estar
uno sin el otro. Aquí es donde se supone que se entra en función la dialéctica histórica, es
decir, la historia entre estos protagonistas.
El hombre del subsuelo consciente de su posición en esta relación, narra el estado real de la
situación de la siguiente manera:

Me trataba con despotismo, me hablaba muy poco, y si alguna vez se dignaba mirarme,
su mirada era solemne, estaba colmada de suficiencia. Además, había en ella un algo
burlón que me enfurecía […] No cabía duda de que me conceptuaba como el último de
los imbéciles, y si seguía en mi casa era porque yo le pagaba un sueldo. (2006, pp.227-
228)

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Quien mandaba en la relación era Apolonio, por no cumplir ciertas normas que serían la de
cualquier Esclavo subordinado bajo el mando de su Amo. Seguro sabía que tenía el control de
la situación. Uno y otro son el resultado de una lucha en la que una de las dos consciencias,
teme morir y la otra no. En este caso, la conciencia del hombre del subsuelo tiene miedo a
morir, que a su vez resulta más fuerte que el propio deseo de reconocimiento. Es decir,
deseaba que la conciencia de Apolonio se someta y le reconociera. Tal tensión se produce
cuando llega Elisa, que el personaje principal se subleva irremediablemente ante su sirviente y
cede su postura de ser superior, en un estado de nerviosismo absoluto. El temor que se
apodera de él se debe al pensamiento de no poder mantener el rol de Amo en el caso de
volverla a ver y, eso lo perturba demasiado. Cree que cuando vea en las condiciones que vive
lo va a despreciar, y allí radica el temor a ser humillado una vez más; el estado de
superioridad no provoca placer en el protagonista, sino que, en su condición de inferioridad
desea no verla. Pero cuando Elisa pasa a su departamento y lo ve exaltado, el hombre del
subsuelo en su vergüenza por lo ocurrido, no encuentra otra alternativa más que conceder: “-
¡Apolonio! -murmuré febrilmente, lanzando ante él, sobre la mesa, los siete rublos que
conservaba aún en mi mano firmemente cerrada-. Ahí tienes tu sueldo. Ya ves que te los doy.
Pero tienes que salvarme.” (2006, p.238) .
El miedo a morir es más fuerte que el deseo, al ver que la otra conciencia no se somete y está
dispuesta a luchar hasta morir; pero lo más interesante, es que, a esa otra conciencia, la
segunda, no le importa morir. Entonces, se supone que la conciencia que muere se hunde en lo
inhumano, en lo natural, mientras que la otra, la que no teme morir demuestra que su deseo de
reconocimiento es más fuerte que el miedo a la muerte; su deseo es más fuerte que el deseo
del otro de ser reconocido. El hombre del subsuelo se siente angustiado por el miedo de la
muerte de su consciencia en la disputa con Apolonio. El miedo a perder su esencia, la angustia
por morir, la negatividad absoluta, porque muerto sería dejar de ser para él. (Kojéve,1960,
pp.9-10.11) Entonces, se da el caso particular de que el Esclavo no admite ser subordinado
bajo la figura del Amo, por ende, éste goza de su libertad sin ningún cumplimiento de leyes.
Todo el dolor que siente el hombre del subsuelo sería una noción de masoquismo irracional
como lo plantea Todorov, (1996) en “El ser y el otro” el deseo de ser esclavo, porque es lo
único que le garantiza la mirada del otro y sin ella su ser no existiría. (p.166)
En su último encuentro social, aparece otro personaje que no aporta mucho a la trama y,
en el plano conversacional, tampoco. El procedimiento es propio de la corriente realista como
lo señala Jakobson, (1976, p.77). En el encuentro del hombre del subsuelo con una prostituta
de nombre Elisa. En esta microhistoria, entre ambos personajes, se percibe la influencia del

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naturalismo en este pasaje, porque cuya función de este movimiento pretende ir más allá que
el realismo, haciendo foco en los sectores sociales más desfavorecidos, como el caso de la
prostitución. Existe una tendencia que se desea enfatizar, promover o pugnar. El
descubrimiento no es por la observación naturalista, sino que, es consecuencia del propio
hallazgo. Los literatos estaban convencidos que las estructuras sociales habían cambiado
completamente, por ello en parte la aceptaban y, por otro lado, se oponen. Ellos no buscan lo
natural en la naturaleza ni en la vida particular de las personas, sino que, en el conjunto de la
sociedad, donde el campo de la realidad se convirtió en el objeto de su estudio.
(Hausser,1978, p.532). La intención del autor sería explicar consiente o no, la raíz de los
problemas sociales para así lograr una crítica profunda del sistema social. Por la lectura
entendemos el mundo de la prostitución como algo aberrante que sufre el personaje, una
tragedia personal que la convierte en una escoria social, quizás más baja que el hombre del
subsuelo, con lo que implica ello.
En su encuentro con la ramera esclava, lo único que le interesa es humillarla para valerse,
pero esto no demuestra más que su cobardía al denigrar a una dama que nada le ha hecho.
Entonces, en el análisis de la situación, él se siente tan miserable que goza en humillarla,
como también lo hace cuando se humilla así mismo. Aquí se observa el determinismo, en el
hecho que él no capaz de accionar libremente, sino que, todo lo contrario, su accionar se ve
condicionado por el entorno que lo rodea, por el peso de su herencia biológica que determina
su pasado y condiciona su presente y futuro dentro de la sociedad. La relación entre Amo y
Esclavo en este sentido es muy compleja, ambos son objetos de goce en rol activo y pasivo.
El goce pasivo como lo plantea Saccomanno, (2008) de humillarse así mismo por parte del
hombre del subsuelo es lo que lo confunde. Ella soporta la humillación por parte de él porque
sabe que es un ser miserable, y siente compasión por su alma. (pp.7-8). En Elisa se refleja el
personaje romántico femenino, como una mujer ángel, a pesar de ser una prostituta y la
connotación negativa que conlleva el término. Pues, él bien sabe su posición y por ello se
aprovecha de ella, no obstante, se siente atraído por el encanto de la muchacha. Esta atracción,
lo pone en estado de cólera, confundiendo sus sentimientos y oscureciendo la razón, quizás la
única cualidad del personaje, al punto de ofender a Elisa, de tal modo, al punto de perderla
para siempre.

En el pasaje donde planea su venganza, el autor permite imaginar al lector la ciudad


moderna de San Petersburgo con sus veredas colmadas de personas, vidrieras que muestran al
transeúnte una variedad de bienes materiales que lo hacen imaginarse con esos bienes quizás.
Sentirse una pieza de la maquinaria que ponía en funcionamiento ese lugar. Marshall Berman,

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(2000) en su estudio plantea que tanto para Dostoievski como para el hombre del subsuelo el
Palacio de Cristal representa la modernidad, es un aspecto pasivo amenazador, donde el
hombre debe permanecer con la guardia alta. (p.226)
Pero para no desviarnos del tema, centraremos el foco en el personaje donde en ese lugar
lleno de luces se siente abrumado, hostigado por la vorágine de la urbe, es más, prefiere
encontrarse en el subsuelo donde dice sentirse más a gusto con ese lugar. Un acierto de
Dostoievski fue ver y pensar su mundo literario en el espacio y no en el tiempo (Bajtín, 2003,
p.47). Ese lugar no lo siente como propio, sino como algo que le es ajeno, pero siente la
necesidad del volver a ese sitio: “¿Por qué iba a la -avenida Nevsky? ¿Por qué me sometía
voluntariamente a aquel suplicio? No lo sé. Pero me sentía atraído hacia allí, y me apresuraba
a ir cada vez que me era posible”. (2006, p.226). Ese lugar capturaba su mirada, dando sentido
a la noción de modernidad, donde allí se encontraba encerrado; en la ciudad se sentía
deshumanizado mientras que, en el subterráneo, era libre de conciencia. Este sometimiento
involuntario que se plantea el mismo personaje es tal vez la cuestión moderna de ir a un lugar
donde van todos para no sentirse excluido de la sociedad. En la avenida paseaban personas de
la aristocracia, altos generales, la realeza, pero también personas intrascendentes como él. Se
Sentía un pez insignificante nadando por la avenida como si fuera un río lleno de peces que
ignoran completamente su presencia. Esa modernidad sin dudas lo tenía atrapado, lo sometía
pasivamente a volver a un lugar que no era de su agrado, porque su lugar en el mundo era
estar como un insecto en su subsuelo. No obstante, el bullicio, el amontonamiento, los
comercios, las artesanías, las grandes vidrieras y las luces significaban un gran cambio en las
ciudades de la época. La avenida Nevsky era un llamador irresistible, de manera masoquista
el hombre del subsuelo asistía por placer, porque todo el conjunto de elementos nombrados lo
irritaban demasiado, era su alimento de cada día, esa velocidad de vida a la cual no estaba
acostumbrado el hombre de la época era lo que le llamaba la atención; sentirse agitado e
irritado siendo un mísero insecto en desigualdad de condiciones, era ese placer pasivo que
gozaba el hombre del subsuelo. Un acierto del autor fue la creación de la primera presentación
naturalista de la gran ciudad moderna, con sus habitantes proletarios y pequeñoburgueses, los
comerciantes, empleados, prostitutas, vagos y hambrientos en situación de calle Logró
mezclar en la trama textual personajes de diferentes estatus sociales e interactúen entre sí. A
favor de la idea que plantea Sacommanno (2008) que Memorias del subsuelo es la novela por
excelencia del autor por la manera en que está lograda la narración por su noción moderna,
como una gran obra literaria. (p.10)

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En conclusión, en un repaso del trabajo hasta el momento se puede determinar que, sin
dudas, la novela del Dostoievski es magnífica por su disposición al análisis, además de las
cualidades literarias. Los diversos trabajos de los autores puestos en función del análisis
sirvieron para obtener un mayor enriquecimiento acerca de la obra y su conformación. La
obra, desde el enfoque filosófico, de Hegel en la dialéctica del Amo y del Esclavo, brindó un
acercamiento a las cuestiones históricas en las relaciones de poder que se dan entre los
hombres. Se observa desde un principio como el hombre del subsuelo conversa consigo
mismo, reprochándose el paso del tiempo y del tiempo perdido. La razón, la mente y la
inteligencia, interactúan entre sí en tensión con su corazón, su voluntad y sus deseos
personales; por medio de estas informaciones el personaje nos permite conocer sus
argumentos, sus ideas, las teorías. Pero no solo nos revela ese aspecto de su vida, sino que
también el lector conoce su rabia, su odio, su impotencia ante la situación que le toca vivir,
sus dolores, sus vergüenzas y esa extraña sensación de placer masoquista que puede verse en
determinados pasajes de la novela. Sus ideales se contraponen a sus experiencias de vida
como él mismo las relata y se describe como un insecto o rata de alcantarilla. Pero su
problema radica en la mirada del otro, en el qué pensarán o qué dirán condicionando su
accionar; toda la novela vemos como se contradice, analiza, piensa y actúa condicionado por
la mirada del otro.

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BIBLIOGRAFÍA:
Bajtín, Mijaíl (2003),” La novela polifónica de Dostoievski y su presentación en la
crítica”, Problemas de la poética de Dostoievski, 2da Ed. México, Fondo De Cultura
Económica México
Berma, Marshall (2000), “El hombre del subsuelo en la calle”, Todo lo sólido se
desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. 10ma Ed. México. Siglo Veintiuno
Editores.
Dostoievski, Fiodor (2006), Memorias del subsuelo, recuperado de:
file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Memorias%20del%20subsuelo%2032y.pdf
Hausser, Arnold (1978), “La novela social en Inglaterra y Rusia”, Historia social de la
literatura y el arte, Vol 1. Madrid, Editorial Labor S. A.
Jakobson, Roman (1966), “Sobre el realismo artístico”, Teoría de la literatura de los
formalistas rusos, 2da Ed. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores
Kojéve (1960), “La dialéctica del amo y esclavo, en Hegel, comentada por Kojéve”,
recuperado de: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/62_Kojeve.pdf
Lukacs, Georg (1966) “Arte y verdad objetiva” Problemas del realismo, México-
Buenos Aires, Fondo De Cultura Económica
Gregorich, Luis (1969), “Gogol y el realismo ruso”, en AA.VV., Historia de la
literatura mundial. La literatura del siglo XIX. Tomo II: Las literaturas nacionales. Buenos
Aires: Centro Editor de América Latina.
Saccomanno, Guillermo (2008), “A propósito de memorias del subsuelo, un mapa de
lecturas” Memorias del subsuelo, Fedor Dostoievski, 1a Ed. Buenos Aires, Editorial La Página
S.A.
Todorov, Tzvetan (1996), “Memorias del subsuelo”, Los géneros discursivos, 1a Ed.
Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana

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