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Pe eS DE BIOLOGIA A.de Haro Vera =o PROLOGO El progreso de la Biologia ha sido muy lento debido a la complejidad del ser viviente. Es en el sigls XVIII cuando obtiene un empuje deci con Leeuwenhoek, que aplica las lentes de aumento al estudio del mundo microscépico, con Réaumur y Spallanzani, gue utilizan el métedo experimen- tal en el estudio de los fenémenos vitales, y con Linné, que pone orden, por medio de su nomenclatura binomial, al gran niimero de vegetales y animales descritos. En conjunto, crean una nueva forma de enfocur el estudio del ser vivo. Esta nueva mentalidad, que hoy llamariamos «cientifica», prepara la venida del siglo XTX, en que la Biologia alcan- ta un gran desarrollo, senténdose las bases de esta Ciencia con nombres tan gloriosos como Lamark, fundador de las doctrinas transformistas, Cuvier, al que se deben las bases de la anatomia comparada y es creador de la paleontologta, Schleiden y Schwann, que elaboran la tan fructifera teoria celular de la constitucién de los seres vivos, Pasteur, que establece los principios de la bacteriologia y Claude Bernard, que decreta los métodos de la moderna fisiologia. Asimismo, Mendel inicia el estudio de la herencia biolégica y Darwin, con su teoria de la evolucién, intenta proporcionar una visién unitaria del fenémeno de la vida, Estos y otros hombres insignes hacen posible el floreci- miento de la Biologta actual, que estudia los procesos vita- les en un plano fisico-quimico y, con los conacimientos que se poseen sobre los dcidos nucleicos, trata los fenémenos hereditarios al nivel molecular, presentando una problemdé- tica intrigante a Ia vez que prometedora. En este Atlas se proporciona una visién panorémica sobre los fenémenos vitales a los interesados por la Biologia en general, y, en particular, a los jévenes que han de ingresar en la Universidad, ofreciéndoles una pequefia muestra del frondoso bosque de las ciencias biolégicas, adn hoy apenas explorado, para que les sirva de estimulo en ir mds alld, pues, en frase de Ramén y Cajal, el mar tiene misteriosos abismos, la tierra guarda en sus entrafias el pasado de la vida y el organismo humano ofrece en cada célula una incég- nita v en cada latido un tema de eterna meditacién. Ex Autor

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