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“La mujer olvidada. Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino”, de Isaías
Lafuente, nos lo cuenta en forma de biografía novelada. Libro muy elemental, a
veces demasiado general, recoge los aspectos principales del espíritu de la mujer
que habiendo tomado parte por la mitad del género humano, las mujeres, que
tenían las peores consideraciones en su contra. A pesar de haber luchado por, y
conseguido el, derecho al voto de éstas, ha sido olvidada, tanto es así que ni en el
Congreso de los Diputados tiene un recuerdo, placa, busto o cualquier otro
elemento que la recuerde; ahora parece que quieren, a 30 años de la dictadura.
El libro, que no recoge el ambiente social y político del momento, que no habla de
los avances republicanos en otros ámbitos, no es su objetivo, su objetivo es
biografíar de manera novelada a Clara Campoamor, sí muestra dos intervenciones
que indirectamente hablan del miedo de la burguesía. En Europa los cambios
sociales que se aventuraban desde abajo ya habían hecho que algunos
gobernantes tomasen postura encubierta a favor del nazismo, téngase en cuenta
que estábamos en 1931, un año más tarde Hitler formaría gobierno con los votos
del partido católico en Alemania. En España, en el Parlamento, el miedo a los
cambios sociales profundos que afectasen al sistema capitalista palpitaban en el
fondo de la discusión. Esas dos intervenciones, una a favor del voto de la mujer y
otra en contra, indican que lo hacían pensando más allá del “derecho” o la
“oportunidad”, buscaban la manera de frenar cambios sociales y políticos más
profundos: Clara Campoamor, que era del Partido Radical, de Lerroux, un partido
del que se fue en el Bienio Negro por su alianza con la ultraderecha, pidiendo el
voto a favor a los diputados: “-… No dejéis a la mujer avanzada que piense que su
esperanza de igualdad está en el comunismo”; y el diputado Peñalba hablaba así
pidiendo el voto en contra: “- Amigos y aliados socialistas ¿estáis seguros de que
seréis vosotros los que aprovechéis ese voto femenino y no lo harán los
comunistas?”. Luego ¿qué se defendía en el Parlamento estando a favor o en
contra del voto de la mujer? Parece que una adopción de nuevas formas sociales
como freno o el inmovilismo, con el objetivo de impedir en el futuro otros cambios
más profundos en una sociedad injusta.