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ORDEN Y ALEGRIA

Autor: Marleny Salazar Monteza

La alegría puede ser descripta como uno de los sentimientos más nobles y únicos
del ser humano. La alegría tiene que ver directamente con la felicidad y actúa como
una sensación de satisfacción frente a una situación específica o circunstancial. La
alegría se manifiesta en el cuerpo, en los gestos de la cara, en la salud y en el
estado anímico y es considerada por tanto uno de los elementos más importantes
a los que todo ser humano debería acceder para llevar una buena calidad de vida.

La alegría se describe como una sensación de felicidad que puede estar causada
por múltiples elementos, así como también por algo bien específico y concreto. A
veces pueden ser los causantes de la alegría las cosas o fenómenos más simples,
pero también situaciones complejas como la recuperación de una enfermedad o
recibir una buena noticia.

En todos los casos la alegría se representa claramente y de modo incontenible en


el cuerpo y la cara de la persona que la siente: la sonrisa, los ojos iluminados, los
gestos amigables y todo un conjunto de posturas o actitudes corporales suman a
esta sensación que se extiende rápidamente por todo el cuerpo.

Hay temas que señalan la importancia de la alegría en la calidad de vida de una


persona. Esto es así debido a que la alegría nos hace sentir momentánea o
permanentemente felices, con una mejor actitud frente a la realidad que nos toca y
además con una mejor actitud también que nos posibilite poder enfrentar aquellas
cosas que son difíciles de resolver. La alegría no nos asegura la felicidad eterna ni
mucho menos, pero sí puede influir fácilmente en el hecho de que disfrutemos más
y mejor cada instante de la vida.

Es muy complicado medir el nivel de alegría que una persona tiene, pero hay gestos
que pueden hacerlo más fácil. Además, elementos como contar con la compañía de
seres queridos, sentirse realizados en los proyectos que uno desea lograr en la vida,
contar con herramientas para conocerse mejor y actuar en consecuencia, tener
buenas formas de atención a la salud, son todos elementos que contribuyen a la
alegría de una persona y que la pueden hacer durar incluso mucho más de lo que
uno mismo registra o tiene en cuenta.

La alegría es parte de la vida y por eso su importancia es vital para hacer de la


existencia algo a disfrutar en lugar de sufrir.

En este sentido, podemos señalar que la alegría es un sentimiento el cual puede


fijarse como una importante característica del ser humano ya que moldean y
transforman su personalidad, su carácter, su autoestima, su visión del mundo de
muy diferentes maneras.

Cuando hablamos de sentimientos hacemos referencias a las diferentes formas en


las que el cuerpo y la psiquis o la mente se expresan ante determinadas situaciones.
Así, algunos de los sentimientos más comunes son la alegría, la tristeza, la ira, la
paciencia, la tranquilidad, la ansiedad.

Todos ellos se demuestran a través de diferentes rasgos físicos, del mismo modo
que también se representan a nivel psicológico cambiando el estado de ánimo, la
autoestima, la seguridad de una persona.

Se entiende que la importancia de los sentimientos reside en el hecho de que son


diversas formas a través de las cuales la persona demuestra cómo diferentes
situaciones o vicisitudes afectan su personalidad y su carácter. Así, los sentimientos
son los fenómenos que nos constituyen desde lo más simple a lo más complejo
como individuos únicos, capaces de sentir muy diversas cosas y completamente
diferente, por ejemplo, a las máquinas.

Los sentimientos hacen que una persona se diferencie de una roca ya que la misma,
al no ser un ser vivo, no recibe ningún tipo de reacción ante el cambio. Los
sentimientos humanos nos colocan, además, mucho más cerca a nuestro yo más
íntimo ya que es el momento de mayor sentimentalidad aquel en el cual los
estímulos surgen y se hacen claramente visibles.

Ahora aplicando el orden y la constancia. Del primero podemos destacar que es un


valor humano que se refiere a la buena disposición de las cosas entre sí y a saber
poner cada una de ellas en el lugar que le corresponde. En la vida ordinaria uno
debe tener un orden en el horario, por ejemplo; levantarse y acostarse a una hora
adecuada, tener una regularidad de las actividades programadas es la base.
Incluimos la disciplina que nos hace dueños de nosotros mismos.

El orden aporta a la vida comodidad, eficacia, simplificación de la vida, calma,


alegría. Debemos aprender a ser concretos. Tener una jerarquía de valores bien
establecida, tener las ideas claras produce una alegría interior que no tiene precio.
Pero también saber ser flexible.

A propósito de la constancia la describo como tenacidad sin desaliento. Firmeza y


perseverancia en los objetivos que uno se ha puesto. Saber esperar y saber
continuar.

El fruto mediato de esta conducta es la alegría, la fortaleza, la madurez. Trabajar


bien estos dos pilares nos lleva a vidas logradas y plenas.

A lo largo de mi vida he admirado a personas que he conocido en mis estudios, en


mi familia que han tenido y tienen vidas muy plenas. Entregadas en sus trabajos,
con sus aficiones, con sus responsabilidades familiares y en muchos casos muy
atentos a las personas que les rodean. No se olvidan de felicitarte por tu
cumpleaños, se han presentado a verte en los malos momentos, han sido capaces
de cambiar automáticamente sus planes de agenda para incorporar algo imprevisto
también importante humanamente. El tiempo parece dilatarse para ellos. Cuánto
necesita nuestra sociedad de personas así, plenas, felices, fuertes y entregadas. En
estos casos de los que hablo, puedo dar fe, de que sus vidas están logradas gracias,
entre otras cosas, al orden y la constancia.

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