Coaching

espiritual
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Cesáreo Amezcua Viedma

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 Presentación

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odo cambia. Vivimos en la cultura de cambios
vertiginosos. Saber cambiar es imperativo en
este contexto. «En un mundo superior –dice Octavio
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Paz– puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir
es cambiar, y ser perfecto es haber cambiado muchas
veces». Una de las cosas que cambia es la cultura y, con
ella, el lenguaje.
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En este sentido González de Cardedal afirma: «La

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historia tiene sus palabras y las palabras tienen su histo-

ria». En su historia, las palabras tienen trampas ya que
toda palabra es ideología. Por eso necesitan clarificarse.
Y así, hoy nos encontramos con dos palabras contra-
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puestas: «dirección» y «coaching». Cabe preguntarse:

¿Por qué coaching espiritual y no dirección espiritual? A
nuestro juicio, porque la palabra «dirección» connota
una cultura autoritaria y relaciones asimétricas. La
asimetría relacional ha sido estudiada con gran acierto,
por el análisis transaccional de Eric Berne y por Talcott
Parsons cuando estudia la relación médico-paciente en
su obra El sistema social (1951).
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 Coaching espiritual

Pero hoy ni el argumento de autoridad ni el argu-

mento académico mueven a las personas. El único
argumento que prevalece y engancha es el argumento
testimonial. «Mirad cómo se aman», decía la gente de
los primeros cristianos. Woody Allen expresa su idea
del argumento testimonial cuando dice: «Las cosas no
se dicen; se hacen. Y, al hacerlas, ya están dichas». Y en

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1938 Ralph Waldo Emerson advertía a los estudiantes
de Harvard Divinity School que la experiencia debía
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desplazar en sus vidas al dogma heredado.
¿Qué pretende el coaching espiritual? Como relación
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de ayuda que es, el coaching espiritual pretende ayudar
a identificar y a destronar al «contrincante interior»
que es todo lo que bloquea el desarrollo integral de
la persona. El contrincante interior se manifiesta en
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los sentimientos de culpa neurótica, la inseguridad

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personal y la baja autoestima. Santa Teresa de Jesús y

san Juan de la Cruz hablan de los «demonios». Es otra
forma de hablar del contrincante interior, como lo es
hablar de los «gigantes y monstruos» que aparecen en
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las travesías de Ulises en su viaje a Ítaca (Homero).

En segundo lugar, el coaching espiritual pretende
ayudar a la persona a «liberar su potencial espiritual»,
es decir, quiere ayudar al crecimiento y desarrollo inte-
gral, anteponiendo la persona a la ley y a cualquier tipo
de procedimientos.
Las fuentes en que bebe el coaching espiritual son la
Sagrada Escritura, la filosofía de Sócrates (mayéutica),
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 Presentación

el monacato, nuestros místicos santa Teresa de Jesús y

san Juan de la Cruz. También la psicología profunda,
humanista y transpersonal (Freud, Jung; Maslow,
Rogers; Wilber). Asimismo tenemos en cuenta la psi-
cología oriental –Abhidhamma, que significa «doctrina
última» (budismo).
Tanto la dirección espiritual como el coaching espiri-

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tual son relaciones de ayuda. Sin embargo, en su forma
y métodos resultan diametralmente opuestos: la pri-
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mera subyuga; el segundo, libera. En este libro habla-
remos sobre todo de coach, no de director. Asimismo
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hablaremos de coachee, no de dirigido.
Los nombres dados al coach espiritual (director) en
las tradiciones espirituales son, entre otros:
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 abbas (Padres del desierto),

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 maestro, confesor, director (santa Teresa de Jesús y

san Juan de la Cruz),
 padre espiritual (Miguel de Molinos),
 guía del alma (san Francisco de Sales),
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 orientador moral (ortodoxia),

 acompañante espiritual (el más actual).

De estos nombres, el que identificamos con la figura

del coach es el abba-padre que es un anciano experi-
mentado y lleno del Espíritu. Es como un espejo en el
que se mira el coachee. El espejo «habla» al coachee, y
este emprende su propio itinerario espiritual.
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 Coaching espiritual

El ministerio del coaching espiritual («dirección

espiritual») es una constante en todas las tradiciones
espirituales, pero en cada época hay que revisar las
palabras que expresan este ministerio. De otro modo
seríamos idólatras de las palabras, relegando el signifi-
cado profundo de las mismas.
Mi coach espiritual de referencia es Tony de Mello,

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director espiritual, terapeuta y gurú. Honro su sagrado
respeto al itinerario espiritual del coachee («dirigido»).
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Por otro lado, como seguidor de la doctrina espiritual
carmelitana, me centro en el magisterio de santa Teresa
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de Jesús y san Juan de la Cruz.
Finalmente, pido disculpas porque el texto presenta
a veces algunas digresiones. Lo asumo y me respaldo en
santa Teresa de Jesús cuando ella misma dice, a propó-
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sito de sus escritos, lo siguiente:

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[...] porque han pasado casi cinco meses (en mi caso,

muchos más) desde que lo comencé hasta ahora, y
como la cabeza no está para tornarlo a leer, todo debe
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ir desbaratado, y por ventura dicho algunas cosas dos

veces (Moradas V, 4, 1).

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 Presentación

Sugerencia al lector

Quizá convenga que el lector utilice un cuaderno de

ejercicios y anotaciones, según avanza con la lectura
de este libro. En este sentido creo que el lector termi-
naría de escribir el libro.

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 Índice

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Págs.

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Presentación ..................................................................................... 7
1. Coaching espiritual: Introducción
y cambios que retan ............................................................. 13
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2. Origen y desarrollo del coaching espiritual .................... 69

3. Comunicación, modelos relacionales
y desarrollo espiritual .......................................................... 133
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4. El coach y el coachee ................................................................ 205

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