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En un reciente libro el teólogo José María Castillo afirma: “El asombroso baile de disfraces al que asistimos

cada día, a todas horas y en todas partes, es una de las cosas que más daño hacen a todos. En un sentido
concreto: eso es lo que más destruye nuestra propia humanidad. Disfrazarse es aparecer ante los demás, no
como uno es, sino como cada cual quiere que los demás lo vean. Eso exactamente es lo que hace trizas mi
humanidad. Porque mi humanidad es lo que soy. Mi disfraz es lo que oculta lo que soy y muestra lo que se
me antoja parecer que soy. He ahí la raíz de la deshumanización. Nos deshumanizamos porque aparentamos
ser ricos, poderosos, importantes, notables en la vida y en la sociedad. Pero como ocurre que, normalmente
no somos ni lo ricos que queremos ser, ni tenemos el poder que nos gustaría tener, ni gozamos de la
importancia con la que soñamos, y así sucesivamente, entonces lo que hacemos es que, en lugar de aceptar
nuestra propia humanidad y ser lo que realmente somos, cada cual se dedica a endosarse todos los días el
disfraz que oculta su ser, su humanidad, y exhibe ridículas apetencias que nos deshumanizan.”4

CASTILLO José María, El disfraz de carnaval. Desclée de Brouwer, Bilbao 2006. p. 14

“Hubo una vez un hombre que en Carnaval se disfrazó de sí mismo y parecía otro y fue muy feliz, aunque el
miércoles de ceniza volvió a ser el de todos los días, es decir, el que los demás querían que fuera”.

Porque, con demasiada frecuencia, no somos nosotros mismos, sino lo que los demás quieren que seamos.
Por eso, los disfraces, las caretas y los maquillajes son tan frecuentes en la vida, pues la gente los utiliza cada
día en sus relaciones sociales, familiares, económicas, políticas y religiosas. De ahí que, con toda la razón del
mundo, nos quejamos de lo mal que funciona la sociedad, la familia, y tantos asuntos relacionados con la
economía, la política y la religión. Sobre todo, la religión. Hasta el punto de preguntarnos: ¿es posible
practicar la religión, como hacen muchos, sin llevar una careta? Cuando las cosas se piensan en serio, se
comprende que precisamente porque a casi todos nos va bien con el disfraz que nos ponemos, las cosas
están como están, sobre todo en la política y la religión.

Desde esta visión de la vida, en este libro se recogen una serie de artículos de prensa que el autor ha
publicado en los últimos años. Temas de tanta actualidad como la violencia, los derechos humanos, la
marginación de mujeres, homosexuales, gentes y pueblos hundidos en la pobreza, el sentido de la vida, Dios
y la negación de Dios, el puritanismo farisaico de la cultura occidental, etc., son las preguntas que se
plantean en este libro. Preguntas que quizá a algunos lectores les ayuden a pensar.

El título de este libro se explica a partir de una fábula que dice así: Hubo una vez un hombre que en Carnaval
se disfrazó de sí mismo y parecía otro y fue muy feliz, aunque el miércoles de ceniza volvió a ser el de todos
los días, es decir, el que los demás querían que fuera. Porque, con demasiada frecuencia, no somos nosotros
mismos, sino lo que los demás quieren que seamos. Por eso, los disfraces, las caretas y los maquillajes son
tan frecuentes en la vida, pues la gente los utiliza cada día en sus relaciones sociales, familiares, económicas,
políticas y religiosas. De ahí que, con toda la razón del mundo, nos quejamos de lo mal que funciona la
sociedad, la familia, y tantos asuntos relacionados con la economía, la política y la religión. Sobre todo, la
religión. Hasta el punto de preguntarnos: ¿es posible practicar la religión, como hacen muchos, sin llevar una
careta? Cuando las cosas se piensan en serio, se comprende que precisamente porque a casi todos nos va
bien con el disfraz que nos ponemos, las cosas están como están, sobre todo en la política y la religión.Desde
esta visión de la vida, en este libro se recogen una serie de artículos de prensa que el autor ha publicado en
los últimos años. Temas de tanta actualidad como la violencia, los derechos humanos, la marginación de
mujeres, homosexuales, gentes y pueblos hundidos en la pobreza, el sentido de la vida, Dios y la negación de
Dios, el puritanismo farisaico de la cultura occidental, etc., son las preguntas que se plantean en este libro.
Preguntas que quizá a algunos lectores les ayuden a pensar.

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