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El porteador tiene derecho; a) a registrar los bultos que se le entreguen para el reparto;
b) a proceder a la venta judicial de los efectos transportados que corrieran riesgo de
perderse por su naturaleza o por accidente inevitable; y c) pero, sobre todo, tiene el
derecho fundamental de cobrar el precio y gastos del transporte.
La acción redhibitoria prescribe en seis meses, contados desde el día de la entrega real.
Para las mercaderías despachadas al extranjero, prescribe en un año.
La existencia de los vicios ocultos se prueba por los medios admitidos en el lugar a que
han sido destinadas las mercaderías vendidas.
No habiendo plazo prefijado para cargar las mercaderías, el porteador deberá recibirlas y
conducirlas en el primer viaje que emprenda al lugar a que fueren destinadas.
Tiene mucha importancia la recepción de las mercaderías porque la responsabilidad del
porteador principia desde el momento en que las mercaderías quedan a sus disposición
o a la de sus dependientes, y concluye con la entrega hecha a satisfacción del
consignatario.
EFECTUAR LA CONDUCCIÓN
Si la ruta no estuviere designada, el porteador podrá elegir, habiendo dos o más, la que
mejor le acomode, con tal que la elegida se dirija vía recta al punto en que debe entregar
las mercaderías.
Si la ruta que tomare fuere más larga y dispendiosa que la designada, el porteador tendrá
derecho a un aumento de porte; pero si después de allanado el obstáculo continuare el
viaje por la ruta convenida, no podrá exigir indemnización alguna por el retardo sufrido.
El porteador carece de personería para examinar la validez del título que tenga el
consignatario para recibir los efectos consignados.
No está obligado el porteador a entregar las mercaderías al peso, por cuenta o medida,
salvo que en la carta de porte se exprese que las ha recibido en alguna de estas formas.
Cesa aun en este caso la obligación del porteador, si el remitente hubiere puesto un
sobrecargo o guarda de vista que vigile la conservación de las mercaderías.
Si las indicaciones de la carta de porte fueren insuficientes para descubrir al
consignatario, o si éste se encontrare ausente del lugar, o estando presente rehusare
recibir las mercaderías, el porteador las depositará en el lugar que determine el juzgado
de comercio por cuenta de a quien corresponda recibirlas.
Este depósito no se hará sin que el estado de las mercaderías sea previamente
reconocido y certificado por uno o tres peritos que elegirá el mismo juzgado.
Si el parecer del perito o peritos no pusiere término a la diferencia, las mercaderías serán
depositadas en el lugar que designe el juzgado de comercio, y los interesados usarán de
su derecho como mejor les convenga.
a) Exigir el pago del porte, y b) privilegio sobre los efectos conducidos, para ser
pagados del porte y gastos con preferencias a los demás acreedores.
No obteniendo el pago, podrá solicitar el depósito y venta en martillo de las que considere
suficientes para cubrirse de su crédito.
Con todo, constituirá título ejecutivo en contra del consignatario el recibo de la mercadería
que ordena el número 1- del artículo 216, otorgado en la guía de despacho a que se
refiere el artículo 180, cuando puesto en su conocimiento por notificación judicial, no
alegue en ese mismo acto, o dentro de tercero día, que el documento ha sido falsificado
materialmente, o cuando opuesta la tacha, ésta fuere rechazada por resolución judicial.
Esta impugnación se tramitará como incidente y en contra de la resolución que la
deniegue no procederá recurso algún número
PRIVILEGIOS
Sobre los efectos que el porteador conduzca, goza de privilegio para ser pagado, con
preferencia a todos los demás acreedores que el propietario tenga, del porte y gastos que
hubiere hecho.
Para seguridad del pago de los créditos que el porteador pueda derivar del contrato, le
concede el Código determinados derechos sobre las cosas transportadas.
El sistema legal se compone de tres piezas distintas; a) por un lado, tiene el porteador la
facultad de depositar judicialmente las cosas transportadas, surtiendo el depósito efectos
de entrega cuando no se halle al consignatario, niegue el pago de los portes o reúse
recibir los efectos (art.369), b) por otra parte, transcurridas 24 horas desde la entrega (o
depósito judicial en su caso), podrá el porteador exigir la venta judicial de los géneros, en
cantidad suficiente para cubrir el precio del transporte y los gastos que hubiese suplido
(art.374); c) y por último, y esto es el verdadero privilegio, siempre cuenta el porteador
con la garantía de que “los efectos porteados estarán especialmente obligados a la
responsabilidad del precio del transporte y de los gastos y derechos causados por ellos
durante su conducción o hasta el momento de su entrega”; derecho especial que
prescribe a los ” ocho días de haberse hecho la entrega”, sin perjuicio de conservar el
porteador después de ese plazo las acciones que le correspondan como acreedor
ordinario.
Pero aún en el ejercicio de su acción ordinaria para el cobro de los portes, goza el
porteador, en el mes siguiente a la entrega, del beneficio por la vía de apremio (juicio
ejecutivo simplificado) contra el consignatario o el tercero que hubiese recibido las
mercancías, en la forma que prescriben los arts. 1544 y siguientes de la LE Civil.
Esta serie de derechos confieren al portador una especial situación de preferencia frente
a otros acreedores para cobrar sus créditos con cargo a las cosas porteadas.
Las dificultades suelen plantearse en lo relativo a los gastos y derechos causados por los
objetos porteados durante su conducción y que hayan sido suplidos por el porteador. En
este punto, los términos de la ley son ambiguos; mas la misma amplitud con que se
expresa autoriza a comprender en ellos todos los gastos necesarios.
Llevando el privilegio a sus últimas consecuencias, declara el art. 376 que la preferencia
del porteador al pago de lo que se le deba por el transporte no se interrumpirá por la
quiebra del consignatario.
Este privilegio se transmite de un porteador a otro hasta el último que verifique la entrega.
1- Si las mercaderías hubieren pasado a tercer poseedor por título legal después de
transcurridos tres días desde la entrega;
Se presume que la pérdida, avería o retardo ocurre por culpa del porteador.
El sistema legal de riesgo condiciona a su vez la responsabilidad legal del porteador por
pérdidas y averías de las cosas. Si el 361 sólo deja de cuenta del cargador los daños y
menoscabos producidos por caso fortuito, fuerza mayor y naturaleza o vicio propio de la
cosa, lógico es que el 363 declare que, fuera de estos supuestos, “el porteador estará
obligado a entregar los efectos cargados, en el mismo estado en que, según la carta de
porte, se hallaban al tiempo de recibirlos, sin detrimento ni menoscabo alguno, y no
haciéndolo, a pagar el valor que tuvieren los no entregados, en el punto donde debieran
serlo y en la época en que debiera hacer su entrega”.
Afectando la pérdida a unos objetos y a otros no, el porteador pagará el valor de los
perdidos, pero el consignatario podrá rehusar el recibo de los demás “cuando justifique
que no puede utilizarlos con independencia de los otros”.
Cuando el daño o accidente no ocasiona la pérdida de los efectos transportados, sino una
avería, hay que diferenciar a su vez otros tres supuestos; 1º) si el efecto de la avería
“fuera sólo una disminución en el valor del género, se reducirá la obligación del porteador
a abonar lo que importe esa diferencia a juicio de peritos” (art.364). 2º) si quedasen
inútiles los géneros para su venta y consumo en los objetos propios de su uso, no estará
el consignatario obligado a recibirlos, y podrá dejarlos por cuenta del porteador,
exigiéndole su valor al precio corriente en aquel día (art. 365.1), y 3º) por último, si entre
los géneros averiados se hallasen algunas piezas en buen estado y sin defecto alguno,
el consignatario puede dejar de cuenta los averiados y recibirá los que estén ilesos, a
menos que pruebe la imposibilidad de utilizarlos en esa forma.
En cualquier caso, la reclamación por daños o averías contra el porteador deberá hacerse
en el acto de recibo de los géneros o dentro de las 24 horas siguientes cuando vengan
embalados y no se conozcan por la parte exterior de los bultos las señales del daño o la
avería; transcurridos esos términos o pagados los portes, no se admitirá reclamación
alguna contra el porteador sobre el estado en que se entregó los géneros (art.366). Si
surgen diferencias entre consignatario y porteador sobre el estado de los géneros, deben
ser reconocidos por peritos, y de no conformarse los interesados con el dictamen pericial,
se procederá a su depósito judicial.
Por otro lado, es de señalar, que la responsabilidad del porteador, limitada por el Código
al valor de las cosas porteadas, se encuentra más restringida aún en la legislación
especial de los transportes por carretera y en las condiciones generales de los ferroviarios
que establecen un límite máximo de 500 pesetas por kilo de peso bruto, salvo que la
mercancía, equipajes y encargos hayan sido facturados en régimen de declaración de
valor.
La demora dolosa obliga a indemnizar, a tenor del 1107 Civil todos los daños del
incumplimiento.
Los Artículos 191, 194, 196 y 199 del Código de Comercio responsabilizan al porteador
en caso de incumplimiento de sus obligaciones. Aún más el Art. 207, junto con establecer
la norma general, presume legalmente que la pérdida, avería o retardo ocurre por culpa
del porteador.
1- Si un hecho o culpa del porteador hubiere contribuido al advenimiento del caso fortuito;
Por lo tanto, si bien el caos fortuito o fuerza mayor eximen de responsabilidad al porteador
por pérdidas, averías o retardo, este responderá si por un hecho o culpa suya se produce
el daño, tal que lo señalan los tres casos enumerados anteriormente.
También podrá probar que los daños tuvieron origen en un hecho del cargador, su
contraparte en el contrato de transporte. La culpa o dolo de la contraparte constituyen un
principio general de exoneración de responsabilidad para la parte diligente en el
cumplimiento del contrato.
El Art. 185 del Código de Comercio hace una aplicación específica de este término al
expresar “Aun cuando el cargador no sea propietario de las mercaderías, sufrirá las
pérdidas y averías de ellas siempre que en la redacción de la carta de porte les hubiere
atribuido una distinta calidad genérica de la que realmente tuvieren”.
“En ningún caso podrá el cargador hacer responsable al porteador de las pérdidas o
averías que sufrieren los efectos que no se han expresado en la carta de porte, ni
pretender que los efectos expresados en la carta tenían una calidad superior a la
enunciada en ella”.
Un caso muy diferente es el Art. 186. Que dice: “Sin embargo de lo dispuesto en el
precedente artículo, las pérdidas, faltas o averías serán de la responsabilidad del
porteador si hubieren ocurrido por infidelidad o dolo de su parte, sin perjuicio de la
aplicación de las penas correspondientes al delito”.
“Cumpliendo la orden sin este requisito, el porteador será responsable de los daños y
perjuicios que acredite la persona damnificada por el cambio de destino o consignación”.
Para analizar estas cláusulas, debemos distinguir, entonces entre aquellas que se
prefieren:
1.- Las cláusulas no podrán efectuar un elemento de la esencia del contrato. Por ejemplo,
Las obligaciones de conducir y pagar el porte, que son básicas o esenciales en el
transporte, no permitirían a las partes dejarlas sin efecto por que el contrato dejaría de
ser tal o degeneraría en un acto o contrato diferente.
2.- Tampoco se podría exonerar al porteador y su dolo o culpa grave, porque está
prohibida la condonación del dolo futuro, y la culpa grave en materia civil se equipara al
dolo.
En general, las cláusulas de irresponsabilidad por los hechos de los dependientes por las
cuales el transporte es civilmente responsable tienen amplia admisibilidad y eficacia, tanto
en el derecho interno como en las convenciones internacionales relativas a los diversos
tipos o medios de transporte.
PRUEBA DE LA RESPONSABILIDAD.-
En el artículo 207 del Código de Comercio señala que el porteador responde de la culpa
leve en el cumplimiento de las obligaciones que le impone el transporte.
“En caso de pérdida el porteador pagará las mercaderías al precio que tengan a juicio de
peritos en el día y lugar en que él debió verificar la entrega”.
Averiadas las mercaderías hasta el punto de quedar inútiles para su venta y consumo, el
consignatario podrá abandonarlas por cuenta del porteador y exigir su valor en los
términos del precedente artículo”.
En el caso de mora, el porteador debe indemnizar los perjuicios causales por efecto
directo o indirecto del retardo “Art. 206. Estipulada una multa por indemnización del
retardo el consignatario podrá hacerla efectiva por el mero hecho de la demora y sin
necesidad de acreditar perjuicio, deduciendo su importe del precio convenido”.
Art. 214. La responsabilidad del porteador por pérdidas, desfalcos y averías, se extingue:
1- Por la recepción de las mercaderías y el pago del porte y gastos, salvo que cualquiera
de estos actos fuere ejecutado bajo la competente reserva.
El canje del original de las cartas de porte prueba la recepción de las mercaderías y el
pago del porte y gastos;
En caso de pérdida, la prescripción principiará a correr desde el día en que debió ser
cumplida la conducción, y en el de avería desde la fecha de la entrega de las mercaderías.
La verdadera causa o razón está en la naturaleza del título de tradición que tiene la carta
de porte.
Esto explica, a) que el Código quiera que la carta se canjee por el objeto porteado
((art.353), b) que no obligue al porteador a admitir la variación de consignatario si no es
previa la devolución de la carta de porte (art. 360), y c) que la obligación de entrega del
porteador se entienda exclusivamente con el consignatario, único con derechos sobre la
carga.
Este, aunque no sea parte en el contrato, “por el solo hecho de estar designado en la
carta de porte”, tiene derecho a que el porteador le entregue los objetos porteados sin
detrimento ni menoscabo en el plazo previsto en el contrato o, a falta de plazo, “sin
demora ni entorpecimiento alguno”, después que las cosas hayan llegado al punto de
destino.
Este derecho viene protegido por la ley en términos sumamente enérgicos, no sólo
haciendo responsable al porteador que en cualquier modo culposo incumpla la obligación
de entrega, sino concediendo al consignatario el importante derecho de abandonar o
dejar por cuenta del porteador las cosas transportadas cuando, por causa de avería,
queden inútiles los géneros para su venta o consumo, o cuando se retrase la entrega por
culpa del porteador. La consecuencia del abandono es que el portador deberá satisfacer
el importe total de los géneros inutilizados o no entregados en su debido tiempo. Implica,
en definitiva, una especie de compra forzosa.
Y en el supuesto de avería, tendrá que haberse producido una verdadera inutilidad de los
géneros para su venta o consumo.