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LITURGIA DE LA PALABRA
ACLAMACIÓN (Jn 10, 14) R/. Aleluya, aleluya. Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo
conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí. R/.
Reflexión El día de hoy hemos escuchado un pasaje muy corto del Evangelio de san
Juan, sin embargo, aunque son pocas las palabras, son muy sustanciosas y provechosas
para nuestra vida y nuestro crecimiento espiritual. En la aclamación antes del Evangelio
escuchamos lo que nos dice el Señor el día de hoy: Yo soy el buen pastor, yo conozco a
mis ovejas y ellas me conocen a mí. Es aquí donde se centra toda nuestra reflexión, y
para entender mejor haremos distinción de dos puntos muy claros: Primeramente Jesús
se llama a sí mismo “El Buen Pastor”, y en segundo lugar hablaremos del mutuo
conocimiento que debe de haber entre Pastor y oveja.
Jesús siempre habla lo más claro posible, y en esta ocasión nos dice claramente que él
es el Buen Pastor, ¿Qué significa esto? Este título bíblico podemos encontrarlo en el libro
del profeta Ezequiel, donde dice que Dios es como el Pastor de su pueblo. Este título se
aplicaba primeramente a los líderes de Israel, tal como lo fue el rey David, los cuales
debían de actuar como un pastor puesto por Dios al cuidado de su pueblo. Sin embargo
muchos de los líderes abusaron de su autoridad de manera egoísta y no se comportaron
como verdaderos pastores, por lo tanto, Dios mismo prometió un pastor único que
apacentara el rebaño, es decir, a su pueblo. Por eso el día de hoy escuchamos que Jesús
reconoce ese mesianismo humilde, y al proclamarse el Buen Pastor reafirma que él es el
Mesías esperado, en él se da cumplimiento pleno todo lo que ya se había anunciado
desde antiguo. Él es el pastor enviado por Dios para cuidar y buscar a las ovejas
perdidas; es el nuevo pastor del nuevo pueblo de Dios.
En un segundo momento habla sobre el conocimiento que debe haber entre el Pastor y
sus ovejas, y viceversa. Jesús como Buen Pastor conoce claramente a cada una de las
ovejas de su rebaño; dicho con otras palabras, Jesús nos conoce a la perfección, sabe
cuáles son nuestras debilidades, pero también sabe cuáles son nuestras fortalezas, y es
por eso que nos invita a que nosotros también lo conozcamos plenamente, para poder así
participar de la vida eterna que nos promete.
Encontramos unas palabras que podemos reflexionar el día de hoy: “Mis ovejas escuchan
mi voz”, y con esto podemos preguntarnos ¿realmente reconozco la voz de Jesús? Sin
lugar a duda, hoy en el mundo ruidoso en el que vivimos encontramos muchas voces
distintas a la del Buen Pastor, tales como la voz del dinero, de la mentira, de la
corrupción, del materialismo, de la injusticia o de la muerte. Todas estas voces de
pastores falsos pueden presentarse muy tentativas, pero lo único que hacen es
desviarnos y llevarnos directamente a la boca del lobo. La verdadera voz que debemos de
distinguir entre todas las demás es la voz del amor, es la voz de Jesús; él se preocupa por
los más débiles, los más enfermos, de los cautivos, de los que pasan problemas y
tribulaciones; él se preocupa por la oveja herida, perdida y descarriada.
El comienzo de un conocimiento pleno de Jesús comienza con un arrepentimiento y una
conversión. Dios nos espera siempre con los brazos abiertos. Acudamos a él,
comenzando por escuchar su palabra, meditarla y ponerla en práctica. Acudamos a su
encuentro en la Eucaristía, para que así lleguemos a participar de la vida eterna.
Se dice Credo
Oración universal. Hoy, domingo del Buen Pastor, acudamos al Padre que nos acoge
con amor y misericordia, y pidámosle todo aquello que necesitamos para alcanzar la
promesa de la vida eterna. A cada petición diremos: Padre bueno, escúchanos.
- Por la Iglesia universal, por el Papa, nuestros Obispos, sacerdotes y diáconos, para que
a imitación de Jesús el buen pastor, dirijan sabiamente al pueblo que se les ha
encomendado. Oremos.
- Por nuestros gobernantes, para que no se dejen seducir por las voces ajenas a la del
Buen Pastor, y así busquen siempre la paz y el bienestar de todos los pueblos. Oremos.
- Por los pobres, enfermos y encarcelados, y todos aquellos que están alejados de Dios,
para que se dejen encontrar y sanar por el amor verdadero del Buen Pastor. Oremos.
- Pidamos por nuestro Seminario diocesano de Zacatecas, para que los seminaristas que
se encuentran en su formación inicial se configuren a imagen de Cristo el Buen Pastor.
Oremos.
- Por todos nosotros, para que por medio de la resurrección de Jesús, reconozcamos que
él es el verdadero Pastor, y guiados por él alcancemos algún día la gloria de la
resurrección y la vida eterna. Oremos.
- (Se pueden añadir algunas intenciones)
Oración. Dios Padre, tú que nos mandaste a tu Hijo para que nos condujera por sendas
de vida eterna, escucha las súplicas que te presentamos, y concédenos que lleguemos un
día gozar eternamente de tu presencia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración después de la comunión. Vela, Señor, con solicitud, por las ovejas que
rescataste con la Sangre preciosa de tu Hijo, para que puedan alcanzar, un día, la
felicidad eterna de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.