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Antífona De Entrada (Sal 32, 5-6) Alabemos al Señor llenos de gozo, porque la tierra

está llena de su amor y su palabra hizo los cielos. Aleluya.


Se dice Gloria.

Oración Colecta. Dios omnipotente y misericordioso, guíanos a la felicidad eterna de tu


Reino, a fin de que el pequeño rebaño de tu Hijo pueda llegar seguro a donde ya está su
Pastor, resucitado, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 13, 14. 43-52


En aquellos días, Pablo y Bernabé prosiguieron su camino desde Perge hasta Antioquía
de Pisidia, y el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Cuando se disolvió la
asamblea, muchos judíos y prosélitos piadosos acompañaron a Pablo y a Bernabé,
quienes siguieron exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.
El sábado siguiente casi toda la ciudad de Antioquía acudió a oír la palabra de Dios.
Cuando los judíos vieron una concurrencia tan grande, se llenaron de envidia y
comenzaron a contradecir a Pablo con palabras injuriosas. Entonces Pablo y Bernabé
dijeron con valentía: "La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero
como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos.
Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he puesto como luz de los paganos,
para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de la tierra". Al enterarse de esto,
los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron la fe todos
aquellos que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra de Dios se iba propagando por toda la región. Pero los judíos azuzaron a las
mujeres devotas de la alta sociedad y a los ciudadanos principales, y provocaron una
persecución contra Pablo y Bernabé, hasta expulsarlos de su territorio.
Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies, como señal de protesta, y se
marcharon a Iconio, mientras los discípulos se quedaron llenos de alegría y del Espíritu
Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Del salmo 99 R/. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.


- Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos
en su templo. R/.
- Reconozcamos que el Señor es Dios, que Él fue quien nos hizo y somos suyos, que
somos su pueblo y su rebaño. R/
- Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su
fidelidad nunca se acaba. R/.

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 7, 9. 14-17


Yo, Juan, vi una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de
todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante
del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca y llevaban palmas en las
manos.
Uno de los ancianos que estaban junto al trono, me dijo: "Éstos son los que han pasado
por la gran tribulación y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero. Por
eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo, y el que está sentado
en el trono los protegerá continuamente.
Ya no sufrirán hambre ni sed, no los quemará el sol ni los agobiará el calor. Porque el
Cordero, que está en medio del trono, será su pastor y los conducirá a las fuentes del
agua de la vida, y Dios enjugará de sus ojos toda lágrima". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Jn 10, 14) R/. Aleluya, aleluya. Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo
conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí. R/.

Del santo Evangelio según san Juan: 10, 27-30


En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y
ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de
mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas
de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.

Reflexión El día de hoy hemos escuchado un pasaje muy corto del Evangelio de san
Juan, sin embargo, aunque son pocas las palabras, son muy sustanciosas y provechosas
para nuestra vida y nuestro crecimiento espiritual. En la aclamación antes del Evangelio
escuchamos lo que nos dice el Señor el día de hoy: Yo soy el buen pastor, yo conozco a
mis ovejas y ellas me conocen a mí. Es aquí donde se centra toda nuestra reflexión, y
para entender mejor haremos distinción de dos puntos muy claros: Primeramente Jesús
se llama a sí mismo “El Buen Pastor”, y en segundo lugar hablaremos del mutuo
conocimiento que debe de haber entre Pastor y oveja.
Jesús siempre habla lo más claro posible, y en esta ocasión nos dice claramente que él
es el Buen Pastor, ¿Qué significa esto? Este título bíblico podemos encontrarlo en el libro
del profeta Ezequiel, donde dice que Dios es como el Pastor de su pueblo. Este título se
aplicaba primeramente a los líderes de Israel, tal como lo fue el rey David, los cuales
debían de actuar como un pastor puesto por Dios al cuidado de su pueblo. Sin embargo
muchos de los líderes abusaron de su autoridad de manera egoísta y no se comportaron
como verdaderos pastores, por lo tanto, Dios mismo prometió un pastor único que
apacentara el rebaño, es decir, a su pueblo. Por eso el día de hoy escuchamos que Jesús
reconoce ese mesianismo humilde, y al proclamarse el Buen Pastor reafirma que él es el
Mesías esperado, en él se da cumplimiento pleno todo lo que ya se había anunciado
desde antiguo. Él es el pastor enviado por Dios para cuidar y buscar a las ovejas
perdidas; es el nuevo pastor del nuevo pueblo de Dios.
En un segundo momento habla sobre el conocimiento que debe haber entre el Pastor y
sus ovejas, y viceversa. Jesús como Buen Pastor conoce claramente a cada una de las
ovejas de su rebaño; dicho con otras palabras, Jesús nos conoce a la perfección, sabe
cuáles son nuestras debilidades, pero también sabe cuáles son nuestras fortalezas, y es
por eso que nos invita a que nosotros también lo conozcamos plenamente, para poder así
participar de la vida eterna que nos promete.
Encontramos unas palabras que podemos reflexionar el día de hoy: “Mis ovejas escuchan
mi voz”, y con esto podemos preguntarnos ¿realmente reconozco la voz de Jesús? Sin
lugar a duda, hoy en el mundo ruidoso en el que vivimos encontramos muchas voces
distintas a la del Buen Pastor, tales como la voz del dinero, de la mentira, de la
corrupción, del materialismo, de la injusticia o de la muerte. Todas estas voces de
pastores falsos pueden presentarse muy tentativas, pero lo único que hacen es
desviarnos y llevarnos directamente a la boca del lobo. La verdadera voz que debemos de
distinguir entre todas las demás es la voz del amor, es la voz de Jesús; él se preocupa por
los más débiles, los más enfermos, de los cautivos, de los que pasan problemas y
tribulaciones; él se preocupa por la oveja herida, perdida y descarriada.
El comienzo de un conocimiento pleno de Jesús comienza con un arrepentimiento y una
conversión. Dios nos espera siempre con los brazos abiertos. Acudamos a él,
comenzando por escuchar su palabra, meditarla y ponerla en práctica. Acudamos a su
encuentro en la Eucaristía, para que así lleguemos a participar de la vida eterna.

Se dice Credo

Oración universal. Hoy, domingo del Buen Pastor, acudamos al Padre que nos acoge
con amor y misericordia, y pidámosle todo aquello que necesitamos para alcanzar la
promesa de la vida eterna. A cada petición diremos: Padre bueno, escúchanos.

- Por la Iglesia universal, por el Papa, nuestros Obispos, sacerdotes y diáconos, para que
a imitación de Jesús el buen pastor, dirijan sabiamente al pueblo que se les ha
encomendado. Oremos.
- Por nuestros gobernantes, para que no se dejen seducir por las voces ajenas a la del
Buen Pastor, y así busquen siempre la paz y el bienestar de todos los pueblos. Oremos.
- Por los pobres, enfermos y encarcelados, y todos aquellos que están alejados de Dios,
para que se dejen encontrar y sanar por el amor verdadero del Buen Pastor. Oremos.
- Pidamos por nuestro Seminario diocesano de Zacatecas, para que los seminaristas que
se encuentran en su formación inicial se configuren a imagen de Cristo el Buen Pastor.
Oremos.
- Por todos nosotros, para que por medio de la resurrección de Jesús, reconozcamos que
él es el verdadero Pastor, y guiados por él alcancemos algún día la gloria de la
resurrección y la vida eterna. Oremos.
- (Se pueden añadir algunas intenciones)

Oración. Dios Padre, tú que nos mandaste a tu Hijo para que nos condujera por sendas
de vida eterna, escucha las súplicas que te presentamos, y concédenos que lleguemos un
día gozar eternamente de tu presencia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración después de la comunión. Vela, Señor, con solicitud, por las ovejas que
rescataste con la Sangre preciosa de tu Hijo, para que puedan alcanzar, un día, la
felicidad eterna de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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