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Sinopsis:
Fin
Diseño de Arte:
Vestuario de los 90 y de los 70 se basa los colores y el vestuario en la
Medellín de inicios de los 90 como se puede ver en escobar el patrón del mal y
café con aroma de mujer de los 79 de caballo viejo
Dirección de Actores
INVESTIGACION Y ANTECEDENTES
http://www.cronica.com.ar/diario/2012/11/11/36840-viaje-a-la-mente-de-un-
violador.html
Viaje a la mente de un violador
Se dice que son insensibles al dolor ajeno y, como también suelen ser
inteligentes y astutos, se mimetizan en la sociedad y a veces incluso
tienen una doble vida: trabajo, familia, amistades que los "visten" de
personas normales. Hasta se convierten en tipos muy simpáticos y
confiables.
No puede considerarse que tengan un patrón de conducta en el
comportamiento social, aunque para un estudioso de las conductas humanas
es posible identificar frialdad emocional, egoísmo, intolerancia a las
frustraciones, capacidad de seducción cuando desean mostrarse simpáticos y,
para el medio social, familiar y cultural en el que están inmersos, son
generalmente más inteligentes que el promedio y capaces de manipular a
quienes los rodean.
En cuanto al entorno familiar, muchas veces ni conocen las facetas ocultas de
la personalidad del violador serial, que pasa inadvertido como una persona más
o menos normal, pues también tienen capacidad para disimular sus pulsiones
de delincuente contra la integridad sexual.
Esta fue la primera pregunta formulada por Crónica Libre al médico psiquiatra
y legista Miguel Maldonado. A partir de esta cruda y reveladora respuesta,
arrancó la extensa nota en la cual arribamos a la elaboración del verdadero
perfil psicológico de un violador. A continuación te ofrecemos la tesis doctoral
del especialista con más de cuatro décadas de experiencia en el campo de la
psiquiatría forense.
-¿Se puede reconocer a un violador por algún aspecto de su
personalidad?
-El desorden de personalidad es una alteración en sus formas de pensar y
sentir que los lleva a procurarse un placer máximo con el sometimiento, la
degradación y la tortura de su víctima, centrando su accionar en la actividad
sexual, que no necesariamente conlleva o culmina con la penetración.
Resulta interesante señalar que los violadores seriales son aquellos que
comenten el mismo delito tres o más veces, separados por un intervalo de
tiempo variable, que tienen un patrón de conducta. Es decir, respetan ciertos
pasos y rituales en su cometido delictual y actúan en un sector geográfico
determinado llamado “zona de confort”.
-¿Pueden nacer con esa patología? De lo contrario, ¿por qué se genera?
¿Se convierten en violadores porque fueron abusados?
-La inmensa mayoría de estos delincuentes son hombres con una infancia que
registra maltratos, abusos, privaciones materiales o afectivas. Desarrollan una
personalidad con baja autoestima, que vigorizan sometiendo a sus víctimas.
Ese goce está vinculado a la actividad sexual, aunque no necesariamente
siempre realizan la penetración.
-En general, ¿cómo se manejan antes de caer sobre sus víctimas? ¿Son
amables, respetuosos o toscos y desagradables? ¿De qué modo las
eligen?
-Una característica distintiva es que en la sociedad se muestran tranquilos y no
agresivos, casi mimetizándose con el resto de los ciudadanos. Pero en cambio
se puede hablar de un perfil cuando deciden realizar su actividad como
violadores; así, actúan y se visten casi siempre de la misma forma para realizar
su “tarea”. Y también hay un perfil de víctimas que suelen buscar y elegir: altas
o bajas, rubias o morochas, con abundantes caderas, con grandes senos,
menuditas, etcétera. Por eso es tan importante que quienes realizan tareas de
investigación criminal desarrollen las técnicas de perfilado, cosa que hasta
ahora en la Argentina no se hace.
-¿Son todos asesinos en potencia o hay alguna diferencia entre los que
mataron y aquellos que todavía no lo hicieron?
-Actúan como el cazador con su presa, pero no siempre matan a sus víctimas:
la acechan, la espían, la eligen, esperan el momento más oportuno para actuar
y lo hacen sobre seguro. Cuentan con la indefensión que siente la mujer y la
incapacidad de reaccionar enérgicamente ante situaciones de peligro, lo cual
les permite inmovilizarla y a veces acallarla para consumar sus designios.
Suelen iniciar su actividad obligando al sexo oral para después lograr la
penetración anal, que resulta ser la forma más humillante de violar a la mujer
en esas circunstancias. A veces también penetran a sus víctimas vaginalmente,
como para que no quede nada sin vulnerar, pero no es el objetivo principal. La
realidad es que lo que entusiasma y deleita al violador serial es el temor, el
sufrimiento, la humillación de la víctima, mucho más que llegar al orgasmo con
ella. En general, al principio son amables y gentiles hasta que están en su
terreno, la “zona de confort”. Entonces sí se vuelven brutales, agresivos y
humillantes. -
¿Son enfermos y deben purgar condenas en lugares especiales?
-Debe reiterarse que el violador serial porta un desorden de personalidad,
entidad nosográfica que, si bien se traduce en severos trastornos de conducta,
no es una enfermedad y, por lo tanto, no es pasible de curar, como muchos
pretenden. La personalidad, a cierta altura de la vida, se torna casi
inmodificable y, por consiguiente, estos individuos reiterarán esas conductas
anómalas cada vez que tengan oportunidad, salvo que se los “interne” en
instituciones especiales. Aun así, la probabilidad de obtener éxito es bastante
exigua.
-¿Ha crecido este tipo de ataques en los últimos años?
-En el último medio siglo se ha incrementado en nuestro país el número de
delincuentes, y delitos, contra la integridad sexual. Y esto es así porque en la
sociedad, por causas que debemos comenzar a investigar seriamente, cada
vez hay más desórdenes de personalidad y los delincuentes que atacan la
integridad sexual parecieran ser la mayoría.
El médico psiquiatra y legista Miguel Maldonado señala: “Es bien sabido por
quienes hace muchos años trabajamos en estas cuestiones que la cárcel no es
el lugar al que los violadores tendrían que ir a purgar sus delitos. En ella estos
individuos se sienten cómodos, negocian, obtienen beneficios, tienen buena
conducta, pactan con los penitenciarios y terminan siendo privilegiados por su
conducta aparentemente impecable”.
Por tal razón, asegura el especialista, sería necesario “crear Institutos de
Rehabilitación para Delincuentes contra la Integridad Sexual, donde deberían
quedar internados por tiempo indeterminado, aunque habría que discutir la
constitucionalidad o no de esta medida. Para salir de allí, primero deberán
demostrar, ante rigurosas juntas de médicos, psicólogos, sociólogos, asistentes
sociales, etcétera, que han modificado su trastorno de conducta, cosa bastante
poco probable. Los métodos para lograr estos cambios, además de los
tratamientos convencionales psicofarmacológicos y psicoterapéuticos, deberían
consistir en pautas disciplinarias severas y un sistema de trabajo acorde a sus
conocimientos, habilidades y destrezas, de carácter intensivo, donde el
delincuente sexual produzca por lo menos lo que se gasta en mantenerlo. En
cuanto al tema de la reincidencia, cuando a un violador serial se lo envía a la
cárcel es muy probable que, al salir, reincida en sus violaciones, pero además
mate a sus víctimas para ocultar la violación. Casos como este hay a
montones: antes de ir a la cárcel viola, pero deja a las víctimas con vida;
después de la cárcel, en general ya no deja con vida a sus víctimas de las
violaciones”.
http://www.panorama.com.ve/portal/app/push/noticia80199.php
Ana Amelia Oliveros, psicóloga sexual, dice que este tipo de sujetos presenta
una patología.
“¿Qué pasa con los maridos que violan? Está abusando de su esposa o
concubina porque cree que tiene derechos sobre ella. Ellos dicen: ‘Es mi mujer,
hago lo que me da la gana, porque son sus deberes conyugales’. Ninguna
relación puede ser obligada”, advierte Oliveros.
http://www.eldia.com.ar/edis/20061116/informaciongeneral0.htm
Radiografía de un violador
Las claves que definen la estructura psíquica del delincuente sexual.
Respuestas a los interrogantes más comunes
¿Qué hay detrás de los actos de un violador? ¿Qué hay en su mente? ¿Cuáles
son las causas que lo llevan a cometer actos que se cuentan entre los delitos
con mayor y más negativa repercusión social? ¿Son recuperables? Estos son
algunos de los interrogantes que vuelven al centro de la escena cada vez que
una nueva violación conmueve a una comunidad, como ha ocurrido hace pocos
días en La Plata, donde una chica de 13 años fue engañada por un individuo
que, después de sacarla de un cibercafé de Plaza Italia, la violó en una casa
abandonada en pleno centro. Lejos de tener una respuesta única, estos
interrogantes dividen las opiniones de psiquiatras, psicólogos y especialistas en
violencia contra la mujer.
UN TRASTORNO PSIQUICO
Los agresores sexuales padecen un trastorno en su estructuración psíquica. Se
trata de personas que suelen ser inseguras, inmaduras, poco tolerantes a la
frustración y que en la mayor parte de los casos sufrieron, a su vez, agresiones
sexuales en su infancia.
"El tema que los obsesiona es el poder y no el sexo. Y es por eso que no
buscan víctimas físicamente atractivas, sino aquellas que resultan más
vulnerables: nenas (o nenes), adolescentes, mujeres jóvenes y solas, ancianas
o discapacitadas", apunta, por caso, Olga Cáceres, médica especialista en
psiquiatría y psicología, coordinadora del refugio platense María Pueblo, para
mujeres víctimas de violencia
Del mismo modo, destaca que las drogas y el alcohol no tienen una presencia
central en la vida de los casos de violadores estudiados. Así, indica que el 63%
de los consultados nunca se alcoholizó, mientras que el 85% jamás consumió
drogas.
Otro dato obtenido en el estudio afirma que el 80% de los violadores detenidos
que fueron entrevistados no tenía antecedentes por otro tipo de delitos, como
robo, estafas u homicidios.
"La gente tiende a pensar que las violaciones las cometen 'viejos verdes',
marginales o alcohólicos, pero lo más frecuente es que detrás del violador haya
una persona que para los ojos de los demás es alguien común y corriente",
apunta Cáceres.
Los factores que llevan a esta situación pueden ser diversos. Los especialistas
hablan, entre otros, de la existencia de carencias y dificultades en la infancia
que pueden condicionar a la formación de la estructura psíquica.
Karina Arcuschin, perito psicóloga del Poder Judicial, diferencia a su vez otras
categorías, como los violadores impulsivos y los violadores seriales.
Por su parte, Cáceres hace hincapié en otro rasgo distintivo de este último tipo
de violador: la costumbre de perpetrar las violaciones de manera ritual,
repitiendo zonas, horarios y signos.
UN MACHISMO MAL ENTENDIDO Y EXACERBADO
"En estos casos lo que aparece en exceso es una ideología machista. Se trata
de abusos ligados a la degradación; la intolerancia a las ideas diferentes a la
propia reproducen en extremo las diferencias de las jerarquías entre los
géneros", dice Arcuschin.
El violador.
Violación Sexual
Buscar excusas
Redefiniendo
Fantasías De Éxito
Mintiendo
Pretendiendo
Las personas abusadoras a menudo pretenden que saben lo que otros están
pensando o sintiendo. Su presunción les permite justificar su comportamiento
porque ellos "saben" lo que otra persona pensaría o haría en una dada
situación. Por ejemplo: "Yo vi que ella quería que yo lo hiciera."
Esta actitud es típica de los criminales convictos. Cada preso en una cárcel
típicamente cree que mientras todos los demás presos son criminals, "él no lo
es". El abusador muestra un pensar "por encima de las normas" por ejemplo
cuando dice: "yo no necesito consejos. Nadie conoce tanto de mi vida como yo
mismo. Yo puedo manejar mi vida sin la ayuda de nadie."
Haciendo tontos a otros
El abusador combina sus tácticas para manipular a otros. Las tácticas incluyen
mentir, hacer sentir mal a la otra persona solo para ver sus reacciones y
provocar pleitos entre otros. O tal vez trate de seducir a la persona a la que
quiere manipular, mostrando mucho interés o preocupación por esa persona
para poder hallarle el lado bueno.
Fragmentación
Minimizar
Ira
Jugadas de poder
Haciéndose la victima
Drama y emoción
Canal Cerrado
Propietario
El abusador tipicamente es muy posesivo. Cree que todo lo que quiere debe
ser suyo, y que el puede hacer lo que quiere con algo que es suyo. Este actitud
se aplica a posesiones y a personas tambien. Este justifica su comportamiento
de controlar, abusar fisicamente, y tomar posesiones de otros.
Glorificandose
Tipos De Violadores
Cuando una mujer tiene una relación cercana y personal con el hombre que la
viola, ella y otras, quedarán confundidas si el ataque realmente fue una
violación.
Los violadores que buscan poder y violan a sus acompañantes durante una cita
a menudo razonan. :Eran una cita y ella sabía lo que iba a pasar"(como si la
violación fuera parte de todas las citas); o "No debió de haber tomado tanto si
no quería hacer eso" (desde cuando es el confiar en alguien una invitación a
violación sexual?); o "Ella no puso resistencia ni gritó"(como si el estar
inmovilizada por el miedo o en estado de ataque debería interpretarse como
consentimiento.)
Las mujeres que han sido violadas por sus esposos o acompañantes en una
cita experimentan muchos de los mismos temores y sentimientos que las
víctimas de cualquier otro asalto sexual. Sufren sentimientos de culpabilidad
("¿Fué algo que yo dije o hice"?), de temor ("¿que tal si sucede otra vez?") y la
pérdida de confianza ("¿cómo pudo haberme hecho esto?")
La víctima necesita saber que fue el plan del violador y no sus acciones lo que
condujo a la violación sexual. Necesita escuchar que él es un criminal y que
ella no es cómplice del crimen sino más bien fue una víctima. Necesita
entender que sus reacciones durante el asalto, ya sea si escogió no poner
resistencia o gritar o cualquier otra táctica, fueron necesarias para sobrevivir.
Solo sus instintos pudieron alertarla si existía el potencial para violencia en ese
momento y ella hizo lo correcto en confiar en sus instintos. Si elige o no el
acusar, es importante que ella contacte a alguien capacitado para trabajar con
víctimas de abuso sexual para que así el proceso de sanación empiece lo más
pronto posible.
Las drogas Rohypnol y GHB son unos sedantes muy fuertes, que a menudo se
encuentran en los centros nocturnos y las fiestas llamadas rave, y son muy
usadas por los jóvenes, los que atienden estos centros nocturnos, y los
individuos cuyas intenciones son, perpetrar asalto sexual. En muchos casos, el
violador puede mezclar la droga en la bebida de una victima insospechosa. La
combinación de estas drogar con el alcohol aumenta sus efectos, en algunas
ocasiones hasta el punto de causar la muerte.
¿Qué es Rohypnol?
¿Que es GHB?
¿Por que se les llama a estas drogas, Rohypnol y GHB, drogas "para
asalto sexual?"
Sea que la victima confié o no en alguien, tal vez pueda que este en estado de
choque por unos días. Puede que la victima se sienta fuera de la realidad, o
sienta una inhabilidad para procesar lo que está sucediendo. La victima de una
violación sexual puede sentirse fuera de control pero a la vez de una manera
controlada. Dicho en otras palabras, la victima puede estar en estado de
choque. Esto sirve como una especie de anestesia a la mente y cuerpo como
una manera de ayudarle a la victima a sobrellevar la violación.
Las victimas de asalto sexual que van a la sala de emergencia del Hospital De
Salem para ser tratadas, son atendidas por profesionales entrenados
especialmente para tratar este tipo de trauma.
Determinando Responsabilidad
Aquellos que culpan a las victimas tampoco tienen en cuenta que la mayoría de
las victimas de violación sexual son asaltadas por alguien a quien ellas
conocen y que creían que era digno de confianza; que el 40 por ciento de las
violaciones ocurren en los hogares de las victimas, donde ellas se creían
seguras; que las victimas a menudo son niñas, ancianas o a veces hombres; y
que al crimen es planeado con detalle y la victima no tiene el control para
cambiar tal plan.
Verdad: Más del 70% de los as altos sexuales son cometidos por alguien que el
sobreviviente conoce. Más del 40% de los as altos sexuales ocurren en el
hogar de la víctima y otros 30% ocurren en el hogar de un amigo, vecino o
pariente.
Verdad: El hablar sobre un asalto sexual puede ser una parte esencial de la
recuperación para los sobreviviente. No obstante, ningún sobreviviente debe de
ser forzado a hablar pública o privadamente. Todos los sobreviviente tienen el
derecho de obtener apoyo y validación sin importar donde están en el proceso
de recuperación o que tanto haya pasado desde el asalto.
RESUMEN
SUMMARY
This paper reviews some of the fundamental
elements of the psychiatric disturbance known
as postraumatic stress syndrome, which can be
assimilated to the psychoanalytical category of
traumatic neurosis concerning the definition
and the victim's individual designation. Through
the analysis of the psychosocial processes in
rape victims, some of the effects of concealment
produced by the definition of the victim and of the
"stressor" in this category are analyzed, as well
as the violence implicit in the psychiatric
reduction of social violence.
INTRODUCCIÓN
Desde hace algún tiempo, las ciencias sociales ―en especial el derecho, la
criminología, el psicoanálisis y la psicología― han iniciado el estudio de las
víctimas y los procesos de victimización en el fenómeno delincuencial; por ende,
estos estudios han abierto un campo que ya se ha denominado “victimología”. No
es extraño este súbito interés. Por un lado, ciertos fenómenos sociales de
victimización han alcanzado un lugar importante en las preocupaciones de gran
parte de la sociedad. Más que en la primera o segunda guerras mundiales, los
efectos de la guerra en los ex combatientes estadounidenses en las guerras de
Corea, Vietnam o del Golfo Pérsico han podido ser objeto de un seguimiento
que muestra las secuelas, en ocasiones bastante graves, que la experiencia de
la violencia extrema ha dejado en dichos soldados.
Ahora bien, si desde el polo de los grupos delincuenciales podría ser clara la
inscripción en un universo imaginario que no sólo justifica sino que exige el
ejercicio pleno de una extrema violencia como condición de existencia y de
significación, nuestra mirada debía posarse sobre el polo de la víctima, quizás con
la expectativa de encontrar un universo imaginario yuxtapuesto al del polo de los
grupos delincuenciales. Dicho de otra manera, la posibilidad de sobrevivencia de
las víctimas sería posible únicamente a condición de que su victimización
adquiriera sentido. Si no fuese así, la experiencia de la extrema violencia inscrita
en el cuerpo sería insoportable, desestructurante y enloquecedora.
Sobre el eje de la culpa de la víctima corre una serie de elementos de análisis que
remiten a los efectos subjetivos de la violencia. La culpa no es sólo la culpa del
sobreviviente o la culpa por no evitar riesgos evitables. La culpa aparece también
como un elemento que se hace presente ante la revelación de aspectos
insospechados del mismo individuo. La víctima sometida a la extrema violencia del
delincuente se ve obligada a satisfacer su violencia, a anticipar su ansia de
dominio. Se ve obligada (como el soldado) a suprimir, aunque sea temporalmente,
el régimen moral de su superyó, y a identificarse ―para establecer
una contraestrategia desde el polo de la sumisión― con el agresor. Desde allí
actúa roles y participa en experiencias que le resultarán insospechadas.
Elrecuerdo del evento tendrá todo el poder del trauma. La neurosis traumática, sin
embargo, como expresión de los efectos de la violencia en la subjetividad, no logra
dar cuenta de las características diferenciales de los estímulos variados sobre el
psiquismo. No es lo mismo una mujer violada que un militante torturado, ni
tampoco el efecto de una catástrofe natural que el terrorismo
de Estado. Asimismo, la compleja dinámica inconsciente desatada por la violencia
extrema no sería comprensible sin una profunda reflexión y redefinición de ciertas
categorías clínicas, tales como las perversiones y, específicamente, la dinámica
del masoquismo. Una de las formulaciones que intenta rebasar las limitaciones de
la neurosis traumática es el cuadro psiquiátrico del síndrome de estrés
postraumático.
Este término se acuña con referencia a los estudios de los efectos de la guerra y
del terror en los ex combatientes de Vietnam. El ejército norteamericano salió de
ese país en 1975. El cuadro se genera alrededor de 1980. Varios autores
mencionan el escepticismo de algunos psiquiatras respecto de la validez de este
diagnóstico, al cual subyacen categorías clínicas mucho más antiguas. Parecería
que fue forjado más en términos de la complejidad del sistema asistencial que de
las características y dinámica propias de la enfermedad. La forma tipo del
síndrome de estrés postraumático es el trastorno presente en un gran número de
ex combatientes. El tratamiento de dicho trastorno es el que da forma al cuadro
clínico.
No sólo enferma la experiencia vivida sino el recuerdo del terror. Bleichmar (2000)
insiste además en un factor terapéutico que se sitúa en el nivel de la significación:
la resignificación del suceso es necesaria para recuperar la salud.
Así, este cuadro psiquiátrico tiene aunque sea esa virtud: muestra, como un
parangón terrible de la inscripción en la cultura, la introducción de un poder fuera
de todo control, capaz de otorgar la vida y de hacer permanentemente presente
la inminencia de la muerte. Detrás de la evidencia del desajuste producido por la
virulencia terrible de la violencia, se desliza la sospecha ―precisamente por su
aspecto retraumatizante, por la necesidad de resignificación de la experiencia
como condición para la recuperación de los ajustes perdidos― de que no sólo es
esa experiencia lo que enferma ni sólo su recuerdo; lo que también enferma es el
sometimiento a un poder terrible y destructor. La condición infantil de
sobrevivencia, en tanto aceptación de la castración como condición de inscripción
en la cultura, se revierte como proceso de anonadamiento. Si en la infancia la
socialización es posible Edipo mediante, el sometimiento adulto se revierte como
proceso hacia el sinsentido y la muerte. Por eso, para sobrevivir, es
necesario encontrar desesperadamente un sentido y resignificar la terrible
experiencia de la violencia.
Por último, el cuadro definido del síndrome de estrés postraumático tiene otra
connotación, esta vez relacionada con el tiempo y referida al post. El
planteamiento del síndrome de estrés postraumático define los “estresores” o las
situaciones traumáticas a partir de un modelo que delimita muy claramente en el
tiempo el acontecimiento que produce los intensos desajustes psicológicos. El
suceso traumático es uno, y parecería que sucede una sola vez. Sin embargo,
cuando se van sucediendo las observaciones de aquellas situaciones que han
sido capaces de generar los desórdenes descritos por este diagnóstico, la
certeza respecto de la naturaleza del evento traumático se desvanece. En el caso
de las dictaduras del Cono Sur, resulta evidente que no existía un post respecto
de los efectos traumatizantes de la violencia. Se hablaría, en la sociedad
argentina, de un efectivo traumatismo social.
LA VIOLACIÓN
Quizás ningún otro delito haya producido un estudio tan profundo sobre los
efectos psicológicos y sociales en las víctimas como la violación. Sin lugar a
dudas, al igual que los estudios de los efectos de la violencia sobre los ex
combatientes de la guerra, los realizados sobre los procesos que sufren las
víctimas de violación (y posiblementepueda generalizarse a toda forma de abuso
sexual) han servido como proceso-tipo para la definición del cuadro clínico del
síndrome de estrés postraumático.
En lo tocante a las secuelas que sufre la mujer violada, el daño psíquico no fue
tomado en cuenta hasta que las feministas lo pusieron en evidencia. Este daño
siempre es grave ya que su relación con el mundo, consigo misma, con su cuerpo,
con su sexualidad y con los demás, quedará desde ahora marcado por lo
siniestro, entendiendo por siniestro aquello en que algo que es familiar y conocido
se torna repentinamente en algo desconocido, diferente y terrible [...] En muchas
mujeres, en donde aparentemente “no pasó nada”, después de varias horas, días
o semanas se suele desatar la respuesta traumática, manifestándose de diversas
formas: llanto incontrolable, temblores, aturdimiento, espasmos, pérdida de control
muscular, etc. [...] Muchas mujeres que intentaron borrar de su mente lo ocurrido,
reaccionando con aparente calma y autodominio en el momento de la agresión, se
vieron sorprendidas, tiempo después, reviviendo todo el hecho, aflorando a la
superficie una serie de emociones conflictivas y/o contrapuestas: depresión, ira,
sentimientos de culpa, etc. [...] Suelen también presentarse pesadillas
relacionadas con la violación o situaciones inherentes a ésta. Es también común el
miedo a dormir solas o a oscuras, pérdida o aumento súbito de peso, dolores
continuos de cabeza, náuseas y malestar estomacal, trastornos del ciclo
menstrual, flujo vaginal y depresión aguda, desánimo y llanto incontrolable.
Y en relación con la culpabilización: “A pesar de lo que implica para la autoestima,
produce cierta tranquilidad interna en la vida cotidiana: la violación deja de ser un
acto irracional, que puede acontecerle a cualquier mujer, en cualquier momento y
(casi) en cualquier lugar, para pasar a convertirse en un suceso que, en tanto la
víctima siente que ha provocado, puede ser controlado en el futuro” (Aresti, 1997,
pp. 40-42).
Indudablemente, las características del cuadro traumático son muy similares a las
que describen al síndrome de estrés postraumático. Hay, además, algunas
acotaciones que realizan Echeburúa y Corral (1995) en torno de la violación:
Más arriba decíamos que el delito de violación aparecía casi de manera aleatoria,
casi destinado a la suerte en una especie de ruleta perversa. Empero, si
profundizamos un poco más, la violación es una forma de violencia cuya
recurrencia está destinada a impactar la reactualización simbólica forzosa de las
formas más brutales e irracionales de dominación masculina. Dicho de
otra manera, cada mujer violada es la constatación de la presencia inminente,
cotidiana, brutal e irracional de un poder masculino: no hay escapatoria. Por
eso los síntomas. Insistimos: los síntomas no derivan únicamente de una
experiencia dolorosa y atroz, de un recuerdo traumático. No, los síntomas derivan
también de una nueva dimensión que se abre a la percepción. Es la dimensión de
una barbarie ocultada largamente. La mujer que dibuja esa barbarie difícilmente
es compatible con esa otra dimensión del ideal del yo y del yo ideal de las
mujeres. Por eso es fuertemente desestructurante.
Código 7856285
375211579
CONCLUSIÓN
Hemos considerado que esta “falla”, que esta incomprensión del daño en las
víctimas de la extrema violencia, deriva de la incapacidad de conceptuar las
formas colectivas de la subjetividad, así como de la sobresimplificación del medio
social, reducido a un contenedor de formas específicas de estresores. Las
secuelas colectivas de la violencia delincuencial, y también sus dimensiones
temporales, permiten plantearnos la idea de que los procesos de traumatización
proceden no de un desafortunado evento casual y traumático, sino de una
situación traumatizante, de una condición violenta de la sociedad y de las formas
de ejercicio del poder. Esas condiciones no son políticamente neutras, sino que
confluyen con otras estrategias de trabajo sobre el tejido social con la finalidad
evidente de despolitizar, de destruir las formas colectivas capaces de generar
disidencias, de cancelar los proyectos de sociedad y la construcción de futuros,
para sustituirlos por una proyección infinita del presente.