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Asignatura:
Geografía Física de la Isla de Santo Domingo
Tema:
Los suelos dominicanos.
Facilitador:
FRANCISCO ANT. MÉNDEZ ALCEQUIEZ
Tarea 9
Bienvenid@s a nuestra novena semana de trabajo, en la que continuaremos
valorando la existencia y disponibilidad de los recursos hidrográficos y del suelo
dominicano.
Se recomienda:
Los suelos
Los suelos no siempre son iguales y cambian de un lugar a otro por razones
climáticas y ambientales, de igual forma los suelos cambian su estructura,
estas variaciones son lentas y graduales.
El suelo está formado por varios componentes como rocas, arena, arcilla,
humus (materia orgánica en descomposición), minerales y otros elementos en
diferentes proporciones.
Tipos de suelos
Hay básicamente cinco tipos de suelos que son los que los jardineros y
agricultores trabajan. Los cinco tipos son en realidad la combinación de tres
tipos de partículas de roca erosionada que componen el suelo, son el limo, la
arena y la arcilla. Según se combinan entre sí estas partículas crean un suelo
con unas características distintas.
Suelos arenosos
Entre los tipos de suelos, el arenoso contiene partículas más grandes que el
resto de los suelos. Es áspero y seco al tacto porque las partículas que lo
componen están muy separadas entre ellas y no mantienen bien el agua.
Suelos limosos
1. Son pedregosos
2. De color oscuro
Suelos arcillosos
Este tipo de suelos está formado por granos finos de color amarillento, arcilla
en un 45%, retienen mucho el agua y forman charcos. Si se mezcla con humos
es bueno para cultivar. Este tipo de suelos tienen gran poder de retener agua y
nutrientes pero una baja porosidad así que es difícil trabajarlos. Su textura y
viscosidad hace que las raíces no tengan una adecuada aireación y por lo tanto
se pueden pudrir.
Suelos de turba
Suelos salinos
Os suelos con alto contenido de carbono orgánico explicó tienden a ser más
fértiles y productivos, más capaces de purificar el agua, y ayudar a aumentar la
resiliencia de los medios de subsistencia a los impactos del cambio climático».
Esto significa que mejorar la salud de los suelos del planeta y aumentar su
contenido de carbono orgánico es fundamental para alcanzar varios de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030 de la ONU,
en especial el segundo objetivo de erradicar el hambre y la malnutrición.
El informe de la FAO indica que un tercio de los suelos del planeta ya están
degradados, provocando una merma significativa de las reservas mundiales de
carbono orgánico del suelo y liberando hasta 100 gigatoneladas (Gt) a la
atmósfera.
Un daño adicional a las reservas de carbono del suelo, derivado de una gestión
deficiente de los suelos, dificultará los esfuerzos para limitar el aumento de la
temperatura global y evitar mayores inundaciones, sequías y otras
consecuencias del cambio climático, advierten los expertos.