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INTERVENCIÓN
PSICOPEDAGÓGICA
Material básico de estudio
(Dossier documental)
EQUIPO DOCENTE:
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El libro básico de estudio de Vélaz de Medrano que puede emplearse para el estudio de la asignatura
es el de la primera edición de 1998 o la segunda edición 2002 indistintamente.
RELACIÓN DE MATERIALES DE ESTUDIO POR BLOQUE TEMÁTICO
Desde que Frank escribiera en 1936 sobre “La sociedad como paciente”, existe un cierto
consenso acerca de que muchos de los problemas que manifiestan los sujetos son producto
de modelos imperfectos de organización social. Esto, unido al insuficiente número de
profesionales existente en el sector servicios, ha hecho que desde entonces uno de los
mayores esfuerzos realizados por las denominadas “profesiones de ayuda” para mejorar la
capacidad de la sociedad y de las organizaciones sociales en la resolución de los problemas
de sus miembros se haya centrado en el diseño y aplicación de la consulta o asesoramiento
(Repetto, 2002, pág. 322), es decir, en el apoyo y formación entre profesionales.
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En Vélaz de Medrano, C. (Ed.), Ferrándis, A., Díez, M. y Alonso, C. (2009): Educación y protección de
menores en riesgo de exclusión o conflicto social: un enfoque comunitario. Capítulo I. Pp. 1-190. Barcelona,
Graó. ISBN: 978-84-7827-713-1
En las definiciones presentadas en el Cuadro 1, los distintos autores van aportando muchos
de los elementos sometidos a discusión en el tema del asesoramiento en general, y del
asesoramiento en educación en particular: el tipo de relación asesor-asesorado/s, el estatus
profesional de ambos, el origen de la demanda de asesoramiento, los potenciales
participantes en la interacción (individuos, grupos u organizaciones), entre otros.
Como ha señalado Rodríguez Romero (1996a, pág. 17), en la literatura sobre el tema se
aprecia una gran concordancia en torno a los rasgos que caracterizan la labor asesora sea
cual sea el ámbito profesional en el que se ejerza:
- Es un servicio indirecto de un profesional, que recae sobre el profesional (o
profesionales de una organización) que trata/n directamente con la clientela. Es
una relación triádica “asesor-asesorado-cliente”, a diferencia del modelo clínico
que establece una relación diádica “profesional-cliente”. “El cliente y el
asesorado pueden ser una persona o una organización. El asesor suele ser una
persona, organización o servicio especializado” (Jiménez y Porras, 1997, pág.
100). (Ver Figura 1).
- Es un elemento importante del desarrollo de las organizaciones.
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Figura 1.- Relación triádica (modelo de asesoramiento o consulta) versus Relación diádica
(modelo clínico)
Asesor Asesor
(psicopedagogo, (psicopedagogo,
educador o trabajador educador o trabajador
social, profesor social, profesor,
etc.) etc.)
Asesorados
(profesores,
mediadores,
familias, jueces,
etc.)
Cliente Cliente
(menores o (menores o
poblaciones poblaciones en
en riesgo) riesgo)
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Volviendo a la definición de la labor asesora, hay que decir que pese al aparente consenso
teórico que se aprecia en la literatura sobre el tema, encontramos diferentes interpretaciones
y matizaciones de estos rasgos que acaban dando lugar a muy distintos tipos de
asesoramiento en la práctica -unos más deseables que otros-, como tendremos ocasión de
argumentar a lo largo del capítulo2.
2
West & Idol (1987) realizaron la primera revisión sistemática de los modelos de asesoramiento en distintos
ámbitos profesionales, encontrando 10 modelos diferentes: a) De salud mental; b) Conductual; c)
Organizativo de relaciones humanas; d) Pensamiento organizativo; e) Conflicto social; f) De proceso; g)
Clínico; h) De programas; i) De entrenamiento o formación; j) Colaborativo). Aunque dicha revisión es
considerada la más completa y sistemática, otras revisiones posteriores se deben a Dustin & Ehli (1992),
Erchul y Conoley (1991), Baez de la Fe y Bethencourt (1992), Schein (1988), Rockwood (1993). En nuestro
país fue pionero el trabajo de Escudero y Moreno (1992).
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- Qué se entiende por “centros de producción del saber” en materia educativa: ¿las
universidades o centros de investigación y formación, o también las propias escuelas y
los servicios socioeducativos como fuentes privilegiadas de conocimiento basado en la
experiencia?.
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Como casi toda práctica profesional, el asesoramiento no es una actividad neutral o libre de
valores y creencias. Aunque vinculado al tema de la difusión del conocimiento, en este caso
el eje de análisis se sitúa en el tipo de relación o interacción que se crea entre los
profesionales que protagonizan el proceso de asesoramiento, y en los objetivos que con ello
promueve el poder político. Los aspectos clave a analizar son, fundamentalmente:
o La situación de dependencia-autonomía del asesorado, con respecto al asesor.
o Las relaciones de jerarquía-igualdad entre asesores y asesorados.
o La responsabilidad de asesores y asesorados en los procesos de cambio y mejora
de la práctica procesional.
o La propia concepción de la educación y del cambio social que tengan asesores y
asesorados, y el nivel de compromiso que asuman al respecto.
Abordaremos estas y otras importantes cuestiones al hilo del análisis de las distintas
perspectivas y estilos de asesoramiento.
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mayor intensidad a prestar apoyo a aquellos otros profesionales que, o bien tenían una
intervención más directa con la población en riesgo -caso de los profesores, y de los
trabajadores o educadores sociales en medio abierto-, o debían tomar decisiones que
también afectaban profundamente al destino de los menores transgresores o en conflicto
social, como es el caso de los jueces.
En ambas modalidades, vinculadas con las teorías sociológicas del desarrollo, las metas
últimas del asesor están marcadas por valores como la igualdad de oportunidades, la justicia
social y, en definitiva, por el cambio social. En este caso, la intervención del asesor se
centra en grupos sociales o comunidades (colectivos desaventajados social, cultural y
económicamente) como unidad básica de prevención y promoción del cambio social, más
que en la resolución de problemas de individuos aislados.
a) El asesoramiento comprometido
Desde este marco teórico, el trabajo del asesor es un proceso de ayuda a la liberación y
emancipación sociocultural de personas o colectivos.
Los elementos diferenciales del asesoramiento entendido como una relación socialmente
comprometida son los siguientes (Freire, 1970, 1985 y 1994; Escudero y Moreno, 1992;
Rodríguez Romero, 1996a):
- Su marco teórico –próximo a la Sociología Crítica del conocimiento-, incorpora el
análisis de las dinámicas de poder en la estructura social, de la hegemonía del
conocimiento, y de la propia mentalidad de las clases o grupos dominados u oprimidos.
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b) El asesoramiento comunitario
Además de compartir el compromiso social con el que plantea su trabajo el asesor desde el
enfoque que acabamos de analizar, el asesoramiento comunitario aporta un elemento de
gran importancia: la idea de que asesorar es facilitar poder a la comunidades y los
individuos (empowerment), es decir, aumentar su capacidad para tomar decisiones sobre su
propia vida.
Esta modalidad de asesoramiento tiene su propio marco teórico, asigna al asesor unos
objetivos específicos, y demanda del asesor unas determinadas capacidades y habilidades.
Dejamos aquí esbozados los principales rasgos de este modelo, ya que le dedicaremos un
tema específico al final de este capítulo, por incorporar elementos centrales al ámbito de
actuación del educador social.
Por su parte, las dos perspectivas del asesoramiento que procedemos a analizar a
continuación se refieren, desde distintos marcos teóricos, a las relaciones de apoyo que
prestan determinados profesionales (orientadores, educadores sociales, pedagogos,
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psicólogos, profesores especialistas, etc.) a las escuelas y sus miembros para la resolución
de los problemas encontrados en el ejercicio de su tarea educativa.
Como consecuencia de las reformas educativas de la segunda mitad del siglo XX, y
teniendo como primer escenario el sistema educativo norteamericano y más adelante los
europeos, empiezan a cobrar entidad –legal, profesional y financiera- los servicios de apoyo
externo a las escuelas, que progresivamente se han extendido a una gran mayoría de
sistemas educativos, aunque con grandes diferencias entre países3. La puesta en marcha de
estos servicios se vincula a algunas situaciones clave (Moreno, 1992):
- La necesidad de poner en marcha reformas educativas –o cambios diseñados,
planificados y dirigidos desde la Administración- con garantías de éxito, por lo que se
crea la figura de los “expertos” con competencia para orientar y acompañar las
oportunas transformaciones en las escuelas, generalmente desde servicios de apoyo
externos.
- La recesión económica del momento, que aconsejaba rentabilizar los escasos recursos
humanos disponibles, y no duplicar esfuerzos.
3
Moreno, J. (1992, pp. 11-45) realiza un estudio comparado de los sistemas de apoyo externo a las escuelas
en los distintos países de la OCDE.
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Lo que importa destacar es que, aún hoy, se hace sentir el peso o influencia de los rasgos
que caracterizaron los orígenes del asesoramiento escolar:
- Como proceso de ayuda o apoyo prestado por unos profesionales con conocimiento
experto sobre diversas materias (educación especial, organización escolar, evaluación, y
un largo etcétera) a los profesores y a los equipos directivos de las escuelas.
- Como una iniciativa de la Administración educativa con objeto de garantizar la
aplicación de determinados cambios o reformas en el sistema educativo (a nivel
nacional, regional o local), más que como una demanda de los propios centros escolares
para resolver problemas internos.
- Como actividad articulada generalmente en forma de servicios externos a la propia
escuela (aunque sin descartar en algunos casos la creación de equipos o departamentos
de apoyo interno, que también han sido percibidos por muchos centros como
“mensajeros” de las reformas oficiales).
Esta situación originaria la refleja muy bien Rodríguez Romero (1996b, pág. 203) cuando
afirma que “el asesoramiento es una práctica educativa en sí misma contradictoria, porque
fue creada para dar al profesorado un servicio que no había pedido”.
Al observar las circunstancias que dan origen al asesoramiento escolar, es fácil imaginar su
convivencia y estrecha vinculación con el desarrollo de otras prácticas cercanas:
- La formación permanente del profesorado y de los equipos directivos de las escuelas.
- La orientación educativa.
- La organización escolar.
- La supervisión o inspección.
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Por ello, señala la misma autora, la función asesora se ha ido construyendo con conceptos,
imágenes, estrategias, modelos y prácticas tomadas de ese otro tipo de actividades, en una
suerte de extrapolación, acumulación y evolución de saberes. De hecho, gran parte de las
posibilidades y limitaciones del asesoramiento escolar estriban en la borrosidad de los
límites entre unas actividades y otras, siendo también uno de los aspectos que más debate
ha suscitado en los últimos años.
A) Qué se entiende por asesoramiento escolar y quiénes son los asesores escolares:
Escudero (en Escudero y Moreno, 1992, pág. 61) ha definido el asesoramiento escolar
como un “proceso relacional en el que participan determinados profesionales dotados de
cierto bagaje de conocimientos, capacidades y habilidades con los que tratan de contribuir
a configurar contextos de trabajo, en colaboración con centros escolares y profesores,
para la utilización adecuada del conocimiento disponible en la resolución de problemas
que tengan que ver con la práctica educativa y su mejora”. Más adelante (o.c., pág. 62), el
mismo autor señala que esa relación entre asesores y asesorados, “debe estar presidida en
su diseño y funcionamiento por principios normativos de orden teórico, social e incluso
ideológico, pues tratándose de una acción relacional de influencia, es preciso justificar sus
contenidos, sus modos de relación y el tipo de valores a los que pretende servir”.
Completando esta caracterización, Escudero (o.c., pág. 55) precisa que esa función de
apoyo, consulta o transferencia de conocimientos de diversa naturaleza para la resolución
de problemas educativos, pertenece a una categoría general –el asesoramiento escolar-, que
se ocupa de los procesos de dinamización, animación y facilitación del desarrollo y mejora
de la escuela. De hecho, es posible encontrar servicios de apoyo interno y externo, e
iniciativas surgidas desde los niveles central, autonómico, regional, zonal o local. Esto
permite dibujar en nuestro país un complejo mapa con distintos tipos de apoyo provenientes
de Unidades de Programas, Centros de Profesores y de Recursos, Equipos generales y
Equipos específicos, Departamentos de Orientación o Departamentos universitarios,
Inspección Educativa, Servicios Sociales, entre otros.
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Como ha señalado acertadamente Nieto Cano (1996, pp. 218 y ss.), nos encontramos en una
situación en la que se ha extendido el concepto de apoyo escolar, aumentando el número de
fuentes o agentes que lo proporcionan. Sin embargo, aún falta un planteamiento serio sobre
la estructura y la cultura de relaciones sobre las que operan, con lo que se acrecienta su
confusión e inoperancia –no hay mecanismos de coordinación horizontal y vertical, ni
canales de comunicación estables-, por lo que en los centros escolares crece la sensación de
soledad para afrontar los problemas educativos más graves.
Sea fuera o dentro de la escuela desde donde se realiza esta función de apoyo, lo que no
parece admisible es considerar como piedra angular del asesoramiento sólo al “asesor” y su
“conocimiento experto (sociológico, psicopedagógico o de otro tipo)”, excluyendo la
participación activa y experimentada del asesorado. Como señala acertadamente Escudero,
sería lo mismo que hacer descansar un modelo de enseñanza “sólo en los contenidos y en el
profesor como transmisor, lo cual corresponde a una concepción lineal, impositiva y
tradicional de la educación”. Por nuestra parte, añadiríamos que también supone una
concepción estéril de los procesos educativos que, si han de ser eficaces, no pueden
prescindir en modo alguno de la idea de que el aprendizaje es una construcción del sujeto
(persona u organización), ayudada por mediadores sociales, profesionales, materiales y
culturales. A este argumento psicológico, se añade otro, igualmente importante, de carácter
ético y político. Coincidimos plenamente con Rodríguez Romero (1996b, pág. 207), cuando
afirma que “los esfuerzos de cambio poco significan al margen de un contexto particular
de valores. Son precisamente los compromisos sociales y pedagógicos de una escuela los
que determinan la calidad de la innovación en que se involucran”.
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los centros educativos (ya sea una escuela, una institución educativa de similares propósitos
y características, o un conjunto de instituciones):
a) Ayudar a aumentar la capacidad y destrezas de localización, formulación y
resolución de los problemas actuales y futuros, de acuerdo a una metodología
adecuada a las características de la institución.
b) Contribuir a sensibilizar y aumentar la conciencia de los miembros de la
organización sobre:
o Los acontecimientos y procesos que afectan al funcionamiento de la institución
(referentes sociológicos, políticos e ideológicos de las prácticas educativas).
o La importancia de la cultura y clima institucional del centro (cualidad de las
relaciones, conflictos, relaciones de poder, grupos establecidos, definición de
roles, estilo de liderazgo, etc.), como factores condicionantes de cualquier
cambio o innovación.
o Las consecuencias de adoptar unas u otras decisiones sobre procedimientos de
trabajo, medidas educativas, etc..
c) Ofrecer un punto de vista complementario o diferente a los que aportan los
miembros de la organización sobre un problema y sus posibles soluciones (al partir
de una concepción del conocimiento como algo impregnado de valores, se asume la
legítima existencia de una pluralidad de puntos de vista).
d) Facilitar y apoyar el cambio planificado centrándose en las capacidades, actitudes,
valores y procesos de funcionamiento grupal de la propia organización.
e) Ayudar a identificar la información y los recursos disponibles y válidos para tratar
los problemas que originan la demanda de asesoramiento.
f) Contribuir a desarrollar habilidades y actitudes de comunicación y negociación
entre los miembros de la institución implicados en la resolución del problema.
g) Facilitar procesos de trabajo grupal.
h) Contribuir a desarrollar relaciones de colaboración con personas o colectivos
vinculados a la organización (por ejemplo, las familias).
i) Contribuir como mediador, a establecer contactos de interés con otras escuelas o
recursos sociales y educativos.
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Desde este modelo centrado en los procesos y en el desarrollo institucional, el objetivo más
preciado del asesoramiento es la capacitación de la organización y sus miembros para
resolver los problemas –actuales y futuros- que les presenta su práctica profesional. Este
mismo objetivo general, nos hace preferir el término “capacitación” al de “formación” al
referirnos a los procesos de aprendizaje que tienen lugar en el proceso de asesoramiento
para el cambio y la mejora.
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En consecuencia, vemos cómo la cantidad y diversidad de problemas con las que hoy se
enfrentan muchos centros escolares, mantiene vivo el debate surgido hace más de tres
décadas en torno a la necesidad de realizar innovaciones y cambios en la educación, tanto a
nivel micro (el aula, el centro) como macro (el conjunto del sistema educativo). Y no sólo
mantiene vivo el debate sobre “qué” tipo de cambios son necesarios (contenido o dirección
del cambio), sino también sobre “cómo” deben promoverse esos cambios para que sean
más eficaces, significativos y sostenibles (es decir, sobre la propia naturaleza de los
procesos de cambio educativo), y sobre “quién” ha de participar en ese proceso (qué nuevos
perfiles de asesores son necesarios y qué papel se les asigna). Con respecto a este último
aspecto, observamos cómo son cada vez más los perfiles profesionales (como es el caso de
los educadores y trabajadores sociales, entre otros) que entran a formar parte de los
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En todo caso se trata de “trabajar con”, y no de “intervenir sobre” los profesores y los
centros (Lieberman, 1986; Moreno y Escudero, 1992; Rodríguez Romero, 1996a; Nieto
Cano, 1996). Definitivamente, el asesor escolar (pensemos en un educador social o en un
orientador) no es un médico –que diagnostica una enfermedad y recomienda un
tratamiento-, ni tampoco un comerciante, que identifica una necesidad y proporciona a
continuación la mercancía perfectamente empaquetada para su consumo (Goodman, 1994).
Se trata de una actividad facilitadora, no sustitutiva.
Por último, conviene recordar, como señalan Fernández Sierra y Rodríguez (2001, pág. 55)
que las peticiones de asesoramiento suelen ser un acto de honradez, racionalidad y ética
profesional de los docentes que se organizan para buscar alternativas pedagógicas acordes
con situaciones o problemas nuevos, pero que se pervierten cuando los asesores, en vez de
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apoyar el avance del colectivo docente con ideas y criterios propios y negociados, ejercen
sólo como agentes propiciadores de cambios preestablecidos fuera de las escuelas.
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a) El enfoque clínico
Desde luego parece difícilmente cuestionable el papel preponderante que en las últimas
décadas han tenido las teorías psicológicas para fundamentar el cambio y la mejora de la
educación, mereciendo especial consideración el enfoque constructivista por haber puesto
“los bueyes delante del carro”, haciendo girar la investigación sobre los modelos y métodos
de enseñanza en torno a las exigencias de los procesos de aprendizaje, y por lo tanto dando
un protagonismo imprescindible al sujeto que aprende. Sin embargo, desde otras
perspectivas psicológicas poco críticas se han extendido prácticas más cuestionables, que
han llevado a generalizar la idea del psicólogo escolar como “experto” en diagnóstico
(sobre todo desde el enfoque psicométrico de rasgos y factores) y en tratamientos
educativos a los casos-problema desde un modelo clínico y prescriptivo de intervención6.
Escudero y Moreno (1992, pág. 58) se refieren a dos supuestos claramente cuestionables
del papel de esta corriente de la psicología escolar:
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Este enfoque se encuadra en el denominado modelo de asesoramiento “experto” o de
entrenamiento/formación (West & Idol, 1987).
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b) El enfoque sistémico
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Hay que considerar que el modelo de asesoramiento o consulta nace en el campo de la salud mental (Caplan,
1997), y que desde entonces –aunque con perspectivas más o menos terapéuticas- los psicólogos, pedagogos y
psicopedagogos han sido los perfiles profesionales que en mayor proporción quizá han venido desempeñando
el papel de asesores escolares.
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presentaba como “experto” (como un mago) en solucionar los problemas (de aprendizaje,
de conducta, etc.) que los profesores “no sabían” resolver, y lo hacía desde un enfoque
remedial y clínico (intervención directa sobre los sujetos con dificultades), en poco tiempo
acababa desbordado, siendo ineficaz y perdiendo credibilidad ante la comunidad escolar
que comenzaba a verlo como un “mago sin magia”. Hay que decir que en la configuración
del rol de asesor como “mago” o curandero, tenían muco que ver las expectativas de los
propios profesores y familias, pues es la función que esperaban y demandaban del
psicólogo escolar. Lo que estos autores proponen para cambiar la situación es que el asesor
escolar aplique los principios del enfoque sistémico, tanto al analizar la propia escuela
como organización, como al construir la relación de colaboración con sus miembros
(profesores, directivos, familias) para no acabar ejerciendo un rol no deseado.
8
La perspectiva ecológica, sistémica o interaccionista de la Orientación fue propuesta por primera vez en
los escritos de Kantor (1926), siendo desarrollada más adelante por Lewin (a partir de 1935) y otros muchos
autores hasta hoy, en la que es la perspectiva dominante.
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García Pérez (2003, pág. 47 y 48), señala que operando con este enfoque, el trabajo de los
asesores seguiría una serie de pautas, relativas tanto a la construcción de las relaciones,
como al proceso de resolución de problemas:
- El asesor debe tener en cuenta que su trabajo con los profesores puede ser un elemento
desestabilizador, por lo que si la escuela se encuentra en un momento de búsqueda de
estabilidad puede provocar el rechazo de algunos sectores (aún dando por supuesto que
la demanda de asesoramiento haya partido del centro).
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- La atención de asesor y asesorados, más que centrarse en la demanda concreta que los
profesores formulan, debe volverse progresivamente sobre las interacciones que se
producen entre los distintos elementos implicados en el problema (comportamiento de
los alumnos, estilo educativo de las familias, estrategias docentes, programas escolares,
coordinación de profesores, etc.). Se trata de abordar los problemas y su solución con
una mirada amplia de la realidad escolar, no sólo mirando al problema.
- Los cambios deben ser graduales, para no superar los límites impuestos por la
institución, más allá de los cuales ésta se replegaría sobre sí misma. Estos cambios no
deben suponer la sustitución radical de lo anterior por lo nuevo, ni deben ser un salto en
el vacío. Se trata de integrar nuevos aspectos en esquemas ya existentes, en un cambio
lento y progresivo que responde a una necesidad y demanda de la propia institución
(Martín y Solé, 1990; Solé, 1998; García Pérez, 2003).
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Este enfoque del asesoramiento se encuadra en un marco teórico con dos dimensiones: a) El
enfoque sistémico de las relaciones, los problemas y las instituciones; b) La perspectiva
constructivista de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Este enfoque del asesoramiento es educativo, porque señala como destinataria del mismo a
la institución escolar en su totalidad y a los procesos de enseñanza y aprendizaje que tienen
lugar en ella (alejándose por tanto del enfoque terapéutico). Y es constructivista porque
adopta un enfoque teórico que incorpora, en un marco integrado y coherente, conceptos de
diversas teorías psicológicas y pedagógicas que comparten una visión del que aprende
como sujeto activo que construye su propio conocimiento. Este marco permite interpretar
los procesos interactivos que constituyen la actividad del asesor y los asesorados, desde una
perspectiva de las instituciones educativas como organizaciones al servicio de la atención a
la diversidad de necesidades e intereses de aprendizaje y resolución de problemas (Martín y
Solé, 1990; Coll, 1990; Marrodán y Oliván, 1996; Solé, 1998; Vélaz de Medrano, 2002).
Así, este último enfoque traslada al asesoramiento conceptos (participación guiada,
aprendizaje significativo, transferencia de control, zona de desarrollo próximo, andamiaje,
etc.) que en principio fueron aplicados a la relación profesor-alumno o alumno-objeto de
aprendizaje (García Pérez, 2003, pág. 70).
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En Vélaz de Medrano, C. (Ed.), Ferrándis, A., Díez, M. y Alonso, C. (2009): Educación y protección de
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e) El asesor debe comprometerse con las necesidades y demandas del centro escolar, lo
que incluye comprenderlas en profundidad.
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Desde este enfoque educativo-constructivista, Solé (1998, pág. 54 y ss) establece unos
objetivos generales del asesoramiento en educación:
- Contribuir a que la institución educativa consiga un funcionamiento satisfactorio, que
permita la consolidación de un proyecto compartido, de una cultura de análisis, de
reflexión sobre la práctica, y de consenso en la toma de decisiones.
- Impulsar la optimización de los recursos –tanto humanos, como organizativos y
materiales- de la institución educativa, para avanzar en el adecuado tratamiento de la
diversidad de los participantes en los procesos de enseñanza y aprendizaje,
considerando esto como algo consustancial al hecho educativo, y no anecdótico o
especial.
- Adoptar y mantener una actitud de colaboración asesor-asesorados, escapando tanto de
la prescripción (de recetas y tratamientos) como del excesivo distanciamiento de la
realidad tratada. Favorecer por tanto la corresponsabilidad de asesor y asesorados en el
proceso.
Vemos cómo la perspectiva psicológica comparte con las perspectivas social y pedagógica
algunos supuestos teóricos sobre la construcción de la relación asesor-asesorados y sobre
las estrategias de resolución de problemas, pero aporta elementos específicos de gran
relevancia.
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sin que se haga referencia distintiva –a no ser en los textos que, como éste
capítulo, realizan una aproximación histórica al tema- a las otras dos
perspectivas mencionadas. También por esta razón, pensamos que se sentirán
especialmente aludidos por el término “asesor”, los orientadores y los asesores
de los centros de formación de profesores (con independencia de la
denominación que estos centros reciban en cada Comunidad Autónoma).
En consecuencia con lo dicho no procede volver a tratar lo ya tratado, sino avanzar con la
aportación de algunos conceptos y valoraciones a propósito del modelo de consulta o
asesoramiento en Orientación, de la valoración de la situación actual del asesoramiento
psicopedagógico en nuestro país, y de la necesaria colaboración de los orientadores con
otros profesionales de la educación que también son potenciales asesores internos o
externos a las escuelas9.
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Psicología, la Pedagogía y la Sociología, factores que, sin duda, han sometido el marco
teórico-práctico de la Orientación a un proceso de evolución. Por otra parte, como señalan
Rodríguez Espinar y otros (1993, pág. 11), el proceso de institucionalización pública de los
servicios de Orientación establecido en cada país, también han incidido de manera
significativa en la propia concepción de la Orientación y en las funciones que en el ámbito
de la intervención le ha sido asignadas. Por último, y en estrecha relación con los diversos
factores señalados, las aportaciones de la comunidad científica en el terreno de la
investigación básica y aplicada en Orientación, así como los profesionales que la han
llevado a la práctica son también una fuente de obligada referencia para poder delimitar una
concepción actual del enfoque y funciones de esta disciplina. Todos los aspectos
mencionados configuran un determinado marco epistemológico, conceptual y metodológico
en torno a lo que ha sido, es y debería ser la Orientación educativa, sus áreas y contextos de
estudio, investigación e intervención.
Pese a que la inserción de la educación en los procesos educativos formales y ordinarios fue
en sí misma un gran avance, de esa época arrancan también dos concepciones contrapuestas
de la Orientación e intervención psicopedagógica cuyas repercusiones han llegado hasta
nuestros días:
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- La Orientación como distribución y ajuste de los alumnos a las exigencias y reglas del
sistema escolar10.
- La Orientación como función educativa, donde educar es orientar para la vida.
Como han señalado Rodríguez Espinar y otros (1993, pp. 20-22), la primera de ellas
considera que las causas del fracaso escolar están en el alumno y que, por tanto, hay que
corregir -mediante el oportuno tratamiento- su conducta a fin de hacerle compatible con las
normas y reglas establecidas por el sistema escolar. Se acepta la bondad e inalterabilidad
del currículo y de los planteamientos educativos adoptados, por lo que se emplean
exclusivamente criterios externos al alumno (sociales y legales) para evaluar su
rendimiento. La intervención psicopedagógica desde esta posición se caracteriza por lo
siguiente (o.c., pp. 20-21):
10
Esperemos que el establecimiento por la nueva Ley de Calidad de la Educación (LOCE) de itinerarios
formativos en la Educación Secundaria Obligatoria, y de nuevas pruebas selectivas, no devuelva la labor de
los orientadores a lo que fue en sus orígenes a principios del siglo XX.
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- El proceso de Orientación se debe llevar a cabo en todas las etapas educativas, en cada
una de las clases o actividades, y a lo largo de todo el horario escolar.
- La Orientación se extiende a lo largo de toda la vida, incluye labores de asesoramiento,
y la intervención en distintos contextos educativos.
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personas a lo largo de las distintas etapas de su vida con la implicación de los diferentes
agentes educativos y sociales.
En primer lugar hay que decir que aunque hoy es habitual considerar el modelo de
asesoramiento entre los cuatro o cinco modelos de intervención en Orientación, en nuestro
país la consulta o asesoramiento no aparece en las clasificaciones generales hasta la década
de los noventa, quizás por escasa tradición e insuficiente presencia en la práctica educativa
de nuestro contexto (Santana y Santana, 1997, pág. 69).
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Como se irá argumentando más adelante, los rasgos fundamentales de este modelo
institucional son los siguientes:
Pero veamos con más detenimiento las características y los propósitos del modelo.
El desarrollo normativo de las leyes orgánicas que vertebran nuestro sistema educativo han
establecido el modelo institucional de la Orientación en el Estado, que luego son
concretadas por las Administraciones educativas de las CC.AA. y por los propios centros y
profesores.
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Tal y como se establece en los Reglamentos Orgánicos de los centros, las distintas
funciones que han de desempeñar los profesionales de la Orientación se enmarcan en el
principio de atención a la diversidad de necesidades de aprendizaje y desarrollo de los
alumnos y, en particular, en la atención a aquellos que presenten necesidades educativas
especiales. No es una novedad para nadie que los alumnos difieren unos de otros, y que el
bagaje personal, cultural y social con el que los niños y niñas acceden a la escuela, así
como el contexto en el que va transcurriendo su vida escolar, son condicionantes
importantes del éxito o del fracaso académico, con todo lo que ello lleva consigo. Por ello,
el esfuerzo por hacer realidad en el contexto de los centros educativos el principio general
de igualdad de oportunidades ante la educación, es un requisito imprescindible de la calidad
de la misma.
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11
Esta norma ha sido después adaptada al contexto en la normativa de cada una de las Comunidades
Autónomas, por lo que la existencia de departamentos o servicios internos y externos en los centros de las
distintas etapas educativas ha sufrido variaciones.
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Todo ello sin olvidar que la intervención de estos tres grupos de profesionales de poco
serviría si no se desarrollara en estrecha vinculación con el resto del profesorado del centro.
Dichos programas no son otros que el Plan de acción tutorial, el Plan de Orientación
académica y profesional y el Apoyo al proceso de enseñanza aprendizaje, cualquiera que
sea su denominación en cada Comunidad Autónoma, que forman parte del Proyecto
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Curricular de Etapa, y que funcionan como guías para que éste incorpore elementos
orientadores.
* La función asesora de los orientadores: un análisis crítico de los retos y dilemas a los
que se enfrentan
Las conclusiones de una investigación realizada en 1997 sobre lo que los orientadores de
Educación Secundaria de la Comunidad de Madrid pensaban, sentían y esperaban sobre su
desarrollo profesional (Vélaz de Medrano et al, 2001) son muy ilustrativas respecto a los
retos y contradicciones del modelo de intervención psicopedagógica en la práctica.
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extendido –o mejor, el que dicen que “les es posible aplicar”- se aleja en cierta medida del
modelo que propugna una concepción moderna de la Orientación (de colaboración entre
profesionales, centrado en la prevención y en el marco del curriculo) y que, según los
distintos autores, se ha dado en denominar “modelo educativo”, ”modelo constructivista” o
“modelo comprensivo de asesoramiento interviniendo por programas” (Vélaz de Medrano,
1998). Aunque con excepciones notables, el modelo que parecía estar siendo aplicado en
ese momento –tenemos razones para pensar que debido a las demandas y limitaciones
impuestas por las expectativas de la comunidad escolar y la realidad de los centros-
recuerda en ciertos aspectos al tradicional modelo clínico y de servicios, en el que son
frecuentes las intervenciones aisladas, realizadas por un “especialista” (relaciones
asimétricas), con carácter remedial y como respuesta externa a unas demandas, y por lo
tanto no siempre enmarcado en el Proyecto Educativo y Curricular del centro. Aunque se
trata sin duda de una conjetura que habría que contrastar, son varias las razones que nos
llevan a tomarla en consideración, y que se derivan directa o indirectamente de la
información recogida en este estudio:
- La influencia que parecen tener las constantes demandas de atención individual y
remedial por parte de alumnos, familias, tutores y profesores, en la configuración
del trabajo cotidiano de los orientadores. Cabría también preguntarse entones, si les
queda tiempo para realizar otras funciones.
- El hecho de que, si ponemos en relación las necesidades de formación con las
funciones de los orientadores, vemos cómo aquellas tareas a las que dicen dedicar
más tiempo (docencia, información y orientación académica y profesional a los
alumnos y a sus familias) son también –con excepción de la evaluación
psicopedagógica- sobre las que parecen sentirse más preparados a juzgar por la poca
demanda de formación permanente que reciben. Además, existe coincidencia en el
hecho de que las funciones que realizan en menor medida (el asesoramiento
colaborativo y la coordinación de los agentes educativos) sean también las que
concitan sus principales demandas formativas. ¿Sería descabellado suponer que en
este caso se está haciendo realidad el principio de que tendemos a centrarnos en las
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tareas que mejor desempeñamos, relegando aquellas para las que nos sentimos
menos preparados por temor a realizarlas mal?.
- A ese principio explicativo del funcionamiento profesional, se le sumaría otro,
según el cual los orientadores pueden estar encontrando mayores facilidades para
realizar las funciones que no demandan la participación y colaboración de otros
(como la atención directa a alumnos y familias), pues el trabajo educativo
colaborativo resulta aún una tarea compleja por la falta de tradición, o por las
resistencias que se encuentran todavía en los centros, entre otras posibilidades. Sin
duda estos profesionales parecen optar por un ritmo lento y negociado de
colaboración.
Aunque no disponemos aún de evidencia empírica para considerar que estas tendencias
identifican el modelo de intervención psicopedagógica más extendido (tampoco ha podido
ser refrendado en investigaciones posteriores sobre el tema, De la Oliva, 2002), desde luego
sí ayudan a comprender las prácticas profesionales que parecen predominar entre los
orientadores que han participado en este estudio. En todo caso, es importante reiterar que
los orientadores no se sienten cómodos en modo alguno con la situación “posibilista” que
se acaba de describir. Y aunque no se lo hemos preguntado directamente, parece que
tampoco lo están con el modelo de intervención que se infiere.
Con independencia de la dimensión del desarrollo profesional a la que nos refiramos, hay
una conclusión de carácter más general que las hasta aquí expuestas y que impregna la
opinión de los orientadores en todos aquellos aspectos por los que se les preguntó en aquél
momento. Nos referimos a la ausencia de claridad que desprende toda su situación
profesional. Esa ambigüedad en el modelo lleva a un posibilismo (“hacemos lo que
podemos”) que a su vez acaba desembocando en relativismo. A partir de aquí son muchos
los interrogantes que es preciso despejar, no sólo para mejorar el desarrollo profesional de
los orientadores –que se puede decir sin temor a exagerar que no lo están teniendo fácil-,
sino también para cumplir el principal objetivo de su presencia en el sistema educativo: la
mejora de la calidad de la educación para todos.
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Ahora que hace ya más de una década de la aprobación y puesta en marcha de la LOGSE
(1992), y con ella de la incorporación de los orientadores –psicopedagogos- a los centros
escolares, parecería excesivo pensar a estas alturas que la comunidad escolar los sigue
percibiendo fundamentalmente como “mensajeros” de la Reforma educativa. Cada vez más
su tarea, al igual que la de los equipos multiprofesionales de apoyo externo, responde a las
crecientes demandas internas de muchos centros que, o bien se ven desbordados por la
especial complejidad de los problemas (altos índices de fracaso escolar, problemas de
convivencia, excesiva heterogeneidad del alumnado, aparición de “guettos” escolares, entre
otros), o simplemente porque desean repensar la educación que imparten para mejorar su
calidad. En todo caso, la aplicación de un modelo de consulta o asesoramiento de estilo
colaborativo demanda un cambio en la cultura institucional de algunos centros escolares,
pero también la adopción de medidas políticas que faciliten su tarea. Esta descripción del
contexto de trabajo de los orientadores, podríamos hacerla extensible a cualquier otro
profesional que desempeñase funciones de apoyo o asesoramiento para ayudar a resolver
los problemas a los que se enfrentan las instituciones educativas en la actualidad.
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pretenda el máximo bienestar infantil y juvenil, así como el reequilibrio de los contextos en
que se desarrolla”.
Al mismo tiempo, la colaboración de los orientadores con y desde los servicios sociales
puede aportar sus conocimientos específicos sobre la atención a la diversidad de
necesidades de aprendizaje, sobre la orientación para la inserción laboral y el desarrollo de
la carrera profesional, y sobre los propios procesos de asesoramiento en materia educativa.
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Es precisamente este último e importante rasgo que caracteriza las relaciones entre los
participantes en un proceso de asesoramiento, el objeto del próximo tema.
INTRODUCCIÓN
West e Idol (1987, pág. 390) definen el asesoramiento en colaboración como “un proceso
interactivo que permite a grupos de sujetos con diversos grados de conocimiento, generar
soluciones creativas para la resolución de problemas definidos conjuntamente”.
Hemos podido comprobar cómo las distintas perspectivas del asesoramiento coinciden al
afirmar que en toda relación de colaboración, han de estar presentes una serie de
principios:
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colaborar (el asesor debe tener la intención de ayudar, y los asesorados la intención
de permitir que eso ocurra).
Como señala con acierto García Pérez (2003), estos principios parecen explicarse por si
mismos, pero la realidad demuestra que resulta imprescindible investigar cómo se traducen
en la práctica. De hecho, se aprecia una falta de estudios en profundidad sobre este
importante tema14.
14
Sánchez (2000), ha realizado recientemente una investigación acerca de las dificultades que
tienen los orientadores para trabajar con los profesores en la identificación y resolución de los
problemas educativos. El autor señala que las dificultades para la colaboración se localizan en tres
dimensiones del proceso de asesoramiento, estrechamente relacionadas entre sí: 1) En las creencias
sobre los recursos necesarios para establecer una relación profesional de colaboración; 2) En la
disponibilidad de recursos necesarios para definir los problemas y acometerlos; 3) En un consenso
insuficiente en los centros sobre cómo debe ser el tratamiento de la diversidad del alumnado.
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y el peso e inercias de la tradición, hacen que todavía siga condicionando las expectativas
de muchas instituciones, profesores y familias (Marchesi, 1993; Fernández Sierra, 1995;
Vélaz de Medrano y otros, 2001).
Ciertamente colaborar exige un cambio en el rol tradicional del asesor y de los asesorados,
y estrategias para modificar las expectativas incompatibles con la noción de colaboración.
En las páginas siguientes abordaremos dos dimensiones básicas en la construcción de un
asesoramiento en colaboración: la formación del asesor y las estrategias y métodos de
asesoramiento.
El rol de asesor, como cualquier otro ámbito del desempeño profesional especializado, se
adquiere parcialmente con la formación, pero fundamentalmente se va construyendo y
afinando con la experiencia, y va cobrando identidad a medida que comienza a distanciarse
de otros roles con los que está emparentado. Incluso es muy habitual que un mismo
profesional compatibilice la función asesora con otra actividad laboral (por ejemplo, en el
campo socioeducativo, con la de profesor, orientador, educador o trabajador social, entre
las más frecuentes).
Los estudios sobre desarrollo profesional, demuestran cómo las dos variables más
significativas en la calidad y eficacia del trabajo son disponer de un profundo conocimiento
del dominio de especialización y la experiencia en su aplicación. Esto no dejaría de ser una
obviedad si no fuera por la controversia que desde el modelo colaborador de asesoramiento
suscita la figura del “experto”. A continuación argumentaremos cuál es nuestra posición al
respecto.
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- La percepción del rol: el futuro asesor percibe ese rol profesional tanto a través de sus
valores y creencias, como a través del modelado u observación del trabajo de otros
asesores –como grupo de referencia- para acabar apropiándose de los rasgos del
modelo. Asimismo, los roles que se han desempeñado previamente tienen gran peso, al
igual que la percepción que otros profesionales tienen de lo que es un asesor.
- La fusión del rol: las personas generalmente ejercen un variado número de roles, tanto
en la vida personal como en la profesional. Pero lo habitual es que haya un rol que
llegue a ser internalizado con más fuerza, fundiendo los demás, y actuando como un
principio o guía que configura nuestro comportamiento en diferentes escenarios.
- Negociación del rol: los roles se aprenden en la interacción con otros. Negociar el rol
que uno va a desempeñar es un proceso inevitable e implícito en las relaciones. Sin
embargo es muy importante explicitar esa negociación, si se desea deshacer las
expectativas erróneas de los asesorados, y no acabar sucumbiendo al papel que éstos
asignen al asesor.
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tener un rol perfectamente definido) y “distanciamiento del rol” para poder situarse
fuera de las exigencias y expectativas de los demás.
- Gama de roles del asesor: en general se considera que los roles del agente de apoyo
(mediador, facilitador, formador, generalista o especialista en procesos, especialista o
experto en contenidos, etc.), ni tienen límites precisos, ni son inamovibles. A juicio de
la autora, el rol que menos encaja con el modelo colaborador es el de especialista en
contenidos (aunque sin duda debe serlo en cierta medida), porque suscita
contradicciones entre la posición de experto que se adopta, y el deseo de que las
relaciones, por ejemplo con el profesorado, sean simétricas.
- Funciones del asesor: la amplitud de las funciones del asesor en el ámbito educativo es
enorme, y en ocasiones contradictoria (ayudar al personal docente y administrativo de
la institución, proporcionar información y recursos, formar, etc.), como ya señalamos al
analizar los objetivos del asesoramiento escolar.
- Conflictos del asesor: pueden ser inter-rol (cuando se producen por tensiones con roles
asociados –profesores, administradores, etc-) e intra-rol (surgen cuando se desarrollan
roles poco compatibles –como es el caso de asesor y supervisor- o se carece de las
cualidades necesarias para desempeñar el papel de asesor).
- Marginalidad del rol: esta situación se produce cuando el asesor situado en la frontera
de dos grupos que difieren en metas y actitudes, y debe establecer puentes entre ambos.
- Potencial del rol: el papel de asesor es complejo y está sometido normalmente a los
riesgos de fragmentación de funciones, de contradicción entre las funciones, o de “vivir
entre dos orillas” (por ejemplo, entre los profesores y los administradores). Pero, como
señala Rodríguez Romero (o.c., pág. 62) “moverse con un rol profesional conflictivo
exige tomar en consideración las fuentes y tipos de conflictos, y establecer un modo de
afrontarlos que permita una definición más consciente del rol”. Por otra parte, esta
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situación tiene la ventaja de poder definir la identidad del rol con más autonomía y
libertad.
En definitiva, podemos concluir con la autora que definir el rol de asesor supone, más que
poner/ponernos una etiqueta, adoptar una postura frente a los asuntos clave que se acaban
de mencionar, y frente a las creencias que se sostienen en relación con: a) El uso del poder
que otorgan el conocimiento y el propio papel del asesor; b) El ejercicio de liderazgo; c) La
imagen de los asesorados. Como afirman Lippit & Lippit (1986), supone desarrollar
capacidades como la flexibilidad, la capacidad de diálogo, la facilidad de adaptación a
situaciones diversas y relaciones ambiguas, motivación de logro, sensibilidad hacia los
otros y profundo respeto por la persona, honestidad y deseo auténtico de ayudar a otros sin
generar dependencias.
Por lo demás, hay que asumir que la trascendencia de los asuntos educativos ante los que
tiene que posicionarse el asesor, y la ausencia de patrones fijos de comportamiento, es lo
que lleva inevitablemente a los dilemas y las cuestiones de valor en la labor asesora.
Llegados a este punto, parece lógico concluir que la formación del asesor en el campo de la
educación requiere dos elementos básicos y complementarios:
- Formación teórica: como especialista en un ámbito disciplinar (la educación en alguna
de sus distintas especialidades) y en procesos de asesoramiento (que contemple las
distintas capacidades que venimos señalando en el asesor como agente de apoyo,
facilitador, mediador, promotor, etc. de los recursos humanos de las instituciones
educativas).
- Formación en la práctica: que da la oportunidad de observar buenas prácticas de
asesoramiento en otros profesionales.
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En Vélaz de Medrano, C. (Ed.), Ferrándis, A., Díez, M. y Alonso, C. (2009): Educación y protección de
menores en riesgo de exclusión o conflicto social: un enfoque comunitario. Capítulo I. Pp. 1-190. Barcelona,
Graó. ISBN: 978-84-7827-713-1
Con respecto a la primera vía -el conocimiento experto del asesor-, hay que puntualizar
algunos extremos de importancia, si no queremos incurrir en una flagrante contradicción
con nuestra apuesta por un modelo colaborador de asesoramiento.
En este sentido nos parece importante dejar claro que lo que se discute no es el
conocimiento especializado de un asesor –lo que sería de todo punto absurdo-, sino la
actitud que éste adopte en relación con su rol de asesor. Como afirma acertadamente
Kadushing (1977, pág. 31): “El experto lo es, no en relación con el asesorado, sino con la
naturaleza del contenido a ser comunicado y con los procedimientos para comunicarlo..
Dicho de otro modo, asesor y asesorado se conceden mutuamente el mismo estatus
profesional (no creen “saber más” ni “ser jerárquicamente más” que el otro), puesto que el
tipo de conocimientos que poseen puede ser diferente, complementario y siempre necesario
para avanzar.
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Del mismo modo que -al menos en el ámbito educativo- no se sostiene la imagen de un
asesor que “no sepa nada de educación” (pues el asesor tiene más posibilidades de ser
efectivo si está familiarizado con los problemas sustantivos que encara el asesorado) y cuya
pericia se limite exclusivamente a los procesos y técnicas del asesoramiento, tampoco es
suficiente ser un especialista en procesos educativos para desempeñar adecuadamente la
función asesora. Desde esta última situación es desde la que se aprecian ciertas amenazas
para el modelo colaborativo.
Con esto queremos decir que para que un asesor pueda ayudar a otros profesionales de la
educación a resolver los problemas que motivan la consulta, ciertamente debe poseer
marcos teóricos específicos de interpretación e intervención acerca de esos problemas (por
ejemplo, de los trastornos de la personalidad, del aprendizaje o del comportamiento social;
de las situaciones familiares de abandono o maltrato a menores; de la violencia infantil y
juvenil, etc.). En este sentido se evidencia el hecho de que un único asesor no puede ser
experto en todo tipo de problemas, por lo que es necesario que las instituciones educativas
puedan contar con los servicios de distintos equipos multiprofesionales de apoyo. Pero, al
mismo tiempo, cualquier asesor debe disponer de un cuerpo de conocimientos y destrezas
acerca del proceso mismo de asesoramiento –conocimiento de la conducta humana, de los
procesos de interacción social, de las organizaciones, y de los modelos, estrategias y
técnicas de asesoramiento- (West e Idol, 1987; Marcelo, 1997), y desde luego ha de
incorporar una dimensión ética y de compromiso social a su trabajo como agente de
cambio. En esto estriba precisamente el doble objetivo que Caplan & Caplan (1997)
asignaba a la consulta: no sólo apoyar al consultante en sus problemas cotidianos de
trabajo, sino también ayudarle a desarrollar un conocimiento y estrategias que le permitan
trabajar en el futuro con más eficacia y autonomía.
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menores en riesgo de exclusión o conflicto social: un enfoque comunitario. Capítulo I. Pp. 1-190. Barcelona,
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INTRODUCCIÓN
En este tema se abordan dos aspectos esenciales para garantizar la coherencia y sistemática
del proceso de asesoramiento: la metodología o esquema organizativo de trabajo, y la
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Los profesionales de la educación nos enfrentamos todos los días a una multitud de
problemas de diversa etiología y grado de dificultad. En términos generales, podríamos
decir que “existe un problema” cuando la situación presente difiere en alto grado de una
situación deseada o deseable (Bransford y Stein, 1984) Otra manera de definir la existencia
de un problema es como aquella situación inadecuada o inconveniente que se resiste al
cambio o, al menos, a las aproximaciones que unas personas con unos determinados
recursos hacen para cambiarla. Pensar en la solución de problemas de este modo resulta útil
por varias razones (Bruning et al, 2000, pág. 235):
- Porque hace hincapié en la continuidad del proceso de solucionar problemas, en el que
pasamos de un estado inicial confuso, a otro más claramente definido.
- Porque pensar en ello en términos de procesos de cambio de un estado a otro nos ayuda
a comprender que prácticamente todos los problemas a los que nos enfrentamos, a pesar
de sus diferencias, se pueden resolver utilizando la misma estrategia general.
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En Vélaz de Medrano, C. (Ed.), Ferrándis, A., Díez, M. y Alonso, C. (2009): Educación y protección de
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Desde una perspectiva muy diferente, Dewey (1910) consideraba que resolver un problema
es un proceso consciente y deliberado, regido por una secuencia de 5 pasos que se pueden
enseñar y aprender:
1. Admisión de la existencia de un problema;
2. Definición del problema;
3. Desarrollo de hipótesis o soluciones posibles y plausibles;
4. Comprobación de las hipótesis;
5. Selección de la mejor solución hipotética en función de sus ventajas e
inconvenientes.
Un tercer enfoque sobre el tema fue propuesto por los psicólogos de la Gestalt15 (Köhler,
1929, Wertheimer, 1945, Duncker, 1945, entre otros), que resaltaron la necesidad de
integrar los distintos elementos de un problema en una visión global del mismo, y la
enorme importancia que tienen los conocimientos previos sobre las cosas no sólo para
encontrar soluciones, sino también para inhibirlas o para dar nuevos usos a recursos ya muy
conocidos (con frecuencia estamos demasiado atrapados por nuestra visión de la realidad
como para trascenderla y avanzar). Es bien conocida la diferenciación que hacía
15
Escuela de Psicología que se desarrolla en Alemania en el período de entreguerras. Su planteamiento de
partida es el análisis global y estructural de todos los procesos psicológicos.
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Desde los años 50 se ha avanzado mucho acerca del tema, sobre todo desde los ámbitos de
la Informática y la Psicología Cognitiva, en los que se ha trabajado para desarrollar un
modelo general de solución de problemas aplicable a campos muy diversos. Desde esta
corriente se hace hincapié en dos componentes fundamentales de la solución de problemas
(Bruning et al. 2000, pág. 238):
a) Es posible emplear un procedimiento general (que en la mayoría de los modelos
consta de una secuencia de cinco estadios).
b) Es necesario mantener un elevado grado de supervisión metacognitiva (toma de
conciencia, gestión y control de las capacidades disponibles y de las tareas a
realizar) por parte de quienes deben resolver el problema.
16
En Pérez y Pozo (1994).
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mismo tiempo. Con esto queremos decir que, del mismo modo que el asesor o agente de
apoyo ayuda a una institución (asesorados) a potenciar la capacidad, por ejemplo, de hacer
frente a un problema de violencia de menores, los propios asesorados han de ayudar a esos
menores y a su entorno sociofamiliar a hacer frente a su conducta de manera estratégica,
reflexiva y crítica, de manera que puedan ser protagonistas de la solución.
Se trata de uno de los aspectos más complicados del proceso, porque requiere creatividad,
perseverancia en la reflexión, y una actitud rigurosa que prevenga contra la metodología de
la superficialidad que nos lleve a optar por una solución prematura. Los investigadores
señalan algunos obstáculos para identificar problemas de forma eficaz (Bruning et al, o.c.,
pág. 238 y ss):
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En este estadio corresponde dar respuesta a una serie de preguntas clave: ¿de cuánta
información –datos, perspectivas de los distintos participantes, etc.- disponemos sobre el
problema?; ¿qué información necesitamos obtener y analizar antes de continuar?; ¿se puede
dividir el problema en sub-problemas más pequeños?; ¿se ha resuelto un problema similar
antes; si es así, cómo?.
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del problema (a sus elementos nucleares) que a los rasgos superficiales, y en esto ayuda
mucho representar el problema.
- Porque en un problema complejo hay que tener en cuenta muchas soluciones posibles, y
la representación visual de la situación nos ayudará a seguir la pista de las soluciones y
a razonar con más claridad.
Buena parte de nuestra limitada capacidad cognitiva en la memoria a corto plazo se agota
simplemente al tratar de recordar la información relevante, por lo que nos quedan pocos
recursos para trabajar en la resolución del problema.
Hay muchas estrategias para resolver problemas. Una de ellas es aplicar reglas ya
conocidas, pero en ocasiones no hay reglas, o se desconocen, por lo que es preciso utilizar
una estrategia más heurística: hay que descubrir nuevas reglas.
Dos de las reglas más utilizadas son el la secuencia “ensayo y error” y el análisis “medios-
fines”. El primero es el método menos eficaz de todos, ya que quien lo aplica carece de un
plan estratégico. El análisis medios fines trata de reducir la distancia entre la situación
actual del problema y la meta a la que se quiere llegar (la solución), adoptando una
secuencia de pasos: 1) Formular la meta (la situación o clase de solución a la que se quiere
llegar); 2) Dividir el problema en sub-problemas interrelacionados; 3) Evaluar el éxito de
nuestra intervención a cada paso antes de pasar al siguiente (Bruning et al, 2002). Esta
secuencia general, se puede concretar en cada caso, pero lo importante es seleccionar y
utilizar un plan estratégico para abordar la situación.
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menores en riesgo de exclusión o conflicto social: un enfoque comunitario. Capítulo I. Pp. 1-190. Barcelona,
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17
Los autores realizaron una investigación comparando la metodología de profesores expertos y novatos para
resolver problemas de conducta de los alumnos.
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d) Dominio de técnicas más simples (cuando tenemos que enfrentarnos a tareas nuevas
nos apoyamos en aquellas rutinas que dominamos con cierta seguridad y tenemos
automatizadas), para podernos centrar en la gestión global de la tarea, en la
estrategia general.
e) Disponer y planificar estrategias de apoyo (condiciones ambientales favorables,
clima de cordialidad y colaboración, refuerzo de la autoestima entre los
participantes, etc.).
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Como venimos repitiendo a lo largo del capítulo, hay autores que hacen más hincapié en la
importancia del conocimiento específico y la experiencia que se tenga sobre un campo, y
otros en el papel de las habilidades generales de solución de problemas (Perkins y Salomón,
1989). A estas alturas parece evidente que ambos factores son de gran importancia, y que
ambos se complementan entre sí; pero lo interesante es resaltar que siendo imprescindible
disponer de esas capacidades (conocimiento de un dominio, habilidades y destrezas
generales) para resolver un problema, no necesariamente han de estar concentradas en una
misma persona. El trabajo en equipo, la colaboración entre personas con experiencia,
conocimientos y destrezas complementarias, también permite poner en juego los elementos
necesarios para resolver con éxito un problema. Con la ayuda de otro/s podemos llegar a
resolver problemas que no podríamos afrontar sin esa ayuda, y en ese proceso aprendemos
para ser más capaces y autónomos en el futuro. Al igual que es posible transferir
conocimientos, lo es la transferencia de habilidades de resolución de problemas, siempre
que el experto en dicho proceso facilite la participación activa de los menos expertos,
proporcione una práctica estructurada (descartando el aprendizaje por descubrimiento a
base de ensayo y error) y fomente el desarrollo de la conciencia acerca de la estrategia
general a seguir para resolver el problema en cuestión (Mayer y Wittrock, 1996).
Volviendo al plano del asesoramiento, desde la literatura relativa al tema se aprecia una
gran coincidencia en torno a la idea de que la metodología a seguir para organizar el trabajo
responde generalmente a la lógica de resolución de problemas o “modelo general de
resolución de problemas” que acabamos de analizar. Sólo se aprecian algunas diferencias
no muy importantes entre autores, a propósito de las distintas fases del proceso (Cuadro 2).
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18
Los autores identifican las distintas fases presentes en los diez modelos de consulta analizados por West &
Idol (1987).
19
Los autores siguieron estas fases en un proceso de asesoramiento para la resolución de conflictos de
convivencia en centros escolares.
70
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20
Citado en García Pérez (2003).
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Para Nieto Cano (1996, pp. 229-230), “el aprendizaje organizativo es fundamentalmente un
proceso de solución de problemas concretos por medio del cual se construyen significados
y valores. Por ello, se convierte en un acto de grupo continuamente modificado por el
intercambio de conocimientos y de realizaciones que producen ideas y actitudes
socialmente compartidas...”. Para este autor, esto tiene algunas implicaciones básicas:
a) Los procedimientos y contenidos de apoyo no pueden planificarse con exactitud.
Los problemas educativos y sociales a los que hay que hacer frente son por
naturaleza ambiguos y complejos; se muestran esquivos a soluciones lineales.
b) Los procesos de asesoramiento y de cambio se cimentan en la cooperación, el
consenso, el compromiso y el apoyo mutuo como formas de relación interpersonal.
Y esto no es tanto una cuestión técnica o estratégica como de valor, porque de lo
que estamos hablando es de institucionalizar nuevos valores y creencias.
c) Exige que los asesores asuman el rol de colaboradores, pero también que exige que
las propias instituciones se abran, colaboren, rompan su habitual hermetismo.
Por último, nos parece importante resaltar otra de las ventajas del modelo colaborativo de
resolución de problemas: permite analizar en profundidad la realidad, pues no sólo
promueve nuevas formas de actuar ante ellos, sino que también ayuda a abandonar
determinadas prácticas inadecuadas. En este sentido compartimos la advertencia que
formulan Moreno y Torrego (2001) con respecto a los efectos que ingenuamente se esperan
de la introducción de un programa o plan innovador para la resolución de un problema
educativo –especialmente de los programas estandarizados-. Muchas veces, señalan los
autores, este hecho impide que se pongan en cuestión las prácticas convencionales, de
manera que la mayoría de los problemas de base permanezcan ocultos a la mirada externa
(de los padres, los asesores, los administradores) e incluso a la propia mirada de los
miembros de una institución educativa. Como señalan estos autores, el debate conjunto y en
profundidad de las prácticas profesionales puede en principio resultar amenazante a los
miembros de una institución o servicio educativo, haciendo surgir ciertas resistencias al
cambio, pero una vez superados esos temores los asesorados valoran muy positivamente el
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hecho de mantener el control del proceso de cambio, y el conocimiento que resulta del
mismo.
Escudero y Moreno (1992, pp. 221-230) identifican dos polos en torno a los que podrían
describirse las estrategias específicas del asesoramiento en educación (concretamente del
asesoramiento externo a las escuelas): “un polo, que hemos denominado técnico, de
contenidos, centrado en el experto y en la aplicación de sus conocimientos y técnicas sobre
las instituciones y sujetos, y otro, denominado de proceso, centrado en los problemas y en
una relación de colaboración entre expertos y profesores. El primero de estos polos
permitiría hablar de una estrategia de asesoramiento y orientación centrada en contenidos
y definida por la intervención, mientras que el segundo nos haría pensar en una estrategia
de proceso y definida por la colaboración” (o.c., pág. 221).
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Cuadro 4.- Contenido-Proceso: los dos polos del asesoramiento (adaptado de Escudero y
Moreno, o.c., pp. 223-224)
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estratégico que proponemos a los asesores se orientaría a situar su trabajo lo más próximo
que sea posible –pues la realidad siempre impone sus límites- al modelo centrado en la
colaboración para la resolución de problemas.
A las dos estrategias de carácter general descritas, es posible añadir una estrategia más
operativa. Diversos autores (Escudero y Moreno, 1992; Rodríguez Romero, 1996a;
Hernández, 2001; Repetto, 2002; García Pérez, 2003, entre otros), aconsejan la negociación
y formulación de un “contrato” escrito como estrategia para regular el proceso de trabajo.
No se trata de un contrato-tarea al uso en el mercado laboral, por el que se contratan los
servicios de un experto o grupo de expertos. Es un documento a elaborar voluntariamente
por los participantes en el proceso de resolución de un problema con la colaboración de un
experto, y que por lo tanto es de exclusivo uso interno. Hernández (2001, pág. 65) enfatiza
la importancia que tiene en una asesoría producir algunos documentos básicos, que no sólo
permitan tener memoria de los objetivos a conseguir y del proceso a seguir, sino que sirvan
de intercambio para formar un grupo de profesionales (docentes, orientador, educador
social, por ejemplo) que colabore, comparta preocupaciones, y también las diferentes
maneras de abordarlas.
De acuerdo con esta necesidad de articular de manera explícita pero flexible el proceso de
colaboración, podemos identificar ya los objetivos básicos del contrato, que resumimos en
el Cuadro 5.
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menores en riesgo de exclusión o conflicto social: un enfoque comunitario. Capítulo I. Pp. 1-190. Barcelona,
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Al lado de estos objetivos, habría que considerar también dos aspectos esenciales del
contrato:
x Se trata de un documento abierto, siempre sujeto a renegociación y
modificación.
x No debería convertirse en modo alguno, en un instrumento coercitivo
que sirva para exigir a ninguna de las partes el cumplimiento de
compromisos.
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Esta fase previa a la realización del contrato viene a coincidir con las dos primeras fases
que Repetto (2002, pp. 339 y ss) establece en el proceso de consulta multiprofesional o
asesoramiento, denominándolas respectivamente, “Fase de Pre-entrada”, y “Fase de
entrada, acercamiento al problema y contrato”.
Recogiendo las aportaciones de distintos autores (Walker, 1989; Escudero y Moreno, 1992;
Rodríguez Romero, 1996a; Solé, 1998; Repetto, 2002; García Pérez, 2003, entre otros)
hemos identificado algunas dimensiones o aspectos que convendría incluir en ese
documento que va a regular las relaciones y el trabajo de asesoramiento, siempre buscando
el ajuste al modelo colaborador. En el Cuadro 6 contemplamos las dimensiones
fundamentales del contrato, y sugerimos los posibles aspectos a incluir en ellas, siempre
sabiendo que cada proceso de asesoramiento es único, por lo que la flexibilidad es
imprescindible.
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grupos, etc.).
4. Duración de la actividad asesora. - Previsión de la duración del asesoramiento.
- Temporalización de las fases de trabajo.
- Calendario de reuniones.
5. Papel del asesor. - Tipo de relación a establecer con los asesorados
(explicitar en qué consisten las relaciones de
colaboración).
- Responsabilidad propia y compartida.
6. Papel de los asesorados. - Demandas y expectativas.
- Responsabilidad.
- Participación.
7. Elaboración de informes. - Tipo de información que desean obtener los
asesorados.
- Presentación de informes (a quién, cómo,
cuándo, para qué).
8. Deontología de la colaboración comprometida con - Confidencialidad (tipos de información
la mejora de la educación. confidencial y procedimientos de protección de la
misma).
- Colegialidad o simetría.
- Respeto mutuo.
- Compromiso social.
- Otros valores fundamentales a preservar y
considerar en el proceso.
Para finalizar quisiéramos llamar la atención sobre el hecho de que, como creemos haber
argumentado a lo largo del tema, la simple aplicación de la lógica de resolución de
problemas y de la estrategia de formalización de un contrato no garantizan por si mismas la
obtención de buenos resultados. En primer lugar porque conviene no olvidar –sin que ello
nos lleve en modo alguno al escepticismo- que los problemas propios de la educación son
siempre complejos, y muchas veces para afrontarlos es necesario hacer frente a altas cotas
de incertidumbre, tomar decisiones a partir de información insuficiente o contradictoria, o
enfrentarse a dilemas morales y políticos. La complejidad de estos problemas requieren
respuestas plurales que van más allá de los estrechos límites de una única disciplina
profesional, implican decisiones políticas y, en los problemas de la infancia vulnerable o en
conflicto, el apoyo de una multiplicidad de servicios (sociales, de salud, vivienda, ocio,
etc.).
Junto a la situación que acabamos de describir, no podemos dejar de enfatizar una vez más
la importancia de algunos ejes básicos de la labor asesora eficaz:
80
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menores en riesgo de exclusión o conflicto social: un enfoque comunitario. Capítulo I. Pp. 1-190. Barcelona,
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- Es más lúcido el proceso de apoyo que adopta un enfoque sistémico o global de los
problemas, porque aumenta las probabilidades de evitar el tipo de errores y desenfoques
que se producen cuando “los árboles nos impidan ver el bosque”.
INTRODUCCIÓN
81
Doc. 2.
[121]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
• Orígenes y desarrollo
[122]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
• Composición y funciones
[123]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
Profesionales Responsabilidades
[124]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Los Equipos de Atención Temprana (EAT) tienen como campo propio de actuación
la Educación Infantil. Su trabajo consiste en identificar las situaciones y circunstan-
cias de riesgo o desventaja de ciertos alumnos, detectarlas en sus inicios y facilitar
la intervención adecuada.
Las actuaciones de los EAT se vertebran fundamentalmente en tareas específicas de
prevención y colaboración con los centros de Educación Infantil y sus equipos do-
centes, intervención directa con alumnos y alumnas con n.e.e. o en situación de des-
ventaja personal, social o familiar y apoyo a las familias.
La composición y funciones son esencialmente las mismas que para los EOEP. Res-
pecto a la coordinación, quizá hay un aspecto diferenciador, y es que, además de co-
ordinarse con los EOEP, también lo hace con los centros de Educación Especial,
debido a la importancia que la intervención psicopedagógica temprana tiene para el
desarrollo posterior de niños y niñas.
[125]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
[126]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
El Libro Blanco para la Reforma del Sistema Educativo de 1989, hace la primera re-
ferencia a los Departamentos de Orientación (DO) tal y como se conocen hoy en día.
Los actuales DO aparecen como uno de los niveles de intervención psicopedagó-
gica en los centros educativos, junto con la tutoría, y se definen como un recurso in-
tracentro, que tiene como eje central la figura del profesional de la Orientación. El
perfil del orientador es el de un profesor o profesora de secundaria de la especiali-
dad de psicología y pedagogía.
La creación de los Departamentos de Orientación, respondía a las necesidades que
planteaban los centros de secundaria al asumir en aquellos años una nueva etapa
educativa que se correspondía con la enseñanza obligatoria hasta los 16 años. La
tutoría, la orientación escolar y personal del alumnado y el apoyo a las necesidades
educativas especiales constituían demandas, si no novedosas, sí cuantitativa y cua-
litativamente diferentes ya que abarcaban un alumnado en escolaridad obligatoria y
requerían un plan de trabajo con actividades concretas que englobaran tanto la tu-
toría como la orientación. Se preveía, por tanto, la incorporación de otros profesio-
nales a los DO como los profesores y profesoras de apoyo a la educación especial,
y profesores y profesoras especialistas en psicología terapéutica.
Los primeros Departamentos se implantan durante la década de los 80 en algunos
centros de enseñanzas medias y formación profesional de forma experimental, pre-
via presentación de Proyectos de Orientación Educativa. Pasan a regularse legal-
mente a partir de 1995, aunque empiezan a funcionar durante el curso 1992-93 en
aquellos centros en los que se deja de impartir el Bachillerato Unificado Polivalente
(BUP) y se empieza a impartir 3º de Educación Secundaria Obligatoria. En un prin-
cipio la composición de los departamentos era unipersonal, pero posteriormente se
va ajustando a las necesidades y servicios de los centros y se incorpora profesorado
de ámbito para impartir los Programas de Diversificación Curricular y profesorado de
[127]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
Pedagogía Terapéutica para atender a los alumnos y alumnas con necesidades edu-
cativas especiales.
A pesar de que la creación de los DO se empezó a plantear desde la teoría en la dé-
cada de los 80, su implantación como se ha visto no se produce hasta más de diez
años después. Este desajuste cronológico ha supuesto un esfuerzo continuo por
parte de los departamentos por adaptarse a los importantes cambios estructurales
que ha sufrido nuestro país y, por tanto, la población escolarizada durante el final de
siglo XX y comienzos del XXI.
El profesor Loizaga Latorre (2005) distingue tres aspectos importantes en estos
cambios:
– Evolución de las corrientes sociales: nuevos derechos sociales, afianzamiento de
la sociedad democrática, competencias transferidas a las comunidades autóno-
mas, emigración y, como consecuencia de ello, la configuración de una sociedad
plural y, por lo tanto, un alumnado plural, cultura del consumo y el culto al cuerpo
con sus repercusiones en los y las adolescentes, etc.
– Las nuevas tecnologías de la información y comunicación (Internet, redes...) y su
repercusión en las técnicas de enseñanza, en la orientación y en el modo en el que
los alumnos y alumnas acceden a la información, no solamente académica sino de
todo tipo, lo que repercute de forma importante en la relación con sus iguales y
en la formación de sus esquemas de conocimiento del mundo.
– El cambio en el planteamiento y la estructura de los valores de la familia: existen-
cia de diferentes tipos de familias y cambio de los roles tradicionales de la fami-
lia, pérdida y cuestionamiento de la autoridad por parte de los padres y madres y
los conflictos que de esta situación se derivan.
Como es lógico, el cambio social y su repercusión en los centros educativos ha in-
cidido con fuerza en el planteamiento de la Orientación escolar y el funcionamiento
de los DO en estos años. En concreto, las consecuencias más importantes para la
evolución de los DO han sido:
– Un aumento de la diversidad del alumnado en los centros educativos (número cre-
ciente de alumnado de origen extranjero, minorías étnicas, diversas organizacio-
nes familiares...).
– Diferencias respecto a los valores existentes en la educación y en la sociedad en
general sobre libertad, convivencia, orden, escala de valores, etc.
– Nuevas tecnologías y su influencia en la enseñanza y en la orientación.
– Mayor complejidad de las opciones educativas, incluso dentro de la etapa de es-
colaridad obligatoria, con el consiguiente y necesario trabajo de orientación aca-
démica a la totalidad del alumnado.
[128]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
A continuación se indican algunos aspectos que de modo más directo están inci-
diendo sobre la labor de los departamentos:
– La atención a la diversidad ya no se limita a alumnos y alumnas con necesidades
educativas especiales (n.e.e.), es decir, con algún tipo de discapacidad, y su
campo de acción es tan amplio que requeriría un nuevo planteamiento o, al menos,
una reflexión.
– La intervención en el proceso de enseñanza-aprendizaje requiere en muchos
casos, más que la adopción de metodologías y didácticas, la adecuación del cu-
rrículo a las características personales del alumnado con la consiguiente inter-
vención de los profesionales de la orientación.
– El campo de las nuevas tecnologías requiere un continuo reciclaje para los profe-
sionales de la orientación; se demanda una orientación personalizada y a la vez una
orientación a distancia.
– Tanto el alumnado como sus familias, ante el cúmulo de información y “desinfor-
mación”, demandan cada vez más orientación sobre las diferentes opciones edu-
cativas, a veces sin delimitarse al ámbito local o autonómico.
Una de las sensaciones más generalizadas entre los orientadores y las orientadoras,
es la insatisfacción producida por la dificultad de abarcar la totalidad del trabajo que
deben asumir, tanto por el elevado número de funciones asignadas como por la com-
plejidad de algunas de las tareas que deben llevar a cabo: la orientación, la evalua-
ción, el asesoramiento, el diseño de programas, la coordinación del departamento
y la atención personalizada al alumnado, por citar algunas de ellas.
Es obvio que son tan numerosas las funciones que deben asumir los orientadores
que es difícil que puedan ser atendidas con la debida dedicación, pero no es menos
cierto que las demandas son adecuadas, que es necesario responder a ellas y que,
por sus características, requieren personas especializadas para su desempeño.
Como ejemplo de lo que se viene apuntando, se recoge una enumeración de las ta-
reas que se están demandando y que probablemente en un futuro próximo sufrirán
un incremento (Loizaga Latorre, 2005):
– Mayor cantidad de reuniones de coordinación. Tanto la sociedad como el sistema
educativo piden cada vez más consejo a los expertos y las decisiones tienden a
tomarse en equipo. Son necesarias reuniones de coordinación con los miembros
del propio departamento (Programas de Diversificación, Programas de Iniciación
[129]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
[130]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
[131]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
Perfil de Psicopedagogía
[132]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Perfil de Psicología
Se extrapolan aquí algunas de las funciones que se manifiestan en los perfiles pro-
fesionales del Colegio Oficial de Psicólogos para el ámbito educativo.
– Evaluación del alumnado en áreas personales, cognitivas, familiares y sociales.
– Asesoramiento, consejo y ayuda psicológica breve al alumnado que lo demande.
– Asesoramiento breve a las familias en temas psicológicos (dificultades persona-
les, familiares) y en estrategias de ayuda psicológica a sus hijos e hijas.
– Asesoramiento, consejo y ayuda puntual al profesorado, en temas relacionados
con su motivación laboral y situaciones personales, que afecten directamente a su
docencia.
– Docencia de la asignatura de Psicología en Bachillerato.
Perfil de Pedagogía
[133]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
[134]
Doc. 3.
Una de las áreas en que se aprecian mayores diferencias entre las funciones esta-
blecidas por la normativa es la de innovación. En este área destacan especial-
mente cuatro comunidades autónomas: Cataluña, Navarra, País Vasco y Castilla-La
Mancha. Las funciones se refieren al diseño, desarrollo e investigación de nuevos
materiales, metodologías o recursos innovadores, así como a su difusión y a la co-
ordinación de la formación de distintos profesionales en los mismos.
Por último, también se encuentran importantes diferencias en la forma como las dis-
tintas comunidades abordan las funciones referidas a la formación de agentes
educativos desde la legislación. Estas funciones son desarrolladas en su mayoría
por estructuras externas a los centros salvo en el caso de Navarra, donde también
intervienen estructuras internas como las Unidades de Apoyo Educativo. Se aprecia
un importante contraste en los destinatarios de esta formación: se encuentra un
mayor número de funciones relativas a la formación de las familias, mientras que las
funciones referidas a la formación del profesorado son menores en número, pero
más específicas.
[149]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
[150]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
[151]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
[152]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
[153]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
Barcelona, la de Pérez Juste, Sebastián y De Lara (1990) para la UNED o la del pro-
pio COIE (1993) para la Universidad Complutense de Madrid. En algunos casos se
trata de modelos teóricos que finalmente han sido implementados por las universi-
dades y en otras, de propuestas que se concretan en el marco de recursos y nece-
sidades de las universidades para las que se diseñan.
Pantoja (2004) propone un modelo de orientación en la universidad que consta de
tres niveles, similar al de las etapas no universitarias:
• Servicio de Orientación Educativa, Personal y Profesional (SOEPP), que consta
de los siguientes servicios: información y asesoramiento personal, académico y
profesional al estudiante; formación e inserción laboral (deriva de las necesida-
des detectadas en los servicios anteriores); e investigación, evaluación y segui-
miento de las necesidades detectadas.
• Departamento de Orientación, formado por los tutores de titulación, una repre-
sentación de los profesores tutores y el coordinador de los alumnos tutores, ade-
más de personal especializado en orientación. Es un vínculo de conexión con el
SOEPP.
• Tutores. Son profesores y profesoras tutores con un papel de consultor y enlace
con el departamento de orientación y, en colaboración con las alumnas y los alum-
nos tutores, deben llevar a cabo la atención individual y grupal del alumnado que
tienen asignado. Normalmente desarrollarán sus funciones mediante consultas y
asesoramiento de los especialistas en orientación del departamento.
Se trata de una propuesta teórica que surge en el marco de la Universidad de Jaén
(Campoy y Pantoja, 2000; Pantoja y Campoy, 2001) a partir de la cual la Universi-
dad de Jaén ha creado y regulado un gabinete de orientación universitaria en sus es-
tatutos (Decreto 230/2003 de 29 de Julio, artículo 73), con la finalidad de mejorar
la integración y el aprovechamiento académico por parte de sus estudiantes. Ade-
más, se ha creado la figura del tutor o tutora de titulación, con funciones de orien-
tación y asesoramiento dirigidas tanto a los estudiantes de la titulación como a los
estudiantes preuniversitarios.
Por su parte, Salmerón (2001) desde la Universidad de Granada, reflexiona sobre
la necesidad de crear un Servicio de Orientación Universitaria para tratar sobre múl-
tiples aspectos como por ejemplo:
• Orientación para la transición del bachillerato a la universidad.
• Orientación para la acogida.
• Atención a la diversidad de estudiantes.
• Planes de acción Tutorial por titulaciones.
• Orientación profesional.
[154]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
• Orientación académica.
• Orientación para el acceso al tercer ciclo.
• Actuaciones para la inserción laboral.
• Formación complementaria a estudiantes y profesorado.
• Satisfacción percibida por estudiantes, profesores y centros a través de análisis
del impacto de las actividades desarrolladas.
Su propuesta se materializa en la creación del Gabinete de Orientación Universita-
ria como una estructura orgánica de la universidad cuya finalidad es optimizar las
condiciones de los estudiantes para acceder a estudios superiores y mejorar el des-
arrollo de la carrera profesional. Las funciones se encaminarían al asesoramiento, for-
mación e investigación con carácter preventivo y prospectivo. Uno de sus aspectos
más innovadores es el de considerar que la orientación no debe realizarse sólo en
el periodo universitario, sino que debe producirse también antes del acceso, en co-
laboración con los departamentos de orientación de los institutos de secundaria, y
una vez finalizado el proceso para facilitar la inserción laboral de los titulados uni-
versitarios.
Echeverría y Rodríguez Espinar (1989) plantean un modelo de estructura organiza-
tiva para crear el servicio de orientación de la Universidad de Barcelona. En su opi-
nión, a corto plazo, y para mejorar la eficacia de los modelos psicopedagógicos,
surgirán modelos organizativos más sofisticados y con mayor componente informá-
tico, tanto en los sistemas escolares públicos y privados como en el mercado de
trabajo.
Proponen que el Centro de Orientación Académica y Profesional (COAP), similar al
COIE, se incorpore dentro de los servicios del vicerrectorado de estudiantes, y tenga
la triple finalidad de responder a las necesidades académicas, profesionales y per-
sonales del alumnado universitario.
Este servicio tiene cinco áreas de trabajo prioritarias con una serie de funciones es-
pecíficas:
• Evaluación e investigación prospectiva: detectar necesidades académico-profe-
sionales, analizar la evolución del mercado laboral universitario, retroalimentar los
servicios del centro y evaluar su gestión.
• Documentación e información profesional: recoger, seleccionar, crear y poner al
servicio del estudiante información académico-profesional.
• Formación para la inserción: dotar al estudiante de las habilidades básicas para
enfrentarse a su futuro académico profesional.
• Asesoría: ayudar de manera individualizada en cuestiones personales, académicas
y profesionales.
• Bolsa de trabajo: conectar al estudiante con el mundo productivo.
[155]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
[156]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Son muchos los autores y autoras que tratan el tema de la orientación en los dife-
rentes países comunitarios (Pantoja, 2004; Hervás, 2006; Santana Vega, 2003; Vélaz
de Medrano, 1998; Álvarez González, 1995; Martínez Clares, 2002; Bisquerra y Ál-
varez, 2006). La mayor parte de los estudios coincide en destacar dos factores como
elementos clave en el proceso de institucionalización de la Orientación en Europa:
• La necesidad de formación de profesionales cualificados derivada del proceso de
industrialización de principios del siglo XX.
• La esperanza de conseguir la igualdad social y económica utilizando la orienta-
ción como medio, a través de la potenciación de las aptitudes de cada individuo.
[157]
Doc. 4.
Son muchos los autores y autoras que tratan el tema de la orientación en los dife-
rentes países comunitarios (Pantoja, 2004; Hervás, 2006; Santana Vega, 2003; Vélaz
de Medrano, 1998; Álvarez González, 1995; Martínez Clares, 2002; Bisquerra y Ál-
varez, 2006). La mayor parte de los estudios coincide en destacar dos factores como
elementos clave en el proceso de institucionalización de la Orientación en Europa:
• La necesidad de formación de profesionales cualificados derivada del proceso de
industrialización de principios del siglo XX.
• La esperanza de conseguir la igualdad social y económica utilizando la orienta-
ción como medio, a través de la potenciación de las aptitudes de cada individuo.
[157]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
A) Primera etapa: desde el tratado de Roma (1957) a la primera reforma del Fondo
Social Europeo (1971). En este periodo se establecen las bases de una orien-
tación pública e institucional, que pasa de ser una actuación específica a ser un
proceso continuo que acompaña a la persona a lo largo de toda su vida, tanto en
el ámbito educativo como laboral. En la década de los 60, como consecuencia
de las reformas educativas en la mayor parte de los países europeos y el desa-
rrollo de programas que vinculan la educación y la formación, se da un giro a la
orientación.
B) Segunda etapa: desde 1971 hasta 1985. Debido a la profunda crisis de empleo,
el paro se convierte, en esta etapa, en el foco donde se centran las actuaciones
de los países comunitarios. Como medida para paliar este problema se refuerza
la formación profesional y la orientación, tanto escolar como profesional, de los
sectores más afectados, además se lleva a cabo una reforma del Fondo Social
Europeo para adaptarse a la nueva situación económica y social.
[158]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
[159]
TABLA 5. CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES DE LOS MODELOS DE ORIENTACIÓN EN EUROPA.
[160]
Denominación de Ubicación de los Objetivos Áreas de intervención Profesionales de la
los servicios servicios orientación
Centro Psico-médico- Externo (tanto públi- Centrados en la ayuda psi- Orientación académica, Psicólogos/as expertos/as en
social cos como privados) cológica individualizada personal y profesional diagnóstico e intervención
para alumnos/as de entre psicológica, con formación
3 y 21 años. Orientación complementaria en Orienta-
personal-escolar de carác- ción.
ter continuo y preventivo.
Bélgica
Centros de Orienta- Dependen de cada Labores de asesoramiento
ción Universitaria Universidad individual, información pro-
fesional y ocupacional
para jóvenes de 18 a 25
años.
Denominación de Ubicación de los Objetivos Áreas de Profesionales de la
los servicios servicios intervención orientación
Servicios de orientación Externo. Dependen de Ayuda individualizada, información Ámbito académico Psicólogos/as expertos/as en
escolar los estados federales, profesional, asesoramiento a madres diagnóstico e intervención psico-
autoridades locales y y padres y profesorado, etc. para el lógica, con formación comple-
universidades alumnado de 6 a 25 años. mentaria en Orientación.
Profesores/as con formación en
Orientación vocacional Dependen de los Län- Dirigidos al alumnado de 16 a 18 métodos pedagógicos que simul-
integrada en el curricu- der (similar a CC.AA.) años. Desarrollan programas de tanean sus funciones como do-
Alemania lum orientación centes y orientadores/as.
Servicio de orientación Dependen de la oficina Dirigido a toda la población. Infor- Ámbito profesional Expertos en orientación con for-
profesional federal de empleo man profesional y ocupacionalmente mación especializada. Son orien-
a las escuelas, coordinan las prácti- tadores/as profesionales.
cas en empresas, forman a los
orientadores/as, realizan estudios de
mercado de trabajo, etc.
Servicios de orientación Interno. Dependen de Dirigido a jóvenes de 13 a 19 años. Dos ámbitos: Profesorado con formación en
en las escuelas los municipios Desarrollan funciones de orientación a) Escolar métodos pedagógicos que simul-
e información de manera individuali- b) Laboral tanean sus funciones como do-
zada centes y orientadores/as.
Psicólogos/as expertos/as en
Servicios de orientación Dependen de las Uni- Dirigido a jóvenes de 18 a 25 años. diagnóstico e intervención psico-
en la enseñanza técnico- versidades Desarrollan funciones de orientación lógica, con formación comple-
profesional superior y uni- y ayuda de manera individualizada mentaria en Orientación.
versidades. Expertos en orientación con for-
mación especializada. Son orien-
Holanda Centros de Orientación Externos. Dependen de Realizan labores de orientación y tadores/as profesionales.
escolar. Es el único país los municipios pero evaluación, tareas de consultoría e
de la OCDE con una ley también los financia el información al profesorado, etc. En
de apoyo educativo. Estado. todas las escuelas primarias y se-
cundarias y a la mayoría de centros
de F.P.
[161]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Denominación de Ubicación de Objetivos Áreas de intervención Profesionales de la
[162]
los servicios los servicios orientación
Programas de orienta- Internos. Depen- Dirigido a alumnado de Tres ámbitos de actuación: Profesorado con forma-
ción en las escuelas den del Ministerio 11 a 14 años. Abordan a) Orientación escolar: ción en métodos peda-
secundarias de Educación temas relacionados con - Secundaria gógicos que
el desarrollo personal y - Enseñanza superior simultanean sus funcio-
vocacional, información b) Orientación profesional nes como docentes y
profesional, etc. c) Orientación personal orientadores/as.
Agencias de Orienta- Dependen de las Los profesores/as de ca- No sólo educación para la carrera. Profesorado con forma-
ción Vocacional inde- autoridades loca- rrera son un tipo especial Cuentan con redes de apoyo ex- ción en métodos peda-
pendientes les. Son internos de tutores/as, se ocupan terno como los servicios de inspec- gógicos que
(profesor/a de ca- de la información y orien- ción (asesoramiento a docentes), los simultanean sus funcio-
rrera) y externos tación a los centros edu- servicios psicológicos escolares nes como docentes y
Gran (oficial de carrera) cativos. (atienden a aspectos relacionados orientadores/as.
Bretaña Los oficiales de carrera con el desarrollo infantil, con adapta- Expertos en orientación
atienden directamente al ciones curriculares, problemas curri- con formación especiali-
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
alumnado a través de en- culares y/o de conducta), los zada. Son orientado-
trevistas y test, con la fi- especialistas en educación multicul- res/as profesionales.
nalidad de que se tural (asesoramiento a centros con
produzca una transición minorías) y los profesores/as peripa-
adecuada a la universi- téticos (trabajo con alumnos/as con
dad o al trabajo. n.e.e.).
Denominación de Ubicación de los Objetivos Áreas de Profesionales de la
los servicios servicios intervención orientación
Orientación en Externo. Depende del Dirigido a jóvenes entre 11 y 19 Se centra básica- No existe ninguna titulación
secundaria Ministerio de Educa- años. Se centra, principalmente, mente en la etapa en orientación. Los cursos de
ción, aunque existen en la orientación académica. secundaria y dirigido, formación se imparten princi-
organizaciones priva- principalmente, a la palmente por instituciones de
das de orientación orientación acadé- carácter privado y voluntario
educativa mica.
Centros universitarios Dependen de las au- Para jóvenes mayores de 18 Orientación profesio-
Italia de orientación toridades regionales años. Se dirigen a facilitar el nal
tránsito al mundo laboral.
Instituto de Orienta- Externo. Depende del Ofrecen servicios de orientación Orientación acadé- Psicólogos/as expertos/as en
ción Profesional (IOP) Ministerio de Educa- a las escuelas a lo largo de la mica y diagnóstico e intervención
ción escolaridad, tanto académica profesional. psicológica, con formación
como profesional. complementaria en Orienta-
ción.
Servicio Psicológico y Interno. También exis- Dirigido a alumnado de educa- Profesores/as con formación
Portugal de Orientación ten servicios de ción secundaria (12 a 18 años). en métodos pedagógicos que
orientación privados Ofrecen información de estudios simultanean sus funciones
(externos) y ocupacional, entrevistan a pa- como docentes y orientado-
dres, madres y alumnos/as, dan res/as.
asesoramiento individual y gru-
pal, etc.
[163]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Denominación de Ubicación de los Objetivos Áreas de intervención Profesionales de la
[164]
los servicios servicios orientación
Fuente: Elaboración CIDE a partir de Hervás (2006), Bisquerra y Álvarez (2006) y Pantoja (2004).
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Los datos recogidos en la tabla permiten analizar las diferencias en la ubicación, las
funciones y las áreas de intervención de los servicios, así como la formación y el sta-
tus profesional de los orientadores y orientadoras.
Respecto a la localización de los servicios de orientación, se pueden identificar cua-
tro modelos:
• En algunos casos, como en Portugal, Grecia e Irlanda, los servicios de orientación
se encuentran dentro de las instituciones educativas.
• En otros casos, como ocurre en Italia y Bélgica, los servicios de orientación se si-
túan fuera de los centros educativos.
• Otra de las opciones, es la de Francia, Gran Bretaña y Holanda, con un modelo
mixto que combina servicios dentro y fuera de las instituciones académicas.
• El último modelo sería el de Alemania, donde los servicios de orientación se en-
cuentran vinculados a organizaciones y otros organismos relacionados con el mer-
cado laboral.
Como se puede extraer de la tabla, los modelos no son excluyentes, puesto que un
mismo país cuenta a menudo con varios servicios de orientación con diferentes ubi-
caciones.
Atendiendo a los servicios de orientación externos a las instituciones educativas, se
observa que, en los países europeos, hay diferentes tipos de centros implicados en
su organización:
• Los Centros de Información y Orientación y los centros Médico-Psicopedagógi-
cos en Francia.
• Los centros Psico-médico-sociales en Bélgica.
• Los servicios de orientación escolar y el servicio de orientación profesional en Ale-
mania.
• Los Centros de orientación escolar en Holanda.
• El servicio de orientación profesional en Irlanda.
• Las agencias de orientación vocacional independientes en Gran Bretaña.
• Las oficinas de orientación en secundaria en Italia.
• El Instituto de Orientación Profesional en Portugal.
• Servicios de orientación profesional en Grecia.
También existen diferencias entre los países respecto a la dependencia administra-
tiva de los servicios externos. En Francia, Portugal, Irlanda y Grecia dependen de la
administración estatal, en Gran Bretaña son responsabilidad de las autoridades lo-
cales, y en Alemania y Holanda existe una responsabilidad repartida entre Estado y
[165]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
[166]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
La Orientación no puede tener una visión estática, sino que debe adaptarse a las
nuevas necesidades derivadas de los actuales y futuros procesos de convergencia
europea. Diversos factores como el movimiento continuo de profesionales, las nue-
vas estructuras y el flujo de ideas, aportan nuevas perspectivas para la euro-orien-
tación.
De los propios informes, mencionados con anterioridad y realizados por Watts, se
pueden extraer algunas de las tendencias de futuro que influirán en la práctica pro-
fesional de la orientación. Hervás (2006:270-271) las resume del siguiente modo:
[167]
Capítulo 3 Modelos y estructuras institucionales de Orientación educativa
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[168]
Doc. 5.
[333]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
[334]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Son muy diversos los programas de orientación que se utilizan en la actualidad como
soporte de la intervención orientadora. Estos programas se dividen en las tres áreas
tradicionales de la orientación: personal, académica y profesional (Repetto y Malik,
1998):
– Orientación personal: ayudan al individuo en su desarrollo personal mediante pro-
gramas para la educación en valores, el desarrollo social y emocional, la toma de
decisiones personales o la motivación, entre otros.
[335]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
Programas Utilidades
Test psicométricos Ofrecen al sujeto un grupo de ocupaciones posibles acordes con los resultados
de la cumplimentación de un cuestionario.
Perfiles ocupacionales Analizan las capacidades, aptitudes, personalidad, etc., de los sujetos.
Sistemas de obtención de Ofrecen un menú de palabras clave que guían la búsqueda y permiten a los usua-
información rios obtener una búsqueda de datos sobre oportunidades formativas, ocupacio-
nes, empresas, puestos de trabajo.
Juegos y simulaciones Ofrecen, a través de tecnología multimedia, simulaciones atractivas sobre las
relacionadas con el trabajo distintas facetas de un trabajo y del entorno laboral en que éste se desarrolla.
Asiste a los usuarios en los distintos pasos del proceso de toma de decisiones,
Ayuda en la toma de ayudándoles a definir y aplicar sus propios criterios en la consideración de las di-
decisiones versas opciones formativas y ocupacionales.
Procesadores de texto Suelen ofrecer programas tutoriales encaminados a asistir al usuario en la con-
específicos fección de su curriculum vitae.
Sistemas de aprendizaje También denominados “maxisistemas”, recogen las utilidades de los programas
integrados anteriores, permitiendo a los usuarios pasar de una tarea a otra, dentro de un pro-
grama holístico, coherente y flexible (por ejemplo el Discover).
[336]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
Fecha 2002
Formato CD-ROM
[337]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
• Bachillerato
Formato CD-ROM
Fecha 2004
Autores J. Sádaba
Formato CD-ROM
[338]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
• Educación Superior
Fecha 2001
La orientación telemática es “la línea más novedosa por su capacidad para absor-
ber en un futuro el resto de las tecnologías” (Pantoja, 2004: 288). La inmediatez que
presenta el uso de la Red en cualquier lugar, unida a la posibilidad de contacto casi
permanente entre tutor o tutora y estudiante, facilita enormemente el proceso orien-
tador. Estas aplicaciones telemáticas se están desarrollando en dos vertientes: por
un lado, las que se dirigen a estudiantes y se desarrollan desde los centros educa-
tivos, y, por otro lado, las que van destinadas principalmente a demandantes de em-
pleo y profesionales (aunque también pueden ser utilizadas por estudiantes) y se
realizan desde las Consejerías de Empleo o de Educación.
[339]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
El Proyecto Lazarillo (en la actualidad en fase experimental) cuenta con distintas uni-
dades especializadas que afectan a varias áreas de la Orientación (Pantoja, 2004).
La Unidad de Asesoramiento de este proyecto pretende definir un nuevo espacio vir-
tual en el que la orientación online o telemática se alterne con la presencial. El pro-
yecto inició su andadura en el año 2001 y, aunque no ha terminado de desarrollarse
por completo, la Unidad de Asesoramiento está operativa. A través de ella, se pre-
tende que la persona (Pantoja y Campoy, 2001):
– Aclare sus ideas sobre el futuro.
– Tome conciencia de sí mismo.
– Interiorice las oportunidades que existen en relación con el motivo de su consulta.
– Aprenda a tomar decisiones una vez conocidas las diferentes posibilidades que
tiene tras el proceso oportuno de reflexión.
– Se prepare para la transición a la vida activa y al mundo laboral.
El interés y utilidad del modelo se puede resumir en dos aspectos (Pantoja, 2002):
establecer una red de comunicación permanente entre los distintos sectores edu-
cativos y sacar la orientación de su contexto tradicional y llevarla a las casas y a las
familias.
Existen, por ahora, las siguientes unidades de asesoramiento (Pantoja, 2004):
– Directo: a través de un formulario.
– Guiado e interactivo (en fase de construcción): llevará al usuario a través de un
proceso guiado de autoayuda que le irá ofreciendo el asesoramiento que solicite
en función de los datos aportados por él. Este proceso finalizará con la presenta-
ción del perfil profesional que resulte más adecuado a sus características e in-
cluso, en algunos casos, ofrecerá una simulación del trabajo a desempeñar.
– Videoconferencia (en fase de construcción): servirá de apoyo a los orientadores
y orientadoras de referencia.
– Orientador/a de referencia: se trata de profesionales de la orientación en activo
que entienden la actividad orientadora que realizan a través de Internet como com-
plementaria de la que llevan a cabo en los Departamentos de Orientación de los
centros. A través de este servicio, los usuarios y usuarias pueden realizar consul-
tas personalizadas en cualquier momento a través de una dirección de correo
electrónico o participar en alguno de los chats convocados.
53
Enlace web: http://lazarillo.ujaen.es
[340]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
• Proyecto Orión54
54
Enlace web: www.upcomillas.es/orion/
55
Enlace web: http://www.educastur.princast.es/fp/hola/
[341]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
• Andalucía Orienta56
56
Enlace web:
http://www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdeempleo/oficinavirtual/web/es/Servicios_para_demandan
tes/Orientacion_Profesional/Andalucia_Orienta/orienta.html?opcMenu=para_dema_empl
[342]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
[343]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
paciones profesionales acorde con las preferencias del orientado y en las que tenga
mayor probabilidad de encontrar un trabajo estable.
Para ello, se recoge información sobre la experiencia y características personales del
usuario, que ayudan a conocer cuáles son las opciones profesionales que mejor se
adaptan a sus necesidades y preferencias. Se tienen en cuenta las actividades o
profesiones en las que el usuario desearía encontrar empleo, así como las ocupa-
ciones profesionales en las que se contrata a más trabajadores. Este proceso per-
mite al orientado tener una relación de ocupaciones profesionales en las que puede
centrar su búsqueda de empleo.
Cada vez con más frecuencia, los profesionales de la Orientación de los centros es-
colares emplean las TIC en el desempeño de su trabajo. No sólo utilizan programas
creados específicamente para el ámbito de la orientación, sino que también están ex-
perimentando con recursos tecnológicos y diseñando materiales propios.
El uso de algunas aplicaciones (procesador de textos, correo electrónico, bases de
datos, editores de imágenes, presentaciones, o incluso editores de páginas web) y
de la Red Internet como centro de recursos (uso de bases de datos, visita de pági-
nas web) y de comunicación (uso de foros, chats, correo electrónico, espacios de
trabajo compartido) permite la investigación, el trabajo colaborativo y la comunica-
ción entre profesionales de la orientación, y entre éstos y el alumnado.
A continuación, se mencionan recursos web de orientación académica y profesio-
nal elaborados por algunos profesionales de la Orientación, puestos al servicio de
otros orientadores y orientadoras.
[344]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
• Orientaeduc.com
[345]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
Desde el portal del orientador Ángel Sáez, “Tutores al borde de un ataque de ESO”,
se pueden descargar artículos, cuestionarios, actividades y dinámicas para el trabajo
con el alumnado, técnicas para la comunicación con las familias y los profesores, así
como otros documentos de gran utilidad. El portal se ha estructurado en torno a tres
ejes: la tutoría con las familias, con el alumnado y con el centro, lo que permite aten-
der demandas de muy diversa índole a través de una visión muy completa de lo que
es el trabajo de un tutor o tutora.
• Web punto ESO
58
Enlace web: http://orienta.mecd.es/orienta/
[346]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
El portal de empleo de la Junta de Castilla y León cuenta con una guía de búsqueda
de empleo con información sobre orientación al empleo, acciones de Orientación
Profesional para el Empleo y Asistencia para el Autoempleo (OPEAS), el proceso de
selección (ayuda para la elaborar la carta de presentación, el formulario de solicitud,
el curriculum vitae, las pruebas psicotécnicas y la entrevista) y lugares donde es po-
sible recibir orientación profesional59.
El portal del Servicio Vasco de Empleo ofrece una guía de información sobre técni-
cas y herramientas de búsqueda de empleo que trata aspectos como: las compe-
tencias personales que se requieren para buscar empleo, cómo buscar empleo
(reconocer el perfil personal y profesional, consejos de búsqueda de empleo, etc.)
e información sobre el mercado laboral60.
Por otra parte, el portal del Instituto Aragonés de Empleo ha desarrollado la “Guía
AEIOU”, cuyo objetivo fundamental es mejorar la eficiencia y calidad en los proce-
59
Enlace web:
http://www.jcyl.es/scsiau/Satellite/pr/es/Empleo/Page/EmpleoPlantillaPaginaGener
ica/1164899225446/_/_/_?asm=jcyl&c=Page&tabindex=5
60
Enlace web: http://www.lanbide.net/
[347]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
• Consultas
61
Enlace web:
http://portal.aragob.es/servlet/page?_pageid=4835&_dad=portal30&_schema=PORTAL30&_type=site&_fsi
teid=1207&_fid=1638208&_fnavbarid=1465249&_fnavbarsiteid=1207&_fedit=0&_fmode=2&_fdisplaymode=
1&_fcalledfrom=1&_fdisplayurl=
62
Enlace web: http://www.gobiernodecanarias.org/empleo/portal/portalDesempleado/buscas-trabajo.html
63
Enlace web: http://www.empleaextremadura.com/index.php?id=50&zona=orientacion
64
Enlace web: https://emprego.xunta.es/portal/contenidos/enlaces_menu/orientacionlaboral_gl/folder_view
65
Enlace web: http:// ias1.larioja.org/webcon_sre/consulta/index.jsp
66
Enlace web: http://www.gobiernodecanarias.org/empleo/portal/portalDesempleado.html
67
Enlace web: http://portal.aragob.es/servlet/page?_pageid=4852&_dad=portal30&_schema=PORTAL30
[348]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
ción Servicio Valenciano de Empleo permite realizar consultas a los Servicios Téc-
nicos de dicha Fundación a través de un formulario vía web68.
68
Enlace web:
http://www.sve.es/agencias/consultas.php?PHPSESSID=a861acf9ec77431cf9e1f7fd7ae08129
69
Enlace web: http://www.oficinadetreball.cat/socweb/opencms/socweb_es/home.html
70
Enlace web: http://www.lanbide.net/
71
Enlace web: http://www.educastur.es/index.php?option=com_content&task=view&id=1011&Itemid=129
72
Enlace web: http://www20.gencat.cat/docs/Educacio/Documents/ARXIUS/quadern.pdf
[349]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
[350]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
78
Enlace web: http://www.juntadeandalucia.es/averroes/publicaciones/elige.php3.
79
Enlace web: http://www.sefcarm.es/documentos/2006/D/66065816.pdf.
80
Enlace web: http://www.educarex.es/montador/guiaservicios.php
[351]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
• Orientación profesional
[352]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
El sitio web del Departamento de Orientación del IES Pablo Neruda de Huelva
cuenta con una webquest para la Orientación Vocacional y Profesional en 2º de Ba-
chillerato.
Las webquests son actividades de aprendizaje realizadas con recursos encontrados
en Internet, preseleccionados por el docente. Los estudiantes acceden a estas fuen-
tes y seleccionan y analizan la información que contienen con el objeto de mejorar su
comprensión sobre temas de tareas solicitadas. Las webquests implican una meto-
dología que conjuga el aprendizaje de procedimientos relacionados con las nuevas
tecnologías, en contextos de uso real, con una búsqueda eficiente de información en
la Red. Tienen una estructura que consta de: introducción, tarea, proceso recursos,
evaluación, conclusión y guía didáctica.
Las webquests se están aplicando recientemente en procesos de orientación aca-
démica de los alumnos y alumnas (Hernando Gómez, 2007), y les enseñan a solici-
tar asesoramiento a través del chat y del correo electrónico, a elaborar el curriculum
vitae online, a trabajar de forma colaborativa a través de foros temáticos dando res-
puesta a estudios de caso, y a entrenarse, de forma básica, en el uso de un editor
web para la presentación de la resolución del caso al resto de los compañeros.
Los objetivos que se plantean con la webquest de orientación académica y profe-
sional para 2º de Bachillerato son, entre otros, analizar las conexiones entre el curso
actual y los estudios que se quiere realizar para elegir consecuentemente; conocer
el sistema de acceso a la Universidad y a los Ciclos Formativos; conocer los Estu-
dios de Régimen Especial e investigar sobre distintas profesiones relacionadas con
el campo profesional en que se destaque.
• 19 Orientación Profesional
[353]
Capítulo 8 Sociedad de la información e intervención psicopedagógica
Con este recurso se pretende ayudar a clarificar las propias opciones e intereses de
cara a la toma de decisiones que se produce al finalizar el Bachillerato. Resulta muy
interesante ya que facilita enlaces a información y sistematiza el proceso a través de
una guía didáctica.
[354]
Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos institucionales y nuevas perspectivas
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[355]
Doc. 6.
Introducción
Por otra parte, la educación en la sociedad del conocimiento es una tarea cada vez más
compleja, multidimensional e interdisciplinar, que demanda la intervención coordinada
de un conjunto de actores, desde los más clásicos -docentes, administradores de la
educación y familias-, hasta nuevos perfiles profesionales -orientadores, educadores y
trabajadores sociales, logopedas, mediadores interculturales- que se van incorporando a
la escuela o a su entorno para colaborar en la mejora de la equidad y calidad de la
educación. Este hecho guarda coherencia con una concepción del desarrollo profesional
docente (Rudduck, 1991, en Marcelo, 2002, p. 35) como “el progresivo incremento de
la capacidad de un profesor para mantener la curiosidad acerca de la clase; identificar
intereses significativos en el proceso de enseñanza y aprendizaje y valorar y buscar el
diálogo con colegas expertos como apoyo en el análisis de la información”.
La evolución en este campo fue dando lugar a distintos modelos de Orientación (Vélaz
de Medrano, 1998 y 2002): al principio predominantemente “clínico” (individual y
terapéutico), más adelante desde el enfoque de “servicios” que responden a las
demandas de las escuelas, posteriormente de intervención preventiva y proactiva “por
programas específicos” (desarrollo de la inteligencia, desarrollo emocional, etc.) y ya en
las postrimerías del siglo XX, cobró valor el modelo de “consulta” profesional, por
razones que nos detendremos a considerar brevemente. La regulación de la orientación
como derecho anexo a la educación, junto a la aplicación de los principios de
prevención y desarrollo, hacían necesario arbitrar un modelo que garantizara su
provisión a todo el alumnado en un marco de recursos insuficientes para la intervención
directa orientador-alumno. Asimismo era necesario evitar los malos resultados del
modelo clínico, desde el cual el orientador tiene que centrar su intervención en quienes
“le reclaman”, lo que “le demandan”, lo que “sabe hacer” y lo que “puede hacer sólo/a”,
por lo que no llega a todo el alumnado, no actúa con carácter preventivo, no mejora la
capacidad de la institución y acaba desbordado por la realidad (Vélaz de Medrano et al,
2001).
1
En la obra de Monereo, C. y Pozo, J.I. (Coords) (2003): La práctica del asesoramiento educativo a examen. Barcelona, Graó, se
pueden encontrar un conjunto de reflexiones sobre la intervención asesora en distintos contextos.
2
Esta instrumentalización, y sus efectos, se reflejan muy bien en un estupendo artículo de Tapia (2008), sobre el caso de los
asesores mexicanos en el contexto de las reformas educativas desde 1992.
En: Vélaz de Medrano, C. y Vaillant, D. (Coords.) (2009): Aprendizaje y desarrollo profesional docente.
Madrid. Santillana. OEI. Capítulo 13. ISBN: 978-84-7666-198-7.
debate, pero baste decir que los efectos negativos del llamado “enfoque experto”, han
llevado a incorporar al asesoramiento el principio del empowerment o empoderamiento
profesional e institucional, lo que ha configurado el modelo de “asesoramiento
colaborativo de enfoque comunitario”. Esta perspectiva asume presupuestos de gran
valor para la mejora de la educación (Escudero, 1990; Escudero y Moreno, 1992;
Rodríguez Romero, 1996; Vélaz de Medrano, 2003), que sintetizamos en el Cuadro 1.
que, desde una perspectiva psicopedagógica, colabora con los docentes, tutores y el
equipo directivo en la eliminación de las barreras para el aprendizaje y la participación
en el aula y la escuela.
Pese a los avances producidos en la redefinición del campo y del rol profesional, en la
práctica todavía se aprecia en el contexto internacional una gran variedad de enfoques
del asesoramiento (Moreno, 1992), y hay una cierta confusión en la normativa y en la
propia comunidad escolar sobre las funciones del profesional de la orientación, e
incluso una excesiva proliferación de funciones: diagnóstico, orientación personal,
académica y profesional del alumnado, apoyo al proceso de enseñanza y aprendizaje,
orientación familiar, coordinación con los recursos comunitarios, entre otras muchas.
Una de las causas, pero no menor, es que pese a que esta actividad goza de una tradición
superior a un siglo, si la consideramos en el marco de la historia de la escuela, es una
recién llegada, por lo que aún no está bien engrasada la colaboración entre asesores y
docentes (Sánchez, 2000). Otra explicación estriba en la actuación e las
Administraciones educativas, que no siempre adoptan los mejores principios y modelos
de Orientación, reducen las medidas educativas a medidas escolares, y no siempre
distribuyen y coordinan adecuadamente los recursos especializados.
conjunto del alumnado radica en buena medida en la eficacia de los sistemas de apoyo a
la educación, tanto si se ubican en la escuela, como si se ofrecen desde servicios
especializados que proporcionan orientación y asistencia a los profesores y a la
dirección del centro; algunos ofrecen apoyo y orientación para la atención a la
diversidad del alumnado, y otros establecen redes de centros de apoyo mutuo.
3
Con el apoyo de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la Secretaría de Educación Pública (SEP) mexicana
desarrolló en 2006 la Diplomatura en “Asesoría y acompañamiento académico a colectivos escolares”, dirigida a personal de
equipos técnicos estatales y personal de Auxiliares Técnico Pedagógico (ATP) de varias entidades del país. Según Tapia (2008, p.
12) es uno de los programas mejor formulados en relación con el conocimiento especializado en el campo del asesoramiento en
educación básica. Sería deseable que la OEI extendiera iniciativas como ésta en la región.
4
La importancia concedida a la Orientación en algunos casos se pone de manifiesto al comprobar que ha sido contemplada –al
menos en su vertiente Vocacional- en las Constituciones de varios países latinoamericanos. En la reciente revisión sobre el estado de
la cuestión, González Bello (Ob. Cit. pp. 44 y 45) señala que en Argentina se recoge en el artículo 37 de la Constitución Nacional en
1949. También en Brasil estuvo contemplada en la Constitución Federal de 1937 y en las Leyes Orgánicas de 1942, 1943 y 1946. En
Venezuela, el artículo 74 del Proyecto de Ley Orgánica de Educación, se prevé el establecimiento de normas que regulen la
Orientación Educativa en el sistema educativo.
En: Vélaz de Medrano, C. y Vaillant, D. (Coords.) (2009): Aprendizaje y desarrollo profesional docente.
Madrid. Santillana. OEI. Capítulo 13. ISBN: 978-84-7666-198-7.
5
En el II Congreso de Orientación de las Américas se firmó un convenio académico-científico para el desarrollo de un Sistema
Nacional de Certificación de Competencias para el Ejercicio de la Orientación, que arrancará con la ejecución de un proyecto
nacional de Análisis de Tareas de los Orientadores, con el objetivo de desarrollar los criterios de calidad, efectividad y
responsabilidad social del ejercicio de la orientación propias de la tradición sociocultural latinoamericana.
6
En Argentina, Gavilán (2006), Muller (2003-2004). En Brasil, Gelvan de Veinsten (2006), Melo-Silva et al (2004), Rascovan
(2004). En Chile, Olivera (2004) y Salas (1982). En México, López Cardoso (2004) y Tapia (2008). En Venezuela, Vera (2003 y
2004a y b), Vilera de Girón (2000 y 2004), entre otros.
En: Vélaz de Medrano, C. y Vaillant, D. (Coords.) (2009): Aprendizaje y desarrollo profesional docente.
Madrid. Santillana. OEI. Capítulo 13. ISBN: 978-84-7666-198-7.
(aquí incluir Cuadro 2 –página apaisada. Se facilita aparte al final del artículo)
Referencias