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Tamara Montserrat Mantilla Islas

EL EXISTENCIALISMO A PARTIR DE SARTRE, BECKETT Y

TENNESSEE WILLIAMS

A finales del siglo XIX y hasta la segunda mitad del siglo XX los conflictos bélicos causaban

en la sociedad una gran crisis, pero no fue hasta el término de la Segunda Guerra Mundial

que surgió y se nombró a esa corriente filosófica que reflejaba las experiencias traumáticas de

la humanidad sobreviviente de la Primera y Segunda Guerra Mundial, llevándolos a

cuestionarse el mundo, a los otros, su rol, pero sobre todo su mera existencia en este mundo.

El Existencialismo puede ser abordado desde diversas perspectivas como la filosofía, la

sociología, psicología y la literatura, sin embargo, abordarlo desde la literatura conlleva

inmiscuirse de una u otra forma en las demás ciencias. El paradigma del Existencialismo se

centra en la esencia del humano que lo hace ser humano, es decir, lo que lo hace ser sí

mismo. El hombre es libre, pero su condición de hombre libre lo debe hacer consciente de sus

emociones, responsabilidades de decisiones y de su significado en la vida misma, ni la

naturaleza, ni condición social deben ser factores que puedan determinar su esencia o

propósito en la vida, sólo sus actos son los fundamentos necesarios para determinar lo que

hace a un ser humano, humano; eso es lo que propone el existencialismo ateo el cual tiene su

origen con Jean-Paul Sartre. (Abbagnano, 1955)

En el mundo las cosas no estaban bien, el mundo pasaba por tragedias y situaciones

realmente absurdas, injustas, desesperantes y dolorosas, la actitud de los hombres era

deprimente, agobiante y resignada, todos estos factores en el ambiente llevaron al hombre

directo al existencialismo tal y como lo concebía Sartre, todo era irracional y ciertamente
absurdo. Pero la frustración y los sentimientos que los demás provocan en nosotros también

pueden llevar a una crisis existencial, la otredad nos apega a la moralidad y los prejuicios

cuestiones que no permiten al individuo ser ni libre, ni verdadero, ni consciente de sí mismo,

por lo tanto solo es un ser para el otro, pero no para sí, menos en sí, sólo apariencia. Estas

premisas pueden ser vistas en diversas obras literarias del siglo XX, teniendo como

precedente las obras de Nietzsche o las obras pesimistas de Dostoievski, Schopenhauer y

Unamuno, a pesar de que el pesimismo es un sentimiento muy presente dentro del siglo XX,

el Existencialismo utiliza todas las emociones, sobre todo las negativas para llevar a un

cuestionamiento, por ejemplo, en la obra ​A puerta cerrada de Sartre, los personajes se ven

envueltos en una serie de emociones frustrantes para su realidad que es básicamente el

impulso que los lleva a reconocerse en los otros y a conocerse en sí mismo con el único fin de

ser libres, en ​Esperando a Godot de Beckett, la desesperación y la tristeza de no poder hacer

lo que uno quiere lleva a los personajes a darse cuenta de lo insoportable de la realidad dónde

la dependencia nos consume el tiempo y la existencia y por último tenemos a una de las obras

más importantes del existencialismo estadounidense, ​Un Tranvía llamado Deseo donde los

prejuicios y comportamientos morales e hipócritas de la colectividad llevan a ocultar su

verdadera identidad, en estas obras todos los personajes, a excepción de Vladimir y Estragón,

usan una máscara de sí mismos, su verdadera identidad se ve revelada sólo a partir de las

emociones frustrantes, agobiantes, desesperantes o bien pasiones desenfrenadas y el deseo de

poder sobre el otro. Blanche junto con Estelle son conscientes de su realidad, pero no la

afrontan, no quieren asumir su identidad, su personalidad y son mitómanas y manipuladoras

que buscan un ente, en este caso un hombre, que las rescate de la infelicidad y ser

dependientes de alguien más para poder sobrevivir a su realidad asfixiante, Stan e Inés son

personajes conscientes de su personalidad fuerte, tan es así que saben que para encontrarse en
armonía consigo mismo deben ejercer violencia, fuerza bruta y poder sobre los otros, otro

rasgo que comparten ambos personajes es el de ser rechazados socialmente, Inés por su

condición homosexual, mientras que Stan por ser un inmigrante y su condición

socioeconómica, los lleva ocultarse y ser de cierto modo los personajes más conscientes de su

realidad y de los prejuicios morales que les rodean, tan es así que son los personajes que

hacen que los otros puedan ser despertados de su realidad. Vladimir, Estragón y Garcín son

personajes que se saben engañados, pero sobre todo frustrados por su realidad, saben que no

es así como son, ni cómo desean seguir viviendo sin embargo no toman las riendas de su

mera existencia ya que el miedo y la cobardía los hace vulnerables y dependientes de los

otros, quizá la forma más evidente de mostrarlo es la de Samuel Beckett con Pozzo y Lucky

al final el primero se ha quedado ciego y Lucky es mudo, a pesar de ser un hombre cruel y

desagradable Pozzo depende de su esclavo para poder continuar una vida pues Lucky debe

guiar su camino y por el otro lado Lucky aunque puede ver no es capaz de existir debido a su

incapacidad de hablar, estos personajes nos muestran la realidad del siglo XX, la cual resulta

absurda, pues los hombres están condenados a ocultar quienes son en colectividad, lo que los

hace esclavos y dependientes los unos de los otros a causa de los prejuicios, lo que causará en

el individuo un dolor interminable, una eterna existencia de frustración, desesperación,

agonía depresión y vacío emocional, ya que la única tranquilidad sería dejar de vivir en un

mundo de apariencias y mostrarnos tal y como somos a partir de nuestros actos, pero la

mirada de los demás nos impide existir en el mundo. Sartre pronunció en su obra ​A puerta

cerrada la frase ​“El Infierno son los otros” ​ya que en realidad el infierno es sólo un simple

estado mental, en el cual los personajes de estas tres obras están inmersos por sus emociones

pesimistas, pero sobre todo por ocultar su verdadera identidad y ser revelada a partir de los

demás, no es hasta que los personajes se echan en cara sus actos que la verdad es puesta en la
luz y empieza la libertad de su identidad. Es decir, los personajes viven una constante

dualidad entre la realidad de su ser y la ficción de lo que aparentan, hasta que los demás

enuncian y ven sus verdaderos actos es que los personajes pueden conocerse a sí mismos y

liberarse del infierno que representan las máscaras, los prejuicios, miradas de los otros, es

decir, la otredad es la que te condena pero también es necesaria para que te puedas reconocer

a ti mismo y ser libre de ser o existir.

Todo lo anterior lo dice el padre del existencialismo ateo, Jean-Paul Sartre en lo que se

considera como el manifiesto existencialista, El existencialismo es un humanismo, cuando

dice afirma que: El existencialismo propone que si Dios no existe, aun así hay por lo menos

un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de que pueda ser

definido por algún concepto y ese ser es el hombre mismo o su realidad humana. Lo que

significa que la existencia precede a la esencia, es decir, que el hombre empieza por existir, se

encuentra, surge en el mundo, y que después se define, sólo después de haberse hecho

(existido). (Sartre, 2005).

Cuestión que es posible ver en las obras, en ​A puerta cerrada los personajes pueden

reconocerse y definirse a sí mismos, sólo a partir de que reconocen sus actos en vida y los

comparten con los otros y con el lector. Ante el choque de las doctrinas opuestas ya

existentes y la confusión en que la sociedad se encontraba sumida, es normal percibir la

realidad y el mundo de forma hostil donde no hay espacio para la compasión y la ruptura de

valores no permiten que el hombre se pueda percibir fuera de sus circunstancias, lo que lleva

a emerger la nueva doctrina existencialista que muestra lo absurdo e irracional que es vivir de

cierta forma por ello es que los personajes del existencialismo, es decir, de las obras y

novelas existencialistas deberán responder a los siguientes aspectos: el hombre deberá

cambiar ante cada situación que se le presenta, los personajes deberán encontrar una razón de
vivir ante el mundo hostil que enfrentan y lo expondrán despiadadamente y con la misma

falta de compasión que tienen a sí mismos, mostrarán al hombre que vive en él. Deberán de

destruir las apariencias del mundo, todas las falsas actitudes del hombre, para encontrar un

panorama que les brinde razones para vivir y la libertad de expresar su propia identidad. Los

conceptos metafísicos son básicos dentro del universo novelesco teatral del existencialismo,

el problema dado es la expresión de una experiencia vivida por los personajes. Los autores

existencialistas no demuestran sino que muestran este mundo y nos muestran a nosotros en él.

(Lamana, 1967).

Los autores nos muestran en ese mundo que tenemos que enfrentarnos y que estamos

inmersos en él, qué negarlo sería fatal, debemos mostrarnos tal y como somos sin el deseo de

aparentar lo que no somos en una realidad ya que hacerlo resulta absurdo, inútil y cuyo

resultado en lugar de llevarnos a la libertad nos llevará a una lucha eterna contra el

pesimismo y a la total inacción. Tal como se ve en los personajes de Beckett, las

circunstancias y hechos cambian pero al final todo queda igual y condenado a repetirse,

porque el hombre que no actúa para cambiarse a sí mismo, se ve en la necesidad de depender

de otro y estar atado a la realidad que el otro defina según sus juicios. Al final estas tres obras

de la corriente existencialista nos muestran que el hombre del siglo XX, está condenado a no

ser libre ni un individuo capaz de tener identidad por sí mismo, ya que vive dependiente de

los demás, de sus prejuicios morales, de verse y conocerse a partir de la mirada de los otros,

repitiendo una rutina y una fantasía en su mente definida por lo que aparenta y no por lo que

es, cuestiones que deberá dejar de lado para ser libre y poder conocerse y definirse a partir de

su mera existencia, de sus actos y de la forma en que el mismo se construya en su realidad,

sin depender, ni escuchar lo que la sociedad determine es su esencia y su ser.


REFERENCIAS:

Abbagnano, N. (1955). Introducción al existencialismo. México: Fondo de Cultura

Económica.

Beckett, S. and Moix, A. (1984). Esperando a Godot. Barcelona: Tusquets.

Delahanty, G. (1999). Notas de psicoanálisis y literatura: La visión de Kafka, Genet y

Beckett. México, D. F.: UAM, Unidad Xochimilco, Coordinación de Extensión

Universitaria.

Lamana, M. (1967). Existencialismo y literatura. Buenos Aires: Centro Editor de

América Latina.

Quiles, I. (1952). Sartre y su existencialismo. Buenos Aires: Espasa-Calpe.

Sartre, J. (1966). El ser y la nada. Buenos Aires: Losada.

Sartre, J. (2005). El Existencialismo, Es Un Humanismo. México: Grupo Editorial

Éxodo.

Sartre, J. and Bernárdez, A. (1976). A puerta cerrada. Buenos Aires: Losada.

Williams, T. (1983). Un tranvía llamado deseo. Sinaloa, México: Universidad

Autónoma de Sinaloa.

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