Escribir bien importa

Redacción de documentos (parte 2)1

Las voces del autor

¿Cómo negociamos nuestra identidad como autores con la comunidad a la que nos dirigimos?

1.- Introducción

El autor siempre deja rastro. No podemos cambiar este hecho pero sí podemos decidir cómo
queremos presentarnos. Podemos entonces modelar nuestras voces.

El profesional querría utilizar el lenguaje como usa un fotógrafo la cámara fotográfica; es decir: sin
salir en la foto. Pero igual que la fotografía tiene un encuadramiento, una perspectiva, una
composición y un punto de vista elegidos. Así enseña el plumero el escrito.

2.- ¿Yo? ¿Nosotros? ¿Se dice?

El escrito especializado tiende a esconder a los interlocutores y a usar sobre todo la tercera persona.

Por un lado, omite a menudo al lector: es raro encontrar un consulten y es frecuente encontrar se
puede consultar o directamente consultar.

Por otro lado, el autor a menudo se esconde detrás de formas impersonales como se suele entender,
se dice o se opina.

Cuando es imprescindible referirse al autor, empleamos circunloquios como el autor cree, según el
autor, para evitar un creo que o un en mi opinión.

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1
Tomado de: Cassany, D (2007). Afilar el lapicero. Primera edición, Barcelona: Anagrama.

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Serie “Escribir bien importa”

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También es frecuente el plural de modestia, el nosotros que abarca a un único autor.

Con presencia explícita del autor Con implícitos

Hemos/ He detectado que el mes pasado Don Verídico
visitó nuestra Facultad. Esto nos provocó una extraña
sensación.
Entrevistamos allí al Sr. Holmes, quien afirmó…..
Creemos que Don Verídico quería conocer el nuevo Plan de
Estudios…Nosotros le entregamos el Plan 90.
Se ha detectado un movimiento sospechoso de Don
Verídico en la Unidad de Apoyo a la Enseñanza. Ello
provocó una sensación de sospecha.
En la entrevista el Sr. Holmes afirmó….
Se afirma que Don Verídico quería conocer el nuevo Plan de
Estudios…. La casa de estudios le entregó el Plan 90.

A la izquierda: el autor aparece explícitamente a través de pronombres (nosotros, nos), posesivos

(nuestro), verbos (hemos detectado, entrevistamos, creemos), y más indirectamente en las
referencias temporales (el mes pasado) y espaciales (allí).

A la derecha, se borran los rastros con formas impersonales (se ha detectado, se afirma) o con la
tercera persona (la casa de estudios le entregó). Otro recurso es describir los hechos directamente,
como si no hubiese ningún autor (En la entrevista….)

Se suele creer que las opciones de la derecha son más objetivas y científicas. Muchos autores,
correctores y editores lo consideran así y erradican la presencia del autor en la prosa. Pero no hay
razones que lo justifiquen.

Algunos autores afirman que la tradición de evitar las referencias personales en la prosa científica
arranca de la época victoriana y se consolida en el siglo XIX. Otros autores indican que la tradición de
impersonalidad podría provenir del estilo inglés.

Más allá de estas consideraciones, lo relevante es analizar si esconder al autor provoca o no

problemas de falta de información o ambigüedad y si hemos administrado adecuadamente la forma
de dirigirnos a nuestros lectores.

3.- ¿Existe una receta? Mezclar suavemente,

incorporar luego con movimientos envolventes,
agregar en forma de lluvia,
dejar descansar durante….
No existen recetas.

Es imposible esconder todos los rastros de subjetividad. Es más inteligente tomar conciencia de ello e
intentar gestionarlo: ser explícito cuando nos convenga dar una opinión, o evitar los referentes
implícitos o imprecisos cuando pretendamos describir hechos de la manera más empírica posible.

4.- Atenuantes e intensificadores

La prosa científica y académica utiliza recursos más sofisticados para modular la voz. Los artículos
académicos suelen adoptar un tono humilde y cortés para fomentar el diálogo con los colegas. Pero
a menudo debemos destacar la importancia de nuestra investigación sin parecer arrogantes,
interpretar resultados que no son concluyentes o criticar investigaciones previas de colegas.

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Para favorecer que los lectores acepten nuestros discursos utilizamos estrategias retóricas sutiles: los
atenuantes o mitigadores y los intensificadores o enfatizadores.

Los atenuantes permiten afinar una afirmación. Los intensificadores fortalecen una afirmación,
incrementan su rotundidad o incluso la blindan de posibles críticas.

Atenuantes
Tipo Funciones Recursos lingüísticos Ejemplos
Escudo Para protegerse y Verbos modales (poder, Los datos pueden
anticiparse a las deber), verbos mostrar que…
reacciones negativas semiauxiliares (parecer, La fotografía parece
de los lectores. soler), adjetivos y indicar….
adverbios de Es probable que…
probabilidad
(probablemente,
seguramente), verbos
epistémicos (indicar,
sugerir, mostrar)
Aproximaciones Para indicar Adjetivos y adverbios o Esta correlación es
probabilidad y hacer locuciones de cantidad bastante clara…
premeditadamente (bastante, poco), grado
vago algún dato. (más o menos, La mayor parte de
aproximadamente, de los autores…..
alguna manera),
frecuencia (a menudo, De alguna manera, el
raramente, experimento
generalmente), tiempo muestra que…
(ocasionalmente).
Expresiones de Evalúan lo dicho: Tiempo condicional, Nos parece que...
duda personal para distanciarse o subjuntivo, uso de la Creemos que eso...
e implicación posicionarse. primera persona Si se incluyeran los
directa (posesivos, verbos y sujetos atípicos, en
pronombres) mi opinión…

Intensificadores
Tipo Funciones Recursos lingüísticos Ejemplos
Construcciones Para expresar la Formas impersonales (se No se ha
impersonales convicción del ha comprobado que), determinado la
autor sobre lo pasivas (el virus fue etiología exacta…
que dice, su inoculado),
certidumbre nominalizaciones (la La anestesia general
inoculación del virus), se define como un
verbos activos con estado reversible de
sujetos inanimados (la inconciencia
biopsia no apreció, las producido por
pruebas obligan a agentes
considerar). anestésicos…..

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5.- Conclusión

Los atenuantes e intensificadores permiten graduar todo lo que decimos.

Permiten ser cautos, decididos, humildes, seguros o premeditadamente imprecisos, según sea el
caso.
De esta manera, negociamos nuestra identidad como autores con la comunidad a la que
queremos pertenecer.

Bibliografía

Cassany, D (2007). Afilar el lapicero. Primera edición, Barcelona: Anagrama.

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Ficha elaborada por Beatriz Guinovart – Coordinadora de la Unidad de Apoyo a la Enseñanza