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Papers 61, 2000 239-246

Ressenyes

INÉS ALBERD
La nueva familia española
Madrid: Taurus, 1999
389 pág. ISBN: 84-306-0349-2

La profesora Inés Alberdi es catedrática ¿Qué nuevas problemáticas conlleva la


de Sociología en la Universidad Com- relación entre padres, madres e hijos carac-
plutense de Madrid, donde enseña terizadas en España por un clima de
Sociología Política y Sociología de las libertad y de tolerancia elevados? ¿El
Relaciones de Género. Acaba de publi- divorcio, como se vive en España? ¿Cómo
car La nueva familia española, libro que ha cambiado la situación social de las
dedica al estudio de los procesos de cam- mujeres españolas y en qué sentido sus
bio que se han producido en la familia comportamientos laborales han modifi-
española en las tres últimas décadas. cado los modelos de organización fami-
Analiza cuáles han sido estos cambios, liar? ¿Cuáles son las actitudes de los hom-
en qué medida se han manifestado, cuá- bres españoles ante las nuevas relaciones
les fueron sus orígenes y cómo se han familiares? ¿Cuál ha sido el impacto del
interrelacionado con otros procesos desarrollo económico en las condiciones
sociales que han configurado el cambio materiales de vida de los hogares y de
social en España en este final de siglo XX. las familias? ¿Cómo son las relaciones
Entre la introducción y el epílogo entre generaciones en el seno de las fami-
Alberdi desarrolla once capítulos en los lias, y cuál es la situación de las personas
que busca responder a diversas pregun- ancianas? ¿Cómo han influido las teorí-
tas en relación con su objeto de estudio: as y demandas del movimiento feminista
¿Qué valores orientan hoy las conductas en la evolución de las relaciones fami-
de la ciudadanía española en sus relacio- liares? Para relacionar y estructurar unos
nes familiares? ¿Qué respuestas legislativas aspectos con otros, Alberdi elige, como
se han dado en España a las nuevas for- eje interpretativo, la cuestión de los
mas y estructuras de las familias? ¿Cómo cambios en las relaciones de poder entre
han evolucionado las variables demográ- sexos y entre generaciones. Estos cam-
ficas? ¿Cómo se desenvuelven las relacio- bios, profundos y visibles según la auto-
nes de pareja ante la creciente libertad ra, se amparan en la democratización de
individual en la toma de decisiones? la sociedad española y en el creciente
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proceso de individuación de los dere- clima de indiferencia, infelicidad o agre-


chos sociales de ciudadanía. sividad entre las personas del grupo
Frente a los que prefieren mirar al familiar. Las familias monoparentales,
pasado, resistirse a los cambios y denun- contrariamente a lo que se supone, no
ciar una supuesta pérdida de valores fa- producen en España un debilitamiento
miliares, la respuesta de la autora es de los lazos familiares, puesto que mul-
contundente: los nuevos valores y com- tiplican los contactos con la familia
portamientos familiares presentan hoy extensa. Hoy la composición de las uni-
una clara superioridad ética y moral res- dades familiares en España es más redu-
pecto a los vigentes en España hace trein- cida que en el pasado, pero, en cambio,
ta o cuarenta años. El principio de igual- la coexistencia y solidaridad entre gene-
dad entre hombres y mujeres —afirmado raciones es mucho más extensa en el
en la Constitución democrática de tiempo, porque las personas ancianas
1978— es de una talla moral muy supe- viven más años.
rior a los valores vinculados al respeto a Así pues, frente a la supuesta crisis de
la autoridad patriarcal propia de la fami- la familia occidental, Alberdi va mos-
lia no democrática. Es decir, cuando los trando que la familia española ha cam-
valores de la libertad, la igualdad, la tole- biado profundamente para constituirse
rancia y la democracia doméstica empie- en una institución más democrática,
zan hoy a presidir —no sin excepciones, diversa e inestable que en el pasado,
desde luego— las relaciones familiares, pero con un futuro bastante asegurado si
es anacrónico y reaccionario considerar se entiende por familia una red de rela-
éticamente superiores los principios de ciones de solidaridad y afecto entre
sumisión y homogeneidad familiar que generaciones. Quizá algo ingenuamen-
dominaban antaño en la sociedad espa- te, ve asegurado este futuro de la nueva
ñola. familia por sus fundamentos éticos y
Ahora bien, apostar por una interpre- morales, olvidando que no siempre lo
tación positiva de las transformaciones más ético es lo que perdura. Sea como
de la familia española no implica negar sea, es bien cierto que los resultados de
la existencia de conflictos derivados de las encuestas de opinión en España
los procesos de cambio. En todas las sobre la valoración que la ciudadanía
sociedades democráticas el conflicto y la hace de sus relaciones familiares mues-
negociación deben ser considerados tran que esta valoración es altamente
inherentes a las relaciones humanas, en positiva. Para los ciudadanos y ciudada-
tanto que los intereses de personas y nas españoles la familia continua ocu-
grupos no siempre coinciden, aunque pando un espacio de primer orden en
sean legítimos. En el caso de las familias sus prioridades vitales.
españolas, las relaciones de pareja son Alberdi desarrolla estas ideas, aquí
hoy mucho más negociadas, mucho más solamente apuntadas, a través de los dis-
vulnerables e inestables que en el pasa- tintos capítulos de La nueva familia
do. Porque mujeres y hombres tienen española con un buen aparato estadístico
derechos e intereses individuales propios y argumental. Por tanto, las interpreta-
y ya no existe la imposición legal y auto- ciones de la autora son bastante convin-
ritaria de un solo modelo de familia. Así, centes. Comparto con ella su realismo
aunque la ruptura matrimonial (el optimista sobre las tendencias democrá-
divorcio es legal en España desde 1981) ticas de las nuevas relaciones de convi-
puede producir consecuencias indesea- vencia familiar en un contexto social en
das en el resto de la familia, a menudo el que la jerarquía patriarcal entre hom-
son mayores los males si se mantiene un bres y mujeres, padres e hijos ha sido
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deslegitimada (que no erradicada). Tam- buena parte de sus obligaciones, han


bién estoy de acuerdo sobre que la podido aplicar sus esfuerzos en otros
acción de las mujeres españolas a favor campos. Las mujeres, sobre todo, han
de su propia emancipación ha sido rápi- podido incorporarse al trabajo remune-
da y excepcional (y que los hombres rado, elevando con ello el nivel de vida
españoles están redefiniendo su posición de sus familias y aumentando sus tiem-
social de género pero con muchas resis- pos de formación y ocio» (Alberdi,
tencias a perder los privilegios del pasa- 1999: 14). Aquí, su interpretación no
do). Sin embargo, mantengo algunas coincide con la mía. El Estado de bie-
discrepancias con Alberdi. Algunas solo nestar español se ha desarrollado nota-
de tono, otras más sustanciales. blemente en estos últimos treinta años,
En primer lugar, quiero reforzar la pero no ha realizado una ruptura clara
idea de que en España hay una gran dis- con el anterior modelo de política social
tancia entre el triunfo de los ideales del estado franquista. Así, por ejemplo,
democráticos y su asunción en las prác- ha mantenido íntegramente el modelo
ticas sociales. Con la democracia política, del «hombre cabeza de familia» («hom-
el conjunto de la sociedad española optó bre ganador del pan»), aunque haya
abiertamente por los ideales democráti- ampliado la oferta de los derechos socia-
cos y de equidad social. Pero las condi- les al conjunto de la población.
ciones objetivas de posibilidad —entre Una de las características más rele-
ellas la situación del mercado de trabajo vantes de nuestro sistema de bienestar
con la mayor tasa de paro de Europa, o es su bajo nivel de desmercantilización y
el precario sistema de protección asis- desfamiliarización. Es decir, cualquier
tencial a las personas no integradas en el español, hombre o mujer, necesita estar
mercado de trabajo— no permite a plenamente integrado en el mercado de
muchas mujeres y hombres españoles la trabajo si quiere formar una familia y
realización material de aquellos ideales. tener hijos. El sistema español de pro-
Las desigualdades por razón de género y tección social deja fuera de su cobertura
de clase, aunque han disminuido de tanto a los jóvenes que buscan su pri-
manera muy notable, son aún impor- mer trabajo como a las mujeres sin ocu-
tantes en España. pación laboral. El hecho de que estas
En segundo lugar, mis discrepancias categorías de población no tengan dere-
con los planteamientos de la autora son cho a ningún tipo de prestación por
mayores cuando argumenta en torno del paro las sitúa fuera de la órbita del Esta-
papel del Estado español en la emanci- do del bienestar y las hace caer bajo la
pación de las mujeres. Y discrepo en dependencia familiar. Un joven que
varios sentidos. Alberdi afirma que las quiera emanciparse de su familia de ori-
familias españolas se han beneficiado gen o un ama de casa que desee separar-
enormemente del nuevo sistema público se de su marido lo tiene muy difícil en el
de atención social, que les permite ejer- estado actual del mercado de trabajo y
cer el derecho a la salud, la educación y del sistema de protección social en Espa-
la seguridad social. Hasta aquí, en tér- ña. Con la universalización de la sani-
minos generales, es posible adherirse a dad, en los años ochenta, se dio un paso
la autora, puesto que hace referencia a de gigante hacia una sociedad del bie-
fenómenos globales totalmente contras- nestar en la cual el acceso a los derechos
tables. Pero continúa diciendo que: sociales relativos a la salud no dependía
«Estos cambios han ayudado enorme- de la situación familiar, del estado civil o
mente a las familias pues, al transfor- de la integración en el mercado de tra-
marse en responsabilidades públicas bajo. Actualmente todo ciudadano y
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toda ciudadana tienen derecho a la asis- res y las familias, puesto que sólo las de
tencia sanitaria, independientemente de clase media pueden acceder a los servi-
si ha cotizado o no previamente. Éste es cios del mercado para poder conciliar el
quizá el mejor ejemplo de lo que quere- trabajo remunerado y el trabajo domés-
mos decir con los términos de desmer- tico-familiar.
cantilización y desfamiliarización. Si Una tercera cuestión hace referencia a
bien la prestación de los servicios sani- los resultados de las encuestas de opi-
tarios se ha individualizado (lo cual no nión en España, en las cuales aparece
significa que las familias no continúen que la ciudadanía otorga a la familia un
teniendo un papel básico y fundamental lugar preeminente en sus vidas. Yo creo
en el mantenimiento de la salud de las que lo que la ciudadanía valora es la
personas), la provisión de otros benefi- existencia, o su deseo, de un marco de
cios del Estado del bienestar continúa seguridad personal no condicionado por
dependiendo de la integración en el las batallas del mercado. En algunos paí-
mercado de trabajo o de la situación ses europeos, especialmente los países
familiar. escandinavos, este marco de seguridad
En España, las políticas en apoyo a lo ofrece en gran medida el Estado del
los procesos democratizadores de las bienestar. En España, el Estado del bie-
familias han brillado por su ausencia. Y nestar se sustenta sobre un fuerte fami-
las mujeres jóvenes, que hoy disponen lismo de raíz católica, y el apoyo tan
de un elevado nivel de estudios y for- mayoritario de la población a la institu-
mación, han decidido no tener hijos. De ción familiar obedece, a mi entender, a
manera que la tasa de fecundidad espa- tres razones. Primero, porque existe en
ñola es una de las más bajas del mundo, efecto una fuerte tradición familista y
a pesar de la existencia en España de comunitaria que, aunque está cediendo
fuertes solidaridades intergeneraciona- paso a la individuación de los derechos y
les. Ello da la medida de los efectos de al individualismo como valor, no deja
un Estado de bienestar que no ha inclui- de influir en las prácticas sociales.
do en su agenda política ningún progra- Segundo, la familia en España es, para
ma de apoyo sustancial a las personas quienes la integran, una fuente de apo-
que tienen responsabilidades familiares yo económico impresionante en todas
(a excepción del programa relativo a las las clases sociales (ayudas monetarias
prestaciones por maternidad). Por otra para la compra del piso, mantenimiento
parte, los jóvenes españoles dependen de los jóvenes en la familia hasta los
completamente de la familia para poder treinta años, intercambios de tiempo y
emanciparse cuando no disponen de servicios, regalos en los aniversarios, etc.
autonomía económica, cosa frecuente en Tercero, por todo lo dicho anteriormen-
un contexto de importantes tasas de te, la ciudadanía sabe que debe contar
paro juvenil y femenino o de un merca- con su familia para las necesidades de la
do que ofrece sobre todo trabajo tem- vida cotidiana relacionadas con la aten-
poral muy precario. Pero, a falta de una ción, cuidado y manutención de las per-
respuesta colectiva a las nuevas realida- sonas no integradas en el mercado labo-
des sociales y familiares, las mujeres han ral (criaturas, jóvenes, personas ancianas
desarrollado estrategias individuales para y enfermas). El Estado garantiza su apo-
poder asumir las responsabilidades deri- yo en situaciones extremas de enferme-
vadas del trabajo remunerado y del tra- dad o necesidad, pero: ¿Quién mantiene
bajo doméstico-familiar. Pero las estra- a los jóvenes en paro?, ¿Quién cuida a las
tegias individuales llevan a un aumento criaturas de 0 a 3 años cuando las madres
de la desigualdad entre las propias muje- trabajan?, ¿Quién cuida a las personas
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enfermas o discapacitadas?, ¿Quién se indiscutible y nos ofrece una oportuni-


ocupa de los ancianos y ancianas cuan- dad excelente para discutir y ahondar en
do pierden su autonomía? ¿Quién ayu- lo que resta por hacer para extender la
da económicamente a los hijos e hijas a democracia en las relaciones personales y
acceder a una residencia propia?, familiares. Su discurso feminista es un
¿Quién se ocupa de los niños en hora- discurso abierto, utópico y cargado de
rio extraescolar?, etc. Siempre, salvando honradez democrática. Por ello solo res-
poquísimas excepciones, son las fami- ta decir: Gracias, Inés.
lias las que actúan. Y quien no cuenta
con su familia lo tiene francamente
difícil. Cristina Brullet
El libro de Inés Alberdi contiene tan- Departament de Sociologia
tas sugerencias que, dado que el espacio Universitat Autònoma de Bellaterra
es limitado, lo mejor que puedo ya decir 08193 Bellaterra (Barcelona). Spain
es que se lea. Su validez sociológica es cristina.brullet@uab.es

MANUEL HERRERA GÓMEZ


La rebelión del objeto. Elección del método y ciencias sociales
Granada: Editorial Comares, 1999
248 páginas

Una de las actividades que la filosofía para cualquier tiempo, y universal, inde-
esboza consiste en invitar, tanto al hom- pendiente del contenido cultural que
bre de la calle como al científico social, expresa?) y el tema de la imagen del
a plantearse interrogantes y transcender actor.
de cualquier manera su situación prácti- Teniendo pesentes estas consideracio-
co-inmediata. Este plantearse preguntas nes, el primer objetivo del profesor
es eso, una actividad. Comprometién- Herrera ha sido trazar un perfil históri-
dose en ella, hombres y mujeres se cues- co de los problemas epistemológicos
tionan las acciones que realizan en las presentes en las ciencias sociales. Para
sociedades donde han decidido o les ha llevarlo a cabo ha recogido, ordenado y
tocado vivir. Entre los numerosos pro- reconstruido sintéticamente las etapas
blemas que adquieren el carácter de filo- (y la literatura) de un debate. Éste tiene
sóficos, en cuanto que lanzan preguntas su punto de partida en Alemania en las
sobre los seres humanos y su lugar en décadas finales del siglo XIX y el inicio
el espacio cultural en que viven, la obra del siglo XX, desplegándose siguiendo
de Manuel Herrera ha seleccionado tres una línea significativa hasta el final de la
en particular. En mi opinión, son temas Segunda Guerra Mundial. Al trazar tal
no sólo canónicos, sino relativamente perfil, el autor permanece, por así decir,
aprovechables. Me refiero al tema del en la trastienda, al servicio de la exposi-
método con el que las ciencias sociales ción. Llegados a este punto, y a fin de
comprenden o explican —o deben no desviarse, es necesario hacer una pre-
explicar— el propio objeto, la cuestión cisión importante. Existen dos formas
de la racionalidad del obrar (¿existe una de ofrecer un dar cuentas de una disci-
única racionalidad que no esté enmarca- plina filosófica o de un campo de inves-
da en una única época, es decir, válida tigación:

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