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La Isla de Pedro Sueño

Guion

Liberato: ________________________
Tulivieja: ________________________
Pedro Sueño: ________________________
Narrador externo: ________________________

Narrador externo: En Alanje vivía un hombre que se llamaba Liberato. Ese hombre
era perequero y valiente; de todo.
Narrador externo: Había una isla no muy lejana, cerca de Guarumal, donde nadie
se atrevía vivir porque se decía que esa isla era posesión maligna. Todo el mundo
comentaba que el lugar era de propiedad de la Tulivieja.
Liberato: ¡Soy un hombre muy bellaco!, yo si voy a vivir a esa isla donde todos dicen
que residía este espíritu diabólico.
Narrador externo: Se fue el valiente Liberato e hizo un ranchito de pencas en esta
isla poseída por la Tulivieja.
Narrador externo: Y la primera vez que fue a vivir ahí, a doce del día, llegó una mujer
vestida de blanquito, con un gran ñero, con todo su descomunal cabello tirado sobre
su cara.
Liberato: No le veo la cara.
Narrador externo: Él estaba sancochando unas yucas cuando llegó mujer al patio.
Tulivieja: ¡Liberato!
Liberato: ¿Y aquí quién me conoce? Yo aquí nunca he visto a nadie ni a mujer
tampoco. No le he visto la cara. ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Qué le pasa?
Tulivieja: ¡Liberato! estas tierras son mías y hágame el favor y se va de aquí.
Narrador externo: La mujer se fue, pero él se quedó ahí.
Liberato: Yo no me voy de aquí ¿Por qué?.
Narrador externo: Al día siguiente, a las doce, se le aparece la mujer en las mismas
condiciones, pero él no podía verle la cara.
Tulivieja: Liberato, es la segunda vez que te vengo a decir que te vayas de aquí. No
esperes la tercera, porque la tercera vez...
Narrador externo: Liberato recordó el primer día que aquella mujer le dijo comenzó
a rezar Padres nuestros y eso, pero…
Tulivieja: No digas eso, porque eso que estás diciendo yo lo sé.
Narrador externo: Otra vez vuelve la mujer. Entonces, Liberato comienza a rezar
otras oraciones distintas de las que le había dicho el día antes, pero…
Tulivieja: ¡Liberato!, esas oraciones que estás diciendo yo las sé. No más te doy de
plazo esta última oportunidad.
Narrador externo: Liberato cogió mucho miedo porque ella solo le estaba da
oportunidad ese mismo día y salió de ahí.
Narrador externo: ¿Qué sucedió después? En una comunidad cercana, vivía el
señor Pedro Sueño que siempre estaba durmiendo. Nadie sabía nada de ese señor.
Siempre estaba durmiendo. Cuando Pedro Sueño escuchó la historia de que la
Tulivieja había corrido a Liberato de la isla, dijo…
Pedro Sueño: "Yo me voy para el rancho de Liberato".
Narrador externo: No le avisó a nadie. Se fue y se metió allá.
Narrador externo: Al siguiente día apareció la Tulivieja. Lo mismo de siempre. Con
su traje blanco y toda greñuda. ¿Qué pasó? Que Pedro Sueño había aprendido La
Magnífica en latín que, según dicen los creyentes, es la única oración que puede
amedrentar a la Tulivieja. Pero el otro hombre, Liberato, no sabía esa oración. Él sí
la sabía; eso no lo sabe casi nadie. Nadie podía creer que este solitario y misterioso
hombre conociera esta oración tan poderosa.
Narrador externo: Pedro Sueño, cuando vio a la Tulivieja, comenzó a rezar
Magnífica en latín.
Narrador externo: Y sólo la Tulivieja escuchó las primeras palabras
Pedro Sueño: [Magníficat ánima mea Dóminum]
Tulivieja: Pedro Sueño, tú sí puedes vivir en esta isla; eso sí, ¡cuídamela; porque es
mía! ¡Pero tú sí puedes vivir aquí!
Narrador externo: Y fue por este motivo que lugareños bautizaron esta sequita como
La isla de Pedro Sueño, el misterioso hombre que supo cómo defenderse de las
consabidas maledicencias de la Tulivieja.

Fin.

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