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UNIANDES
CARRERA
DERECHO
FACULTAD
JURISPRUDENCIA
TEMA
“DECLARACION UNILATERAL COMO FUENTE DE LAS OBLIGACIONES”
ALUMNO:
ALVARADO AGUILERA ARTURO
ASIGNATURAS:
5555555555
DOCENTE:
HHHHHHH
NIVEL:
7MO SEMESTRE DE DERECHO
PERIODO LECTIVO
2019 - 2020
INTRODUCCIÓN
Reflexión relativa a considerar esta fuente como general de obligaciones y aplicables las
disposiciones legales de los contratos que no se opongan a su naturaleza.
Ernesto Gutiérrez y González, en su libro Derecho de las Obligaciones (pp 398 y 399)
señala, que la declaración unilateral de la voluntad como fuente de obligaciones surge
en el Derecho Alemán moderno, con las ideas que dio a conocer Heinrich Siegel en
1854 en una conferencia sobre la promesa pública, así como en la doctrina de “La
promesa como fuente de obligaciones”, desarrollada un año antes, y ampliadas por
Kuntze en 1857. Esto es, la manifestación de una o varias personas por su voluntad,
constituyendo una parte, sin el concurso de la otra parte, se erigen en deudoras.
El Código Civil Alemán tomó en consideración este nuevo punto de vista, estableciendo
una fuente restringida de obligaciones. En su artículo 305 sólo reguló las ofertas a
plazo, los títulos al portador, la promesa de recompensa y la estipulación para otro.
El mismo autor destaca, que los ordenamientos civiles de Venezuela, Chile, Portugal y
España, no regularon la declaración unilateral de la voluntad como fuente de
obligaciones, ya que nada dijeron al respecto; y las legislaciones de Marruecos y Túnez,
entre otras, la excluyeron expresamente.
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DESARROLLO
La declaración unilateral de voluntad es un acto legal voluntario que precisa una o dos
voluntades para ejecutarse. Si hay una sola voluntad expresada, es un acto mediante el
que una persona, gracias a la facultad proporcionada por el ordenamiento jurídico, se
convierte en deudora en una relación jurídica, sin considerar la opinión del acreedor.
Características
Fuente de obligación
La declaración unilateral de la voluntad se caracteriza por ser una de las fuentes de las
obligaciones. Es esencial determinar si la declaración de intención de cumplir una
prestación puede ser el origen de una obligación.
En algunos casos, la jurisprudencia otorga a la declaración unilateral de voluntad la
facultad de ser fuente de una obligación.
Normalmente —en los supuestos en los que la declaración unilateral produce una
obligación o deuda para el que la efectúa— es precisa una aceptación específica de la
otra parte: el acreedor. Entonces, se dirige el caso hacía un contrato que se genera con la
aceptación del acreedor.
Es importante comprender que quien entra en un concurso con un premio concreto, de
alguna manera acepta la recompensa y las normas del concurso. De esta forma, de
nuevo se orienta hacia la figura de un contrato.
Sin embargo, en algunos casos el concurso público como declaración unilateral de
voluntad no puede obligar a que quien realice la conducta objeto lo haga de forma
consciente.
Si sucede así, es factible pensar que se trata de una obligación que se origina de la
declaración unilateral de voluntad, mediante la que se da publicidad al concurso.
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Conflicto con el pensamiento clásico
La noción de que la declaración unilateral de voluntad sea una fuente de obligaciones
entra en conflicto de pleno con el pensamiento clásico, según el cual solamente
voluntades comunes pueden tener ese efecto.
A pesar de esto, contemplar el panorama jurídico otorga pruebas de que existen muchas
obligaciones que emanan únicamente de la declaración unilateral de una persona.
Fuerza vinculatoria
Con relación a la fuerza vinculatoria, cada ordenamiento jurídico puede expresar
distintas regulaciones.
Por ejemplo, el ordenamiento jurídico mexicano en su ámbito civil entiende que las
promesas forman parte de las declaraciones unilaterales de voluntad. En el artículo 1860
se establece que el propietario estará obligado a cumplir con lo ofertado siempre que
haya hecho una oferta pública a un precio fijo.
Sin embargo, en el ordenamiento jurídico argentino no se le otorga fuerza vinculatoria,
puesto que en su artículo 1148 afirma que la promesa solo es demandable si se hace a
personas concretas. En este caso existen excepciones, como el supuesto de la promesa
de recompensa.
Eficacia obligacional
La eficacia obligacional de la declaración unilateral de voluntad es otro elemento que
puede ser confuso.
Las dudas que surgen tienen que ver con el momento de establecer la franja de tiempo
en el que la obligación se generará como resultado del cumplimiento de una conducta
prevista.
En el caso de dos personas que han cumplido la conducta, también surgen interrogantes
en cuanto a cuál de los dos individuos consigue el derecho de crédito.
Estas dudas surgen debido a que la solución no ha sido fijada previamente en la
declaración de voluntad. Normalmente se intenta reconducir el asunto, empleando
criterios de costumbre y buena fe.
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Tipos
Ofertas al público
Se trata de una declaración de voluntad de carácter unilateral dirigida a cualquiera que
la conozca. Dicha declaración debe comprender los elementos básicos de una prestación
que se esté dispuesto a cumplir, formulada con la voluntad de satisfacer. Estos
elementos son:
-Promesa de una recompensa.
-Oferta de la venta.
-Concurso de la promesa de compraventa.
El poder
Se trata de un documento a través del que un individuo proporciona a otro (el
apoderado) la facultad de representarle en actos legales determinados. Normalmente se
otorgan ante notario en escritura pública.
Ejemplos
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Ejemplo de poder
Una persona de edad avanzada decide otorgar un poder a un tercero (su abogado) para
que pueda realizar gestiones financieras en su nombre. Se trata de una declaración
unilateral de la voluntad de ceder su representación a otro.
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jurídicamente, por virtud de la cual uno podrá exigir a otro la citada prestación. Esto
significa que no debemos estar sometidos a la imperiosa necesidad de que el deudor o el
acreedor de una obligación sea concreto desde un principio, sino más bien tenemos la
posibilidad de obligarnos frente a un número indeterminado de personas, algo
difícilmente pensado en un sistema en el que la principal fuente de las obligaciones sea
el contrato.
De acuerdo a nuestra historia el código civil mexicano de 1928; que fue permeable a las
más novedosas corrientes jurídicas, acogió a la declaración unilateral de voluntad entre
las fuentes de obligaciones, reglamentando tres especies de ella que son: las ofertas al
público, la estipulación en favor de tercero, y los títulos civiles a la orden y al portador.
En cuanto a la primera especie cuyo fundamento principal señala: “Artículo 1836.- El
hecho de ofrecer al público objetos en determinado precio, obliga al dueño a sostener su
ofrecimiento”. En primer término es necesario distinguir una oferta al público realizada
a una generalidad de la realizada a una persona determinada. En el primer caso estamos
frente a una fuente de un deber jurídico a cargo del emitente a favor de un número
indeterminado de sujetos, mientras que en el segundo estamos frente a una fase del
proceso volitivo para la formación del consentimiento en un contrato. Por otro lado, no
queda clara la postura asumida por el Código Civil sobre si la oferta puede ser de
cualquier contrato o únicamente en aquellos en los que se entrega una cosa (en
propiedad o en uso) a cambio del pago de un precio, como serían los restrictivos casos
de la compraventa y el arrendamiento. Es decir, que desde el momento en que se hace
pública su oferta o promesa de recompensa, el promitente tiene el deber jurídico y la
necesidad de mantenerla. Ahora bien, tocando el punto de la revocación de la promesa,
el autor de la promesa puede revocar su oferta, siempre que la revocación se haga con la
misma publicidad que en el ofrecimiento; esto de acuerdo a lo estipulado en el artículo
1840 del código civil vigente en el estado.
Por lo que concierne a la estipulación de terceros queda decir que el principio
fundamental es el de la autonomía de las partes que, si lo desean, pueden otorgar un
derecho a un tercero, y deben tener la libertad para hacerlo. En estos casos, sólo las
partes adquieren los derechos y obligaciones previstos en el contrato. Y en los
casos donde se invoque la intención implícita, la decisión dependerá de todas las
disposiciones del contrato y de las circunstancias del caso. Aunque el tercero
generalmente estará agradecido de recibir el derecho que las partes le han otorgado, no
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se le puede forzar a aceptarlo. En consecuencia el tercero puede renunciar a este
derecho, de forma expresa o implícita.
Finalmente de los títulos civiles a la orden y al portador; este tipo de actos constituyen
otra forma de declaración unilateral obligatoria consisten en la promesa contenida en un
documento de haber una prestación en favor de alguien determinado o indeterminado
que posea el documento. “puede el deudor obligarse otorgando documentos civiles
pagaderos a la orden o al portador” (artículo 1849 C.C.CH). En el concepto de
obligación hay que distinguir dos momentos: uno respecto a la conducta que el deudor
debe llevar a cabo a favor del acreedor y otro que es la consecuencia de incumplir con
lo que se estaba obligado. Si ligamos los dos presupuestos que hasta el momento hemos
logrado construir, estamos legitimados para concluir que cualquiera, por su propia y
única voluntad, puede someterse ante un número indeterminado de personas a llevar a
cabo a favor de ellas o de algunas de ellas que llenen un determinado requisito una
prestación. Consideramos que en todo caso en estas declaraciones se establece a favor
del sujeto activo indeterminado un beneficio, nunca un perjuicio.
Si tomamos lo dispuesto anteriormente tenemos que llegar a la conclusión consistente
en que las declaraciones unilaterales de voluntad no reglamentadas expresamente se
regirán por las disposiciones voluntarias de quienes las hayan hecho dentro del marco
del orden público y el respeto a los derechos de tercero, por las reglas generales
aplicables a los contratos y a falta de estas disposiciones por los principios generales del
derecho, entre los que se encuentra la analogía, la cual se tomará a partir de las
declaraciones unilaterales de voluntad que sí estén reguladas.
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CONCLUSION
El deber jurídico y sobre entendido como la necesidad que tiene una persona de
observar voluntariamente una conducta conforme a lo que prescribe una norma de
derecho. Así, las normas jurídicas imponen deberes, y al reconocer la facultad que se
pone en manos de otro de constreñir al cumplimiento de un deber determinado, que de
otra forma sería un comportamiento voluntario, se da origen a la obligación.
No obstante, debe advertirse que no es posible realizar una prestación al vacío, sin
mayor contenido que el simple cumplimiento, pues en tal caso, y aun cuando redundará
en exclusivo beneficio del que la realiza, no interesaría en absoluto al ordenamiento
jurídico.
Así, en todo caso es posible relacionar al sujeto que realiza la conducta con alguien que
se beneficia de ella y que a partir de la emisión de la declaración unilateral de la
voluntad queda facultado a exigir el cumplimiento de dicha prestación, por lo que la
conducta deja de ser voluntaria a prioritaria.
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BIBLIOGRAFIA
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