Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
'Cuando, por primera vez, visité el monasterio de Nuestra Señora de Ripoll", relata el profesor
alemán Marius Schneider, escritor y musicólogo, "quedé muy sorprendido a la vista de los anímales
esculpidos en los capi,Ves del claustro. Su extraño ritmo de sucesión me recordó una antigua teoría
hindú oerteneciente al siglo XIII, en la que se idenaificaban ciertos animales con determinados
sonidos musicales. Me ratifiqué en la idea al contemplar el claustro de la catedral de Gerona,
construido en el siglo XI, y el de San Cugat del Vallés, que data del Xll". El profesor Schneider,
después de numerosos estudios e investigaciones, demostró que los animales pertenecientes a los
capiteles románicos de los claustros citados eran la representación simbólica de notas musicales;
las cuales, a su vez, mantenían una correlación rítmica con planetas, números, sentidos corporales,
colores y toda clase de categorías temporales e ideológicas.
De esta manera, al sonido Fa correspondía el elemento fuego, que simboliza, a su vez, a los cabellos;
su color era el rojo; su signo del Zodíaco, Leo; sus astros, el Sol y la Luna nueva. Su día de la semana
resultaba ser el domingo; sus personajes equivalentes, los médicos y mártires. Los símbolos que lo
representaban eran el círculo, la espada, el relámpago, el bastón y el óvalo. En cuanto a los animales,
se reflejaba en el león, la araña, el dragón, la serpiente, el jaguar, el gallo y el pez de fuego.
El sonido Do enlazaba el elemento fuego con el aire (cabellos, plumas, metales) lo que supone una
transición entre el sonido anterior, Fa, y el siguiente, Sol. Sus colores eran el rojo y el amarillo, de
los que se obtiene el naranja; los signos zodiacales, Aries, Cáncer y Géminis; el planeta, Marte; astro,
la Luna creciente. Los sentidos corporales zorrespondían a la vista y al olfato; los números al 2, 11 y
12; día, al jueves. Los personajes eran héroes, reeyes y profetas; los símbolos, la mandorla, el hacha
doble, la puerta, la pareja, la escalera, el arco, la espiral, la letra S, el árbol quemado y el cuello. Los
animales que representaba eran elefantes, toros alados, caballos, águilas, cabras, palomas, cisnes,
caracoles, carneros, lobos y ciervos.
La nota Sol ostentaba como elemento el aire (metal, plumas, canto, silbido); su color correspondía
al amarillo; signo, Escorpión; astro, la Luna creciente; sentido, el olfato. Su número era el 3; día de
la semana, viernes; los personajes, en esta ocasión, pertenecían a la categoría celestial. Sus símbolos
eran triángulos de vértices aplastados y martillos; los animales, todas las aves pequeñas y, también,
la serpiente alada y la oca.
El sonido Re volvía a constituir un enlace entre la nota anterior y la que le seguía. La tierra y el aire
(madera y metal) constituían sus elementos; su signo del Zodíaco era Libra; astro, la Luna creciente;
sentido corporal, el gusto; números, 4 y 5. El día correspondía al sábado; los personajes equivalentes
eran ángeles, niños, hombres y sabios; los símbolos, todas las formas cónicas y rectangulares y,
además, el plano inclinado, el corazón, la rueda, el escudo, el lago y la cresta del pavo real. El grupo
animal estaba constituido por dragones verdes, pavos reales, ballenas, abubillas, pájaros
carpinteros, cigüeñas, golondrinas y gorriones.
La nota La representaba a la tierra. Su color era el verde; su signo, Virgo; su planeta, Venus; astro,
la Luna llena. El sentido corporal pertenecía al tacto; los números eran el 5 y el 6; su día de la semana,
el miércoles. Esta nota simbolizaba a las mujeres y a los cazadores. A su vez, fenía como símbolos a
la piel, el huevo, el pote y el óvalo atravesado por el eje Fa-La. Los animales eran ruiseñores,
lagartijas y cocodrilos o serpientes terrestres.
Mi enlazaba las notas La y Si. Eran, por tanto, sus elementos la tierra y el agua, sus colores el verde
y el azul, que producen el violeta. Como signo tenía a Tauro; como planeta a Saturno; como astro a
la Luna menguante. Los sentidos correspondientes eran el tacto y el oído; día semanal, martes;
personajes, sacerdotes y pastores. Los símbolos que ostentaba, el trapecio, la maza, el martillo, el
yugo, el arco, la coraza, el ombligo y el vientre. En el grupo animal se encontraban la vaca, la oveja,
la tortuga, el búfalo, el león y el sapo.
La última nota, Si, tenía como elemento el agua (escamas). Su color era azul noche; signo zodiacal,
Piscis; astro, Luna menguante; sentido, el oído; número, 8. Los personajes representadoseran
santos, ascetas, pescadores y músicos. Sus símbolos, el triángulo de vértice hacia abajo, los órganos
genitales y el bambú. Los animales, peces, garzas, serpientes de agua y arañas acuáticas.
El profesor Schneider siguió fielmente estas analogías y encontró que, empezando por el pilar de la
columna número uno y sustituyendo ordenadamente cada animal por la nota musical que le
correspondía, se obtenía la obtención de un himno religioso. El de la catedral de Gerona estaba
dedicado a la Virgen María; el de San Cugat del Vallés, que aún no había sido hallado cuando
Schneider lo descifró, resultó ser un cántico en honor de San Cucufate, patrón del monasterio.
Curiosamente, algún tiempo después, entre los documentos sin clasificar de su archivo, se encontró
un himno junto a su correspondiente partitura musical que databa del siglo XII y coincidía,
exactamente, con todo lo expuesto por el profesor alemán.
Sin embargo, ¿qué ocurría con el monasterio de Ripoll, desencadenante de estos hallazgos? El
principal problema residía en que el número de animales esculpidos en sus capiteles era inferior al
de los otros claustros y, por consiguiente, el ritmo musical a que estaba sujeto era mucho más difícil
de determinar. El profesor Schneider, sin darse por vencido, continuó con sus investigaciones. "Los
tres claustros'; explicó luego, "encierran de manera simbólica el curso del año y, por analogía, el
ciclo de la vida humana. El simbolismo de Nuestra Señora de Ripoll no descansa sólo en una base
musical, sino que constituye, asimismo, la representación de una curación. Lo que supone un
ejemplo de arte románico único en el mundo, tanto por su significado como por su antigüedad". El
monasterio de Ripoll, fundado por Wifredo el Velloso en el año 879, ha tenido una enorme
importancia desde el momento mismo de su creación. En primer lugar, por su enclave estratégico
en pleno Pirineo catalán, rodeado de riscos y de valles, que le protegieron en aquellos difíciles
tiempos de la Reconquista. Fue, además, cuna de la independencia del principado y foco cultural de
la increíble comarca del Ripollés, que creció y se desarrolló bajo su influencia y protección; sobre
todo, en época del famoso abad Oliva, quién, fiel seguidor de la reforma de Cluny, fomentó el
comercio y el intercambio cultural con los otros cenobios del siglo XI. Bajo su dirección, monjes y
eruditos se reunían en la biblioteca, en cuyo famoso scriptorium se realizaban magníficas copias de
manuscritos dispersos y olvidados.
La maravillosa portada románica del siglo XII está presidida por la escultura de un Cristo en
Majestad. El resto de las figuras representan la íntima relación entre las visiones del profeta Daniel
y el sueño del Apocalipsis de San Juan. Ante estos relieves, los alumnos de los monjes benedictinos
de Ripoll aprendieron, de viva 'voz, las lecciones bíblicas. Al llegar al doble claustro trapezoidal del
siglo XII aparece un bosque de columnas que encierra, simbólicamente, uno de los conceptos
fundamentales de la época medieval: el significado de la enfermedad.
"El tema central", expone Marius Schneider, "se basa en una antigua creencia de las culturas
semíticas, según la cual la enfermedad es una impureza moral que aparta a quién la sufre de la
divinidad y le hace merecedor de un castigo. El pecado, por tanto, constituye una falta de salud y su
remisión va emparejada a la curación y la convalecencia. Los asirios, concretamente, creían que el
hombre podía pecar sin darse cuenta ni desearlo, idea que puede constituir el antecedente del
inconsciente colectivo de Jung". Por esta causa, cada cultura utilizaba un determinado tratamiento
a base de plegarias, sacrificios, ofrendas e, incluso, exorcismos a fin de librarse de la impureza moral
y, sobre todo, de su consecuencia inmediata, la enfermedad.
La historia que se cuenta en el claustro del monasterio de Ripoll, arranca, según Schneider, de la
columna 33, en cuyo capitel se ve a un hombre en un lecho mortuorio acompañado de dos sirenas
que, con su llanto, le arrastran hacia un mundo subterráneo. La columna 34 que, además,
representa al uno de noviembre, día de los difuntos, muestra el cuerpo del enfermo entrando en la
boca de un caimán, mientras un águila marina parece amparar su alma.
Los cuatro lados del capitel 35 tienen esculpidas dos caras y dos dorsos. La aparición de un dorso
significaba una marcha o partida; en caso de enfermedad, se presentaba la espalda al médico para
que trazase una cruz, ya que los espíritus de la muerte solían atacar a sus víctimas por detrás. En la
columna 40, un caballo medicinal conduce al enfermo hasta la montaña a través del purgatorio.
Delante de él aparece un hombre con un instrumento que puede parecer tanto un arco como un
arpa.
Cuando el enfermo entra en el mar de llamas del interior de la montaña se encuentra a San Pedro y
San Pablo con la espada, que simboliza la nota Fa. Entre los capiteles 44 y 45 se inicia el descenso
de la montaña, indicado por la posición invertida de los animales de los relieves. Entre las columnas
44 y 57 una serie de animales fantásticos indican el mar de llamas: dragones, leones, águilas marinas
y sirenas de dos colas simbolizan el sol nocturno saliendo del fuego. A igual distancia del Sol, en los
capiteles 47 y 57, se ve al profeta Daniel en la fosa de los leones. Los ángeles de los capiteles 51 y
53 forman un corro, que corresponde al mar de llamas y a la nota Fa. Un segundo corro está
compuesto por el grupo de mujeres de la columna 22, que simbolizan la puesta de sol, y las
muchachas del capitel 24, que equivalen a la convalecencia y abarcan el área del valle y la montaña.
La línea Fa-La indica el fuego purificador y también el fuego erótico, que corresponde al período
comprendido entre febrero y agosto, en el que se encuentra la danza de espadas.
El sonido Fa representa la salida del Sol, símbolo del fuego del purgatorio. El Sol atraviesa la puerta
de la columna 49, formada por dos leones con una cabeza común; entra en el carro de los ángeles
del purgatorio hacia las seis o siete de la mañana y, cuando se pone, se encuentra a la altura de la
columna 22, donde se halla el corro de mujeres. Se oculta definitivamente tras las muchachas del
capitel número 24. La columna 23 representa su ocaso y se dice que el diablo asoma por ella hacia
las seis o siete de la tarde.
La columna 52 representa otra vez al Sol y ha sido interpretada como un naufragio. Aparecen unos
hombres metidos en el agua hasta la cintura. Estos figurán ser enfermos o penitentes que se
sumergen en el mar de llamas para purificarse de sus males. La columna 53 es la más difícil de
comprender: unos hombres, con las piernas separadas y las manos unidas bajo el vientre, parecen
estar ligados por una soga. ¿Serán pecadores o condenados? No se sabe con certeza, pero en los
bailes de espadas de Lifú, relacionados con ritos medicinales, se ven figuras en actitudes idénticas a
éstas.
Los animales de los capiteles comprendidos entre las columnas 54 y 65 son grifones y pájaros con
cota de serpiente, que simbolizan a la primavera e indican la proximidad de la cima de la montaña.
Al acercarse el mes de mayo el enfermo se encamina hacia la zona de los médicos.
Se encuentra con San Jorge, el dragón y la princesa; sostiene una lucha contra el dragón y las sirenas
que se agarran a su barco para hundirlo (columna 6); mientras es ayudado por los médicosbufones
de las columnas séptima y octava, que corresponden al doble signo de Géminis. Estas dos columnas
representan la batalla de la danza de espadas, en la cual el enfermo pasa un momento crítico
durante el primer cuarto creciente de la Luna de primavera. El paciente lleva en cada mano un
espejo. En él se miran las sirenas mientras intentan hacer zozobrar la nave para que el enfermo se
caiga en el lago del dragón. La historia acaba con el capitel que simboliza el sacrificio que ofrecen
los padres del convaleciente al finalizar la curación. En él está representada la Luna que, a su vez,
simboliza el dieciocho de octubre, día de San Lucas, médico.
Todos los complicados símbolos y analogías de la narración están conectados con las imágenes
arquetípicas de Jung. Algunos se reconocen fácilmente: la lucha con el dragón, símbolo del mal; la
intervención de las sirenas, que son tentaciones; el bien, encarnado por los-ángeles que acuden a
ayudar al enfermo-pecador... El relato constituye el ciclo de una vida, al final del cual el bien sale
triunfante de todos los problemas que le salen al paso.
Tanto el claustro del monasterio de Ripoll como el de San Cugat o el de la catedral de Gerona indican
la importancia metafísica y religiosa que la música tenía en la España de la Edad Media, así como la
comprensión simbólica de los hombres de entonces. En la actualidad, la mayoría de los seres
humanos se atienen a lo que pueden ver y tocar sin profundizar en los temas. Sin embargo, los
secretos del pasado esperan ser descifrados para que el hombre pueda comprender realmente
quién es y adonde va...
Artículo publicado en MUNDO DESCONOCIDO n º 64, Octubre de 1981. A la autora y a dicha revista
pertenenen los derechos de autor correspondiente. El título del ensayo era: CUANDO LOS CAPITELES
SE PONEN A CANTAR.
Monasterio de Ripoll
El claustro
Un claustro musical
Capitel
Capitel
Las notas musicales
Capitel
Las figuras representan las enfermedades,
causadas por los pecados, y su curación
http://indeprofundis.blogspot.com/2016/05/cantan-los-capiteles.html
Capitel doble: Hombres purificándose en el baño de fuego, al lado, pareja de ondinas. Sta.
Mªde Ripoll (Gerona) (año 1200 aprox)
León .................... Fa
Buey ................... Mi
Aguila ................. Do