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Paralogismo

Argumento o razonamiento falso, que se plantea sin una voluntad de engaño, y que tiene la
forma de un silogismo. En cierto modo, un paralogismo es un sofisma o argumento con el
que se pretende demostrar algo que es falso (aun sin la voluntad de defender la falsedad).

La palabra paralogismo es de origen latín “paralogismus”, y este del


griego “παραλογισμός” o “reflexión”.

Immanuel Kant, le dio el nombre de paralogismo trascendental, o paralogismo psicológico,


los dialectos por los cuales son llamados “psicología racional” supone poder demostrar lo
siguiente: la sustancialidad del alma, simplicidad, personalidad, y el carácter problemático,
dudoso, de toda existencia que no sea el del sujeto pensante.

En relación a lo anterior, para Kant se llega a un paralogismo con la confusión de la unidad


del “Yo pienso” con la unidad trascendental del yo como entidad simple y como personalidad
(alma). Por su parte, para Aristóteles, cualquier silogismo falso, corresponde un paralogismo
por su premisa ambigua.

Como tal, el paralogismo es un razonamiento inválido, sin la intención de engañar con el uso
de un lenguaje ilógico, sin sentido. En el ámbito del derecho, el paralogismo tiene forma de
silogismo o entimema (premisa mayor, premisa menor y conclusión), en virtud de ello, para
el abogado, profesor y político alemán Ulrick Klug, existen diversos tipos de paralogismo,
como:

-Paralogismo semántico, se presenta cuando existe contradicción en las premisas, y por lo


tanto, la conclusión no deriva de ellas.

-Paralogismo sintáctico, surge por la ambigüedad, oscuridad, vaguedad, y falta de definición


de las palabras que forman las premisas.

-Paralogismo pragmático, no presenta incoherencia entre las premisas y conclusión, pero


una falta de credibilidad por carecer de justificación las premisas.

-Paralogismo de desplazamiento de definición, se origina por la aparición en la premisa de


una palabra con dos significados diferentes

En conclusión:
el paralogismo es un razonamiento falso que, a diferencia de la falacia y el sofisma, carece de intención
de engañar. El paralogismo no depende de una confusión malintencionada en los términos, sino de un error
del razonamiento. Por consiguiente, podríamos decir que, mientras que el paralogismo deriva de la estupidez,
las falacias (sobre todo las falacias lógicas) y los sofismas requieren suma inteligencia por parte de sus emisores
(combinadas, eso sí, con un toque de maldad).

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