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CUENTOS TRADICIONALES P'75

Ministerio de
Educación
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CUENTOS TRADICIONALES
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ESCUETA N! 28
- O¡lr¡to forñouir -

llaerel y Greúel
La c¿siü¿ áe el2o6olaúe

edebé
Delgado, Josep
Hansel y Gretel. - 'la ed- - Buenos Aires : Edebé, 2011.
48 p. i8x22 cm.

lsBN 978-987-1 647-66-8

1. Cuentos Clásicos lnfantiles. l. Título


cDD 868.928 2

Fecha de catalogaciáni 01 104/201 1

ES PROPIEDAD DE EDEBÉ
O de la edición, Edebé 2003
Paseo de San Juan Bosco, 62
08017 Barcelona
www.6debe.com

@ del texto, Josep-Francesc Delgado, 2003


O de las ilustraciones, N¡v¡o López, 2003

Dhección editorial.' Reina Duarte


Diseño.' Lluís Vilardell

lsBN 978-987-1 647-66-8


Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723
lmpreso en Argent¡na
Printed in Argentina

No está perm¡t¡da la reproducción total o parcial de este libro, n¡ su tratamisnto


informát¡co, n¡ la transmisión de ninguna forma o por cualqu¡er medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, s¡n el psrmiso prsvio
y por escrito dsl editor.
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N9 28
ESCUETA

llaqrel y Greüel
La e¿.rtt¿ le eF¿o60laúe
Cuento adaptado por Josep-Francesc Delgado a partir
de la versión de los hermanos Grimm

Ilustraciones de Nivio LÓPez

edebé
,/

E, rase una vez una familia que vivía cerca del


bosque. El padre era leñador y tenía dos hijos.
El niño se llamaba Hansel y su hermana se
llamaba Gretel.

Lafamília era. muy pobre. Tan pobres eran


que no tenían apenas qué comer.
Una noche, la
madrastra de los dos
hermanos, que era requetemala, dijo al padre
de los niños:

no nos queda pan. Si continuamos


-Casi
alimentando a tus hijos, moriremos nosotros de
hambre. Y luego morirán ellos tambíén.

qué quieres que hagamos?


-¿Y -le
preguntó el padre, porque sabía que lo que decía
la madrastra era cierto.

que los abandonemos en el


-Propongo
bosque.Talvez así ellos encuentren a alguíen que
pueda cuidarlos.

dices! Las
fieras del bosque podrían
-¡Qué
verlos primero y devorarlos. ¿No tienes corazón?
el padre.
-dijo
no lo hacemos, moriremos todos de
-¡Si
hambre! Mañana los llevaremos al bosque y los
dejaremos allí. Sin ellos, a lo mejor podremos
s alv arno s sp ondió la madrastr a.
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padre estaba desesperado. Pero, aIfinal,
EI
hizo caso a la madrastra, aunque sentía una
inmensa pena por sus hijos. Le dolía demasíado
el estómago de tanta hambre y sabía que,
efe ctiv ame nt e, t o do s p o dían morir.

Lo que el matrimonio no sabía era que


Hansel y Gretel habían oído aquella terrible
conversación.

-¿Adónde
vas tan tarde, hermano?
Gretel a Hansel al ver que se
-preguntó
levantaba de la cama a media noche.

a recoger algunos guijarros.


-Voy
Gretel sabía que los guijarros eran unas
piedrecitas del río, que se habían redondeado por
lafuerza del agua. Sin embargo, no entendió por
qué su hermano quería ir a buscarlos.

si ya hace rato que ha oscurecido...


-Pero
llenaré los bolsíllos de piedrecillas y
-Me
nos salvaremos.

Hansel se fue hasta eI río. El agua relucía


Y
como la plata bajo la luna llena.

El muchacho se llenó los bolsillos de


guijarros. Eligió los mds blancos. Parecían joyas
bajo la luz de la luna.
Por la mañana, el padre y la madrastra se
Ilevaron alos niños albosque.Dijeron que iban a
cortar leña.

La madrastra o ó que el niño miraba


todo el rato hacia a

miras, Hansel? preguntó.


-¿Qué -le

casa.
-El gato blanco que hay en eI tejado de

si es el sol, tonto!
-¡Pero
Lo que hacía Hansel era dejar caer las
piedrecítas poco a poco, sin que nadie se diera
cuenta.

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Cuando Hansel y Gretel se despertaron, ya
había oscurecido.

Todavía podían oír eI hacha de su padre.

-¡Padre! ¡Padre! -gritaron los dos


hermanos.

Pero nadie les respondía. Solamente podían


oír los golpes secos del hacha. Siguiendo el
ruido,llegaron al sitio del que procedían.
Así se dieron cuenta de que les habían
& tendido una trampa. Habían atado una
madera a una ramay Ia madera golpeaba
el arbol movida por el viento.

vamos a hacer? Gretel.


-¿Qué -preguntó
acuerdas de los guijarros?
-¿Te

-Sí.
mira...
-Pues
Hansel extendió el brazo y con el dedo
indicó hacia el horizonte. Los guijarros
resplandecían bajo la luz de la luna
y les marcaban el camino de regreso
a casa.

Gretel.
-¡Oh!-exclamó
Los dos hermanos se cogieron de la mano.
Poco a poco fueron siguiendo la senda marcada.
Cuando caminaban, pisaban con cuidado de no
hacer ruido para no despertar a las fieras del
bosque. Temían que los descubrieran o que
estuvieran al acecho.

Al lleg ar a casa ya amanecía. La madrastra


les abrió la puerta. Su padre estaba a punto de
salir a cortar leña.

sí que habéis tardado!


¡Pasad! Sólo
-¡Pues
nos queda este mendrugo de pan. Coméoslo
deprisa, que nos vamos todos al bosque a cortar
mds leña ordenó su madrastra.
-les
muy cansados! quejó
Gretel.
-¡Estamos -se
Pero Hansel dijo:

salir ya. Nos comeremos el


-Podemos
trocito de pan mientras nuestro padre corta la
leña.

Y todos regresaron al bosque.

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La madrastra observó de nuevo que el niño
miraba todo el rato hacia atras.

miras, Hansel? preguntó.


-¿Qué -Ie
paloma sobre el tejado de casa
-UnaHansel, aunque ya llevaban mucho
-respondió
rato caminando y su casa, a Io lejos, parecía tan
pequeña como un botón de su camisa.

tonto estas hecho! ¿No ves que


-¡Menudo
es el reflejo del sol?

Y Hansel, secretamente, sin que la


madrastra se diera cuenta, iba haciendo miguitas
con el mendrugo de pan. Y cuando la madrastra
no miraba, esparcía las migas por el camino para
hallar otra vez la ruta de regreso.

compartír el poco pan que


-Deberíamos
nos queda con los niños el padre a su
-comentó
mujer cuando creía que los dos hermanos no
podían oírles.

Pero la madrastra lo miró tan fijamente,


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que eI padre no se atrevió a contrariarla mas por
miedo a su ira.

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!-exclamó ella.
-¡Venga,volva
Yprocurando no hacer nada de ruido, se
cogieron de la mano paia regresar.

Caminab an b aj o la luz de la luna. D e no che,


Ias ramas de los árboles que iban pasando eran
solamente sombras negras.

Pero cuando miraron al suelo, descubrieron


algo terrible: no euedaba ni una migaja en el

Y buscaron el camino de regreso.

Desde lo mds hondo de aquella parte del


bosque,la luz de la luna no permitía ver mucho
y únicamente se oían los gritos terribles de las
fieras. Al oírlos,los dos hermanos se agarraban
de la mano con mds fuerza todavía. Tenían
mucho miedo.

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§ "§.
;i::-'"'--*-'

Al despuntar eI día, Hansel y Gretel se


dieron cuenta de que se habían perdido
completamente. De hecho, se habían adentrado
más y mas en aquel bosque tan antiguo y tan
g r ande. N o había rastro alguno de camino, ni una
senda trazada por seres humanos.

Apenas teníanfuerzas ya. Pensaron que, si


no acababan en la boca de un lobo, caerían
muertos igualmente por culpa del hambre. Y
quedarían a merced de los buitres.

Entonces pasó volando por allí un pájaro


precioso y decidieron seguirlo.

páj ar o le s llevó hasta un clar o del b osque.


El
En medio había una casita. Era la casa más bonita
que habían contemplado jamas.

Era tan bonita... que se aproximaron sín


dudarlo.

Cuando estuvieron lo bastante cerca,


comprobaron que la casita era como un gran
pastel. El tejado era de hojaldre,las ventanas de
azúcar y las paredes de chocolate.

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Gretel, una casíta de chocolate! . ;
-¡Mira,
si comiéramos un trocito, Hansel? I

-¿Y
propietario no nos ha invitado!
-¡Su
si no comemos, moriremos de
-Pero
hambre.

Y decidieron que Hansel se comería un


trocito del tejado y Gretel daría un mordisquito
a una ventana. Pero como los dos hermanos
tenían mucha hambre, comieron más de lo..
previsto. . ¡;.:.:

Todavía estaban comiendo cuando se oyó


una voz que procedía del interior de la casa:

un ruido de dientecitos. ¿Quién se


-Oigo
come mi tejadito?

Y los niños respondieron:

el viento desatado que se lleva tu


tejado.
-Es
Y continuaron comiendo.
El cristal de laventana era de un azúcartan
suave que se deshacía en la boca. Y las paredes de
chocolate, ¡hummm!, estaban delíciosas.
.. :¡,

¡.- !!

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Pero cuando menos se Io esperaban, Ia
# puerta de la casa se abrió. De altí salió una
ancia.na, que se apoya.ba en un bastón para
caminar.

Los niños se asustaron tanto que soltaron


el trocito de casa que tenían en las manos. Y ya
estaban a punto de huir corriendo, cuando la
viejecita comentó con admiración:

qué niños tan hermososl No os


-¡Oh,
asustéis, pequeños. Venid conmigo.
. .
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Hansely Gretel sefíaron deÜIIa'y entraron
lr en Ia casita de chocolate. La anciana les sirvió en
seguida una buena merienda: leche azucarada,
tgrtillas, manzanas y nueces con chocolate.
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*oo,,tlff,[TT,"Y;,i{7i;:"!:;r'á2ir,?',,'ii
pudíe ron ar sin t e me r a las fi er as. E st ab an
de s cans
encantados de haber encontrado a aquella
anciana tan dulce.
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Mientras los dos hermanos dormían en patz, s
la anciana recorrió la casa. Cerró ventanas a cal
y canto, y echó la llave a la puerta que daba al
exterior. Para que no pudieran escapar...
e
#f Porquenoeraunaanciananormal.Erauna
bruja malvada que se comía a los niños. Había
construido aquella casita de chocolate para
,.q atraerlos. Luego los cocinaba y se los comía. En
t'
;', ese momento la bruja se frotaba las manos y se
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i relarnía los labios. ¡Dos niños! ¡Se daría un
" atracón!
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dos ya son míos


I/:--Estos -comentaba
envoz alta mientras pensaba en cómo
cocinarlos.

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sucias y arrugadas parecían débiles, pero tenían
una gran fuerza. En un abrir y cerral de ojos,lo
encerró en una jaula que tenía en el establo.

Luego sacudió a Gretel para despertarla.

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Gretel se echó a llorar.


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lo.que te digo si no quieres que te


-Haz
coma ahora mismo.

, Y Gretel obedeció sin dejar de sollozar.


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De esta manera. pasaron varias sema.nas.
Todas las mañanas, Gretelle hacía el desayuno a
I *
su hermano, un desayuno estupendo. A álla, sin
embargo, Ia bruia sólo le daba cásg$s,¡!e.
cangrejo para comer. +.:-§: -

Como las brujas no ven mucho (porque


,;í;:," Ios oios.r'*r:;tos días ordenaba at
{& el dedo a través de la reja, que
-Enséñame %.
quiero comprobar si ya has engordado bastante.
¡p
Hansel había encontrado los huesos de un ,:
Yrr pajarillo. Y como era muy listo, sacaba esos
huesecillos por la reja. La bruja los confundía con
li su dedo y decía:
&
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't. estás demasiado detg ado. ¡A ver
3i' -Todavía
si engordas de
l una vez!

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Hasta que una mañana,la bruja perdió la
paciencia.

§ etel, pon el caldero at fuego. Gordoo lf


- -o, me comeré atu'hermano.
flaco,hoy

Gretel sufría en silencio. No quería que la


bruj a s e comiera a su hermano. P er o... ¿ qué p o día
hacer?

Entonces se le presentó una oportunidad.

ttamó ta bruja-. Mientras


-¡Gretel! -la
hierve eI agua para tu hermano, me ayudarás a
hfuer el pan. Creo que el horno ya está caliente.
Asoma la cabezadentro para verlo.
*
La bruja abrió la puerta del horno. Era tan
grande que cabía una persona dentro. Y la niña §
se dio cuenta de que la bruja quería encerrarla
allí.Insistía demasiado para que entrara en é1.

* Ba
rl
ll

li
ri
ll

,p

i..*; *4n ese mismo instante, GretelTe arrancd de , '

.uh.,tiron las llaves de la jaula dorfie estabci su


\
he.tmano. gin perder un segundo, cérró elhorno.

. Así.murió la bruja, tal y como pretendía


-"
acaüqr cón ta niña. .'

ñ
o o
Gretel corrió hacia el establo para salvar a
su hermano. Abrió la jaula y se echó a sus brazos.

¡Somos libres!
-¡Hansel! ¡Hansel!
Hansel salió del establo y los dos hermanos
saltaban y se besaban. ¡Estaban muy felices!

Como ya. no tenían miedo, registraron


todos los rincones de la casita de chocolate. ¡Y
menuda sorpresa! Los armarios estaban repletos
de tesoros. Se llevaron todo lo que pudieron
cargar.

de este bosque de bruj as


-Vámonos
Hansel a su hermana.
-dijo

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Al cabo de unas horas, lleg aron a un río muy
caudaloso. No había ningún puente para
cruzarlo.

podremos atravesarlo
-No
Hansel.
-comentó

¡Un cisne! -exclamó Gretel.


-¡Mira!
El cisne, que se dio cuenta de que los dos
hermanos estaban en apuros, se acercó a ellos y
permitió que subieran a su espalda.

de uno en uno
Que ! si no, p e saremos
-¡Pero
demasiado Gretel con razón.
-precísó
Así que primero llevó a uno y después a otro. '

como muestra de su agradecimiento.


marchó contento y
satisfecho,
encantaban los regalos tan refinados.
A medida que caminaban y caminaban, el
bosque se iba abriendo más y más. Y al cabo de
muchas horas, por fin divisaron su casa.

madrastr a
o mie do, Hans el. Nue stra
querrá
-Teng
abandonarnos en eI bosque otra vez.

La puerta estaba abierta.

Y su padre estaba dentro, con cara de


enorme tristeza. Pero nada más verlos, se levantó
y los abrazó llorando:

míos, estáis vivos! Compartiremos


-¡Hijos
el pan que me queda y
jamas volveré a
abandonaros en lo más profundo del bosque.

\
46
Después de comer unas migajas de pan, su
padre les contó que la madrastra lo había
abandonado y se había llevado consigo lo poco
que les quedaba.

Entonces, Hansel y Gretel le mostraron las


riquezas que habían traído de la casa de la bruja.
¡Con un tesoro así, nunca volvería a faltarles
alimento!

Y ya no se separaron nunco. mas. Fueron


felices y hasta comieron perdices.

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llar¡rel y Gneüel
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Cuento de loshermanos Gfimm

Adaptado por losep-Fruncesc DeIg ado

Ilustrado por Nivio López

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