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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

ANALISIS CAPITULO 3

ANALISIS CAPITULO 6

CONCLUSIÓN

1
INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo se hará un análisis del libro La buena vida, del arquitecto Iñaki Ábalos,
centrándonos particularmente en el capítulo 3, titulado “La máquina de habitar de Jacques
Tati: La casa positivista”, y el capítulo 6, “Cabañas, parásitos y nómadas. La deconstrucción
de la casa.”
A lo largo del libro, el autor nos propone visitar siete casas de la modernidad e intenta
mostrarnos que la manera de pensar y proyectar el espacio doméstico no es más que una
materialización de ciertas ideas arquetípicas en torno a las mismas.
Estos distintos modos de pensarlo tienen su origen en el positivismo, y son idealizaciones
que se corresponden con las distintas ideas del pensamiento contemporáneo. Nos permite
hacer una reflexión sobre las formas de vivir y de apropiarse del espacio doméstico, haciendo
hincapié en que debemos olvidar los postulados modernos y algunos tópicos heredados,
para tener la posibilidad de interrogar nuestra propia actividad y cuestionar las técnicas de
proyecto: ir más allá de las inercias adquiridas y pensar lo impensado. ¿Cuál es la buena vida
para nosotros?
El autor propone una visita guiada por cada una de las casas, y esto permite al lector hacerse
usuario, pensarlas a través del ojo del habitante, y adquirir así una actitud más próxima a la
de cualquier persona.
Sin duda lo que el arquitecto busca es invitarnos a salir de la jaula y estimular el placer de
proyectar y habitar intensamente, para impulsar la casa que aún no existe. Al final esperamos
que cada uno pueda sacar sus propias conclusiones sobre cuál es la mejor manera de vivir y
habitar la vivienda.

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LA MAQUINA DE HABITAR DE JACQUES TATI: La casa positivista (Cap.3)

En 1957 Jacques Tati filma la película Mon Oncle, donde contraponen los estilos de vida de
una familia tipo ( los Arpel ) con la del tío Hulot ; la comparación no se hace mediantes
diálogos sino por acciones que los personajes realizaban y los marcos físicos en los que se
encuentran, es decir; la casa positivista y la casa tradicional del tío Hulot.
Este pensamiento positivista quiere llevar al hombre hacia una sociedad perfecta y
organizada. Se termina construyendo una religión de la humanidad, donde el hombre debe
tener devoción por el método y llevarlo al extremo. Esto da un surgimiento de la sociología,
el hombre y la sociedad entendidos como fenómenos naturales. Esta forma de pensar
influye en el desarrollo de la arquitectura moderna, pero no se dota de contenidos, solo se
refleja la industrialización y la máquina.
La casa positivista no está habitada por un único personaje central, sino por una familia
modelo que evoluciona del hombre le corbusierano, una construcción mental que permitió
a los arquitectos objetivar los comportamientos de las personas y cuantificarlos. No hay
rasgos particulares, se impone una moralidad material en una sociedad unidireccional que
busca el perfeccionamiento lógico en el tiempo.
La estructura de la película se construye por antagonismo : lo nuevo- lo viejo, lo artificial-lo
natural, la máquina- el cuerpo, lo público-lo doméstico, contando con el trasfondo de la
ironía como crítica. La trama se desenvuelve con un niño que hace de conector entre estos
dos mundos.
El vive en el barrio moderno,en una casa moderna y familia moderna, al otro lado está el tío,
Monsieur Hulot representado por Tati, que vive en la parte más antigua de la ciudad, en una
casa antigua.
La villa Arpel, es una burbuja positivista cerrada al exterior mediante un muro que la separa
del resto del barrio. Solo un gran portón para el ingreso del vehículo la conecta con la ciudad.
En cambio la casa de Tati es un complejo laberinto de viviendas, escaleras y pasillos donde
difícilmente se pueda escapar de la mirada, el saludo y la conversación casual, ( contacto
social).
La casa moderna y encerrada entre sus muros, con un jardín meticulosamente diseñado,
hasta el punto de dificultar cualquier actividad que se quiera realizar en él. En cambio, en el
patio de la casa de Tati es el barrio mismo, donde los chicos se reúnen para jugar en las
veredas o calles.
Se busca optimizar la planta mediante técnicas de producción industrial, la casa ahora se
descompone en unidades mínimas, con nuevas categorías dominantes, el metro cuadrado.
Está diseñada para encajar con estas características, es un reflejo de la moral de los
habitantes, unidas y con fluidez, manteniendo por supuesto, un perfil alto. Lo más dominante
e importante debe ser lo funcional.

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CABAÑAS, PARÁSITOS Y NÓMADAS: La deconstrucción de la casa (Cap.6)

Para hablar del deconstructivismo, es necesario introducirnos primero en una de las


corrientes teóricas más influyentes del Siglo XX, el Estructuralismo. La evolución y
consolidación del concepto es amplia y difusa, pero sin duda podemos determinar que su
orígen y desarrollo se encuentran condicionados por lo que se conoce históricamente como
“estructura”. Según la Real Academia Española, el término se define como “1. f. Disposición
o modo de estar relacionadas las distintas partes de un conjunto.”1, mientras que al
estructuralismo lo explica como “1. m. Teoría y métodos científicos que consideran un
conjunto de datos como una estructura o sistema de interrelaciones.”2. Como se puede notar
a partir de la definición, los distintos pensadores de distintas disciplinas, que pertenecieron
a la corriente estructuralista se caracterizaron por buscar regularidades que permitan
conformar estructuras, como explicación para la variedad de objetos de estudio en cuestión.
Esto se puede ver, por ejemplo, en el caso de la lingüística, en donde Ferdinand de Saussure
se dedicó a buscar regularidades y relaciones entre los elementos de la lengua para
desarrollar su teoría lingüística estructuralista en su Curso de lingüística general (1916), en
la que afirmaba que la lengua era un sistema de signos. Lo mismo sucedió con Claude Levi-
Strauss, que aplicó el método estructuralista a las ciencias sociales, al buscar estructuras en
fenómenos socioculturales, y fundó la llamada antropología estructural.
Al respecto, Roland Barthes, otro reconocido pensador estructuralista, afirmó que cualquier
actividad estructuralista tiene como objetivo la reconstrucción del objeto, de tal modo que
durante el proceso se puedan reconocer las reglas de su funcionamiento. Es decir, que en
todo sistema sociocultural existe una forma de organización e interrelación entre las partes
que lo componen, que condiciona o determina todo lo que ocurre dentro de él, y que a su
vez, lo explica. Los componentes de este sistema no tienen significados por sí mismos, sino
que dependen los unos de los otros para cobrar sentido, desintegrando la idea de autonomía
e imposibilitando cualquier oportunidad de agencia individual.
En “La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas”, Jacques Derrida
inaugura la llamada deconstrucción, una corriente posestructuralista que recupera el
concepto de “estructuralismo”, y que define como la historia de la estructura. La estructura,
para el autor, como también para los pensadores estructuralistas mismos, se caracteriza por
tener un centro que la define, que la organiza y le otorga sentido, y por lo tanto, brinda una
sensación de previsibilidad, orden y coherencia, y que asimismo funciona como origen. Por
esto mismo, los elementos de la estructura pueden variar, pero el centro, su origen,
permanece invariable y estable. Sin embargo, para el autor, esto es algo negativo, ya que

1
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 23.ª ed. Madrid: Espasa, 2014.
2
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 23.ª ed. Madrid: Espasa, 2014.

4
neutraliza y reduce su potencial de juego. Como consecuencia, escribe el autor, “toda la
historia del concepto de estructura (...), debe pensarse como una serie de sustituciones de
centro a centro, un encadenamiento de determinaciones del centro. El centro recibe,
sucesivamente y de una manera regulada, formas o nombres diferentes. La historia de la
metafísica, como la historia de Occidente, sería la historia de esas metaforas y esas
metonimias”3
Sin embargo, Derrida afirma que se produjo una ruptura en la historia de la estructura, que
develó el carácter artificial de estas estructuras que sostenían el sentido. Como
consecuencia, se comenzaron a pensar estructuras sin centro, descentradas, que permiten
que todo se vuelva discurso, y por lo tanto, que se abra a un juego de significación infinito:
"Este es entonces el momento en que el lenguaje invade el campo problemático
universal...en ausencia de centro o de origen, todo se convierte en discurso... un sistema en
el que el significado central, originario o trascendental no está nunca absolutamente
presente fuera de un sistema de diferencias. La ausencia de significado trascendental
extiende hasta el infinito el campo y el juego de la significación".4 Pero, para destruir estas
estructuras y generar las estructuras descentradas que propone, es necesario utilizar las
mismas herramientas pero en una nueva dirección. Es en este sentido, que Derrida busca
“deconstruir” las estructuras.
El deconstructivismo en la Arquitectura está caracterizado por la alteración de los principios
arquitectónicos tradicionales que hasta entonces se presentaban como leyes incuestionables
por una sociedad ideológicamente consolidada. El proceso de diseño, la geometría pura, el
concepto de familia, la idea de espacialidad y los métodos constructivos son solo algunos de
los temas que se ponen en cuestión en consecuencia de estas nuevas corrientes de
pensamiento moderno.
En el capítulo número 6 del libro “La Buena Vida” de Iñaki Abalos, se critica la idea de hogar
feliz y se busca romper con el prototipo de la casa ideal moderna planteada por el
positivismo. El autor hace referencia a que la casa deconstruida no se encuentra
materializada sino que es un constructo mental; un arquetipo. De todos modos, nombra y
describe una serie de ejemplos a modo de referencia para entender este modo de habitar
(en su mayoría construidos). La Casa Prefabricada de Buster Keaton es un excelente ejemplo
en donde el Arquetipo de “hogar” se deconstruye y pasa a estar reprimido bajo el modelo
alterado de una típica vivienda prefabricada. Al presentarse alterados los códigos de
identificación de las piezas del manual y por consecuencia resultar imposible la construcción
de la casa tal como fue planificada, esta se convierte en una máquina de fallo, predestinada
al fracaso y a la incertidumbre. Al mismo tiempo, se pone en crisis la idea de familia y de
sueño americano, y se aceptan los errores como parte de la norma. Keaton entonces, habita

3
La Estructura y La Diferencia, Jacques Derrida (pág. 384).
4
La Estructura y La Diferencia, Jacques Derrida (pág. 385)

5
en la imposibilidad misma de seguir construyendo una casa tradicional, y esta pasa a ser un
instrumento de visión y crítica sobre la domesticidad y el ideal de la sociedad para con el
concepto de “hogar feliz”.
Otro ejemplo que nos brinda el libro es el proyecto (nunca construido) de Dan Graham en
donde se produce la alteración de una típica casa suburbana. En este caso, la fachada es
sustituida por un gran vidrio, modificando la condición de privacidad y exponiendo los
espacios interiores ante la calle peatonal. El objetivo claramente era descontextualizar y a la
vez deconstruir el microcosmos de regulaciones y codificaciones que el ámbito moderno
planteaba al sujeto contemporáneo. La desmaterialización es también deconstrucción, ya
que la condición de los elementos estructurales ha sido siempre determinante a la hora de
su aplicación, siendo eternamente discriminados por sus características plásticas y sus
posibilidades sensoriales.
La House VI de Peter Eisenman pone en cuestión toda convención institucionalizada por la
sociedad. Esta incluye una desorientación en el trabajo sin relacionar en absoluto su
concepto con el de un hogar tradicional. La casa fue construida de manera eficiente con un
mensaje simple y un sistema sistema estructural sencillo. Sin embargo, algunos elementos
arquitectónicos tradicionales como columnas o vigas no cumplen ningún papel estructural y
sólo se incorporan para argumentar el diseño conceptual de la obra. Por ejemplo en la
cocina, una columna suspendida en el aire obstruye la mesa del comedor, mientras que en
otros espacios las vigas se apilan y se superponen, en vez de intersectarse; creando grupos
de apoyo. El único baño se encuentra en el 1er piso y para acceder, es necesario subir las
escaleras y cruzar el dormitorio. Las camas del matrimonio se encuentran divididas por una
raja en la pared, la cual los obliga a dormir separados. También es posible observar como
una escalera invertida surge desde la cubierta, resultando inaccesible y disfuncional para el
humano. Por consiguiente, podemos determinar que existen ciertas operaciones de diseño
que pretenden inquietar al sujeto o familia con creencias tradicionales y se incentiva a la
deconstrucción de las ideas conservadoras relacionadas con los conceptos de arquitectura,
familia y pragmatismo.
Por último, la casa de Frank Gehry es un Trabajo deconstructivista de remodelación y
ampliación sobre una casa convencional suburbana en California (preexistente). Gehry
Construye una nueva casa alrededor de la antigua e intenta mantener una tensión entre
ambas, buscando que una definiera a la otra, y haciendo sentir que la casa antigua se
encontraba intacta dentro de la nueva, desde el exterior y desde el interior. Lleva las nuevas
fachadas hasta la línea municipal dejando el espacio exterior casi intacto y resguardando la
casa original de las calles peatonales. El acceso queda poco definido y la cubierta de la casa
original se asoma desde el interior, dando la impresión de que está constantemente en
construcción. La casa original se convierte en un extraño artefacto, atrapado y distorsionado
por las formas que han surgido dentro y fuera de ella. Incluso se hace uso de materiales no

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convencionales, tales como vallas con enrejados, vidrios con malla de alambre, chapas
metálicas onduladas, acero corrugado y madera contrachapada, entre otros.
En la década de los 60’, como consecuencia de la guerra fría, el mundo se cuestiona qué
modelo debe seguir. Por lo tanto, se va a producir un giro anti-humanista donde una serie
de pensadores franceses van a criticar al modelo estructuralista conocido como capitalismo.
El hombre ya no es un individuo libre y central que se crea a su propia imagen y semejanza,
sino que es un producto social y funcional a determinadas relaciones de poder, incapaz de
toda acción individual y de oponer resistencia. Cuando Foucault habla de muerte del sujeto,
hace referencia a que el sujeto en sí mismo no existe. Está en algún lugar, pero no es
constituyente de esa realidad. Sino que está constituido por una relación de estructuras. Este
nuevo hombre borroso, fugaz, que vive el instante, adopta distintas formas de retraimiento
y marginalidad. Derrida llama a esta nueva figura de sujeto desaparecido como “parásito”.
Se desvanece el perfil del sujeto tradicional, el de la familia patriarcal y por ende la
importancia del linaje. Este parásito surgente es nómada, se mueve instalándose en la vida
de terceros alterando los modos de organización y percepción de normas. Se organiza bajo
principios rizomáticos, donde no hay jerarquías, sino que se extiende horizontalmente
conectándose y creando nuevas variables. La sociedad globalizada es un rigozoma, donde la
red de individualidades permite el desarrollo del ser individual y a la vez dependiente de lo
colectivo, ideal para el nómada. Los cambios de conducta en la sociedad, devenidos de la
economía, la tecnología, los sucesos demográficos, llevan a un aumento en la movilidad de
los flujos de información y capitales insertando al nómada en un mundo fugaz, el parásito va
a utilizar las ciudades, ya no se preocupa por establecerse y formar una familia sino que va
en contra de todo modelo tradicional. El sujeto se globaliza, se convierte en objeto del
sistema negativo pero funciona desarrollando un perfil borroso. Por otro lado el término de
cabañas podemos verlo reflejado en “la chica nómada de Tokio”. Esta vive en una estructura
mínima, una cabaña de cristal en medio de la trama social japonesa. Lo problemático es el
medio en que la chica nómada realiza su existencia al borrar los límites de su casa y la
privacidad, desaparece la idea de hogar, privado y con sentimiento de pertenencia. Este
pensamiento se puede generalizar para cualquier gran metrópolis y cualquier ciudadano
dentro de ella en donde la ciudad se adentra en la casa robándole lugares y funciones. Los
servicios que brindan estas metrópolis son suficientes para satisfacer a una persona e
independizarla de su casa, salvo para el descanso y el refugio. En esto se basa su diseño e
interior. Así empezarán a desaparecer lugares que antes pertenecían a una casa como puede
ser una cocina o un comedor. Todo eso tiene como consecuencia que su refugio se reserve
para lo más básico e íntimo que puede tener una ciudadana de Tokio. La radicalización de
este pensamiento puede llevar a que este refugio sólo contenga una cama y una basura.
Además de la cama, había una serie de piezas de mobiliario estructurales, cada una de las
cuales diseñada con un propósito específico: vestirse, comer, meditar.

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Podemos asociar este aspecto de la casa al texto “Mil Mesetas” de Felix Guattari en donde
se plantea a los nómadas como sujetos cuyas prácticas sociales son vistas como modelo de
acción capaz de oponerse, construyendo “máquinas de guerra” frente al estado moderno.
La cabaña de la chica nómada es en cierto modo una especie de máquina de guerra que
prepara a su usuaria para el combate con la vida urbana de Tokio, es un nomadismo
urbano.
Este espacio estará en la metrópolis, en este caso Tokio, por la necesidad de servicios que
tiene su residente y por las condiciones constructivas de la cabaña podemos decir que un
lugar ideal será un lugar público dentro de la ciudad y que esté resguardado. Podrá ser un
centro comercial, un aeropuerto, etc. Deberá ser también un lugar luminoso y que preste
los servicios necesarios para vivir. Por ejemplo, un restaurante de comida rápida y zonas de
ocio, lugares que puede ofrecer perfectamente un centro comercial. Al hablar del contexto
en donde se mueve la chica nómada podemos asociarlo al término “No Lugares” de Marc
Augé: Shoppings y aeropuertos autónomos y cerradas, los cuales se convierten en los
nuevos lugares de encuentro social y donde se reemplaza la idea de ciudad tradicional
como lugar de encuentro. Los sujetos pasan a ser sujetos independientes y consumistas en
donde su consumismo es funcional al sistema. El personaje que se escoge (mujer joven,
soltera e independiente) desvela el carácter del capitalismo y su impacto sobre la manera
de vivir de las grandes urbes. Este personaje, la chica nómada, y su existencia es una forma
con la que el consumismo de la época toma realidad física, transformándose en ella misma.
La casa se transforma y acaba convirtiéndose en unos artefactos que atenderían a estas
actividades, que acaban reducidas al embellecimiento, a la comunicación y al reposo. En
cierta manera es una visión hedonista de la relación que establece el sujeto y el medio que
acaba resolviéndose mediante la seducción (la chica nómada se maquilla para salir) y en las
prácticas económicas asociadas al consumismo.

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CONCLUSIÓN

Para concluir podemos decir que en el siglo XX se habla de la vivienda tradicional y moderna
como un espacio cuantificado. La misma se convierte en una máquina de habitar, donde los
espacios son diseñados meticulosamente y la privacidad se expone. Esta vivienda positivista
es extrovertida, se abre al público y a la ciudad, para que el usuario puede ver vigilado desde
afuera. Esta visibilidad de la vida familiar se da en el salón panóptico y a través de la
utilización de materiales modernos como el vidrio. Esta actitud maquínica que posee en lo
constructivo termina creando una rutina esclavizadora, donde el individuo se vuelve incapaz
de apropiarse del espacio haciendo imposible la construcción del yo. Por lo tanto podemos
ver como este ejemplo refleja esta idea de una sociedad que sigue las reglas, que mira hacia
el futuro y apunta al orden y el progreso. Mientras que en la casa deconstructivista vemos
que hay un intento por querer seguir las reglas pero que se hace insostenible. Y la
incapacidad que tienen para poder buscar otra alternativa u oponerse a las normas. El
individuo aquí también pierde importancia y subjetividad.
Pero se muestra como una fuerte crítica al positivismo planteando una fragmentación en el
proceso de diseño, con formas no rectilíneas buscando liberar a la arquitectura de las reglas
modernistas.
Hoy en día las normativas modernas siguen estando presentes pero también creemos que
es necesario pensar primero en el individuo y permitir la apropiación de los espacios. ¿Pero
cómo hacerlo si la ciudad basada en lo que queremos cambiar es el marco de nuestro
entrenamiento como personas? La misma se ha convertido en nuestra tradición. Por eso,
para lograrlo es necesario escapar de nuestra herencia y encontrar una nueva forma de
pensar y proyectar.

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