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TESINA
En cumplimiento de requisito para optar al grado de
Bachiller en Teología
pág. 2
ÍNDICE.
Introducción…………………………………………………………………………..Pág.4
1.2 Necesidad del diálogo interreligioso para una ética mundial. ………....…..Pág.9
Consideraciones finales……………………………………………………………Pág.22
Bibliografía…………………………………………………………………………..Pág.26
pág. 3
Introducción.
“Para qué vivir tan separados, si la tierra nos quiere juntar”…dice el coro de
una connotada canción del grupo chileno Los Jaivas, que con el paso del tiempo
tornó por convertirse en un himno de los pueblos latinoamericanos. Y es que no
deja de tener razón, porque nuestro planeta es la morada común que
compartimos. Sin embargo, además de tener un lugar en común donde vivir, nos
une el que seamos seres humanos con facultades cognoscitivas, con emociones,
con libertad, y que por lo mismo nos diferenciemos del resto de las especies; de
los animales. Por lo tanto, la humanidad se convierte en un valor inviolable junto
con la dignidad, que deben ser respetados, valorados y asegurados por los
estados.
pág. 4
Küng elaboró su propuesta desde una posición ecuménica, es decir, una
postura teológica con apertura universalista1. Su posición teológica se deja ver
claramente en su tesis doctoral sobre la doctrina de la justificación en Karl Barth,
fue el comienzo de su profunda labor ecuménica, así lo destaca Juan José
Tamayo2, y en sus extensas obras: El Judaísmo. Pasado, Presente, Futuro; El
Cristianismo. Esencia e Historia; e Islam. Historia, Presente, Futuro.
1
Albelda, Ricardo Ramón. Hans Küng : la teología desde un acto de confianza razonable : una
reducción humanístico – pragmática de la fe cristiana (Tesis de licenciatura - Universidad Católica
Argentina, Facultad de Teología) [en línea], 2005. Disponible en:
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/tesis/hans-kung-teologia-acto.pdf p. 136.
2
Tamayo, Juan José. Hans Küng. Teólogo en la frontera. Madrid. Minerva. (1): 95-97, 2007.
3
Küng. Ser cristiano, citado por: Teixeita, Faustino. Teología de las Religiones. Abya Yala, 2005,
Quito. p.68.
4
Op. Cit., pp.69-70.
pág. 5
conservará posibilidades de sobrevivir mientras sigan existiendo espacios para
éticas diversas, opuestas o antagónicas. Un mundo único necesita un talante ético
fundamental; esta sociedad mundial única no necesita ciertamente una religión o
una ideología unitarias, pero sí alguna clase de normas, valores, ideales y fines
obligatorios y obligantes”5.
5
Küng. Proyecto de una ética mundial. Trotta, 1998, Madrid. p.10.
6
Küng, Hans. ¿Por qué una ética mundial? Religión y ética en tiempos de globalización. Herder,
2002, Barcelona. p. 89
7
Küng. Proyecto de una ética mundial. Trotta, 1998, Madrid. p.38.
8
Küng, Hans. ¿Por qué una ética mundial? Religión y ética en tiempos de globalización. Herder,
2002, Barcelona. p.153.
pág. 6
conjunto de valores, derechos primordiales (como los Derechos Humanos),
deberes, criterios y actitudes éticas fundamentales9, que tienen que ser
compartidos al interior de una sociedad, tanto por creyentes y no creyentes, y por
los miembros de distintas cosmovisiones de mundo, religiones, filosofías10,
fortaleciendo de ese modo, las sociedades.
9
Küng, Hans. Ética Mundial en América Latina. Trotta, 2008, Madrid. p.38.
10
Op. Cit., p. 49. Y esto es justamente el núcleo de una ética mínima que ha propuesto la filósofa
española Adela Cortina, quien es heredera del kantismo y de la ética discursiva de Apel y
Habermas. Ella viene proponiendo y construyendo desde la década de los 80 (1986 para ser más
exacto, con su obra Ética mínima: Introducción a la filosofía práctica) un proyecto ético-político e
intercultural esperanzador para los tiempos de crisis que vive la humanidad y las sociedades
postmodernas, fundamentado en primera instancia en una ética civil o cívica, es decir, basado en
una ética de los ciudadanos en tanto personas, reconociendo que comparten un conjunto de
mínimos morales o valores, imprescindibles para el bien común. Esos mínimos de justicia son los
derechos humanos, los valores como la libertad, la igualdad, la solidaridad, el diálogo, la dignidad,
indispensables para hablar de un pluralismo de mínimos en pro del bienestar colectivo e individual.
Mínimos de convivencia social compartidos por hombres y mujeres al interior de la sociedad,
permitiendo su convivencia, entendimiento armonioso y el fortalecimiento de la sociedad civil que
requiere como condición de posibilidad, la potenciación de una ética compartida por todos sus
miembros. Se les denomina también mínimos de humanidad y condiciones de justicia, por lo que
son deontológicos. Es aquella ética mínima, compartida por individuos religiosos, ateos y
agnósticos, la que fundamenta la ética cívica en las sociedades pluralistas con Estados liberales y
democráticos.
Sin embargo, la ética cívica no solamente incluye a ese conjunto de valores morales, sino que
además hay en ella una ética de máximos de felicidad o también denominados, modelos de vida
buena y feliz, a los que los ciudadanos son invitados, pero que por ningún motivo se les pueden
exigir. Cortina enfatiza en que tales máximos son ofrecidos por las distintas tradiciones religiosas y
por cosmovisiones ideológicas, pero que dependen de la libre voluntad de las personas si los
escogen o no. Ideales de felicidad que configuran máximas éticas de las que no tienen por qué
estar de acuerdo todos los ciudadanos para poder convivir, siendo todas ellas legítimas si y solo si,
ayudan y contribuyen realmente al bien común.
Los modelos de vida buena y feliz que algunos pueden adoptar y luego ofrecer al resto de la
ciudadanía, como máximas que permiten la felicidad, no pueden atentar contra los mínimos de
justicia, sino que deben respetarlos. Por esto es que la ética de una sociedad civil tiene que estar
basada en mínimos morales compartidos (ética mínima) y no en máximas de felicidad (ética de
máximos).
Aquel consenso social, fundamentado a partir de una ética de mínimos y máximos morales,
contribuiría a la conformación de una ética mundial, pero se requiere de un apoyo incondicional de
parte de los sistemas políticos, es decir, de los Estados, como también del Derecho, porque en
este mundo que vive una época postmoderna o trans-moderna como la llama Küng, todo apuntaría
a que debe redescubrirse y revalorarse una ética no solamente en la política, sino además en el
sistema económico. Cfr además, Cortina, Adela. La ética de la sociedad civil. Grupo Anaya, 1995,
Madrid.
pág. 7
dogmáticas, y que pueden ser compartidos incluso por los no creyentes”11. Un
consenso que significa que en las sociedades tiene que haber estándares éticos
fundamentales, que permitan la convivencia y la actuación humana común, más
allá de toda diferencia religiosa, política o social12.
11
Küng, Hans. Una ética mundial para la economía y la política. Trotta, 1999, Madrid. p.105
12
Op. Cit., p.110.
13
Op. Cit., pp.115-116.
14
Küng, Hans. Ética Mundial en América Latina. Trotta, 2008, Madrid. p.39.
15
Küng, Hans. Una ética mundial para la economía y la política. Trotta, 1999, Madrid. p.115.
16
Op. Cit., p.116.
pág. 8
aquí es donde tienen que jugar un rol particular e imprescindible los deberes y la
conciencia de responsabilidad que generarían compromisos en favor de los
derechos humanos, donde las personas no solamente ocupan su intelecto, sino
también su corazón17.
Las religiones tienen una gran responsabilidad en este proyecto, pues son
ellas quienes deben “despertar las conciencias contra todo fanatismo político e
17
Ibid.
pág. 9
ideológico”18, ayudando a que no se cometan crímenes que atenten contra la
humanidad ni contra el medio ambiente, actuando como mediadoras de paz.
18
Op. Cit., p.160.
19
Melero Martínez, José M. El pluralismo religioso como problema para la teología católica hoy.
Ensayos. Revista de la Facultad de Educación de Albacete. (19): 129-138, 2004. p.130. disponible
en: http://www.uclm.es/ab/educacion/ensayos/pdf/revista19/19_6.pdf
pág. 10
política con el Imperio Romano, como un asunto incuestionable y elemental de la
revelación divina, que debía ser defendida a toda costa. Por esta razón, cuando
salían a la luz pública elementos que atentaban contra lo que era considerado una
“verdad de la fe cristiana”, rápidamente eran condenados con la pena capital,
como lo ejemplifica la pena de la hoguera, a que fueron sometidos los “herejes” y
las “brujas” por la inquisición y otras instancias religiosas y políticas desde el
Medioevo. Pero por la misma causa se desencadenaron las más terribles guerras
de religión en nombre de Dios, por una determinada posesión de la verdad,
entendida como única, santa, absoluta, desde la época medieval hasta la
modernidad. El apego a la verdad dio lugar al fanatismo religioso.
2020
Küng, Hans. Proyecto de una ética mundial. Trotta, 1998, Madrid. p.102
21
Aristóteles. Metafísica. Sudamericana, 2004, Buenos Aires. IV, 7, 1011b27.
22
Aristóteles. Metafísica. Sudamericana, 2004, Buenos Aires. 1006ass.
pág. 11
La mencionada lógica aristotélica instauró un modelo de verdad que aún
prevalece en el mundo occidental, lo que ha configurado la metafísica, la ciencia y
la tecnología, instalándose con una suerte de pretensión hegemónica e
imperialista sobre el resto del mundo. Como Occidente adoptó el cristianismo, el
cual forma parte de su esencia, las características del modelo de verdad se han
dado agudizadamente en lo religioso23, debido a que la verdad religiosa pretende
ser única y universal, por lo que se presenta como exclusiva. “El cristianismo es la
única religión que realmente se ha convertido a sí misma en religión universal de
hecho”24. Es un modelo que hay que romper para que en realidad pueda emerger
el paradigma del diálogo interreligioso.
23
Ver Vigil, José María. Teología del Pluralismo Religioso. Curso sistemático de teología popular.
Abya Yala, 2006, Quito. p. 213.
24
Op. Cit., p.214.
pág. 12
En tercer lugar, se encuentra la estrategia del abrazo, donde si bien una
religión se concibe como la verdadera frente a las demás, el resto participa de la
verdad que posee aquella tradición religiosa. Mediante esta estrategia, paz
religiosa podría establecerse de darse la integración de los otros25. Es una
estrategia que representa al paradigma inclusivista.
Por otra parte, la autocrítica que pueden aplicarse a sí mismas las otras
religiones, puede ser de dos maneras: por una parte, aceptando y asimilando las
críticas externas, y por otra, volviendo a sus orígenes, ya que si realizan esto
último pondrán atención en sus textos normativos. Esto es en el fondo un criterio
25
Küng, Hans. Proyecto de una ética mundial. p.104.
26
Op. Cit., p.105.
27
Op. Cit., p.106.
28
Ibid.
pág. 13
ecuménico interno que determina la verdad, y por lo mismo, la propia identidad de
una religión29.
29
Op. Cit., p.109.
30
Op. Cit., p.126.
31
Küng, Hans. ¿Por qué una ética mundial? Religión y ética en tiempos de globalización. Trotta,
Herder, 2002, Barcelona. p. 23.
pág. 14
sostiene que el paradigma de la verdad ha dado un vuelco, lo que nos llevaría a
abandonar antiguos modelos de verdad, como el exclusivismo y el inclusivismo,
considerando únicamente el pluralismo, su abrazo y relación con otras nociones
distintas, dando cuenta de una conversión epistemológica32.
Esta nueva concepción permite afirmar que la verdad no puede ser única y
absoluta, sino que siempre está en relación con otras verdades, sobre todo
cuando se trata de religiones y la metodología del diálogo entre ellas. La verdad se
construye en relación con los otros; “una verdad no basada en la exclusión ni en la
inclusión, sino en la relación”33. Esto quiere decir que ninguna verdad, ya sea
científica, filosófica, religiosa o de cualquier saber y quehacer humano, puede
asilarse y aspirar a una universalidad única y reservada, porque como tal no está
completa y debe complementarse con las otras.
32
Vigil, José María. Teología del Pluralismo Religioso. Curso sistemático de teología popular. Abya
Yala, 2006, Quito. p. 222.
33
Op. Cit., p. 216.
34
Op. Cit., p. 223.
35
Op. Cit., n°23, p. 38
pág. 15
1.4 ¿Por qué la búsqueda de la verdad?
Para que pueda existir una ética planetaria, Küng plantea que son
necesarios determinados criterios éticos fundamentales, donde la dignidad es el
punto de partida y la base de una antropología con aspiraciones ecuménicas,
porque es el valor por excelencia que compartimos como humanidad, y lo que nos
hace verdaderamente humanos, para vivir de una manera humana y racional 39.
36
Cfr. Fides et Ratio. n°28.
37
Ibid. N°31.
38
Op. Cit., n°32, p.50.
39
Küng, Hans. Proyecto de una ética mundial. Trotta, 1998, Madrid. p.116.
pág. 16
actuaría como presupuesto para catalogar a una religión como verdadera; “lo
humano (el respeto por los valores fundamentales y de la dignidad humana),
constituye una exigencia mínima para cada religión”40.
40
Küng, Hans. Proyecto de una ética mundial. Trotta, 1998, Madrid. p.117.
41
Küng, Hans. Una ética mundial para la economía y la política. Trotta, 1999, Madrid. p.122.
42
Cfr. http://classic.weltethos.org/dat_spa/indx_1sp.htm
43
Küng, Hans. Una ética mundial para la economía y la política. Trotta, 1999, Madrid.p.118.
44
Tamayo, Juan José. Del anatema al diálogo: diálogo interreligioso y trabajo por la paz.
Encuentros multidisciplinares. (30): 36-46, 2008. Disponible en: http://www.encuentros-
multidisciplinares.org/Revistan%C2%BA30/Juan%20Jos%C3%A9%20Tamayo%20Acosta.pdf
pág. 17
religión es responsable de contribuir en ello, cada religión es potencial pacificadora
en el mundo45.
45
Küng, Hans. Una ética mundial para la economía y la política. Trotta, 1999, Madrid. p.159.
46
Küng, Hans. ¿Por qué una ética mundial? Religión y ética en tiempos de globalización. Herder,
2002, Barcelona. p. 8.
47
Para ello puede verse la Declaración del Parlamento de las Religiones del Mundo, realizada en
1993 en Chicago, EE.UU. Cfr. Küng, Hans. Hacia una ética mundial. Declaración del Parlamento
de las religiones del Mundo. Trotta, 1994, Madrid.
pág. 18
identidad, sensibilidad y veracidad del hombre, posibilitándole el logro de una
existencia rica y llena de sentido”48.
En este punto es cuando la propuesta de Küng, converge perfectamente
con lo que la propuesta ofrecida por Cortina, como se ha señalado en páginas
precedentes.
Parte de la tesis central del segundo postulado que permitiría llevar a cabo
un ethos mundial, es el diálogo interreligioso, un paradigma que puede concebirse
desde la teología como un intento antropológico, porque puede contribuir al
rescate y al reconocimiento del otro en su singularidad y en el aspecto esencial
que aquí nos interesa: lo religioso.
pág. 19
a la intemperie la moral de la humanidad que hasta aquel entonces había sido
garantizada por Dios49, o mejor dicho por la religión cristiana.
Lo que sucede es que el ser humano desde siempre ha requerido de pautas
que dirijan su comportamiento individual y social, necesita de un “deber ser”. Dice
Küng: “la humanidad, tal como es realmente desde que ha surgido del mundo
animal guiado únicamente por el instinto, necesita unas normas éticas
reguladoras. En este sentido, la actitud ética es contra-factual desde su punto de
partida: No expresa lo que es, sino lo que debe ser”50.
Küng trata la importancia de que las religiones se abran al diálogo con
firmeza, virtud con que es posible mantenerse firme en las convicciones propias,
cuando la situación lo amerite, haciendo frente a las tentaciones o presiones51. Sin
embargo, estar firme en algo, es por lo demás, resistir frente a algo que pueda
atentar contra lo que se tiene, mostrando con esto que la firmeza en la fe religiosa
de una persona de tradición “x” puede o no puede resultar un obstáculo para que
ésta llegue a entablar un diálogo con otros distintos. Por ejemplo quien acepte y
crea que Jesús es el único camino, la verdad y la vida, siendo a su vez el único
mediador entre Dios y la humanidad, difícilmente podría dejar a un lado la firmeza
de su fe para poder aceptar otras realidades salvíficas.
Cabe señalar una interrogante que parecer ser crucial sobre lo mismo: “¿es
posible compaginar, en el diálogo interreligioso, apertura y verdad, pluralismo e
identidad, disposición para el diálogo y firmeza?” 52 Por su parte, Küng rechaza el
indiferentismo, el relativismo y el sincretismo como tópicos que algunos aplican y
asocian frecuentemente al diálogo interreligioso. También sostiene que tanto la
virtud del diálogo como la virtud de la firmeza se necesitan mutuamente y se
complementan53.
Lo que plantea Küng, es que para poder compaginar de algún modo la
firmeza de una convicción determinada y la apertura dialógica, hay que hacerlo
desde un plano ecuménico que no fomente un indiferentismo que homologue y
49
Küng, Hans. Una ética mundial para la economía y la política. Trotta, 1999, Madrid. p.94.
50
Op. Cit., p.95.
51
Küng, Hans. Proyecto de una ética mundial. Trotta, 1998, Madrid. p.122
52
Op. Cit., p.123.
53
Op. Cit., p.128.
pág. 20
ponga todo en un mismo nivel, pero sí una indiferencia contra ortodoxias y
fundamentalismos exclusivistas, que creen tener y se constituyen el único medio
salvífico, por lo que terminan imponiendo violentamente su verdad. Por otra parte,
no se debería impulsar un relativismo que rechace todo absolutismo, sino que
solamente aquella relatividad ante quienes intenten absolutizar sus pretensiones
de verdad, entorpeciendo la coexistencia religiosa. Tampoco tiene que admitirse el
sincretismo en que se encuentre lo posible y lo imposible, sino que más bien,
aceptar la voluntad de síntesis y la maduración que se dé entre las distintas
tradiciones religiosas sobre los errores cometidos54.
Al momento de hablar acerca de la verdad y la libertad, Küng introduce
además el valor de la tolerancia, debido a que siempre cuando se trata el tema de
la libertad religiosa, hay alguna alusión a la tolerancia. Una tolerancia que en
bastantes oportunidades ha desencadenado en un completo indiferentismo, es
decir, cuando alguien dice que tolera la opción – religiosa o de otra índole – lo que
en el fondo está mostrando es que no le interesa en lo más mínimo. Pero tolerar
no consiste en ser indiferente, sino en aceptar y valorar la diferencia del otro,
porque puede aportar en la búsqueda de la verdad.
Se podría sostener que existe una relación entre la verdad, la tolerancia y la
libertad, donde el sentido de esta última tiene que ver con la responsabilidad ante
el resto de las personas, ante la sociedad, ante el medioambiente y por supuesto,
ante Dios. Por tal razón es que Küng afirma que la verdadera libertad es una
libertad para la verdad55, porque cuando se ha tenido libertad para optar por una
religión, tiene que darse a un respeto por el otro, reconociéndolo y valorando su
diferencia, velando por su bienestar, esto es, siendo responsable de su bienestar
porque pertenecemos a un mismo género.
Küng manteniendo una actitud autocrítica, aboga porque el cristianismo no
se adjudique el monopolio de la verdad, y esté consciente de la pluralidad
religiosa, pero sin dejar de confesar la verdad, en cuanto a testimonio y
experiencia de vida, puesto que diálogo y testimonio no se excluyen, sino que se
54
Op. Cit., pp.123-124.
55
Op. Cit., p.124.
pág. 21
complementan y nutren para cuando sea necesario, se detecten las falsedades y
se denuncien56.
Ahora, volviendo sobre la actitud del diálogo, éste debiera ser según Küng,
desde un anclaje en la propia fe, sin abandonar lo propio, pero sin olvidar la
autocrítica, estando abierto al aprendizaje con otros, pero siempre con firmeza y
dentro de la firmeza.
Tan importante es y seguirá siendo la apertura que se tenga al diálogo, no
solamente para asuntos religiosos, sino también políticos, sociales y en otras
áreas, que para Küng constituye una virtud de actitud para la paz57, y cuando está
hablando de paz se refiere a la paz mundial. Esto quiere decir que el diálogo sería
un paso previo, para poder conseguir la paz, como también para poder instaurar
una ética mundial.
Consideraciones finales.
Si bien cada religión posee su propia comprensión del ser humano, a partir
de la cual configura un sistema doctrinal que constituye y es parte del núcleo de su
fe, convergen en una antropología común, elemental y universal. Todo ser
humano tiene un valor en sí mismo en tanto persona, valor que no puede ser
quebrantado ni violado, por lo que es necesario que las personas guíen sus vidas
siguiendo el imperativo de la regla de oro, formulada de distinta manera, pero que
en el fondo dicen lo mismo:” no hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti”.
pág. 22
principio no solamente es válido para el diálogo interreligioso, para la ética, la
política, sino también para todo quehacer humano, incluso para la ciencia y sus
avances y descubrimientos, que si o si tiene que velar responsablemente por la
vida humana y por el medio ambiente.
pág. 23
No obstante, la implementación en la práctica de un paradigma como el
diálogo interreligioso, no debe afectar a la fe cristiana y su labor evangelizadora y
misionera, pero lo que si tiene que ocurrir es un cambio de actitud. En este
sentido, Amos López Rubio tiene razón al señalar que: “nuestra misión es
anunciar el evangelio sin ningún tipo de prepotencia religiosa, sin creernos una
religión superior o la religión única y verdadera. Pero para ello necesitamos mucha
humildad. Los cristianos y las cristianas afirmamos que Jesucristo es el ‘camino, la
verdad y la vida’. Pero (…) eso no significa exclusivismo religioso ni superioridad
religiosa. Además, este mismo Jesús nos dice que ‘la verdad nos hará libres’, y si
creemos que nuestra verdad es la única verdad posible para toda la humanidad,
entonces no somos libres, somos esclavos de nuestra vanidad religiosa, y esa
vanidad religiosa nos llevará a seguir cometiendo los mismos errores del
pasado”58.
58
López Rubio, Amos. La vocación cristiana de la iglesia y el diálogo interreligioso. Signos de Vida.
(54): 8-10, 2009.
pág. 24
Una propuesta universalista como la de una ética consensuada a partir del
diálogo interreligioso, mientras no se llegue a concretar, continuará viéndose como
una utopía.
pág. 25
Bibliografía.
Fuentes Primarias.
Ѳ Küng, Hans. Hacia una ética mundial. Declaración del Parlamento de las
religiones del Mundo. Trotta, 1994, Madrid.
Fuentes Secundarias.
pág. 26
Ѳ López Rubio, Amos. La vocación cristiana de la iglesia y el diálogo
interreligioso. Signos de Vida. Quito. (54): 8-10, 2009.
Ѳ Vigil, José María. Por los muchos caminos de Dios II. Hacia una teología
cristiana y latinoamericana del pluralismo religioso. ASET, Abya Yala, Quito,
2004.
Bibliografía Virtual.
http://classic.weltethos.org/dat_spa/indx_1sp.html
pág. 27