Sunteți pe pagina 1din 61

Con la vida del otro

Comedia policial en dos actos.


Carlos Llopis

REPARTO
(por orden de aparición)

VICTOR / ARTURO…….
HERRÁNZ………………
ANTONIO……………….
ROSAURA……………....
EDUARDO………………
JAIME……………………
RODOLFO…………….....
NELLY…………………..
MARIANO TRUJILLO….
ALICIA…………………..

Estrenada en el Teatro Serrano, de Valencia, el día 8 de enero de 1947.-

1
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO

Decoración fija.-

Salón en la planta baja del hotel que posee en Madrid el actor


cinematográfico VICTOR VALDEZ.- Ventanas, primera derecha y foro centro
derecha. Arco en foro derecha y puerta cristalera que da al jardín en foro
izquierda. Dos puertas en el lateral izquierda. La de primer término
embisagrada e la jamba más cercana a la batería, abre hacia escena. En el
foro, centro, un cuadro sin pretensiones, y entre este cuadro y la ventana,
un jarrón para flores, sin flores, que se sustenta sobre un pié de madera de
más de medio metro de altura. Un sofá a la izquierda, y una mesita con
teléfono sobre ella, a la derecha, un escritorio con la silla correspondiente
de espaldas al público. Muebles de decorado lujosos. La acción comienza a
primeras horas de la noche de un día de primavera.-

(EN ESCENA, VICTOR Y HERRANZ.- VICTOR VISTE BATA DE


CASA Y, SENTADO EN EL SOFA, JUGUETEA CON UN PERRO PEQUEÑO.
HERRANZ, CON UN PORTAFOLIOS, SE HALLA SENTADO EN UNO DE LOS
SILLONES DE LA DERECHA.)

VICTOR: ¡Nunca he pretendido negar que sea el padre de esa criatura!


HERRANZ: Yo le pregunto, además, si es cierto que usted se casó con
Alicia Suretti. Ella asegura...
VICTOR: (LE MIRA) Siempre opiné que a un abogado es preferible
hablarle con claridad. (HABLA SIN MIRARLE ACARICIANDO AL
PERRO.) Hace más de un año, en unas vacaciones que me
concedí al terminar el rodaje de César Borgia. ¿Supongo que
habrá visto la película? (HERRANZ NIEGA) ¡OH! ¡Es mi obra
maestra! ¡Nunca me sentí más compenetrado con un
personaje! ¡Muchos opinan que fue un bandido, yo creo que fue
un genio!... Como le decía, cuando terminé decidí pasar un par
de meses en un pueblecito ideal por la Cordillera donde conocí
a una muchacha que me impresionó desde el primer momento.

2
HERRANZ: ¿Alicia?
VICTOR: (ASIENTE) ¡Fue el clásico flechazo! Creí sinceramente que
estaba enamorado y un amanecer, en una capilla cercana...
¡Oh! ¡Fue una boda romántica! ¡La Iglesia en penumbra y por
testigos el sacristán y su mujer! ¡Aquella misma tarde nos
fuimos del lugar... y lo hicimos en buena hora, porque al día
siguiente un tornado pasó por el pueblecito y de la capilla y de
sus moradores, no quedó nada en absoluto. ¡Nada! ¡Ni el libro
donde se inscribió nuestro matrimonio! Poco después
volvíamos a la Capital, y como Alicia vino destrozada de los
nervios alquilé una casita en el campo, donde continuamos
nuestro idilio. Idilio corto, porque no congeniamos. Alicia es una
mujer demasiado... esposa, además, iba a ser madre y la
maternidad, como dijo el Gran Oscar, será precisa para que no
se acabe el mundo, pero acaba con el amor. Total, que
aprovechando un viaje donde tenía que comenzar otra película,
decidí dar por terminado todo aquello. ¡Ya sabe de este asunto
tanto como yo! ¿Es esto lo que le ha contado Alicia?
HERRANZ: ¡Exacto! Pero antes de actuar quería saber hasta qué punto...
VICTOR: ¿Actuar, señor abogado...?
HERRANZ: ¿Usted confiesa que abandonó a Alicia Suretti sin causa
justificada?
VICTOR: ¡Hasta cierto punto!
HERRANZ: ¿Y que está casado con ella?
VICTOR: No he tenido inconveniente en confesárselo a Usted... a usted,
que no es lo mismo que declararlo públicamente.
HERRANZ: ¿Quiere decir...?
VICTOR: Lo que le dije a Alicia no hace una semana. De nuestro enlace
sólo había un documento que me entregó el sacerdote... y que
no sé dónde ha ido a parar. ¡Usted sabe muy bien que la Ley
exige pruebas de las afirmaciones y, en este caso, no las hay!
Ni cartas, ni testigos...
HERRANZ: Testigos si. ¡Usted presentó esa mujer como su esposa!

3
VICTOR: ¡Es lo que se dice siempre! Yo no pretendo negar mis relaciones
con Alicia. ¡Relaciones, no matrimonio... y Alicia es mayor de
edad! Créame señor ¿Herranz, dijo, no? Créame amigo Herranz,
si usted lleva este asunto adelante no conseguirá más que el
desprestigio de su defendida. ¡A mí el escándalo no me asusta,
al contrario, será propaganda gratuita! A los ojos de todo el
mundo yo apareceré como víctima de un chantaje... por ese
hijo, que no pienso negar que es mío, lograrán ustedes algún
dinero; y como yo soy comprensivo, estoy dispuesto, sin
necesidad de procesos ni juzgados, y siempre y cuando Alicia y
el crío no vuelvan a importunarme, a entregarle cierta
cantidad!
HERRANZ: ¡Mi cliente no acepta limosnas! Pide que se le reconozcan sus
derechos. ¡Es su mujer!
VICTOR: ¡Presenten ustedes pruebas de lo que afirman!
HERRANZ: (SE CONTIENE) ¡Señor Valdez, estoy seguro que Usted no será
capaz de cometer esa felonía, piense en su hijo, en esa mujer
que usted libremente eligió para compañera, su honor de
caballero...!
VICTOR: Por favor, amigo mío; Las palabras ampulosas y los gestos
melodramáticos estarían bien en mí: ¡vivo de ello! pero en
usted... ¡comunique a Alicia mi ofrecimiento!
HERRANZ: Sé que no aceptará.
VICTOR: ¡Todo es cuestión de cifras!
HERRANZ: ¡Es usted un canalla!
VICTOR: ¿Y usted un abogado o un quijote? ¡Mala profesión ha elegido
para ser tan... emotivo! ¡En este caso, le disculpo! Alicia es tan
sugestiva, tiene unos ojos tan atrayentes...
HERRANZ: ¡Oigame, Valdez! ¡No trato de intimidarle, pero esa muchacha
tiene un hermano en el sur, al que escribió explicándole todo...!
¡Le ha comunicado su regreso!
VICTOR: ¡Aumentaremos la cantidad para el hermano!
HERRANZ: ¡Señor Valdez!
VICTOR: ¡No intente asustarme querido! ¡Yo cometí una equivocación
casándome con esa muchacha! ¡Si la suerte me ha
proporcionado una oportunidad no voy a ser tan tonto que la
desaproveche! Soy alguien, aspiro a ser más... y Alicia no es la
mujer que yo necesito.-

4
HERRANZ: ¿Entonces...?
(POR EL FORO ANTONIO, ABRIGO Y SOMBRERO EN
LA MANO).
ANTONIO: ¡Ah, perdone el señor, ignoraba...!
VICTOR: Acompañe a este caballero. ¡Encantado de haberle conocido y
ya sabe dónde tiene su casa!
HERRANZ: ¡Por última vez...!
VICTOR: ¡No insista!
HERRANZ: No necesito insistir. Más que nada venía a saber si mi cliente
me había dicho la verdad. ¡No sabe cómo le agradezco su
franqueza! ¡Hasta la vista, señor Valdez!
(MUTIS FORO DERECHA)
VICTOR: Antonio, ¿te fijaste bien en ese tipo?
ANTONIO: ¡Sí, señor!
VICTOR: Es abogado... se llama Herranz. Para él no estaré nunca,
¿comprendes?
ANTONIO: Sí señor.
VICTOR: ¿Trajiste el medicamento? (ANTONIO LE TIENDE LA BOTELLA)
¡Lo que hace la personalidad! Este coñac se bebía apenas, y
desde que es el “preferido de VICTOR VALDES....” ¡Preparalo lo
antes posible, he de hacer dedos y el coñac me inspira! (BESA
AL PERRO Y SE LO ENTREGA A ANTONIO) ¡A dormir, Dolly, tu
amo tiene que ensayar!
(LUEGO, DURANTE EL DIALOGO, SACA EL VIOLIN Y
EL ARCO DEL ESTUCHE).
ANTONIO: Yo creo, y perdone el señor, que aunque mañana no tenga
rodaje, debería aprovechar y descansar un poco, que anoche
agarró el violín y estuvo hasta las tantas...
VICTOR: ¿Me escuchaste?
ANTONIO: ¡Sí señor!
VICTOR: ¿Y que te parezco como violinista?
ANTONIO: ¡Yo entiendo poco...! ¡Pero el señor lo hace estupendamente!
VICTOR: ¡Gracias!
ANTONIO: ¡De nada, señor!
VICTOR: No puedes imaginar lo que hubiese dado por conseguir la
popularidad que he adquirido en el celuloide. ¡La música es lo
único no despreciable de este mundo! (PULSA EL VIOLIN Y
VUELVE LA ESPALDA A ANTONIO. ESTE SE VA A SEGUNDA
IZQUIERDA. VICTOR EMPIEZA A TOCAR,

5
SUENA EL TELEFONO CON INSISTENCIA, VICTOR CON GESTO DE
DESAGRADO, DEJA DE TOCAR Y TOMA EL AURICULAR).
¿Diga?... ¡Si! No sé si está... ¿De parte de quién?... ¡Ah, señorita
Rosaura...! ¿Cómo va?... ¡Soy yo, siempre a sus pies!... ¿Recibió
mi mensaje?
(SE ILUMINA UN TRANSPARENTE DEL FORO Y
EN EL APARECE ROSAURA HABLANDO POR
TELEFONO. LA ESCENA QUEDA A OSCURAS,
DIVISANDOSE NADA MAS QUE LAS FIGURAS
DE ROSAURA Y VICTOR).
ROSAURA: ¿Era suyo?
VICTOR: ¿No vió la firma?
ROSAURA: ¡Sí! Pero nunca creí que un hombre se atreviera a hacer
semejante proposición.
VICTOR: ¡Oh, señorita, el amor se atreve a todo!
ROSAURA: ¿Amor? ¿Cuándo ha podido enamorarse de mí? Creo que nos
hemos visto tres o cuatro veces, mejor dicho, que nos hemos
encontrado.
VICTOR: ¡Tres veces justas! ¡Pero el amor surge en un instante, en un
minuto, en medio segundo! Creo que la vez que más hemos
cruzado fue media docena de palabras, y sin embargo...
ROSAURA: ¡Hablemos claro, señor Valdez! Usted me amenaza con procesar
a mi padre si no acepto ser su esposa
VICTOR: ¡No, no es eso señorita! Yo, guiado por el amor que me inspira y
enterado por mi agente de bolsa del inconveniente en que se
hallaba el señor Conde, he rescatado todos los pagarés que
llevaban la firma de su padre. Esos documentos duermen en mi
caja de caudales, y se los ofrezco como regalo de bodas. ¡Es
una suma considerable, pero para mí usted...!
ROSURA: ¿Y si me niego a su petición?
VICTOR: Entonces, sintiéndolo mucho, daré esos papeles a mi abogado.
La suerte del padre de mi mujer me preocupa, lo que le ocurra
al Señor Conde de la Fonseca me tiene sin cuidado. ¡Lamentaré
el escándalo, pero...! ROSAURA: ¡Usted no será capaz...!
VICTOR: ¡Cálmese, cálmese! Yo comprendo que a primera vista le cause
indignación todo esto, pero cuando se tranquilice verá

6
que no hay más que un hombre enamorado, donde usted cree
ver...
ROSAURA: ¡A un granuja!
VICTOR: (RIE) ¡Al año d estar casados le recordaré esta conversación!
ROSURA: Dentro de un año quizás no pueda Usted recordar nada.
(CUELGA Y VUELVE A HACERSE LA LUZ.
DESAPARECE EL RECUADRO DE ROSAURA. VICTOR
CUELGA. LUEGO AVANZA HACIA EL ESPEJO.)
VICTOR: ¡Creo que serás Conde! Además, por algo me llamó...!
(POR DONDE SE FUE REGRESA ANTONIO. UN VASO
Y UNA CUBETA CON HIELO EN ELLA, LA BOTELLA
QUE SE LLEVO)
ANTONIO: ¡Aquí tiene el señor!
VICTOR: ¡Antonio, tú me traes suerte! Llevas cuatro días a mi servicio y
dos asuntos que tenía pendientes llevan camino de
solucionarse a mi favor!
ANTONIO: ¡Me alegra que el señor crea que por mí...! (LE ALCANZA EL
VASO).
VICTOR: Esta noche estoy contento y te autorizo para que te tomes libre
hasta mañana al medio día. ¡A las once me despiertas con el
baño preparado! Así que... buenas noches.
ANTONIO: El caso es, señor, que...
VICTOR: ¿No te interesa dar un paseo...?
ANTONIO: Sí, señor. Pero como hasta primero de mes no... y llevo tanto
tiempo sin trabajar...
VICTOR: ¿Querés un anticipo? ¡Abrí el escritorio! (LE DA UN LLAVERO).
¡En el segundo cajón de la derecha hay dinero! ¡Sacá un billete
de los chicos! (ANTONIO ABRE EL CAJON Y QUEDA PERPLEJO)
¿Cuánto dinero, eh? Si fuera tuyo, ¿qué harías?
ANTONIO: ¡Señor!
VICTOR: ¿Qué harías?
ANTONIO: ¡Primero, despedirme!
VICTOR: ¿Y luego?
ANTONIO: ¡Poner un bar!
VICTOR: ¿Un bar? (RIE) ¡Me hacés gracia! En vez de un billete, retirá dos.
Y nada de anticipos. ¡Te lo regalo!
ANTONIO: ¡Gracias Señor!

7
VICTOR: ¿De qué? ¿Sabés lo que tardé en ganar todo eso? ¡Un mes!
¡Con confianza, por favor!
(ANTONIO LOS TOMA, DEJANDO LAS LLAVES
PUESTAS).
ANTONIO: Yo creo que el señor hace mal en tener tan al alcance de la
mano una cantidad así. ¡Por menos de estos hay quien es
capaz de matar a un hombre!
VICTOR: ¿Tú te atreverías a asesinarme por...?
ANTONIO: ¡Yo no, señor!
VICTOR: ¡Ya sabes, a las once!...
ANTONIO: ¡Con permiso del señor, voy por el abrigo!... (HACE MUTIS POR
SEGUNDA IZQUIERDA. VICTOR PIENSA UN SEGUNDO Y MIRA
POR DONDE SE FUE ANTONIO).
VICTOR: ¡Asesinarme, no, pero llevárselo...! (VA AL ESCRITORIO, SACA
DE ÉL UNOS FAJOS DE BILLETES Y SE DIRIGE AL FORO, HACE
GIRAR SOBRE SÍ MISMO EL JARRON Y EL CUADRO DE LA
PARED SE ABRE, METE DENTRO EL DINERO Y VUELVE A HACER
GIRAR EL FLORERO. LUEGO CIERRA EL ESCRITORIO DEJANDO
LA LLAVE PUESTA. APURA EL VASO. VUELVE ANTONIO CON EL
ABRIGO PUESTO Y EL SOMBRERO EN LA MANO).
ANTONIO: ¿Quiere algo el señor?
VICTOR: ¡Que te diviertas todo lo posible!
ANTONIO: ¡Gracias señor! Y gracias también por...
VICTOR: ¡Hasta mañana!...
(VUELVE A TOMAR EL VIOLIN. ANTONIO SE VA POR
FORO DERECHA. VICTOR PULSA LAS CUERDAS Y COMIENZA A
TOCAR. VA HACIA EL ESPEJO TOCANDO Y SE MIRA MIENTRAS
EJECUTA. POR EL VENTANAL, EDUARDO, AVANZA SIN QUE
VICTOR LO NOTE. SE SIENTA Y SE SIRVE COÑAC. AL RUIDO QUE
PRODUCE EL LIQUIDO EN EL VASO, VICTOR DEJA DE EJECUTAR
Y MIRA POR EL ESPEJO.) ... ¿Eh?...
EDUARDO: ¡Buenas noches!
VICTOR: (VOLVIENDOSE) ¡Eduardo!
EDUARDO: ¿Qué sorpresa, verdad? Lo que menos podías imaginarte era
tenerme acá esta noche. Seguí tu carrera paso a paso. ¡Podés
suponer lo que me alegraron tus triunfos!
VICTOR: ¿Qué hacés aquí?

8
EDUARDO: ¿Qué voy a hacer? ¡Lo de siempre! ¡Trabajar! Yo también me
perfeccioné y soy tan internacional como vos... y también le
quito el sueño a la gente. Vos a las mocitas y a las solteras, y yo
a los tipos de la insignia bajo la solapa.
VICTOR: ¿A qué viniste?
EDUARDO: ¡A verte! Hace tantos años que no conversamos un tiempo, que
esta noche me dije: Cuando Víctor se entere que llevo acá ocho
meses y que no fuí a verlo, va a enojarse con razón, y caminé
para tu casa. ¡Y qué casa, amigo! Si no toqué la puerta, fue la
costumbre, ¿sabés?
VICTOR: ¿Qué querés?
EDUARDO: ¡Poca cosa! Pienso largarme para el exterior dentro de poco, ¡no
se debe trabajar muy seguido en el mismo sitio, además de
acá ya me llevo bastante! No te digo lo que ofrece por mi
persona la Sociedad de Joyeros porque siempre fuiste muy
apegado a la plata.
VICTOR: ¿Eh? ¿Vos?... ¿Sos vos?
EDUARDO: ¡Ya ves que comparto contigo la actualidad! ¡Pero no me siega
el éxito! Los bigotes de estas tierras son muy listos y no
conviene abusar de la suerte. ¡Dentro de diez días sale mi
vuelo, pero antes de irme quiero dejar un buen recuerdo!
Necesito que me prestes la invitación para asistir a la fiesta
que da el superintendente. Te la devolveré mañana mismo. ¡Es
para sacar una copia!
VICTOR: ¿Qué pretendés?
EDUARDO: ¡Entrar! Hay allí una colección de brillantes que me tiene sin
vida. Sobre todo un collar de no sé qué reina. ¡Tesoro
nacional!... No tenés más que dejarme la entrada por unas
horas...
VICTOR: ¿Y no podés proporcionártela de otra manera?...
EDUARDO: ¿Para qué, teniéndote a vos?
VICTOR: ¿Y si me niego?
EDUARDO: ¡No digas pavadas! ¿Cómo vas a negarte a tu gran amigo
Eduardo? Aunque no sea más que por el tiempo que pasamos
juntos.
VICTOR: ¿Es una amenaza?

9
EDUARDO: ¡Es un recordatorio! ¡Además que nada te compromete! Unas
horas que me dejes el cartoncito... y encargarte de sacar el
collar del palacio. ¡Pero sin riesgo alguno! ¡Lo tengo todo
pensado! A las once y cuarto empezarán a actuar los artistas
que generosamente prestan vuestra colaboración. Primero va
una pareja de baile, luego un tenor y después vos, en calidad de
virtuoso --¡del violín, me refiero, claro!-- ¡También sos valiente,
che! Yo aprovecharé para trabajar mientras danza la pareja y
canta el tenor. Cuando te toque salir al escenario te finges
indispuesto; un vahído..., un mareo... Das mil excusas por no
poder actuar y te retirás a tu casa... llevándote el violín. ¡No
vayas en tu coche! Al salir pedís un taxi... y dejas en él tu
instrumento. ¡Total, no vas a tener en tu poder lo que te
compromete más que unos diez minutos, y de vos no pueden
sospechar.
VICTOR: ¡No cuentes conmigo!
EDUARDO: ¿Te da miedo? ¿Y el negarte no te da más miedo todavía?
VICTOR: Eduardo... yo cambié de vida; mi situación, hoy en día no es
para jugársela en un asunto de esos. ¡Si necesitas dinero...!
EDUARDO: ¿Dinero? ¿Podés darme lo que vale ese collar? ¡Por bien que te
paguen las películas, en diez años no tendrías bastante!...
¡Además, yo soy incapaz de saquear a un amigo!
VICTOR: ¡Pero es que yo dejé ese camino hace mucho tiempo! ¡Hoy soy
una persona decente!
EDUARDO: ¿Decente? Ya te oí lo que hablabas con el abogado.
VICTOR: ¿Eh?
EDUARDO: ¡Llegué en lo más interesante de la charla! ¿Y vos que
abandonás a un hijo y negás a tu mujer te llamas decente?...
VICTOR: ¿Vas a darme lecciones de moral?
EDUARDO: ¿Vas a presumir conmigo de tu honradez? (VICTOR VA HACIA EL.
EDUARDO SIN LEVANTARSE Y SIN VIOLENCIAS METE LA MANO
BAJO LA AMERICANA). ¡No seas nervioso! ¡Siempre fuiste un
hombre de inteligencia despejada y que se da cuenta de las
situaciones! Con poco que lo pienses comprenderás que te
conviene ayudarme. (PAUSA CORTA) ¿Me das la invitación?
VICTOR: (LE MIRA) ¿Qué gano yo en el asunto?

10
EDUARDO: ¡Bravo! ¡Así vamos a entendernos mejor! ¡La cuarta parte que te
haré llegar desde el exterior! (VICTOR LE MIRA) Tené en cuenta
que hay que desmontar las piedras y aquí no se puede operar
con ellas. ¡Sabés que nunca traicioné a un amigo, salvo cuando
el amigo no se porta como tal...!
VICTOR: ¡De acuerdo! (VA AL ESCRITORIO Y EN EL MOMENTO QUE
TIENDE LAS MANOS PARA ABRIRLO, EDUARDO VUELVE A
METER LA MANO BAJO LA AMERICANA).
EDUARDO: ¿Qué hacés?
VICTOR: (SIN LLEGAR A TOCAR EL ESCRITORIO) ¡Tomar lo que me
pediste!
EDUARDO: ¿Está ahí? (VICTOR ASIENTE) ¡Lo haré yo! (AVANZA, ABRE EL
ESCRITORIO Y REGISTRA).
VICTOR: ¡No uso armas!
EDUARDO: ¡Perdoná la desconfianza!
VICTOR: ¡En ese sobre está lo que querés!
(EDUARDO TOMA UN SOBRE ABIERTO, SACA
LA CARTULINA QUE HAY EN EL Y LUEGO SE LA
GUARDA EN EL BOLSILLO).
EDUARDO: ¡Te la devuelvo mañana o pasado por correo! (CIERRA EL
ESCRITORIO) ¡Ya sabés! No te lleves el coche..., y cuando llegue
tu momento... ¡Sé que sos un artista y te vas a desmayar de
manera emocionante! Cuando te recuperes, yo mismo te
entregaré la caja con... el violín ¡dentro! ¡Dejala olvidada en el
taxi! (LE TIENDE LA MANO QUE VICTOR LE ESTRECHA). ¡Estaba
seguro que no podías fallarme! Ahora me voy por la puerta; es
más cómodo. ¡Ah, oíme! ¡A cincuenta metros sigo haciendo
blanco con el corcho de una botella! ¡Por si no lo recordabas!
VICTOR: ¡Qué cosas tenés!
EDUARDO: (YENDO HACIA EL FORO) ¡Y vos, qué casa, mi hijo! ¿Quién iba a
decir esto cuando estábamos...?
VICTOR: ¡No recuerdes cosas tristes!
(LE OFRECE UN CIGARRILLO MIENTRAS VAN
HACIENDO MUTIS. VUELVE VICTOR POR EL JARDIN,
MIRA EN TODAS DIRECCIONES. BAJA A PRIMER
TERMINO Y MARCA UN NUMERO EN EL TELEFONO).

11
VICTOR: ¡Oiga! ¿Jefatura...? ¿Quiere pasarme a Don Jaime, el
Inspector...? ¡De Víctor Valdez! ¡Gracias! (PAUSA. TARAREA EL
MOTIVO QUE INTERPRETO EN EL VIOLIN). ¿Es Usted,
Inspector?... ¡Para servirle! ¡Hacerle una pregunta! ¿La Unión de
Joyeros sigue ofreciendo las doscientos mil pesos por la
captura...? ¡Quién sabe, pero no se excite!... ¡Quizás me deba
Usted el mayor éxito de su carrera! ¡Yo no quiero figurar! Si se
consigue, partimos la prima, y la gloria, para Usted.
(SIN HACER RUIDO SE ABRE LENTAMENTE LA
PUERTA DE LA PRIMERA IZQUIERDA).
VICTOR: ¡No, ahora es muy tarde; mañana!
(AL FILO DE LA PUERTA SE ASOMA EL CAÑON DE
UNA PISTOLA QUE DISPARA. VICTOR SE LLEVA LA
MANO AL LADO IZQUIERDO. VACILA, CAYENDO DE
RODILLAS Y GIRANDO, SOBRE SI MISMO CAE AL
SUELO. LA PUERTA VUELVE A CERRARSE
MIENTRAS CAE EL

TELON

12
CUADRO SEGUNDO
La misma decoración

(EN ESCENA, ANTONIO, SENTADO; A SU


ALREDEDOR, JAIME Y RODOLFO).

JAIME: ¿Y por qué salió, si no le correspondía?


ANTONIO: Me autorizó el señor.
JAIME: ¿Tenía algo que hacer, usted, ayer por la noche?
ANTONIO: ¡No!
JAIME: Entonces, ¿por qué le pidió permiso?
ANTONIO: ¡El señor me lo dio sin yo haberlo pedido! ¡Dijo que estaba muy
contento, y me regaló cien pesos!
JAIME: ¿Cuánto tiempo llevaba a su servicio?
ANTONIO: ¡Cuatro días!
JAIME: ¡Antes dijo tres!
ANTONIO: ¡Me habré equivocado!
JAIME: ¿Por qué mintió?
ANTONIO: ¡No mentí! ¡Entré aquí el jueves!
JAIME: ¿Dónde estuvo antes?
ANTONIO: ¡Ya se lo dije! ¡En casa del Señor Pacheco, director de los
almacenes!
JAIME: ¿Por qué se fue?
ANTONIO: Porque el señor tenía celos de mí
JAIME: ¿Celos?
ANTONIO: A los dos nos gustaba la cocinera.
JAIME: ¿Quién era aquel señor que vino anoche a hablar con su
señorito?
ANTONIO: Ya les dije lo poco que sé. El señor me mandó por coñac y
durante mi ausencia llegó aquel hombre.
JAIME: ¿No oyó nada de lo que hablaron?
ANTONIO: Cuando volví se despedían. Luego, el señor me dijo que se
llamaba HERRANZ, que era abogado y que para él no estaría
nunca.
JAIME: (PAUSA. SE PASA LA MANO POR LOS OJOS) ¡Bien! ¡Vaya a su
cuarto y espere allí!
ANTONIO: (A JAIME.) ¡Gracias, señor! (MUTIS POR SEGUNDA IZQUIERDA).

13
JAIME: Este idiota no sabe una palabra. ¡Señores, no hay más remedio
que arriesgarse! Ya no se trata sólo de cazar a un ladrón, sino
de castigar a un asesino. ¡Que pase ese hombre!
(PAUSA. ENTRA ARTURO; HOMBRE DE EDAD
APROXIMADA A LA DE VICTOR Y QUE FISICAMENTE
SE LE PARECE. VISTE CON MODESTIA Y ES
DESGALICHADO DE INDUMENTARIA Y DE
MODALES. LLEVA GAFAS. TRAE EL SOMBRERO EN
LA MANO, AL QUE DA VUELTAS CON NERVIOSISMO)
ARTURO: ¡Buenos Días!
JAIME: (LE MIRA DE ARRIBA ABAJO) ¡Pase, pase y siéntese! (ARTURO
SE SIENTA RECELOSO)
RODOLFO: (A JAIME, DANDOLE UN PLIEGO) ¡El informe sobre el criado!
JAIME: ¿Qué?
RODOLFO: ¡Nada! ¡Es una persona decente!
JAIME: (A ARTURO) ¡Con permiso! (LEE EL PLIEGO, LUEGO SE LO
DEVUELVE A RODOLFO) ¿Usted es...?
ARTURO: ¡Arturo Cuesta Hernández!
JAIME: ¿Profesión?
ARTURO: ¡Oficios varios! ¡Unas veces corro licores, otras, hago anuncios!
Ahora trabajo en el cine. Es decir, trabajar... lo que se dice
trabajar... ¡Me doy porrazos por otro! ¿Usted conoce a Victor
Valdez? Pues en esa película que está rodando ahora, El
secreto del Escarabajo, cuando él tiene que cobrar, me ponen a
mí. ¡No lo pagan mal, pero en cuanto salga otra cosa...!
Llevamos sólo tres partes y ya he ido dos veces al hospital.
¡Como hace de héroe, siempre que se pega lo hace contra ocho
o diez; y como en el cine dicen que todo tiene que ser de
verdad, cuando llega la hora de los golpes, lo sustituyo.
JAIME: ¿Entonces, si le saliera un empleo con menos riesgo...?
ARTURO: ¿Un empleo? ¿Pero ustedes no son policías?
JAIME: ¡Es un empleo en la policía lo que le propongo!
ARTURO: ¿Faltan guardias?
JAIME: (SACANDO DE SU BOLSILLO UNA OCTAVILLA IMPRESA) ¡Lea!
ARTURO: (SE QUITA LAS GAFAS Y LEE) La Sociedad Continental de
Joyeros ofrece una prima...

14
JAIME: ¡Siga!
ARTURO: De doscientos mil pesos a quien consiga capturar a la persona
que desvalijó la Central Company en la noche del seis de enero
y la Exposición de Joyerías el día... Ya, ya leí esto en la prensa.
JAIME: ¡Doscientos mil pesos! ¿Es una cantidad respetable, no?
ARTURO: ¡Más que un señor de barba!
JAIME: ¿Le agradaría que fuesen suyas?
ARTURO: ¡No sé cómo!
JAIME: Ayudándonos a capturar al ladrón.
ARTURO: ¡Ah! Se han enterado ustedes de lo del cine... y quieren
llevarme delante por si... (ADEMAN DE PEGAR)
JAIME: Señor Cuesta, su trabajo en el cine ha concluido.
ARTURO: ¿Quitaron el choque de trenes? ¡Casi me alegro, porque aquello
era...!
JAIME: Digo que ha concluido porque anoche, entre doce y doce y
media, Victor Valdéz, fue asesinado.
ARTURO: ¡Ah! (DANDO DE GOLPE UN SALTO) ¿Asesinado?
JAIME: ¡Siéntese! Anoche, y mientras hablaba conmigo por teléfono, le
pegaron un tiro a Victor Valdéz. Aunque fue trasladado con toda
urgencia al hospital, no conseguimos hacerle decir una palabra.
Y para lo que me llamó el Señor Valdéz, según me dijo en lo
poco que pudimos hablar, era para darme una pista sobre el
desvalijador de joyerías. Por tanto casi tengo la evidencia, que
a Valdéz lo asesinó la misma persona por cuya captura se
ofrece ese dinero. ¿Está usted dispuesto a ayudar a la Justicia y
de paso ganarse doscientos mil pesos?
ARTURO: ¿Qué puedo hacer yo?
JAIME: Si a Valdéz lo mataron para evitar que nos comunicara algo
importante, y el asesino cree que sólo consiguió herirle,
intentará repetir el golpe. Usted, que ha ocupado el puesto del
muerto en la pantalla, puede ocuparlo en la vida por unos días,
quizás solamente por unas horas.
ARTURO: ¡Ya!
JAIME: ¿Me ha comprendido?
ARTURO: ¡Perfectamente! Usted quiere que deje un empleo en el que me
cascaban, por otro en el que pueden asesinarme.

15
JAIME: ¡La casa estará vigilada! ¡Vaya dónde vaya estará protegido,
discretamente, porque no conviene...!
ARTURO: ¡No conviene, no señor! ¡Vamos, no me conviene!
JAIME: ¡Son doscientos mil pesos!
ARTURO: ¡Para misas! ¡Prefiero volver a las palizas!
JAIME: Piense que puede ayudarnos a librar a la Sociedad de un
peligro.
RODOLFO: ¡Que se ocuparían de usted todos los periódicos!
ARTURO: ¡Al cementerio no llevan prensa!
JAIME: ¡El estado también tendría en cuenta su esfuerzo!
RODOLFO: ¡Esto puede ser el comienzo de una cadena de crímenes!
JAIME: ¡Que solamente usted puede cortar!
RODOLFO: ¡Y ganar muchísimo dinero!
ARTURO: ¡No me hablen a un tiempo que me mareo!
JAIME: ¿Contamos con Usted?
ARTURO: (TRAS PEQUEÑA PAUSA) ¡No!
JAIME: ¡Lo lamento! ¡Oficialmente no puedo reprocharle su cobardía!
ARTURO: ¿Cobarde yo?... Algún día se jubilará usted y entonces le
demostraré...
RODOLFO: ¿Y por qué no se lo demuestra ahora?
ARTURO: ¿Cómo le voy a pegar a un inspector?
JAIME: Señor Cuesta, hay hombres cuya vida depende de usted en este
instante. Hasta ahora nos habíamos topado con un ladrón;
desde anoche nos ha demostrado que la vida ajena le importa
poco y nada!
RODOLFO: ¡Piense si mañana se comete otro asesinato, el remordimiento
que experimentaría! Y después de todo, usted en algún
momento tiene que morirse.
ARTURO: ¿Y usted no?
JAIME: ¿Cree que mis hombres y yo que nos arriesgamos para que se
cumplan las leyes, lo hacemos únicamente porque percibimos
un sueldo?...
ARTURO: ¿Pero el que le dio el tiro a ése, cómo va a creer ahora...?

16
JAIME: Pudo salir adelante… ¡Si el disparo que le entró por el pecho, se
hubiese desviado unos centímetros, a estas horas Victor Valdéz
no tendría más que un pequeño rasguño en el antebrazo. ¡Esto
es lo que quiero llevar al ánimo del criminal! Si usted accede, la
prensa dará una nota diciendo que anoche un desconocido,
asaltó la finca de Víctor Valdéz y, al ser sorprendido por éste,
disparó contra él, hiriéndole levemente y dándose a la fuga; y
que por la rapidez de lo ocurrido, Víctor Valdéz no pudo
identificar al agresor. Ese es el anzuelo.
ARTURO: ¡Y yo el gusano! (NIEGA).
RODOLFO: ¡No se moleste, Don Jaime! ¿No ve que es un tarado?
ARTURO: (SE LEVANTA Y SE QUITA LAS GAFAS) Si usted consiente en
ponerse una manzana sobre la cabeza y que yo dispare sobre
ella a veinte pasos de distancia, empiezo a ser Valdéz ahora
mismo.
RODOLFO: ¿Tiene usted buena puntería?
ARTURO: ¡En mi vida he tocado un arma!
RODOLFO: ¡Entonces...!
ARTURO: ¡Este tipo es un blando!
RODOLFO: (SACA UNA PISTOLA, SE LA DA A ARTURO Y LUEGO LO AGARRA
DEL BRAZO) ¡Vamos por la manzana!
ARTURO: ¿Eh?
RODOLFO: ¡Usted dispara, pero luego se queda!
ARTURO: ¿No escuchó que le dije...?
RODOLFO: ¡Sí señor! Usted ha dicho que se queda si antes jugamos a
Guillermo Tell, y vamos a jugar ahora mismo. ¿Dónde hay un
frutero?
ARTURO: ¡Oiga, Oiga, si yo lo dije así, de broma!
RODOLFO: ¡Pero yo lo tomé en serio! ¡Venga conmigo!
ARTURO: ¡Espere, espere, déjeme!... (SOLTANDOSE) ¡Déjeme! Señor
Inspector, dígale que... ¿cómo voy a...? ¡Lo mato!
RODOLFO: ¿Va a preocuparle una vida cuando le tiene sin cuidado otras
muchas?
JAIME: ¡Ya está bien para broma!
RODOLFO: ¿Cómo broma, Don Jaime? Con tal que se quede estoy
dispuesto a...

17
JAIME: ¡Cállate Rodolfo! (A ARTURO) Yo no puedo garantizarle la vida,
pero tenga en cuenta que si cae usted, es porque antes he
caído yo.
RODOLFO: ¡Y yo!
ARTURO: (MIRA A LOS DOS INDECISO Y MOLESTO, LUEGO VE LA PISTOLA
QUE TIENE EN LA MANO Y SE LA DEVUELVE A RODOLFO. A
JAIME) ¿Qué tengo que hacer?
JAIME: ¡Gracias! ¿Un cigarrillo? (JAIME SACA DOS NOTAS DEL
BOLSILLO, LAS ABRE Y LE ENTREGA UNA A RODOLFO) ¡Esta
nota para la prensa y la radio!
RODOLFO: (DANDOLE FUEGO A ARTURO) ¡Eso de blando se lo dije para
provocarlo! (RODOLFO HACE MUTIS POR FORO DERECHA)
ARTURO: ¡Y lo ha logrado!
JAIME: (DANDOLE UNAS NOTAS) ¡Aquí tiene un informe sobre Víctor
Valdéz en el que dice lo poco que pudimos conseguir! (ARTURO
LO LEE MIENTRAS JAIME HABLA) Con anterioridad a su carrera
cinematográfica, no sabemos nada en absoluto. Hemos
registrado sus papeles y no hay nada que pueda darnos una
pista. Lo más probable es que tuviera relaciones que
ignoramos. ¡Su misión no será fácil! Debe sospechar de todos,
aparentando que no desconfía de nadie. (LE DA UNA PISTOLA)
¡Por si le hace falta! (T.) Habrá cuatro hombres de vigilancia,
una patrulla y el teléfono estará intervenido.
ARTURO: ¡Bien!
JAIME: ¿Tiene familia?
ARTURO: ¡No señor!
JAIME: ¡Menos mal!

18
ARTURO: ¡Sí, sería muy triste dejar huérfanos!
JAIME: No me refiero a eso, sino que, como le he dicho, nadie en
absoluto debe estar enterado de la maniobra. ¿Dónde vivía...?
ARTURO: ¡En una casa de huéspedes!
JAIME: Escriba dos líneas diciendo que un negocio imprevisto lo obliga
a ausentarse por unos días, para que no sorprenda su
desaparición.
ARTURO: (VA AL ESCRITORIO Y SE SIENTA DISPONIENDOSE A ESCRIBIR)
¡Oiga! Como puede ocurrir que mi ausencia dure hasta la fecha
del juicio... Yo debo en la pensión unos días, y la patrona no
tiene la culpa...
JAIME: ¿Cuánto es?
ARTURO: ¡Ochenta mangos!
JAIME: (DANDOSELOS) ¡Tome! ¡Es usted un hombre honrado!
ARTURO: ¡Todos somos buenos cuando agonizamos!
JAIME: ¡No piense en eso! (MIENTRAS HABLA ABRE PUERTA SEGUNDA
IZQUIERDA Y LLAMA CON UNA SEÑA A ANTONIO)
ARTURO: ¡Qué más quisiera yo!
(POR SEGUNDA IZQUIERDA INGRESA ANTONIO).
ANTONIO: (AL VER A ARTURO QUE LEVANTO LA CABEZA CUANDO
ENTRARON) ¿Eh? (ARTURO LO MIRA CON CURIOSIDAD).
JAIME: (A ANTONIO) Escuche, por los informes que me dieron, sé que
es usted un hombre en el que se puede confiar por entero y
estamos dispuestos a hacerlo para capturar al criminal! ¡Se
trata de lo siguiente! ¡Escúcheme bien…! Este señor...

TELON

19
CUADRO TERCERO
(SE OYE UN RELOJ QUE DA LOS CUARTOS Y LUEGO
DOCE CAMPANADAS. VUELVE A HACERSE LA LUZ. EN ESCENA
ARTURO, EN BATA Y CON EL BRAZO IZQUIERDO EN
CABRESTILLO. A SU LADO, ANTONIO. ARTURO TIENE EL PERRO
EN SUS RODILLAS).
ARTURO: Sigamos. Dígame qué proyectos tenía Valdéz en el día de hoy.
ANTONIO: Me indicó que lo llamara a las once en punto con el baño
dispuesto.
ARTURO: ¿Le dijo a usted qué pensaba hacer luego?
ANTONIO: ¡Perdone el señor! ¡El otro señor me tuteaba!
ARTURO: ¿Por qué? (ANTONIO SE ENCOGE DE HOMBROS) ¿Y yo debo
tutearlo a Usted?
ANTONIO: ¡Sería conveniente!
ARTURO: ¿Le dijo su amo anoche...? ¡Perdón! ¿Te dije anoche si pensaba
salir esta mañana?
ANTONIO: El señor no me indicó nada.
ARTURO: ¡Ah! (SE LEVANTA Y PASEA. EL PERRO LE ESTORBA
ENORMEMENTE) ¡Quieto, Chucho! (MIRA POR LAS VENTANAS
DE LA DERECHA) ¿Por qué está abierta la puerta del jardín?
ANTONIO: Por costumbre no se cerraba más que por la noche.
ARTURO: Pero ahora no es como siempre. ¡Andá a cerrar!
ANTONIO: ¡Recuerde las órdenes! Hacer y proceder en los mínimos
detalles como... Además, se trata justamente de que el asesino
encuentre facilidades para entrar.
ARTURO: ¡No me lo recuerdes! (VIOLENTO LE ENTREGA EL PERRO)
¡Tomá, meté este bicho donde se te ocurra!
ANTONIO: ¡El señor debe acostumbrarse!
ARTURO: ¿Pero te creés que a esto hay quién se acostumbre? ¡Ni a
esto... ni a esto otro! ¡Desde las diez estoy esperando que
vengan a matarme y son más de las doce! Llevo dos horas de
plantón.
ANTONIO: ¡Yo creo que el señor puede estar tranquilo por lo menos hasta
la noche!
ARTURO: ¡La noche! ¡No quiero ni pensar en la noche! ¡Porque de día
todo es distinto! Pero la oscuridad... pensar que puedo
dormirme y a lo mejor..., es decir, a lo peor... ¿La ventana de la
alcoba tiene pestillo?

20
ANTONIO: ¡Si! ¡Pero recuerde el señor que siempre duerme con ella
abierta de par en par! (SUENA EL TIMBRE DE LA PUERTA)
ARTURO: ¿Lla...man?
ANTONIO: ¡Sí! ¡Voy a ver!
ARTURO: ¡Cuidado! ¡Fijate primero por la mirilla!
ANTONIO: ¡Sí señor!
ARTURO: ¡Pues abre! (MUTIS DE ANTONIO POR FORO DERECHA. ARTURO
VA AL TELEFONO Y HABLA SIN MARCAR) ¡Oiga! ¡Oiga! ¡Aquí yo!
¡No, nada, inspector, todavía nada! ¡Saber si estaban ustedes
ahí...! ¡Nada más! ¡Sí! ¡Hasta ahora! (CUELGA Y SE SIENTA
JUNTO AL TELEFONO PONIENDO LA MANO ENCIMA Y
AMARTILLANDO LA PISTOLA BAJO EL BOLSILLO DE LA BATA.
POR EL FORO SE OYE LA VOZ DE NELLY QUE DISCUTE CON
ANTONIO).
NELLY: ¡Déjese de tonterías! ¡Si conmigo no hay etiquetas!
ANTONIO: ¡Es que...!
NELLY: ¡No sea pesado, vaya! (APARECE NELLY, JOVEN Y RUBIA Y
ESTUPENDAMENTE VESTIDA, ABRIGO DE VIAJE Y BOLSO
GRANDE) ¡Víctor! ¡Víctor! (VA A EL EFUSIVA. ARTURO SE
INCORPORA). ¡Muchísimas felicidades, muchísimas felicidades,
y que dentro de un año, un día como hoy!... (ARTURO MIRA A
ANTONIO, ESTE SE ENCOGE DE HOMBROS DANDO A ENTENDER
QUE NO SABE QUIEN ES NELLY) ¿No es eso lo que se dice
siempre? ¿Qué me miras? ¡Ah! ¿Ya te diste cuenta? ¿Qué te
parece? ¿estoy mejor o peor que antes?
ARTURO: ¡Mejor, mucho mejor!...
NELLY: El pelo así rejuvenece, y aunque a mí no me hace falta... ¿pero
qué te pasó en el brazo?
ARTURO: ¡Nada! ¡Un rasguño jugando con una pistola!
NELLY: ¿No será nada grave?
ARTURO: ¡No creo!
NELLY: ¡Déjame ver!... ¡Ya sabés que fuí enfermera!
ARTURO: ¡No es necesario! ¡Te digo...!
NELLY: Pero yo no me conformo con lo que me digas. ¡Enseñame el
brazo!
ARTURO: ¡Que no, mujer!

21
NELLY: ¡Peor para vos!... (DEJA EL BOLSO) ¡Ay, que sol más bello! ¡No
he querido parar en el camino, por miedo de no llegar a la hora
de comer! ¿No habrá por ahí un poco de café para una
muertecita de hambre y sed?
ARTURO: ¡Antonio, traele una taza de café a... a ésta!
(MUTIS DE ANTONIO POR SEGUNDA IZQUIERDA
CON EL PERRO)
NELLY: ¿Y Evaristo?
ARTURO: ¿Eh?
NELLY: ¡Lo despediste!
ARTURO: ¡Ah, sí! ¡Lo despedí, lo despedí!
NELLY: ¿Resultó o que yo te decía, no?
ARTURO: ¡Punto por punto!
NELLY: ¡Si tengo un ojo para la servidumbre! ¡Este no tiene mala pinta!
¡Algo atontadito parece, pero no tiene mala pinta! Bueno, ¿Qué
dices...? ¿A que no me esperabas? ¡Te advierto que lo pensé
ayer por la tarde! Y ya me conoces: dicho y hecho... ¡Qué ocho
meses, querido, qué ocho meses!... ¡lo que hay que hacer por
una tía rica! pero, como comprenderás, no iba a dejar de
felicitarte el día de tu cumpleaños. ¿Te acordás el anterior, qué
bien lo pasamos?... Las burradas que hizo Trujillo, cuando fingió
que conocía a aquél señor calvo... ¿recuerdas? (RIEN)
ARTURO: Ya lo creo.
NELLY: ¿Y qué es de él?
ARTURO: ¿Del señor calvo?
NELLY: De Trujillo.
ARTURO: Ah... pues, por ahí, como siempre... haciendo... lo de siempre...
NELLY: ¿Sigue haciendo aquellas bromas tan pesadas?
ARTURO: Lo mismo.
NELLY: A vos no te hacía mucha gracia, pero hay que reconocer que
Trujillo para un rato de broma era irresistible ¿se casó por fin
con aquella muchacha?
ARTURO: ¡S...í! ¡Se casó!
NELLY: ¿Y qué fue de aquél chico tan simpático de bigotes? ¿sabés
quién digo?
ARTURO: ¡Sí! ¡Aquél de bigotes!... Tan simpático...
NELLY: ¡Paquito!
ARTURO: ¡Paquito!

22
NELLY: ¿Qué es de su vida?
ARTURO: Pues... se casó también
NELLY: ¿Entonces de la pandilla el único soltero sos vos? Porque me
enteré que también Federico...
ARTURO: ¡Sí!
NELLY: Y que es muy formal.
ARTURO: ¡Formalísimo!
NELLY: Creo que dejó de beber.
ARTURO: ¡Ni lo prueba!
NELLY: ¿Tanto ha cambiado Federico?
ARTURO: ¡Bah! Yo lo veo por la calle y no le conozco, te lo aseguro…
NELLY: ¡Cómo los extrañé en estos meses...! Sobre todo a vos. ¡No
tengas miedo… Quedamos amigos, y amigos seguiremos
siendo. ¡Pero si vieras que cada vez que vuelvo a verte aliento
la esperanza que no seas el mismo!
ARTURO: ¿Eh?
NELLY: Lo que yo daría por llegar a vos una vez y que me dijeras: ¡Nelly,
soy otro! ¡El Víctor Valdéz que conocías, ha muerto! ¿Me lo vas
a decir alguna vez?
ARTURO: ¡Puede ser! (NELLY SE HA IDO ACERCANDO A ARTURO. ESTE SE
SEPARA) ¡Cuidado! ¡El brazo!
NELLY: ¡Mirá!
ARTURO: ¡Bonito colgante!
NELLY: Está hueco.
ARTURO: Eso no quita para que sea bonito. ¡Hay tantas cosas huecas que
son bonitas! ¡Por ejemplo...!
NELLY: ¡Yo!
ARTURO: ¡No, mujer! ¡Qué vas a ser bonita!
NELLY: ¿Eh?
ARTURO: ¡Digo!... ¡Bueno, ya sabés!
NELLY: ¡Ya sé!... ¿Querés que te diga lo que contiene ésto...? (SE TOCA
EL COLGANTE) ¡Ácido prúsico!
ARTURO: ¿Eh?
NELLY: Mientras sigas como hasta ahora, no pierdo la esperanza. Pero
si te casaras, si algún día llegaras a ser de otra... me lo tomo
todo…!
ARTURO: ¡Ah! (VIENDO LLEGAR A ANTONIO CON EL CAFÉ) ¡A...andá,
tomate el café!
NELLY: (TOMA LA TAZA) ¡Gracias! (BEBE) ¿Adónde me vas a llevar a
comer?

23
ARTURO: ¡Donde quieras! (ANTONIO POR DETRÁS LE HACE SEÑAS A
ARTURO QUE NO SALGA DE ALLI) Por más que ahora recuerdo
que estoy esperando una gente para las dos y media.
NELLY: Bueno, comemos aquí. Casi lo prefiero. Estaremos solos, sin
mirones, sin gente que te pida autógrafos, y además, yo haré la
comida, como si estuviéramos casados... ¡Ay! (A ANTONIO)
¿Había preparado algo para el mediodía?
ANTONIO: Precisamente venía a pedirle dinero al señor.
ARTURO: ¿A mi?
ANTONIO: A decirle al señor si puedo tomar del escritorio...
NELLY: (A ARTURO) Antes de comer te haré probar un cóctel de mi
invención. Lo llamo Víctor Valdéz porque es como vos,
agradable, pero traicionero. (A ANTONIO QUE REGISTRO
INMEDIATAMENTE EL ESCRITORIO) Acompáñeme a la cocina,
quiero ver qué es lo que tienen para indicarle que hay que
comprar.
(SUENA EL TIMBRE DE LA PUERTA).
ARTURO: ¡Llaman!
ANTONIO: ¡Llaman!
NELLY: Sí, llaman. ¿Qué tiene de particular? ¡Vaya, hombre. ¿Qué hace
ahí parado? ¡Vaya a abrir! (ANTONIO SE VA POR FORO
DERECHA) ¡Lo que te dije, este muchacho tiene una cara de
susto!... ¡hasta ahora! (LE TIRA UN BESO Y SE VA POR SEGUNDA
IZQUIERDA).
ARTURO: ¡Cómo la tengo! (ASOMA ANTONIO POR FORO DERECHA.
AVANZA DE PUNTILLAS HASTA ARTURO Y LE TOCA EL
HOMBRO. ESTE DA UN SALTO). ¿Eh?
ANTONIO: ¡Shhh! (EN VOZ BAJA) Anoche en el escritorio había tres fajos
de billetes y no queda ni uno.
ARTURO: ¿Eh?
(VUELVE A OIRSE EL TIMBRE)
ANTONIO: ¡Que han robado! ¡Lo menos ochenta mil pesos! ¡Cuando yo me
fui estaban!...
(VUELVE A SONAR EL TIMBRE. ANTONIO HACE
MUTIS POR FORO DERECHA).
ARTURO: ¿Ochenta mil? (VA AL ESCRITORIO. VUELVE ANTONIO QUE TRAE
EN SUS MANOS UNA CAJA, LO MAS SEPARADA POSIBLE DEL
CUERPO).
ANTONIO: ¡Para el señor!

24
ARTURO: (TOMA LA CAJA) ¿Qué es?
ANTONIO: ¡Parecen flores!
ARTURO: Sí.
ANTONIO: Pero puede ser una bomba.
ARTURO: ¿Eh? (DEJA LA CAJA SOBRE LA MESA Y RETROCEDE HASTA EL
FORO).
ANTONIO: Yo escuché que meten en las cajas unas cosas, que al abrir las
cajas... ¡no abra eso el señor!
ARTURO: (SE ACERCA POCO A POCO). ¡Shhh! (APLICA EL OIDO). ¿Oís
algo?
ANTONIO: ¡No!
ARTURO: ¿Se recibían flores generalmente en esta casa?
ANTONIO: En el tiempo que llevo es la primera vez... Una bomba, no creo,
pero... y si están envenenadas para que al oler...
(VUELVE NELLY POR DONDE SE FUE).
NELLY: ¿Quieren decirme dónde hay hielo?
ANTONIO: Sí, señorita.
NELLY: ¡Ah! ¿Ya trajeron mis flores?
ARTURO: ¿Eh?
NELLY: Las encargué para vos, cuando pasé por la florería todavía no
habían llegado las flores frescas, y por no demorarme...
ARTURO: ¡Ahhh! ¿Son...tuyas? (A ANTONIO) ¡Son de ella!
NELLY: (ABRE LA CAJA Y LE ENTREGA EL RAMO). Que el año que viene
cumplamos juntos los treinta y dos. Y al decir juntos, ya sabés
lo que quiero decir... ¡juntos! (A ANTONIO) ¡Venga a decirme
donde está el hielo, y por la nota de lo que hace falta! He visto
lo que hay en la despensa y necesito: dos latas de tomate, una
de pimientos, espárragos, un frasco de mayonesa, cuarto kilo
de jamón en dulce... ¡Dos pollos! (MUTIS SEGUIDA DE
ANTONIO).
ARTURO: (AL QUE SE LE HACE AGUA LA BOCA) ¡Jamón en dulce, si no
fuera por... qué agradable sería...! (MIRA EL RAMO) ¡Son de ella!
(BUSCA DONDE DEJARLOS, VE EL JARRON Y VA A EL. PONE LAS
FLORES Y PARAA DISTRIBUIRLAS MEJOR DA LA VUELTA AL
JARRON, HACIENDO FUNCIONAR EL CUADRO QUE SE ABRE Y
LE DA EN LA ESPALDA. ARTURO QUEDA ATERRADO). ¡YA! (SE
DETIENE AL VER QUE NO DISPARAN. POCO A POCO BAJA LOS
BRAZOS Y SE VUELVE) ¡Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro
angelitos me la guardan! ¿Eh? (VE EL

25
HUECO QUE DEJO EL CUADRO Y REGISTRA. SACA UNOS SOBRES)
¡Acciones, petróleo!... ¡Conde de la Fonseca!... (METE LOS
SOBRES Y SACA UNOS FAJOS DE BILLETES) ¡Dinero! (SE
ACERCA A LA PUERTA Y LEVANTA DEL SUELO DOS PERIODICOS
Y UNA CARTA. DEJA LOS PERIODICOS Y RASGA EL SOBRE). Si
no era para mí... claro que a lo mejor aquí dice algo... (SACA
DEL SOBRE UNA CARTULINA QUE LEE) “Fiesta de Caridad”, para
la fiesta que se celebrará en la superintendencia en la noche...
¡Para fiestas estoy yo! (SUENA EL TELEFONO. ATIENDE).
¿Diga...? ¿Eh...? ¡Si!... ¿Eh?... ¡Ah gracias! ¡Sí, sí! no ha sido nada
más que un rasguño... ¿eh? (POR LA SEGUNDA IZQUIERDA
ANTONIO CON UNA BANDEJA Y UNA COPA DE COCKTAIL)
ANTONIO: ¡La lista que está haciendo esa mujer…! ¡No sé dónde nos van a
fiar tanto!
ARTURO: ¿Cómo? (ASUSTADO) ¿Eh? ¡Pero...! (ANTONIO SE ACERCA A
ARTURO) ¡S...i! (CUELGA Y SE CAE SOBRE EL SILLON)
ANTONIO: ¿Qué le pasa? (ARTURO NO PUEDE HABLAR AUNQUE QUIERE)
¡Está usted pálido! (ARTURO SEÑALA EL TELEFONO) ¿Quién
era?
ARTURO: ¡El asesino!
ANTONIO: ¿Eh?
ARTURO: Llamaba para convencerse si estaba vivo... y para decirme que
la segunda vez no errará el blanco. ¡Y yo soy el blanco! ¡Por eso
estoy pálido!
(SUENA EL TELEFONO NUEVAMENTE)
ANTONIO: ¿Diga?... ¿Eh?
ARTURO: ¿Quién?
ANTONIO: (DANDOLE EL TELEFONO) ¡El Inspector!
ARTURO: (AL APARATO) ¡Inspector! ¿Escuchó usted...? ¡Sí, sí! ¡Ya, ya!
¡Sí!... (CUELGA). Que... llamaron desde un bar de esta misma
calle... ¡que van para allá ahora mismo!
ANTONIO: ¡Cálmese, señor, cálmese! ¡No tenga miedo!
ARTURO: Tráeme un poco de agua... o de coñac... o de café con leche...
algo líquido, porque es que no me pasa la sali... (ANTONIO LE
OFRECE LA COPA QUE TRAIA)
ANTONIO: Lo preparó para Usted la señorita.
ARTURO: ¿Qué señorita? ¡Ah, la del ácido prúsico!
ANTONIO: ¿Qué?

26
ARTURO: ¡Nada! (ELEVA LA COPA) ¡A la salud de Víctor Valdéz! (BEBE.
CUANDO VUELVE A SONAR EL TIMBRE DE LA PUERTA. DANDO
UN SALTO) ¡Ya está ahí!
ANTONIO: ¿A...abro...?
ARTURO: ¡Qué remedio hay, si para eso estamos! (ANTONIO SE VA POR
FORO DERECHA. ARTURO APURA LA COPA Y SACA LA PISTOLA
QUE EMPUÑA CON LA MANO IZQUIERDA OCULTANDOLA BAJO
EL CABRESTILLO. VUELVE ANTONIO).
ANTONIO: ¡Otra mujer!
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: La señorita Rosaura Alvarado que quiere hablar con el señor.
ARTURO: ¿Quién es?
ANTONIO: La señorita Rosaura Alvarado.
ARTURO: ¿Tampoco la conocés? (ANTONIO NIEGA) ¡Bueno!
ANTONIO: En los tres días que llevaba aquí sólo vino una persona. ¡Yo!
ARTURO: ¿No te dijo qué quiere?
ANTONIO: Verlo.
ARTURO: ¿Estás seguro que es una mujer?
ANTONIO: ¿Eh?
ARTURO: Porque a lo mejor es el asesino que se ha vestido...
ANTONIO: ¡Pero por favor…! ¡Está preciosa!
ARTURO: ¡Ah, preciosa! Decile que pase. (MUTIS DE ANTONIO. VUELVE
ESTE ACOMPAÑADO DE ROSAURA). ¡Señorita!
ROSAURA: ¿Puede concederme unos minutos?
ARTURO: ¡Cómo no! ¡Siéntese! (ROSAURA SE SIENTA Y MIRA AL CRIADO.
ANTONIO NO SE MUEVE). ¡Antonio! (LE HACE SEÑAS PARA QUE
SE VAYA). Discúlpeme que la reciba así pero... (SEÑALANDO EL
BRAZO EN CABRESTILLO).
ROSAURA: Ya oí por radio, y no sabe cuánto lamento... (ARTURO SE
INCLINA)... ¡que la bala no le partiera el corazón! (ARTURO
QUEDA HELADO). Le extrañará mi presencia en esta casa, pero
después de nuestra conversación por teléfono hablé con mi
padre...
ARTURO: ¡Ah!
ROSAURA: Le enseñé la carta que usted me envió y tuve que hacer grandes
esfuerzos para evitar que viniera a buscarlo.

27
ARTURO: ¡Ah! ¿Su papá quería...?
ROSAURA: ¡Matarlo como a un perro!
ARTURO: ¿Y me mató?
ROSAURA: ¿Eh?
ARTURO: ¿Y usted lo convenció?
ROSAURA: ¡Bien a mi pesar! Le hice ver que por desgracia, para salvar el
honor de nuestro apellido, no queda otro remedio que aceptar
su proposición.
ARTURO: ¡Claro!
ROSAURA: ¡No hace falta decirle que por usted no siento más que
desprecio, asco! ¡El asco que todo indeseable inspira a una
mujer decente!
ARTURO: ¡Señorita!
ROSAURA: Seré una esposa fiel y sumisa porque a ello me obligan mi
educación y mis creencias, pero no espere nunca que nuestro
trato pase de una aparente cordialidad frente a los extraños. A
solas no existiremos el uno para el otro. ¿Comprende?
(ARTURO MEDIO ATONTADO, NIEGA). Que yo seré su esposa,
pero no seré su mujer.
ARTURO: (POR DECIR ALGO) ¡Ah!
ROSAURA: ¿Pero qué clase de hombre es usted que la apetencia de un
título le lleva a emplear procedimientos tan ruines? ¡Tenía la
esperanza que al oírme, si no la caballerosidad, porque no la
conoce, se revelase en usted la hombría, la dignidad, el orgullo,
por lo menos! ¿No ha oído que me repugna, que le odio, que le
tengo asco?
ARTURO: ¡Sí!
ROSAURA: ¿Y a pesar de ello...? ¡Es usted más despreciable de lo que
creía!... (PEQUEÑA PAUSA) ¡Ya no me queda más que rogar,
pero yo no suplico! (SE PASA LAS MANOS POR LA FRENTE)
¡Queda a su elección la fecha de la boda, y espero que antes de
salir para la Iglesia me enviará a casa los papeles que tiene
firmados por mi padre! ¡Aguardo con ansia el día que pueda
llamarme Señor Viuda de Valdéz! (ARTURO VA A HABLAR) Cada
uno tenemos nuestra aspiración, usted, ser Conde de La
Fonseca. Yo, ser viuda lo antes posible. ¡Miserable! (MUTIS POR
FORO DERECHA. ARTURO QUEDA PERPLEJO. PAUSA).

28
ARTURO: ¿Conde de la Fonseca?... ¡Conde de...! ¿Dónde escuché yo...?
(PIENSA. RECUERDA DE PRONTO. VA AL JARRON Y LO HACE
GIRAR ABRIENDO EL CUADRO. REGISTRA. SACA UNO DE LOS
SOBRES Y LEE) ¡Conde de la Fonseca! (LO ABRE. REPASA LOS
PAPELES QUE HAY DENTRO Y DA UN SILBIDO) ¿Habrá sido él el
que...? (SUENA EL TELEFONO. ARTURO CON EL SOBRE EN LAS
MANOS, CIERRA LA CAJA Y VA A DESCOLGAR). ¿Diga?... ¿Qué
hay inspector?... ¿Desde el bar?... ¿Lo atraparon?... ¡Ah! ¡Un
hombre joven! ¡El que llamó era un hombre joven!... ¡Si, si! No
por aquí... nada de particular... ¡Dos mujeres! Una tal Nelly,
amiga mía, bueno, amiga del otro... Y la otra era... una
admiradora de Víctor Valdéz... ¡Quería un autógrafo! ¡Claro que
no! Ignoro cómo firmaba el otro y... pero encontré unos papeles
que seguro servirán para el caso y voy a mandárselos... ¡Si, si!
¡Sí!... ¡No, no se preocupe; al contrario, esto empieza a ser
interesante... ¡adiós inspector, a sus órdenes! (CUELGA). No lo
agarraron pero era un hombre joven..., y el padre de esa
muchacha no puede ser joven. (MIRA EL SOBRE, LUEGO TOMA
LA GUIA DE TELEFONOS Y LA OJEA). F...F...F.... Fons... Fons...
Fonseca... ¡Conde de la Fonseca! (VA A LA MESITA, TOMA UN
SOBRE, METE EN EL LOS DOCUMENTOS, CIERRA EL SOBRE Y
ESCRIBE) Señorita Rosaura... Alvarado, calle de... (CONSULTA
LA GUIA. POR LA VENTANA DEL FORO APARECE MARIANO. DE
UNOS VEINTE AÑOS. AL VER A ARTURO DESAPARECE POR
VENTANA DEL FORO HACIA LA IZQUIERDA, VOLVIENDO A
SURGIR POR LA PUERTA VIDRIADA. SACA UNA BROWNING DEL
BOLSILLO Y AVANZA HACIA ARTURO. CUANDO ESTA A MITAD
DE ESCENA, ARTURO QUE HA TERMINADO DE ESCRIBIR Y DA
LA VUELTA, MARIANO LO APUNTA). ¡Soco...!
MARIANO: ¡Ha llegado tu hora! (DISPARA ANTE EL TERROR DE ARTURO Y
DEL CAÑON DE LA PISTOLA SALE UNA MUÑECA)
ARTURO: ¿Eh? (MARIANO SE ECHA A REIR AL TIEMPO QUE SALE NELLY
POR SEGUNDA IZQUIERDA)

29
NELLY: ¡Ya está!
MARIANO: ¡Nelly!
NELLY: ¡Trujillo! (SE ABRAZAN). ¿Vos aquí?
MARIANO: ¡Sí, vine a felicitar a éste! ¡Yo no me olvido!... (ARTURO SE
TAMBALEA Y CAE AL SUELO SIN SENTIDO).
NELLY: ¡Víctor, Víctor! (VA A EL. SALE ANTONIO CON UNA LISTA)
ANTONIO: Jamón, frutas,...
NELLY: ¡Víctor!
ANTONIO: ¿Eh? ¿Qué pasa?
NELLY: ¡El señor que...!
ANTONIO: (AL VERLE) ¿Ya?... ¡Pobre muchacho! (SE AGARRA LA CABEZA Y
CAE SOBRE EL SILLON).
MARIANO: ¿Eh?
NELLY: ¡Víctor, Víctor!

TELON

30
ACTO SEGUNDO
CUADRO PRIMERO

La misma decoración que el acto anterior. Es de día.

(EN ESCENA ARTURO Y RODOLFO).

RODOLFO: ¿Y después?
ARTURO: ¡Nada! Ahí están, en la cocina, preparando el café. Por lo que
pude observar, debían ser muy amigos del otro. Ella es una
histérica crónica que cocina muy bien, y él es un glotón mala
sangre que se ha comido todo lo que ha cocinado ella.
RODOLFO: ¿Cree usted que alguno de los dos puede estar implicado...?
ARTURO: ¡Por las apariencias...! (NIEGA)
RODOLFO: ¿Y esa caja que me dijo?
ARTURO: ¡Ah, si! (HACE GIRAR EL FLORERO Y SE ABRE EL CUADRO) ¡Dí
con ello por casualidad! (SACA LOS SOBRES Y VARIOS PAPELES
MAS)
RODOLFO: ¿Y nada más?
ARTURO: (LO MIRA) ¡Nada más!
RODOLFO: (GUARDA TODO EN UNA CARTERA) ¡Voy a llevarlo a la
Inspección para que lo examine Don Jaime!
ARTURO: ¡Oiga...! ¿Y quién queda ahí en frente?
RODOLFO: Cinco hombres de la Brigada y nosotros que volvemos
enseguida. El Inspector tuvo que ir al despacho para atender
otros asuntos.
ARTURO: ¿Y del que llamó por teléfono amenazando?
RODOLFO: Por si vuelve, hemos dejado un agente en el bar desde donde
llamó. Pero no creo... (SE OYE DENTRO LA RISA DE NELLY Y
MARIANO).
ARTURO: ¡Váyase que vienen!
RODOLFO: (DANDOLE LA MANO) ¡Suerte!

31
ARTURO: ¡Gracias!
(RODOLFO SE VA POR FORO DERECHA Y ARTURO
CIERRA EL CUADRO. POR LA SEGUNDA IZQUIERDA,
NELLY CON UNA BANDEJA Y EN ELLA SERVICIO DE
CAFÉ Y COPAS. DETRÁS MARIANO CON DOS
BOTELLAS DE LICOR. EL DIALOGO, MIENTRAS
NELLY SIRVE EL CAFÉ).
MARIANO: ¡Nada, chica, nada! ¡Sos una cocinera estupenda!
NELLY: ¡Gracias!
MARIANO: El salteado de espárragos estaba tremendo, y el bolombat...
¡boom! ¡El día que enojes con tu tía, ya sabés dónde vivo!
NELLY: ¿Crees que me admitiría tu mujer?
MARIANO: ¿Qué mujer?
NELLY: ¡Tú esposa!
MARIANO: ¿Y quién te dijo que yo tengo esposa?
NELLY: ¡Víctor!
ARTURO: ¿Yo?
NELLY: ¡Sí! ¡Esta mañana!
ARTURO: No sé... no recuerdo.
NELLY: ¿Cómo que no? Si hasta comentamos que de la pandilla eras el
único soltero, porque Paquito y Federico...
MARIANO: ¿Federico también se casó? ¡Habrá sido después de las once,
porque yo lo vi a las diez y no me dijo nada.
NELLY: ¿Por qué inventaste todo aquello?
ARTURO: ¡Por... por decir algo! ¡Por... por eso de no contestar siempre lo
mismo! Oíme...
MARIANO: Víctor, ¿qué te pasa? Te encuentro como despistado, durante
toda la comida no hablaste más que despropósitos. ¿Es que
todavía no se te pasó el susto que te dieron anoche?
ARTURO: (LE MIRA ESCAMANDO) ¿Eh?
NELLY: ¿Anoche? ¿Qué pasó anoche?
MARIANO: Lo que dijo la radio de ese tipo que te quiso asesinar.
NELLY: ¿Asesinar? ¿Asesinarte? ¡Víctor!
MARIANO: ¿Es que no lo sabías?
NELLY: ¡No!
MARIANO: Anoche entró aquí uno y le sacudió un tiro.
NELLY: ¡Qué horror! ¿Y por qué?
ARTURO: ¡Ya ves, cosas!
NELLY: ¿Eso era lo del brazo?

32
ARTURO: ¡Eso!
NELLY: ¿Y no tenés idea por qué razón?
ARTURO: Entró a robar, seguramente creyendo que no había nadie... y lo
sorprendí... me vió... grité... disparó y escapó.
NELLY: ¡Pobrecito mío! ¿Por eso te asustaste tanto cuando este
bárbaro...? ¡También vos, mirá que sabiendo...!
MARIANO: ¡Mujer! Las bromas se hacen así o no tienen gracia, ¿verdad?
ARTURO: ¡Claro!
MARIANO: Precisamente lo de la pistola se me ocurrió por eso... ahora lo
que me hubiera gustado es ver la cara que ponías cuando
llamé por teléfono diciendo “EL SEGUNDO TIRO NO LO
FALLARE”
ARTURO: ¿Eh? ¿Fuiste vos el que llamó?
MARIANO: (RIE) ¡Sí!... Desde un bar de aquí cerca.
ARTURO: ¿Con que fuiste vos? ¿Ese hombre joven eras vos?... (PARA EN
SECO) Ese hombre joven...
MARIANO: ¿Eh?
ARTURO: Luego pudo ser un viejo quien...
MARIANO: ¿Qué decís?
ARTURO: ¡Nada, nada! ¿Sería el padre de esa mujer?... (MARIANO Y
NELLY SE MIRAN ASUSTADOS POR LA ACTITUD DE ARTURO).
¡Ay, ay! ¡En qué lío me metí!
MARIANO: Digas lo que quieras, a vos te pasa algo... y algo gordo.
ARTURO: ¡No sé por qué!
MARIANO: Estás como atontado, como quien tiene miedo... ¡Eso! ¡Vos
tenés miedo de aglo!
ARTURO: ¡Cuándo se irá este angelito!
MARIANO: Y me molesta, dada nuestra amistad, que no tengas confianza
conmigo.
NELLY: ¿Qué tenés, Víctor?
ARTURO: ¡Qué voy a tener!
MARIANO: Eso te preguntamos.
ARTURO: ¡Eso!... Y todo... desde que estás aquí no hacés más que
preguntar.
NELLY: Charlamos.
ARTURO: Pero ¿Qué hay? ¡No tengo ganas de charlar!
MARIANO: ¿Eso es echarnos?
ARTURO: ¡No, hombre, es que...!
MARIANO: ¡No, si yo ya me iba a ir!
ARTURO: ¡Menos mal!

33
MARIANO: Son las cinco, y a las seis cierran el Banco. ¡Nelly, me alegro del
encuentro; especialmente por al comida!
NELLY: ¡Muy amable!
MARIANO: ¡Sinceridad ante todo! ¡Víctor!...
ARTURO: ¡Adiós, guapo! (LE ESTRECHA LA MANO).
MARIANO: Bueno, ¿pero me das el cheque?
ARTURO: ¿El... cheque?
MARIANO: ¡Claro! ¡Hoy es veintiuno! Hay que entregar a esa gente el
segundo plazo
ARTURO: ¿El... según... do… plazo?... ¡Es verdad!
MARIANO: (A NELLY) ¿No sabes que me metí también en asuntos de cine?
NELLY: ¿Sí?
MARIANO: ¡A medias con éste! ¡Compramos unos estudios, y a fin del
verano empezamos a trabajar por nuestra cuenta!
NELLY: ¡Ah! ¡Enhorabuena!
MARIANO: Si aspirás a ser estrella ya puedes comenzar a darme bola.
¿Querés traerme el sombrero?
NELLY: ¡Cómo no! (MUTIS POR SEGUNDA IZQUIERDA).
MARIANO: (A ARTURO) ¡Bueno, vos, dale!
ARTURO: ¡Voy,... voy!... (VA A DEJAR LA TAZA DE CAFÉ. PARA SI) ¡Un
cheque!... ¡Tengo que firmar un cheque!... (MIRA AL
ESCRITORIO) Oíme, ¿es igual que te lo entregue en efectivo?
MARIANO: ¡Mejor! ¡Me ahorrás ir hasta el banco!
ARTURO: ¡Ah! ¡Entonces!... (SONRIENTE VA AL ESCRITORIO Y LO ABRE)
¿Cuánto es, que no recuerdo?...
MARIANO: ¡Cincuenta mil pesos!
ARTURO: ¿Cincuenta?...
MARIANO: ¡Tu parte! Cincuenta mil cada uno.
ARTURO: ¡Ah! Entonces..., entonces...
MARIANO: ¿Qué?
ARTURO: Que no sé dónde he puesto el talonario
MARIANO: ¡Si lo tenés ahí! (LE SEÑALA EL ESCRITORIO)
ARTURO: ¡Ah, sí! ¡Acá está!... (RIE DE FORMA IDIOTA) ¡Mirá qué tonto!
(TOMA EL TALONARIO Y VA HACIA LA SILLA. PARA SI) ¡Cómo
firmo yo esto! ( SE SIENTA Y MOJA LA PLUMA) ¿Cincuenta mil,
no?... (VA A ESCRIBIR) ¿Lo pongo en letra o en números?
MARIANO: ¿Qué tonterías estás diciendo?... ¡Dale, apurate!
ARTURO: ¡Voy, voy, voy! (VA A ESCRIBIR) ¿Y no podríamos dejarlo para
mañana...?

34
MARIANO: ¿Para mañana?
ARTURO: ¡Sí! ¡A mí, los negocios por la tarde no ...!
MARIANO: ¿O estás borracho o te estás volviendo idiota...? Si no pagamos
el día indiciado perdemos todos los derechos.
ARTURO: ¡Bueno, pues no importa; ya saldrá otro asunto!
MARIANO: ¿Y lo que va entregado? ¿No te importa perder ciento cincuenta
mil pesos?
ARTURO: ¡En este caso, como si no fueran míos!
MARIANO: ¡Bueno, vos me estás tomando el pelo!, ¿no?
ARTURO: No, es que la... de... (SE DECIDE Y ESCRIBE) ¡Que sea lo que
Dios quiera!
NELLY: ¡Acá lo tenés! (LE DA EL SOMBRERO)
MARIANO: Gracias, ¡ah! Y no dejes que tome más.
ARTURO: ¿Eh?
MARIANO: ¡Me parece que... (EMPINA EL CODO).
ARTURO: (ACABA DE FIRMAR Y CORTA EL CHEQUE. SE LEVANTA) ¡Tomá!
(LE ENTREGA EL CHEQUE CUADO SUENA EL TIMBRE DE LA
PUERTA). ¿Llaman?
NELLY: ¡Sí! Yo voy.
ARTURO: Dejá, no te molestes.
NELLY: No estando el criado, voy a atender yo... (HACE MUTIS POR
FORO DERECHA).
ARTURO: (PARA SI) ¿Quién será ahora?
MARIANO: (GUARDANDO EL CHEQUE) ¿Nos veremos esta noche, no?
ARTURO: (PENDIENTE DE LA PUERTA) ¡No!
MARIANO: ¿No?
ARTURO: ¡Bueno, sí, lo que quieras!
MARIANO: Mirá, Víctor; aunque lo niegues, a vos te pasa algo! (ADENTRO
SE OYE LA VOZ DE NELLY).
NELLY: ¡Afortunadamente un rasguño, nada más! ¡Pase, pase usted!
(APARECE) ¡Un señor amigo tuyo!
(ENTRA EDUARDO).
ARTURO: ¡Otro nuevo!
EDUARDO: ¿Qué fue, viejo, qué fue? Acabo de leer la noticia en la prensa,
¡pero dice tan poco!...
ARTURO: ¡No hay más que lo que dice la prensa!
EDUARDO: ¡Parece mentira que en plena población!... (VE A MARIANO)
¡Buenas! (PAUSA EMBARAZOSA).
ARTURO: ¿No... No se conocen?
EDUARDO: ¡No tengo el gusto! ¡Ni al señor, ni a la señorita!

35
ARTURO: Pues,... aquí... un amigo..., una amiga..., otro amigo.... ¡Todos
amigos!
EDUARDO: ¡Encantado! ¡Pero, siéntese, por favor!
MARIANO: ¡Yo ya me despedía! ¡Hasta luego! ¡Caballero! (EDUARDO SE
INCLINA) ¡Nelly!
NELLY: Te acompaño hasta la puerta.
MARIANO: No te molestes.
NELLY: ¡Faltaría más! (INICIAN MUTIS POR FORO DERECHA)
MARIANO: ¡Supongo que esta noche te veré en la fiesta!
NELLY: ¿Qué fiesta?
MARIANO: La anual de Caridad... en casa del Superintendente... ¿pero no
te dijo Víctor?... (HACEN MUTIS)
EDUARDO: ¡Qué perlas lleva tu amiga, ché!
ARTURO: ¡Si!
EDUARDO: (LE OFRECE CIGARRILLOS) ¿Recibiste la invitación?
ARTURO: ¿Eh?
EDUARDO: ¡A las seis de la mañana la llevé al correo!
ARTURO: ¡La...! ¡Ah, sí; la recibí! ¡por ahí está!
EDUARDO: Imagínate lo que tuve que trabajar para conseguir la copia en
tan pocas horas!...
ARTURO: ¡No te hubieras molestado! ¡No pienso ir! (ENCIENDE EL
CIGARRILLO).
EDUARDO: ¿Eh?
ARTURO: ¿Querés una copita? (VA A LA MESITA Y ESCANCIA DOS COPAS.
EDUARDO SE LE ACERCA)
EDUARDO: ¡Escuchá, Víctor! ¡Conmigo no se juega!
ARTURO: ¿Eh?
EDUARDO: ¡Me prometiste tu colaboración! ¡No vas a rajarte ahora!
ARTURO: (LE MIRA Y SONRIE) ¡Jé! ¡No, hombre, no! Si era para ver qué
cara ponías... ¡Si e he prometido, como voy ahora a...! (LE DA LA
COPA) ¡Ten!
EDUARDO: Ya suponía yo que era una broma (ELEVANDO SU COPA) ¡Por el
éxito... de la fiesta!
ARTURO: (BRINDA Y BEBE. PARA SI) ¡Este debe ser de la Comisión
Organizadora!
(POR DONDE SE FUE, VUELVE NELLY).
NELLY: ¡Muy bonito, hombre, muy bonito! ¿Así que esta noche hay
jolgorio y no me decís ni una palabra?
ARTURO: ¿Eh?
NELLY: ¿Por qué no me dijiste lo de la fiesta?

36
ARTURO: ¡Porque no lo sabía! Por... porque no creí que te interesara.
NELLY: Después de ocho meses en una ciudad de segundo orden te
creés que me la voy a perder... ¡Y la Anual de Caridad! Lo malo
es que a estas horas de dónde saco yo una invitación.
ARTURO: ¡No te preocupes! (A EDUARDO) ¿Vos no tendrías una invitación
para ella?
EDUARDO: ¡Víctor!
ARTURO: ¿Vas a decirme que...?
EDUARDO: ¡Por casualidad, saqué dos! (DEL BOLSILLO SACA DOS
CARTULINAS) ¿Ves, hombre? ¡Tengo mucho gusto en
ofrecérsela...!
NELLY: ¡Muchas gracias! Ahora lo que falta es el vestido, porque no
traje ropa; y de aquí a la noche no sé dónde voy a conseguir...
EDUARDO: Si me lo permite, yo sé dónde pueden proporcionarle tode lo
que necesite.
NELLY: ¿De veras?
EDUARDO: ¡Y hecho a su gusto!
NELLY: ¿De verdad?
EDUARDO: ¡Se lo garantizo!
NELLY: ¿Es usted el hada madrina?
EDUARDO: ¡Soy un hombre que muere por complacer a las lindas!
NELLY: ¡Muy amable!
(POR EL FORO DERECHA, ANTONIO CON EL
SOMBRERO EN LA MANO)
ANTONIO: ¡Señor! ¡Con permiso!
ARTURO: ¡Perdona un momento! (VA A ANTONIO. NELLY Y EDUARDO
CONTINUAN LA CONVERSACION).
ANTONIO: ¿Ocurrió algo?
ARTURO: ¡Todavía no! ¿Hiciste mi encargo?
ANTONIO: (ASIENTE) La señorita estaba en casa. Hice como usted me
indicó y advertí que le entregaran el sobre inmediatamente.
(NELLY RIE DE ALGO QUE LE HA DICHO EDUARDO). …¿Quién es
ése…?
ARTURO: ¡…Uno que da lástima…!
EDUARDO: ¡Pero apúrese que no hay mucho tiempo!
NELLY: ¡Ahora mismo! Antonio, tráeme el abrigo. Lo dejé en el
comedor.
ANTONIO: ¡Sí señorita! (MUTIS POR SEGUNDA IZQUIERDA. NELLY VA A
ARREGLARSE FRENTE AL ESPEJO)

37
EDUARDO: (A ARTURO) ¿Esta chica es cosa tuya?
ARTURO: ¡No!
EDUARDO: ¿Entonces no te importará que yo...?
ARTURO: ¿A mí? ¡Nada!
EDUARDO: ¿Puedo trabajar...?
ARTURO: ¡Trabájala cuánto quieras!
(VUELVE ANTONIO POR DONDE SE FUE, CON EL
ABRIGO DE NELLY)
ANTONIO: ¡Aquí tiene la señorita! (LE DA EL ABRIGO Y PASA A RECOGER
EL SERVICIO DE CAFÉ).
NELLY: ¡A su disposición!
EDUARDO: ¡Yo siempre a la suya!
NELLY: (A ARTURO) ¡En cuánto elija lo que quiero volveré!
ARTURO: ¡Tomate tu tiempo!
NELLY: (A EDUARDO) ¿Vamos muy lejos?
EDUARDO: ¡Con un ocho cilindros, no hay distancia!
NELLY: ¡Es que a mí me da miedo correr!
EDUARDO: ¡Entonces iremos despacio! ¡Con usted es un placer ir despacio!
NELLY: (A ARTURO) ¡Tienes un amigo que es una perla!
EDUARDO: ¡Y Usted, varias! (LE MIRA EL COLLAR)
NELLY: ¿Eh?
EDUARDO: ¡E... en la boca! ¡Cada diente suyo es justo una perla!
NELLY: ¡Gracias! ¡Hasta luego, Víctor!
EDUARDO: (LE CEDE EL PASO Y ESTRECHA LA MANO A ARTURO.) ¡La voy a
dejar chocha! (MUTIS DE AMBOS POR FORO DERECHA)
ARTURO: ¿Cómo besará este hombre? (ANTONIO RETIRA EL SERVICIO Y
VA A HACER MUTIS) ¿Sabés quién fue el del segundo tiro?
ANTONIO: ¿Quién?
ARTURO: ¡Trujillo! ¡Era otra broma!
ANTONIO: ¡Ah! ¡Es muy gracioso ese señor!
ARTURO: ¡Sí! Claro que ahora vas a ver el susto que le van a dar en el
banco.
ANTONIO: ¿Qué?
ARTURO: ¡No, nada! ¡Que, sin querer, yo también le hice una pequeña
broma!
ANTONIO: ¡Ah! (INICIA EL MUTIS CON LA BANDEJA)

38
ARTURO: ¡Antonio! Te agradeceré que del encargue que llevaste a casa
de esa señorita... ni una palabra. (SE PONE LOS DEDOS SOBRE
LOS LABIOS) ¡No tiene nada que ver con este asunto y podría
perjudicarla! ¿Comprendes?
ANTONIO: ¡No se preocupe el señor! ¡A mí también me gusta! (MUTIS POR
SEGUNDA IZQUIERDA)
ARTURO: ¿Eh?... (PAUSA) ¡También me gusta! (SONRIE) ¡También! ¡No,
no es posible que ni ella ni su padre...! (SE SIENTA EN UNO DE
LOS SILLONES, FUMA) ¡También me gusta! (CIERRA LOS OJOS Y
REPITE, RECREANDOSE EN LA FRASE) También. (LA PUERTA
DE LA IZQUIERDA SE ABRE LENTAMENTE Y CUANDO ESTA
ABIERTA DEL TODO SALE POR ELLA... EL PERRO. AL RUIDO DEL
CASCABEL ARTURO ABRE LOS OJOS). ¡Chucho!... ¡Vaya para
adentro, vaya para adentro! (EL PERRO, COMO ES LOGICO, IRA
PARA DONDE TENGA GANAS. ARTURO LO TOMA O SE VA TRAS
EL PERRO SI EL MISMO VA HACIA PRIMERA IZQUIERDA,
HACIENDO MUTIS AMBOS. PAUSA. POR EL FORO IZQUIERDA,
ALICIA, CON UN BEBÉ DE PAÑALES EN LOS BRAZOS. AVANZA,
BESA AL NIÑO Y LO DEPOSITA SOBRE UN SILLON PONIENDO
ANTE EL UNA SILLA)
ALICIA: ¡Hijo mío!... ¡Adiós para siempre!... (HACE MUTIS POR EL
JARDIN ENJUGÁNDOSE UNA LÁGRIMA. POR DONDE SE FUE
VUELVE ARTURO).
ARTURO: (HABLANDO HACIA ADENTRO) ¡Y como vuelvas a moverte...
estás listo! ¡Parece mentira que haya personas a las que les
gus...! (VE AL BEBE) ¿Eh? ¿Eh?... (MIRA A SU ALREDEDOR,
ASUSTADO) ¿Quién ha... ha...? )(CASI SIN VOZ) ¡A... a... Antonio!
¡A...Antonio! (DANDO UN GRITO AGUDO) ¡Antonio!
(POR SEGUNDA IZQUIERDA CON LA BROWNING,
ANTONIO).
ANTONIO: ¿Qué? ¿Ya? ¿Ya?
ARTURO: ¡Mi... Mirá!
ANTONIO: (SE ACERCA AL SILLON) ¿Eh? ¿Un... niño?
ARTURO: ¡E... esto no estaba acá antes! (AVANZA Y ALZA AL NIÑO CON
MUCHAS PRECAUCIONES)
ANTONIO: (SEÑALANDO EL ABRIGO) ¡Mire!
ARTURO: ¿¡Qué!?

39
ANTONIO: (AVANZA Y ARRANCA UNA CARTA DOBLADA Y QUE IBA COCIDA
AL MISMO CON UNA PUNTADA. LEE) “Horrorizada de tu cinismo
y comprendiendo que no puedo probar tu felonía, decidí
terminar mi vida alejada del mundo. Sólo te pido que cuides de
nuestro hijo. A.”.
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¡A! ¡Firma A.!
ARTURO: ¿Y quién es A.?
ANTONIO: ¡La madre!
ARTURO: ¿Pero quién es la madre?
ANTONIO: ¡Ah! (PAUSA. ARTURO LE DA EL NIÑO).
ARTURO: ¡Toma! (PRECIPITADAMENTE AL TELEFONO) ¡Oiga, oiga! ¡El
Inspector!... ¿Qué no está?... (EL NIÑO EMPIEZA A LLORAR).
¡Póngame con la Inspección, entonces! ¡Muévalo, hombre,
muévalo!
ANTONIO: ¡Ah, ah, ah, ah! (ACUNANDO AL NIÑO)
ARTURO: (AL TELEFONO) ¡Oiga Inspector! ¡Acabo de tener un niño! ¡Sí!
¡Un niño de esos que vienen de París!... ¡Nada de borracho! ¡Lo
oye! (PONE EL AURICULAR JUNTO AL NIÑO) ¿Lo oye? (VUELVE A
COLOCAR EL AURICULAR EN LA OREJA) Apareció en el sillón:
trae una nota en los faldones... ¿Qué hago?... ¿Eh?... ¡Sí! ¡Sí!...
¡Adiós! (CUELGA) ¡Qué... que no pueden venir porque... por la...
acera de enfrente pa... pasea un hombre... que pa... parece
espiar esta casa! (SE ACERCA A LA VENTANA DE LA DERECHA).
¡Que... vayas ahora mismo con la nota y el chico!
ANTONIO: ¡Sí señor!
ARTURO: ¡Ah, y deciles quién fue el que dijo lo del crío!
ANTONIO: ¡Sí!
ARTURO: Y que vigilen mejor la puerta, que en cualquier momento en
lugar de un niño meten una ametralladora, y a estas horas...
(ANTONIO ASIENTE Y VA A HACER MUTIS POR SEGUNDA
IZQUIERDA). ¿A dónde vas?
ANTONIO: ¡Por el sombrero!
ARTURO: ¿Y qué falta te hace el sombrero para salir?
ANTONIO: ¡Ninguna, es verdad! ¡Y llevo veinte años comprándolos!
(POR EL JARDIN, ALICIA).
ALICIA: ¡Víctor!, ¡Víctor!
ANTONIO: ¿Eh?

40
ARTURO: ¿Eh?
ALICIA: ¡Víctor! ¡Mi hermano, mi hermano! ¡Le he visto rondar la casa!
¡Te matará! ¡Confiesa la verdad, Víctor, confiesa!...
ARTURO: ¿Cómo,,, cómo dice?...
ALICIA: ¿Eh? (AVANZA HACIA ARTURO) ¿Esa voz?... ¿Eh?... (LE MIRA DE
ARRIBA A ABAJO) ¿Eh?... (TOMA A ARTURO POR LOS
HOMBROS) ¡Víctor!, ¡Víctor!, ¡Víc...! (PIERDE EL SENTIDO EN
BRAZOS DE ARTURO ARRASTRANDO A ESTE HASTA QUEDAR
LOS DOS SENTADOS EN EL SOFA Y APRISIONANDO ALICIA EL
BRAZO IZQUIERDO DE ARTURO).
ARTURO: ¡Señorita! ¡Señori...! ¿Qué dijo?
ANTONIO: ¡Que lo va a matar su hermano!
ARTURO: ¡Si yo no tengo hermanos!
ANTONIO: ¡El de ella!
ARTURO: ¡Se... señorita! ¡Señorita!... ¡Traé sales!...
ANTONIO: ¿Sales?
ARTURO: O vinagre..., o un sifón... ¡Algo!
ANTONIO: ¡Sí señor! (VA A IRSE POR SEGUNDA IZQUIERDA. VUELVE Y
COLOCA AL NIÑO SOBRE EL BRAO DERECHO DE ARTURO).
¡Tome! (INICIA EL MUTIS POR SEGUNDA IZQUIERDA CUANDO
SUENA EL TIMBRE DE LA PUERTA). ¡Lla...llaman!
ARTURO: ¡El hermano! ¡Ese es el hermano! ¡Tomá al niño que no puedo
sacar la pistola!
(VUELVE A SONAR EL TIMBRE).
ANTONIO: ¡Pero...! (CON MAS MIEDO AUN) ¡Cál... cálmese! ¡Cálmese!
¿Cuándo se vio... que un... asesino llame a la puerta?
ARTURO: ¡Pero!...
ANTONIO: ¡Chist! ¡espe... espere, que voy a... a ver! (MUTIS POR FORO
DERECHA).
ARTURO: ¡Yo ya no veo! (EL NIÑO EMPIEZA A LLORAR) ¡Calmate, guapo,
que tenemos visitas! (EL NIÑO ARRECIA EL LLANTO) ¡Ah, ah, ah,
ah! ¡Ah, ah, ah, ah!… ¡ah, ah, ah, ah! (POR DONDE SE FUE
VUELVE ANTONIO).
ANTONIO: ¡La preciosa!
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¡Perdón! ¡La señorita Alvarado, la del sobre!
ARTURO: ¡La señorita!...

41
ANTONIO: ¡Me fijé por la mirilla y la ví!...
ARTURO: ¡Tomá al niño! (ANTONIO TOMA AL NIÑO) ¡Abrí esa puerta!
(POR PRIMERA IZQUIERDA, ANTONIO LO HACE. ARTURO TOMA
A ALICIA Y HACE MUTIS POR PRIMERA IZQUIERDA) ¡Seguime!
(ANTONIO HACE MUTIS TRAS EL. PAUSA. VUELVE A SALIR
ANTONIO ARREGLANDOSE LA CORBATA).
ANTONIO: ¡Acá vamos a terminar cazando moscas! (MUTIS POR FORO
DERECHA. VUELVE ACOMPAÑANDO A ROSAURA). ¡E... espere
un momento, que... que... en seguida...! ¡Con permiso! (ABRE LA
PUERTA DE LA IZQUIERDA NADA MAS QUE LO JUSTO PARA
PODER PASAR. ROSAURA AVANZA. DISTRAIDA MIRA POR LA
ESCENA, VA HACIA LA DERECHA Y VE SOBRE LA MESA
ESCRITORIO LA INVITACION QUE RECIBIO ARTURO EN EL
PRIMER ACTO. LEE POR ENCIMA Y VUELVE A DEJARLA DONDE
ESTABA. POR LA PRIMERA, ARTURO).
ARTURO: ¡Buenas Tardes!
ROSAURA: ¡Buenas tardes, señor Valdéz! (LE MIRA).
ARTURO: ¿A qué debo el placer?...
ROSAURA: (SACANDO UN SOBRE DEL BOLSILLO) ¿Puedo saber qué
significa esto?
ARTURO: ¿Eh?... ¡Ah, pues... la...! ¿No le dejó dicho mi criado...?
ROSAURA: Sus palabras me parecieron más extrañas aún que su envío. ¡De
parte del Señor Valdéz, que le devuelve su palabra! (ARTURO
ASIENTE). ¿Estos pagarés...?
ARTURO: ¡Son suyos!
ROSAURA: ¿Sin condiciones? (ARTURO ASIENTE) ¿Y puedo saber por qué el
mismo hombre que ayer estaba dispuesto a cometer una
locura hoy regala una fortuna a la persona que amenazó?
ARTURO: Pues... por... ¡no sé!... Hay veces en la vida que procedemos sin
explicación, sin motivo,... o por motivos que no podemos
explicar, explicarnos. Sea por lo que fuese, lo importante es que
esos pagarés están en su poder.
ROSAURA: Y para terminar así, ¿por qué escribió esa carta? ¿Por qué habló
como habló por teléfono? ¿Por qué me hizo pasar por lo que
pasé? ¿Ya no le interesa lo que parecía desear con tanto
fervor?

42
ARTURO: Ahora no me interesa más que una cosa: que no vuelva usted a
mirarme como me miró esta mañana. ¿No quería un motivo
que justifique mi proceder? Pongamos ése: ¡sus ojos! Por
conseguir que dejasen de expresar el odio que en ellos había,
creo que cualquiera sería capaz de dar tanto como por... (SE
CONTIENE). Yo le ruego que olvide todo lo desagradable de este
asunto, que soy el primero en lamentar; aunque, en realidad, si
no hubiera sido por él nunca la hubiera conocido... como la
conozco ahora.
ROSAURA: Sigo sin comprender su actitud. De todas formas, muchas
gracias, y aquí tiene. (LE TIENDE EL SOBRE)
ARTURO: ¿Eh?
ROSAURA: Por mi nombre estaba dispuesta a sacrificarme; por el mismo
motivo, no puedo aceptar una limosna.
ARTURO: ¡Pero!
ROSAURA: No tome a orgullo mis palabras. ¡Mi padre hará honor a la suya,
que empeñó en esos documentos, si usted está dispuesto a
concederle lo que le negó hace unos días! ¡Un plazo!
ARTURO: ¡Si le doy...!
ROSAURA: ¡Pero no podemos admitirlo! Esta noche va usted a la Anual de
caridad, ¿no? (ARTURO ASIENTE) ¡Yo también voy con mi padre!
¡Allí nos veremos! ¡Charlan ustedes y...!
ARTURO: ¡De acuerdo! ¡Pero, por favor: sea usted la depositaria de eso
mientras tanto! (ROSAURA LE TIENDE EL SOBRE) ¡Es que aquí
no pueden quedarse esos papeles! Serían como una acusación.
(ROSAURA CONTINUA EN LA MISMA ACTITUD) ¡Bien! (TOMA EL
SOBRE Y LO PARTE EN PEDAZOS).
ROSAURA: ¿Qué hace?
ARTURO: ¡Conceder el plazo que usted me pidió!
ROSAURA: ¡Pero!...
ARTURO: ¡La palabra de su padre no precisa la garantía de unas firmas.
¡De acuerdo en el plazo, de acuerdo en la forma, de acuerdo en
todo! (PAUSA).
ROSAURA: ¡Gracias, Señor Valdéz: muchas gracias... y hasta la noche!
(INICIA EL MUTIS POR FORO DERECHA. SE VUELVE DESDE LA
PUERTA). ¡Hasta la noche! (MUTIS).

43
ARTURO: ¡Hasta la noche, hasta la noche! (VA HACIA LA VENTANA DE LA
DERECHA. POR EL JARDIN APARECE ALICIA CON EL NIÑO EN
BRAZOS).
ALICIA: (SIN PASAR) ¡No es él! ¡No es él! Y yo que iba a dejar aquí a mi
hijo... (LENTAMENTE HACE MUTIS).
ARTURO: (SALUDANDO POR LA VENTANA) ¡Adiós! (SE RETIRA DE LA
VENTANA) ¡Hasta la noche!
(DA UN SUSPIRO COMICO, RECOGE LOS PAPELES
ROTOS QUE DEJO SOBRE LA MESITA. DUDA NO
SABIENDO QUE HACER CON ELLOS Y POR FIN SE
LOS GUARDA EN EL BOLSILLO INTERIOR DE LA
AMERICANA. DENTRO SE OYE LA VOZ DE ANTONIO).
ANTONIO: ¡Socorro!...
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¡Socorro!...
ARTURO: ¿Eh? (SACA LA PISTOLA Y SE DIRIGE A PRIMERA IZQUIERDA.
ABRE). ¿Eh? ¡Antonio! (ENTRA Y SALE POCO A POCO CON
ANTONIO QUE ENTRA TAMBALEANDOSE Y SUJETANDOSE LA
NUCA. LO SIENTA SOBRE EL SOFA). ¡Antonio!
ANTONIO: ¿Qué?
ARTURO: ¿Qué pasó?
ANTONIO: ¡Eh!
ARTURO: ¿Y la mujer?
ANTONIO: Se fue con el niño.
ARTURO: ¿Y el niño?
ANTONIO: Se marchó con la mujer. Por la ventana.
ARTURO: ¿Cómo?
ANTONIO: Volvió en sí..., me pidió agua..., me dí vuelta para dársela... y me
golpeó con el jarro. Casi inconsciente ví cómo alzaba al niño,
cómo abría la ventana... y luego empezaron a surgir enanitos...
¡Fui a gritar, y no pude; a moverme, y tampoco: miré, y no veía...
¡Estaba muerto!
ARTURO: ¡No digas tonterías! (PIENSA) ¿Por qué se habrá llevado esa
mujer al niño que dejó A.? ¿De quién es ese niño? ¿Quién es la
otra... y por qué me quiere matar su hermano?
ANTONIO: ¿No será esto otra broma de Trujillo?
ARTURO: Déjate de bromas. Todo lo que ocurrió tiene una explicación; lo
que pasa es que nos falta costumbre...

44
ANTONIO: Mire usted: aquí viene Sherlock Holmes y se hace un lío...
ARTURO: Pues yo tengo que averiguarlo... ¡Debo averiguarlo!... ¡Necesito
ganar esa recompensa, Antonio; ¡lo necesito! ¡Con ese dinero
puedo aspirar a algo!
ANTONIO: Algo es la preciosa, ¿no?
ARTURO: ¡La preciosa! ¡La preciosa que me dio una cita!
ANTONIO: ¿Una cita?
ARTURO: Primero para que me viera con su padre; pero al final me
parece que era para ella...
ANTONIO: Y... ¿dónde es la cita?
ARTURO: ¡En un baile... no sé... ahí lo dice! (TOMA LA INVITACION) ¡Su
excelencia el Superintendente tiene el honor de invitar a
usted!...
ANTONIO: ¿Pero va a salir por la noche? Piense en el peligro que corre
fuera de aquí...
ARTURO: ¿No quedamos que tengo que seguir paso por paso todo lo que
hiciera Víctor Valdéz?... Además, si te hubiera citado, ¿qué
harías?
ANTONIO: ¡Voy a sacar el frac!
ARTURO: Y yo voy a estrujarme los sesos pensando... ¡Porque de todo
esto, algo es la clave... o conduce a ella.
ANTONIO: ¡Y ella es la clave! (MUTIS DE ANTONIO POR PRIMERA
IZQUIERDA)
ARTURO: (SENTANDOSE ANTE EL ESCRITORIO, TOMA PAPEL Y PLUMA)
¡Nelly!... ¡La otra!... ¡La del niño!... ¡La que se llevó el niño y...!
¡Bueno, en la vida de este hombre había más mujeres que en
una procesión! Primero llegó Nelly...
(POR EL FORO APARECE NELLY. TRAE VARIOS
PAQUETES QUE VA A DEJAR SOBRE EL SOFA).
NELLY: ¿Me nombrabas?
ARTURO: ¿Eh? ¡Hola! (SIGUE ESCRIBIENDO Y PENSANDO)
NELLY: ¡Ya está todo! ¡Qué traje, querido, qué traje! Dice Eduardo, que
lo despidiera, que no podía detenerse; que ya se verán esta
noche.
ARTURO: (SIN HACERLE CASO). ! Ah!
NELLY: Tenés un amigo muy simpático. No te imaginás lo amable que
estuvo, la de atenciones que ha tenido. ¡Y gracias a él no perdí
el collar... Tres veces que se me desprendió lo agarró en el
aire…

45
ARTURO: ¿Si?
NELLY: (ABRIENDO EL BOLSO) Debe tener algún eslabón flojo, porque
si no... (SACA EL COLLAR Y LO EXAMINA)
ARTURO: ... y por último, ése otro! (ESCRIBE).
NELLY: ¡Ah! ¡Qué callado lo tenías!
ARTURO: ¿Qué?
NELLY: ¡Lo del concierto! (MUERDE EL ESLABON DEL COLLAR Y SE LO
PONE). En casa del modisto no se habla de otra cosa. ¡Hay
verdadera expectativa por ver lo que hacés esta noche con el
violín!
ARTURO: ¿El violín? (DEJA DE ESCRIBIR)
NELLY: ¡Y que te anuncian con letras bien grandes! ¡Cómo se conoce
que sos tan famoso!
ARTURO: ¿Eh?
NELLY: Yo no lo había leído; como viene impreso a la vuelta de la
invitación...
ARTURO: ¿A la vuelta? (TOMA LA INVITACION Y LEE) ¡El violín!... ¡Tengo
que tocar el violín! (YENDO A ANTONIO AL QUE LE ENTREGA LA
INVITACION). ¡El violín! ¡Tengo que tocar el violín!
ANTONIO: (LEE) ¡El violín! ¡Tiene que tocar el violín!
NELLY: ¿Qué pasa? ¿Es que lo perdiste? (ARTURO Y ANTONIO SE
SIENTAN PENSATIVOS). Pero ¿Qué sucede?
ARTURO: ¡El violín!
NELLY: Cuando coordinen, avisen. (MUTIS POR SEGUNDA IZQUIERDA).
ARTURO: ¡Tengo que tocar el violín!... Por eso el de la Comisión tenía
tanto interés en que no faltara. ¡Y tengo que faltar! ¡Me está
esperando ella, y tengo que faltar!
ANTONIO: ¿Por qué? ¡Estas atracciones son siempre al final!
ARTURO: ¡Pero llegará la hora...!
ANTONIO: ¡Bueno! Usted va, está con la preciosa, y cuando llegue el
momento de tocar..., no toca.
ARTURO: ¿Cómo?
ANTONIO: ¡Como sea! ¿Es que no se puede enfermar de pronto?
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¿Tenemos la salud comprada? Cuando llegue el momento,
usted agarra su violín y su arco, saluda, sonríe, hace ¡plim, plim,
plim! con esta mano..., y al ir a atacar..., le da un ataque.

46
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¡Un desmayo! Se repone enseguida...; pero no hay concierto..., y
hasta ese instante, aprovecha de bailar con la preciosa.
ARTURO: ¡Antonio, sos un genio!
ANTONIO: ¡Ya le dije a usted que a mí también me gusta, y por eso...! ¿Va
a afeitarse el señor?
ARTURO: ¡Sí, pero antes dejame que te dé un abrazo! (VAN A
ABRAZARSE CUANDO SUENA EL TELEFONO).
ANTONIO: ¿Diga?... ¿Eh?... ¡Sí!... ¡Sí, señor! ¿De parte de quién?... ¡Ah!... (A
ARTURO) ¡El Director del Banco Nacional!
ARTURO: (TOMA EL APARATO) ¿Diga?... ¡Sí, Valdéz al habla!... ¿Eh?
¿Cómo?... ¡No, yo no firmé ningún cheque! ¿Cincuenta mil
pesos?... ¡Qué barbaridad! ¿Amigo mío? ¿Trujillo? ¡Yo no
conozco a ningún Trujillo! ¡Sí, si claro! ¡A la cárcel con él, a la
cárcel! ¡Y muy agradecido, señor director! ¡Sí, sí! ¡Gracias!
(CUELGA) ¡Este duerme en un calabozo por lo menos, hasta
mañana!
ANTONIO: ¿Eh?
ARTURO: ¡Alguna vez nos teníamos que reír nosotros! ¡Esmerate en el
afeitado, Antonio! ¡El señor va de conquista!

TELON

47
CUADRO SEGUNDO
La misma decoración. Es por la noche.

(EN ESCENA, NELLY, EN TRAJE DE NOCHE, Y ANTONIO).


NELLY: ¡Tampoco!
ANTONIO: Yo juraría que cuando salió la señorita lo llevaba puesto.
NELLY: ¡No puede ser, no puede ser, Antonio! Debí perderlo aquí,
porque si no fue aquí, es que lo perdí del todo...
ANTONIO: ¿Cuándo se dio cuenta la señorita...?
NELLY: Hace poco. Estaba bailando con Eduardo, ese amigo de Víctor, y
de pronto noté en el cuello... que no sentía nada. Recorrimos el
bufet, la terraza, las dos pistas de baile... Y como, en contra de
tu opinión, Eduardo asegura que no me lo vió en toda la noche,
pensé si se me habría caído antes de salir de acá.
ANTONIO: Pues ya ve la señorita...
NELLY: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Y qué le digo yo a mi tía? ¡Un collar de
ese precio y que era un recuerdo de familia! ¡He sido una
imprudente! ¡Si después de lo que ocurrió esta tarde no debí
llevarlo! ¡Y con la noche tan agradable que estaba pasando!
Porque no tenés idea de cómo está aquello. Hay una avenida
con farolitos..., unas grutas artificiales con pinturas rupestres...,
un torrente con luces indirectas..., ¡Y unos oficiales de
aviación...!
ANTONIO: ¿Y el señor?
NELLY: No me hables del señor. Ni bien llegamos me dejó, según dijo,
para hablar de negocios con el Conde de... no sé qué. ¡Es la
primera vez que veo a un conde con rouge en los labios y la
espalda desnuda! Porque se pasó toda la noche bailando con
una morena.
ANTONIO: ¿Si?
NELLY: Hasta el momento que fueron a buscarlo para ir al escenario.
ANTONIO: ¡Al escenario!... ¿Y cuando usted vino ya....? (HACE ADEMAN DE
TOCAR EL VIOLIN).
NELLY: Estaba cantando el tenor ése que era el número anterior.

48
ANTONIO: ¡Ah!
NELLY: ¡Pero comprenderás que como para músicas estaba yo!
(DURANTE TODA LA ESCENA NELLY ANDUVO BUSCANDO POR
LAS BUTACAS, EL SOFA, EL ESCRITORIO, ETC). ¡Tampoco! Voy a
ver en el cuarto donde me vestí. Vos buscá por la cocina, el
comedor, el baño... y traeme una escalera.
ANTONIO: ¿Para qué?
NELLY: ¡Para mirar por encima de los armarios!
ANTONIO: ¿Eh?
NELLY: ¡Sí, sí, no estoy loca! ¿Es que no conocés el proceso de la
urraca? ¿Quién dice que en el jardín no hay algún pájaro de
esos? Tenemos que mirar por encima de los armarios y
después en la copa de los árboles. (MUTIS POR SEGUNDA
IZQUIERDA. ANTONIO SE ENCOGE DE HOMBROS Y VA A IR
HACIA EL JARDIN CUANDO POR EL FORO DERECHA SALE
ARTURO DE ETIQUETA Y CON EL ESTUCHE DEL VIOLIN).
ANTONIO: ¿Ya?
ARTURO: ¡Ya! (DEJA EL VIOLIN SOBRE EL DIVAN Y SE SIENTA).
ANTONIO: ¿Y qué?
ARTURO: ¡Todo, se lo conté todo! ¡Que yo no soy Víctor Valdéz, por qué
estoy aquí, mi temor que puedan complicarla en este asunto...!
ANTONIO: ¿Y ella?
ARTURO: ¡Me puso una cara....! ¡Una cosa así! (QUIERE PONER UN GESTO
DE EMBELESO).
ANTONIO: ¿Sí?
ARTURO: Y luego me largó la bronca por haber roto los pagarés. Dice que
eso no era mío, y tiene razón. Está empeñada en buscar a los
herederos de Valdéz. Yo le he dije que no hay...
ANTONIO: ¡Pues hay!
ARTURO: ¿Qué?
ANTONIO: ¡Que hay! Poco después de salir usted, llamó el inspector para
decirle que entre los papeles que les dio han encontrado una
partida de matrimonio.
ARTURO: ¿Eh? ¿Casado? ¿Víctor Valdéz era casado?
ANTONIO: Con una tal Alicia Suretti.
ARTURO: ¿Alicia? ¿Entonces esa A... y ese niño...?

49
ANTONIO: ¡Probablemente!
ARTURO: ¡Casado! ¡Y el muy...! Siempre debe lamentarse la muerte de
quién sea, pero a veces...
ANTONIO: Bueno, siga contando...
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: De lo que pasó con la preciosa.
ARTURO: Quedamos citados para mañana. Pero no ocurrirá nada. En
aquél ambiente me he dado cuenta de la distancia que hay
entre los dos. ¡Ay, si consiguiéramos cazar al pájaro de los
doscientos mil! ¡No es que sea una gran fortuna pero con eso...!
ANTONIO: ¿Y de lo otro qué? ¡De lo del concierto!
ARTURO: ¡Ah, muy bien! Por poco me desmayo de verdad. ¿Sabés lo que
es verse en un escenario, con focos por todas partes y cientos
de personas pendientes de vos? ¡Para qué contarte la que se
armó! ¡En un momento se juntaron a mi alrededor once
médicos! ¡Todos querían soltarme el cuello de la camisa
mientras decían: ¡aire, lo que necesita es aire... y por poco me
ahogan! Gracias a ese muchacho de la Comisión que me llevó
por su cuenta, y entre él y dos o tres más me sacaron al jardín,
pidieron un taxi, me metieron en él... y aquí me tenés!
ANTONIO: ¿Entonces todo salió a pedir de boca?
ARTURO: ¡Todo! ¡Hasta lo del taxi! Porque al llegar aquí me bajo,
pregunto al chofer ¿qué le debo? y guiñándome un ojo dice:
¡Nada “pichi”! ¡Puso primera y se fue!
ANTONIO: ¡Algún admirador!
(POR SEGUNDA IZQUIERDA SE OYE UN ESTREPITO).
ARTURO: ¿Qué pasa?
ANTONIO: La señorita Nelly que no encuentra su collar y lo está buscando
por encima de los armarios. (SUENA EL TELEFONO). ¿Diga?...
¡Sí, señor Inspector!... ¡Ahora mis... ¿eh?... ¿Qué?...
ARTURO: ¿Qué pasa?
ANTONIO: ¡En la fiesta! ¡Que han robado en la fiesta!
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¡Sortijas, camafeos, un collar de diaman...!

50
ARTURO: (LE ARREBATA EL AURICULAR) ¿Qué ocurre, inspector?... ¿Eh?
Sí... sí... sí..., sí, sí, sí... sí.
(POR LA VENTANA DE LA DERECHA, ROSAURA
GOLPEA EN LOS CRISTALES).
ROSAURA: ¡Señor Cuesta! ¡Señor Cuesta!
ANTONIO: ¡La preciosa!
ARTURO: ¡Abrí!
(POR SEGUNDA IZQUIERDA, NELLY).
NELLY: ¡Antonio, no recuerda que le dije...!
ANTONIO: (HACIENDO MUTIS POR FORO DERECHA) Sí, sí, voy
NELLY: (A ARTURO QUE SIGUE ESCUCHANDO POR TELEFONO). ¡Víctor!
¿Cómo es que estás...?
ARTURO: ¡Cállese!
NELLY: ¿Eh?
ARTURO: (SIGUE AL TELEFONO) ¡Sí!... ¡Sí... sí...! ¡Bien! ¡Lo que usted diga!
¡Adiós, inspector! (CUELGA DESALENTADO. POR EL FORO
DERECHA, ROSAURA CON TRAJE DE NOCHE, SEGUIDA DE
ANTONIO).
NELLY: ¿Pero qué te pasa?
ARTURO: (MAS BIEN PARA SI) ¡Robaron!
ROSAURA: ¡Robaron!
NELLY: ¡El Conde!
ROSAURA: (YENDO HACIA ARTURO). ¡Una vitrina del despacho del
superintendente! ¡Medallones antiguos, un collar de diamantes!
¡al rato de irse usted, de las habitaciones de su excelencia bajó
corriendo el mayordomo!
ANTONIO: ¿Pero lo atraparon...?
ARTURO: ¡No, no han atrapado a nadie!
ROSAURA: Yo, en cuanto lo supe, no se me ocurrió más que venir a
avisarle.
ARTURO: ¡Esto es lo que sabía Valdéz! ¡Por eso llamó por teléfono! ¡Por
eso lo mataron!
NELLY: ¿Qué decís, Víctor?
ARTURO: ¡Y yo probablemente hablaría con el criminal!
ROSAURA: ¡Cálmese, cálmese, Arturo!
NELLY: ¿Por qué le llama Arturo?
ROSAURA: ¡Cállese!
ARTURO: ¡Y se me escapó! ¡Se me escapó!
ROSAURA: ¡Usted no tiene la culpa!

51
ARTURO: Y con él dejé escapar mucho dinero. ¡Que es lo que siento!
Porque el robo... ¡allá la policía! y el criminal... ¡Valdéz tenía que
acabar de esa manera!
NELLY: ¿Pero qué dice?
ARTURO: (A ROSAURA) ¡Era casado! ¡Estaba casado!
ROSAURA: ¿Eh?
NELLY: ¿Quién?
ARTURO: La indignidad que quería cometer con usted era mayor de lo
que se suponía. Valdéz estaba casado y tenía un hijo.
NELLY: ¿Puedo saber a qué viene todo esto? ¿Por qué decís que estás
muerto? ¿De qué criminal hablás y por qué te llama Arturo
aquí... el señor Conde?
ROSAURA: ¿Eh?
NELLY: ¿Qué broma es esta?
ARTURO: ¡Nada de bromas, señorita! ¡Yo no soy Víctor Valdéz!
NELLY: ¿Eh?
ARTURO: ¡A su amigo lo asesinaron anoche!
NELLY: ¿Cómo?
ARTURO: ¡Yo estaba aquí de cebo para agarrar al asesino!
NELLY: ¿Eh?
ARTURO: ¡Pero ya es inútil! ¡Inútil!
NELLY: ¿Qué decís, Víctor? ¿Cómo van a asesinarte si estás vivo? ¿Y
cómo...? (DE PRONTO QUEDA SERIA, MIRA A TODOS Y EMPIEZA
A COMPRENDER). ¿Qué tú...? ¿Qué usted...? ¿A...noche?
¿Entonces el tiro de anoch...? ¿El ti...? ¡Ay!
ANTONIO: (SEÑALANDO UN SILLON) ¡Aquí, aquí, señorita!
NELLY: ¿Por eso cuando... y luego al...?
ANTONIO: (IDEM)¡Por favor, aquí!
NELLY: ¿Y aquello de...? ¿Y por eso al ir...? ¡Una cuchara!
ANTONIO: ¿Eh?
NELLY: ¡Métame una cuchara entre los dientes, que me va a dar un
ataque!
ROSAURA: (YENDO A ELLA) ¡Cálmese, señorita!
NELLY: (RISUEÑA TOMA UNA MANO DE ROSAURA) ¡Sí!... ¡Un ataque!...
(RIE) ¡A mí me dan ataques!
ROSAURA: (A ARTURO) ¡Fue usted muy brusco!

52
NELLY: ¡Una cama!... ¡Llévenme a una cama, porque si no me doy
contra los muebles! (RIE MIENTRAS HACE MUTIS
ACOMPAÑADA DE ROSAURA Y ANTONIO). ¡Asesinad...! ¡Ja, ja,
ja! ¡Le han asesinad...! ¡Ja, ja, ja! (SERIA) ¡Por favor, la cuchara!
(VUELVE A REIR) ¡Le han asesinado...! ¡Ja, ja, ja! (MUTIS DE LOS
TRES POR SEGUNDA IZQUIERDA. ARTURO, MALHUMORADO, VA
A SENTARSE EN EL DIVAN Y COMO LE ESTORBA EL VIOLIN, QUE
DEJO ALLI AL ENTRAR, LO TOMA Y LO TIRA SOBRE EL SOFA
DEL PRIMER TERMINO IZQUIERDA).
ARTURO: El ladrón no se dejó engañar. Sabía que Valdéz había muerto...
o supuso que después de lo de anoche estaba atemorizado y
no diría... (QUEDA QUIETO CON EL OIDO ATENTO. SE LEVANTA Y
VA HACIA EL FORO. SALE ANTONIO POR SEGUNDA IZQUIERDA).
ANTONIO: ¡Debemos avisar a un méd...!
ARTURO: ¡Chist! ¡Callate!
ANTONIO: (ACERCANDOSE) ¿Eh?
ARTURO: ¡La puerta!
ANTONIO: ¿Qué?
ARTURO: ¡Alguien anda en la puerta! ¡Escuché ruido como si quisieran
abrir!
ANTONIO: ¡Será el inspector!
ARTURO: ¡No! ¡Empujaron varias veces... y la policía hubiera llamado!
ANTONIO: ¿Voy por el jardín?
ARTURO: ¡Andá! (ANTONIO DA MEDIA VUELTA PARA SALIR POR FORO
IZQUIERDA CUANDO APARECE HERRANZ).
HERRANZ: ¡Buenas noches!
ANTONIO: ¡El de anoche!
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¡Herránz, el abogado!
ARTURO: ¡Bu...enas!

53
HERRANZ: ¡Vengo a decir que cumplí su encargo! Hablé con mi cliente y
traigo la contestación. (ANTONIO Y ARTURO SE MIRAN) Como
dijo usted muy bien todo es cuestión de dinero y mi cliente creo
que ha estado moderada en sus pretensiones. Redacté un
documento que vengo a someter a su aprobación. (APOYA EL
PORTAFOLIOS EN EL RESPALDO DEL SOFA Y LA ABRE) ¡Aquí
está lo que le va a costar... su granujada! (DE LA CARTERA
SACA UNA PISTOLA Y APUNTA A ARTURO. INSTINTIVAMENTE
ARTURO Y ANTONIO SE ABRAZAN).
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¿Eh?
HERRANZ: Anoche vine a saber si era verdad lo que me escribió mi
hermana. Por eso me fingí lo que no era. Y si no lo maté en
aquel momento fue porque antes deseaba consultar a un
abogado. Y tiene usted razón, lo único que podemos lograr es
que reconozca usted como hijo natural al que es legítimo.
ARTURO: ¡Oiga, si yo...!
HERRANZ: Pero antes que mi hermana tenga que pasar por lo que no es,
callaremos todos. ¡Usted el primero!... Apártese de su amo o
haré blanco a través de su cuerpo.
ANTONIO: ¡Suelte, suelte, que tengo madre!
HERRANZ: ¡Un solo medio hay para que no sea este su último momento!
(SACA UN PAPEL DEL BOLSILLO). Elija, señor Valdéz; o la
muerte... ¡o firmar aquí!
ARTURO: ¡Fi... firmar ahí, firmar ahí!
HERRANZ: ¿Sabe lo que dice?
ARTURO: ¡Es igual, lo que sea, pero prefiero firmar!
(POR EL FORO IZQUIERDA ALICIA).
ALICIA: ¡Ricardo!
HERRANZ: ¿Eh?
ANTONIO: ¡La del jarro!
ALICIA: ¡No dispares, Ricardo! ¡Ese hombre no es Valdéz!
HERRANZ: ¿Eh?
ALICIA: ¡No es él! ¡Te lo juro... por mi hijo! ¡A Víctor Valdéz lo maté yo
anoche!
ARTURO: ¿Eh?
ANTONIO: ¿Eh?
HERRANZ: ¿Qué decís?

54
ALICIA: Creéme: te lo juré por mi hijo. Fue un momento de locura, de
celos. Arrepentida de la carta que te escribí, vine a esta casa a
suplicarle a Víctor. Como no estaba solo, por el jardín entré en
su cuarto cuando le oí decir que pensaba casarse con otra...
Cegada por el dolor y por los celos... vi un arma junto a mí y
disparé, casi sin saber lo que hacía. Cuando leo que Víctor no
había muerto, arrepentida de mi acción decidí abandonar este
mundo y vine a dejarle nuestro hijo. Luego, al verte rondar la
casa volví a prevenirle, deseando que se salvara. ¡Entonces
comprendí que, por desgracia, no era cierto lo que se había
dicho!
HERRANZ: ¡Alicia!
(POR SEGUNDA IZQUIERDA, ROSAURA).
ALICIA: Recogí a mi niño y quise que supieras lo sucedido... pero no te
encontré y estuve desde entonces alrededor de esta casa
esperándote, porque sabía que ibas a volver.
ARTURO: ¿Usted es la esposa de Víctor Valdéz?
ALICIA: ¡Aunque no pueda demostrarlo...!
ARTURO: ¿No puede?
HERRANZ: No queda constancia del hecho, por eso el muy...
ARTURO: ¡En manos de la Policía hay un documento que lo prueba!
HERRANZ: ¿Eh?
ALICIA: ¿Eh?
ARTURO: Lo encontraron entre los papeles de Víctor Valdéz. ¡Supongo
que irá por él usted misma! (ALICIA BAJA LA CABEZA Y
ASIENTE) ¡El criado les acompañará!... ¡Antonio!
HERRANZ: (A ALICIA) ¡No, quedate! La ley necesita un culpable. ¡Seré yo!
ARTURO: La ley necesita al culpable, y más atenuantes tiene su
hermana. ¡Acompañalos, Antonio!
(MUTIS POR FORO DERECHA DE ALICIA,
HERRANZ Y ANTONIO).
ROSAURA: ¿Fue ella...?

55
ARTURO: ¡Sí!
ROSAURA: ¡Pobre mujer!
ARTURO: Usted puede favorecerla mucho: declarando lo que le propuso
Víctor Valdéz.
ROSAURA: Hablé de ello con el inspector y mañana cuando nos veamos...
ARTURO: ¡Mañana! ¡Sabe Dios dónde estaré mañana!
ROSAURA: ¡Recuerde que quedamos...!
ARTURO: ¡Quedamos, entonces... cuando todavía yo tenía esperanzas de
ganar ese dinero! Ahora... ¿para qué volver a verla si...?
(ECHANDOLO A BROMA). ¡Me prometí a mi mismo no hablar...!
ROSAURA: ¡De lo que estuvo diciendo toda la noche sin palabras!
ARTURO: Pues olvídelo todo, y perdón por haber sido tan indiscreto...
¡para conmigo mismo!
ROSAURA: (TENDIENDOLE LA MANO) ¡Hasta mañana!
ARTURO: Por favor, Rosaura, en bien... no sé si de los dos, mío desde
luego, es preferible que nos despidamos ahora mismo. De esta
aventura yo guardaré siempre el recuerdo de las horas que
pasé a su lado... y el susto que acaban de darme. Lo demás...
Eso del pastor y la princesa, está bien para los cuentos. En la
vida, las princesas necesitan calefacción central, cocinera y
aspirador eléctrico.
ROSAURA: ¿Sólo eso?
ARTURO: ¡Bueno, y un automóvil!
ROSAURA: ¡Mañana continuaremos esta conversación... suponiendo que
sea verdad todo cuanto ha dicho. El dinero no se gana sólo
apresando criminales..., hay otras formas menos rápidas, pero
más seguras, y yo... ¡con un brasero me conformo! (ARTURO VA
A HABLAR) ¡Hasta mañana! Ya sabe donde... ¡No se impaciente
si tardo un poco! Está algo lejos de mi casa... y yo acostumbro ir
caminando... (MUTIS).

56
ARTURO: ¡No! ¡No! ¡No voy! (SE SIENTA EN EL SOFA JUNTO AL ESTUCHE
DEL VIOLIN) Ahora es el momento... la... ¡pero luego, el...! ¡Y
yo...! (PIENSA, SONRIE Y MIRA HACIA DONDE SE FUE
ROSAURA). ¡Caminando! (ENSIMISMADO Y SIN DEJAR DE
SONREIR, DISTRAIDAMENTE ABRE Y CIERRA EL CIERRE DEL
VIOLIN). ¡Caminando! (REACCIONA) ¡Eso dice hoy, pero
después...! ¡No, no voy! ¡No voy! (SUSPIRA) ¡Vamos a ponernos
el traje que traje! (MALHUMORADO DA UN PUÑETAZO SOBRE
EL ESTUCHE Y VA A INCORPORARSE, SE DETIENE Y MIRA EL
ESTUCHE, LO TOMA CON AMBAS MANOS Y LO AGITA
ESCUCHANDO). ¡Me quedé con el violín! (LEVANTA EL CIERRE Y
ABRE LA CAJA. MIRA ATERRADO Y CIERRA RAPIDAMENTE.
TRAGA SALIVA CON MUCHA DIFICULTAD Y POCO A POCO
VUELVE A ABRIR EL ESTUCHE, MIRA Y SOLTANDO LA TAPA,
RAPIDAMENTE LA DEJA CAER Y SE PONE EN PIE DE UN SALTO.
SE LLEVA LOS DEDOS A LOS OJOS). ¡Están abiertos!... (SE
PALPA EL TRAJE). Y no llevo pijama, o sea, estoy despierto!...
¡Estoy despier...! (SE ABALANZA SOBRE EL ESTUCHE Y LO ABRE
REVOLVIENDO SU CONTENIDO). ¡Aah! ¡Aah!... ¡Aah! (IMITA UNOS
SONIDOS GUTURALES) ¡Aah! (CIERRA. TEMBLOROSO Y
CONTINUANDO CON CARA DE ESTUPIDO DA TRES O CUATRO
PASOS. VUELVE ATRÁS, SE TOCA LA CABEZA, PALMOTEA,
TODOS ESTOS MOVIMIENTOS SIN FUERZA Y MAS BIEN EN
INICIACION. VA AL TELEFONO Y DESCUELGA). ¡Aah!... ¡Aah!...
¡Aah!... (SE SEÑALA, LUEGO SEÑALA EL SOFA Y CUENTA LOS
DEDOS. QUIERE DECIR: “SEÑOR INSPECTOR, ACABO DE
ENCONTRAR LAS ALHAJAS, ESTAN EN EL VIOLIN; TODAS, LAS
SORTIJAS, LOS BROCHES, EL COLLAR”. PERO UNICAMENTE
EMITE SONIDOS GUTURALES Y LUEGO CUELGA). ¡Aah!... ¡Aah!...
¡Aah!... (SE DEJA CAER EN EL SILLON Y SE ENJUGA EL SUDOR
DE LA FRENTE. POCO A POCO SE VA TRANQUILIZANDO) ¿Pero...
cómo? ¿Cómo y quién?... ¿quién?...
(POR EL JARDIN, EDUARDO CON CARA DE
POCOS AMIGOS).

57
EDUARDO: ¿Por qué no dejaste el violín en el taxi?
ARTURO: (QUE NO SE DIO CUENTA DE LA LLEGADA DE EDUARDO HASTA
QUE ESTE EMPIEZA A HABLAR, MUY CERCA DE EL, SE
SOBRESALTA). ¿Eh?
EDUARDO: ¿Por qué no hiciste lo que te dije? (LO TOMA DE LAS SOLAPAS).
¿Dónde están las alhajas?
ARTURO: (YA DUEÑO DE SI) ¡Ahí las tenés, en el sofá! (EDUARDO, SIN
PERDER DE VISTA A ARTURO, RETROCEDE UNOS PASOS Y SE
ACERCA AL SOFA POR DETRÁS DEL RESPALDO. ABRE EL
ESTUCHE. ARTURO, SIN DEJAR DE MIRARLE, TOMA EL
TELEFONO, INCORPORANDOSE PARA TAPAR CON SU CUERPO
EL AURICULAR).
EDUARDO: ¡Soltá ese teléfono! (ARTURO VUELVE A CAER SENTADO Y DEJA
EL TELEFONO EN SU SITIO. EDUARDO VA A EL). ¿A quién ibas a
llamar?
ARTURO: ¡A nadie! Es que al ir a levantarme me apoyé así... (PONE LAS
MANOS SOBRE EL TELEFONO SOSTENIENDOLO EN LA MANO)...
y tú, por lo visto, no sé qué te creíste. (MUY DESPACIO HACE EL
ADEMAN DE COLGAR).
EDUARDO: ¿Por qué no lo dejaste en el taxi...?
ARTURO: (ACCIONANDO CON EL APARATO) ¿Cómo iba a dejar en el auto
el estuche del violín con todas las alhajas dentro?
EDUARDO: ¡Convinimos en ello!
ARTURO: Pero era muy peligroso. Aquí están más seguras, porque a esta
casa no se le va a ocurrir venir a buscarlas a ningún policía.
(HACE INTENCION DE COLGAR, PERO VUELVE A HABLARLE A
EDUARDO ACCIONANDO SIEMPRE CON EL AURICULAR). ¿O es
que desconfías de mí?
EDUARDO: ¡A... medias!
ARTURO: (EN EXCLAMACION PERO CON DOBLE SENTIDO). ¡Vamos,
hombre, vamos! (CUELGA) ¿Por qué me dio miedo a última
hora vas a sospechar...?
EDUARDO: Le hubieras dicho al chofer...
ARTURO: Estando el sereno a dos pasos iba a hablar de...
EDUARDO: ¡Es que no había necesidad!
ARTURO: ¡Bueno, bueno, ya está hecho, ¿para qué vamos a discutir?...
Ahora, me dirás que hacemos con eso.
EDUARDO: Lo que acordamos.
ARTURO: ¡Vamos por partes! ¿Qué es lo que acordamos?
EDUARDO: Mandarte yo el dinero desde el exterior.
ARTURO: ¿Cuánto?

58
EDUARDO: ¡La cuarta parte de lo que den por...!
ARTURO: ¡Es poco! ¡Poquísimo!
EDUARDO: ¡Ya sabía yo que traías “embuchado”! ¿Cuánto querés....?
ARTURO: ¡La mitad!
EDUARDO: ¡La mitad! ¡Estás loco! ¿Quién planeó el asunto? ¿Quién falsificó
las invitaciones? ¿Quién se jugó el pellejo al forzar la vitrina?
ARTURO: ¿Quién?
EDUARDO: ¿Vas a decirme que fuiste vos? Por un desmayo, que te salió a
las mil maravillas, eso sí, ¿querés la mitad? ¡Ché, eso es un
robo! Tengo que darle algo al chofer que corre el riesgo de la
Aduana. No puedo darte más de lo que te ofrecí.
ARTURO: (MIRANDO A SU ALREDEDOR) ¿Cuándo vendrá esta gente?
EDUARDO: ¿Qué decís?
ARTURO: ¡Que no vienen!
EDUARDO: ¿Eh?
ARTURO: Que... no vienen bien los repartos que haces con relación a lo
que trabajamos cada uno. ¡Quiero la mitad!
EDUARDO: ¡Conmigo no te pongas bravo! Te voy a dar lo que acordamos, ni
un centavo más... Y si querés que lo discutamos de otra
manera...
ARTURO: (ACHICADO) ¡No, hombre, no, de acuerdo!
EDUARDO: ¡Te conviene! (TOMA EL ESTUCHE DEL VIOLIN Y LE TIENDE LA
MANO A ARTURO). ¡Antes de fin de mes tendrás noticias mías!
ARTURO: (SIN SOLTARLE LA MANO Y PROCURANDO GANAR TIEMPO).
Escuchame, y... ¿y ahora planeás algo?
EDUARDO: (NIEGA) En cuanto realice esto pienso descansar una
temporada.
(POR EL JARDIN, JAIME Y RODOLFO. JAIME LE
HACE SEÑAS A ARTURO DE QUE CALLE).
ARTURO: ¡Ah!
EDUARDO: Tengo una casita en Las Canarias y voy a encerrarme.
ARTURO: ¡Van!
EDUARDO: ¿Eh?
ARTURO: ¡Que van! (JAIME SE ADELANTA Y APUNTA A EDUARDO).
JAIME: (TOMANDO CON LA OTRA MANO EL ESTUCHE DEL VIOLIN)
¡Deje, que yo se lo llevo!

59
EDUARDO: ¿Eh?
JAIME: ¡Esto le va a pesar mucho!
(POR EL FORO DERECHA, RODOLFO CON EL
ARMA EN LA MANO, Y ATRÁS ANTONIO).
EDUARDO: ¿Eh? (MIRA A SU ALREDEDOR DISPUESTO A LA VIOLENCIA,
PERO SE DA CUENTA QUE ES INUTIL Y SE SERENA. RODOLFO
AGARRA A EDUARDO POR EL BRAZO QUE LO TENIA
AGARRADO JAIME, MIENTRAS ESTE LO REGISTRA,
QUITANDOLE LA PISTOLA).
JAIME: Tenía yo ganas de hablar con usted unas palabras.
EDUARDO: ¡A su disposición! (A ARTURO) ¡Y gracias, pibe! (RODOLFO LE
PONE LAS ESPOSAS)
ARTURO: ¡Lo siento!
JAIME: ¡Lléveselo!
EDUARDO: (A ARTURO, MIENTRAS RODOLFO SE LO LLEVA POR FORO
DERECHA) ¡Hasta la vista!
RODOLFO: (TIRANDO DE EL) ¡Vamos!
EDUARDO: ¡Sin violencias! ¡Soy un caballero!
(MUTIS POR FORO DERECHA DE EDUARDO Y
RODOLFO).
JAIME: (QUE ABRIO EL ESTUCHE DEL VIOLIN, LO CIERRA DESPUES DE
EXAMINAR SU CONTENIDO) ¡Sabe elegir!... ¡Gracias, señor
Cuesta, y gracias a Usted también (POR ANTONIO). ¡Se
portaron, ustedes! ¡Mañana pase por mi despacho y allí
arreglaremos cuentas! Además quiero hablarle de otro
asunto...
ARTURO: ¡Muchas gracias, pero más líos, no!
JAIME: ¡Usted vaya!... ¡Hasta mañana!... (INICIA EL MUTIS POR FORO
DERECHA) ¡Ah, procuraré no mezclar en todo esto a la señorita
Rosaura!
ARTURO: ¿Eh?
JAIME: ¡Creo que no es preciso! ¡Y para qué!... Buenas noches.
(MUTIS POR FORO DERECHA. ARTURO Y
ANTONIO SE MIRAN CON ASOMBRO Y LUEGO
SE ECHAN A REIR. POR LA SEGUNDA
IZQUIERDA, NELLY).
NELLY: ¡Antonio!
ARTURO: ¡Nelly, perdóneme! Antes fui un poco brusco.

60
NELLY: ¡Olvidemos todo!. (A ANTONIO, DANDOLE SU BOLSO) ¡Para qué
hablar de lo ocurrido, ni de lo bien que me han tomado el pelo!
¡Haga el favor de acompañarme hasta la parada de taxis!
¡Señor... cómo sea, lamento de veras haberle conocido! ¡No es
que esté usted mal, pero por eso mismo!... ¡Buenas noches!
(MUTIS POR FORO DERECHA. ANTONIO LA
SIGUE. ARTURO AL QUEDAR SOLO VA AL
TELEFONO Y MARCA UN NUMERO).
ARTURO: ¿La señorita Rosaura?... De parte de... del pastor. (PAUSA). ¿Es
usted Rosaura? ¡No, nada, nada grave! Recordarle que mañana
a las once... ya le contaré. ¡Se han recuperado las alhajas, las
recuperé yo!... ¡Sí, sí, todo, todo a pedir de boca!... ¡Gracias!... ¡Y
yo! Desde hace quince horas es la primera vez que respiro
tranquilo, sin temor al tiro, ni al puñal, ni al veneno... ¡Ya se han
acabado los sobresaltos!...
(POR EL JARDIN, HECHO UNA FIERA,
MARIANO).
MARIANO: ¡Miserable!
ARTURO: ¿Eh? (MARIANO SE ABALANZA SOBRE ARTURO Y TRATA DE
AHOGARLO) ¡Socorro!
MARIANO: ¡Granuja!
(POR EL FORO SALE ANTONIO. ATRÁS,
NELLY).
ARTURO: ¿Eh?
NELLY: (MUY SATISFECHA). ¡Duro con él, Trujillo, duro con él!
(MIENTRAS LUCHAN LOS TRES HOMBRES,
NELLY SE SIENTA EN EL SILLON MUY
SONRIENTE).

TELON FINAL

61

S-ar putea să vă placă și