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YANACONAJE EN LAS HACIENDAS DE PIURA EN LA PRIMERA MITAD

DEL SIGLO XX
Antecedente

El yanaconaje existió en la sociedad andina prehispánica. Asimismo se dieron


múltiples maneras en las que tanto el poder local o estatal aprovecharon
servilmente el trabajo humano.

En el Estado Inca los grupos adscritos a esta situación recibieron la


denominación de yana. Su origen, según la versión de la élite inca transmitida a
los cronistas europeos, se remontaría a gente acusada de "rebelde" y
encomendada a un pariente del soberano "para las huacas, ganado y
sementeras del Inca"1 . Otras fuentes, como las Visitas, al ofrecer
informaciones regionales, retroceden su antigüedad a tiempos pre-incaicos2.

Sobre estas líneas argumentadas, se puede conocer que para algunos autores
los yanaconas se originaron debido a la gente acusada de insurrectos y
encargada a un pariente del Inca. Sin embargo, para otros autores como Ortiz
de Zúñiga (1967-1972), el origen de los yanaconas se inicia a tiempos
preincaicos.

Parece que durante el Estado Inca éste fue un grupo minoritario, distribuido
desigualmente y de alguna manera fuertemente vinculado a la actividad
agrícola. Su status socio económico fue complejo: variaba de región a región y
de acuerdo al nivel de poder al que estaba sujeto.

No obstante, el origen de los yanaconas ha sido durante el estado Inca, cuyo


grupo minoritario estuvo ligado en su mayoría a la actividad agrícola.
Determinando que su status económico ha sido muy complejo, debido a su
cambio de región en región y de acuerdo a la jerarquía al que estaba sujeto.

Por otro lado, para Rostworowski (1970), los yanaconas ligados a los jefes
regionales tenían una categoría inferior a la de los vinculados al poder central
como los apu yana, servidores del Inca3. Se les ha reconocido hasta en tres
condiciones: como siervos permanentes, como siervos temporales y como
etnías desarraigadas por vida.

1
Cabello Valboa. Hacía 1951 desliza que el Origen de los yanaconas, se remontaría a
gente acusada de "rebelde" y encomendada a un pariente del soberano "para las
huacas, ganado y sementeras del Inca.
2
Ortiz de Zúñiga (1967-1972). Visita de la provincia de León de Huánuco en 1562.
3
Rostworowski (1970). "El repartimiento de doña Beatriz Coya, en el valle de Yucay"
Según Rostworowski (1970). En su investigación titulada "El repartimiento de
doña Beatriz Coya, en el valle de Yucay". Los yanaconas relacionados a los
jefes regionales, fueron reconocidos en condiciones de siervos, dado a que
eran inferiores al poder central como los apu yana, servidores del Inca.

Como siervos permanentes, los yanaconas cumplían funciones productivas


específicas y estaban adscritos al servicio de las huacas, de curacas regionales
y locales, de funcionarios estatales o a una familia de la nobleza imperial.

Esta situación significaba la pérdida por vida de la libertad de trabajo, que los
convertía en siervos permanentes y hereditarios4 o "criados perpetuos"5 .Sin
embargo, hubo casos en que determinados individuos se vieron forzados a
dicha situación sólo con carácter temporal.

En efecto, la situación de los yanaconas nos permite diferenciar que su


condición de siervos fue de carácter permanente y temporal. Debido a que en
algunos casos significo la encarcelación perpetua de su libertad de trabajo,
dado que eran siervos permanentes y hereditarios. Mientras que por otro, dicha
situación fue de carácter temporal.

Los yanaconas tenían una “situación algo similar a la de los mitmacona,


quienes eran deportados sin perder su etnia”6. Estos eran desplazados bien
con fines punitivos o para el control de nuevos pueblos dominados. Cuando así
ocurría, éstos mantenían su organización comunitaria y, en consecuencia,
tenían acceso a la tierra.

Para Espinoza Soriano (1970). La situación de los yanaconas es considerada


como algo similar a la de los mitmacona, quienes eran expulsados sin perder
su etnia. Conllevando a su organización comunitaria y su acceso a la tierra.

Se puede suponer que los yanaconas se vieron afectos, además, al


cumplimiento del sistema de la mita estatal. En estas tres condiciones se
trataba de individuos o grupos separados de su propio territorio y, por
consiguiente, de la red de relaciones de parentesco y reciprocidad
característica de la sociedad andina prehispánica.

4
Mellafe. (1974), Murra. (1975) y Villar Córdova. (1966)
5
Cieza de León. (1967).
6
Espinoza Soriano (1970).
Es relevante precisar que con la conquista española la situación y la función de
los yanaconas cambia radicalmente. Púes la quiebra del Estado Inca en cierto
modo da lugar a la reagrupación étnica de sus integrantes y como es de
suponer, estuvieron acordes con las necesidades de la política expansiva de
los conquistadores.

Sin embargo, en muchos casos, como se desprende de los documentos


administrativos que en los últimos años se vienen propagando, los
encomenderos españoles siguieron considerando yanaconas a quienes
encontraron como tales, aunque extendieron la denominación a todo individuo
que, por alguna causa, no fuera miembro de alguna encomienda o reducción.

Llamaron también yanacona a todo indio o familia de indios arrancados de sus


propias encomiendas para llevarlos a otras conquistas, a sus casas en las
ciudades o a otras tierras de cultivo.

Podríamos decir que desde su origen la condición de yana tuvo una


connotación vinculada al desarraigo o proceso migratorio. No cabe duda
tampoco que, a partir de la conquista y ocupación españolas, el grupo de
yanaconas creció en porcentaje dentro del total de la población indígena.

En realidad, los yanaconas, de servidores de los curacas pasaron a serio de los


españoles. Abdicaban su libertad para no ser enrolados en la mita minera o
para no pagar tributo, a la vez que los españoles los utilizaban como mano de
obra

Es así como en el siglo XVII, con la crisis de la minería y la consolidación del


sistema de hacienda, el yanaconaje vuelve a ser preponderante en la actividad
agrícola. Ello ocurrió cuando, dada la escasez de mano de obra, los
propietarios de tierras se vieron en la necesidad de tomar bajo su dominio a los
contingentes necesarios para la producción.

La estructura de la mano de obra varió entonces en función de los tipos de


cultivo, condiciones ecológicas, relaciones entre propietarios y trabajadores y,
además, por el diferente impacto del mercado.

En su fórmula colonial el yanaconaje aparece como la entrega de un lote de


tierra de cultivo a cambio de la prestación de servicios gratuitos, agrícolas o
domésticos, en las propiedades de españoles o curacas. Al trabajar con los
curacas los yanaconas integraron un sistema de intermediación que los utilizó,
de grado o fuerza, como "servidores" en su acepción indígena.

Posteriormente, y en otras regiones, al desaparecer la prestación gratuita el


yanacón se limitó al pago de una merced conductiva en producto por la parcela
que recibía.

El yanaconaje resulta así una modalidad autóctona recreada por los españoles,
con el fin de reforzar las bases económicas de su control en la nueva estructura
agraria dominada por la hacienda. Como forma de producción coexistió con
otras modalidades.

Así, en la hacienda podían encontrarse simultáneamente yanaconas, esclavos


y peones. El porqué de estas diferentes modalidades de explotación, sus
mecanismos específicos de articulación recíproca, así como la relación de la
economía agraria con la minera y con la incipiente economía artes anal, es
decir la comprensión del significado de la economía agraria dentro del sistema
económico colonial, es tema sobre el cual no existe todavía suficiente
investigación.

Asimismo en la compilación de Matos Mar. Hacienda comunidad y


campesinado en el Perú, cuya investigación conto con la colaboración de
grandes intelectuales, entre más destacados Julio Cotler, Felipe Portocarrero,
Giorgio Alberti, y Robert Keith quienes manifiestan que el crecimiento del
yanaconaje refiere a la explotación por medio de yanaconas. Dado que tiene
sus antecedentes en la temprana Colonia, pero no cobra verdadera importancia
sino hasta fines del siglo XIX.
Su extensión se encuentra en dependencia de la doble crisis, de mano de obra
y de los beneficios de la exportación.

En estas condiciones el yanaconaje permitió la consolidación del sistema al


mantener dentro de la modalidad especial de contrato, de arrendamiento la
vigencia de la explotación en la mayor área' posible, sin que el propietario
realizara mayores inversiones ni corriese riesgo en la producción; Sirvió
también para fijar la mano de obra necesaria para la explotación
Si bien, el yanaconaje existió en la sociedad andina prehispánica. A lo largo del
proceso histórico fue recreado una y otra vez, en la medida y en los términos
que podía satisfacer, inicialmente, las necesidades comunales y jerárquicas;
más adelante las de la producción mercantil colonial; y, finalmente, las de la
economía capitalista.

Bajo la premisa fundamentada, Matos Mar, sostiene como el yanaconaje


estuvo presente en la sociedad andina prehispánica, como medida y principal
fin de beneficiar las necesidades básicas comunales y de orden jerárquico. De
tal modo, a lo largo del proceso histórico busco satisfacer la producción
mercantil colonial, y la economía capitalista.

Sin embargo, el yanaconaje adopta una versión moderna, teñida del matiz
capitalista de las empresas, a diferencia de las otras modalidades menos
extendidas que aún superviven en zonas tradicionales, de la sierra
principalmente, y que mantienen su carácter servil.

Esto nos permite diferenciar las modalidades existentes a lo largo del tiempo
histórico. Dado que, el yanaconaje adopta una versión moderna, presente en la
“matiz capitalista de las empresas” en relación a la economía distinta a las
modalidades existentes en zonas tradicionales de la sierra, donde se conserva
su “carácter servil”.

Sobre estas líneas argumentadas, el yanaconaje fue una asociación entre la


hacienda, que aportaba capital (tierra, agua, dinero, insumos, maquinarias y
servicios) y un campesino -el yanacona - que aportaba fuerza de trabajo y
experiencia agrícola.

Dando a conocer que, el yanaconaje ha sido una asociación entre la hacienda


y un campesino. Permitiendo un proceso de interacción entre la hacienda por
su aporte capital y por otro, el campesino con su fuerza de trabajo y
experiencia agrícola.

Esta asociación manifiesta que un campesino “yanacona” debía abonar una


merced conductiva, cultivar el producto determinado por la hacienda y venderle
exclusivamente a ella el íntegro de la producción.
Es así como la hacienda obtenía: una renta por la parcela, una ganancia por
las condiciones favorables en que comerciaba con el yanacona y un interés por
el dinero que anualmente le adelantaba como habilitación.

En términos sociales, el yanaconaje era, además, un eslabón en la cadena


arborescente de dominación interna que permitió la fragmentación del
campesinado, a través de la concesión de desiguales beneficios individuales.

Sobre estas argumentaciones y explicaciones la situación del Sistema de


yanaconado en las haciendas de Piura, durante el siglo XX. Se evidencio en
gran parte en un pliego de reclamos, donde se pueden percibir documentos
conservados en el Archivo Departamental de Piura, cuya institución almacena
fuentes valiosas de información sobre la lucha de los yanaconas.

De tal modo, este sistema laboral imperante, se percibe en documentos donde


la mayoría de los campesinos denuncian abusos y solicitan la intervención de
burócratas para que sean “aplicadas leyes vigentes” en los fundos serranos.

A principios del siglo XX, el yanaconaje tradicional que evolucionó en relación


directa con el desarrollo del sistema de hacienda, aparecerá claramente
diferenciado, tanto en la costa como en la sierra, en función de los tipos de
cultivo, del tamaño de las unidades agrícolas, de los contextos sociales y
culturales y del grado de inserción de la producción en el mercado nacional e
internacional. 7

“Colonato, yanaconaje serán las expresiones costeñas más representativas,


mientras que en la sierra sus variantes aparecerán más complejas y
numerosas”8. Estas expresiones se diferencian dado que, el colonato y
yanaconaje aparecían como modalidades similares, mantenían sus propias
singularidades.

El colono era fundamentalmente un peón asalariado de la hacienda que, a


semejanza del yanacona, recibía una parcela para su propio cultivo. En
cambio, el “yanacona no participaba de la explotación directa de la hacienda;

7
José Martos Mar. En su libro Yaconaje y reforma Agraria en el Perú, explica una diferencia
del sistema de Yanaconaje tanto en la sierra, como de la costa en relación a sus características
de trabajo en las haciendas.
8
En la costa del Perú el término yanaconaje, colonato fueron las expresiones más utilizadas en
las haciendas.
aunque esporádicamente fuera peón trabajaba personalmente la extensión que
recibía en arriendo, cumpliendo en oportunidades obligaciones de tipo servil”. 9

En líneas generales, todas estas características permiten reconstruir los rasgos


específicos del uso de mano de obra en el yanaconaje. Del mismo modo,
diversos autores, como Diez Hurtado, Alejandro10. Definen el termino
yanacona, al campesino que trabaja en las haciendas a cambio de un pedazo
de tierra donde habitan el y su familia. Esta era además, una de las formas más
difundidas en las haciendas de la costa a inicios del siglo XX.

Bajo estas afirmaciones Apel, K. (1998). Desliza que, en los documentos


encontrados, los campesinos se autodenominan colonos o yanaconas,
términos que implican una relación de dependencia con las haciendas. No
obstante, en los pliegos de reclamos se observan claramente, la desigualdad
socioeconómica entre arrendatarios.

Por otro lado, para Angulo, J (1962). en su investigación El contrato de


Yanaconaje en el Perú. explica, "El yanacona es en consecuencia el trabajador
rural o el trabajador campesino que trabaja tierra ajena sujeto a un contrato
especial de locación-conducción, denominado " yanaconaje"11. Así como hacia
1947, Hildebrando Castro Pozo en su investigación. Sostiene, que, hacia el
primer tercio del S. XX, el yanaconado piurano estuvo constituido en su
totalidad por mestizos y en aquel departamento no existe el problema
etnológico de los indígenas. 12

Dada esta premisa argumentativa, tendencias positivas han sido constantes en


el estudio del sistema de Yanaconaje en este lado de la sierra de Piura. La
primera fue la rapidez de su estudio respecto a las demás áreas. Usualmente el
estudio de los antecedentes a las características del sistema de Yanaconaje en

9
José Martos Mar. En su libro Yaconaje y reforma Agraria en el Perú. Sostiene que el
yanaconaje otorgaba a sus integrantes un mayor status en la estratificación interna de la
hacienda
10
Diez Hurtado, Alejandro; es antropólogo, investigador en temas sociales y rurales, con
especial énfasis en la organización y las relaciones políticas y económicas de poblaciones
costeñas y andinas en Perú.
11
Angulo Jorge, sostiene que un decreto de 1936 definía como yanacona quien: “pagando una
merced conductiva, no tenga el derecho libre del uso de la tierra y la libre disposición de sus
productos”.
12
Castro Pozo, H (1947). "Yanaconaje en las haciendas de Piura". Compañía de Impresiones y
publicidad Azángaro. Lima-Perú.
las Haciendas de Piura, suele venir al inicio de las discusiones más amplias,
cuando nos referimos a organización política, social, agrícola o ganadera.

En efecto, el contexto socio-económico del sistema de Yanaconaje, puso en


énfasis obligaciones donde los yanaconas estaban obligados a vender sus
productos a los hacendados, ya que el ganado era comprado por el hacendado
a un precio establecido por este. Según Apel, K (1998). manifiesta, que, en
"caso no haber respetado esta disposición, se les exigía el pago de una multa
de 10 soles”13.

Tal como las evidencias recogidas en la Hacienda Pillo. Hasta fines de los años
treinta se justificaban además una serie de "costumbres desde tiempo
inmemorables"; entre éstas la gallina, forzosa, como denominaban los
yanaconas de Lalaquiz en 1935 a la entrega de una gallina al hacendado, al
recibir de éste el comprobante de pago del arriendo.

El yanaconaje alcanzó una mayor extensión que el colonato, puesto que existía
en las haciendas de la sierra de Piura dedicadas a los cultivos del algodón,
arroz, maíz y frutales, obligaciones diversas. “En dinero, producto y trabajo en
las arroceras de Piura”.

Se obligaban a vender una "carga forzosa" de la cosecha a un precio fijado


arbitrariamente por el hacendado, en tanto que el sobrante les era adquirido en
la tercera parte del precio de mercado. Tenían que pilar el excedente de su
producción en los molinos de las haciendas, pagando elevadas sumas y sin
percibir el valor del "polvillo". También estaban obligados a trabajar
gratuitamente en la limpieza de la acequia madre y en la conservación y
reparación de las tomas, diez días en el primer caso y treinta en el segundo por
cada "cuadra cuadrada" arrendada14.

Pese a esta situación en la lucha y reivindicaciones de los Yanaconas, es


preciso conocer a la influencia del Partido Socialista del Perú. Dado que, la

13
Apel, K. (1998). De la Hacienda a la comunidad. La Sierra de Piura 1934-1990. Editorial
IEP.IFEA. Lima-Perú.
14
Castro Pozo. (1947). Manifiesta que, además, soportaban otras imposiciones: cuidar los
cultivos, reparar los cercos, asistir a rodeos en calidad de "pisantes" (pastores), ayudar con sus
"cariños" a las labores de ganadería, preparar el "camarico" (ofrendas) con frutas u otros
productos alimenticios para el patrón, que en calidad de "mandas" (propios) debían trasladar a la
ciudad
situación de los yanaconas, quienes asesorados por el partido Socialista del
Perú, exigieron mejorar y reglamentar las condiciones de Trabajo. Si bien los
campesinos reclamaban mejores condiciones laborales, estos no lucharon por
la desaparición de este sistema de posesión de tierras. Situación que nos hace
imaginar que los campesinos solo pedían la aplicación de las leyes vigentes en
el campo.

“En Piura la influencia del “Partido Socialista del Perú” fundado en abril de
1930, tiene como miembros principales a Sinforoso Benites, Luis
Montero, Jaime Benites, entre otros”.

Bibliografía
Angulo, J. (1962). El contrato de Yanaconaje en el Perú. Trujillo.

Cabello de Valboa, M. (1951). Miscelánea Antámca. Instituto de Etnología 1586. Lima:


Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Matos Mar, J. (1976). Yanaconaje y reforma agraria en el Perú El caso del Valle de Chancay.
Lima: IEP.

Ortiz de Zuñiga, I. (1967-1972). Visita de la provincia de León de Huánuco en 1562. Huánuco:


Universidad Nacional Hermilio Valdizán.

Rostworowski De Diez Canseco, M. (1970 ). "El repartimiento de doña Beatriz Coya, en el valle
de Yucay". Historia y Cultura. Lima.

Wachtel , N. (1973). Sociedad e ideología. Ensayos de historia y antropología andinas. Lima:


Instituto de Estudios Peruanos.

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