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CLAVOS, ESPINAS Y AGUIJONES: ¿Qué dice la Biblia

sobre los dolores de Cristo?-2 Cor.12:7

1-CRISTO: VARÓN DE DOLORES- Isa. 53:3- 3 Despreciado y desechado entre los hombres,
varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos.
1.1- La expresión “varón de dolores “ significa:
Padeció los dolores de la humanidad. En realidad, Cristo fue el Dios-hombre que dejó la patria celestial para vivir en
un mundo totalmente diferente. Pero ya en la tierra, siendo niño, los padres se ven obligados a emigrar a Egipto para
salvarle la vida. Padeció los dolores del rechazo. Jesús desaparece de la escena pública cuanto tenía 12 años.
Reaparece en la ribera del Jordán, cerca de Betábara, donde el bautista ejercía su ministerio, contando ya 30 años.
Con la natural emoción de quien retorna al lugar de su infancia, Cristo viaja a Nazaret.

Allí, los que habían jugado y crecido con El “le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte
sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle” (Lucas 4:29). No sólo fue rechazado por los
habitantes de Nazaret, también le ignoraron sus propios hermanos. Por Mateo 13:55-56 sabemos que Jesús tenía
cuatro hermanos y al menos dos hermanas. El evangelista cuenta que “ni aun sus hermanos creían en El” (Juan 7:5).
Padeció los dolores del abandono. Rechazado por los habitantes de la ciudad donde había nacido y por sus propios
hermanos, Jesús hizo del grupo de seguidores su propia familia. Cuando les explica las duras condiciones del
discipulado, “muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él” (Juan 6:66). Padeció dolores del
alma. En el huerto de Getsemaní Cristo dice a tres de los elegidos que su alma estaba “muy triste, hasta la muerte”
(Mateo 26:36-39). Decía San Agustín que los dolores del alma son más fuertes que los dolores del cuerpo. En
aquellas horas del huerto, a las que hemos de acercarnos de rodillas, Cristo dice literalmente: Me muero de dolor.
“Me rodearon ligaduras de muerte” (Salmo 116:3). Padeció el dolor de la soledad. Para el francés Honorato de Balzac,
de todas las soledades, la soledad moral es la que más espanta. Cristo padeció esta forma de soledad. Cuando se
levanta de tierra, donde había estado orando al Padre, y acude al encuentro de los tres discípulos que se hallaban
cerca de El en el huerto del dolor, “los halló durmiendo y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una
hora?” (Mateo 26:40). Padeció el dolor de la traición. Si el dolor de la soledad sobrecoge el corazón, el dolor de la
traición parte el alma en dos mitades. El traidor ahoga a la persona abrazándola. O con un beso, como hizo Judas.
Con palabras impregnadas de dolor, Cristo le dice: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?” (Lucas 22:47-
48). Milka Waltari, el famoso autor de SINUÉ EL EGIPCIO, afirma que “el único dolor real es el de la traición”. Padeció
los dolores de la humillación y el prendimiento. Como si hubiera sido un malhechor peligroso, acuden a prenderle
“con espadas y palos”, cuando le habían tenido todos los días en el templo enseñando. Probablemente le atarían las
manos a la espalda. A El, que siempre miró de frente a todos. ¿Puede concebirse el dolor de Jesús al verse humillado
y tratado tan vilmente? Padeció los dolores de dos juicios injustos. Jesús no fue encarcelado después de ser prendido
en Getsemaní. Antes tenía que ser sometido a juicio. Primero fue el tribunal presidido por Caifás quien le juzgó. Lo
declararon reo de muerte (Mateo 26.57-66). Luego lo llevaron ante Pilato. El primer juicio fue judío. El segundo
romano. Pilato “le entregó para ser crucificado” (Mateo 27:26). Esta es la opinión de Víctor Hugo: “Juzgar a los
hombres es ya una labor que asusta, pero juzgar a un inocente es una ignominia por el dolor que inflige”. Padeció
los dolores de la burla. Quienes prendieron a Cristo lo trataron sin respeto alguno. Se burlaron de El como pudieron
haberse burlado de un malhechor convicto. Así lo cuenta Lucas: “Los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban
de Él y le golpeaban; y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban diciendo: profetiza: ¿quién es
el que te golpeó? Y decían otras muchas cosas injuriándole” (Lucas 22:63-65). Padeció los dolores físicos. No
sabemos si los dolores físicos fueron más intensos que los dolores del alma. En las seis horas que permaneció en la
cruz llegó al paroxismo del dolor. La corona de espinas clavada en la cabeza. Los clavos en la carne viva. Los azotes
al cuerpo. Cuando le vieron muerto, el costado traspasado por una espada. En la cruz Cristo dio un ejemplo de
resistencia al dolor. Padeció dolores espirituales. “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46).
Leer más: http://protestantedigital.com/blogs/2863/Varon_de_dolores

4.- LOS CLAVOS, significa nuestra liberación.


tres clavos
a) clavo derecho
b) clavo izquierdo
c) clavo de los pies
PRIMER CLAVO, significa que estamos libres de culpabilidad.
Jesús llevó la maldición en ese clavo, Jesús canceló
nuestra culpabilidad del pecado, somos nuevas criaturas.
SEGUNDO CLAVO, significa que en Jesucristo
fueron cancelados los argumentos.
ARGUMENTO: es un derecho legal que
se entregó al adversario (Satanás), cuando pecamos.

Los clavos eran parte de este método de crucifixión que fue clavado en la cruz que
con la presión del el cuerpo por la gravedad el dolor fue inimaginable, la crucifixión
hacia que el respirar fuera más difícil, mas la corona de espinas que desgarraba la
piel del cráneo, mas los latigazos era una combinación mortal y de humillación.
-Los clavos – Nuestra liberación
Juan 20:25 Le dijeron pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo:
Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los
clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
A Jesús lo acostaron encima del madero, abrieron sus brazos y en cada una de sus manos
clavaron un grande y filoso clavo. Sus dos pies fueron unidos y también traspasados con
un clavo, el tercero.

El símbolo del clavo


El símbolo del clavo
El clavo como elemento simbólico está íntimamente relacionado con el cristianismo y el símbolo de la cruz. El clavo es una pieza
metálica alargada que en uno de sus extremos tiene una punta afilada y en el otro extremo tiene la cabeza plana. Se fabrica en
multitud de tamaños, con diferentes longitudes y diámetros, a base de acero, cinc, cobre, latón y múltiples aleaciones.

Los clavos acompañan al hombre desde que la fundición de los metales permitió la invención de este elemento tan relacionado
con el martillo y el verbo "clavar". La función que ejerce un clavo es la de unir o juntar dos maderas, convirtiéndose en un
elemento imprescindible para poder construir casas y navios de madera. Los clavos de pequeño tamaño han sido muy usados a
lo largo de la historia por los zapateros, carpinteros y artesanos.
Dentro de cualquier excavación arqueologica, los clavos forman parte de los elementos más frecuentemente encontrados. La
madera con el tiempo puede llegar a desaparecer, pero el clavo resiste el paso de los siglos en lugares donde la humedad es
escasa.

El clavo y la Cábala
El símbolo del clavo esta íntimamente relacionado con la Cábala y con el alfabeto hebreo. El alfabeto hebreo está formado por
22 letras y cada una de ellas tiene un profundo significado simbólico. Hay una de estas 22 letras que simboliza al clavo, la letra
"vav". La propia forma de la letra "vav" representa a un gancho o clavo, como claro ejemplo de unión. Cumple la misma función
que nuestra querida letra Y del idioma castellano.

En la Cabala la letra "vav" tiene el poder para interrelacionar los elementos de la Creación. Se dice que la letra "vav" tiene el
poder de cambiar el pasado desde el futuro, de forma tal que se pueda en el presente, cambiar el sentido de lo que vendrá y lo
que fue.

Estamos ante una letra que posee un gran poder de conexión y de unión a través del tiempo y el espacio. La letra "vav" ocupa el
sexto lugar en el alfabeto hebreo y su valor numérico en gematria es de 6.

La letra "vav" también tiene una importante función en el Tetragrama, donde esta uniendo pasado,presente y futuro. El
Tetragrama tiene todos los tiempos, porque se relaciona con la eternidad y lo divino.

En la siguiente imagen podemos observar las 22 letras hebreas y sus respectivos valores numéricos del valor 1 al valor 400. En
la lista la letra "vav" vemos que tiene un valor de 6:

El clavo es uno de los símbolos más relacionados con la crucifixión y el sufrimiento En el caso de la crucifixión, los clavos son los
elementos que fijan el cuerpo humano a la propia cruz de madera y forman los llamados "instrumentos de la Pasión". No existe
un número concreto de instrumentos de la Pasión y en ocasiones suelen representarse mas de una veintena (lanza, esponja,
corona de espinas, columna, velo, escalera, 30 monedas de plata, flagelo, etc.). Pero de todos ellos, los clavos y la corona de
espinas, son los que la gente mejor relaciona con La Pasión de la Cruz descrita en el Nuevo Testamento.

Hasta finales de la Edad Media en todas las obras de arte, eran cuatro el número de clavos que se solían representar en todas las
pinturas y esculturas de aquella época. Un excelente ejemplo lo encontramos en la representación de la cruz copta donde los 4
clavos están bien presentes.

El símbolo de la cruz copta con los 4 clavos es una de las representaciones que arraigo con mucha fuerza en el pueblo de Egipto
durante las primeras décadas del cristianismo. Cuando San Marcos se fue a predicar a Egipto, llevó consigo una imagen que
acabó representando a la iglesia Copta por excelencia: una cruz con 4 clavos.

¿Tres o cuatro clavos?


Los primeros artistas cristianos siempre representaron a Cristo clavado a la cruz con 4 clavos. En los primeros siglos de la
Iglesia cristiana todas las pinturas y esculturas nos muestran de forma muy clara 4 clavos.

Fue a partir del siglo XIII y siglo XIV que algunos artistas en sus representaciones de la Crucifixión, empezaron a utilizar
solamente 3 clavos. Desde entonces todos los pintores y escultores han quedado divididos en dos bandos. En el primer bando
se encuentran los artistas que han representado a Cristo en la cruz sujeto con 4 clavos:
En el segundo bando encontramos a los artistas que han preferido la opción mas moderna y mas sádica, utilizando 3 clavos en
sus representaciones de la crucifixion. En este bando los dos pies de Cristo son atravesados por un solo clavo:

Muchos pueden pensar que el equipo de artistas de los 4 clavos y el equipo de artistas de los 3 clavos nunca se enfrentaron en
ninguna contienda. Muchos pueden pensar que pintar la cricifixión con 4 o con 3 clavos es un detalle sin importancia y que en
cuestiones de arte no hace falta hilar tan fino. Pero puedo aseguraros que el árbitro de dicho partido ya hace muchos siglos que
utilizó su silbato para dar comienzo al encuentro. Se trata de un encuentro que aún se esta jugando con un árbitro alado de
pelo rubio:

Los 4 clavos hypercúbicos de Salvador Dalí


Pero, como no podía ser de otra forma, hay un pintor catalán llamado Salvador Dalí que quiso dejar bien claro que no pertenecía
a ninguno de los dos grupos de artistas antes mencionados. En su excelente pintura que tituló "Corpus Hypercubus" Cristo no
aparece atravesado por ningún clavo. Sus manos y sus pies están suspendidos en la cruz sin ser perforados por ningún clavo.
Observamos a cuatro clavos sujetando el noveno cubo al resto de la cruz cúbica y dorada. Pero dichos 4 clavos no dañan en
ningún momento el cuerpo de Cristo, la ausencia de sangre y perforación es total y sublime. Particularmente siempre he pensado
que este cuadro representa a la genialidad de Salvador Dalí elevada al cubo!!!

La polémica con el número de clavos utilizados en la cruz ha llegado a nuestros días. Los arqueólogos no han encontrado un
clavo de crucifixión lo suficientemente largo para poder atravesar los dos pies del ser humano. Para poder fijar los dos pies a la
cruz es preciso utilizar un clavo de más de 18 cm. de largo. El único clavo conservado con restos óseos corresponde a un clavo
de tan solo unos 12 cm. de largo. Esta única prueba hace pensar que los romanos a principios de nuestra era utilizaban un total
de 4 clavos por crucifixión.

Los expertos en simbología apuntan que en la Edad Media se pasa de 4 a 3 clavos para poder relacionarlos con las demás
trinidades cristianas. Pero es muy

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