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TEMA RELEVANTE
El autor señala que la nulidad no es declarada por las partes, sino que está prescrita
por la ley, por lo que sigue el principio de legalidad, ya que no hay causas de nulidad
acordadas por las partes o dispuestas por los jueces. Por ello, afirma que el acto nulo
es ineficaz desde su celebración y no desde que las partes optan por no ejecutarlo.
Concluye que, en el ejercicio del derecho de acción, el justiciable obtiene una
sentencia que reconoce dicha invalidez, declarando judicialmente la nulidad del acto
jurídico, es decir, no está recién condenando con la nulidad un acto jurídico, sino que
está declarando una situación ya existente.
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: arts. VII TP, 220, 284, 707, 948, 1267, 1625, 1969, 2001 y 2014.
Introducción
El acto nulo carece ab origine y a perpetuidad de los todos los efectos deseados por
las partes, salvo que la ley disponga diversamente, o que se declare judicialmente la
prescripción de la acción de nulidad (art. 2001.1), caso en el que el acto nulo queda
saneado ab initio. El acto nulo no se puede subsanar por confirmación.
Son actos nulos los que no reúnen algún elemento esencial o requisito de validez, o
contravienen normas imperativas, el orden público o las buenas costumbres.
El acto jurídico nulo no produce los efectos propios de un acto jurídico válido, pero si
puede producir las consecuencias del hecho jurídico, entendido como todo
acontecimiento que, por disposición del ordenamiento jurídico, crea, modifica o
extingue relaciones o situaciones jurídicas.
Como las causales de nulidad están establecidas por la ley con el fin de proteger
intereses generales, están legitimadas para promover la acción de nulidad de cualquier
interesado o del Ministerio Público. Puede declararse de oficio por el juez, si es
manifiesta.
I. Efectos que puede producir un acto jurídico nulo
Las relaciones o situaciones jurídicas materia del acto nulo, permanecen en el mismo
estado en que se hallaban antes de la celebración de dicho acto, y los interesados
pueden comportarse como si nunca se hubiese celebrado. Es decir, el acto jurídico
nulo es ineficaz. Sin embargo, esta afirmación, como todo en Derecho, presenta
excepciones, porque en ciertos casos el acto nulo es eficaz.
1) El contrato nulo produce efectos frente al tercero que de buena fe adquiere a título
oneroso e inscribe su derecho (art. 2014). Precisamos, que los derechos reales y
personales trasmitidos a terceros sobre bienes muebles o inmuebles adquiridos en
virtud de un acto jurídico nulo, carecen de valor alguno, y pueden ser reclamados
directamente del tercero adquirente o subadquirente, excepto que la adquisición de
estos sea a título oneroso y de buena fe. El tercero adquirente a título oneroso y de
buena fe fundamenta la validez de su adquisición en la apariencia de verdadero que
tiene el acto nulo, pues no conoció ni estaba en la posibilidad de conocer que no era
verdadero; desde el Derecho Romano rigió el principio de la fuerza legitimadora de la
apariencia que brinda seguridad en el tráfico jurídico.
Otras veces, en cambio, los efectos del acto nulo son diversos de los negociales. Esto
es, los actos jurídicos nulos no producen los efectos de los actos jurídicos válidos,
pero pueden dar lugar a otras relaciones o situaciones de hecho, como son las
reparaciones de daños y las restituciones que correspondan. Ejemplos: 1) De la
existencia de un contrato nulo y del silencio de la parte que conoce de la nulidad surge
para esta la obligación de resarcir el daño sufrido por la otra (art. 1969), quien, sin su
culpa, ha confiado en la validez del contrato; 2) Cuando se ha ejecutado prestaciones
sobre la base de un contrato nulo, por desconocimiento de la causal de nulidad
absoluta que lo afecta, el solvens tiene derecho a la restitución (art. 1267).
Cuando el acto es nulo falta del todo una regulación privada de intereses. La ineficacia
tiene lugar de pleno derecho (ipso iure) desde el inicio, por lo que no hay necesidad de
declaración judicial que lo haga constar; excepto que exista controversia sobre si el
acto es o no nulo, caso en el que habrá la necesidad de recurrir al juez para que
resuelva la controversia. Ejemplos:
1) Si tomo conocimiento que mi casa donde vivo, cuya propiedad la tengo registrada,
ha sido vendida sin mi consentimiento mediante un contrato privado, mientras no sea
perturbado en mi derecho de propiedad, no estoy obligado, para conservar y ejercer
plenamente mi derecho, a demandar judicialmente la declaración de nulidad de tal
venta.
5) La donación de bienes inmuebles debe hacerse por escritura pública, bajo sanción
de nulidad; si se ha celebrado por escritura privada la donación es nula, pero si nadie
se opone, nada impide que las partes se comporten como que si el supuesto donante
hubiera transferido gratuitamente al supuesto donatario la propiedad del inmueble. Sin
embargo, el aparente donatario, que puede estar usando y disfrutando el bien, no
podrá ejercer el derecho de disposición (vender, hipotecar, etc.) ni el de reivindicación.
Si el supuesto donatario se niega a restituir el bien al aparente donante, este deberá
recurrir al juez para obtener la devolución del bien.
Artículo 220.- La nulidad a que se refiere el artículo 219 puede ser alegada por quienes
tengan interés o por el Ministerio Público.
Siempre en el sentido del artículo 220, La nulidad, cuando es manifiesta, puede ser
declarada de oficio por el juez, en cualquier estado o etapa del proceso. La nulidad
es manifiesta cuando no existe lugar a dudas sobre su existencia, es visible, patente,
ostensible, advertible a simple vista; se infiere del simple examen del documento que
contiene al acto jurídico o de las pruebas actuadas en el proceso, por ej., la donación
de un inmueble hecho en documento privado contraviniendo los dispuesto en el
artículo 1625, un testamento ológrafo digitado en computadora, violando lo establecido
en el artículo 707, casos en los que puede ser declarada de oficio por el juez, sin
requerirse de que exista invocación de parte. El juez no acciona en el sentido de
interponer una demanda para que se declare la nulidad, sino que cuando en ejercicio
de sus funciones jurisdiccionales conozca de los hechos que la provocan, puede e
incluso y debe declararla de oficio, pues, le está vedado permanecer impasible, por ej.,
frente a un acto ilícito o contrario a las normas imperativas o a las buenas costumbres.
El artículo 220, en su primer párrafo, establece qué personas están legitimadas para
peticionar la nulidad de un acto jurídico; por lo tanto, se trata de una norma de carácter
procesal.
No hay que perder de vista que en Derecho Procesal el juez está limitado por el
principio de congruencia procesal, consagrado en el artículo VII del TP del CPC, según
el cual no puede ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos
de los que han sido alegados por las partes. La actuación del juez se enmarca
dentro de las situaciones fácticas presentadas por las parte en la demanda,
contestación de la demanda, reconvención, o en la contradicción a la ejecución cuando
se trata de proceso único de ejecución. Las partes tienen el dominio del proceso, no
permitiéndose al juez apreciar hechos no alegados ni probados por los litigantes o
conceder derechos no reclamados. La congruencia exige identidad entre los hechos
alegados y probados durante el proceso y lo resuelto por la decisión que dirime el
conflicto o incertidumbre. Debe existir congruencia entre lo peticionado por las partes y
lo que declara el juez en su fallo. Si el fallo va más allá de lo peticionado estamos ante
una sentencia ultra petita, si se pronuncia alegando un pretensión no reclamada la
sentencia es extra petita, y si omite pronunciarse sobre alguna de las pretensiones
deducidas estamos ante una sentencia citra petita. El juez debe pronunciarse sobre
todas y cada una de las pretensiones deducidas, le está prohibido resolver
pretensiones no ejercitadas o alterar o exceder las deducidas, es decir, resuelve las
cuestiones planteadas y nada más que ellas.
La acción de nulidad prescribe a los 10 años (art. 2001.1)7. En tanto que la acción
para recuperar lo indebidamente pagado prescribe a los 5 años de efectuado el pago
(art. 1274).
Como expresan Bonfilio y Mariconda8, “no hay duda, en todo caso, que la acción de
repetición de lo pagado indebidamente actúa como forma de tutela derivada respecto
de la verificación de la nulidad, meramente eventual y no exclusiva, dirigida a la
recuperación de lo que le corresponde al actor respecto al otro contrayente en
ejecución del contrato nulo. La acción tiene carácter personal y está sujeta al plazo de
la prescripción ordinaria. Concurre alternativamente con esta, sobre el presupuesto de
la ineficacia del negocio nulo y de la idoneidad de este a efectos de transferir la
propiedad de cuando haya sido dado sine causa, la acción real de reivindicación”. Para
nuestro Derecho el plazo ordinario de prescripción de la acción personal es de 10
años; en cambio, la acción para exigir la restitución de lo pagado indebidamente está
sujeta al plazo especial de 5 años. En nuestro Derecho, la acción reivindicatoria es
imprescriptible (art. 927).
Como el acto nulo lo es erga omnes, la sentencia que lo declara afecta también a los
terceros quienes están obligados a la restitución de lo que han adquirido de quien, a su
vez, adquirió con base en un acto nulo, por cuanto este no puede trasmitir un derecho
que no tiene, o derecho mejor que el que tiene (nemo plus iuris in aliud transfer repot
est quam ipse habet), con excepción, en aplicación del principio de la fuerza
legitimadora de la apariencia, de los terceros que actuando responsablemente han
hecho su adquisición a título oneroso y de buena fe, o sea, creyendo fundadamente en
la plena eficacia del acto nulo con apariencia de validez.
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3 VIDAL RAMÍREZ, Fernando. “Acto jurídico”. En: Código Civil. Tomo IV,
Exposición de Motivos y Comentarios, Comisión Encargada del Estudio y Revisión del
Código Civil, Compiladora: Delia Revoredo de Debakey, Lima, 1985, p. 332.