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Coleccion: Gaceta Civil - Tomo 1 - Numero 47 - Mes-Ano: 7_2013

Precedente registral: Gerente general se encuentra


facultado para realizar todo tipo de actos de administración
y de disposición

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TEMA RELEVANTE

Un precedente de observancia obligatoria del Tribunal Registral establece que dentro


de las facultades del gerente general se encuentra la atribución de llevar a cabo actos
de ejecución y representación, más allá del objeto social de la sociedad siempre y
cuando estas estén relacionadas a la actividad de esta. Asimismo, se establece que no
es facultad del registrador calificar si dichos actos efectivamente coadyuvan a la
realización de los fines de la sociedad, calificándolos como actos ordinarios o
extraordinarios, siendo ello facultad del directo o de la junta general.

MARCO NORMATIVO

• Ley General de Sociedades. Ley Nº 26887 (09/12/1997): arts. 11, 12 y 188.

• Octavo precedente de observancia obligatoria aprobado en el I Pleno del


Tribunal Registral, (22/01/2003).

INTRODUCCIÓN

El 13 de julio de 2012 se publicó la Resolución Nº 193-2012-SUNARP/PT que dispuso


la publicación de los dos precedentes de observancia obligatoria aprobados en la
sesión extraordinaria del nonagésimo Pleno del Tribunal Registral de la Sunarp. Nos
interesa, en esta oportunidad, analizar el primero de ellos, el cual se refiere a las
facultades del gerente general sobre la realización de actos de administración y de
disposición, pues existían casos en los que los registradores solicitaban que se
acredite el otorgamiento de dicha facultad para la inscripción de los títulos.

Así, solucionando esta controversia, el mencionado precedente indica que el gerente


general se encuentra facultado para realizar todo tipo de actos de administración y
disposición, siempre y cuando estos no estén excluidos por la ley, por el estatuto o por
acuerdo de junta general o de directorio de la sociedad.

Al respecto, el Tribunal Registral ha esbozado el precedente referido de la siguiente


manera:

Facultades del gerente general

“El gerente general se encuentra facultado para realizar todo tipo de actos de
administración y disposición, con excepción de los asuntos que la ley, el estatuto o
acuerdos de la junta general o directorio atribuyan a la junta general u otro órgano o
excluyan expresamente de su competencia. No es materia de calificación registral si el
acto realizado por el gerente general es ordinario o extraordinario, o si se encuentra o
no dentro del objeto”.

Criterio adoptado en la Resolución N° 040-2007-SUNARP-TR-L del 19 de enero de


2007.

La resolución citada por el Colegiado es aquella en la que se encuentran los


fundamentos de derecho que dan origen al precedente de observancia obligatoria.

I. DESCRIPCIÓN DE LOS HECHOS

El caso al cual se refiere la Resolución N° 040-2007-SUNARP-TR-L (19/01/2007) tuvo


lugar como consecuencia de la negativa del registrador a inscribir un levantamiento de
hipoteca de una embarcación pesquera cuando esta ya había cumplido con la
obligación que dio origen a la garantía.

Así, los argumentos de la observación del título se referían a que el gerente general no
se encontraba facultado para suscribir instrumentos públicos sobre levantamiento de
garantías, solicitando que se acredite dicha facultad, la que debía encontrarse inscrita
en la partida registral de la sociedad.

Ante ello, el gerente general interpuso recurso de apelación pues no estaba de


acuerdo con la observación del registrador, quien sin amparo de una norma legal,
afirmó que el gerente debía encontrarse facultado en forma expresa para suscribir
instrumentos públicos sobre levantamiento de garantías. El apelante señaló que dicha
facultad no se rige por el principio de literalidad, por lo que no debía ser conferida
explícitamente.

Asimismo, el gerente indicó la inobservancia del artículo 167 del Código Civil que
refiere que “un representante legal requiere autorización expresa para realizar, entre
otros y pertinentes al asunto, los siguientes actos sobre los bienes de la empresa que
representa: disponer de sus bienes o gravarlos, y celebrar los demás actos para los
que la ley o el acto jurídico exigen autorización especial”. Con base en lo cual sostuvo
que el levantamiento de garantía no constituye un acto de disposición o un gravamen
sobre los bienes de la sociedad, sino un acto de desafectación sobre un bien de
propiedad de un cliente que le otorgó en garantía a la sociedad y que este otorga el
levantamiento de garantía, como consecuencia del cumplimiento de la obligación
garantizada.

II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS SOBRE LAS ATRIBUCIONES DEL GERENTE


GENERAL

Si bien el recurrente basó su recurso en la inobservancia del artículo 167 del Código
Civil, dicha norma no fue tenida en cuenta al momento de la elaboración de los
fundamentos de derecho de la citada resolución; por el contrario, el Tribunal Registral
decidió aplicar el octavo precedente de observancia obligatoria ratificado en el primer
pleno del Tribunal Registral (22/01/2003), así como la interpretación del artículo 11 y
188 de la Ley General de Sociedades (en adelante, LGS).
Así, en cuanto al octavo precedente se tomó en cuenta el criterio establecido por el
Tribunal Registral sobre las facultades del directorio:

“Excepto los asuntos que la ley y el estatuto atribuyan a la junta general u otro órgano
o excluyan expresamente de la competencia del Directorio, dicho órgano social se
encuentra facultado para realizar todo tipo de actos, inclusive los de disposición”.

Al respecto, el Colegiado en este caso interpretó este criterio extrayendo cuatro puntos
fundamentales:

- Con excepción de los asuntos que la ley o el estatuto atribuyen a la junta general u
otro órgano o excluyan expresamente de la competencia del directorio, dicho órgano
social se encuentra facultado para realizar actos de administración y actos de
disposición.

- El gerente podrá celebrar también actos de disposición, siempre que se trate de actos
ordinarios correspondientes al objeto social.

- Los registradores no podrán observar la inscripción de acuerdos del directorio


referidos a actos de disposición argumentando que no se encuentran expresamente
previstos dentro del objeto social.

- Sí procederá observar la inscripción del acuerdo del directorio cuando se refiera a


materias que expresamente el estatuto atribuya a la junta general u otro órgano o
excluya expresamente de la competencia del directorio, o cuando se trate de los casos
previstos en la ley.

En lo referente a la aplicación del artículo 188 de la LGS, que prescribe que es


atribución del gerente general celebrar y ejecutar los actos y contratos ordinarios
correspondientes al objeto social, salvo disposición distinta del estatuto o acuerdo
expreso de la junta general o del directorio; refiere el Tribunal que en tanto no existan
limitaciones, debe considerarse que el gerente podrá celebrar todo tipo de actos,
inclusive los de adquisición o de disposición, siempre que se trate de actos ordinarios
correspondientes al objeto social.

Vale tener en cuenta que por el solo hecho de que una persona sea nombrada como
gerente de una sociedad se le confieren facultades de ejecución y de representación,
que le permiten llevar a cabo la gestión cotidiana de la sociedad y la represente en sus
relaciones jurídicas con terceros1. Desde este punto de vista es que se construye la
figura del gerente como un ejecutor que otorga dinamismo a la sociedad actuando
dentro de las facultades otorgadas por el directorio o la junta general y evitando así
que para cada decisión que deba adoptar la sociedad se tenga que reunir dichos
órganos, pues el cargo permite autonomía en las decisiones del gerente, sin necesidad
de consentimiento o de ratificación de otro órgano social2; de lo contrario la sociedad
carecería de la agilidad de la que requiere para llevar a cabo su objeto social.

De igual forma hay que considerar que “el gerente general es el representante de la
sociedad para todos los efectos, incluso de disposición, salvo que mediante estatuto se
limiten sus facultades; asimismo, también es competente para celebrar los actos de la
sociedad que obliguen a esta última, los cuales deben estar relacionados directa o
indirectamente con el objeto social, de forma que cumplan con el principio de
causalidad (negocios, operaciones y actos que coadyuven a la realización de sus
fines)”3.

Sin embargo, el Colegiado entiende que el objeto social puede comprender actos
relacionados que coadyuven a la realización de los fines de la sociedad, aunque no
estén expresamente indicados en el pacto social o en el estatuto.

Al respecto, contribuye también la doctrina, la que entiende que el gerente puede


extralimitarse en sus actos siempre y cuando estos estén orientados al cumplimiento
del objeto social de la sociedad. Así, Hundskopf refiere que “cabe destacar que
únicamente el gerente general podrá extralimitarse del objeto social, pero cumpliendo
siempre con el principio de causalidad de los actos, es decir, que tengan estas
conectividades directas o indirectas con los fines que la sociedad persigue”4. El
fundamento de esta postura radica en que la sociedad en el desenvolviendo de sus
actividades se encontraría atada de manos si es que solo pudiese desempeñar las
funciones que su objeto social permite, deteniéndose el tráfico dentro del sector en el
que se desenvuelve al no poder realizar actos que si bien no fueron previstos en el
objeto social, constituyen elementos de importancia para su realización.

Así, siendo que para estos actos relacionados no se requiere que se encuentren
expresamente indicados, no será posible que el registrador califique si estos actos
efectivamente coadyuvan a la realización de los fines de la sociedad puesto que ello
implicaría evaluar si las decisiones del gerente son adecuadas para la gestión de la
sociedad, evaluación que no solo no compete al registrador, sino que además este no
contaría con la información necesaria para poder pronunciarse al respecto.

Por ello, concluye el Colegiado que la calificación de los actos y contratos ordinarios de
una sociedad depende de su objeto y, por ende, no es materia de calificación en sede
registral si un acto del gerente es ordinario o extraordinario.

Fortalece la decisión del Colegiado, lo referido por Hundskopf quien indica que el
gerente “también es competente para celebrar los actos de la sociedad que obliguen a
esta última, los cuales deben estar relacionados directa o indirectamente con el objeto
social, de forma que cumplan con el principio de causalidad (negocios, operaciones y
actos que coadyuven a la realización de sus fines)”5.

Ello ya que el gerente tiene en general facultades de gestión y representación, pero


estas facultades pueden ser restringidas o ampliadas por el estatuto o por acuerdo de
la junta o del directorio, resultando que la ampliación implica la facultad de realizar
actos de administración extraordinaria, sin que estas facultades puedan ser
observadas por el registrador.

III. FIJACIÓN DEL PRECEDENTE

En la resolución bajo examen se verifica la innecesaria acreditación del otorgamiento


de facultades siendo que para que los actos relacionados, como es el caso de
levantamiento de gravámenes, no se requiere que se encuentren expresamente
indicados en las facultades del gerente general.

Asimismo, al tratarse de una atribución propia del directorio determinar de acuerdo al


objeto social de la sociedad si un acto resulta ordinario o extraordinario, la calificación
de esta por el registrador carece de sentido pues ello solo interesa a la administración
interna de la sociedad por lo que no sería materia de calificación en sede registral si un
acto del gerente es ordinario o extraordinario.

Por ello, de la decisión del Colegiado se desprende que salvo disposición del estatuto
o acuerdo expreso de la junta general o del directorio, el gerente general se encuentra
facultado para realizar todo tipo de actos inclusive los de cancelación de gravámenes,
no resultando materia de calificación registral si el acto realizado por el gerente general
es ordinario o extraordinario, o si se encuentra o no dentro de su objeto social.

IV. APLICACIÓN AL CASO EN CONCRETO

La aplicación de los fundamentos antes señalados también se desprende del estatuto


de la sociedad de maquinarias relacionadas a embarcaciones pesqueras. Así el
Tribunal Registral tuvo en cuenta lo establecido en el artículo 37 del estatuto de la
sociedad, en el cual se incluían dentro las facultades del gerente: “1. ejecutar todos los
actos y contratos ordinarios que corresponden al objeto social, incluidos los de
prestación de servicios en todas sus modalidades. 2. Cumplir y hacer cumplir todos los
acuerdos de la junta general y el directorio (...) 14. Celebrar y suscribir toda clase de
contratos (...) incluyendo los instrumentos que comprenden la hipoteca y prendas que
se constituyan a favor de la sociedad”.

Sobre la base de lo anterior, el Colegiado entendió que las facultades del gerente
general eran amplias, aun respecto de la facultad de suscribir hipotecas que se
constituyan a favor de la sociedad, por lo que, aplicando los criterios que ya había
fundamentado, se entendía que también podía ejercer la facultad de dar por cancelado
los gravámenes a su favor, en la medida que no había sido limitada por el estatuto;
concluyendo que no existiendo reservas a favor del directorio o restricciones de las
facultades del gerente sobre la cancelación de gravámenes en el estatuto o que se
desprenda del estudio de la partida registral, se entiende que el gerente tiene
facultades para intervenir en la cancelación de la hipoteca materia del referido caso.

___________________________

1 URÍA, Rodrigo; MÉNENDEZ, Aurelo y GARCÍA DE ENTERRÍA, Javier. Cusco de


Derecho Mercantil. Tomo I, Civitas, Madrid, 1999, p. 895.

2 MONTOYA MANFREDI, Ulises. Derecho Comercial. Tomo I., Cultural Cuzco, Lima,
1986, p. 250.

3 HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. “Conveniencia de no incorporar en el estatuto las


facultades del gerente general”. En: Diálogo con la jurisprudencia. Nº 138, julio de
2012, p. 188.

4 HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. Ob. cit, p. 187.

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