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 E – 14-615

Adaptación del hueso al esfuerzo


P. Lafforgue

El hueso debe adaptar permanentemente su estructura y sus capacidades de resisten-


cia a las exigencias mecánicas. El osteocito es el principal mecanorreceptor del hueso y
desempeña un papel fundamental en esta adaptación y en la reparación de las microle-
siones que sufre el hueso. La estimulación mecánica conlleva una mejora de su estructura
trabecular, sobre todo a nivel cortical, siempre que sea dinámica y no estática y que esté
comprendida entre determinados umbrales. Se sabe que las personas que realizan una
actividad física presentan parámetros óseos (masa ósea, densidad ósea, grosor cortical,
etc.) superiores a los de las personas sedentarias. El efecto positivo de la actividad física,
que es máximo en la infancia y la fase inicial de la pubertad, disminuye con la edad. Su
papel en la prevención de las fracturas osteoporóticas es mucho menor en las mujeres
posmenopáusicas y en los ancianos. Se ejerce sobre todo en las actividades con impacto
contra el suelo. En los niños, las actividades como las que implican saltos permiten un
incremento significativo del tejido óseo. Los deportes de mayor impacto sobre el hueso
son la gimnasia y aquellos que conllevan saltos y carreras, mientras que los deportes
estáticos, como la halterofilia, o sin impacto, como el ciclismo y la natación, tienen un
efecto bajo o nulo.
© 2013 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Fisiología ósea; Calidad ósea; Actividad física; Deporte

Plan a las tensiones, que son variables en el tiempo y el espacio.


Esta adaptación se logra gracias a la mecanotransducción,
■ Introducción 1 es decir, a la transformación de señales mecánicas perci-

bidas en una respuesta biológica.
Mecanismos fisiológicos de adaptación del hueso a las
La teoría del mecanostato formulada por Frost en
tensiones mecánicas 2
1964 [1] ha completado la ley de Wolf, quien, a partir
Osteocito: célula esencial de la remodelación ósea 2
de 1896, señaló la relación existente entre la estruc-
Percepción de las tensiones mecánicas por el hueso 2
tura de los huesos y las tensiones mecánicas. Esta teoría
Proceso de reparación ósea dirigida: papel de las
proponía la existencia de un mecanismo de regulación
microfisuras 2
en el que intervenía la formación y la reabsorción en
Intervención de otros factores 2
respuesta a las variaciones de carga mecánica aplicadas
■ Efectos de la actividad física sobre el esqueleto 3 al hueso. Las células responsables de esta remodelación
Datos procedentes de modelos animales 3 (osteoblastos y osteoclastos) se identificaron enseguida,
Práctica deportiva y aumento de la masa ósea 3 pero no ha sido hasta hace poco cuando se han comen-
Intervenciones dirigidas a mejorar la salud ósea 4 zado a comprender los mecanismos de la adaptación
Persistencia del efecto de la actividad física 5 ósea a las tensiones mecánicas, entre los que el osteocito
Interacción con otros factores 5 (que apenas comienza a descubrirse) desempeña un papel
■ Conclusión 6 central.
El impacto de las exigencias mecánicas depende de su
naturaleza, del estado de maduración del esqueleto (que
pierde eficacia desde la infancia a la vejez) y de interac-
ciones con otros factores, como los de tipo alimentario u
 Introducción hormonal.
Este efecto positivo sobre el hueso se observa dentro de
Una de las funciones del esqueleto y la más evidente es unos ciertos límites. Si se sobrepasan las capacidades de
su misión de soporte. Para ello, el hueso debe combinar resistencia del hueso, se producen fracturas, como sucede
propiedades de resistencia y de deformabilidad adaptadas con cualquier material rígido.

EMC - Aparato locomotor 1


Volume 46 > n◦ 3 > septiembre 2013
http://dx.doi.org/10.1016/S1286-935X(13)65497-0
E – 14-615  Adaptación del hueso al esfuerzo

 Mecanismos fisiológicos de diversos mediadores (como ácido nítrico, óxido nítrico


[NO], prostaglandinas, adenosintrifosfato [ATP], Wnt); los
de adaptación del hueso a las osteocitos son tan sensibles a estos estímulos como los
osteoblastos y las células periósticas [6, 7] .
tensiones mecánicas Se requiere una estimulación mecánica cíclica para
evitar la apoptosis y mantener la viabilidad de los osteo-
La aplicación de tensiones sobre el hueso en forma de citos en cultivo [3] . Esta estimulación mecánica cíclica
compresión (gravedad, transporte de cargas), de tracción debe alternarse con fases de reposo y no ser conti-
(contracción muscular), de torsión o de cizallamiento nua [8] . Por el contrario, en un modelo de osteoporosis
provoca micromovimientos locales y variaciones de pre- por inmovilización en ratones, la apoptosis de los osteo-
sión. Esta señal se capta y se transforma en una respuesta citos aumenta precozmente y precede a la activación
bioquímica. Se ha descubierto que el osteocito es el de la reabsorción [9] . También se ha demostrado que
receptor-emisor de esta señalización (o al menos el prin- la inmovilización aumenta la secreción de esclerostina
cipal responsable). El esqueleto de ratones en los que se por los osteocitos, mientras que la tensión mecánica la
han destruido los osteocitos se vuelve «refractario» a la disminuye [10, 11] .
osteoporosis por inmovilización [2] .

Proceso de reparación ósea dirigida:


Osteocito: célula esencial
papel de las microfisuras
de la remodelación ósea [3, 4]
Mediante el microscopio, se pueden observar microfi-
Los osteocitos constituyen el 90% de las células óseas. suras (microcracks) en el interior del hueso mineralizado.
Constan de un cuerpo celular que se prolonga con fila- Están presentes en el estado fisiológico.
mentos finos y alargados (las dendritas anastomosadas Si estas microfisuras no se reparan, pueden extenderse
entre ellas), de modo que los osteocitos forman una autén- y confluir, dando lugar a una auténtica fractura: es lo que
tica red de células espaciadas que se comunican entre sí. ocurre con las fracturas de estrés de los materiales inertes.
Estas células están englobadas en el tejido óseo, del que Por ejemplo, una tibia sin remodelación ósea se fracturaría
están separadas por un espacio que contiene líquido extra- en unos tres años de utilización normal y en tres meses de
celular: las lagunas periosteocíticas y canalículos por los uso intensivo [12] . Sin embargo, el hueso es un tejido vivo
que pasan las dendritas. El líquido que baña a los osteo- y estas microfracturas se convierten en una oportunidad
citos tiene funciones importantes, como la transmisión para la reparación dirigida en las zonas de fragilidad.
de las variaciones de presión hidráulica por una parte y La aparición de una microfisura provoca la ruptura de
los intercambios de sustancias entre osteocitos y medio una o varias dendritas de osteocitos incluidos en la red de
ambiente por otra. Un estudio realizado en ratones ha canalículos, lo que ocasiona la apoptosis de los osteocitos
demostrado recientemente que una compresión cíclica situados en la proximidad inmediata de las microfisu-
aumentaba la velocidad de difusión de un trazador por ras [13] . Esta muerte celular induce modificaciones locales
los canalículos de la tibia del ratón, que se estima en de secreciones, aún mal conocidas, cuya consecuencia
60 ␮m/s [5] . Por tanto, en la actualidad, el tejido osteocítico es una remodelación local: reabsorción acoplada a una
se considera en la actualidad un auténtico sistema endo- osteoformación secundaria. La administración de una sus-
crino capaz de liberar mediadores en su ambiente, pero tancia que bloquee la apoptosis evita la reabsorción en la
también a distancia [3, 4] . zona de las microfisuras inducidas por la fatiga [14] . Esto
Los osteocitos viables secretan una molécula deter- permite el mantenimiento de un hueso joven y eficiente.
minante en la remodelación ósea, la esclerostina. La Sin embargo, hay que señalar que existe un retraso tem-
inhibición de la vía Wnt por esta molécula mantiene poral entre la reabsorción y la formación durante el cual
las células de la línea osteoblástica en reposo. Por el el hueso presenta una fragilidad local.
contrario, la disminución de la esclerostina estimula la De este modo, la teoría del mecanostato se ve con-
actividad osteoblástica. El osteocito también puede secre- firmada y perfeccionada, aunque el conocimiento del
tar el ligando del receptor activador para el factor NF-␬B osteocito sólo esté en sus inicios. Se requiere un cierto
(RANKL) y el factor estimulante de colonias de macrófagos nivel de tensiones para la viabilidad de los osteocitos y
(MCSF), que son los principales agentes del reclutamiento la homeostasis. Por debajo de un determinado umbral
y de la activación de los osteoclastos. La forma en la que (inmovilización, por ejemplo), se produce una apoptosis
el osteocito (vivo o durante su muerte) envía mensajes de los osteocitos en un sentido que favorece la reabsor-
a los osteoblastos y osteoclastos aún no se conoce con ción. Por el contrario, un exceso provoca una disfunción
detalle, pero el osteocito parece ser capaz tanto de activar osteocítica en el sentido de una osteoformación y la
directamente las células osteoblásticas sin pasar por la fase aparición de microlesiones reparables. Si se supera un
de reabsorción (sobre todo durante las fases de aumento determinado umbral, o en caso de personas con déficits,
de la masa ósea como el crecimiento o en respuesta a la acumulación de microfisuras desborda las posibilidades
los estímulos mecánicos), como de activar directamente de reparación y da lugar a la formación de «macrofisuras»
la reabsorción (p. ej., en ausencia de estimulación, como y, en última instancia, a una fractura.
durante la inmovilización) o de activar la clásica remode-
lación que acopla reabsorción seguida de formación (sobre
todo para la homeostasis del esqueleto y la reparación de Intervención de otros factores
las microlesiones) [3, 4] .
En los modelos animales, la estimulación mecánica
por vibraciones orienta a las células madre mesenqui-
Percepción de las tensiones mecánicas matosas pluripotentes hacia la osteogénesis a expensas
por el hueso de la adipogénesis, hacia el aumento del hueso trabe-
cular y a la disminución de la grasa visceral [15] . Sin
Los osteocitos pueden percibir las deformaciones y embargo, este papel positivo de estimulaciones frecuen-
variaciones de presión directamente por contacto con tes y de muy baja amplitud no se ha confirmado en el ser
el tejido óseo o indirectamente por el líquido extra- humano.
celular. Estas variaciones de presión actúan sobre el Como es evidente, el hueso está sometido a otras
citoesqueleto y, probablemente, sobre otras estructuras. muchas influencias además de los factores mecánicos,
La aplicación de una tensión hidráulica cíclica sobre cul- sobre todo el envejecimiento, el estatus nutricional, de
tivos de osteocitos induce en unos minutos la secreción vitaminas y de calcio, etcétera. La edad y la existencia

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previa de una osteopatía debilitante no sólo disminu- Práctica deportiva y aumento


yen la solidez intrínseca del hueso, sino que también
interactúan con los mecanismos normales de adapta- de la masa ósea
ción al esfuerzo y de reparación descritos previamente Se sabe desde hace mucho tiempo que los deportis-
(cf infra). tas que practican su disciplina a un nivel alto tienen, en
conjunto, una DMO superficial más elevada. Se ha demos-
trado también que la estructura ósea, evaluada mediante
 Efectos de la actividad TCCp o con osteodensitometría (técnica HSA [acrónimo
de análisis estructural de la cadera] en el cuello femoral) es
física sobre el esqueleto también mejor en los deportistas, incluso después de rea-
lizar un ajuste por la edad, la talla y el peso. Se observa
La actividad física es uno de los principales factores un incremento neto de la masa ósea y del grosor cor-
no genéticos de adquisición de la masa ósea. Se han tical en las diáfisis y metáfisis de los huesos largos. Los
realizado numerosos trabajos y muy variados sobre las resultados referentes al diámetro óseo son bastante varia-
relaciones entre actividad física y salud del esqueleto en bles entre los diversos estudios; este incremento del grosor
el ser humano, lo que explica el interés de las revisio- cortical parece deberse a una disminución de la reabsor-
nes sistemáticas y metaanálisis, siempre que tengan en ción endocortical más que a un aumento de la formación
cuenta esta heterogeneidad. Los datos pueden proceder perióstica. La DMO volumétrica es estable o aumenta
de ensayos clínicos controlados aleatorizados (que son poco. Todo esto conlleva una mayor resistencia del hueso.
los más útiles para analizar el efecto específico de una Los datos sobre los marcadores de la remodelación y el
intervención), de observaciones de cohortes (que son úti- sistema osteoprotegerina/RANKL son insuficientes para
les sobre todo para seguir la evolución en el tiempo) y extraer conclusiones [18] .
de estudios de casos y controles (los más susceptibles de Las modificaciones observadas dependen de los huesos
sesgos). En especial, la observación de una mayor densi- solicitados y del tipo de esfuerzo aplicado, tanto en lo refe-
dad ósea a cualquier edad en personas deportistas podría rente a la DMO como a los parámetros estructurales. En
explicarse en parte teóricamente por el hecho de que las los miembros inferiores, los diversos parámetros mejoran,
personas con un esqueleto de mejor calidad (a menudo por orden descendente, por los deportes con un impacto
asociado a una mejor musculatura) son más propensas a intenso contra el suelo (deportes con saltos, como el volei-
realizar actividades deportivas. El impacto fundamental bol, la carreras de obstáculos, los sprints y el hockey sobre
del estado de maduración esquelética sobre el efecto de hielo), seguidos de los deportes con un impacto medio
las tensiones mecánicas hace necesario que los estudios se (fútbol, deportes de raqueta, aerobic) y de elevación de
evalúen en función de la edad de las personas. Las exigen- cargas (halterofilia) [19–21] . En los deportes con un fuerte
cias mecánicas analizadas también son muy diversas en impacto, se puede llegar hasta una mejora de más de una
cuanto a su duración, intensidad y naturaleza, oscilando desviación estándar de la resistencia ósea evaluada a par-
de vibraciones a la actividad deportiva intensiva, pasando tir de parámetros corticales respecto a una población de
por ejercicios simples, a corto o largo plazo, etcétera. Por referencia [20, 21] .
último, los parámetros estudiados también son variables. En los miembros superiores, también se observa un
Los más frecuentes son la masa ósea y la densidad mine- incremento tanto de la DMO como del grosor cortical en
ral ósea (DMO) medidas mediante osteodensitometría, así los antebrazos en los deportes con impactos locales como
como los parámetros estructurales medidos en la periferia la gimnasia, los deportes de raqueta y el voleibol [19–21] .
mediante tomografía computarizada cuantitativa (tomo- La gimnasia, en la que intervienen actividades y grupos
grafía computarizada cuantitativa periférica o TCCp), que musculares muy variados, se asocia a mejores parámetros
sólo son una aproximación indirecta de la resistencia óseos en todas las localizaciones (miembros superiores,
ósea. Además, el riesgo de fractura también depende inferiores y columna) y desde una edad más joven [22, 23] .
del efecto del ejercicio sobre el equilibrio y el riesgo de Por el contrario, en las categorías deportivas con impactos
caída accidental relacionado con la propia práctica de la repetidos débiles (marcha, carrera o esquí de fondo) o sin
actividad. impacto (ciclismo y natación), los parámetros óseos son
idénticos a los de una población de referencia en todas las
localizaciones, salvo quizá en el húmero en los nadadores
Datos procedentes de modelos y en el cuello femoral en los corredores [20, 24, 25] .
animales Este aumento de los parámetros óseos en los depor-
tistas es mucho más marcado cuando la actividad
Los modelos animales son diversos, pero pueden indi- ha comenzado en la infancia o al principio de la
carse algunos aspectos fundamentales [16] . Para que la pubertad.
estimulación mecánica sea eficaz, debe ser dinámica (pues Se han observado resultados análogos en poblaciones
la aplicación de una fuerza estática carece de efectos), que practican o han practicado actividades físicas a menor
alternando con fases de reposo y no continua [8] . El umbral nivel y en todos los tramos de edad, pero de forma menos
de carga que se debe aplicar para tener un efecto anabólico marcada [26, 27] . Globalmente, las ganancias óseas son pro-
varía según la frecuencia y la amplitud del estímulo. Este porcionales a la cantidad de actividad física realizada
efecto es saturable y no se obtiene una ganancia adicional durante la vida. Pocos estudios han analizado las caracte-
por encima de un umbral máximo. La respuesta biológica rísticas de esta actividad física y aún están por precisar los
a un mismo estímulo depende en gran medida de la edad papeles respectivos del tipo, de la duración de las sesiones
y es mucho más evidente en personas o animales jóvenes, y del ritmo de estas actividades [28–30] . Las ganancias óseas
cuyo esqueleto está en formación. Al menos en animales, son, al igual que en los deportistas, más marcadas en la
el mismo estímulo puede tener efectos distintos en fun- infancia y sobre todo en la fase inicial de la pubertad,
ción del hueso solicitado: por ejemplo, en un experimento que corresponde al pico de crecimiento [31–33] . También
con ratones, la respuesta en la tibia fue muy superior a la son más evidentes en los varones [33–35] .
obtenida en el radio [17] . La mayoría de los estudios realizados en deportistas o
Suponiendo que se puedan extrapolar los datos de en la población general son de tipo casos y controles, por
animales al ser humano, esto indicaría que una esti- lo que no se puede descartar el sesgo de las diferencias
mulación mecánica eficaz para el esqueleto requeriría innatas. Es fácil imaginar que algunas predisposiciones
actividades con impacto (salto, carrera) fraccionadas en de la musculatura o del esqueleto (que, además, suelen
sesiones cortas, en lugar de actividades de resistencia o de estar asociadas entre sí) confieren una ventaja que llevará a
musculación y/o sesiones prolongadas [16] . una persona a practicar una actividad deportiva concreta.

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Por otra parte, estas personas pueden tener modos de la pubertad a igualdad de edad) y los varones púberes, lo
vida diferentes en otros aspectos distintos al deporte. Sin que confirma el concepto de ventana de oportunidad.
embargo, la amplitud de la diferencia y, sobre todo, la Por el contrario, en un ensayo controlado de saltos
especificidad de la localización apuntan a favor de un de baja altura con una sola pierna no se han encon-
papel predominante de las tensiones físicas. Los ejem- trado efectos positivos, ni siquiera diferencias entre ambos
plos típicos son la asimetría de los miembros superiores miembros, lo que muestra la importancia de una intensi-
en los deportes de raqueta o, por el contrario, la simili- dad suficiente del impacto con el suelo [43] .
tud e incluso la disminución de la DMO del cráneo en Dos estudios escandinavos controlados y no aleatoriza-
los gimnastas, que no respalda la existencia de una masa dos han evaluado el aumento del deporte en el colegio
ósea elevada de forma difusa y constitucional [36] . Además, en niños de 6-9 años durante 3 años. En uno de ellos, el
en estos estudios, que son escandinavos en su mayoría, la paso de 90 a 180 minutos por semana aumentó los pará-
población de referencia suele ser joven, sana y no total- metros sólo en el radio y únicamente en las mujeres [44] .
mente sedentaria (2-3 horas de deporte recreativo a la En el otro, el paso de 60 a 200 minutos mejoró el conte-
semana). Un equipo que ha estudiado mediante TCCp las nido mineral óseo lumbar en ambos sexos y femoral sólo
tibias de gemelos adultos que presentaban una diferen- en las mujeres, sin incremento de las fracturas relaciona-
cia neta de actividad física desde hacía al menos 30 años das con el deporte [45] . Debe señalarse que no se encontró
acaba de confirmar el papel independiente de la activi- ninguna mejora en el cuello femoral a los 2 años [46] .
dad física. Las personas no diferían por lo demás en otros
parámetros como el peso, el tabaquismo, el consumo de
En adultos
alcohol, etcétera. Las personas activas tenían una super-
ficie cortical, una densidad ósea cortical y trabecular, así Se ha demostrado que el impacto necesario para mejo-
como un índice de resistencia a la compresión en la tibia rar la DMO en el cuello femoral es de 4 g (es decir, el
significativamente mayores que sus hermanos inactivos. equivalente a cuatro veces el peso del cuerpo, lo que se
Las diferencias eran aún más marcadas en las parejas de logra corriendo o saltando) y más elevado (5,4 g) para
monocigotos [37] . Todos estos argumentos apuntan muy influir en la DMO en la columna en las mujeres preme-
claramente hacia una acción directa de la actividad física nopáusicas [47] . En cambio, la simple musculación de un
sobre los parámetros óseos. brazo, sin impacto, mejora la fuerza muscular del miem-
bro, pero sin modificar los parámetros óseos [48] .
En las mujeres posmenopáusicas, sólo los programas de
intervención que asocian a la vez actividades de impacto
Intervenciones dirigidas a mejorar (jogging, saltos) y ejercicios de resistencia o de muscula-
la salud ósea ción, de forma lo bastante prolongada, logran mejorar
la DMO en la cadera o la columna [49–51] . Por otra parte,
En niños y adolescentes los ejercicios de equilibrio permiten reducir el riesgo de
Todos los estudios observacionales demuestran que la caída [50] . El mero acto de caminar carece de efecto signi-
DMO de los niños y adolescentes deportistas es más ele- ficativo sobre la DMO en la columna o la cadera [52] .
vada que la de aquellos que practican menos deporte. Aparte de la DMO, el efecto del ejercicio sobre los
También se ha observado una asociación entre la acti- parámetros estructurales medidos en el radio o la tibia
vidad física diaria medida mediante acelerómetro y los mediante TCCp en mujeres posmenopáusicas ha sido
parámetros estructurales del cuello femoral [38, 39] . objeto de una revisión sistemática reciente [53] . Los auto-
Una revisión bibliográfica sistemática y exhaustiva ha res analizaron cuatro ensayos prospectivos aleatorizados,
recopilado 22 ensayos controlados de intervenciones con- un ensayo no aleatorizado, tres estudios de casos y con-
sistentes en algún tipo de actividad física, aleatorizados o troles y cuatro cohortes prospectivas. La metodología
no, anteriores a 2006: nueve antes de la pubertad (estadio variaba, pero se podía deducir claramente una mejora
de Tanner I), ocho al principio de la pubertad (Tanner II- de la resistencia ósea específica de localización. Dicho de
III) y cinco en un estadio más avanzado (Tanner IV-V) [40] . otro modo, los ejercicios orientados al miembro superior
La mayoría se refería al sexo femenino. Parece claramente mejoraban los parámetros en el radio, mientras que los
que la eficacia de las intervenciones disminuye con la orientados a los miembros inferiores mejoraban los pará-
madurez. Por ejemplo, los números de ensayos positi- metros en la tibia, sin modificaciones significativas de los
vos en las tres categorías son 9/9, 6/8 y 2/5, y el efecto parámetros en otros sitios. De forma global, esta mejoría
observado sobre los parámetros óseos (normalización de tiene lugar sobre todo en los parámetros corticales y su
la masa ósea, densidad ósea superficial o volumétrica y, amplitud es moderada.
en algunos casos, de los parámetros estructurales tras seis Como es evidente, se comprende que la dificultad en
meses de intervención) fue del 0,9-4,9%, 1,1-5,5% y 0,3- los ancianos es la propia realización de estos ejercicios y su
1,9%, respectivamente, según la localización, del estadio continuación, lo que, por desgracia, limita la intervención
prepuberal al puberal. a los más válidos y más motivados, es decir, a las personas
La intervención más eficaz en la etapa prepuberal fue un con menos riesgo. Por ello, se ha planteado que «el ejerci-
programa en la escuela primaria de tres sesiones semanales cio mantiene la masa ósea, pero ¿los genes mantienen el
de 20 minutos (5 minutos de calentamiento, 10 minutos ejercicio?» [54] .
de ejercicio y 5 minutos de relajación) durante las horas
escolares. El ejercicio consistía, después de un entre- Efecto sobre el riesgo de fracturas
namiento progresivo, en 100 saltos de 61 cm de altura,
mientras que el grupo control realizaba estiramientos [41] .
osteoporóticas
A los 7 meses, las ganancias de masa ósea en el cuello La aparición de una fractura osteoporótica depende
femoral, de DMO y de masa ósea de la columna lumbar sobre todo de la resistencia del esqueleto y del riesgo
fueron del 4,5, 2 y 3,1%, respectivamente en comparación de caída. Está claro que es difícil disociar el efecto de la
con el grupo control. actividad física sobre ambos componentes. El riesgo de
Una intervención posterior, aleatorizada y controlada, caída puede mejorarse mediante intervenciones dirigidas
ha comparado la adición de actividades en el colegio a reforzar la musculatura y/o el equilibrio, que se escapan
(15 minutos diarios de deporte más saltos) a la actividad a nuestro propósito.
deportiva escolar normal [42] . Al cabo de 16 meses, se obser- Un metaanálisis reciente ha recopilado los ensayos con-
vaba un aumento de la resistencia ósea de la tibia, medida trolados y los estudios observacionales realizados con
mediante TCCp sólo en los varones en período prepube- personas mayores de 40 años en quienes se cuantificó
ral. No había diferencia en las mujeres (más avanzadas en la actividad física (incluidas las actividades recreativas o

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diarias) y se relacionó con el riesgo de fractura [55] . No se Persistencia del efecto de la actividad
ha encontrado en la literatura ningún ensayo controlado
cuyo criterio principal fuese la aparición de fracturas. El
física
metaanálisis incluyó 13 estudios observacionales en los Ante la pregunta de si el beneficio de la actividad física
que se pudo estimar el riesgo de fractura de cadera. Se trata sobre el hueso es duradero, los estudios transversales tie-
de estudios de cohortes prospectivos conocidos, en los que nen un interés relativamente escaso. Sólo los estudios
se compararon el riesgo de fractura de cadera y la actividad longitudinales permiten forjarse una opinión.
física referida por los participantes. Dado que la referencia Los estudios con animales, aunque en ocasiones son
la constituían los pacientes sedentarios que hacían poco discordantes, sugieren que la ganancia ósea lograda con
ejercicio, una actividad física «moderada o vigorosa» se el ejercicio se mantiene en gran medida tras interrumpir
asociaba a una reducción del riesgo de fractura de cadera la actividad, aunque siempre que no exista una inmovili-
del 38% en las mujeres y del 45% en los varones. Esto no zación total [62] .
se ha observado en un estudio de cohortes publicado más Algunas intervenciones en los niños prepúberes descri-
recientemente [56] . Los datos referentes a las otras locali- tas previamente se han seguido a lo largo del tiempo.
zaciones de fracturas son todavía menos abundantes [55] . Aunque está claro que a esta edad lo esencial del incre-
La cantidad de ejercicio físico se asociaba a una reducción mento de masa ósea se debe al crecimiento, los niños en
del 20-30% del riesgo de nueva fractura vertebral en dos los que se había realizado la intervención conservaban la
cohortes y de forma no significativa en otras dos. Aunque ganancia adquirida inicialmente por la actividad física,
el ejercicio físico parece tener un efecto favorable respecto aunque fuese poco intensa y breve, durante 1-8 años tras
al sedentarismo sobre las fracturas de cadera y vertebrales, la intervención [63, 64] .
en la mayoría de los estudios se observa, por el contrario, En los adultos, los resultados de los estudios son contra-
un aumento de las fracturas de los miembros superiores, dictorios. En algunos, la ganancia inicial también parece
sobre todo de la muñeca. Esta paradoja se atribuye a un mantenerse, al menos en parte. A los 5 años tras una
incremento de los accidentes relacionados con la práctica reducción de la actividad, los jugadores de tenis o de
deportiva. squash mantenían la asimetría entre ambos brazos y
Sin embargo, estas asociaciones no demuestran la rela- el aumento claro de DMO en los miembros superiores
ción directa existente entre actividad física y aparición respecto a las personas del grupo control, incluso los
de fracturas, pues los sesgos potenciales son significati- que habían interrumpido por completo la actividad [65] .
vos. El más evidente de ellos es que las personas con Varios estudios muestran que, después de varios años
el máximo nivel de actividad física son probablemente de interrupción del entrenamiento, las gimnastas jóve-
las que tienen la mejor salud. Por tanto, es indispensa- nes conservan una densidad ósea mayor que las que no
ble disponer de ensayos prospectivos aleatorizados para hacían gimnasia [66] . Nordström et al han realizado un
resolver la cuestión, aunque aún no se han realizado. seguimiento longitudinal durante 5 años de 55 jugadores
En los ensayos aleatorizados publicados con mujeres de hockey o de fútbol de alto nivel que interrumpie-
posmenopáusicas, las fracturas descritas como criterios ron su actividad (8,2 horas/semana de entrenamiento
secundarios o como efectos indeseables parecen disminuir como promedio durante la actividad, más 2,5 horas de
en los grupos con intervención, de forma no significativa deporte recreativo), 48 que continuaron su actividad y
(cociente de posibilidades [OR] 0,61; intervalo de con- 48 personas de un grupo control que practicaban una
fianza [IC] 0,23-1,64) [51] . media de 3,6 horas de deporte recreativo a la semana [67] .
Al cabo de 5 años, la DMO de los antiguos deportistas era
menor que la de los que seguían en activo, pero se mante-
Efecto de las vibraciones nía significativamente por encima de la del grupo control.
Sin embargo, la pérdida ósea de los antiguos deportistas
Varios experimentos alentadores con animales han era más rápida que en los que continuaban con el deporte
suscitado la posibilidad de incrementar el tejido óseo y que en los controles, lo que hace sospechar una dismi-
sometiendo al organismo a estímulos repetidos de baja nución de la ganancia inicial con el tiempo.
amplitud en forma de vibraciones, cuyas características En cambio, otros estudios han encontrado hallazgos
principales son la frecuencia (en Hz) y la aceleración (en opuestos. A los 6-8 años de interrumpir la actividad, la
g). Esta última parece ser el parámetro principal, a gran- DMO de jugadores de hockey o de fútbol se equipa-
des rasgos con vibraciones de baja o fuerte aceleración raba con la de las personas del grupo control [68, 69] . En
(mayores o menores de 1 g). Estos resultados experimen- las mujeres posmenopáusicas, las ganancias de DMO
tales, unidos al entusiasmo por las plataformas vibratorias adquiridas durante el ejercicio se perdían por completo
y a la necesidad real de contar con intervenciones no far- a los 6-12 meses de interrumpir la actividad, aunque estos
macológicas eficaces en la osteoporosis han motivado el estudios se realizaron con un número reducido de perso-
interés por estos métodos. Se han publicado 12 ensayos nas [70, 71] .
aleatorizados de más de 6 meses de duración en el ser
humano, nueve de ellos en mujeres posmenopáusicas de
edades diversas, uno en adultos jóvenes y dos en niños Interacción con otros factores
y adolescentes [57–61] . Los protocolos (asociación o no al
ejercicio, aportes de vitamina D, parámetros óseos anali- El estatus hormonal y los aportes de calcio pueden
zados, tipo de vibraciones) son heterogéneos, el número influir en el papel de la actividad física sobre el hueso. Por
de pacientes suele ser limitado y los resultados suelen ofre- interacción se entiende un efecto sinérgico y no aditivo
cerse por protocolo en lugar de por intención de tratar. de los distintos factores sobre los parámetros óseos.
En un metaanálisis de 2010, existía un efecto estadística-
mente significativo de las vibraciones sobre la DMO en la Hormonas sexuales
cadera sólo en mujeres posmenopáusicas, de baja ampli- Los resultados de la experimentación en animales son
tud. No se observó ningún resultado sobre la DMO en el bastante contradictorios. En el ser humano, parece claro
ensayo en los adultos jóvenes. Al igual que sucede con la que el esqueleto masculino se beneficia más del efecto de
actividad física, el hueso de los adolescentes parecía más la actividad física, pero no existen datos de utilidad que
reactivo [57] . En cambio, en estos estudios suele haber una permitan indicar si existe una auténtica sinergia positiva
mejora del rendimiento muscular. En resumen, el efecto o negativa de los andrógenos y de los estrógenos, así como
de las vibraciones aún está poco estudiado y, en la actua- de las tensiones físicas sobre el hueso. Parecería más bien
lidad, no se pueden recomendar para mejorar la salud tratarse de efectos independientes, de modo que el ejerci-
ósea. cio favorecería más bien el sector cortical y los estrógenos

EMC - Aparato locomotor 5


E – 14-615  Adaptación del hueso al esfuerzo

el hueso trabecular. La existencia de una oligo/amenorrea Los ejercicios con impactos contra el suelo, con una
en las deportistas se asocia sin duda a una DMO en la frecuencia de dos a tres veces por semana durante perío-
columna y en la cadera menor que cuando no existen dos de tiempo bastante prolongados son los más eficaces.
anomalías menstruales, aunque sin anular el efecto de Unos aportes de calcio suficientes parecen potenciar el
los impactos contra el suelo. Por tanto, las jóvenes que efecto del ejercicio.
practican deportes de impacto y que tienen trastornos En los ancianos, los estudios observacionales han suge-
menstruales conservan una DMO al menos igual a la de rido una reducción del riesgo de fractura osteoporótica,
aquéllas con menstruaciones normales que practican un pero no se ha demostrado con ensayos controlados. El
deporte de resistencia [72] . efecto sobre la densidad ósea es modesto. En todos los
casos, sólo puede considerarse como tratamiento adyu-
Calcio vante, que no sustituye a un tratamiento eficaz de la
osteoporosis. Además, sólo la población más válida es sus-
Nueve estudios controlados han investigado si la adi- ceptible de poder mantener con regularidad una actividad
ción de calcio potencia los efectos del ejercicio [73–81] . El física sostenida («moderada o intensa»).
método ideal corresponde a los ensayos diseñados con
este fin y con doble aleatorización, por una parte de la
actividad física y, por otra, de la suplementación con
calcio. Seis estudios siguen este esquema y se han reali-
zado con niños de 3-5 años [73] , de 8-11 años [74–76] o con
“ Puntos esenciales
varones o mujeres mayores de 50 años [77, 78] . Se ha obser-
vado una interacción en tres ensayos realizados con niños La actividad deportiva incrementa la masa ósea en
prepúberes y en un ensayo efectuado con mujeres que el territorio cortical y trabecular.
recibían bajos aportes cálcicos de base. No se observó nin- La DMO volumétrica y el tamaño de los huesos
gún efecto aditivo o sinérgico en varones de 50-79 años, aumentan poco, pero se produce un incremento
cuyas aportaciones iniciales de calcio ya eran del orden
sobre todo del grosor cortical.
de 1 g/día. En otros estudios, sólo uno de los parámetros
(ejercicio o aporte cálcico) se aleatorizó, y los grupos se La potencia del impacto (actividades con saltos o
compararon en función de las variaciones del otro pará- carreras rápidas) es el elemento determinante. Las
metro. En dos de ellos, uno con mujeres de 7-13 años y actividades de bajo impacto, incluso repetidas y
otro con mujeres de 17 años, se observó una interacción, exigentes (como el ciclismo, la natación, las acti-
consistente en que sólo el grupo que tenía a la vez aportes vidades de fondo) e incluso con cargas pesadas
de calcio y actividad elevados logró una mejora de la DMO (como la halterofilia) tienen poco efecto sobre el
o de la masa ósea [79, 80] . En el tercero, las gimnastas de hueso.
17 años no lograron ningún beneficio de un aporte com- El efecto se ejerce principalmente sobre los seg-
plementario de 500 mg de calcio respecto a una población mentos solicitados. El ejemplo prototípico es el del
control [81] , pero estas jóvenes ya tenían un aporte basal de
miembro con el que se sujeta una raqueta.
calcio de casi 900 mg/día. Del conjunto de estos estudios
se puede deducir que los aportes suplementarios de calcio Existe una ventana de oportunidad (la infancia y el
aumentan los efectos positivos del ejercicio físico sólo en inicio de la pubertad) durante la que las ganancias
la infancia y al principio de la pubertad o en personas con son más significativas.
aportes cálcicos iniciales insuficientes. Parecería que la En los niños y adolescentes, las actividades físicas
actividad física tiene un efecto sobre los sitios solicitados y los aportes cálcicos tienen un efecto sinérgico.
y el calcio un efecto sobre todo el esqueleto [74, 76] . Ade- Las ganancias óseas relacionadas con la actividad
más, la pérdida de calcio por el sudor, que normalmente es se atenúan con el tiempo, pero lentamente y sólo
anecdótica, podría ser significativa durante el deporte. Se en parte. Por tanto, la actividad física a una edad
ha evaluado en 422 mg para 2 horas de entrenamiento en joven podría constituir una auténtica forma de pre-
jugadores de baloncesto, y una suplementación de vita-
vención primaria de la osteoporosis.
minas y calcio impedía la pérdida ósea observada en la
pierna durante la intertemporada [82] . En los ancianos, la utilidad del ejercicio en la pre-
vención de las fracturas osteoporóticas no se ha
establecido con claridad; la factibilidad y el cum-
Otros
plimiento de programas eficaces en esta población
Existe la tentación de aplicar el mismo razonamiento siguen siendo obstáculos considerables.
para la vitamina D y los aportes proteicos, pero, en la
actualidad, no existe ningún dato que lo respalde.

 Conclusión
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Se requieren más ensayos de buena calidad para deter-
minar cuál es el tipo de intervención (características, [1] Frost HM. The laws of bone structure. Springfield: CC Thomas;
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de masa ósea, que es susceptible de retrasar la aparición [4] Rochefort GY, Pallu S, Benhamou CL. Osteocyte: the undere-
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P. Lafforgue, Professeur (Pierre.lafforgue@ap-hm.fr).


Service de rhumatologie, Hôpital Sainte-Marguerite, 270, boulevard Sainte-Marguerite, 13009 Marseille, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Lafforgue P. Adaptación del hueso al esfuerzo. EMC - Aparato
locomotor 2013;46(3):1-8 [Artículo E – 14-615].

Disponibles en www.em-consulte.com/es
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complementarias Animaciones legales al paciente complementarias evaluación clinico

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