Sunteți pe pagina 1din 5

Ponencia

¿Lo que el viento se llevó? Los partidos políticos y la democracia en Colombia (1958-
2002)
Degradación o cambio. Evolución del sistema político colombiano.

La Democracia y la ideología partidista


Impedimentos para el ejercicio democrático en la sociedad colombiana

Introducción

El presente documento es un paneo de las estructuras organizativas de los sistemas de


partidos tradicionales en Colombia, sus transformaciones y fragmentaciones en distintos
escenarios, desde la conformación del Frente Nacional, las reformas de la Constitución de
1991 y la arena política posterior, en la que nuevas formas de participación y ciudadanías se
hacen presentes, siendo el ejemplo actual la firma de los diálogos de paz, negociación entre
el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia, proceso en el que
se abren nuevos escenarios y actores políticos. Se recogen también elementos históricos para
comprender la trayectoria de los ya conocidos problemas de legitimidad y la reproducción de
la violencia. Y para lo cual se tendrán como base dos textos de Francisco Gutiérrez Sanín:
¿Lo que el viento se llevó? Los partidos políticos y la democracia en Colombia (1958- 2002)
y Degradación o Cambio. Evolución del sistema político colombiano.

El tema está atravesado por cuestionamientos que permiten poner en discusión la


conformación del sistema político actual. Elementos de carácter administrativo y burocrático
han disminuido la participación en la sociedad colombiana, por ello se hace necesario
estudiarlos. Ejemplo de ello es el Frente Nacional, proceso que pretendía legitimar los dos
partidos tradicionales (Liberal y Conservador) para lograr unidad, pero que terminó por
fragmentar la arena política y civil del país, al haber sectores censurados y hasta rechazados.
Cabe entonces cuestionar las raíces de ambos partidos en la sociedad colombiana para
entender cómo es que se consolidaron como hegemonía, cómo se mantienen por medio de
sus estructuras organizativas, y los impedimentos que han representado para un ejercicio
democrático libre en Colombia.

La configuración partidista de la sociedad colombiana configuró también la manera en que


se concibe la política en el país. Elementos como “corrupción” y “clientelismo” son ya
conocidos y son legado de esta maquinaria partidista de la que somos herederos.

Los partidos tradicionales


Legitimación de los obstáculos para el ejercicio democrático

Desde la conformación de los partidos Liberal y Conservador, han aparecido una serie de
problemas institucionales que han afectado la estructura de ambos partidos, que se han visto
permeados por la corrupción, las funestas consecuencias del período de la Violencia y la
atomización de las bases ideológicas, además resulta paradójico pensar que la historia del
desarrollo político en Colombia, podría cambiarse por “la historia del clientelismo político”
ya que los partidos a la vez que tienen una tradición de identidad, también es una tradición
personalista que se resquebraja con el pasar de los años. Se hará, entonces, un breve esbozo
del desarrollo institucional de los partidos tradicionales para comprender por qué en distintos
períodos, han ido en declive.

La institucionalización de los sistemas de partidos tiene cuatro dimensiones (Mainwaring,


2001)

1. La estabilidad de la competencia partidista


2. Las raíces del partido en la sociedad
3. La legitimidad de los partidos
4. la solidez de las organizaciones partidistas

Al analizar el caso colombiano, la pregunta a plantear sería ¿coinciden estas dimensiones? O


por el contrario, ¿se encuentran unas tan distantes de las otras, que no permiten la
consolidación de una legitimidad real?

Por una parte, podría decirse que el Partido Liberal Colombiano dentro de su evolución
interna mantiene su fuerza, pero dispersa por las regiones en donde la toma de decisiones
obedece a facciones y personalismos propios de cada dinámica regional y local, por lo que la
estructura jerárquica nacional se desarticula con cada proceso electoral. Son entonces las
“microempresas electorales” ligadas al clientelismo, las que han puesto en marcha una
maquinaria de sustento para el partido, pero que a su vez impide su unificación nacional, por
lo que el oficialismo pierde legitimidad y fuerza, hasta llegar a ser un recuerdo del “partido
del pueblo” que era para antes de la conformación del Frente Nacional.

En el caso del Partido Conservador Colombiano, su comportamiento electoral obedece a la


conformación de redes de poder, ya que tras el frente nacional se agudizó su declive, y más
aún en la década de los 90, al no contar con sus cabezas visibles y con las que los electores
se sentían identificados, como Laureano Gómez y Misael Pastrana, por lo que su
reconstrucción tuvo mucho interés en el capital electoral y el reconocimiento de las regiones,
que lo ha llevado a tener una figuración importante más que todo en el Congreso de la
República.

En ambos partidos, se sostienen características comunes, como las estructuras paternalistas,


en la que la familia tiene una significación importante, además del componente hereditario
que también ha sesgado el acceso al escenario político nacional, donde no se ha podido
consolidar una alternativa lo suficientemente fuerte y arraigada como para hacer frente al
curso tradicional, que aún hoy tras la modernización de la democracia, sigue vigente.
El Frente Nacional: orígenes e implicaciones

Desde finales de la década de 1940 se había iniciado una confrontación violenta entre los
partidos tradicionales colombianos liberal y conservador, lo cual llegó al punto que ambos
partidos buscaban llegar a un acuerdo negociado que pusiera fin a la Guerra Civil, pero dado
que dicha Guerra bipartidista alcanzaba puntos críticos y aun no se producía dicho acuerdo,
el general Rojas Pinilla tomó el poder. Se esperaba entonces que los militares construyeran
un gobierno de transición. Pero, Rojas Pinilla decidió perpetuarse en el poder, lo cual después
de múltiples negociaciones y consultas tuvo como resultado que los máximos dirigentes de
los partidos firmaran en 1956 la Declaración de Benidorm, que fue clave para la
conformación del Frente Nacional. Los postulados fundamentales de lo que sería el Frente
Nacional (FN) fueron establecidos en los pactos de Benidorm y Sitges: Repartición paritaria
del poder legislativo y la burocracia. Lo cual fue denominado Convalecencia democrática,
que era reducir el espectro de la política competitiva para que ninguno de los partidos sintiera
vulnerado sus intereses vitales. Uno de las mayores dificultades en la conformación del FN
fue el hecho de que los conservadores no lograran identificar qué era lo fundamental,
generando continuas divisiones. Es pues, la consolidación formal de la estructura burocrática
del país a manos de la hegemonía bipartidista.

El FN (1958 - 1974) tenía tres objetivos fundamentales: 1) Fue un acuerdo para


derrocar la dictadura de Rojas Pinilla; 2) Fue un pacto de paz entre los dos partidos
tradicionales; 3) Era una propuesta de desarrollo que se ligaría de manera natural a un sistema
de gobernabilidad internacional, ello puesto que “Sin reformas sociales no habría
“verdadera democracia”, y la tarea del frente nacional sería llevarlas a cabo” (Gutiérrez,
2007, p. 84). Para esto último se crearon las juntas de acción comunal (JAC) con el propósito
de encuadrar a las masas para los programas de desarrollo. Se debe resaltar que el FN fue un
esfuerzo para conseguir la paz entre partidos y perfeccionar las instituciones
democráticas, reflexionando desde nuestra propia conciencia histórica y no sólo
adoptando de forma mecánica la institucionalidad de países desarrollados.

Pero como es de esperar el FN también tuvo aspectos negativos, tales como culpar de
la mayoría de problemáticas a la burocracia, identificar a la nación con los partidos, o ser un
mecanismo de exclusión (para fuerzas extra FN o aquellos que no estaban incorporados a
maquinarías partidistas) lo cual generó una gran y peligrosa brecha entre política y opinión.
Uno de los primeros y principales problemas que surgieron fue la fragmentación partidista,
la cual tuvo impulso desde la competencia interpartidista que se fue generando; El partido
liberal –De manera insipiente- enfrentaba rebelión de sus líderes locales y regionales, con el
peligro del acecho del localismo y personalismo (y las problemáticas que estos traían); En el
partido conservador la fragmentación fue más marcada, como muestra de ello, las primeras
elecciones parlamentarias del frente las realizaron en una aguda división.
El FN ejecutó sus tres objetivos principales: Pues pacifico al país en cierta medida,
generó el tránsito de la dictadura a un régimen de alternación pactada, y además origino
crecimiento económico. Razón por la cual en sondeos de opinión la mayoría de personas
acaudaladas estaba satisfecha con el FN, contrario a los pobres y jóvenes, quienes lo
rechazaban. Esto último tuvo gran impacto sobre los partidos, pues los debilitó y género
desprestigio, lo cual posteriormente quebró la idea de que cada partido era la mitad de
Colombia.
Es entonces que las principales características de los partidos antes, durante, y
después del FN fueron que: Estaban informalmente divididos en casas, o sea las corrientes
de los ex presidentes; un aspecto característico de los partidos durante el FN fue la
combinación entre personalismo, familiarismo e ideología que poseían; Tenían una
estructura vertical que correspondía aproximadamente a la pirámide social; Funcionaban
como coaliciones de castas alrededor de factores identitarios e ideológicos; Los políticos
individuales tomaron mayor margen de maniobra con respecto de sus casas; El FN como
pacto social que era configuró una particular forma de inclusión social: intercambio de votos
por previsión de vivienda, servicios públicos e inversión estatal; además hay que resaltar el
hecho de que la política empezará a ser vista como medio de movilidad social.
Es preciso mencionar que los partidos modernos son organizaciones administrativas,
razón por la cual fueron utilizados por empresarios para llevar a cabo sus intereses. Además
los partidos estaban siendo transformados, acogiéndose a dinámicas de reparto de preventas,
dada la constante lucha por recursos clave (fuesen electorales, sociales, intelectuales o
económicos). Otro aspecto que es fundamental resaltar es el hecho que el clientelismo en el
FN estaba construido bajo la noción de pacto, por lo cual se basaba en intercambios; en donde
se movían recursos por votos, dando cabida a tan interesante caso en donde la población o
miembros del partido veían a este último y a la política como agentes aseguradores de
vivienda, infraestructura, sistema de salud, etc. Y para lo cual amenazaban o chantajeaba,
principalmente con abstenerse de votar, y es el hecho de que amenacen con abstenerse y no
de votar por el rival que da cuentas de que aún persistía una fuerte identidad partidista. Por
ello la ideología aún era imprescindible, así fuera para construir un particularismo viable.
Las luchas faccionistas eran motivadas por la disputa de puestos burocráticos (aunque
la política tradicional siempre estuvo permeada por ello). Como una de las últimas
perturbaciones que se dan en el campo de los partidos tradicionales, está el narcotráfico, el
cual halló un terreno fértil dado particularismo y el clientelismo existentes.

La Constitución de 1991, nuevas dinámicas en el sistema político

La hegemonía bipartidista tuvo un gran reto a la finalización del acuerdo del Frente
Nacional, ya que la apertura política significó que sus organizaciones debían ser más fuertes
que antes, de otra manera podrían posicionarse elementos que le hicieran frente a su
tradicional legitimidad. Mucho más con la apertura (no sólo política, también social y
cultural) que plantea la Constitución de 1991. La decadencia de la legitimidad puede ser
explicada desde las nuevas ciudadanías y la participación de nuevos sectores (históricamente
excluidos) en la vida política. Además, la realidad nacional tuvo que aceptar y entrar a
reconocer las insurgencias como actores dentro de la política nacional.
Una de las rupturas más importantes fue la entrada de las comunidades indígenas a la
arena política. Se trata de todo un plan de reconocimiento a las comunidades que no habían
tenido ni voz ni voto, y ellas por su parte enfrentaron un gran desafío al organizarse como
comunidades autónomas y en ese camino, adquirir legitimidad política, mientras
estructuraban su proyecto político y su horizonte para accionar. En ese camino, se vieron
permeados por un ya conocido problema que no hace excepciones ni siquiera con las nuevas
alternativas: a pesar de que la hegemonía bipartidista ya estaba diluida, sin el apoyo de una
u otra facción surgir en la política colombiana es un proyecto hostil y sin mucho rumbo, por
ello, las comunidades indígenas tuvieron que aliarse, lo que llevó a que su intención original
perdiera autonomía. Por otra parte, la inclusión de las mujeres y su participación en
crecimiento hizo cambiar las formas de hacer política en el país, sin dejar atrás su tradicional
carácter hereditario y clientelista, sin embargo el feminismo en la política ha logrado espacios
para la exigencia de derechos.

Bibliografía
- Gutiérrez Sanín, Francisco, 2007, ¿Lo que el viento se llevó? Los partidos políticos y la
democracia en Colombia 1958-2002.: Editorial Norma, Bogotá Seminario.
- Gutiérrez Sanín, Francisco y otros, 2001, Degradación o cambio. Evolución del sistema
político colombiano, Editorial Norma, Bogotá.

S-ar putea să vă placă și