boletin
intormativo
arquidiocesano
ORGANO OFICIAL DEL ARZOBISPADO DE SANTIAGO,
DIRECTOR: PBRO. FERNANDO ALLIENDE.
(CHILE)
— CASILLA 30 - D,
NO 14 SEPTIEMBRE — OCTUBRE N° 14
LA LIBERTAD RELIGIOSA
ALOCUCION PRONUNCIADA POR S. S. PAULO VI
EN LA AUDIENCIA GENERAL DEL 28 DE JUNIO DE 1963.
Queridos hijos
y querie
hijas
Es una palabra de Jestis Nuestro Se-
tor que viene 2 nuestro espiritu en es-
ta audiencia general, tan numerosa y
diversa, tan bella y tan significativa,
tan represeniativa de sectores diferen-
tes de la sociedad: hombres, mujeres,
rifios, jovenes, estudiantes, sabios, obre-
ros, soldados, representantes de diferen-
tes profesiones, esposos, peregrinos, tu-
tistas, sacerdotes, religio:
sas, pobres y enfermos, gente que su-
fre, curiosos.., Una palabra que se rea-
liza aqui en cierta medida y que vues-
tra presencia nos anima a repetir, ape-
sar de que ella supone una audacia de
¥ que nuestra voz ticm-
a al proferirla. Sin embargo, esta pa-
labra debemos decirla porque el Sefior
Nos la impone como una obligacién ¥
Nos da confianza y, a pesar de nuestra
pequefiez humana, el ministerio que
Nos ha confiado El mismo. no la des-
mentira.
religio-
“Venid a Mi, todos”
Esta palabra “Venid a Mi todos”
(Mat. 11, 28) es claro que se refiere a
Jesits, es El el que la ha dicho.
Es una palabra dulce, muy densa, so-
berana, una de aquéllas que debe revo-
lucionar al mundo y cambiar la faz de
la tierra. Si en medio de la indiferencia,
de la confusién, de los conflictos, esta
vox de Cristo fuera escuchada, qué
orden, qué belleza resultaria para la
humanidad. La dispersién de Babel da~
ria Ingar a Ia convergencia hacia la
unidad, la comprensién de todas las
lenguas, la paz universal. Pensemos
pues, en la promesa que acompaiia a la
invitacién de Cristo “Venid a Mi los
que estais abrumados y Yo os aliviaré”.
Es una palabra solemne, extraordi-
naria, maravillosa, Sdlo el Mesias divi-
no podia pronunciarla. Es la palabra
que el mundo necesita, En ella esté el
secreto de la salvacién del mundo y El,
Nos Ja ha revelado. ;Para nosotros que
Ja escuchamos que alegria, pero tam-
bién que responsabilidad! Para nuestra
pobre persona que esté encargada de
repetirla, qué sentimientos de magna~
nimidad profética despierta y al mismo
tiempo, no saberla anunciar suficiente-
mente para hacer honor al encargo de
salvacién que hace de Nos “el servidor
de los servidores de Dios”
Hay sobre este tema un motivo de
meditacién. La multitud y diversidad
de esta gran reunién, Nos hace pensar,
representa de una manera caracteristica,
la intervencién de Cristo, es decir, deJa intervencién de Cristo en la humani-
dad. ;Se trata de un mandamiento?
iEs una amenaza? {Es una evidencia
que obliga a todo hombre razonable a
acogerla? No, es una invitacion. Una
invitacion Hena de bondad y de autori-
dad, lena de fuerza y de dulzura. Una
invitacién seductora por las promesas
que ofrece y por las ventajas que trae;
y puede ser todavia algo més, un atrac-
tivo misterioso que sienten los corazo-
nes que la oyen, Es un estado espiri-
tual —nosotros bien lo sabemo: de
origen divino, (S. Juan 6.44) que com-
promete y respeta la libertad humana
“Non obligatio, sed delectatio”. No una
presién, sino um prolundo agrade (8.
Agustin Jean 264)
EN MATERIA DE FE
NADIE PUEDE SER PRESIO
Pensadio bien nos encontramos
te punto en el centro del gran proble-
a de la libertad religiosa, sobre el
cual la prdxima sesién del Concilio nos
dara preciosas ensefianzas al interpre-
tar el pensamiento de Cristo. Jesucris.
to invita a la f8 Crea una obligacién
moral, porque El invita a una obliga~
cién salvadora; pero El no fuerza, ni
quita la lizertad fisiea del hombre, que
debe decidir por si mismo, consciente-
mente de su destino y de su actitud ha-
cia Dios. Hs asi como puede desunirse,
en gran parte, esta dectrina capital en
dos preposiciones esenciales: en mate-
ria de fe nadie puede ser impedido, na-
die puede ser forzado. Nemo impedia-
tur, Nemo cogatur. Esta doctrina se
completa por el conocimiento de la pa-
labra de Cristo de que hemos hablado;
existe un llamado divino; existe una
vocacién universal de salvacién traida
por Cristo a la tierra; tenemos el deber
de informarnos y de informar; tenemos
orden de instruirnos y de instruir; tene-
mes irente al problema religioso una
responsabilidad suprema, Debemos ves-
1 libremente, es decir, por emor,
mor; no por la a. El Cristia-
nism2 03 amor.
Este plan es maravilloso ¢ irreversi-
te. Nos parece ver en esta audicxcia
@ y significativo reflejo. ; Por-
ud ovtéis aqui, queridos hijos? Nedie
o: ho forzade a venir. Nadie, Libremen-
acamblea se ha reunide, pero
1a fucrza, una elecci
que ha conducido vuestros pasos. Antes
qu Nos y escuchando el eco de un Ja-
mado habéis entendido en vuestra con-
iencia, la invitacién de Cristo: “venid
todos porque Yo tengo para todos un
reconfortante e infalible alivio; Venid.
én, un amor
Y habéis venido y os encontrdis con
un pobre hombre, voz de hombre que
es autorizada de una manera sensible,
humana, histéricamente, del dulce y po-
deroso amado de Jesiis, Nuestro Sal-
vador: Venid a El y os
Esto es lo que Yo queria decir y rea-
lizar hoy dia en cada uno de vosotros,
Nuestra bendi
MONSENOR GERARDO PEREZ VALDES
El Boletin Arquidiocesano, tiene en-
tre otras finalidades estimular y facili-
tar la relacién del Obispo con sus co-
laboradores principales, los Sacerdotes.
Normalmente, para Ienar esta nece-
sidad, la Autoridad Eclesiastica, entre:
ga sus inquictudes y afanes pastorales y
sefiala caminos que unifiquen la accién.
Con toco, 29 slo csos problemas jus-
tifican la cordial y fraterna relacién en-
tre los Ministros del Sefor,
Como reemplazante de Su Eminen-
cia, mientras participa él en las delibe-
raciones y trabajos del Concilio Vatica-
no II, he creido de mi deber, escribir a
mis hermanos en el Sreerdocio etas
sencillas lineas, a propésito del ronsi-
ble fallecimiento de nuestro querido y
comin hermano, Monsefior Gerardo
Pérez, Valdés
Bien sabéis que el 15 de Octubre re-
cién pasado, el Sefior, lamé junto a El
a este benemérito y ejemplar Sace
te. Los que estuvimos junto a su lecho
de enfermo, momentos antes de su fa-
Uecimiento, recibimos del querido her-
su postrera y acaso m:
ensefianza. Con plena lucidez, presintié
mano,que Iegaba el término de su vida; con
paz, con viril entereza y con admirable
fe y amor, acepté la Voluntad Divina y
en medio del cansancio y agotamiento
fisico, tenia energias para alabar a Dios
y agradecerle sus bondades y finezas.
‘Asi recibié el llamado de Dios y asi en-
tregé en su Paterno amor su alma pre-
parada en el curso de su largo y abne-
gado trabajo Sacerdotal. En efecto, la
enfermedad que finalmente terminé su
existencia, no fue la preparacién para
su muerte. Esta, la cumplié, como hom-
bre y Sacerdote, en el transcurso de su
vida. La enfermedad sélo afiné el tra-
bajo del creyente en su pasaje por el
tiempo.
Quienes iuvimes la suerte de cono-
cerle en los 203 Tejanos Ce su prepa-
racién al Sacerdocio, sabemos toda la
verdad que encierra Ja anterior afirma-
cién, Desde que lego al Seminario y
sobre todo cuando recibié el Sacerdo-
cio, vivié tras este su Unico ideal: ser-
vir a Dios, consagrarse a la extension
de Ja Iglesia y amar a su préjimo espe-
cialmente los mas necesitados, los po-
bres y los nifios, hasta que la Voluntad
Divina, quisiera amarle a la eterni-
dad
a Parroguia de San Rafaél, donde
fue abnegado y celoso Vicario Coopera-
dor vy la Parroquia de San Gerardo que
fimdé y atendié cerca de 30 afios, su-
pieron de las virtudes y de la abnega-
cién de este hombre que vivid volunta;
riomente olvidado de si mismo, En es
ta Ultima Parroguia, atendiendo sin me-
dirse en Ja entrega, contrajo gravisima
enfermedad, Sus médicos y familiares
creyeron que Hegaba la hora suprema.
Pero su feligresia no acepté el juicio ni
parecer de los hombres. Pareceré in-
crefble, pero los fieles de la Parroquia
de San Gerardo, demostraron la hon-
dura de su fé. En una ofensiva de ora-
cién, durante dia y noche elevaron sus
sliplicas. Cuando las noticias se hicieron.
mis alarmantes, esas almas sencillas y
leales, dieron prueba de como enten-
dian y participaban las ensefianzas de
su Cura, sobre la devocién a Maria y
el poder de su valimiento. Practicamen-
te toda la feligresia, esponta
se constituyé en una comunidad oran-
te y grupos organizados como mejor
pudieron, caminaron hasta el Santuario
de Lourdes, Alli elevaron su peticién
en canticos y oraciones habladas que
les nacian del corazén. Una o dos ho-
ras después, la ferviente caravana re-
gresaba a la Parroquia de San Gerardo.
Alli les aguardaba la respuesta del cie-
lo: el Padre Gerardo estaba fuera de
peligro, inesperadamente la enferme-
dad habfa hecho crisis y renacia la es-
peranza... Varios aiios mas los feligre-
ses, le tuvieron presidiendo la vida Pa-
rroquial
36'0 ie cnfsrmecad y los alos Te obli-
go a Gejar a sus amaaos hijos. Con sa-
tivfaccién de todos fue promovido al
cergo de Canénigo de la Iglesia Cate-
dral. El nuevo Canénigo era el mismo
Cura de San Gerardo. El confesionario,
Ja vida cultual de la Iglesia madre de
Ja Arquidiécesis, la Iglesia, por decirlo
asi, del Obispo, deberia ser un motor
de vida religiosa y espiritual. Hasta ha-
ce pocos dias, superando dolencias y las
limitaciones de su cuerpo enfermo, se
le vio concurrir, no sélo a las obliga~
ciones del Coro, sino y principalmente
a sus deberes de Pastor: la administra-
cién del Sacramento del perdén.
Los Sacerdotes de la Arquididcesis
tuvimos en él, un amigo y un herma-
La Autoridad Eclesidstica. siempre
encontré en Monsefior Gerardo Pérez al
colaborador generoso y al sitbdito —si
cabe esta expresién— respetuoso y
pronto para seguir las normas y direc-
tivas que en el desempefio de su tarea
de Gobierno a ella le competen.
En la hora de su muerte, creo que
todos sus hermanos en el Sacerdocio,
Je debiamos este homenaje de admira-
cin y sincera gratitud.
Jorge Gomez Ugarte
Vicario General