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Hay algo allá adentro (de Chile)

“Machetazos” (Ediciones B, 2013) cumple con lo que promete: todos mueren. O bueno, casi todos.
Pero donde la oferta se satisface más a cabalidad es con respecto a esta otra advertencia
contenida en la portada: “¡Cinco historias de terror extremo!”.

Los conjurados para este festín de sangre –más que oscuro el libro es realmente sangriento- son
Álvaro Bisama, Pablo Illanes, María José Viera-Gallo, Felipe Ossandón y Francisco Ortega. Cada uno
en su tono y estilo aporta la dosis exacta –o a veces la sobredosis imprecisa- de tensión, tiniebla y
repulsión para dar vida a este verdadero monstruo editorial. Una compilación de novelas breves
que muestra que a pesar de su poca visibilidad, el género de terror en Chile también tiene su
espacio y reverbera en lo profundo de historias impactantes que pugnan por llegar al lector.

Bisama abre esta antología con “Póser”, relato que muestra desde distintas miradas la que podría
haber sido la evolución de Rodrigo Orias, quien en 2004, presa de un frenesí calificado como
demoniaco o satánico, dio muerte a un sacerdote en la Catedral de Santiago mientras oficiaba la
misa. El metal más oscuro, la familia desintegrada y la soledad se conjugan en este texto, que urga
en el corazón de un satanismo algo insulso y provinciano.

Illanes, por su parte, en la pieza más extensa del libro, “Los maracos”, se aparta un poco de la línea
tenebrosa y pone su foco principalmente en la violencia, con un núcleo muy claro en la
discriminación y la homosexualidad.

Ortega y Ossandón, a su vez, con “La nieta: una historia femenina” y “Una chica divertida”,
respectivamente, son responsables de las entregas más efectistas de “Machetazos”, moviendo sus
historias por escabrosos territorios donde la tortura, la mutilación y el canibalismo tienen su
insaciable reinado.

Finalmente, María José Viera-Gallo, la única mujer entre los escritores convocados a este rito de
sangre, entrega en “Una fábula caníbal” una revisión contemporánea y chilena de un clásico
infantil que, leído a la distancia, no deja de esconder muchas claves terroríficas.

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