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La teoría de la reminiscencia es una teoría del conocimiento según la

cual conocer es recordar.


Aunque tiene antecedentes, la teoría se asocia principalmente a Platón. Para éste, adquirir
conocimiento consiste en recordar lo que el alma sabía cuando habitaba en el mundo
inteligible de las ideas antes de caer al mundo sensible y quedar encerrada en el cuerpo.

Sócrates vive en la segunda mitad del siglo V, ateniense, pertenece a una familia humilde; su
padre, Sofronisco, era escultor y su madre, Fenarete, partera. Sócrates afirma que heredo el
oficio de sus padres en cuanto que se considera un escultor de hombres en la brusquedad de
la verdad.

Sócrates no dejó testimonios escritos, su doctrina es transmitida a la posterioridad por sus


discípulos Jenofonte y Platón. El pensamiento filosófico de Sócrates descansa en dos divisas
fundamentales, los atenienses de aquellos días no escribían libros; fue una edad de grandes
tragedias, pero no de literatura en prosa.

En el año 399 A.C Sócrates fue acusado de impiedad y de corromper a la juventud con sus
enseñanzas; por lo cual fue condenado a beber cicuta ( planta umbelífera venenosa parecida
al perejil .

Sócrates llamó “virtud” aquello que era común para toda la raza humana y en todas las
circunstancias, por ejemplo, la justicia, la valentía o el autocontrol. De esta manera no sólo
se opuso al relativismo de los sofistas, sino que extrajo de todas las virtudes aquellas que hoy
llamaríamos “virtudes morales”. Por esa razón a Sócrates se le considera como el fundador
de la ética.

Sócrates no dejó testimonios escritos, su doctrina es transmitida a la posterioridad por sus


discípulos Jenofonte y Platón. El pensamiento filosófico de Sócrates descansa en dos divisas
fundamentales:

El saber fundamental para Sócrates, es el saber acerca del hombre (de ahí su máxima:
“Conócete a ti mismo”) que se caracteriza por esto tres rasgos:

es un conocimiento universal válido, contra lo que sostienen los sofistas


es ante todo un conocimiento moral

es un conocimiento práctico (conocer para obrar correctamente).

La ética de Sócrates es racionalista. En ella encontramos:

una concepción del bien (como felicidad del almas)

lo bueno (como lo útil a la felicidad)

la tesis de la virtud como conocimiento

vicio como ignorancia (el que obra mal es porque ignora el bien; por tanto, nadie hace el mal
voluntariamente)

la tesis de origen sofista de que la virtud puede ser transmitida o enseñada.

Para Sócrates, bondad, conocimiento y felicidad se enlazan estrechamente. Intelectualismo


moral, Contemporáneo de los sofistas, Sócrates fue uno de los personajes más curiosos de su
época y su fama ha perdurado a lo largo de los siglos. Platón, discípulo suyo, le rindió
homenaje en su obra, haciéndolo aparecer como interlocutor principal en gran parte de sus
diálogos.

Sócrates se opone al relativismo y escepticismo de sus contemporáneos los sofistas, y


considera que es necesario llegar a establecer una moral no relativista, válida para todos. El
método para llegar a conocer qué es lo bueno o lo justo es el diálogo, o arte mayéutica, que
es el arte de ayudar sacar a la luz la verdad mediante preguntas dirigidas hábilmente (Sócrates
era un "artista" en hacer decir a los demás lo que él quería, de ahí que por esa faceta suya
algo manipuladora, algunos de sus contemporáneos lo tomaran por un sofista, también
artistas en ese mismo campo: la retórica y la erística)

Además de la mayéutica, Sócrates es conocido por su defensa del intelectualismo moral.


Según esta posición el SABER = VIRTUD, o lo que es lo mismo: El obrar mal o injustamente
es fruto de la ignorancia: nadie obra mal a sabiendas. Cuando hacemos algo que no es muy
ortodoxo lo hacemos porque creemos que ese es nuestro bien, aunque estemos equivocados.
Así, para obrar bien basta saber qué es el bien. El mal es la falta de saber, es ignorancia. Si
esto es así, el criminal no es malo, es un ignorante y antes que encarcelarlo, debería ser
educado.

La ignorancia como causa del mal ()


Platón piensa en la existencia de dos mundos: el inteligible y el sensible; uno,
imagen, y otro, modelo; uno, sombra, y el otro, luz. En el primero, por ser imagen,
sólo se conocen apariencias; en el segundo, los objetos verdaderos de éstas. El
mundo-imagen carece de ser verdadero; es un "no-ser" que para existir depende
de su modelo. El mundo de la luz "es", existe sin ser imagen, su ser es en sí. El
mundo de las sombras, por ser no-siendo, se halla en constante cambio, no
permanece quieto; por eso se encuentra sujeto al constante devenir. El mundo de
la luz, por el contrario, al ser en sí, por implicar su propio ser, permanece fuera del
mundo del devenir; su ser es captable. Asimismo, Platón considera que el mundo
inteligible, el de las Ideas, modelo del mundo del devenir, está fuera de toda la
realidad sensible, el  del mundo-modelo no es el que percibimos, pues está
fuera del alcance de nuestros sentidos: trasciende la realidad sensible. Existe no a
manera de concepto en la mente de los hombres, como lo consideraba Sócrates,
o como formas universales presentes en las cosas informándolas, como pensaba
Aristóteles, quien criticó fuertemente en su Metafísica la separación y la doctrina
de las Ideas trascendentes de Platón, diciendo: "Sócrates, sin embargo, no
separaba los universales ni las definiciones. Pero otros los separaron
denominándolos "Ideas de las cosas que son"" (Aristótels, Met.: XIII, 4, 1078b30).

PLATÓN INTERPRETA EL ALMA PRINCIPALMENTE EN DOS SENTIDOS: EL ALMA COMO AQUELLO


QUE PERMITE A LOS SERES VIVOS REALIZAR ACTIVIDADES VITALES, Y, EN EL CASO DEL ALMA
HUMANA, COMO EL PRINCIPIO DIVINO E INMORTAL QUE NOS FACULTA PARA EL CONOCIMIENTO
Y LA VIDA BUENA.

Al igual que todos los griegos, Platón, consideró que el alma es el principio que
anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de
su concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y
dotada de carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del
hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma
―al menos la parte más excelente― nos vincula con el mundo divino y está dotada de
un destino inmortal.

ALMA RACIONAL

PARTE SUPERIOR DEL ALMA HUMANA, INMORTAL Y DIVINA. GRACIAS A ELLA ALCANZAMOS EL
CONOCIMIENTO Y LA VIDA BUENA.
El "mito del carro alado" representa el alma racional con la metáfora del auriga. Es
la parte más excelente del alma, se identifica con la razón y nos faculta para el
conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y dotado de
inmortalidad. La sitúa en la cabeza (el cerebro).

ALMA IRASCIBLE

PARTE DEL ALMA HUMANA EN DONDE SE SITÚAN LA VOLUNTAD Y EL VALOR.

El "mito del carro alado" representa el alma irascible con la metáfora del caballo
bueno y dócil a las instrucciones del auriga. Gracias a esta parte el auriga puede seguir
a los dioses hacia el mundo de las Ideas y la contemplación de la Idea de Bien. En el
alma irascible se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Platón no defiende con
claridad ni su mortalidad ni su inmortalidad. La sitúa en el pecho (el corazón).

ALMA CONCUPISCIBLE

PARTE MORTAL DEL ALMA HUMANA RESPONSABLE DE LAS PASIONES, PLACERES Y DESEOS
SENSIBLES.

En el "mito del carro alado", Platón representa el alma concupiscible con la


metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro hacia el mundo sensible. Es
la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran
los placeres sensibles y los apetitos o deseos sensibles (deseos sexuales, apetitos por
la comida, la fama, la riqueza...). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se
destruye cuando éste muere. La sitúa en el abdomen (hígado).

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