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PERMANENTE Y EN SERVICIO
TRAYECTO A
2019
Escuelas Faro
3ª Jornada
PROGRAMA ESCUELAS FARO
3ª JORNADA DE FORMACIÓN DOCENTE PERMANENTE Y EN SERVICIO 2019
(SÓLO PARA ESCUELAS PRIMARIAS Y SECUNDARIAS
QUE IMPLEMENTAN ESTE PROGRAMA NACIONAL)
26 DE JUNIO DE 2019
GESTIÓN INSTITUCIONAL
ESQUEMA DE CONTENIDO:
Presentación
I. Volviendo al punto de inicio: el sentido del proyecto escolar de aprendizajes
prioritarios
II. Seguimiento y monitoreo
III. Para continuar trabajando (propuesta de actividades)
PRESENTACIÓN
Esta nueva jornada encuentra a las Escuelas Faro iniciando la implementación de las
acciones dispuestas en el Proyecto Escolar de Aprendizajes Prioritarios, y a la vez
realizando algunos ajustes sobre esos proyectos en función del intercambio con el equipo de
Especialistas, las lecturas y reflexiones realizadas en el aula virtual del Programa y las
necesidades emergentes de la tarea diaria. Considerando lo transitado hasta aquí, nos
parece oportuno trabajar ahora en torno a los indicadores y estrategias de seguimiento y
monitoreo que deben definirse para medir el grado de cumplimiento de las actividades
programadas, tanto en el PEAP como en cualquier otra propuesta de mejora escolar.
Invitamos al Equipo de Gestión Institucional a recuperar en esta instancia las ideas
desarrolladas durante la Pre Jornada, valorando la evaluación como una acción que
potencia la tarea, tanto si los resultados obtenidos son los deseados como si no lo son.
La elaboración y puesta en marcha del PEAP, en el marco del Programa Escuelas Faro,
no constituye una acción diferente de aquellas que las escuelas vienen desarrollando con
el propósito de superar las problemáticas que enfrentan a diario y, en palabras de Silvina
Gvirtz (2018), construir una buena escuela. Si bien estamos convencidos de que las
mejoras son posibles, sabemos que no son automáticas ni se instalan de una vez y para
siempre: los verdaderos procesos son lentos y graduales, implican avances y retrocesos,
pero se sostienen en el tiempo porque atraviesan diversas etapas de análisis, revisión y
evaluación colectiva que logran institucionalizarlos cuando los resultados son positivos.
También sabemos que las propuestas tienen más probabilidades de instalarse y tener éxito
cuando surgen de las necesidades reales de las escuelas, porque logran movilizarlas en la
búsqueda de soluciones.
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Es por eso que iniciamos el trabajo con la construcción del Punto de Partida
Institucional, diagnóstico al que les pedimos retornen continuamente al momento de revisar
los problemas y objetivos definidos para delinear sus acciones de intervención. Este
diagnóstico debe brindarles la información necesaria para asegurarse de que sus
percepciones en relación con las problemáticas institucionales no son mera intuición; es
durante su elaboración que la escuela debe registrar la falla, el no saber, y medir su
realidad en base a evidencia empírica. Así, por ejemplo, en lugar de tomar decisiones a
partir de plantear que “todos los alumnos tienen problemas de aprendizaje”, se deben
tomar en función de una medición concreta que revele con exactitud el número de niños
que eventualmente pueden llegar a necesitar una integración, situaciones que requieren de
acciones muy diferentes. Esa evidencia empírica, a su vez, les permitirá establecer metas
viables y concretas para revertir una situación indeseable, y verificar durante el desarrollo
del proyecto si están yendo por el camino buscado (Gvritz, 2018).
Una vez determinados, a partir del diagnóstico, qué aspectos de la vida escolar se
pueden mejorar y hasta qué punto, se podrá pensar en las actividades concretas para
alcanzar las metas. Es claro que el proyecto escolar deberá ser flexible y estar abierto a la
posibilidad de modificaciones. En este sentido, el monitoreo y la evaluación son piezas
clave, ya que permitirán responder a los imponderables que surjan en el camino y realizar
cambios si las situaciones así lo requieren. Las características esperables del proyecto
pueden resumirse de la siguiente manera:
Flexible: puede ser modificado de acuerdo con los resultados del monitoreo y
las realidades cambiantes.
Viable: no tiene objetivos desmesurados, sino que éstos son concretos,
realizables en el tiempo previsto y ambiciosos dentro de lo que habilita el
contexto.
Consensuado: es construido y acordado por un grupo importante de personas
dentro de la institución.
Preciso en cuanto a objetivos, acciones, tiempos y responsables.
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Como podrán notar, todas las acciones de acompañamiento que se desarrollan desde el
Programa tienen el propósito de brindarles herramientas diversas para lograr la
construcción y puesta en marcha de Proyectos Escolares de Aprendizajes Prioritarios que
reúnan estas características.
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Recuperamos de Construir una buena escuela, herramientas para el
Director (pág. 73-74) algunos indicadores de resultado que pueden
atribuirse a las buenas escuelas:
- Alto grado de inclusión de alumnos con necesidades
especiales.
- Baja tasa de abandono.
- Mínima tasa de ausentismo.
- Alta tasa de graduación.
- Alta calidad de los criterios institucionales de evaluación de los
aprendizajes.
- Alto nivel de articulación entre docentes, por grados o años y
por ciclos.
- Alto nivel de articulación con las escuelas secundarias del
barrio.
- Excelente calidad de las planificaciones.
- Excelente calidad de las clases y de los trabajos en los
cuadernos/las carpetas.
- Excelente calidad de las evaluaciones.
- Alta cantidad de estudiantes que se llevan libros de la biblioteca
escolar a sus domicilios.
- Alta cantidad de alumnos que participan en clase.
- Alta cantidad de alumnos que manifiestan que les gusta asistir a
la escuela.
Esta jornada nos brinda una nueva oportunidad para volver sobre el desarrollo del PEAP,
sumando nuevas herramientas y miradas para fortalecer su construcción. A partir de estos
aportes y de las particularidades señaladas en las devoluciones que les fueron
remitidas por los especialistas que realizan el acompañamiento específico a la
institución:
1- Realicen un listado de las categorías del PEAP que requieren ser revisadas, e
identifiquen los principales aspectos acerca de los cuales deben trabajar en
cada caso. Pueden utilizar el siguiente esquema para la organización de la
actividad:
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PROGRAMA ESCUELAS FARO
3ª JORNADA DE FORMACIÓN DOCENTE PERMANENTE Y EN SERVICIO 2019
(SÓLO PARA ESCUELAS PRIMARIAS Y SECUNDARIAS
QUE IMPLEMENTAN ESTE PROGRAMA NACIONAL)
26 DE JUNIO DE 2019
MATEMÁTICA
ESQUEMA DE CONTENIDO:
Presentación
I. Sobre devolución del PEAP
II. Sobre propuesta de actividades
Registro de clase
Trabajo realizado
III. Algunas sugerencias bibliográficas
PRESENTACIÓN
En este documento, en primer lugar, vamos a recuperar las devoluciones efectuadas por los
especialistas a los ECI, de los PEAP entregados por cada uno de ellos.
También, presentar algunas propuestas que ponen en relación la enseñanza de los
contenidos matemáticos con el desarrollo de capacidades fundamentales, en el marco de los
procesos de mejora de los aprendizajes en esta disciplina, prioridad pedagógica de nuestra
jurisdicción. En la presentación de estas propuestas, nos ha interesado particularmente
enfatizar los modos en que el docente ha de intervenir para promover, en las clases de
Matemática, el abordaje y resolución de situaciones problemáticas; la oralidad, la lectura, la
escritura y la puesta en común; el pensamiento crítico y creativo y el trabajo en colaboración
para aprender a relacionarse e interactuar.
Leer la devolución del PEAP con el Equipo de Coordinación Institucional y los profesores de
las áreas Matemática y Lengua que estén presentes en la Jornada, haciendo foco en el
problema, los objetivos y las acciones seleccionadas.
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constituye el marco adecuado para que esto efectivamente acontezca en las aulas.
En el proceso de resolución de problemas, la intervención del docente debe darse desde el
comienzo -en la presentación misma del problema-, lo que implica intervenir para que el
estudiante “se haga cargo” del problema, asegurarse de que comprende lo que escucha,
lo que lee, sin dar orientación sobre qué debe hacer o cómo debe hacerlo.
El trabajo en torno al desarrollo de la oralidad, la lectura y la escritura se hace especialmente
presente cuando el docente formula el desafío y se ocupa de cerciorarse de que el estudiante
comprende el enunciado de la situación que se le presenta. Por ello, es fundamental pensar en
situaciones problemáticas expresadas como textos que ofrezcan cierta resistencia al lector, que
superen la inducción con palabras claves que sugieren que hacer.
La mirada está puesta en la enseñanza de la matemática poniendo el foco en el
desarrollo de capacidades, con especial énfasis en los modos de intervención docente. Al
respecto, se ofrecen algunas claves de reflexión para pensar propuestas de enseñanza a
partir de:
Los procesos implicados
Potencialidad de las situaciones
A continuación, proponemos a los docentes, analizar prácticas de enseñanza que
prioricen modos de intervención para el logro de las capacidades fundamentales en
Matemática.
En este sentido, el recorte que se ha elegido abordar, focaliza contenidos claves para
las trayectorias escolares teniendo en cuenta la recuperación y ampliación de los saberes
que los estudiantes hayan incorporado. Se incluyen algunas propuestas que intentan
contribuir al trabajo del docente. Será tarea de cada institución y de los docentes que
conforman el equipo ECI pensar, al momento de planificar, el desarrollo y el alcance de
los contenidos en cada grado/ curso.
Es importante que la gestión de la clase incluya diferentes instancias como:
1) Momentos de presentación de situaciones problemáticas.
2) Momentos de resolución de situaciones problemáticas, en los que el rol del docente se
focaliza en aclarar consignas y alentar la resolución dando pistas sin intervenir de modo
directo y sin decir cómo hacer.
3) Momentos de confrontación de resultados, de procedimientos y de argumentos
empleados, en los que el docente organiza la reflexión sobre lo realizado.
4) Momentos en que el docente realiza una síntesis de los conocimientos a los que llegó el
grupo y establece las relaciones entre el conocimiento que circuló en la clase y aquel que
pretendía enseñar; pone nombre a las propiedades, en caso de que sean nuevas, reconoce
ciertos conocimientos producidos por los estudiantes y los vincula con otros ya estudiados, o
con nuevos a trabajar.
En función de su relevancia para el desarrollo de la capacidad, vamos a centrarnos en dos
de estos momentos:
Momento de resolución
Para que las actividades propuestas constituyan verdaderos problemas para los
estudiantes, deben gestionarse de modo que en las resoluciones aparezcan tanto ideas
acertadas como erróneas, para dar luego lugar al debate. El docente despliega diferentes
estrategias para que los estudiantes resuelvan grupalmente y justifiquen lo que hacen
frente a sus compañeros de grupo. Interviene cuando los estudiantes lo necesitan,
proporcionando información relevante que ellos no puedan obtener por sí mismos; ayuda a
resolver dificultades, sin dar informaciones sobre cómo resolver el problema planteado.
Momento de confrontación
Posteriormente al trabajo con el problema, se da lugar a una instancia de debate,
que se podrá organizar en función de respuestas similares, procedimientos más
económicos para arribar al contenido que se quiere abordar, dando la posibilidad de
que todos los procedimientos que circulen sean tenidos en cuenta. De esta manera, el
“error” de los estudiantes es motivo de reflexión para toda la clase. Durante el debate
el docente interviene:
Como moderador en el debate, para promover el análisis acerca de la veracidad o
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falsedad de un enunciado matemático; por ejemplo: da la palabra, toma notas,
reflexiona en voz alta, pide que el estudiante fundamente.
Para que los estudiantes se apropien de las reglas del debate: un contraejemplo
es suficiente para probar que un enunciado matemático es falso y, además, con
ejemplos o con dibujos geométricos no alcanza para probar que es verdadero: el
estudiante para debatir deberá apoyarse en propiedades y definiciones matemáticas.
Para instalar el lenguaje matemático para la comunicación: por ejemplo,
reponiendo los términos específicos, pidiendo a los estudiantes que reformulen una
frase coloquial.
Hemos dicho que es fundamental pensar en situaciones problemáticas expresadas
como textos que ofrezcan cierta resistencia al lector, que superen en la inducción con
palabras claves que sugieren la operación a realizar (por ejemplo: Comió dos…
¿cuántos… le quedan?).
Ante estos disparadores, el estudiante se limita a:
buscar esas palabras y a mirar los números que le dicen qué operación usar;
asociar un indicador textual (particularmente en porcentajes y fracciones) en el que
ciertos términos (por ejemplo, por ciento) indican que se debe trabajar calculando
porcentaje;
encontrar datos suficientes (usualmente no sobran ni faltan datos) y preguntar al docente
indicios que le permiten resolver con una operación: "¿Es de sumar?" "¿Es de
multiplicar?"
Para superar prácticas con problemas rutinarios (con palabras claves) y, al mismo tiempo,
desarrollar la oralidad, la lectura y la escritura, el docente puede:
Solicitar a los estudiantes que, ante el enunciado de un problema:
Expresen el problema -oralmente y/o por escrito- con otras palabras.
Expliquen a los compañeros en qué consiste el problema.
Señalen dónde se presenta la dificultad de la tarea.
Respondan a interrogantes, tales como: ¿Qué dice el enunciado del problema, y
acerca de qué “habla”? ¿De qué trata cada oración, cuál es el sentido global del
texto? ¿Aparecen muchas palabras o expresiones difíciles o nuevas? ¿Se trata de
palabras específicas de Matemática?
Señalen palabras que no comprenden y las clasifiquen como:
a) palabras con un uso y un significado propio en la práctica matemática, diferente del
significado que tienen en el lenguaje coloquial (por ejemplo, “diferencia”);
b) palabras propias del lenguaje matemático no compartidas con el lenguaje común
(por ejemplo, “bisectriz” y “perpendicular”);
c) palabras del lenguaje común, de uso frecuente o más familiares para el estudiante
(por ejemplo, “viático” o “precio”).
Invitar a discutir problemas formulados con palabras claves que inducen a error, para
llevar a los estudiantes a desconfiar de las estrategias de lectura vinculadas con esas
palabras claves que indican qué hacer, tales como “ganó”, “total” y “más qué” –
asociadas a la suma-, “perdió”, asociada a la resta…Por ejemplo, el problema: Juan
comió ayer dos alfajores y su tía hoy le regala un alfajor ¿cuántos alfajores comió en
total?
El enunciado da lugar a que los niños consideren que para responder a la pregunta
¿cuántos comió? deberán sumar, asocian “total” a la suma (2+1) sin tener en cuenta que en
el enunciado dice “le regala”, lo cual no implica que haya comido ese alfajor.
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Abordaje y resolución de situaciones problemáticas
NIVEL PRIMARIO*
*Este juego se puede adaptar perfectamente al ciclo básico del Nivel Secundario
Escoba del uno: sumas que dan 1. (Sexto Grado)
Materiales: se necesitan 2 mazos de 32 cartas cado uno: uno rojo y uno azul. Cada
mazo está formado por cartas con rectángulos y, en cada caso, se han pintado: 2
cartas con 1/2, 3 cartas con 1/3, 4 cartas con 1/4, 6 cartas con 1/6, 8 cartas con 1/8, 9
cartas con 1/9.
Organización de la clase: se juega entre 3 o 4 jugadores.
Desarrollo: se reparten 3 cartas a cada jugador y se colocan 4 cartas boca arriba
en el centro de la mesa. Cada jugador, por turno, trata de formar un entero con una de
sus cartas y la mayor cantidad posible de cartas de la mesa. Si lo forma, las levanta y
las coloca a su lado. Si no puede formar un entero, tira una de sus cartas al centro de
la mesa. Continúa el siguiente jugador.
Una vez que juegan los 4 jugadores, se reparten nuevamente 3 cartas a cada uno,
pero no se agregan nuevas cartas al centro. Gana un punto cada jugador que haya
formado un entero recogiendo todas las cartas de la mesa y otro punto por el mayor
número de cartas recogidas.
Se puede acceder a los dos videos acerca de La intervención docente en la clase
de Matemática, a través del siguiente link:
- Escoba del uno:
http://www.youtube.com/watch?v=KoKBHchyVoU&feature=youtu.be
- Escoba del uno, escenas:
http://www.youtube.com/watch?v=eUEtlDrPYnc
Veamos algunos ejemplos de estrategias de intervención docente:
- El docente hace público un procedimiento, para favorecer la reflexión acerca
de él:
❑ Esteban afirma: yo tengo un octavo, le sumo un octavo, me da un cuarto, más un
cuarto, un medio; más un medio, un entero: ¿qué opinan?
- El docente traslada la pregunta a la clase: para analizar esta jugada y
trasladar la pregunta a la clase, el docente puede incluir afirmaciones o interrogantes
tales como:
❑ Él tiene un octavo, acá hay un octavo, hay un cuarto y un medio: ¿puede
llevarse?
- El docente pone en duda lo correcto: para promover la justificación de lo
realizado, puede incluir preguntas como:
❑ ¿Por qué decís que no podés levantar?
❑ ¿Te falta? ; ¿te sobra?; ¿cuánto?
- El docente retoma una afirmación:
❑ Escuchamos lo que está diciendo Luciana. Ella dice que 3/6 más ½ hacen…
¿qué cosa? Un entero.
- El docente genera discusiones relevantes: el maestro presenta un conjunto
de cartas que previamente ha seleccionado, considerando como criterio el elegir las
“partidas” más pertinentes para introducir las discusiones.
- El docente puede incluir afirmaciones o interrogantes tal como:
❑ ¿Qué harías entonces vos con tu noveno? Él dice que…
Algunas observaciones
La intervención del tipo “¿estás seguro?” puede provocar que el estudiante
suponga que lo que pensó, dijo o hizo está mal y abandone la resolución del problema.
Para evitarlo, sería conveniente que el docente -sin dar la respuesta- intervenga con
expresiones como:
❑ “¿Te acordás cuando realizamos...?” (y vuelve sobre trabajos anteriores que
sirvan de punto de partida).
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❑ “¿Qué pasa si tenés este caso…?” (y presenta contraejemplos).
❑ “Mirá lo que dice...” (y propone la reflexión sobre la propuesta de otro
estudiante).
2) Para explicar se apoyan en relaciones entre las partes y con el entero (el
docente presenta un conjunto de cartas para generar las discusiones): van a buscar la
mejor posibilidad de levantar o a pensar qué cartas tirar para que su compañero no
pueda levantar. El docente apela a que los estudiantes usen conocimientos
disponibles:
1/8+1/8 es un 1/4.
1/4+1/4 es un medio.
1/6 más otro sexto es un 1/3.
1/3 más otro tercio: llego a 2/3.
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Abordaje y resolución de situaciones problemáticas
NIVEL SECUNDARIO
Toma de medicamentos. (Primer Año)
Juan, un chico de Primer año, se sentía mal a la tarde en la escuela. El médico lo
visitó en su casa a las 21 horas y le indicó que tenía que tomar los siguientes
medicamentos:
Una cucharadita de Calmon una vez por día (con el desayuno o cena).
1 cápsula de Amoxil cada 8 horas.
1 comprimido de Antifebril cada 6 horas.
La mama de Juan comenzó a darle los medicamentos Amoxil y antifebril juntos a las
22 horas.
¿Cada cuánto volverá a tomar Amoxil y Antifebril juntos?
Si Juan no quiere despertarse a la madrugada: ¿A qué hora le hubiese
convenido empezar a tomar los medicamentos?
Veamos ejemplos de intervención docente para generar la reflexión durante la
resolución del problema (en un grupo).
El docente interviene en cada mesa para generar reflexión, con preguntas y pidiendo
explicaciones.
Por ejemplo, durante la resolución del problema plantea:
¿Está bien lo que dice Esteban: “para saber cuándo se juntan hay que mirar los
múltiplos de 8 y de 6?
Contanos Tobías, ¿Cómo lo pensaste?
Miren cómo hizo Patricia …
Susana, vos decís que conviene empezar la toma de los medicamentos a las
12 de la noche. ¿Cómo lo pensaste?
REGISTRO DE CLASE
TRABAJO REALIZADO
LENGUA Y LITERATURA
ESQUEMA DE CONTENIDO:
PRESENTACIÓN
I. SEGUIMIENTO DE LAS ACTIVIDADES PLANIFICADAS
a) Una propuesta para la evaluación de la comprensión lectora
b) Una propuesta para la evaluación de la escritura
c) Una propuesta para la evaluación de la oralidad
d) Una propuesta para la evaluación de la reflexión sobre el lenguaje
II. PROPUESTA DE ACTIVIDADES
III. ANEXO
I. PRESENTACIÓN
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a) UNA PROPUESTA PARA LA EVALUACIÓN DE LA COMPRENSIÓN
LECTORA
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● Distinguir la época de los hechos en el texto en base a las referencias
temporales (pasado, presente o futuro).
● Determinar la duración de los hechos.
● Distinguir entre épocas reales y ficcionales.
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● Reconocer y distinguir conexiones de sustitución, lo que implicaría:
conectar nombres, sinónimos, definiciones que indican un mismo
personaje, una misma acción, lugar o tiempo; conectar pronombres
personales, posesivos, demostrativos, indefinidos y relativos con su
referente; reconocer relaciones anafóricas, catafóricas, deícticas y
causales; conectar las informaciones del texto para atribuir el
significado correcto a los términos.
● Establecer conexiones por nexos subordinantes y relacionantes, lo que
implicaría: detectar nexos causales, temporales, adversativos e
implicativos; ampliar el significado de palabras o frases usando nexos
relacionantes; comprender y asignar el uso semántico correcto de
pronombres relativos.
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Fuentes consultadas y recomendadas
“El evaluador es un educador; su éxito debe ser juzgado por lo que otros aprenden”.
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enfoque didáctico propuesto en el currículum escolar vigente, orientado al desarrollo
de capacidades. Al respecto, Susana Celman (1998) explica que “…el enfoque con el
cual nos dirigimos a un área de conocimiento, las preguntas que le formulemos, las
operaciones cognitivas que se potencian, son elementos que marcan y determinan en
gran medida el tipo y forma que debe adoptar la evaluación, para que se constituya en
una evaluación de calidad”.
En efecto, en el área de Lengua y Literatura se propone pensar la evaluación
de los estudiantes como lectores, escritores y hablantes/oyentes, en términos de
indicadores o “señales” de avance en las prácticas de lectura, escritura y
oralidad en el marco de las situaciones de enseñanza propuestas, que deben ser
auténticas (lo que no quiere decir, necesariamente, “extraescolares”: se pueden
generar situaciones comunicativas muy auténticas en el contexto escolar). Es decir, se
plantea la necesidad de evaluar los progresos de cada estudiante en relación con sus
conocimientos, habilidades y recursos anteriores, o sea, su punto de partida.
¿Cuáles podrían ser las formas, los instrumentos, las estrategias de evaluación
más coherentes con esa concepción? Una advertencia de Camilloni (1998) sirve para
esbozar una respuesta:
“Una rúbrica es una pauta [o instrumento] que explicita los distintos niveles
posibles de desempeño frente a una tarea, distinguiendo las dimensiones del
aprendizaje que están siendo evaluadas y, por lo tanto, los criterios de corrección.”
* describe cómo se llevó a cabo una tarea con respecto a un objetivo. Por lo
tanto, este último debe estar muy claro desde un principio.
* favorece la retroalimentación efectiva a los estudiantes: a partir de ella, estos
últimos pueden comprender mejor los aspectos que lograron y aquellos que
necesitan mejorar.
* debe ser autoexplicativa: su contenido debe ser lo suficientemente descriptivo,
claro y preciso con relación a las características específicas de la tarea solicitada.
* facilita la reflexión sobre lo que se está aprendiendo (metacognición):
- permite pensar mejor los aprendizajes.
- es útil para promover la autoevaluación, la corrección entre pares y la reflexión
sobre la escritura.
- para dicha reflexión es fundamental el conocimiento de un metalenguaje que
permita hablar sobre la escritura, y la rúbrica es un modo más de afianzarlo.
* cuando es analítica, integra:
- dimensiones (o “criterios”): son los diferentes aspectos que componen el
objetivo a lograr. En el caso del desarrollo de habilidades de escritura, pueden ser
algunas como coherencia, conectores, elementos de la secuencia textual,
cumplimiento del propósito comunicativo, entre otras.
- niveles: son los diferentes cortes en que se puede situar el desempeño de
los/as estudiantes. Una rúbrica debería tener entre tres y cinco niveles, para que
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sea abarcable. Estos se pueden nombrar (por ejemplo: inicial, en desarrollo,
logrado, destacado) o cuantificar (5, 4, 3, 2, 1). Pueden ir ordenados en orden
creciente o decreciente.
- descriptores: son el corazón de la rúbrica. En estos se detalla qué caracteriza
cada nivel de desempeño para la dimensión en cuestión. Los descriptores deben
ser progresivos (deben mostrar un progreso), excluyentes del nivel previo (de
modo que un mismo texto no pueda caber en dos calificaciones) y de dificultad
creciente. En otros términos: cada descriptor debe incluir diversos elementos, que
se presenten de manera diferenciada en cada nivel y que en conjunto organicen la
progresión del indicador que se esté observando.
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Pese a la pertinencia teórica de las propuestas esbozadas, hay que ser sensatos:
aunque el portafolio, las rúbricas, las entrevistas de escritura y la corrección
comunitaria son formas de evaluación auténtica, no constituyen una panacea. Por ello,
es deseable que no sean la única opción, sino que formen parte de un conjunto de
estrategias de evaluación educativa que abarquen tanto el plano de la enseñanza
como el del aprendizaje. “No existen formas de evaluación que sean absolutamente
mejores que otras [y] Su calidad depende del grado de pertinencia al objeto evaluado,
a los sujetos involucrados y a la situación en la que se ubiquen” (Celman, 1998).
En la práctica suele darse el uso combinado de una diversidad de estrategias de
enseñanza y evaluación auténticas, las cuales no deben verse como opciones únicas
ni excluyentes. También es importante no perder de vista que un uso meramente
técnico de esas estrategias en contextos de evaluación –y de enseñanza– por demás
tradicionales aportará poco en la dirección de cambiar la cultura de la evaluación del
aprendizaje en las instituciones escolares.
Así, no hay que perder de vista que, siempre que sea posible, deben diversificarse
los instrumentos y estrategias de evaluación, para contar con múltiples evidencias que
permitan identificar debilidades y fortalezas en el desempeño de los estudiantes,
regular sus aprendizajes y, eventualmente, definir una calificación. Se entiende que
“…al utilizar un instrumento o una prueba como definición cuantitativa, o dicho de otra
manera, como el único sustrato razonable de la calificación, confundimos evaluar con
administrar una prueba o utilizar un instrumento” (Angulo Rasco, 1994).
En todos los casos, el propósito central de la evaluación es recoger información
sobre el progreso de la enseñanza y los aprendizajes, para ajustarlos y para poder
redireccionar el sentido de las propuestas de enseñanza, si fuere necesario. Es por
eso que el objetivo debe ser que la evaluación siempre esté sujeta a las situaciones
didácticas que se propongan. No es conveniente medir logros o niveles
predeterminados para todos los estudiantes sin contemplar las condiciones de
enseñanza: deben valorarse los avances de cada uno de ellos y el modo en
responden a las tareas y actividades propuestas. Interesa una evaluación auténtica, de
aprendizajes situados y centrada en el desempeño (Díaz Barriga, 2005).
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Así, en el marco de una propuesta ligada al desarrollo de capacidades debe
hacerse hincapié tanto en el abordaje de determinados saberes (contenidos de
gramática, géneros discursivos, etc.) como en el trabajo con y sobre esos saberes: en
el saber hacer. Una evaluación claramente planteada permitiría observar el dominio de
determinados saberes (clases de palabras, tiempos verbales, secuencias textuales,
etc.) en función de su relevancia para desplegar determinadas habilidades (realizar
inferencias, analizar las voces narrativas, interpretar metáforas, etc.). Esto quiere decir
que se resulta imperativo evaluar los progresos de los estudiantes como lectores,
escritores y hablantes. Para esto, era preciso tener en cuenta el punto de partida de
cada uno de ellos y las condiciones de enseñanza (de allí el valor del diagnóstico que
la institución realiza); resulta crucial, como siempre, la coherencia entre las prácticas
de enseñanza y las instancias de evaluación. En este sentido, cabe señalar que un
“…principio general que rige el diseño de un programa de evaluación es el de la
economía de tiempo. El tiempo destinado a situaciones de evaluación puntual,
diferenciadas de las situaciones de enseñanza, debe ser el más breve posible, ya que
el factor más crítico de la educación formal es la carencia de tiempo suficiente para
enseñar con profundidad toda la información y para desarrollar todas las competencias
que los alumnos deben alcanzar” (Camilloni, 1998).
24
PERRICONI, G. y GALÁN, M. del C. (1995). Cómo formar chicos escritores;
Escritura y juego. Buenos Aires: El Ateneo.
ROMBERG, T. (ed.) (1992): Mathematics assessment and evaluation: imperatives
for mathematics educators. Albany: State University of New York Press.
SANCHO GIL, J. y HERNÁNDEZ, F. (1998). El portafolio: la evaluación como
reconstrucción del proceso de aprendizaje. España. Material de cátedra.
SANJURJO, L. et al. (1994). El aprendizaje significativo y la enseñanza en el nivel
medio y superior. Rosario: Homo Sapiens.
SANJURJO, L. y RODRÍGUEZ, X. (2003). Volver a pensar la clase. Rosario: Homo
Sapiens.
SANTOS GUERRA, M. A. (2000). “Evaluar es comprender: de la concepción
técnica a la dimensión crítica” en La escuela por dentro y el aprendizaje escolar.
Rosario: Homo Sapiens.
SERRANO DE MORENO, S. y PEÑA GONZÁLEZ, J. “La escritura en el medio
escolar. Un estudio en las etapas” Educere, vol. 6, núm. 20, enero-marzo, 2003,
pp. 397-408, Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela.
SOTOMAYOR, C.; ÁVILA, N. y JÉLDREZ, E. (coords.) (2015). Rúbricas y otras
herramientas para desarrollar la escritura en el aula. Santiago de Chile:
Santillana.
STOBART. G. (2010). Tiempos de pruebas: los usos y abusos de la evaluación.
Madrid: Morata.
WEBER, E. (1999). Student assessment that works. A practical approach. Needham
Heights, MA: Allyn and Bacon.
26
Estos postulados o principios dan cuenta de la evaluación como proceso
multidimensional, que permite obtener variadas informaciones referidas, tanto al
producto como al proceso de aprendizaje de la oralidad, estimar el nivel de
competencia del estudiante en relación con habilidades orales específicas, verificar lo
que se ha aprendido en el marco de una progresión, juzgar un producto en función de
criterios determinados.
27
Fuentes consultadas y recomendadas:
LOMAS, C.(1999) Cómo enseñar a hacer cosas con palabras. (Vol 1).Barcelona:
Paidós.
28
d) UNA PROPUESTA PARA LA EVALUACIÓN DE LA REFLEXIÓN SOBRE EL
LENGUAJE
1
“Confusión contra la que se lucha desde finales de la década de 1980 (BERNÁRDEZ, 1994;
BRONCKART, 1985; CAMPS, 1986, 1998; CAMPS y otros, 2005; CASTELLÀ, 1994; GONZÁLEZ NIETO,
2001; KILCHER-HAGEDORN, OTHENIN-GIRARD y DE WECK, 1987; OTAÑI y GASPAR, 2002; SARDI,
2005; ZAYAS, 1994 y 1999, entre otros)”, (Gonzalo, cfr.)
29
vamos a retroceder en el tiempo para “impartir” conocimientos lingüísticos al estilo de
los paradigmas estructuralista y formalista que se introdujeron a la enseñanza escolar
en décadas atrás.
Muy por el contrario –centrándonos en el valor cognitivo y metacognitivo del
saber gramatical en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua– la reflexión
sobre el lenguaje (entendido éste, en sentido general, como la capacidad biológica y
cognitiva de comunicarse y, en sentido particular, como un sistema de signos
doblemente articulado, es decir, “la lengua”) debería, entonces, plantearse de manera
que nos permita alcanzar los siguientes propósitos (recuperando el planteo de los
Núcleos de Aprendizajes Prioritarios para el área de Lengua y Literatura en Nivel
Secundario / Ciclo Básico):
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En este marco, la propuesta metodológica en torno a la competencia gramatical
debería focalizarse sobre las habilidades de comprensión y expresión (Op. cit.)
antes que en una teorización descontextualizada.
31
específico cuando se lo solicitan.
OTAÑI, I., & GASPAR, M. D. P. (2002). Gramática, lectura y escritura: aportes para
redefinir el lugar de la gramática en la escuela. In Ponencia del Simposio
Internacional «Lectura y escritura: nuevos desafíos», realizado en la Universidad
Nacional de Cuyo el (Vol. 4, No. 5).
CANALE, M., & SWAIN, M. (1980). Theoretical bases of com-municative approaches
to second language teaching and testing. Applied linguistics, 1(1), 1-47.
CASSANY, D.; LUNA, M. y SÁNZ, G. (2007). Enseñar lengua. Barcelona: Graó.
CASSANY, D. (1999). Los enfoques comunicativos: elogio y crítica, Lingüística y
literatura, 36-37: 11-33. Revista del Departamento de lingüística y literatura de la
Universidad de Antioquia, en Medellín (Colombia). ISSN: 0120- 5587.
LOBATO, J. et.al. (2008). Vademécum para la formación de profesores: enseñar
español como segunda lengua (L2)/lengua extranjera (LE). Sociedad General
Española de Libreria-Educación.
CENOZ IRAGUI, J. (2004). El concepto de competencia comunicativa. Vademécum
para la formación de profesores. Enseñar español como segunda lengua
(L2)/lengua extranjera (LE). Madrid: SGEL, Sociedad General Española de Librería,
449-465.
GONZALO, C. R. (2012). La enseñanza de la gramática: las relaciones entre la
reflexión y el uso lingüístico. Revista iberoamericana de educación, 59, 87-118.
Una vez que hayan concluido con esta propuesta de actividad, (i) reenvíen
su PEAP por medio del aula virtual, para su lectura y retroalimentación; (ii) impriman
su proyecto, incluyendo las herramientas de seguimiento elaboradas (como la
rúbrica): deberán contar con esta copia impresa para el 2° encuentro regional
presencial, que tendrá lugar entre julio y agosto.
32
III. ANEXO
33
Modelo de rúbrica para evaluar comprensión lectora.
Fuente: https: es/comprension-lectora-definicion-y-rubrica-para-su-evaluacion/
34
Fuente de la rúbrica: @rufinogsanchez, 2014
35
AUTORES DEL DOCUMENTO:
36