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PENSAMIENTO ECONÓMICO

Los antecedentes del pensamiento económico se remontan a la prehistoria. Se


encuentran indicios de pensamiento económico durante las Eras de Piedra, Bronce y Hierro.
Ya 3000 a.C. florecía una civilización en la India que rivalizaría con las de Egipto y
Babilonia. Todas estas culturas han desaparecido. Queda apenas un tenue eslabón entre sus
sistemas de valores y sus logros con los de la civilización occidental.

Pero al hablar del pensamiento económico es oportuno mencionar a Hernández


Arizti, en Apuntes de Historia del Pensamiento Económico (2005)

Parece existir una común afición entre quienes se ocupan del


pensamiento económico a expresar éste en forma de leyes. Algunas,
como la de Gresham, tienen origen desde la antigüe-dad; otras son
mero sentido común, como la de Commons; algunas más son
banales, como la de Friedman. Rara es la que tiene una validez
inexorable, como la de Walras. La mayoría son empíricas, esto es,
derivadas de la observación, como las Engel, Pareto y Gibrat.
Algunas son teóricas, como la antigua ley de rendimientos
decrecientes, enfrentadas en el Nuevo Mundo por Carey. Algunas
son restrictivas como la Say; otras han fallado con el tiempo, como
la ley de bronce de los salarios (p.5)

La Civilización Occidental tiene su origen no en la antigua India, Babilonia o


Egipto sino más bien en los Hebreos de los tiempos bíblicos y en los Griegos de la Edad
Clásica. Tres religiones de alcance mundial y la ley moral que se posee actualmente son de
herencia hebraica. Grecia inspiró el amor por la belleza y la búsqueda de la sabiduría. Con
los griegos empieza la era lógica del hombre, esto es, su emancipación de la magia y la
astrología, que marca también el surgimiento de la individualidad y el pensamiento ético.

Por ello al hablar del pensamiento económico es necesario ubicarse en los


antecedentes más antiguos y citar los logros de las civilizaciones de Mesopotamia y de
Egipto, cuyos adelantos e inventos influyeron decisivamente en las sociedades posteriores.

Los principales adelantos logrados por estas dos sociedades fueron: la


domesticación de animales como el caballo (5000 a.C.), el arado (4000 a.C.), la rueda y la
escritura (3700 a.C.), el sistema de regadío (3500 a.C.), el vidrio (1500 a.C.). En este
mismo sentido se debe a los fenicios el alfabeto (1600 a.C.), adoptado luego por los
griegos. A la civilización india el concepto del cero y el desarrollo inicial del álgebra. Por
último, hay que considerar la invención de la moneda en Asia Menor (siglo VIII a.C.).

De todas las sociedades de esas culturas prácticamente no se conservan escritos de


los que pueda deducirse un pensamiento científico en el aspecto económico. No obstante,
de los fragmentos que se conservan, los historiadores del pensamiento económico, debido a
las dificultades de leer los textos antiguos, no han podido indagar lo suficiente por dichas
sociedades. Lo cual no quiere decir que en los textos antiguos, cuya difusión es muy
restringida, no haya opiniones y referencias sobre asuntos propios de la economía, ni que
no se explicaran las formas de resolver los problemas económicos con los que tenían que
enfrentarse esas sociedades. Principalmente esas referencias contienen conocimientos
fácticos extraídos de la experiencia cotidiana que, si bien entran en el campo del
pensamiento económico, no pueden considerárseles como conocimientos científicos en el
sentido moderno de la ciencia.

Biblia: En la Biblia se fija una serie de normas con clara repercusión en la


civilización occidental, como son el establecimiento del descanso semanal; del año sabático
y del jubilar; la protección de los pobres, de los trabajadores y de los esclavos; la
consideración de la dignidad del trabajo.

Pensamiento griego: Los griegos (siglo VIII al IV a.C.) se interesaron por la


eficiencia económica y administrativa.

Los filósofos y pensadores griegos construyeron la base de todo el pensamiento de


occidente tanto en el aspecto económico como en el social y político; el propio término
“economía" procede del griego: eco nomos = gobierno de la casa.

Al hablar del pensamiento económico griego es prioritario mencionar los aportes de:

 Jenofonte: División del trabajo y concepto del bien;

 Platón: Origen económico de la ciudad, Teorías del “Estado Ideal” y


“Nominalista del dinero”;

 Aristóteles: Funciones del dinero, Teoría del Intercambio y Ventaja de la


Propiedad Privada; y

 Demócrito: Concepto subjetivo del valor, Ventaja de oportunidad, con su


discípulo Protágoras, cuyo principio fue: El hombre es la medida de todas
las cosas-

Cínicos, estoicos y epicúreos. Al alterarse el mundo griego con la conquista de


Alejandro Magno (Siglo IV a.C.), surgen tres escuelas:

 El cinismo: encabezada por Diógenes, quien defendía el dominio y extinción


de los deseos.

 El estoicismo: dirigida por Zenón de Citio, quien abogaba por la liberación


de las emociones y pasiones.

 El epicureísmo: guiada por Epicuro, para quien la vida es el bien supremo y


cuyo fin es el placer.

El aporte de Roma: Durante la época romana (Siglo II a.C. al V d.C.) no se produce


ningún avance en el pensamiento económico. El gran aporte de Roma al pensamiento
occidental fue el Derecho.
El Derecho Romano se dividía en dos ramas: el jus civile: relaciones entre los
ciudadanos y el jus gentium: relaciones comerciales y de otro tipo entre ciudadanos y no
ciudadanos. Este último aporta una serie de principios económicos como propiedad,
contratos, interés, entre otros, que tienen repercusión posterior. El derecho natural, que
respalda la validez de la ley humana, era una herencia del estoicismo.

Los padres de la Iglesia: la abolición del cristianismo se sobrepone al declive del


Imperio Romano (Siglo II al V d.C.), presentando el reino de Dios como muy próximo, por
lo que los bienes materiales pierden importancia, hasta el punto de que se consideran un
impedimento para alcanzar el reino de los cielos. (S. Juan Crisóstomo, S. Ambrosio, S.
Jerónimo).

En su lugar se destaca el ideal igualitario (San Basilio), con la prioridad de la


salvación del alma sobre las necesidades y deseos materiales. Con el pasar del tiempo la
llegada de este reino parece cada vez más lejana, por lo que comienza a considerarse la
riqueza como un don de Dios (Clemente de Alejandría, San Agustín). San Agustín, incluso,
muestra el camino hacia una teoría subjetiva del valor al decir “cada cosa recibe el valor
que proporciona a su uso”.
Pensamiento Económico de los griegos

No es fácil revisar el contenido económico de la filosofía griega por la destrucción


de la mayor parte de esta literatura. Sólo se conservan intactos los diálogos de Platón y las
principales obras de Aristóteles. De los demás pensadores griegos sólo existen fragmentos.

No obstante, es necesario señalar a Pitágoras, cuyos escritos se han perdido, pero


que, de acuerdo a un escritor griego posterior que le cita, "promovió el estudio de los
números, sacándolos de la pura actividad mercantil". El mismo escritor atribuye a Pitágoras
la introducción de un sistema de pesos y medidas entre los griegos. Las ideas pitagóricas
sirvieron también para el enfoque matemático de la teoría del justo cambio propuesta más
tarde por Aristóteles.

Heráclito, otro filósofo griego, pensaba que "la guerra es la madre de todas las
cosas" una idea que ha sido interpretada en el sentido de la lucha entre fuerzas opuestas que
genera balance, equilibrio o un orden armonioso. en las teorías de Marx.

Demócrito definió el átomo, pero entre sus obras se incluye un tratado sobre
economía. Sólo se conservan algunas citas de este tratado.

Aunque Demócrito enseñaba que los valores morales son absolutos, su teoría del
valor económico tiene carácter subjetivo. Dice que las cosas más agradables se vuelven
desagradables si no prevalece la moderación. La intención de Demócrito es atacar el
problema económico de la escasez por el lado de la demanda. Es muy probable que la
defensa que hace Aristóteles de la propiedad privada esté inspirada en las ideas de
Demócrito.

Los logros de los griegos en el pensamiento económico fueron modestos, porque los
conocimientos que adquirieron sugieren un desarrollo posterior. Fundamentalmente, los
autores griegos recopilaron conocimientos reales, obtenidos a lo largo de siglos de
experiencia, los sistematizaron y los transmitieron a la posteridad en sus escritos. Quizá las
escuetas excepciones que entran en el campo de la economía científica pueden encontrarse
en el pensamiento platónico y en el aristotélico, aunque con notables diferencias.

Es oportuno señalar que los filósofos griegos Platón y Aristóteles realizaron


importantes contribuciones al pensamiento económico, como se señala a continuación.

PLATÓN

Es uno de los más insignes filósofos griegos del que se conservan casi todos sus
escritos. Vivió del año 427 al 347 a. de C. Recibió una esmerada educación, siendo
discípulo de Sócrates cuya sentencia de muerte le sumió en una profunda desilusión hacia
la democracia ateniense vigente en su época. Esta circunstancia le llevó a efectuar un
análisis crítico de los diversos sistemas políticos y a concebir un Estado Ideal. Sus
principales escritos, donde se encuentra su pensamiento económico, son La República y
Las Leyes.
Platón fundó en Atenas La Academia y fue Aristóteles su discípulo más
memorable.

El Estado Ideal de Platón, descrito en su libro La República, se considera una obra


de pura imaginación, dicho Estado se estructura en tres clases sociales:

Los Gobernantes o Filósofos, miembros más sobresalientes de la clase de los


guerreros, por sus cualidades morales e intelectuales.

Los Guerreros, esmeradamente educados y entrenados para la defensa de la polis.


Es una clase fundamental para la supervivencia de la comunidad.

Los Productores, clase constituida por los campesinos, artesanos y comerciantes;


es decir, por todos aquellos individuos que proporcionan los medios necesarios para
satisfacer las múltiples necesidades de la Polis.

Las dos primeras clases sociales, que se reducen a una puesto que los mejores de
ella pasan a ser los dirigentes, son privilegiadas y en ellas centra Platón su atención. En
ambas clases está proscrita la propiedad privada y la riqueza, ya que las considera el origen
de los crímenes.

A los miembros de estas dos clases se les provee de todos los medios según sus
necesidades. Viven en comunidad sin ataduras de ningún género, especialmente de las
familiares; y ya que no forman familias, existen unas reglas para la procreación y el disfrute
de los placeres en un plano de igualdad absoluto entre hombres y mujeres que reciben el
mismo trato y educación, y desempeñan idénticas funciones.

Los niños son educados en común y son destinados a las clases sociales en función
de sus aptitudes. La Polis platónica tiene una extensión geográfica limitada y constituye un
modelo de Ciudad-Estado perfecta, estacionaria e inmovilista, no sujeta a mejora ni a
superación mediante cambios políticos, considerados caóticos por Platón. Para éste la
perfección tiene que ser inmutable, pues no se estaría en ella si todavía fuera posible
cambiar a mejor

Para Platón el origen del Estado se encuentra en el intercambio, puesto que éste es
imprescindible para complementar la limitada capacidad del hombre aislado en procurarse
satisfactoriamente todo cuanto necesita. La clase productora está al servicio del Estado para
atender las necesidades de las clases privilegiadas que no son consideradas como
productivas, en el sentido de dedicarse a la obtención de productos materiales.

Su sistema de clases sociales es posible en base a la especialización del trabajo


(esto es, las personas se ocupan en elaborar un único bien, en lugar de producir todos los
bienes que cada uno necesita), porque ella incrementa la productividad y aporta el
excedente necesario para el intercambio

Esa especialización se realiza según las aptitudes innatas de cada persona. Sin
embargo la Polis que describe Platón, a pesar de su inmovilismo, no es un Estado
autárquico puesto que precisa el comercio exterior y la guerra para obtener los recursos y
las tierras suficientes para su sostenimiento. También considera Platón que el aumento de la
población, hasta alcanzar el Estado su tamaño apropiado, suscita un incremento de las
necesidades y también de los oficios, ya que deben producirse cuantos bienes se requieren
para la satisfacción de las necesidades generales del Estado y para que las dos clases
superiores puedan educarse y vivir de acuerdo con su status social. En otro orden de
valores, Platón no se priva de recomendar el control de la natalidad, la eugenesia, la
eutanasia y la selección biológica de la especie humana

En el aspecto político expone diferentes tipos de gobierno que pueden evolucionar


de forma degenerativa a partir del tipo ideal o aristocracia, término que emplea Platón en
su acepción originaria y etimológica, es decir, el gobierno de los mejores, los magistrados,
que son los más sabios tanto en conocimientos como en costumbres éticas.

Platón explica la evolución de un tipo de gobierno a otro en términos de luchas de


clases por la consecución del poder fundadas en motivaciones económicas.

La timocracia es el gobierno de los guerreros en su afán de obtener el poder y las


riquezas frente a la laxitud de los magistrados en el tipo de gobierno ideal aristocrático.

La oligarquía adviene cuando unos pocos acaban enriqueciéndose y, en su codicia


desmedida, también desean lograr el poder político.

La democracia sucede a la anterior debido a la conquista del poder por parte del
pueblo oprimido ante las desigualdades económicas causadas por el tipo de gobierno
anterior.

Por último, la democracia da paso a la tiranía ya que los desórdenes e incapacidad


de las masas en el control de los sucesos políticos acaban por originar el surgimiento de un
salvador de la patria quien, en principio, apoyado por el pueblo para poner fin a los
disturbios termina por usurpar el poder y lo ejerce de forma absoluta y despótica.

Los razonamientos de Platón le condujeron a concluir que en la desigualdad se


encuentra el origen de la amenaza para la cohesión social, por eso propugna la supresión
de la propiedad privada en las dos clases superiores y la eliminación de la acumulación de
las riquezas. Según él, la justicia y la riqueza son incompatibles, ya que el hombre justo
siempre lleva la peor parte cuando se encuentra con el hombre injusto, de forma que en las
transacciones y negocios particulares nunca el justo saca más que el injusto

Propone la práctica de la virtud como el mayor bien y el modo de conseguirla es


mediante una esmerada educación y una adecuada legislación. Ahora bien, si los hombres
están bien educados, son sanos, nobles y virtuosos no precisan leyes para regular las
transacciones en el mercado, o los convenios que entre sí hacen los mercaderes, o los tratos
entre artesanos, o la conveniencia de exacciones o de tributos y, en una palabra, de todo lo
referente al tráfico comercial, tanto el de la ciudad como el marítimo.
En lo referente al dinero, aprecia que en realidad es un símbolo arbitrario del valor
de las cosas ya que su principal función es la de facilitar los intercambios: “venimos a
necesitar un mercado y una moneda, como signo del valor de los cambios” (Lib.2º, V,2,
p.59). La moneda, por tanto, no tiene que estar vinculada al valor intrínseco del material
empleado en materializarla. Platón es el primer pensador que expone una idea nominalista
del dinero (es decir, el dinero no tiene valor por sí mismo como si de una mercancía se
tratase, sino que es una representación abstracta, o signo, del valor de las cosas establecida
por convención social o por imposición del Estado).

En cuanto al interés, opina que el crédito debe basarse en la confianza personal (a


modo de pacto entre caballeros) y en consecuencia, no se debería cobrar interés por el
préstamo de dinero; pero de cobrarse, las transacciones privadas se deberían hacer a cargo y
ventura de los prestamistas, para que así “la usura se ejerciera menos impúdicamente y
nadie se enriquecería de manera tan desvergonzada”. ( Lib.8º, III,1, p. 290).

La distribución de los bienes en el Estado de Platón se realiza mediante un


equitativo reparto por el Estado según el principio de dar según sus necesidades a cada uno
de los miembros de las clases privilegiadas y, suponemos ante el silencio de Platón, que a
través del mercado, es decir, por la compraventa, se realiza la distribución de bienes en la
tercera clase. Por tanto, se puede considerar que el Estado recaba cuantos bienes se precisan
para su propio sostenimiento y el de sus miembros que no participan en la producción.

ARISTÓTELES

Llamado el Estagirita por haber nacido en la ciudad de Estagira (Macedonia) en el


año 384 a.C.; murió en la isla de Eubea en 322 a.C., al exiliarse, para evitar las iras de los
atenienses en su exaltación antimacedónica, a la muerte de Alejandro Magno, de quien fue
preceptor. Con diecisiete años de edad se trasladó a Atenas para ser discípulo de Platón del
que acabó difiriendo profundamente. En Atenas fundó el Liceo; esta escuela y las
enseñanzas que en ella impartía Aristóteles se denominaron peripatéticas por la costumbre
de su fundador de impartir las lecciones paseando con sus discípulos.

De lo mucho que escribió Aristóteles, lo más importante a los efectos de la


Economía son La Política y Ética a Nicómaco, ésta última obra lleva el nombre de su
padre.

Aristóteles demuestra en sus escritos un auténtico estudio analítico y científico de


los temas relacionados con la economía. Su interés por esta rama del conocimiento le llevó
a escribir un tomo titulado Sobre la economía, referente a la administración de la
hacienda.

El método de Aristóteles consiste en descomponer un todo en sus partes (trabajo


analítico) para estudiarlo y comprenderlo. Además recopila datos para inducir resultados
(trabajo sintético).
El análisis que efectúa de los asuntos económicos, en La Política, lo desarrolla
partiendo de las necesidades humanas y su satisfacción para llegar al ideal de una economía
doméstica, y, por extensión, a la autosuficiencia del Estado, el cual es diversidad y
multitud. Un individuo constituye una unidad pero no es autosuficiente, puesto que necesita
de los demás para la satisfacción de todas sus necesidades; la familia, al complementar las
actividades productivas de sus miembros, logra mayor autosuficiencia pero pierde en
unidad, y a nivel de la ciudad-estado se puede alcanzar la autosuficiencia completa dada la
gran diversidad de las actividades de sus ciudadanos. Los elementos fundamentales del
sistema económico aristotélico son la especialización del trabajo, con la que se obtiene
mayor productividad y el trueque como forma de distribución de los bienes.

Otro elemento que adquiere una crucial importancia en el pensamiento aristotélico


es el criterio valorativo de Justicia, o virtud en la conducta humana. En el aspecto
económico, identifica lo justo con lo natural y lo injusto con lo antinatural. Para resolver la
dificultad que esto implica, Aristóteles se apoya en el estudio y acopio de datos sobre el
comportamiento de grupos humanos y sociedades cronológicamente anteriores.

Los principales temas económicos tratados por este autor en La Política son:

A) La Crematística

Es la forma de adquirir la riqueza. Pero sobre la posesión de los bienes diferenció en


realidad dos ciencias según la finalidad que se diera a los bienes. La ciencia de adquirir
tiene por fin proporcionar o acumular medios y la ciencia de la economía tiene por
finalidad hacer uso de ellos para vivir en asociación ya sea civil o doméstica
.
Aristóteles distinguió, según su concepto de la justicia, entre formas naturales y
antinaturales de adquirir la riqueza. La forma natural se basa en la satisfacción de las
necesidades empleando los recursos de forma funcional; por eso, porque las necesidades se
sacian, tiene límite la acumulación de riquezas naturales. Estas formas son: el pastoreo; la
agricultura; la pesca; la caza y, en cierto modo, la guerra. La forma antinatural consiste en
utilizar los propios bienes de forma no funcional, o sea, intercambiándolos, para extraer una
plusvalía y obtener más riqueza. Los bienes que contribuyen a la riqueza se utilizan a la vez
como medios y como un fin en sí mismo. Al superar este fin las propias necesidades, la
acumulación antinatural de las riquezas no tiene límite. El dinero es el bien económico que
mejor se presta para obtener este último tipo de riqueza.

Aristóteles considera implícitamente que el principio de las ventajas absolutas es el


que rige en el comercio; se trata de saber elegir dónde comprar barato y dónde y cuándo se
deben vender los productos para obtener ganancias. Según él, la necesidad del intercambio
condujo a la invención de la moneda y con ella apareció otra ciencia, la de adquirir por
medio del comercio. Al principio el comercio se ejercía de una forma sencilla, pero más
tarde, con la experiencia, se hizo más ingenioso, ya que se tenía que saber “dónde convenía
tomar los objetos de cambio y lo que había de hacerse para obtener mayores ganancias”
( Lib. I, Cap. III, 15, pp. 19 y 20). Debido a esta circunstancia, Aristóteles (p. 20) añade que
“la ciencia de la crematística parece tener por objeto el dinero acuñado y los medios de
procurárselo en cantidad crecida. Es, en efecto, la ciencia que produce la opulencia y las
grandes fortunas”.

B) La propiedad privada

Aristóteles, contrario a Platón, es partidario, de la propiedad privada, forma de


propiedad más acorde con la diversidad de actividades productivas requeridas en la ciudad
estado. Según él, nada inspira menos interés que una cosa cuya posesión es compartida,
puesto que se da más importancia a lo que nos pertenece en propiedad exclusiva (Lib.2º,
I,10, p.34).

Además, la propiedad privada permite un mayor goce para quien la tiene y también
la práctica de la virtud y la filantropía; compartir los bienes con los amigos (incluso con los
extraños) y poner parte de ellos al servicio de la comunidad evita la avaricia y proporciona
gran placer (Lib2º,II,6, p.39). Reconoce que la pobreza origina crímenes y sediciones y que
la desigualdad tanto en la riqueza como en prestigio social (en honores) provoca
revoluciones (Lib.2º, IV,7, p.50).

B) El valor, precio e intercambio

Diferenció entre valor de uso y valor de cambio; pero no consiguió determinar un


procedimiento para establecer el precio justo dinerario, cuando se utiliza el dinero en el
intercambio.

En general, Aristóteles no condenó los precios que se establecen sin la participación


de la voluntad de los individuos, es decir los precios competitivos. En cambio, sí condenó
el precio de monopolio: el que establece arbitraria y unilateralmente un único vendedor. A
este autor se debe el término, que lo definió en su actual concepción al explicar el caso de
un comerciante que en Sicilia compró toda la mercancía de un producto pasando a ser el
único vendedor y a unos precios que le permitieron una gran ganancia, injusta según
Aristóteles.

D) El dinero y el interés

La naturaleza del dinero fue muy bien estudiada por Aristóteles, hasta el punto que
las más importantes funciones del dinero y sus características, que actualmente se
consideran, se deben en esencia a este autor.

Partiendo de la base de que el intercambio natural y justo es el trueque, enseguida,


los hombres aprecian las dificultades que entraña este procedimiento para el comercio, ya
que la persona que necesita un bien que otro posee probablemente no tenga el que ese otro
precisa. Por eso se llega fácilmente, al empezar a generalizarse el comercio, a concebir la
conveniencia de utilizar un bien que, debido a su valor intrínseco, sea apreciado por la
mayoría de la gente como medio para facilitar el intercambio En esta consideración, ya
puede reconocerse en Aristóteles una concepción o teoría metalista del dinero (según la
cual el dinero está constituido por una mercancía con valor propio) y la primera función del
dinero, la de ser un medio de cambio.
En cuanto al interés, sólo se limitó a reflejar la práctica de su cobro por los
préstamos dinerarios sin llegar a distinguir su finalidad, ya fuera consumista o productiva
(siendo ambas muy frecuentes en su época, sobre todo los préstamos para realizar empresas
marítimas de comercio). Consideró el interés como usura y condenó, por injusta, la
obtención de una ganancia mediante la utilización del dinero (ya de por sí antinatural, pues
el dinero no podía parir dinero).

Escuelas Filosóficas Griegas

A) Escuela Cínica

Debe su nombre al vocablo griego kynos que significa perro, en alusión al tipo de
vida austero que llevaban los seguidores de esta escuela, que inspiró ideas de pobreza y
ascetismo. Su fundador fue Antístenes (444-365 a.C.), discípulo de Sócrates y autor de
Económico (hoy perdido), basaba su filosofía en la virtud, el trabajo y una vida libre de
exigencias sociales. Su principal discípulo, Diógenes (hacia 412-323 a. de C.), que incluso
usaba como vivienda un tonel, predicaba un tipo de vida virtuoso libre de las necesidades
materiales, la extinción de los deseos y la renuncia a toda clase de riquezas.

B) Escuela Estoica

En la cual Zenón (335-264 a.C.) impartía sus enseñanzas. Para este filósofo, muy
influenciado por la escuela cínica, la virtud es el único bien existente y su práctica debe
ejercerse libre de emociones y pasiones. No excluye la posesión de las riquezas si se lleva
un género de vida conforme a la naturaleza, que se concibe como un universo racional
regido por leyes inmutables.
La filosofía de esta escuela tuvo un hondo arraigo entre las clases nobles del imperio
romano y su legado nos ha llegado a través del Derecho Romano y del Derecho Natural,
suprema razón que gobierna el mundo.

C) Escuela Epicúrea

Según Epicuro (341-270 a.C.) el enriquecimiento debe provenir de la disminución


de las apetencias, llevando un tipo de vida sencillo, retirado y con tranquilidad de ánimo (la
ataraxia). La finalidad de la vida es la satisfacción de los deseos necesarios y el disfrute de
los placeres en unión de los amigos. Aunque se trata de una filosofía materialista y
hedonista, inspira un cierto ideal de amor por la humanidad al considerar como placer más
importante el disfrute de la compañía de los amigos. Esta filosofía también predica un
pragmatismo conformista cuando las circunstancias sean adversas para la obtención de los
bienes con que satisfacer los placeres.

Pese a las importantes contribuciones de Platón y de Aristóteles, es preciso


mencionar otros filósofos griegos destacados en el campo económico:
Demócrito (460-370 a.C.), del que sólo se conservan unas trescientas citas, por
algunas de las cuales se sabe que escribió un tratado de economía en el que puede
entreverse la concepción de una teoría subjetiva del valor y una teoría de la preferencia de
los bienes presentes respecto a los futuros: “El hombre anciano fue joven una vez, pero
nadie puede asegurar que un joven llegue a alcanzar la vejez; así, una mercancía en mano
es superior a una que está todavía por llegar” (Rothbard, 1995, p. 39).

Jenofonte (430-c. 355 a.C.) fue discípulo de Sócrates, y autor de El Económico,


escrito en forma de diálogo, en el cual trata asuntos económicos relativos al
acrecentamiento de la hacienda.

Para Jenofonte, los bienes económicos son los que proporcionan una utilidad a
quien los posea; es decir, no considera bienes las cosas perjudiciales. Por consiguiente, se
trata de una característica subjetiva, extrínseca al objeto en sí, pues una misma cosa puede
ser dañina o no para su dueño, según sepa o no utilizarla, o conozca o no la forma de
obtener de ella una aplicación “provechosa para la vida de cada cual”. (VI,4, p.316).

La riqueza no consiste exactamente en tener gran cantidad de bienes; se puede ser


rico con bienes escasos si éstos son más que suficientes para satisfacer las necesidades. De
las apreciaciones de Jenofonte, se desprende una teoría del comercio basada en el principio
de las ventajas absolutas, esto es: comprar donde esté barato para vender donde esté caro.

Pensamiento económico de los romanos

Los romanos tuvieron que resolver numerosos y graves problemas económicos. Por
eso no es de extrañar que se sintieran atraídos por la economía; pero ésta, en la literatura, se
circunscribió al ámbito de su significado etimológico: la administración de la hacienda.
Afrontaron los problemas económicos de una forma eminentemente práctica, en los campos
político, jurídico y militar. Por eso, en lo que respecta al nivel científico de sus aportes en
economía no llegaron a la altura de los griegos. Más bien se limitaron a traducir y recoger
las enseñanzas del pensamiento económico de los grandes filósofos helenos. Así, los
contenidos económicos que los escritores latinos ofrecen en sus obras, hoy se pueden
catalogar como temas de agricultura, de explotación agraria.
Entre los autores que escribieron sobre cuestiones agrícolas, inspirados en la obra
de Jenofonte, destacan:

Catón el Viejo (116 a.C.-149 a.C.) con su Tratado de Agricultura.


Varrón (116 a.C.-27 a.C.) quien escribió tres libros de agricultura: Rerum
rusticarum libri III.
Cicerón (106 a.C.-43 a.C.) que con el título de Oeconómica tradujo el Económico
de Jenofonte.
Columela, autor nacido en Cádiz en el s. I, escribió De re rustica, obra dividida en
12 libros (o capítulos) y de ahí que una de sus traducciones al castellano se titule
Los doce libros de Agricultura.

La influencia de Jenofonte en el mundo latino también se dejó sentir hasta la misma


caída del Imperio romano a través de la escuela estoica.
La meticulosidad, profundidad y extensión a las instituciones sociales y económicas
de las normas legales supusieron un verdadero esfuerzo científico en el análisis de la
naturaleza de las situaciones, los hechos y sus relaciones. Y en la medida en que se referían
a instituciones económicas, puede considerarse que contribuyeron a la Ciencia de la
Economía, en el campo de la economía aplicada, en su aplicación jurídica. En el Derecho
Romano se encuentra la definición y regulación de numerosas instituciones económicas,
como el precio, el dinero, las obligaciones, los contratos, la compraventa entre ellos, el
despilfarro, los bienes consumibles y no consumibles, las donaciones, las sucesiones, los
derechos reales, entre los que destaca la propiedad privada y los modos de adquirirla, el
préstamo, los alquileres, las rentas, los intereses, entre otros.

Lucio Anneo Séneca (3-65) nació en Córdoba y murió en Roma. Hijo de un rico
hacendado romano perteneciente al Orden Ecuestre, recibió una esmerada educación en la
capital del Imperio. La altura moral del pensamiento de Séneca, acorde con las enseñanzas
filosóficas que había aprendido, no estuvo a la par del género de vida práctico, muy
apegado a las riquezas materiales, que desarrolló Séneca. Fue preceptor de Nerón, el futuro
emperador, sobre el que inicialmente ejerció una considerable influencia, a la vez que
Nerón confiaba en él para desempeñar tareas de gobierno.

En el pensamiento económico de Séneca cabe destacar una clasificación de los


bienes, en la que se distinguen los bienes materiales de los inmateriales; así como los
diferentes órdenes de los mismos según se aproximen más o menos a la satisfacción directa
de las necesidades humanas. Incluso llega a la consideración de justificar el valor de un
bien de orden superior por el valor adquirido por el bien de primer orden que es el que
satisface directamente una necesidad; por eso dice que "el vino da valor a la viña". Fue el
primer autor en considerar los bienes públicos. Para él, la riqueza eran "las cosas a las que
te inclinas y a las que juzgas, o necesarias, o útiles o agradables para la vida".

Es de apreciar entre sus estimaciones una teoría del valor que se apoya en un
elemento subjetivo: el afán de las personas por conseguir las cosas que desea; y otro
objetivo: la escasez, que convierte en más valiosos y distinguidos los objetos raros.

Pero lo que más sobresale del pensamiento económico de Séneca es una teoría del
intercambio muy completa, en la que se distingue el intercambio simple: dar para recibir;
un intercambio especial consistente en las donaciones: dar a cambio de nada, excepto el
agradecimiento, que en realidad es la recepción de un bien inmaterial; y un intercambio
completo, o caso general que abarca a los dos anteriores. En este último tipo de intercambio
se distingue un doble flujo de bienes en ambos sentidos, unos materiales y otros
inmateriales.

Pensamiento Económico en la Biblia.

Muchos pasajes de la Biblia confirman el valor de una buena vida. Dios promete a los hijos
de Israel la abundancia en la tierra que mana leche y miel y nadie sufrirá necesidad (Deut. 3:8,
15:4). Surge el principio moral "Ama a tu prójimo como a ti mismo" dando nacimiento a una moral
que toma en cuenta tanto nuestro interés como el de los demás.
Existen numerosas provisiones para la protección de los pobres que mandan realizar actos
de caridad así como provisiones para proteger al hombre que trabaja, el patrón no le debe negar su
salario al término de la jornada (Lev. 19:13). La jornada de trabajo no debe requerir un alto número
de horas, aun cuando se pague un salario alto. Un artesano empleado por sus habilidades no debe
ser sujeto a labores distintas de las de su profesión.

El sábado: La piedra angular de la legislación social bíblica es la institución del Sábado, el


día de descanso semanal para el patrón, sus trabajadores, esclavos y extranjeros. Esta institución no
tiene paralelo en las civilizaciones griega, romana o más antiguas.

La esclavitud: Otro aspecto distintivo de la legislación bíblica requiere la liberación


periódica de los esclavos de raza israelita. No deberán estar sujetos por más de seis años, debiendo
ser liberados al séptimo y proporcionársele liberalmente comida y otros bienes para que pueda
iniciar una vida nueva (Deut. 15:12). El esclavo israelita escapado no debe ser devuelto a su amo
sino que podrá vivir sin ser molestado, provisión que se interpreta como primer paso en la abolición
de la esclavitud (Deut. 23:16; Jer. 34:8-22; Lev. 25:39). Otras provisiones prohibían al amo tratar al
esclavo con violencia. Contrasta esto con las instituciones de Roma. Si un esclavo es muerto por la
violencia de su amo, este es a su vez reo de muerte (Exudo. 21:20,26).

El año sabático: El año sabático, en el que ha de liberarse a los esclavos, tenía una
significación adicional. Era también el año en que debían cancelarse todas las deudas (Deut. 15:2) y
debía permitirse a los pobres comer de la tierra ajena (Exod. 23:10).

El año jubilar: Los derechos del propietario de la tierra, ya limitados por el año sabático, lo
era aún más por la institución del año jubilar, el que establecía la liberación de la tierra después de
50 años (Lev. 25:13). Estas provisiones tendían a impedir la concentración de la tierra por
latifundistas, si bien tal concentración de propiedad se daba con frecuencia (Isaías 5:( y Miqueas
2:2).

Las instituciones del año sabático y el año jubilar pueden ser interpretadas como
instrumentos para aliviar periódicamente las tensiones sociales.

Protección del débil: El individuo económicamente débil era protegido por provisiones de
las cuales la liberación de las deudas en el año sabático era sólo una. Bajo las condiciones
económicas primitivas se contraían deudas frecuentemente sólo para el consumo, más que para
efectos productivos, lo que colocaba al deudor en una posición de negociación débil. La Biblia toma
en cuenta esta posibilidad declarando ilegales los préstamos con interés en estos casos (Deut.
23:20).

El trabajo: La Biblia coloca un énfasis especial para la dignidad y el valor del trabajo
humano. Más que una maldición, el trabajo es considerado como una bendición (Prov. 10:16), y la
dignidad del trabajo humano se deriva del trabajo de Dios mismo, realizado por el hombre.
Contrasta esto con Platón, que consideraba el empleo y las artes manuales como denigrantes.

Pensamiento económico escolástico


Escolástica etimológicamente se deriva de schola, scholasticus (escuela, maestro) y
significa ciencia de la escuela. Se designa con este término al saber teológico-filosófico
cultivado en las escuelas medievales. Sus fuentes principales son San Agustín, el neo-
platonismo y la filosofía arábigo-judía. Se distinguen tres etapas principales: escolástica
primitiva (siglo VI-XII), apogeo de la escolástica (siglo XIII) y escolástica tardía (siglos
XVI y XVII). La figura principal del apogeo de la escolástica es Santo Tomás de Aquino.

En todo el pensamiento escolástico la justicia es la cuestión principal. La principal


pregunta que se formularon los escolásticos fue ¿Qué es lo justo?. Y bajo este punto de
vista analizaron los problemas teológicos, económicos, políticos o sociales. El propósito de
sus obras estaba dirigido a guiar la toma de decisiones en los distintos ámbitos del actuar
humano, ya que el hombre, en virtud de su libertad, se enfrenta continuamente a la tarea de
decidir la conducta que debe adoptar en cada situación concreta. Para tomar esas decisiones
de comportamiento y actuar de forma correcta, es decir justa, los escolásticos consideraron
que el hombre debía acudir a la ley natural y a la recta razón, de manera que la naturaleza
se convierte en criterio de moralidad fundamental.

El considerar la ley natural como principio fundamental de la moralidad queda


justificado si se tiene en cuenta el planteamiento antropológico defendido por los
escolásticos según el cual la naturaleza de las cosas determina su comportamiento o su
modo de actuar. Es decir, cada sustancia tiende a comportarse de acuerdo a una forma de
ser que le es propia, acorde con su naturaleza. Esa forma de ser propia de cada sustancia es
la que le hace comportarse de un modo o de otro según su naturaleza. Como Dios es el
creador de las sustancias, es en definitiva Él quien impone esa ley natural implícita en cada
sustancia. De forma que la ley divina siempre tiene que ser conforme a la ley natural, no
tendría sentido que la ley del creador no coincidiera con la ley de lo creado, por lo que la
ley natural nunca es incompatible con la ley de Dios. En definitiva de acuerdo con la idea
de universo ordenado (cosmos), presente en la tradición escolástica, la ley eterna gobernaba
todas las cosas y la ley natural era la participación en la ley eterna, y permitía distinguir el
bien y el mal.

El hombre a la hora de actuar y tomar decisiones debe comportarse de acuerdo a esa


ley natural que es propia de su naturaleza, pero cuyo conocimiento no controla totalmente.
Es decir el agente económico no tiene un conocimiento perfecto de la ley natural que está
implícita en su naturaleza. Su percepción de la ley natural es imperfecta y limitada de forma
que el sujeto debe decidir en un contexto de incertidumbre acerca de la conducta que debe
seguir en cada caso y aquí entra en juego la recta razón, que es la que debe ayudar al
hombre a tomar las decisiones libres de actuación, tratando de que esas decisiones sean
coherentes con la ley natural implícita en su naturaleza.

En definitiva la ley natural sería el marco general de comportamiento que debe


determinar el comportamiento humano, y la recta razón sería la encargada de aplicar ese
marco general a cada situación particular, a cada caso concreto, por tanto una decisión sería
racional en la medida en que fuera coherente con la aplicación de la recta razón a cada
situación particular.

Los escolásticos atribuyeron a la razón humana la tarea de particularizar o


singularizar los principios generales de la ley natural. Y como esta recta razón desempeñaba
un papel fundamental en la toma de decisiones resultaba fundamental conocer cómo
actuaba. La recta razón sirve como mediadora entre los principios morales generales, la ley
natural y las circunstancias, el caso concreto y así poder tomar en cada momento la decisión
correcta, es decir la justa. Este esquema de actuación es válido para todas las decisiones que
debe tomar el hombre y se aplica también por supuesto a los problemas económicos y a
todos los que se derivan de la actividad económica y el mercado, donde el concepto de
justicia adquiere un protagonismo singular.

El esquema de actuación escolástico es un programa de defensa de libertad. Es el


hombre el que, libremente y de acuerdo a su naturaleza, decide en cada momento su
actuación. Por eso en los fundamentos de la economía de libre mercado se debe tomar en
cuenta a los escolásticos, cuyas enseñanzas defienden que la libertad no es un añadido al
hombre sino parte esencial de su naturaleza que debe estar presente en todas sus acciones y
por tanto también en sus decisiones económicas. Por eso el libre mercado no es defendido
sólo por su mayor eficiencia económica sino porque es acorde a la naturaleza humana. Esta
es la clave de la defensa por parte del humanismo cristiano del libre mercado.

Los padres de la iglesia

Tanto la riqueza como la propiedad privada fueron alguna vez cuestionadas


severamente por los Padres de la Iglesia. Estas críticas deliberaban el origen recto de la
riqueza y caracterizaban la propiedad privada como una desviación de la economía de Dios.
Juan Crisóstomo, el más grande de los Padres Griegos, alababa la economía de Dios, que
creó ciertos bienes para ser compartidos igual-mente entre los hombres como hermanos. La
propiedad privada, resultante de la naturaleza defectuosa del hombre, es responsable de
muchos problemas. Respecto a la riqueza, es cuestionable si puede o no ser adquirida sin
ser causa de injusticia por parte de su propietario o por quien quienes le heredaron. Los
ricos se redimen a sí mismos sólo mediante el reparto de su riqueza. Basilio el Grande,
destacaba un espíritu igualitario: "aquel que ama a su prójimo como a sí mismo, no habrá
de poseer más que su prójimo."

Ambrosio, rechazaba de plano la división de los bienes en públicos y privados. La


naturaleza, sostenía, da todos los bienes en común a todos los hombres. Por tanto, la
caridad no es un regalo sino que puede ser considera como la materia de un derecho. El
pobre recibe lo que realmente es de él; el rico sólo paga una deuda. Jerónimo compartía el
punto de vista de Juan Crisóstomo de que el hombre rico o bien es injusto el mismo o es
heredero de una persona injusta. Para Jerónimo toda la riqueza aparece manchada de
iniquidad: la ganancia de un hombre, insistía, es probable que provenga de la pérdida de
otro.
Agustín declaró que la riqueza es un don de Dios y un bien, pero no el mayor ni el
más alto. Consideraba a la propiedad privada como responsable de varios males: guerras,
injusticias. Aquellos que pueden, decía, deben abstenerse de ella, pero aquellos que no
puedan deben por lo menos de abstenerse de amar sus propiedades.

Aunque se atribuían muchos defectos a la riqueza y la propiedad privada,


ordinariamente la conclusión no era la abolición de estas instituciones en un mundo
imperfecto. Para la multitud de la gente ordinaria, la conclusión no era la institución de la
propiedad comunitaria sino la necesidad de la caridad.

La propiedad privada era tolerada pero no se le consideraba sacrosanta. Agustín dejó


bien claro que consideraba la propiedad privada como una creación del estado, un derecho
humano más que divino. "Por ley divina, decía, la Tierra y cuanto hay en ella son del Señor.
El pobre y el rico están formados del mismo barro; la misma tierra provee para el pobre y
para el rico. Por derecho humano, sin embargo, alguien dice, esta tierra es mía, esta casa es
mía, este es mi sirviente. Por derecho humano, esto es por derecho de los emperadores.
¿Por qué así? Porque Dios ha distribuido a la humanidad estos derechos humanos a través
de reyes y emperadores." La legitimidad de la propiedad privada a la luz de la doctrina de
la ley natural de la propiedad comunitaria fue un problema con el hubieron de luchar los
canonistas hasta que fue resuelto por Santo Tomás de Aquino en el siglo trece.

Pensamiento económico de Santo Tomás de Aquino

Si bien los temas de análisis de Santo Tomás eran morales y teológicos, en medio de
sus investigaciones se encontró una serie de temas económicos de los que no rehuyó, sino
que optó por abordarlos desde el punto de vista de la ética.

Se preguntó si es legítimo prestar con interés, si es justa la ganancia o si es natural


la existencia de la propiedad privada. Es por ello que escribió Summa, su larga obra de
catorce tomos, que demoró más de cuatro años en escribir. Tiene algunos capítulos
dedicados a analizar temas que son eminentemente económicos, en los cuales se puede
apreciar la firmeza de sus ideas.

Propiedad privada: La existencia de la propiedad privada había sido muy


cuestionada por los primeros pensadores de la Iglesia: San Ambrosio, San Basilio, San Juan
Crisóstomo y, en menor medida, San Agustín. Estos pensadores propiciaban que los bienes
debían ser comunes y al mismo tiempo condenaron la actividad mercantil.

Santo Tomás de Aquino, sin embargo, planteó que la correcta interpretación


cristiana de la actividad privada consiste en no valorar las riquezas más de lo que se valora
a Dios. En este sentido propuso que desde un punto de vista moral, los cristianos no deben
preocuparse de la existencia o inexistencia de bienes propios, sino de cómo usarlos. Esta
aceptación a la propiedad privada es trascendental para la economía, ya que así el teólogo
legitimó la actividad mercantil y permitió a los cristianos dedicarse al comercio, que en el
siglo XIII comenzaba a ser una actividad cada vez más importante.
Santo Tomás de Aquino no defendió sólo con argumentos bíblicos la posesión
privada de bienes. Él y el escolasticismo en general, también los defendió desde un punto
de vista económico: los bienes propios se usan mejor que aquellos que se tienen en
propiedad común. Es decir, rescatando en gran parte lo que había dicho Aristóteles, Santo
Tomás de Aquino señaló que los bienes privados son más productivos, ya que las personas
cuidan más lo propio. Este planteamiento es base fundamental de la economía de mercado.

¿Precio justo es el “precio de mercado”?

Uno de los temas económicos que más interesó a los escolásticos, desde el punto de
vista moral, fue determinar cuándo un precio era justo. Mientras algunos planteaban que el
“precio justo” estaba determinado por el costo de producción, Santo Tomás de Aquino
estableció que el precio de los bienes no está determinado por la naturaleza de ellos, sino
por la utilidad que reportan y, más importante aún, consideró que el precio justo era aquel
determinado por la estimación común de la sociedad, es decir, algo muy similar al concepto
actual de precio de mercado.

Tomás también fue enfático en plantear los beneficios que le significan al país tener
un política monetaria sana y estable. Consideraba que la adulteración de la moneda era
equivalente a darles estupefacientes a los enfermos: en un principio alivia, pero a la larga
causa males peores.

Condena al préstamo con interés

La Iglesia Católica tenía una posición oficial que se remontaba al Antiguo


Testamento, de condena al préstamo con interés. Tomás de Aquino hizo suya esta tradición,
a la cual le agregó la posición de Aristóteles respecto de que el dinero es estéril y, por lo
tanto, no se puede generar dinero con dinero.

Tomás consideraba que pagar interés era pagar un precio por el paso del tiempo y,
dado que el tiempo es un bien poseído por todos, no se puede cobrar por él. Si bien hoy
parece extemporáneo, con este planteamiento estuvo a punto de descubrir el valor inter-
temporal del dinero, propio de la economía moderna (es decir, un millón de bolívares hoy
valen más que un millón de bolívares en un año más).

Es tal la importancia del planteamiento del interés de Santo Tomás de Aquino y fue
tan grande su influencia, que la Iglesia Católica reafirmó la prohibición a sus fieles de la
práctica del préstamo con intereses hasta principios del siglo XIX. Esto explica, entre otras
cosas, que por muchos siglos los cristianos no se hayan dedicado a la actividad bancaria y
sí lo hayan hecho los judíos.
CONCLUSIONES

El escenario de la vida griega era la polis, o ciudad estado, que floreció sobre todo
en Atenas. Los griegos eran excesivamente celosos de su participación en la vida política,
aún en detrimento de su trabajo productivo. Mucho de éste era efectuado por esclavos y por
residentes extranjeros sin los cuales el sistema no hubiera tenido la capacidad de producir el
superávit necesario para mantener a tantos políticos.

Cuatro eventos destacan en la historia económica griega antigua que habrían de


producir profundos efectos en la estructura de la ciudad-estado.

El primero fue la adopción del alfabeto fenicio en el siglo IX a.C. La disponibilidad


de la palabra escrita fue un factor altamente significativo en el desarrollo del comercio y en
el destino de las clases económicas.

El segundo evento fue la fundación de colonias griegas alrededor del Mediterráneo


y el Mar Negro al final del siglo VIII a.C. Las colonias, independientes políticamente de su
ciudad fundadora, se convirtieron en socios comerciales de la última, intercambiando
esclavos, granos, y otros artículos.

El tercer evento fue la invención de la moneda acuñada en Lydia, Asia Menor, en el


siglo VII a.C., que pronto se extendió a toda Grecia. La introducción de la moneda marca el
fin de una era en la que la riqueza se tenía principalmente en tierras, ganado, aceite u otros
productos que, o bien eran perecederos o no podían acumularse sin límite. La acuñación de
moneda fue un estímulo para la acumulación de riqueza.

El cuarto evento, que ocurrió casi en forma paralela a la aparición de la moneda fue
el nacimiento del crédito con interés. El interés probablemente tuvo su origen en los
antiguos préstamos de ganado o grano, en los que la naturaleza produce un rendimiento.

La promoción del comercio y la empresa parece haber ensanchado la brecha entre


ricos y pobres en la ciudad-estado, entre grandes terratenientes y pequeños propietarios, y
entre las antiguas clases aristocráticas y las nuevas clases adineradas. Existían además otros
factores que impedían un desarrollo económico. El crecimiento de la población daba lugar a
la emigración más que a un crecimiento de la producción. La esclavitud impedía el
desarrollo económico debido a la falta de motivación y capacidad del esclavo y porque
bloqueaba a buena parte de la población, tal como trabajadores libres, un reclamo por un
mejor nivel de vida. La empresa era de tamaño pequeño y era mantenida por propietarios de
tierras, artesanos, comerciantes y tenderos. La guerra era una actividad económica
importante porque producía esclavos y tributos a pagar por el derrotado. No existía
desempleo, ni siquiera el término existe en la lengua griega, pero su antónimo, el
monopolio, era conocido y practicado.

El análisis de Platón presenta como uno de sus conceptos centrales la división del
trabajo, el cual es de suma importancia en la historia del pensamiento económico. Para
Platón el hecho más importante es la desigualdad humana, que da lugar a la
especialización; racionaliza la distinción de clases y la estratificación de la sociedad.

El primer "modelo" de la ciudad-estado ideal de Platón tiene en cuenta las


necesidades humanas básicas. En él, se produce la justicia si cada quien se dedica a la
ocupación para la que la naturaleza le ha dotado mejor.

En cuanto a las contribuciones de Aristóteles al pensamiento económico se


menciona la organización económica de la sociedad, la propiedad comunitaria versus
propiedad privada, y valor e intercambio. La mayoría de sus ideas se encuentra en su
Política, el primer tratado de ciencia política; algunas en la Ética; y algunas más en los
Tópicos y en la Retórica. Al discutir la institución de la esclavitud admite que algunos la
consideran injusta, una elemental convención hecha por el hombre y contraria a la
naturaleza. Rechaza esta forma de pensar porque "desde la hora de nuestro nacimiento,
algunos están marcados para la sumisión, otros para gobernar."

Es notoria la defensa que Aristóteles hace de la propiedad privada oponiéndose no


sólo a su remplazo por la propiedad comunitaria sino también a la imposición de
restricciones a la cantidad de propiedad privada que puede poseerse como propuso Platón
en sus Leyes. Su defensa de la propiedad privada fue escrita como una crítica al ideal de
Platón en la República, en la cual los gobernantes han de poseer propiedad sólo en común.
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