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Libro de Disciplina
dela
Iglesia Nacional Presbiteriana de Mexico, AR.

Publicaciones el Faro S.A. de C.V.

1I II
_JI IL

Libro de Disciplina de la
Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R.

Ia edición, julio de 1980


2a edición, abril de 1982
3a edición corregida, agosto de 1984
4a edición, agosto de 1996
5a edición corregida, julio del 2000
6a edición, mayo de 2001
7a edición, febrero de 2003
8a edición, enero de 2004
9a edición, abril de 2005

© Publicaciones el Faro, S.A. de C.V.


Abasolo 93, Col. del Carmen,
Coyoacán; México, D.F., 04100

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de la Industria Editorial. Reg. 678.
Se prohibe todo tipo de reproducción
de este libro sin autorización expresa de los editores.
Todos los derechos reservados.
Queda hecho el depósito que marca la ley.

TSBN 968·7 I 97-03-X

Tipografía y diagramación: Jocl Cruz Martíncz

Impreso y hecho en México, 2000.

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Libro de Disciplina

de la
Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R.

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Contenido

Naturale7_,3 e importancia de la disciplina eclesial. ... 1

Presentación 11

Prefacio 13

Introducción 19

Concentos generales 25
Definicián 25
Formas de disciplina 25
Finalidad de la disciplina administrativa 25
Finalidad de la disciplina judicial 26
Quiénes ejercen varias disciplinas 26
Jurisdicción 26

Primera parte. La Disciplina Administrativa 29


Capítulo J. Principios generales con respecto a la Dis-
ciplina Administrativa 31
/. Una administración eficiente 31
2. Fieles administradores 31.
3. Funcionalidad efectiva 32
4. Orden en toda la creación 32
5. Administración y misión. . . 33
6. Orden presbiteriano 33
7. Proceso administrativo integral 34
8. La adminístracion fiel de los recursos 34
9. Autoridad y direccián 35
/0. Capacitación y superacion 35
JI. Necesidad de recuperación y control óptimo 36
/2. El reconocimiento mayor 36

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Capítulo n. De los objetivos generales de la Iglesia ..37


Función kerigmática 37
Función pedagógica 37
Función litúrgica 38
Función espiritual .................•....... 39
Función mayordomica 39
Función unitiva ,40
Función fraterna! ,40
Función social ,41
Función profética .....•................... ,4l
Función jurídica ,42
Función ecológico ,42
Función crítica ,43
Función superacional ...•.•.•............. ,43
Función libertadora ,44
Función pacifista ,45
Función ética ,46
Función disciplinaria ,46
Funcián familiar ,47
Función comunitaria ,47
Función administrativa ,48
Función terapéutica ,49

Capítulo 111.De los derechos humanos y la Iglesia Na-


cional Presbiteriana de México, A.R 51

Capítulo IV. De la familia 57


Apartado A. Relacionesfamiliares 57
Apartado B. Sobre el divorcio 62

Capítulo V. De la dignidad y derechos humanos de la mu-


jer 65

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Capítulo VI. De los niños de la Iglesia 69

Capítulo VII. De los miembros de la Iglesia 75

Capítulo VIII. Beneficios de la Iglesia para con sus miem-


bros 81
Apartado A. Ceremonias nupciales 81
Apartado B. En cuanto al bautismo de infantes 83
Apartado C. Cambios y traslados de miembros 85
Apartado D. La administración de la Santa Cena 86
Apartado E. De losfunerales de los miembros de la Iglesia .
............................. .88
Apartado F De las celebraciones de XV años y otros aniversa-
rios 90
Apartado G De la tarea pastoral en beneficio de los miembros
de la Iglesia 91
Apartado H Pastoral de consejería JI consolación 93
Apartado l. El ministerio docente de la Iglesia 93

Capítulo IX. De los oficiales de la Iglesia 95


De los ministros de la Palabra y Sacramentos 96
l. Pastores con llamamiento 98
2. Pastores comisionados 98
3. Pastores oficiantes 99
4. Pastores eméritos 10 I
5. Pastores fraternales 102
6. Copastores 102
7. Obreros laicos o presbiterio les 103
8. De los ancianos de iglesia y diáconos 104

Capítulo X. Otros ministerios 105

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Capítulo XI. Del personal que labora en la Iglesia .. 111


Apartado A. Trabajadores y empleados 111
Apartado B. En cuanto a pastores, obreros y misioneros (as)
. . .. . .. . . . . .. . . .. 113

Capítulo XII. Del origen y mayordomía de los recursos


económicos. . . . . 115
Apartado A. Origen de recursos 115
Apartado B. Del uso y administración de los recursos .. 120

Capítulo XIII. La Iglesia ante los requerimentos de la Ley


........................................ 125

Capítulo XIV. El proceso administrativo eclesiástico. 133


a) Planeacion .135
b) La organización .1 37

e) La integración .......•......•............. .137


d) La direccion 138
e) El control y la supervisión 139

Segunda parte. La Disciplina Judicial 143

Capítulo 1. Concepto 145

Capítulo TI. Principios generales con respecto a la Disci-


plina Judicial 146

Capítulo IJI. Tipificación de ofensas, delitos o pecados


sujetos a la aplicación de la Disciplina Administrativa o
Judicial 150
A. Motivos 150
B. Ofensas, delitos o pecados más frecuentes 150

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C. De explicitacion y determinación de ofensas, delitos o peca-


dos antes señalados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153

Capítulo IV. De las partes 176


A. Acusadora 176
B. Acusada ...........•............•....... 176
c. Defensor 177
D. Organo Judicial 177

Capítulo V. De las notificaciones y términos 178

Capítulo VI. De los impedimentos 180

Capítulo VII. De la investigación 181

Capítulo VIII. De la vindicación 182

Canítulo IX. De la prosecución 184

Capítulo X. De los casos sin proceso 187

Capítulo XI. De las sanciones o censuras 189


l. Las censuras 189
2. La valoracion de las censuras 189
3. erados de censura 190
4. Procedimiento de censura. . . . . . . . . . . . . . . . J 93

Capítulo XII. Procedimientos de primera instancia .. 195


A. Denuncia 195
B Admisión 196
C. Período de investigacion .............•....... 196

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D. Audiencia .....•.......................... 196


E. Pruebas 196
F Resolución . . . . . . . . . . . . . . . .. .. J 97
G. Ejecución 197

Capítulo XIII. De los recursos 198

Capítulo XIV. Procedimientos de segunda instancia .200

Capítulo XV. De los casos especiales 201

Capítulo XVI. De la restauración 202

Capítulo XVII. Contlictos entre eclesiásticos disposicio-


nes generales 204

Capítulo XVIII. De las reformas 206

Capítulo XIX. Transitorios 207

Apéndice 209
Al>éndice 1. Declaración Universal de los Derechos Hu-
manos 211
Apéndice 2. De los Derechos de la Mujer proclamados por
la Organización de las Naciones Unidas 219
Apéndice 3. Declaración de los Derechos del Niño de la
Organización de las Naciones Unidas 227

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Naturaleza e importancia
de la disciplina eclesial

Reflexiones para una buena comprensión y aplicación de


la disciplina en la iglesia.

"Porque el Señor al que ama disciplina" Heb. 12:6.

"El que tiene en poco la disciplina menosprecia su


alma; más el que escucha la corrección tiene entendimien-
to. El temor de Jehová es enseñanza de sabiduria y a la
honra precede la humildad" Prov. 15:32-33.

La comunidad de fe, la iglesia del Señor Jesucristo, para


su desarrollo, presencia en el mundo, su marcha y cumpli-
miento de su misión, requiere desde el punto de vista hu-
ma.no de varios fa.ctores que coadyuvan para el logro de
esos fines. Pero todos esos factores adquieren su pleno valor
y eficacia por la obra primordial del Espíritu vivifican te de
Dios.

Así, la proclamación de la Palabra, la enseñanza de la


misma, el culto cristiano, la labor pastoral, la oración, la
práctica de una buena administración, y el ejercicio de un
buen gobierno y la aplicación de una disciplina, son facto-
res imprescindibles para el fortalecimiento y crecimiento
normal de la vida cristiana madura y fructífera.

En la lista anterior de esos factores importantes, se hace


mención en último lugar, de la disciplina, no porque su
importancia sea menor, sino para destacar su naturaleza,
1

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valor e importancia en la vida de la iglesia cristiana, particu-


lannente para invitar a los miembros de las iglesias, pasto-
res y oficiales de las mismas, a lograr una seria compren-
sión de dicha materia general ydel contenido del Libro de
Disciplina de nuestra iglesia en particular.

Al hablar de la disciplina en la iglesia, en la mayoría de


los casos le damos una connotación de aplicar un castigo,
tal vez severo, a un infractor de la Ley de Dios ydel Evan-
gelio, que con sus palabras y/o sus actos y procederes equi-
vocados deshonran el nombre y la verdad de Cristo.

Sin embargo, la disciplina eclesiástica tiene varias di-


mensiones, algunas de las cuales podemos señalar:

Primero.- La dimensión y el objetivo didáctico


Etimológicamente la palabra disciplina proviene del latín
disco, (aprender) o disciplina, (aprendizaje), es decir, tie-
ne que ver con la educación (latín: educare, dirigir, enca-
minar, doctrinar; desarrollar o perfeccionar las facultades
propias del educando). De igual modo, disciplina tiene que
ver con pedagogía (griego: paidagogos; país, niño; ago,
conducir).

De igual modo, disciplina tiene que ver con Paideia


(gr. disciplina, educación; en el Nuevo Testamento Ef. 6:4;
2 Tim. 3:16; También castigo, corrección, Heb. 12:5).

Este tipo de disciplína didáctica o pedagógica, también


se dió en el Antiguo Testamento con el uso frecuente de la
palabra rnusar. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Tes-
2

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tamento tal educación no fue siempre placentera o agrada-


ble y en muchos casos, fue dolorosa pero necesaria para el
logro de una clara comprensión de la voluntad y propósi-
tos divinos; como fue el caso de las jornadas desérticas por
40 años del pueblo escogido y liberado, o el caso del rey
David, por el asunto de Betsabé; o en el caso del patriarca
de Us, Job, quien después de la disciplina dolorosa, descu-
bre la realidad de Dios, de la vida, teniendo que confesar:
"De oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven" Job
42:5-6. Yen el Nuevo Testamento el caso de Pedro, en la
ocasión del lavamiento de los pies o cuando trató de impe-
dir el viaje del Señor a Jerusalén, para afrontar la cruci-
fixión y recibió el célebre apóstol la disciplina (amonesta-
ción, reprensión) del Maestro.

Scgundo.- La dimensión y objetivo del acompañamiento


del mismo Dios con los creyentes que no entienden los
propósitos divinos.
Nuevamente el caso de Israel en las jornadas de 40 años
por las arenas calcinantes del desierto: de día, el acompa-
ñamiento del Señor por medio de una densa nube protecto-
ra de los rayos ardientes del sol. De noche, una columna,
iluminadora de fuego para caminar con seguridad. Al me-
diodía o en horas para la alimentación cotidiana la provi-
sión del maná y las codornices, fueron la realidad del acom-
pañamiento de Dios a modo de disciplina.

Ante la sed agobiadora, aguas refrescantes y salutíferas


de la roca de Horeb, muestran el acompañamiento divino
aún en medio de un trance disciplinario de parte de Dios.

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Ante el paso imposible y desesperante del Mar Rojo, la


apertura de un camino seguro en medio de las aguas
embravecidas de dicho mar, muestra una vez más el acom-
pañamiento de Dios.

Ante las aguas impetuosas del río Jordán, se abre la


ansiada puerta segura de la tierra prometida.

Ante las pétreas murallas de Jericó, reducto invulnera-


ble de antiguas y guerreras civilizaciones del pasado, se
despeja el camino para hacer una realidad la promesa de
poseer una tierra que "fluye leche y miel".

y por fin, ante las huestes cananeas, múltiples, fieras e


invencibles, Yavé Sebaot (Jehová de los Ejércitos), cum-
ple su promesa de gran caudillo de la conquista" Jehová
tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas Jehová
vuestro Dios, os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra"
Jos. 1:9 y 13.

En el Nuevo Testamento, qué mejor que las palabras


mismas del Señor al decir a sus discípulos:
"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" Jn. 14: 18.
"Más el Consolador, el Espíritu Santo, Él os enseñará las
cosas yos recordará todo lo que yo os he dicho" Jn. 14:26

Yal final de la jornada terrenal: "Por tanto, id y haced


discípulos a todas las naciones ... y he aquí, yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" Mat.
28: 16-20.

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Ciertamente, la disciplina del acompañamiento de Dios,


a pesar de las actividades negativas de los creyentes, no
nos deja solos por ningún momento,

Tercero.- La dimensión y objetivo de la disciplina como


funcion administrativa.
En este sentido, este aspecto o dimensión de la disciplina,
tiene que ver con el buen orden, las relaciones e
interrelaciones que se dan en la estructura, buena organi-
zación, cuidado y buena mayordomía dentro de la iglesia
del Señor Jesucristo, que es el Cuerpo de Cristo, cuya
funcionalidad es el ejemplo a seguir siempre.

Todo aquello que contraviene, estorba y dificulta el fun-


cionamiento y marcba de la iglesia, demanda primero to-
mar conciencia de ello, luego aplicar normas y prácticas
correctivas, para evitar el fracaso y las fallas en el logro de
la vida cristiana en lo individual y sobre todo, de la vida
comunitaria del Pueblo de Dios, en lo general.

Sirvan de ejemplo algunos de los casos siguientes con-


siderados como faltas administrativas:

Cuando un creyente en lo individual se ausenta o sepa-


ra de la iglesia por más de lUl año sin informar las causas
de dicho ausentismo y por otro lado, la autoridad consisto-
rial no ha tomado las medidas del caso. La falta se comete,
cuando el miembro ausente, se presenta en un momento
dado para reclamar sus derechos y deberes, los cuales se-
gún la Constitución de la Iglesia, los ha perdido por su
prolongada ausencia.

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También se comete una falta administrativa por parte de


un cuerpo eclesiástico, por ejemplo cuando un presbiterio
rompe la norma de contar con un mínimo de 5 iglesias y 5
pastores y pasan los años, y no se ven intentos de cumplir
con lo estipulado al respecto. En este caso el Sínodo, al
cuál pertenece dicho presbiterio deberá sancionar
administrativamente a dicho cuerpo presbiterial.

Recordamos que en el presente libro de disciplina se


estipulan dos tipos de disciplina, a saber: la administrativa,
de la cuál hemos hecho referencia y la judicial, aplicada
para casos de cierta gravedad, como son casos de inmora-
lidad, apostasía, pleitos y divisiones en la comunidad de
fe.

Cuarto.- La dimensión y el objetivo de la disciplina como


penalidad, sanción, sentencia o castigo.

Quizá esta sea la dimensión más conocida, por las si-


tuaciones conflictivas a las que tiene que responder y con-
siderar la aplicación de sanciones, castigos de tipo judicial
eclesiástico, como son:
- La amonestación
- La represión
- La deposición
- La excomunión
- La exclusión definitiva.

En este apartado será siempre necesario recordar que


la actitud y espíritu del cuerpo eclesiástico que sanciona
un delito o pecado deberá ser:

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1) En amor de Cristo y su iglesia.


2) No con un sentido severo vengativo.
3) Buscar ciertamente restituir el honor de Cristo y su igle-
sia.
4) Buscar la restauración y reincorporación del ofensor a
la normalidad de la vida cristiana ya la comunión renova-
da con la comunidad de fe, en base a un arrepentimiento
sincero del ofensor.
5) Seguir los pasos recomendados por el señor en cuanto a
la aplicación de una sanción (Mat. 18: 15-22).
6) Ser lo más comprensibles, justos y ecuánimes, evitando
juzgar por simples razones humanas subjetivas.
7) Tanto la Iglesia, como sus dirigentes (Pastor y Ancia-
nos) darán un acompañamiento pastoral efectivo al herma-
no o cuerpo que fue disciplinado para su mejor compren-
sión de la vida cristiana.

Otro aspecto que deberá ser considerado seriamente en


relación con la práctica de la disciplina es la siguiente:

J. - Estimular la autodisciplina.
Tanto a nivel personal como en los cuerpos eclesiásticos y
organizaciones de la Iglesia.

La autodisciplina, es el control y dominio propio, basa-


dos en el conocimiento de las Escrituras y la ayuda del
Espíritu de Dios.

El apóstol Pablo, la cita en Gálatas 5:23 como uno de


los frutos del Espíritu y de la madurez cristiana usa la pala-
bra Egkrateia que en la versión Reina-Valera se traduce

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como Templanza.
El énfasis que pone el Apóstol es que dicha disciplina
no solo es una fuerza o capacidad de la voluntad humana
sino que se debe más que todo a la obra del Espíritu Santo
en el interior del creyente. No es estoicismo ni capacidad
simplemente humana, es la gracia divina, haciéndonos "cre-
cer en la gracia yel conocimiento de nuestro Señor Jesu-
cristo". La práctica de este tipo de disciplina, evitará de
algún modo la comisión de faltas o delitos graves, que de-
mandan la aplicación de otro tipo de disciplina.

2. - La disciplina preventiva
Es aquella que se estimula y aplica a través de una buena
educación cristiana, una ética vigorosa bíblica, una madu-
rez robusta y todo ello para fortalecer el concepto y expe-
riencia de la realidad del Evangelio del Señor Jesucristo.
Su objetivo es prevenir, en vez de lamentar, la comisión de
delitos graves.

3. -La disciplina correctiva


Es aquella que se aplica cuando en la comunidad de fe - la
Iglesia - se dan casos de comisión de delitos y pecados y la
alternativa que queda es, de acuerdo a la palabra de Dios,
abrir LUl proceso disciplinario no para aplicar penas y san-
ciones destructivas, sino buscando la finalidad de corregir
el mal y buscar la restauración de los creyentes para que
sirvan al Señor y a su Iglesia con una nueva visión y tuer-
zas renovadas que honren la causa del Señor Jesucristo.

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Presentación

Al presentar a los miembros de las iglesias, ancianos de


Iglesia, diáconos, pastores, organizaciones de la Iglesia,
cuerpos eclesiásticos y público en general, el presente Li-
bro de Disciplina de la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México, A. R., lo hacemos primeramente con gratitud al
Dios soberano, creador y Señor de la vida y de todo cuan-
do existe, quien por medio de la persona y obra del Señor
Jesucristo hizo posible nuestra redención y nuestra perte-
nencia a "la Iglesia del Dios viviente columna y baluarte
dela verdad" I"Tim. 3:15.

Por otra parte, también queremos reconocer yagrade-


cer los esfuerzos y ardua tarea realizada y cumplida por la
Comisión Especial de Reformas Constitucionales y refor-
zada por los representantes regionales nombrados por el
Concilio General en su reunión de los días 12 al16 de julio
del año de 1999, en Morelia, Mich., la cual nos ha permiti-
do ver los frutos de este esfuerzo, cristalizado en la publi-
cación de esta obra para uso y aplicación dentro del campo
y jurisdicción de nuestra Iglesia.

Asimismo, queremos reconocer que las normas y pro-


cedimientos tanto de tipo administrativo como judicial aquí
expuestos, basados en las Sagradas Escrituras y en el tenor
de nuestra fe y herencia reformadas, constituirán elemen-
tos de buen juicio, orientación y determinación para tomar
las acciones disciplinarias más apropiadas, cuando se
presentaren casos y circunstancias que así lo requieran por
el bien y buen orden dentro de la Iglesia del Señor Jesu-
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cristo; buscando siempre en el amor y misericordia incom-


parables del Dios de la vida y de la gracia, restituir en ple-
nitud la vida de aquellos hermanos o hermanas creyentes u
organismos, etc., a quienes con equidad y justicia, por par-
te de los tribunales de la Iglesia, hubo necesidad de apli-
carles la disciplina eclesiástica.

Esta presentación al pueblo presbiteriano por tanto, del


presente libro de disciplina, de ninguna manera debe oca-
sionar temor alguno, sino por el contrario, reconocerlo como
una guía y base firme para estimular una observancia y
práctica más positiva de nuestra vida cristiana que
coadyuvará para la edificación del cuerpo de Cristo, en
una espiritualidad robusta, una unidad más estrecha de la
familia de Dios y sobre todo, para honrar el nombre y la
causa de Cristo en nuestra nación.

"El que tiene en poco la disciplina menosprecia su


alma; mas el que escucha la corrección, tiene entendimien-
to. El temor de Jehová es enseñanza (disciplina) de sabi-
duría; y a la honraprecede la humildad" Prov. 15:32-33.

Respetuosamente,

Por la Directiva de la R. Asamblea General 1998-2000


Pbro. Abner López Pérez
Presidente
México, D. F., julio del año 2000.

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Prefacio

El presente Libro de Disciplina de la Iglesia Nacional


Presbiteriana de México, A. R., obedece, por una parte, a
la necesidad de actualizar las normas, procedimientos y
terminología de tipo disciplinario expuestos en las anterio-
res ediciones de nuestro original Libro de Disciplina. Esta
necesidad, se acrecienta aún más por el hecho de que las
nuevas generaciones de nuestra Iglesia están poco familia-
rizadas con la temática de este aspecto de la vida de la
Iglesia.

Por otra parte, la R. Asamblea General de la Iglesia


consciente de la necesidad antes expuesta, ha querido res-
ponder a tal situación yen su reunión ordinaria de 1992
tomó los acuerdos correspondientes para revisar, incorpo-
rar nuevas reformas y actualizar los contenidos de este do-
cumento.

Para tal efecto, la Comisión Especial de Reformas Cons-


titucionales que reelaboró el proyecto de la nueva Consti-
tución o Libro de Gobierno de la Iglesia que entró en vigor
en 1990, fue autorizada y se le pidió que cubriera una se-
gunda etapa de su función y procediera a revisar y a actua-
lizar también el Libro de Disciplina.

Al acometer este encargo de nuestro máximo cuerpo


de gobierno, a la vez que se recibieron recomendaciones y
propuestas de algunos H.H. Presbiterios y R.R. Sínodos,
se procedió a estudiar, elaborar, analizar, criticar y compa-
rar con obras similares sobre este asunto; llegándose pro-
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piamente a un nuevo Libro de Disciplina más acorde con


nuestro tiempo, circunstancias y contexto real.

Con el fin de dar inicio, tan pronto como fue posible a


este proyecto de gran envergadura, en julio de 1993, fue
convocada una Reunión Extraordinaria de la R. Asamblea
General en la Iglesia "Príncipe de Paz" de la Ciudad de
México. En esta reunión, dado el corto tiempo de que se
dispuso, sólo se consideraron algunos aspectos
introductorios y recomendaciones inherentes a la reforma
del Libro de Disciplina, acordándose considerar y revisar
con mayor tiempo, los primeros capítulos del proyecto de
reformas presentado por la propia Comisión de Reformas
Constitucionales.

Después de caminar las primeras etapas, fueron apare-


ciendo poco a poco los primeros capítulos del proyecto
aludido, de tal forma que fue necesario convocar a una re-
unión extraordinaria para los días 12 al 16 de noviembre
de 1994, que tuvo como sede la Iglesia "San Pablo" de la
colonia Niños Héroes de Chapultepec en la Ciudad de
México, para legislar sobre los primeros capítulos elabo-
rados de este Libro de Disciplina.

En esa reunión fueron discutidos y aprobados los capí-


tulos relacionados con los conceptos generales, los princi-
pios administrativos, los objetivos de la Iglesia, los capítu-
los sobre los niños, la familia, de la procedencia y mayor-
domía de los recursos de la iglesia.

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Posteriormente, en la XVI reunión extraordinaria de la


R. Asamblea General efectuada los día 13 al 17 de no-
viembre de 1995 en la Iglesia "San Pablo" de la ciudad de
Oaxaca, Oax., fueron discutidos y aprobados los capítulos
de los derechos humanos y la Iglesia, de los derechos hu-
manos de la mujer, de los miembros de la Iglesia, de los
oficiales de la Iglesia, de los cuerpos eclesiásticos y de las
instituciones de la Iglesia, hasta el Seminario Teológico
Presbiteriano de México, una primera parte.

Posteriormente, en la reunión extraordinaria efectuada


en las instalaciones del Seminario Teológico Presbiteriano
de México, y, particularmente en la capilla del mismo que
usa también la Iglesia "Puerta de Salvación" los días 22 al
27 de noviembre de 1997, se aprobó sólo el capítulo de la
Disciplina Administrativa que es: beneficios de la Tglesia
para sus miembros, del Personal que labora en la Iglesia, la
Iglesia ante los requerimientos de la Ley, el Proceso Admi-
nistrativo Eclesiástico y la segunda parte del proyecto que
comprende la Disciplina Judicial.

Se abrigaba la esperanza de que en esa reunión extraor-


dinaria de la R. Asamblea General antes indicada, cuando
dicho cuerpo celebró jubilosamente el Cincuentenario de
su organización en el añode 1947, de que uno de los frutos
del recorrido de estos 50 años pudiera ser la completa ter-
minación de este Libro de Disciplina; lo cual no fue posi-
ble en tan memorable fecha, lamentablemente, por lo ex-
tenso del trabajo y los varios asuntos que ocuparon la aten-
ción de la R. Asamblea en dicha reunión extraordinaria.

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Al celebrarse la reunión ordinaria de la Asamblea Gene-


rallos días 22-27 dejulio de 1998, en Tejalpa, Mor., tampoco
fue posible dar cima al propósito de ver ya impreso nuestro
Libro de Disciplina; sin embargo, en esta reu-nión ordinaria
de nuestro máximo cuerpo de gobierno, se tomó el acuerdo
de con vocar para el siguiente año una reun ión del Concilio
General con atribuciones para proseguir los trabajos de la
Disciplina. Tal reunión del Concilio, tuvo lugar en la Iglesia
"Salem" de Morelia, Mich., los días 12 al16 dejuliode 1999.

En tan importante reunión la atención se enfocó princi-


palmente sobre cuatro asuntos de gran interés, a saber:
1) terminar el resto del proyecto del Libro de Disciplina;
2) iniciar la revisión del proyecto de reformas a la Consti-
tución de la Iglesia; 3) la revisión y aprobación del Libro
de Culto y Liturgia preparado por el departamento de vida
espiritual y, 4) otro documento que también entró a la con-
sideración del Concilio en esta ocasión, fue el proyecto de
reestructuración de la Asamblea General, el cual, junto con
el punto de iniciar la revisión del proyecto de reformas a la
constitución, dio margen para la discusión de un asunto de
gran envergadura como es el de decidir una de las tres pro-
puestas presentadas por la comisión especial de reestruc-
turación, que eran: 1) mantener una sola Asamblea Gene-
ral, o, 2) reorganizar la actual Asamblea en dos Asambleas,
o, 3) reorganizar la actual Asamblea en 3 o 4 regiones o
subasambleas. Este asunto quedó pendiente para ser discu-
tido y considerado previamente por una comisión especial
que reforzaría a la comisión de reformas constitucionales

16

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y, finalmente, por la XXV Reunión Ordinaria de la Asamblea


General enjulio del año 2000.

Dado que el tiempo de la reunión del concilio no fue


suficiente para dar cima a los asuntos de la agenda pro-
puesta en esta reunión, se acordó nombrar a 3 representan-
tes de las tres regiones principales del campo de la Iglesia
Nacional Presbiteriana para que junto con la directiva y la
comisión de reformas constitucionales, integraran una co-
misión más amplia, con facultades legislati vas y
aprobatorias para concluir definitivamente la revisión y
aprobación de los capítulos pendientes tanto del Libro de
Disciplina como del Libro de Culto y Liturgia.

Los representantes de las tres regiones nombrados, fue-


ron: por el Norte, Pbros. Jorge Alemán Zavala, Hilario
González y A.I. Teodoro Villanueva Cedillo; por el Cen-
tro, Pbros. Jorge López Pérez, Samuel Trinidad yA.l. Rugo
Martínez G., por el Sureste, Pbros. Pedro Torres Méndez,
Andrés Cornelio Dionisio y A.l. Danny Ramírez Ce lis.

Todos estos representantes regionales que reforzaron


el trabajo de la comisión de reformas constitucionales jun-
to con la directiva de la R. Asamblea General, se reunieron
para el objetivo antes señalado, varias veces, dando por
concluida su tarea los días 5 al 7 de junio del alío 2000 en
lxtapan de la Sal, Estado de México.

Todo esto quiere decir que la tarea de revisar, discutir y


aprobar el presente Libro de Disciplina fue una labor ar-

17

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dua pero efectiva, que nos ocupó varios años de trabajo,


que si este documento cumple su propósito y servicio a la
Iglesia, nos daremos por satisfechos y agradecidos al Se-
ñor que nos permitió llegar al fin de esta responsabilidad y
encargo de nuestro máximo cuerpo de gobierno.

Indudablemente que siendo una obra humana es per-


fectible, renovable y actualizable en tal forma que pueda
responder más eficazmente a las nuevas generaciones de
presbiterianos que deseen mantenerse fieles al Señor de la
Iglesia y de la vida, tanto en doctrina como en la práctica
de la vida cristiana y consecuentemente como fieles servi-
dores de Cristo y Su cuerpo, que es la Iglesia Universal y,
particularmente, fieles a la Tglesia Nacional Presbiteriana
de México.

"La Luz en las tinieblas resplandece"


Presidente: Pbro. Abel Clemente Vázquez
Secretario: Pbro. Pedro Martínez Barreda

Representantes regionales
Norte: Pbros. Jorge Alemán Zavala, Hilario González y
A.I. Teodoro Villanueva Cedillo
Centro: Pbros. Jorge López Pérez, Samuel Trinidad B. Y
A.1. Hugo Martínez García
Sureste: Pbros. Pedro Torres Méndez, Andrés Cornelio
Dionisio y AJ. Danny Ramírez Celis.

México, D. F., Junio del año 2000.

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Introducción

El ejercicio de la disciplina eclesial ha sido uno de los dis-


tintivos más sobresalientes y significativos dentro de la tra-
dición y herencia Reformada y Presbiteriana desde los días
de la Reforma del siglo XVT.

Los reformadores a la vez que establecieron los funda-


mentos teológicos basados en las Sagradas Escrituras para
dar solidez a tan conspicuo movimiento de renovación de
la Iglesia, de igual modo establecieron las bases éticas para
la vida cristiana de los creyentes con el fin de unir teología
y praxis de acuerdo con el evangelio recién redescubierto.

De manera muy prominente, Juan Cal vino, el célebre


originador de nuestra fe y herencia Reformada y
Presbiteriana, dado su teocentrismo (supremo amor y obe-
diencia al Dios viviente, entrega incondicional a Jesucris-
to, sujeción al Espíritu Santo y profundo amor y compro-
miso con la Iglesia), quiso que la Iglesia como el cuerpo de
Cristo recuperara su perf 1neotestamentario y paulino con-
forme a las palabras del apóstol de los gentiles, al declarar:

"Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por


ella, para santificarla, habiéndola purificado en ellavamien-
to del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mis-
mo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga
ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha".
Ef.5:25b-27.

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Por esta concepción paulina tan bella acerca de la Igle-


sia, Calvino y detrás de él, sus seguidores han dado un lu-
gar prominente a la disciplina como factor de orden, uni-
dad y santidad con el fin de preservar y salvaguardar la
integridad y pureza de la Iglesia y el honor de Cristo y la
soberanía de Dios.

Hoy, nosotros, herederos de la Reforma del Siglo XVI


y particularmente como hijos e hijas de Cal vino, conside-
ramos también que la disciplina eclesiástica ocupa un lu-
gar prominente en la vida y avance de nuestra Iglesia,jun-
to con nuestro amor y apego a las Sagradas Escrituras y
nuestro amor y compromiso con la Iglesia.

Por ello, al presentar al pueblo presbiteriano de nues-


tro país, este documento normativo -El Libro de Discipli-
na-confiamos en que coadyuvará en alguna medida positi-
va al logro de la unidad, integridad y pureza de la Iglesia
Nacional Presbiteriana de México, lacual es a la vez, miem-
bro de la familia reformada en el mundo y una parte de la
Iglesia Universal.

Leer, estudiar y familiarizarse con ella, lo reconoce-


mos, implicará de parte de los interesados un esfuerzo ma-
yúsculo; toda vez que es una obra cuyos temas principales,
a saber la disciplina administrativa y la disciplina judicial
no son muy familiares y en el caso de la segunda, dadas las
circunstancias que aborda, parecería que es más dificil de
entender y aplicar por su contenido normativo y correcti-
vo.

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1I II
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Sin embargo, dado el hecho de que como creyentes en


el Cristo Redentor reconocemos honestamente que nuestra
naturaleza humana es todavía imperfecta, reconocemos tam-
bién que, la disciplina cuya raíz es la misma que el vocablo
discípulo, es un factor que emana de la Palabra de Dios, ya
que, "toda Escritura es inspirada por Dios, yútil para ense-
ñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a
fin de que el hombre (y la mujer) de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra" 2" Tim.
3: 15-16.

Por ello, la acción de la disciplina aplicada en el amor


a Dios ya su Iglesia, y el respeto a los derechos humanos
de los creyentes, resulta antes que nada un factor
propositivo, lo que implica el bien y la restauración de los
creyentes a quienes les haya sido aplicada.

Dios mismo como el Padre amoroso en el acompaña-


miento constante a Su pueblo, tanto en el Antiguo como en
el Nuevo Testamento, ha ejercido la disciplina paternal, a
fin de "perfeccionar a los santos para la obra del ministe-
rio, para la edificación del Cuerpo de Cristo".

Por tanto, esperamos que las normas y principios aquí


compaginados nos afirmen con la seguridad de que la apli-
cación de dichas normas aún en casos dificiles, nos recuer-
da que pertenecemos a la familia de Dios y que, como sus
hijos, necesitamos la disciplina del Padre amoroso, con el
firme propósito de mantener la pureza, unidad y fortaleci-
miento del cuerpo de Cristo.

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"Considerad a aquél que sufrió tal contradicción


de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo
no se canse hasta desmayar.
Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,
combatiendo contra el pecado; y habéis ya
olvidado la exhortación que como a hijos
se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies
la disciplina del Señor. No desmayes cuando eres
reprendido por él; porque el Señor al que ama,
disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos;
porque, ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Porque si se os deja sin disciplina, de la cual todos
han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales
que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no
obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus,
y viviremos?
Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como
a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso,
para que participemos de su santidad.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser
causa de gozo, sino de tristeza;
pero después da fruto apacible de justicia a los
que en ella han sido ejercitados". Hebreos} 2:3-}}

Para nosotros herederos de la Reforma Protestante y


Calvinista del Siglo XVI es de mucha ayuda e iluminación
la exposición que sobre la disciplina de la Iglesia hace Juan
Cal vino y algunas Confesiones de Fe Reformadas:

"Si no hay sociedad ni casa, por pequeña que sea la


familia, que pueda subsistir en buen estado sin disciplina,

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mucho más necesaria ha de ser en la Iglesia, que debe man-


tenerse perfectamente ordenada. Así como la doctrina
salvadora de Cristo es el alma de la Iglesia, así la discipli-
na es como sus nervios, mediante la cual los miembros del
cuerpo de la Iglesia se mantienen cada uno en su debido
lugar.

Para ello, todos los que desean que no haya disciplina


o impiden que se establezca o restituya, bien sea que lo
hagan deliberadamente, bien por inconsideración, cierta-
mente estos tales procuran la ruina total de la Iglesia". Ins-
titución de la Religión Cristiana Libro IV, Cap. 12.

y la Confesión de Fe Belga dice:


"Las marcas por las cuales la Iglesia verdadera es recono-
cida son estas: si en ella se predica la doctrina pura del
evangelio; si mantiene la administración pura de los sacra-
mentos como fueron instituidos por Cristo; si la disciplina
eclesiástica se ejerce para corregir el pecado ... " Cap. 29.
"La disciplina eclesiástica es necesaria para ganar y
hacer volver a los hermanos que ofenden; para disuadir a
otros de cometer ofensas semejantes para purgar de la mala
levadura que puede infectar toda la masa, para vindicar el
honor de Cristo y la santa profesión del evangelio y para
prevenir la ira de Dios que juntamente podría caer sobre la
Iglesia si ella consintiera que su pacto y sus sellos fueran
profanados por ofensores notorios y obstinados". Conf.
de Fe de Westminster Cap. 30 párrafo C.

México, D. F., julio del año 2000.


Pbro. Abe I Clemente Vázquez
Presidente de la Comisión de Reformas Constitucionales
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Conceptos Generales

1.- Definición.- La disciplina eclesiástica es el ejercicio


ordenado y oportuno de la autoridad conferida a la Iglesia
por nuestro Señor Jesucristo y la aplicación de los princi-
pios y leyes derivadas para la enseñanza, dirección y orden
de los miembros de la Iglesia, de sus oficiales, de sus cuer-
pos eclesiásticos, sus organizaciones y de sus instituciones
de servicio, para la edificación del Cuerpo de Cristo y su
misión en el mundo.

Los principios, privilegios y responsabilidades de los


miembros, oficiales y cuerpos eclesiásticos de la Iglesia
están delineados en la Forma de Gobierno. En cuanto a
organizaciones e instituciones de servicio, se establecen
también en otra parte de este libro, las normas adecuadas
para su ordenado funcionamiento.

2.- Formas de disciplina. Hay dos formas de disciplina,


que son: Administrativa y Judicial.

3.- Finalidad de la disciplina administrativa. Su finali-


dad es mantener el buen orden en la vida integral de la
Iglesia y en el funcionamiento de sus cuerpos, organiza-
ciones e instituciones de servicio promoviendo la pureza,
el crecimiento, la influencia espiritual, la aplicación ade-
cuada de la autoridad y proteger los derechos de sus miem-
bros, oficiales, congregaciones, iglesias y cuerpos eclesiás-
ticos.

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4.- Finalidad de la disciplina judicial. Su finalidad esencial


es vindicar la autoridad y el honor de Jesucristo, Jefe Su-
premo de la Iglesia, mediante el sostén de la verdad, la
remoción y supresión del escándalo, la censura de las ofen-
sas para el bien espiritual de los ofensores, la conservación
y promoción de la pureza de la doctrina y la edificación de
la Iglesia. Por consiguiente, esta forma de disciplina se re-
laciona con el esclarecimiento de ofensas, los sucesos a
que dé lugar, la aplicación de censuras correspondientes y
el ejercicio ordenado de la autoridad que Jesucristo ha con-
ferido a su Iglesia.

5.- Quiénes ejercitan ambas disciplinas. Sólo los tribu-


nales legítimos de la Iglesia están capacitados para ejerci-
tar ambas disciplinas, a saber: consistorio, presbiterio, sí-
nodo y Asamblea General; por lo cual conviene que cada
uno de ellos ejerza su autoridad sobre los elementos com-
prendidos dentro de su jurisdicción; es decir, miembros,
oficiales, cuerpos eclesiásticos, instituciones de servicio y
organizaciones, respectivamente.

6.- Jurisdicción. Lajurisdicción sobre miembros en plena


comunión, ancianos de iglesia y diáconos corresponde al
consistorio de la Iglesia de la cual son miembros los ele-
mentos citados. La jurisdicción sobre los consistorios y los
pastores corresponde a los presbiterios. Lajurisdicción de
los presbiterios corresponde a los sínodos y, la correspon-
diente a los sínodos y los presbiterios, a la Asamblea Ge-
neral.

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Los casos que por queja o apelación procedan en orde-


nada sucesión de los cuerpos subordinados, se tramitarán
y resolverán de acuerdo con lo prescrito en la Constitu-
ción. Los casos de funcionarios, instituciones de servicio,
consejos, comisiones, departamentos y representantes de
la Asamblea General son obviamente de la jurisdicción de
este máximo tribunal.

A) Los cuerpos eclesiásticos o tribunales ejercen suju-


risdicción correspondiente, exclusivamente dentro de sus
respectivas esferas de acción; pero cuando Ull tribunal su-
bordinado no actúe, por negligencia o incapacidad admi-
nistrativa o judicial, el tribunal inmediato superior asumirá
la jurisdicción del caso para asesorar al tribunal subordi-
nado sobre el asunto de que se trate o lo resolverá directa-
mente. También el tribunal subordinado podrá solicitar
ayuda a su tribunal superior. Por ningún concepto se podrá
violar el orden sucesivo de trámite en casos de disciplina
administrativa o judicial; es decir de consistorio a presbi-
terio, de presbiterio a sínodo y de sínodo a Asamblea Ge-
neral.

B) Las organizaciones de la Iglesia, y las instituciones


de servicio y demás organismos que sea necesario crear,
ordenarán su funcionamiento de acuerdo con las normas
específicas establecidas en este Libro de Disciplina y en la
Constitución de la Iglesia.

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Primera Parte
La DisciplinaAdministrativa

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Capítulo 1

Principios generales con respecto a la Disciplina Admi-


nistrativa

"Se requiere de los administradores, que cada uno sea


halladofiel" 1 Ca. 4: 2

Principio 1
Una administración eficiente
Reconocemos que para el mejor desempeño y funciona-
miento del Pueblo de Dios, y con el fin de que éste cumpla
su misión encomendada por el Señor, es bueno y necesario
que se implemente en la Iglesia una adecuada y eficiente
estructura organizacional de acuerdo con las pautas y nor-
mas de la ciencia y técnicas administrativas más positivas,
reconociendo sobre todo, básicamente, los lineamientos de
las Sagradas Escrituras a este respecto.
* Ex. 18: 13-27; Nm. caps. 2 y 3; Mr. 6: 30-44; 1 P. 4: 10
Principio 2
Fieles administradores
Reconocemos que en las Escrituras, los creyentes en Cris-
to Jesús y en particular, los oficiales de la Iglesia, son lla-
mados a desempeñar sus funciones como miembros acti-
vos del Cuerpo de Cristo y se les encarga que delante de
Dios, de la Iglesia y de la sociedad sean "Buenos adminis-
tradores de la multiforme gracia de Dios".
* 1. Co. 4: 1: Tit. J: 7; J P.4: 10
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Por ello, el llamado al desempeño de una buena administra-


ción en la vida y función de la Iglesia se requiere de la
entrega, compromiso y fidelidad de todos los creyentes para
con el Señor y para con su Cuerpo.
* Mt. 24: 45-51, 25: 14-30; Ap. 2: 10
Principio 3
Funcionalidad efectiva
Reconocemos que uno de los mejores paradigmas o ejem-
plos que nos proporcionan las Escrituras para enseñarnos
acerca del desempeño de una función óptima administrati-
va, es la figura de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo,
tomada ésta a su vez, de la naturaleza, relaciones y funcio-
nes del cuerpo humano como tul modelo de organización
perfecta, creado por Dios.
En el Cuerpo de Cristo, como un organismo viviente, la
buena administración, estructura y funcionalidad, son lUl
llamado constante para que cada miembro, tome su lugar y
cumpla su cometido fielmente para la gloria de Dios y la
edificación del Cuerpo de Cristo, evitando siempre el
atrofiamiento que perjudica la vida de la Iglesia.
* Ro. 12: 3-8; l Ca. 10:17, 12: 1-31; Ef. 1: 2-3, 3: 6,4: 4
Principio 4
Orden en toda la creación
Reconocemos que el Dios y Señor de la Biblia, de la Crea-
ción, de la Historia y de la Iglesia, es un Dios de orden y
esto se expresa y se percibe en la buena administración,
cuidado y providencia de todo el universo. Con esto reco-
nocemos que el Señor es un Buen Administrador y sus ser-
vidores son llamados a trabajar en su Reino, de una mane-
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ra ordenada, efectiva y con propósitos bien definidos.


* Gn. caps. 1 y 2; 1 Co. 14: 33-40; Col. 2: 5

Principio 5
Administración y misión
Reconocemos que la buena administración en el Cuerpo
de Cristo es un medio para el cumplimiento de la misión
integral de la iglesia en el mundo, por lo que la estructura
organizacional no deberá enseñorearse de la misma, sino
por el contrario, servir para la gloria de Dios y lograr los
objetivos de la tarea de la Iglesia que son la esencia y pro-
pósito de todo el Cuerpo de Cristo.
*Lc.9: 1-6; 19:1-12; Hch.6: 1-7; Col. 3: 17-23

Principio 6
Orden presbiteriano
Reconocemos y aceptamos que la estructura organizacional
y administrativa de la Iglesia Presbiteriana (proveniente
de nuestra herencia Reformada) y ejercitada a través de los
cuatro cuerpos de gobierno es bíblica, sana, práctica y efec-
tiva para el cumplimiento de la misión de la Iglesia; sin
embargo, se requiere que tanto los miembros de las igle-
sias locales como los pastores y oficiales de las mismas,
estudien, se familiaricen y apliquen, con efectividad los
modos de interrelación, jurisdicción y funcionamiento de
estos cuatro cuerpos eclesiales, con el fin de optimizar al
máximo los resultados de una buena administración en la
vida y marcha de la Iglesia.
* Hch. 14: 23,15: 1-35,20: 17; Col. 3: 12-17; Tit. 1: 5

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Principio 7
Proceso administrativo integral
Reconocemos que dentro de la necesidad de una efectiva
administración de la Iglesia es un imperativo el aplicar lU1
ordenado proceso administrativo funcional que incluya las
etapas de planeación, organización, integración, dirección,
control y renovación constante de los recursos humanos y
técnicas apropiadas como factores necesarios para el logro
de la misión de la Iglesia y todo ello, bajo la dirección
imprescindible del Espíritu de Dios.
* Pro 6: 6-8; Ec. 9: .1 0,3: 1-8; Lc. 14: 28-32; Jn. 16: 5-15;
Hch. 15: 28.

Principio 8
La administracion fiel de los recursos
Reconocemos, de igual modo, que la Iglesia debe integrar,
estructurar y consolidar los recursos materiales y financie-
ros como apoyo para el sostenimiento propio de la Obra
del Señor. Para ello cada miembro y oficial de la Iglesia
Nacional Presbiteriana de México es llamado a ser un cre-
yente activo, efectivo y servicial ante el Señor y su Iglesia,
entregando con toda fidelidad, gozo y generosidad lo que
al Señor le pertenece como son los diezmos, las ofrendas,
primicias y donaciones como expresión de la entrega com-
pleta de la vida para Dios, su servicio y la extensión de su
Reino.
*Lv. caps. 2 a17; Nm. 7: 3, 31-50; Dt. 16: 17; 1 Cr. 16: 29,
29: 5; Mal. 3: 10; Ro. 12:1; 1 CO. 16: 1-2.

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Principio 9
Autoridad y dirección
Reconocemos que dentro de los principios de orden y dis-
ciplina administrativa yen la relación e interrelación de
los miembros de la Iglesia y de los oficiales de la misma
debe prevalecer y ser una norma indecl inable, el reconoci-
miento del principio de autoridad y de dirección para con
aquellos que han sido nombrados para "Presidimos en el
Señor" siempre y cuando esta autoridad no pretenda reba-
sar la autoridad de Dios y su Palabra. Pero por otra parte,
aceptamos que el reconocimiento de la autoridad, no anula
el derecho a diferir ya que Cristo nos ha "Llamado a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios".
* Ro. 8: 21,12: 8,13: 1-8; Tit. 1: 5; He. 13: 17; 1 P. 2: 11-
17.

Principio 10
Capacitación y superación
Reconocemos que, en consonancia con los principios an-
teriores, se aspira y se demanda que tanto los miembros de
la Iglesia como oficiales, dirigentes y funcionarios de la
misma, se actualicen, se superen y se comprometan a capa-
citarse, adiestrarse y renovarse cada día, tanto en el estu-
dio de las Sagradas Escrituras como en todo aquello que
coadyuve positivamente para su crecimiento integral, con
el fin de evitar improvisaciones superfluas, deterioro y
atrofiamiento en la funcionalidad y realización de propósi-
tos y trabajos para el servicio de Cristo y de su Iglesia.
* Ro. 12: 1-2; Fil. 3: 12-21,4: 8-9; 2 P. 3: 18.

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Principio 11
Necesidad de supervisión y control óptimo
Reconocemos que la óptima administración de la Iglesia
requiere de parte de los dirigentes de ésta, la necesidad de
supervisión y control, toda vez que el ejercicio de funcio-
nes y logro de objetivos, implica un compromiso serio ante
el Señor y la Iglesia, por lo cual se hace necesario el uso de
estadísticas, organigramas, cronogramas, evaluación, crí-
tica, rectificación, entrega de informes por escrito,
muestreos, censos, encuestas que retroalimenten la super-
visión general de aquellos planes y proyectos trazados en
favor del avance de la Obra del Señor y la óptima fructifi-
cación de los miembros y oficiales de la Iglesia.
* MI. 25: 14-30; Le. 12: 41-48,17: 7-10; 1 Co. 4: 1-2
Principio 12
El reconocimiento mayor
Reconocemos que, como resultado de una adecuada admi-
nistración y la fidelidad de los "Buenos administradores"
en el ejercicio y aplicación de sus dones, la Obra del Señor
se verá beneficiada y producirá frutos efectivos para la glo-
ria de Dios y la edificación del Cuerpo de Cristo. Pero por
otra parte, aquellos que administran "La multiforme gracia
de Dios" y todos los bienes encomendados a ellos por el
Señor, recibirán de El, el reconocimiento verdadero a su
fidelidad y gozo en el servicio de su Causa.
* Mt. 25: 14-30; Col. 3: 23-24; 1. Ti. 6: 11-19; 2. Ti. 4: 7-
8; Ap. 2: 10

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Capítulo JI

De los objetivos generales de la Iglesia

La Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R. como


parte de la Iglesia Universal, y con base en la Palabra de
Dios, reconoce que el Señor Jesucristo, al establecer su
Iglesia y constituirla con todos los creyentes que en fe y
obediencia a su Palabra le aceptan como Salvador y Señor,
delineó también los objetivos de la misma dentro del cum-
plimiento de la misión de ésta como su propio Cuerpo.

Partiendo, por lo tanto, del objetivo fundamental ex-


presado en el hecho de que la Iglesia tiene una misión que
cumplir, señalamos los objetivos generales siguientes:

Función Kerigmática (o proclamadora)


Articulo J.- Al reconocer que, México es nuestra Patria,
asumimos el compromiso ante el Señor y su Palabra de
cumplir con la proclamación pura, clara y fiel del evange-
lio de nuestro Señor Jesucristo en toda nuestra Nación como
el campo inmediato de la acción misionera y evangelizadora
para proseguir con esta tarea y con la ayuda de Dios, hasta
lo último de la tierra.
* Hch . .l:8,20:27;Ro. J: 16-17; J Co . l : 18alcap.4;Gá.
1: 6-10

Función Pedagógica
Articulo 2.- Al reconocer que, en el cumplimiento de la
tarea misionera y evangelizadora, el Señor "Añade cada
día a la Iglesia los que han de ser salvos" nos proponemos
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1I II
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también como Iglesia Nacional Presbiteriana de México,


cumplir con la tarea y mandato del Señor de "Hacer discí-
pulos", de aquellos que en fe y obediencia habrán de res-
ponder al llamado salvífico del evangelio, instruyéndolos,
guiándolos, nutriéndolos y edificándolos, "Sobre el funda-
mento de los apóstoles y profetas, siendo la principal pie-
dra del ángulo Jesucristo mismo".

Por tanto, será nuestro propósito fundamental desarro-


llar la educación cristiana, catequística, doctrinal y teológica
de los niños, jóvenes y adultos y estimular el estableci-
miento de escuelas dominicales en las iglesias y congrega-
ciones, seminarios teológicos, escuelas e institutos bíbli-
cos así como de jardines de niños, escuelas de educación
primaria, secundaria y superior y promover la cultura en
general.
* Pr.- 22: 6; Mt. 28: 20; Ef. 2: 20; 2 Ti. 2.1-2; Hch.2: 47

Función Litúrgica
Artículo 3.- Puesto que, la Iglesia como el nuevo Pueblo
de Dios es llamada a proclamar la majestad, soberanía y
gloria del Señor, así como su obra salvífica en Cristo Jesús
y expresar su gratitud, reconocimiento y adoración por
medio del culto (privado y público) "En espíritu y verdad"
ya la vez, "Presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional". Al
constituirse la Iglesia como comunidad de fe y de adora-
ción, se propone que todos sus actos cúlticos o litúrgicos,
bien sea en público o en privado, sean hechos con todo
gozo, orden, seriedad y entrega al Señor buscando ante todo,
la gloria de su nombre y la edificación y testimonio de ella
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como el Cuerpo de Cristo.


* Ro. 12: 1; Ex. 30: 1-5, cap. 33; Libro de Levítico; Sal. 95
y 100; Is. 6: 1-7; Jn. 4: 21-24; Col. 3: 16-17; Ef 5: 19.

Función Espiritual
Artículo 4. - Considerando que la vida cristiana en su desa-
rrollo normal confronta muchas veces luchas "No contra
sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad, en las regiones celestes".
Un objetivo urgente y permanente será el de fortalecer la
vida en Cristo de los creyentes, con el auxilio de los me-
dios de gracia y el estímulo constante para crecer en la fe
con la ayuda y plenitud del Espíritu Santo "En la gracia y
el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo".
"Añadiendo a nuestra fe virtud; a la virtud conocimiento;
al conocimiento dominio propio; al dominio propio, pa-
ciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto frater-
nal; yal afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están
en nosotros, y abundan, no nos dejarán estar ociosos ni sin
fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucris-
to".
* Jn 15: 1-6; Ro. 12; Ef 6: 12; 2 p. 1: 5-8.
Función Mayordómica
Artículo 5.- Considerando que la Iglesia del Señor Jesu-
cristo en el cumplimiento de sus funciones y tareas desa-
rrolla múltiples planes y programas de acción, que requie-
ren del apoyo y generosidad de los creyentes que constitu-
yen la Iglesia, un objetivo constante y definido, será lograr
que el Pueblo del Señor, en uso de una mayordomía res-
39

1I II
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pon sable y con la convicción y sentido de dedicación al


Señor, responda liberal y gozosamente con la entrega de
sus diezmos, ofrendas y primicias, bienes, talentos, de su
tiempo y de su vida en cumplimiento de su compromiso
con el Señor.
* Gn. 4: 4; Ex. 22: 29, 34: 26; Lv. caps. 1-5; 1 Cr. 16: 29;
Mal. 3: 10; Lc. 8: 1-3; 1 Co. 16: 1-4.

Función Unitiva
Artículo 6.- Uno de los propósitos más necesarios y bené-
ficos para la expresión de la naturaleza y misión de la Igle-
sia, será esforzarnos y trabajar incansable, decidida y fir-
memente por la unidad e interrelación del Cuerpo de Cris-
to, el cual es llamado a estar unido primeramente al Señor
y consecuentemente los creyentes los unos con los otros
por medio del "Vínculo del amor" y "la comunión del Es-
píritu" para expresar que creemos y afirmamos la realidad
de la "Comunión de los santos", proponiéndonos a la vez,
evitar las rupturas, desgarramientos y divisiones dolorosas
e inútiles dentro del Cuerpo de Cristo.
* In. 17: 21-23; 1 Co. 12:12-27; Gá. 5:15; Ef 3:21-23; 4: 3
Función Fraternal
Artículo 7.- Reconocemos que las Iglesias Evangélicas
parten de un tronco común de la Reforma del Siglo XVI y
basan su fe en el Señor Jesucristo como Salvador y Señor y
reconocen a las Sagradas Escrituras como la única regla de
fe y práctica de la vida cristiana por lo que como creyentes
en el Señor Jesucristo y miembros de la Iglesia Nacional
Presbiteriana de México somos llamados a mantener posi-
tivas relaciones fraternales entre los miembros del Cuerpo
40

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de Cristo, proponiéndonos estrechar y sostener relaciones


fraternas, amistosas y respetuosas con otras denominacio-
nes evangélicas y organizaciones para eclesiásticas evan-
gélicas procurando además, expresar en palabras y accio-
nes de compañerismo, el buen testimonio y relación entre
los cristianos ante la nación, toda vez que creemos en "La
comunión de los santos".
* Jn. 17: 21-23; 1 Co. 12: 12-27; Ef. 4: l-J6

Función Social
A rticu!o 8. - Nos proponemos en el nombre del Señor y con
su ayuda infalible, alcanzar como Iglesia el propósito de
ser un pueblo servicial, tanto para el Señor, como para la
nación en medio de la cual vivimos, nos movemos y actua-
mos, en reconocimiento al mismo Señor que "No vino para
ser servido, sino para servir". Por esto, queremos expresar
y dar nuestro servicio en el nombre de Cristo, a los necesi-
tados, angustiados, apesadumbrados, desorientados, des-
poseídos, marginados y desamparados a través de medios
y formas propias que respondan a "Las multitudes ... des-
amparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor",
considerando a la vez que "En cuanto lo hicisteis a uno de
estos mis hermanos más pequeños a mí lo hicisteis", "Re-
cordando que, trabajando así se debe ayudar a los necesi-
tados, especialmente a los de la familia de Dios". y recor-
dar las palabras del Señor Jesús que dijo "MAS BIEN-
AVENTURADO ES DAR QUE RECIBIR".
* Hch. 20:35; Mt.9: 35-36; Mt.25: 40; Ga.6:JO; MC.I0:45.

Función Profética
Articulo 9.- Dadas las condiciones jurídicas con respecto a
41

1I II
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las Iglesias consideradas como Asociaciones Religiosas


en nuestro país, será un firme propósito siempre pugnar
por el respeto a los Derechos Humanos, sobre todo, en
aquellos casos en que se atente contra las minorías étnicas
y grupos marginados y desposeídos, y se violen sus dere-
chos como ciudadanos mexicanos.
Por otra parte, se pugnará en favor de la libertad religiosa y
de conciencia, con el fm de que prevalezca siempre en nues-
tro país un clima de justicia social y equidad en todos los
aspectos de la vida de la Nación.
* Dt. 10: 18; Ex. 22: 22; Is . .I: .17; 58: 6-7,62: .1-2; Jer. 1:
8.19; Arn. 8: 4-6; Mt. 5: 17-20

Función Jurídica
Artículo 10.- Dentro de la irrestricta separación entre las
Iglesias yel Estado, de acuerdo a la situación propiciada
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-
canos, (Artículo 130 y Ley de Asociaciones Religiosas y
Culto Público) la Iglesia Nacional Presbiteriana de Méxi-
co, A.R. mantendrá relaciones positivas con el Estado y
las Leyes dentro de un marco de respeto mutuo de acuerdo
con la naturaleza y misión de la Iglesia en la medida en que
tanto gobernantes como las disposiciones legales no con-
travengan la Palabra de Dios.
* Ro. 13: 1-8; .1P. 2: J 1-25
Función Ecológica
Artículo 11.- Considerando que el plan redentor ejecutado
por el Señor Jesucristo, comprende no sólo su aplicación
al género humano, sino también a la creación misma, y
considerando los peligros del deterioro y destrucción de la
42

1I II
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naturaleza, y la biodiversidad como el hábitat común para


todos los seres vivientes. Uno de los objetivos más defini-
dos, será orientar, exhortar y trabajar como Iglesia en fa-
vor de la ecología responsable y reconstructiva "Porque
también la creación misma será libertada de la esclavitud
de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios".
* Gn. 1 y 2; Job 38 y 39; Ro. 8: 21-22
Función Cívica
Artículo 12.- Como creyentes en el Señor Jesucristo y miem-
bros de la Iglesia de Cristo, nos proponemos estar presen-
tes en la vida, historia y desarrollo de nuestra Nación, como
testigos de Jesucristo, y participar en todo aquello que re-
dunde para la superación y fortalecimiento de nuestro país,
en los órdenes social, político, cultural y económico; y cons-
cientes de nuestra función patriótica, señalar y denunciar
aquellos hechos que contravengan las disposiciones de la
Palabra de Dios.
* Is. caps, 1 y 5; Jer. cap. 1; Os. caps. 4-7; Sal. 2: 1-11;
Hch.15-22

Función Superacional
Artículo J 3.- Puesto que los pastores y ministros de la Pa-
labra y de los sacramentos son los dirigentes, guías y servi-
dores natos del Pueblo de Dios, por lo amplio, exhaustivo
y delicado de su labor, requieren de una seria capacitación
ministerial así como de una revitalizadora actualización y
de fortalecimiento de su ministerio a través de Institucio-
nes Teológicas y/o de estudios superiores, y en este caso,
la comprensión y apoyo de la Iglesia para el logro de este
objetivo, es imprescindible. Por ello nos esforzaremos con s-
43

1I II
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tantemente para estimular la capacitación y superación en


todos sentidos del Ministerio Cristiano.
* Mr. 6: 30-32; Ef. 4: 1-16; Fil. 3: 12-16,4: 8-9; 1 Ti. 4:6-
16; 2 Ti. 2: 15

Función Libertadora
Artículo 14.- En virtud de que las Sagradas Escrituras le
conceden un lugar prominente a la necesidad de libertad
de los seres humanos, en lo individual como en lo social y
establecen que el Señor, tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento es un Dios que ama y demanda libertad
y El mismo se constituye en el Libertador de los oprimidos
y detesta todo género de esclavitud, servidumbre e injusti-
cia, proveyendo siempre los medios para el logro de la li-
bertad, lo que culmina en la Obra libertadora de Cristo en
favor de todos aquellos oprimidos por el poder del mal.

Por ello todos los creyentes en Cristo Jesús, que han


experimentado su obra liberadora y la realidad tanto per-
sonal como social (prejuicios, tradiciones, costumbres, man-
datos humanos, atavismos y el mismo pecado) y todas las
estructuras enajenantes, sean políticas, centros de poder, o
económicas etc. son llamados a proclamar y a comprome-
terse y luchar por todas las libertades, incluyendo "La mis-
ma creación que será libertada de la esclavitud de corrup-
ción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios".

Específicamente los creyentes, son llamados a vivir y


sostener "Nuestra libertad en Cristo" o libertad cristiana
en contra de todo atentado e intento de coartar y destruir el
don divino de la libertad de los seres humanos.
44

1I II
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Esta realidad de ser seres libres por la Obra libertadora


de Cristo debe conformar sobre todo, la vida personal de
los creyentes y la interna, gobierno, disciplina, culto y tra-
bajos de la Iglesia.
* Ex. 3: 7-9; Sal. 146: 7; IS.8: 6, 51: 14; Le. 4: 18-19; Jn. 8:
31-38; Hch. 7: 25; Ro. 6: 18,8: 21, 11:26; Gá. 2: 4,4: 22,
5: 1-.l5;Stg.I:25y2: 12.

Función Pacifista
Articulo 15.- Reconocemos que el Señor Jesucristo al ve-
nir a este mundo para cumplir los propósitos y la Obra re-
dentora que el Padre le encomendara en favor de la huma-
nidad irredenta, motivada esta Obra por el amor supremo
de Dios, hizo posible la paz y reconciliación primeramente
entre Dios y los seres humanos y consecuentemente tam-
bién, entre los mismos seres humanos, derribando las ig-
nominiosas paredes y muros de separación y destruyendo
los odios exacerbados por motivos de raza, color, sexo,
religión así mismo por condiciones culturales, sociales,
políticas y económicas, que han causado siempre desave-
nencias, conflictos, crímenes, genocidios y guerras
fratricidas tanto entre los individuos como entre las razas,
pueblos y naciones de toda la tierra.

Por ello, el Señor Jesucristo como "Príncipe de Paz" y


Constructor de la Paz entre Dios y los seres humanos llama
y pide a sus seguidores y servidores que forman su Iglesia
a vivir, proclamar y ser constructores de la paz tanto espi-
ritual, como política y social y hacer una realidad "La paz
y buena voluntad entre los hombres" y una verdadera re-
conciliación tanto entre los miembros de su Pueblo como
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1I II
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en toda la Familia Humana.


* Sal. 29: 11,34: I4,35:27; 119: 165; Pr. 3:2 y 17 Is. 2:3-12,
9:6-7,32: 17,52:7,53:5; MI. 5:9; Le. 1: 7-9; In. 14:27; Ro.
5: 1, 8:6; 2 Co. 13: 11; Ef. 2: 14- 17; Fil. 4:7-9; 2 Ts. 3: 16.

Función Etica
Artículo 16.- Puesto que la vida cristiana se nutre, desarro-
lla y fortalece fundamentalmente tanto a través de la lectu-
ra y estudio de la Biblia como guía de la fe y la práctica
cotidiana, así como la oración privada y comunitaria, la
asistencia y participación activa en los cultos y actividades
de la Iglesia, tanto en el día del Señor (domingo) como
entre semana y muy especialmente en la participación re-
gular de los creyentes en la Santa Cena como medios de
gracia y crecimiento espiritual. Las mismas Sagradas Es-
crituras demandan por otra parte, la práctica y aplicación
de sus enseñanzas en la vida diaria y personal de los cre-
yentes, en todas las esferas en donde éstos se mueven, ac-
túan y conviven con los demás.

Por ello, la Iglesia de Cristo, tiene la función de inter-


pretar los preceptos bíblicos y demandar de sus miembros
una conducta ética y moral positiva acorde con las deman-
das de la Etica Cristiana consignadas en el Nuevo Testa-
mento.
* Mt.5: 17-48,7: 1-20; Stg. 1: 19-27; 2: 14-26; Fil. 4: 8-9;
Col. 3: 5 a14: 6; 1 P. 4: 12-1.

Función Disciplinaria
Artículo 17. - Cuando dentro de la vida, funciones yobjeti-
vos de la Iglesia, los creyentes, tanto pastores, ancianos de
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1I II
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iglesia, diáconos así como miembros de la misma, contra-


vienen los preceptos de la Palabra de Dios y atentan contra
la pureza, unidad, armonía y paz interna del Cuerpo de
Cristo, la Iglesia a través de sus tribunales legítimos (Con-
sistorio, Presbiterio, Sínodo y Asamblea General) debe ejer-
cer la disciplina tanto para conservar la estructura y orden
administrativo (Disciplina administrativa) como para co-
rregir y en su momento restaurar a los infractores de los
preceptos prescritos en las Sagradas Escrituras y normas
bíblicas de orden y buen gobierno de la Iglesia, (Disciplina
Judicial).
*Job5: 17-18; Sal. 39: 1.1;94: 12;Pr.3: 11.13-24,23:13.
29: 17; 2 Ti. 2: 25; Tit. 1:5; He. 12: 3-11

Función Familiar
A rtlculo 18.- La Iglesia de Cristo es también considerada
como la Familia de Dios, la Familia de la Fe. De este modo,
las Sagradas Escrituras le conceden al tema de la familia,
un lugar prominente y determinante en la vida de la Igle-
sia. Por ello y puesto que la Familia de Dios, está integrada
por familias y hogares particulares, una función específica
y de suma importancia de la Iglesia es la de estimular el
fortalecimiento y la dignidad de las familias, a la luz de la
Palabra de Dios, con el fin de mantener la unidad, santidad
y activa participación de las familias en la vida y marcha
de la Familia de Dios.
* Oo. 1: 26 a12: 25; Sal. 127,128,144: 12-15; Jos. 24: 14-
21; Mt. 19: 1-10; Ef. 5: 21 al 6:1-4; Col. 3: 18 a14: 1-6.

Función Comunitaria
Articulo 19. - De acuerdo con las Sagradas Escrituras, cada
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creyente en Cristo Jesús que ingresa a la Iglesia de acuerdo


con las normas establecidas para su recepción, pasa a for-
mar parte de la comunidad cristiana y por ende a vivir una
vida en comunión con otros cristianos y de este modo
interrelacionarse y tratarse con todo amor fraternal, com-
pañerisrno (Koinonía) apoyo moral, espiritual y material y
servicio unido para el cumplimiento de la misión de la Igle-
sia y testimonio de unidad ante el mundo y la comunidad
social circundante, con esta última, la Iglesia, vive, se de-
sarrolla, crece, testifica, dialoga y sirve a dicha comunidad
social como parte integral de su propia misión, encomen-
dada por el Señor Jesucristo.
* Sal. 133;Jn. 15: 1-17,cap. 17; Hch. 2: 43-47; Ro. 12,Ef,
4: 1-16; Fil. 4: 8-9

Función Administrativa
Artículo 20.- La Iglesia de Cristo, aunque es de origen di-
vino, dada la Obra redentora del Salvador ydelllamamiento
eficaz y la regeneración que opera el Espíritu Santo en la
vida de los creyentes, éstos al formar el Cuerpo de Cristo
y cumplir la misión de la Iglesia, requieren asumir una es-
tructura organizacional, administrativa y funcional para el
óptimo logro de dicha misión, bajo la dirección imprescin-
dible, oportuna y eficaz del Espíritu Santo, ayuda sin la
cual, todas las metas, estrategias, programas yactividades
de la Iglesia resultarán ser lUl mero activismo infructuoso.
Por el contrario, bajo la inspirada guía del Espiritu todo lo
que la Iglesia realiza buscará sobre todo la gloria de Dios y
el avance de su Reino.
* Jn. 15: 1-8; ] Co. 4: 1-2; 1 Co. 12; Ro. ]2: 5; Ef. 4: 16;
Jn. 15: 26; 16: 5-.13; l P. 4:10.
48

1I II
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Función Terapéutica
Artículo 2/.- Como instrumento de Dios para hacerpaten-
te a los seres humanos el amor y la acción salvífica de su
voluntad en toda su extensión, la Iglesia de Cristo, es lla-
mada a cumplir una función delicada pero generosa de ca-
rácter terapéutico al identificarse y acercarse a hombres y
mujeres, tanto niños como jóvenes y adultos marginados,
discapacitados y acosados por lacras fisicas, morales, es-
pirituales y sociales que impiden su autoestima y supera-
ción personal.

Por ello la Iglesia, en el espíritu de Cristo y con el co-


nocimiento del Evangelio puede responder con amor yac-
ción sanadora a aquellos que sufren bajo el impacto de los
males de este mundo, con el objeto de que puedan ser sen-
sibles a la gracia general y especial de Dios y lleguen a ser
restaurados en forma integral para la gloria de Dios y su
plena integración en la comunidad, yen el Pueblo de Dios.
* Jer. 30: 17; Os. 14: 4; Mr. 3: 15; 9: 9-13,9: 35; Le, 4: 18:
2,9: 1; 19: 9-10; Hch. 10: 38,28: 27; Stg. 5: 16.

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Capitulo JII

De los Derechos Humanos y


la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R.

Articulo 22. - La Iglesia Nacional Presbiteriana de México,


A.R. con base en las Sagradas Escrituras, reconoce y sos-
tiene el valor inestimable de la vida humana tanto del va-
rón como de la mujer por ser uno y otro, creación de Dios
y portadores ambos de la imagen y semejanza divina, lo
cual le otorga al género humano su alta estima tanto en lo
biológico, como en lo existencial y espiritual para cumplir
los propósitos de Dios tanto con respecto a este mundo
como para el cumplimiento de sus designios eternos.
* Gn. 1: 26-31; 2: 4-25; Sal. 8; Mt. 6: 25.
Articulo 23. - Por tanto todo atentado contra la vida huma-
na cometido con premeditación, alevosía y ventaja es una
contravención a la Ley de Dios y a su voluntad ya la vez,
un delito máximo contra las leyes morales y de conviven-
cia social, entre los hombres. Por tanto toda violencia, ho-
micidio, suicidio, genocidio contra los seres humanos está
en contra de Dios y su Palabra yen contra de la humanidad
y desde la perspectiva humana, todo ello, está sujeto a jui-
cios y procesos penales justos. Desde la perspectiva divi-
na, Dios traerá a juicio, a su tiempo, a aquellos que destru-
yen la vida de su creación.
* Ex. 20; 13; Lv. 19: 15; Mt. 5: 21-26; 15: 19; Stg. 4:1.
Articulo 24.- Conforme a las Sagradas Escrituras, delante
de Dios todos los seres humanos son iguales. Al constituir
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1I II
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la sociedad la hizo libre de discriminaciones de raza, color


de la piel, sexo, condición religiosa, social, política o eco-
nómica; cultural, de castas, de sectarismos, de extremis-
mos, etc. que atentan contra la vi.da humana y de la socie-
dad.
* Gn. 1: 26-31, 2:4-25, cap. 5; Gá. 3: 28
Artículo 25.- Como seres responsables de su propio hábitat,
de la vida en familia y en la sociedad, a los seres humanos
se les dio el derecho al trabajo libre y creativo para la pre-
servación de este mundo y provisión de sus necesidades y
de todos los suyos.
* Gn.l: 28-30; Ex. 20: 9, 23:12, 34: 21; Lv. 23:3;Dt. 5:13
Artículo 26.- Puesto que Dios es un Dios de libertad, creó
a los seres humanos libres de toda opresión de fuerzas y
agentes alienantes; sin embargo, los hombres mismos en
forma irresponsable a causa de su propia rebeldía y peca-
do contra Dios han creado fuerzas violentas y estructuras
enajenan tes contra sus propios congéneres violando su con-
dición humana y sus propios derechos humanos, estableci-
dos por Dios.
* Gil. 1: 26-31,2: 4-25; Ex. caps. I y 3; Gá. 5: 1-14.
Artículo 27.- No obstante la condición humana proclive y
con tendencias a la desvalorización de los seres humanos,
Dios ha tomado la iniciativa ya través de la Revelación de
sí mismo, invita a los hombres y a las mujeres para que le
reconozcan a El como Dios y conozcan su voluntad y pro-
pósitos salvíficos para el cambio y la superación de sus
vidas, dándoles el derecho y la libertad de creer en El y
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amar y respetar a sus semejantes y a la vida en toda su


extensión.
* Is. 1:18; Hch. 2:14; MI. 6: 13, 22:34-40; Le, 1:77, Is. 11:9.
Artículo 28.- Puesto que Dios al crear al hombre y a la
mujer les dotó de inteligencia y voluntad libre para cono-
cer sus designios y todo lo bueno que El creó para el bien
de los seres humanos y de toda su creación, les permitió
asimismo el derecho y la libertad para aprender, investi-
gar, educarse y capacitarse como seres responsables de la
creación y de la sociedad humana, sin distinción alguna.
* Sal. 1I9;Pr. 1:7;Pr.caps.I-4y8.
Artículo 29.- Puesto que Dios dotó a los humanos con el
maravilloso don del lenguaje articulado así como con otras
formas de expresión y comunicación, tales como señales
manuales y gráficas, tonos, colores, etc. y considerando
que todo lenguaje es un vehículo de las ideas y de las ac-
ciones humanas, de este modo Dios les permitió a los hom-
bres, el derecho y la libertad de expresión y comunicación
entre sí.
* Pr.l0: 32,25: 11; Ec.3: 7; Mt.5: 37
Articulo 30.- Puesto que Dios de igual modo, dotó a los
seres humanos de la voluntad y capacidad para reun irse en
sociedad con sus semejantes, -comenzando con la familia-
con el fin de protegerse, comunicarse y vivir y convivir
como seres racionales, de este modo El les concedió el
derecho y la libertad de asociación, cuya máxima expre-
sión de compañerismo (Koinonía), interrelación y fraterni-
dad es la Iglesia como Familia de Dios que como supremo
53

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paradigma de las sociedades humanas, se expresa en la


realidad del Cuerpo de Cristo, unido por el poder de la fe y
del amor en Cristo Jesús y la comunión del Espíritu.
* Sa1.133; Hch. 2: 42-47.

Artículo 31.- Al establecer el Señor las bases de la convi-


vencia humana y estimular la formación de los distintos
grupos sociales, pueblos y naciones, marcó las pautas nor-
mativas para el logro de un trato justo, equitativo y de res-
peto mutuo dentro de un clima de paz y armonía entre los
seres humanos.
* Mt. 5: 38-44; Ro.12: 18-20.
Artículo 32.- Por lo anterior se demanda tanto de los indi-
viduos como de todos los grupos sociales, pueblos y na-
ciones erradicar la violencia, los odios, las guerras
fratricidas, todas las formas de discriminación, destrucción
y muerte, para que prevalezca el predominio del derecho,
lajusticia, la razón yel buen entendimiento a fin de que los
seres humanos "Vuelvan sus espadas en rejas de arado, y
sus lanzas en hoces" con la firme esperanza de que "No
alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más
para la guerra" y haya "en la tierra paz, buena voluntad
para con los hombres".
* ls.2: 4; Lc.2: 14
Artículo 33.- Reconocemos que para el logro efectivo del
respeto a los derechos humanos por los individuos, como
las naciones y la comunidad mundial, es imperioso e im-
prescindible dar lugar a la luz y acción de Dios, creador,
sustentador y gobernador de todo cuanto existe; cuyo go-
54

1I II
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bierno moral rige y controla todos los acontecimientos de


la Historia y del Universo.
* Ef 2: 11-22

Artículo 34.- De manera particular los creyentes en el Dios


vivo y verdadero, Señor de todas las cosas visibles e invi-
sibles y revelado en Jesucristo, el Redentor de los pecado-
res y que constituyen su Iglesia, son llamados por medio
de las Escrituras, de una manera más directa y personal, a
observar y respetar los derechos humanos tanto de los
miembros de la Familia de Dios como de aquellos que no
pertenecen a ella, tomando en cuenta las palabras del Evan-
gelio a este respecto: "Amarás a tu prójimo como a ti mis-
mo". 'Todas las cosas que queráis que los hombres hagan
con vosotros, así también haced vosotros con ellos".
* Mt. 7: 12,22: 39.

Artículo 35.- Dentro de la Iglesia de Jesucristo, la Familia


de la Fe; el trato justo, de respeto, equidad, ecuanimidad y
amor fraternal deberá ser la evidencia del supremo amor
de Dios en la vida de los creyentes, evitando siempre abu-
sos, injusticias, violencia, persecuciones, discriminaciones,
maltrato, que atenten contra la dignidad de los seres huma-
nos en general y de los hermanos en Cristo en particular.
*Mt5:21-22

Articulo 36.- Pero así como los creyentes en Cristo Jesús


viven y respetan los derechos humanos propios, también
se pide y se urge a los cristianos a luchar y defender los
derechos humanos de las minorías, de los desamparados,
de los perseguidos, de los discriminados y de todo aquel
55

1I II
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que sufra los atentados y ataques de sus propios congéne-


res, constituyéndose así en luchadores y constructores de
la paz y del bien social, moral y espiritual de nuestra Na-
ción y de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Para los efectos de la promoción, divulgación y defen-


sa de los Derechos Humanos la Iglesia Nacional Presbi-
teriana de México, A.R., a través de la Asamblea General
y sus otros cuerpos de gobierno, tiene la facultad para nom-
brar y establecer debidamente Comisiones de Derechos Hu-
manos tanto en los presbiterios como en los sínodos y la
propia Asamblea General.

Estos organismos de la Iglesia buscarán la relación y


apoyo de instancias oficiales como la Comisión Nacional
de Derechos Humanos, las Comisiones estatales y de las
Organizaciones de las Naciones Unidas, la OEA, y de otras
agencias afines a estos propósitos como Amnistía Interna-
cional y otros; y por el lado religioso, el consejo y los ofi-
cios de la Alianza Reformada Mundial y de la Asociación
de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Lati-
na (AIPRAL) y otras entidades defensoras de los Dere-
chos Humanos.

Artículo 37.- Por todo ello, la Iglesia Nacional Presbiteriana


de México, A.R. se suscribe y adhiere a la Declaración
Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asam-
blea de las Naciones Unidas, ellO de diciembre de 1948.
(ver apéndice).

56

1I II
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Capítulo IV

De la familia

Apartado A.- Relaciones Familiares

Articulo 38. - Las Sagradas Escrituras conceden y recono-


cen un lugar prominente y de honor al hogar ya la familia
humana, toda vez que esta institución social fue estableci-
da por Dios, como el núcleo fundamental de la sociedad en
general y del Pueblo Escogido y de la Iglesia de Cristo en
particular.

Dentro de esta Institución de origen divino, el hombre


y la mujer dotados por Dios, de sexos complementarios, al
vivir como pareja un ida en amor por los lazos sagrados del
matrimonio cristiano, coadyuvan el uno con el otro para el
logro de su plenitud como seres humanos y al perfecciona-
miento físico, moral y espiritual como cónyuges y como
seres creados por Dios a su imagen y semejanza, para la
conservación del género humano, la unidad de la familia,
el apoyo mutuo, el compañerismo como pareja y como se-
res responsables ante Dios, la Iglesia y la sociedad. Y ante
el advenimiento de los hijos quienes han de ser reconoci-
dos como herencia y provisión del mismo Dios quien asi-
mismo, permite a los esposos adquirir la "suprema magis-
tratura", privilegios y responsabilidades de ser padres de
familia, a fin de que todos juntos como hogar cristiano,
unidos en el vínculo del amor, sirvan al Señor bajo la disci-
plina y luz desu Palabra y la dirección del Espíritu Divino
y de este modo, se constituyan, como familia cristiana, en
57

1I II
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baluarte y acción transformadora de Dios en medio de la


sociedad y de la Nación.

Artículo 39. - El lugar de los esposos. Las Sagradas Escri-


turas afirman que el matrimonio es un pacto entre ambos
cónyuges ante Dios y por tanto "es digno de honra entre
todos" y es el medio lícito, moral y adecuado de acuerdo al
Plan de Dios, para la formación de la familia y del hogar.
La familia y el hogar se inician con el reconocimiento fun-
damental del lugar de los esposos para dicha formación, al
unirse en matrimonio delante deDios, la Iglesia y la socie-
dad.
* Gen.2: 23-24; He. 13: 4.
Artículo 40.- Previamente a la unión matrimonial cada hom-
bre y cada mujer que pretenden contraer nupcias, deberán
conocerse y tratarse de la mejor manera posible y en el
período del noviazgo, comportarse decentemente yen or-
den, con el fin de lograr una afinidad e identificación com-
pleta, sincera y profunda que los pueda llevar a la forma-
ción de lo que la Bibl ia indica diciendo "así que no son ya
más dos, sino una sola carne".
* Gn. 2: 23; Mt. 19: 4-6; Ef. 5:31.
Artículo 41.- El concepto cristiano del matrimonio basado
en la Palabra de Dios es que la relación conyugal entre
esposos es (mica y exclusiva. El esposo es sólo para la es-
posa y la esposa sólo para el esposo "hasta que la muerte
los separe".
* Mt. 19: 6; Ro. 7: 2-3.

58

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Articulo 42.- La relación matrimonial o conyugal es una,


integrada por varios factores que los esposos deben reco-
nocer para vivir y convivir como esposo y esposa a saber:
(a) El amor verdadero y profundo, engendrado por el amor
de Dios para con los seres humanos (b) la comprensión y
aceptación mutua de caracteres, (e) El respeto mutuo y el
apoyo del uno para con el otro, "Ya no son más dos, sino
una sola persona", (d) La relación conyugal marido y mu-
jer sana y normal expresada en una entrega completa de
los esposos y (e) sobre todas las cosas la grata y sincera
búsqueda de la presencia y dirección del Señor para garan-
tizar la permanencia e indestructibilidad y la armonía del
matrimonio, todo lo cual expresará la seriedad y dignidad
de los esposos vivida en plenitud de gozo permanente.
* Gen.2: 24 (Dios habla hoy)
Articulo 43.- Se espera y se demanda de los esposos que
han sido unidos con los lazos de un verdadero amor y fe en
el Señor, acto que la Iglesia respaldó y participó en la cere-
monia nupcial, que los esposos ahora unidos con la bendi-
ción de Dios, se vinculen y sirvan con más ahínco y entu-
siasmo a la Iglesia y mantengan una fe dinámica y un testi-
monio efectivo de servicio al Señor, como una familia y
como un hogar en medio del cual la bendición más grande
es la presencia del Señor.

Articulo 44. - La sujeción de la familia.- Considerando que


la familia, es el núcleo fundamental de la sociedad huma-
na; de manera muy particular, dentro de la familia cristia-
na, debe ser el mejor lugar de convivencia, relaciones es-
trechas, abierta comunicación, confianza, respeto y amor
59

1I II
_JI IL

entre todos los miembros que la constituyen, como son los


padres y los hijos, yen algunos casos, otros familiares cer-
canos. Debe prevalecer de acuerdo con las Escrituras, la
norma de orden y autoridad, obediencia y amor primera-
mente a Cristo y consecuentemente de los unos y los otros.
Así, los esposos, como tales son llamados a amarse, respe-
tarse y darse protección mutua. Y aunque se establece al
varón como cabeza de la familia, y jefe del hogar, esto no
implica superioridad absoluta sino orden y principio de
autoridad ejercida en el amor de Cristo y en conjunto con
la esposa ya que en ambos descansa la responsabilidad del
cuidado de la familia.

Por otra parte, de igual modo las Escrituras, piden, ex-


hortan y establecen la sincera sujeción, obediencia y res-
peto de los hijos, dentro del temor del Señor y la disciplina
de la Palabra de Dios.
* Ex. 20: 12; Ef. 5:21 a16: 4; Co1.3: 20
Artículo 45.- La unidad indestructible de la familia. Las
buenas relaciones entre padres e hijos y viceversa, fortale-
cidas por el amor, respeto y apoyo de los unos con los otros
producirán un efecto sublime y permanente y que hoy en
día ante las crisis de la familia, es un don y testimonio de la
bendición del Señor, a saber la unidad y armonía de la fa-
milia como signo de la dignidad de los hogares que forman
la Iglesia del Señor Jesucristo.
* Sal. 127 y 128
Artículo 46.- Cuando algunos parientes convivan con la
familia en el hogar cristiano. El trato a los suegros, ancia-
60

1I II
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nos, abuelos, parientes cercanos, deberá ser un trato hu-


mano y cristiano, respetuoso y cordial y un amor efectivo
que los fortalezca y edifique la vida cristiana de toda la
familia.
* Rt. Caps. I al 4
Articulo 47.- Dado que, dentro de nuestra sociedad con-
temporánea acosada por la violencia, falta de comprensión,
odios y maltrato en la vida familiar, las mujeres son parti-
culannente objeto de dicha violencia, muchas veces por
parte de sus propios cónyuges, pero también por parte de
otros sujetos nocivos de la sociedad quienes ejercen vio-
lencia, bien sea por acoso sexual, violaciones, golpes yaun
asesinatos, que en la mayoría de los casos quedan impu-
nes. Es de esperarse que dentro de la Familia de Dios, y
conforme a la valoración que las Escrituras le conceden a
las mujeres que los creyentes varones respeten, tengan en
alta estima y reconocimiento a las mujeres bien sea en su
calidad de esposas, madres, hermanas, hijas o simplemen-
te por el hecho de ser mujeres, desterrando siempre cual-
quier indicio de violencia familiar y en particular contra
las mujeres y los niños y en general, contra todo aquello
que atente contra la creación de Dios.
* Pr. 31: 10-31; Ef. 5: 25-33; l P. 3: 1-7
Articulo 48.- El hogar y la familia cristiana en la comuni-
dad. Puesto que los creyentes son como "luminares en el
mundo", cada miembro de la familia es llamado a convivir
con respeto y armonía con sus vecinos y personas que se
relacionan o visitan el hogar cristiano. Por otra parte, los
miembros de la familia cristiana como testimonio de su fe
y entrega al Señor son llamados a buscar y trabajar por el
61

1I II
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bien y superación de la comunidad en donde viven y con-


viven con los demás. Es decir, que no serán pasivos e indi-
ferentes en la búsqueda y esfuerzos colectivos para la vida
en comunidad y ante la Nación
* .Fil. 2: 12-18; Mt. 5: 13-16; 1 P. 3: 14-16
Apartado B.- Sobre el Divorcio

Artículo 49.- Por otra parte reconocemos que, la familia


cristiana evangélica, en medio de las crisis que sufre la
sociedad actual sobre la falta de unidad y estabilidad de la
familia en general, también enfrenta el peligro y la amena-
za del divorcio y en consecuencia, la ruptura del vínculo
matrimonial, el resquebrajamiento del hogar y el sufrimiento
de los hijos y de los mismos esposos, por causa de la sepa-
ración.
a).-Es en estas circunstancias cuando la Iglesia en su fun-
ción pastoral y terapéutica es llamada a:
1) Fortalecer la vida familiar a la luz de la Palabra de
Dios y la práctica vigorosa de la vida cristiana.
2) Ejercer el ministerio de asesoría pastoral y matrimo-
nial.
3) Robustecer la convivencia, trato y relaciones cristia-
nas sobre todos los miembros de la comunidad de la fe.
4) Advertir de los peligros y amenazas de las relaciones
extramaritales y las consecuencias desastrosas en el caso
de llegar al divorcio por la infidelidad.
5) Poner el mayor énfasis en las enseñanzas bíblicas.
6) Luchar hasta donde sea posible para evitar entre los
cónyuges el llegar al divorcio.
7) Buscar siempre que sea posible la reconciliación.
62

1I II
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b). -Las Sagradas Escri turas y las Confesiones Reformadas


de nuestra Iglesia (Confesión de Fe de Westminster, Cap.
24) al reconocer posibles casos de divorcio entre miem-
bros de la familia cristiana, establecen que las causales re-
conocidas para proceder a la ruptura del vínculo matrimo-
nial son:
1.- El adulterio (o la fornicación) consumado y probado
fehacientemente.
2.- La deserción o abandono del hogar en forma contu-
maz.
3.- El abuso sexual, violación y violencia sexual.
4.- El contagio premeditado e intencionado de enferme-
dades venéreas en contra del cónyuge

c).-En estos casos la parte inocente una vez definida la si-


tuación del divorcio y de acuerdo también con las disposi-
ciones del código civil, puede contraer nuevas nupcias.

d).-En aquellos casos comprobados de adulterio, fornica-


ción, abuso y violencia sexual, los tribunales de la Iglesia,
pueden proceder a abrir un proceso disciplinario y dar las
sanciones del caso.
* Gn. 34: 14; Lv. 18: 24-28; DL 24: 1-4; Neh. 13: 25-27;
Esd. 10: 3; Ro. 7: 2-3; 1 Co. 5: 1; 2 Co. 6: 14; Mr. 6: 18;
Mt. 5: 31-32; Mt. 19: 6-9.

63

1I II
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Capítulo V

De la dignidad y Derechos Humanos de la mujer

Artículo 50. - Las Sagradas Escrituras conceden a la mujer


un lugar de honor, dignidad y respeto, por ser ella junto
con el varón, creación misma de Dios y ambos hechos a la
imagen y semejanza del Creador para cumplir los divinos
designios de formar el núcleo fundamental de la sociedad
humana, a saber, la familia, para que juntos sean los admi-
nistradores y seres responsables del bien y preservación
del género humano en particular, y de toda la creación con
toda su biodiversidad y ecosistemas en general.
* Gn. 1: 26-31; 2: 18-25.
Articulo 51. - La creación de la mujer por obra y acción
directa de Dios constituyó un acto de la bondad y sabiduría
de Dios para complementar "la soledad del varón" y cons-
titui.rse en compañera idónea para él, otorgándole caracte-
rísticas y facultades tanto físicas como morales yespiritua-
les propias para cumplir los designios de Dios en cuanto a
la conservación del género humano. Entre estas facultades
provistas por la sabiduría de Dios, sobresale el don mara-
villoso de la maternidad, la delicadeza así como su fortale-
za moral y espiritual y la perspicacia propia de su mente y
género femenino.

Artículo 52.- Aunque se reconoce en las Escrituras la suje-


ción de la mujer al varón en la relación matrimonial y de
familia, en base a un reconocimiento de autoridad; sin
embargo, en ningún caso las mismas Sagradas Escrituras
65

1I II
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menosprecian o subestiman delante de Dios a la mujer como


ser humano por ser portadora igual que el varón de la ima-
gen y semejanza del Creador lo que les da a ambos digni-
dad y valor idénticos como criaturas de Dios.

Artículo 53.- El Pueblo de Dios en el Antiguo Testamento


y la Iglesia del Señor Jesucristo en el Nuevo, le conceden a
la mujer un reconocimiento indiscutible no sólo como
miembro e integrante de ese pueblo dentro del Antiguo
Pacto o de la Iglesia dentro del Pacto de la Gracia y en el
Plan Redentor de Dios, sino que también le reconocen y le
conceden el desempeño de funciones y tareas en favor de
ese Pueblo o de la Iglesia. Así: Eva, es la madre original de
los seres humanos; María, hermana de Moisés y Aarón, es
Profetisa; Rut la moabita, no obstante ser extranjera, será
pariente lejana de Jesús; HuIda, es Profetisa; Ester se des-
empeña como Reina de todo un imperio.

En el Nuevo Testamento María, la madre de Jesús;


María Magdalena y otras mujeres que servían a Jesús; Febe,
diaconisa en la población de Cencrea; Priscila junto con su
esposo Aquila, predicadores en tiempo de Pablo, etc. En
todas estas funciones, las mujeres han puesto de relieve no
sólo su naturaleza femenina sino el cumplimiento de su
vocación y de sus tareas con dignidad y hondo sentido de
responsabilidad dentro de los planes de Dios y de su Rei-
no.
* MI. 1: 5; Lc. 8: 1-2
Artículo 54.- La mujer en general, y la mujer cristiana en
particular, no solo como esposa, madre, compañera y ayu-
66

1I II
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da idónea, consejera, maestra y guía de la familia, demues-


tra su particular vocación para esas tareas en la sociedad y
en la Iglesia sino también hoy en día, en otros territorios
del quehacer humano, como son la educación, la ciencia,
la política, la economía, las comunicaciones, etc., la mujer
de igual modo, ha dado evidencias muy reconocidas de su
capacidad y entrega para el cumplimiento de estas respon-
sabilidades y ejercicio profesional que hoy demanda la
sociedad y la Iglesia también.

Artículo 55.- Partiendo de la base de que la Biblia, como la


Palabra escrita de Dios con toda su autoridad, le otorga a
la mujer un reconocimiento definido de su lugar como cria-
tura de Dios, también la Comunidad Internacional, a tra-
vés de entidades de reconocida autoridad, tales como la
Organización de las Naciones Unidas, (ONU) y otras, re-
conocen el valor e importancia de la mujer y por ello se
han delineado y proclamado los Derechos Humanos de la
Mujer. (ver apéndice Los derechos de la mujer, proclama-
dos por la ONU).

Articulo 56. - La Iglesia Nacional Presbiteriana de México,


por su parte, se adhiere y reconoce todos estos Derechos
Humanos de la Mujer, toda vez que de algún modo, dichos
Derechos mantienen el espíritu del mensaje bíblico con-
signado en las Sagradas Escrituras, de reconocimiento y
respeto a la mujer por ser junto con el varón creación mis-
ma de Dios.

67

1I II
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Capítulo VI

De los niños de la Iglesia

De acuerdo con las bases, bíblico-históricas de que los ni-


ños sin distinción alguna ocupan un lugar central y no peri-
férico en la vida y estructura de la Iglesia, y de acuerdo con
el ejemplo de nuestro Salvador, consideramos y reconoce-
mos que los niños ocupan un lugar primordial y de alta
prioridad dentro de la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México, A.R. a quienes se les debe dar un lugar central
considerando la adecuada aplicación de normas de disci-
plina pedagógica que coadyuven a su educación, nutrición,
crecimiento integral y reconocimiento como seres huma-
nos e hijos de Dios como lo enseñan y lo sostienen las
Sagradas Escrituras; por tanto, nadie mejor que la Iglesia
del Señor Jesucristo para exaltar los Derechos del Niño
enseñados en las Sagradas Escrituras y proclamados por la
Organización de las Naciones Unidas culminando este re-
conocimiento con su lugar central en el Cuerpo de Cristo
como "hijos del pacto". (ver apéndice Delcaración de los
derechos del niño de la ONU).
* Ex. 1: 17; Prov. 22: 6; Sal. 8: 2, Mt. 11: 25, 18: 2-5, 18:
13-14; Mr. ID: 13-15; Lc. 10: 21, 18: 15.

Articulo 57.- De la concepción, gestación y nacimiento de


los niños. Afirmamos el derecho de nacer y a la vida de
todo niño, por cuanto Dios es el Autor mismo de la vida de
todos los seres humanos hechos a la imagen y semejanza
de su Creador.
* Gen. 1: 26-27
69

1I II
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Artículo 58.- Rechazamos el aborto, como una forma gene-


ralizada uti lizada por algunos padres para resolver proble-
mas de "niños no deseados", toda vez que dicho acto (el
aborto-legrado) es un acto punitivo contra la vida concedi-
da por Dios y no es éste un método de planeación familiar,
como es considerado por algunos sectores de la sociedad.

Artículo 59.- Durante el período de la gestación y del em-


barazo, se deberá instruir a ambos padres para que no sólo
esperen al hijo o hija por nacer con todo amor, cuidado y
seria atención, sino empezar los preparativos para una buena
educación cristiana para ellos y aún para el ser intrauteri-
no, toda vez que dicha educación incipiente influirá sobre
el niño que va a nacer.

Artículo 60.- Todo niño o niña que nace en una familia


cristiana, tiene el derecho de cariño, amor, respeto y pro-
tección y sobre todo del reconocimiento por parte de sus
padres y de la comunidad cristiana de que los hijos son
herencia de Jehová.
* Sal. 127: 3.
Artículo 61.- Toda niña o niño, hijo de padres cristianos
tiene el derecho de ser bautizado. El tiempo recomenda-
ble, para la ministración de este sacramento podrá ser des-
de sus primeros días de nacido hasta los once años como
máximo y de este modo, declarado públicamente como
"hijo del pacto" yen consecuencia perteneciente al Pueblo
de Dios, sin ser todavía miembro formal y activo de la Igle-
sia. Sin embargo, la responsabilidad bíblica de instruir a
los niños en el Señor, darles a conocer el significado de ser
70

1I II
_JI IL

hijos del pacto y prepararse para que al alcanzar la edad y


convicción suficientes, hagan su propia profesión de fe,
corresponde a los padres o tutores y a la misma Iglesia.

Artículo 62.- Corresponde a los padres de los niños de la


Iglesia, dentro del hogar cristiano, la obligación de propi-
ciar y sostener una atmósfera familiar positiva, de unidad,
trabajo, respeto, de fe, de amor a las Escrituras y de amor a
Dios y al Señor Jesucristo y a la Iglesia, no descuidando su
propia responsabilidad evangelizadora para con ellos con
el fin de que su entrega al Señor, sea una experiencia viva,
real y gozosa acerca de su relación con Dios. Todo ello
para la edificación y desarrollo integral de ellos como hi-
jos de Dios e hijos del Pacto.
* Hch. 2: 39, 16: 31
Articulo 63.- De igual modo es una responsabilidad ypri-
vilegio de los padres cristianos dirigir, encauzar, corregir y
disciplinar en el Señor, a sus hijos cuando el caso así lo
requiera, toda vez que como seres humanos en crecimiento
y formación e inclinaciones propias de la naturaleza huma-
na por causa de la caída, los niños necesitan la corrección
y la disciplina de padres que amen verdaderamente a sus
hijos.
* Prov. 3: 11-12; He. 12: 3-11
Articulo 64.- Niños castigados y maltratados con violen-
cia. De conformidad con todo lo anterior, en ningún caso
los padres cristianos deberán corregir, castigar y maltratar
con violencia a sus hijos y menos a niños ajenos.

71

1I II
_JI IL

No atentar contra la vida misma de ellos, causándoles no


sólo heridas, laceraciones y marcas fIsicas sino lo que es
peor, traumas psicológicos, morales y espirituales que per-
duran por toda la vida.

La Iglesia dará siempre orientación a este respecto a


los padres con el propósito de evitar el maltrato a los niños
de parte de los padres impulsados a actuar con violencia.

Artículo 65.- Niños de la Calle. De igual modo, la Iglesia


dentro de sus programas y acciones de convivencia fami-
liar, social y pastoral, orientará a los hogares que la forman
con el fin de evitar siempre, que los niños de familias cris-
tianas se vayan del hogar por violencia familiar y se cons-
tituyan así en niños de la calle, afectando de este modo, la
vida del hogar, de la misma Iglesia y de la sociedad.

Por otra parte, también la Iglesia es llamada a


implementar programas y acciones que respondan dentro
de su misión integral, a niños huérfanos, abandonados y
maltratados que hoy en día viven en las calles, expresando
así con palabras y hechos el amor de Cristo por los niños.

Artículo 66.- Los niños de la Iglesia tienen el derecho y


privilegio de recibir de ésta la atención, cuidado yeduca-
ción propia y adecuada desde el Departamento de CUIla.
Esto a través de la acción pastoral y del Programa de Edu-
cación Cristiana de la misma Iglesia, como parte de la dis-
cipl ina y formación pedagógica.

Artículo 67.- La Iglesia a través de su Ministerio Docente


proveerá aquellas formas adecuadas para dar la mayor aten-
72

1I II
_JI IL

ción a los niños, a través de la Escuela Dominical, Depar-


tamento Bíblico Infantil, Coro Infantil, Club Bíblico In-
fantil, Escuela Bíblica de Vacaciones y la Iglesia en gene-
ral, todo lo cual conduzca a que el niño haga su decisión
por Cristo y su servicio a la Iglesia.

Artículo 68. - En cuanto a instalaciones propias para la edu-


cación, atención y cuidado de los niños, la Iglesia pondrá
todo su interés y hará los mejores esfuerzos para que los
locales (salones, aulas, etc.) asignados a los niños, sean los
de mayor importancia para lograr una atmósfera saludable
y agradable y en consecuencia mejores resultados en la
educación cristiana de ellos. Asimismo la Iglesia proveerá
los recursos económicos, materiales y ayudas didácticas
más apropiadas para la educación integral de los niños.

Articulo 69.- La Iglesia hará los mayores esfuerzos para


que haya una estrecha relación y cooperación entre los
hogares de los niños y la propia Iglesia, con el fin de propi-
ciar siempre un clima y atmósfera de amor fraternal, entre-
ga y servicio a Cristo y a su Causa, lo cual influirá en la
formación integral de los niños.

Artículo 70.- La Iglesia, para mayor coherencia y plena


identificación, estimulará y promoverá la participación de
los niños en los cultos, bien sea dedicando un tiempo en el
culto general cada domingo o dando lugar en fechas espe-
ciales o específicas para que los niños participen en los
cultos con cantos, textos bíblicos, etc. Por su parte los pas-
tores también deberán predicar con frecuencia sermones
infantiles propios para ellos.

73

1I II
_JI IL

Artículo 7J.- La Iglesia dará lugar también a los niños para


que sirvan al Señor y a su Iglesia, dándoles tareas de acuer-
do a sus edades, como visitas a personas en necesidad, o
en el Coro Infantil, en la comunicación del Evangelio, en
la participación en dramas de Navidad, Semana Santa, etc.
Asimismo podrán darse oportunidades para que los niños
desarrollen actividades sociales y trabajos comunitarios
para su aprendizaje y práctica de amor al prójimo y la res-
ponsabi lidad social de la Iglesia. Recuérdese que el mismo
Señor usó los dones de los niños en su propio Ministerio y
éstos siempre estuvieron dispuestos a responder al llama-
do del Señor. Reafirmamos que los niños también pueden
estar al servicio de Cristo, de su Iglesia y de la comunidad.

Artículo 72.- Consideramos que muchas veces los niños de


la Iglesia invitan y llevan niños nuevos a la Iglesia, (Cul-
tos, reuniones, escuela bíblica de vacaciones, etc.) ésta
deberá propiciar un ambiente y trato afable, cordial y fra-
ternal con los niños invitados, con el fin de darles confian-
za y un ambiente propicio de cariño y reconocimiento y de
este modo, puedan estos niños coadyuvar para que sus pa-
dres vengan también al conocimiento de Cristo, y se inte-
gren a la Iglesia.

Artículo 73.- Asimismo como una etapa culminante en el


desarrollo de los niños, la Iglesia les proveerá de la prepa-
ración docente adecuada como catecúmenos para que a
partir de la edad de los 12 años en adelante hagan su profe-
sión de fe en el Señor Jesucristo y de este modo, vengan a
ser miembros activos y en plena comunión de la Iglesia,
pasando así de la niñez a la etapa adolescente y de la ju-
ventud.
74

1I II
_JI IL

Capítulo vn
De los miembros de la Iglesia

Artículo 74.- La Iglesia Nacional Presbiteriana de México,


A.R. reconoce la importancia y el valor esencial de los cre-
yentes en Cristo Jesús constituidos como miembros en ple-
na comunión de una iglesia local debidamente organizada
ya que ellos constituyen la base formativa dentro de la na-
turaleza y misión del Cuerpo de Cristo, junto con sus pas-
tores y oficiales. Los miembros como personas y no tanto
como un número, al formar la comunidad cristiana consti-
tuyen con sus familias el Pueblo de Dios, el cual también
es parte integrante del Reino de Dios. Los creyentes, al
quedar debidamente recibidos y registrados como miem-
bros en plena comunión de la Iglesia, se les otorgan privi-
legios y asumen responsabilidades ante el Señor, las auto-
ridades eclesiásticas y ante la propia comunidad, esperán-
dose de ellos una conducta normal cristiana y el manteni-
miento de relaciones fraternas y constructivas C011 los miem-
bros del Cuerpo de Cristo.

Artículo 75.- Se denomina miembro en plena comunión de


la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R., a toda
persona que habiendo aceptado al Señor Jesucristo como
su personal Salvador y Señor de su vida, asiste y participa
en los cultos y actividades de una iglesia o congregación
local; expresa su voluntad de ser recibido formalmente
como creyente y ser registrado en dicha iglesia local.

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1I II
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La Constitución de la Iglesia, reconoce cuatro formas


de recepción de un creyente como miembro en plena co-
munión que son:
1) Por bautismo y profesión de fe (generalmente creyen-
tes adultos)
2) Por profesión de fe (generalmente jóvenes que fueron
bautizados en su niñez)
3) Por carta de traslado
4) Por testimonio
Nota: Para las obligaciones y privilegios de un miembro en plena comu-
nión, consultar este asunto en la Constitución de la Tglesia.

Por tanto, todo miembro en plena comunión que ha sido


registrado como tal, en el Libro de Registro de Miembros
y asiste y participa en los cultos regulares de la Iglesia yen
las actividades de la misma como son: la escuela domini-
cal, los cultos dominicales y de la semana y toma parte en
las organizaciones, programas y proyectos; y contribuye
con sus diezmos sistemáticamente, ofrendas especiales,
oración diaria y entusiasmo ferviente, junto con su familia
en la vida de la Iglesia, es reconocido como un miembro
activo, de manera muy específica.

Al ser recibido un creyente como miembro en plena


comunión de una iglesia local, el consistorio deberá pro-
porcionarle un certificado como tal, debidamente firmado
y sellado por los responsables de la iglesia. Una iglesia
local para mejor identificación de sus miembros puede ex-
tenderles una credencial personal con foto, debidamente
requisitada.

76

1I II
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Articulo 76.- Por tanto, toda persona, mujer o varón cre-


yente que se recibe en la iglesia, de acuerdo con alguna de
las maneras señaladas por el Libro de Gobierno, (Art. 66)
como miembro en plena comunión, se compromete ante el
Señor a cumplir los deberes indicados en la Palabra de Dios
y que se estatuyen tanto en la Forma de Gobierno como en
este Libro de Disciplina.

Articulo 77.- Asimismo todo miembro de la iglesia debe


estar bien informado y consciente acerca de los privilegios
y derechos que se les conceden como miembro en plena
comun ión de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México;
sin embargo, estos derechos deberán usarse oportuna y efi-
cazmente con toda sabiduría, prudencia, atingencia e im-
parcialidad para el bien de toda la comunidad cristiana.
Deberá tenerse mucho cuidado para no interferir en los
derechos de los demás, "ni tener más alto concepto de sí,
que el que debe tener". Si fuera necesario defender estos
derechos, lo hará siempre por los conductos adecuados (ver
inciso 610 referente a jurisdicción en conceptos generales)
y los procedimientos cristianos justos y legales, cuando
fuere el caso; evitando siempre con el mayor esfuerzo sem-
brar la discordia y provocar conflictos y divisiones entre
los miembros del Cuerpo de Cristo.
* Ro. 12:2
Articulo 78. - Todo miembro en plena comunión de la igle-
sia, debe tener presente y reconocer firmemente que el Se-
ñor Jesucristo demanda su nutrición y crecimiento en la
vida cristiana y por ello debe estar siempre dispuesto y
decidido para hacer uso de los medios de gracia que el
77

1I II
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Señor ha puesto siempre a su alcance y disponibilidad. De


igual modo, a obedecer las ordenanzas de la Palabra de
Dios, como la santificación del Día del Señor (El Domin-
go), la asistencia regular a los cultos, la lectura y estudio
de la Biblia; el canto de himnos y alabanzas, el participar
regularmente la Cena del Señor, buscar y mantener el com-
pañerismo (Koinonia) con otros cristianos y hermanos en
la fe, ser servicial, compartir el evangelio, practicar la ma-
yordomía cristiana con relación al tiempo, el dinero, y los
dones y capacidades espirituales que el Señor le ha conce-
dido. Por tanto, debe alimentarse e instruirse en laPalabra
de Dios junto con todos los suyos para la edificación y
crecimiento integral propio y de la Iglesia de la cual forma
parte.

Artículo 79.- Considerando el compromiso contraído con


el Señor Jesucristo, Jefe y Cabeza de la Iglesia así como su
lealtad a la propia Iglesia Presbiteriana, todo miembro de
la misma debe alejarse de cualquier movimiento de des-
lealtad y desobediencia a la Palabra de Dios y esforzarse
por fortalecer su fe y creencia con el estudio serio de las
Sagradas Escrituras y el cuerpo doctrinal y teológico re-
formado que sostiene la Iglesia Presbiteriana. Por esto mis-
mo, debe evitar compromisos con grupos heréticos y
extremistas religiosos que puedan alejarlo de la verdad en
Cristo y menoscabar su dignidad como miembro del Cuer-
po de Cristo y deteriorar su relación con la Iglesia
Presbiteriana.

Artículo 80.- Todo miembro de la Iglesia Nacional


Presbiteriana de México, A.R., es llamado a expresar su
78

1I II
_JI IL

espíritu cristiano, fraterno y respetuoso, con los demás


miembros de la Iglesia y particularmente con los oficiales
de la misma, tanto pastores, (Ministros de Culto) como
ancianos de Iglesia y diáconos, atendiendo tanto su conse-
jo y dirección pastoral como alguna exhortación o amo-
nestación de estos oficiales puestos por el Señor para el
bien y buen orden del Cuerpo de Cristo. Pero por otra par-
te, se debe recordar que no obstante su investidura ecle-
siástica, no han dejado de ser personas falibles, por lo cual
debe orarse por ellos y con ellos, respaldando fielmente el
desarrollo de su dificil tarea de dirigir y gobernar la Iglesia
del Señor Jesucristo. Asimismo con espíritu firme en la
vida cristiana, debe evitar ofender o menospreciar las nor-
mas de disciplina cristiana. Si infortunadamente tuviese
conflictos con hermanos de la Iglesia, con espíritu de man-
sedumbre debe ajustarse al mandato de reconci liación acon-
sejado por el mismo Señor Jesucristo y evitar así proble-
mas mayores y desgarramientos inútiles en la Iglesia del
Señor
*Mt. 18: 15-17

Articulo 81.- Toda persona que se recibe como miembro


en plena comunión de una iglesia local queda bajo el cam-
po yjurisdicción del consistorio de la misma. Por ello, debe
cumplir todas las obligaciones y disfrutar sus privilegios.
(Salvo en los casos excepcionales en que una congrega-
ción dependa directamente del presbiterio)

Artículo 82.- Si alguna persona divorciada o madre soltera


solicita que se le reciba como miembro en plena comunión
de la iglesia, el consistorio de la misma deberá estudiar y
79

1I II
_JI IL

analizar el caso, y después de pláticas y entrevistas con


dicha persona, acordará con ecuanimidad lo más conve-
niente para la iglesia, guiado por las indicaciones propias
de la Palabra de Dios y el buen testimonio y sanas actitu-
des de esa persona.

Artículo 83.- Si alguna persona quese convirtiere al Señor


y desea ser miembro de la iglesia, siendo casada legalmen-
te, pero separada de su cónyuge no creyente por un año
como mínimo, el consistorio o el pastor, examinará el caso
y si se considera seriamente que no hubiere posibilidad de
conseguir la reconciliación o ladisolución matrimonial con
su cónyuge, y si dicha persona ha dado evidencias de su
conversión, podrá ser recibida como miembro de la mis-
ma.

80

1I II
_JI IL

Capítulo VIII

Beneficios de la Iglesia para con sus miembros

Apartado A. Ceremonias nupciales

Artículo 84.- La ceremonia nupcial, se podrá realizar entre


contrayentes, hombre y mujer, que profesan la fe evangéli-
ca; particularmente, entre contrayentes miembros de la igle-
sia local u otra Iglesia Presbiteriana o Evangélica, o en su
caso que cuando menos uno de los contrayentes sea miem-
bro de la Iglesia.
* 2 Co. 6: 14-18.
Artículo 85.- Los contrayentes que desean realizar matri-
monio en la Iglesia, para tal efecto deberán haber contraí-
do el enlace civil y presentar al pastor y/o al consistorio el
certificado correspondiente. Será necesario presentar por
escrito una solicitud al consistorio o cuerpo respectivo y
las indicaciones del caso sobre día, hora, orden del culto
etc.

Artículo 86. - Los solicitantes creyentes, para contraer rna-


trimon io rel igioso deberán someterse a un período de orien-
tación y preparación por parte del pastor o encargado de
una Iglesia o congregación, cuando menos cubriendo unas
tres entrevistas al respecto.

Articulo 87. - Por norma general, la ceremonia nupcial po-


drá realizarse en el templo, como un acto testimonial, de
alabanza y gratitud al Señor. Sin embargo, en casos espe-
81

1I II
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ciales (dado que este acto no es LUl sacramento) podrá


efectuarse en alguna casa particular o en algún lugar apro-
piado y conveniente.

Artículo 88. - Para oficiar la ceremonia nupcial, podrá rea-


lizar este acto regularmente un pastor ordenado, bajo cuya
jurisdicción está la Iglesia o congregación, o también, al-
gún anciano de iglesia, podrá ser habilitado por el presbi-
terio o por la directiva de éste al cual pertenece la iglesia o
la congregación, para que efectúe esta ceremonia. Se re-
comienda que el pastor u oficiante tenga preferencia.

Artículo 89. - Si un miembro de la iglesia fuere divorciado


y pretende contraer matrimonio, en segundas nupcias, el
consistorio analizará el caso detenidamente, y apoyado en
las razones justas en que fundamente su decisión, sobre
todo si se reconoce a dicha persona como la parte inocen-
te, podrá autorizar que esa persona contraiga matrimonio
religioso en la iglesia, previo enlace civil. (Confesión de
Fe de W. XXIV. 4 al C.)
*Mt.5:31-32

Artículo 90.- En el caso de que una pareja haya vivido ca-


sada civilmente pero que no se haya unido religiosamente,
y cuando menos uno de los cónyuges, sea miembro de la
Iglesia y/o creyente en el Señor, en cualquier tiempo ten-
drá derecho para celebrar la ceremonia nupcial en la pro-
pia iglesia si así lo solicitan ambos.

Artículo 91. - No se permitirá el matrimonio en la Tglesia y


aún fuera de su recinto a una pareja formada entre parien-
82

1I II
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tes o familiares consanguíneos cercanos, en primer o se-


gundo grado, dentro de la inmediata relación familiar. Siem-
pre se darán a la pareja las recomendaciones pastorales
apropiadas, y consejo pastoral.

Artículo 92.- No se permitirá el matrimonio en la Iglesia


en aquellos casos en que uno o los dos posible cónyuges
tuvieran inclinaciones adquiridas de anormalidades sexua-
les, tales como homosexualismo, lesbianismo, etc. En todo
caso, se darán a los interesados las orientaciones pastorales
del caso.

Apartado B. En cuanto al bautismo de infantes

Articulo 93.- Los niños, hijos de los miembros de la Iglesia


o hijos de cuando menos uno de los padres creyentes, po-
drán ser bautizados en cualquier edad de su etapa infantil
(desde los primeros días de nacidos y hasta los 11 años de
edad) ya que la Iglesia Presbiteriana acepta y practica el
bautismo infantil, con base en el concepto bíblico de que
los hijos de los creyentes son hijos del Pacto de la Gracia.
Ningún impedimento fisico o psicológico que padezcan los
niños, hijos de creyentes podrá ser obstáculo para que no
se les administre el bautismo.

Articulo 94.- Los niños, hijos de madres solteras podrán


ser bautizados, cuando haya evidencia de que la madre que
es miembro de la Iglesia, observa buena conducta. En caso
de que la madre no diere evidencia de una conducta acep-
table se pospondrá su bautismo hasta que los niños tengan
83

1I II
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la edad e inteligencia suficientes y ellos mismos acepten


los términos del Pacto de Gracia mediante una profesión
pública de su fe en Cristo y reciban así el bautismo cristia-
no en la Iglesia.

Artículo 95. - Aquellos niños que hayan sido adoptados le-


galmente o que estuvieren bajo la patria potestad de una
persona o familia cristiana en buenas relaciones con una
Iglesia Evangélica, podrán ser bautizados sin ningún im-
pedimento.

Artículo 96.- Los niños, hijos de personas no creyentes, no


podrán ser bautizados ya que este sacramento implica que
los niños son hijos del pacto y es una señal y signo del
nuevo nacimiento, la incorporación al Cuerpo de Cristo
por medio de un Pacto y porque el bautismo infantil (o de
adultos) no es un evento social.

Artículo 97.- En ningún caso de administración del bautis-


mo se requieren, en la Iglesia Presbiteriana, padrinos o
compadres, siendo este sacramento un testimonio y un even-
to ante la Iglesia congregada; tampoco se requieren testi-
gos especiales o acompañantes. La congregación será tes-
tigo de este acto.

Artículo 98.- En preparación para la administración de este


sacramento, los padres asistirán por lo menos a una plática
con el pastor o algún anciano de iglesia para su orientación
bíblica, fortalecimiento espiritual y pleno entendimiento
de este sacramento.

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1I II
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Articulo 99.- En todos los casos en los que se administre el


bautismo a los infantes, el pastor o el consistorio de la Iglesia
deberán solicitar exigir la constancia o acta nacimiento del
registro civi 1.

Artículo 100.- Para los trámites del bautismo de infantes


deberán los padres presentar una solicitud por escrito ante
el consistorio. Este cuerpo deberá por su parte proceder a
registrar dicho acto en el Libro de Registro de Bautismos y
dar el certificado correspondiente.

Articulo 101.- Podrá administrar dicho bautismo lUl pas-


tor, ya sea el pastor de la iglesia local, el pastor oficiante o
pastor invitado autorizado por el consistorio, o en su caso,
un anciano de iglesia habilitado por el presbiterio.

Apartado C. Cambios y traslados de miembros

Articulo 102.- Un miembro de la Iglesia Nacional


Presbiteriana de México, puede por causas propias y justi-
ficadas trasladar su situación de miembro a otra iglesia, de
preferencia Presbiteriana; en tal caso solicitará su carta de
traslado al consistorio de la iglesia de la cual es miembro
en plena comunión. Si no hubiera Iglesia Presbiteriana en
la localidad en donde va a radicar, solicitará a los dirigen-
tes de su iglesia, auxilio para establecer, tal vez en su pro-
pio hogar lU1 centro de estudio de la Palabra de Dios o
comenzar LUlamisión junto con su familia, a la brevedad
posible.

85

1I II
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Artículo 103. - El miembro de la iglesia que recibe carta de


traslado, continuará sometido a la jurisdicción del consis-
torio de la iglesia original a la que pertenece, hasta que sea
recibido formalmente como miembro de la iglesia para la
cual pidió su cambio. Durante el tiempo indicado, no ten-
drá ni voz ni voto en reuniones oficiales ni podrá ocupar
cargos oficiales. Si por alguna circunstancia devuelve el
certificado o carta de traslado antes de seis meses, el con-
sistorio deberá darle una carta de recomendación la cual
deberá presentar ante la iglesia del lugar en donde piensa
radicar pero no podrá registrarse como miembro regular
con el goce de todos sus privilegios y obligaciones a me-
nos que renuncie a su membresia con su iglesia original y
se llenen los trámites que establece la constitución de la
Iglesia. El consistorio que recibe avisará al otro de donde
procede el miembro.

Artículo 104.- Cuando una persona pierde su mernbresia


por ausencia de un año o más, solicitará del consistorio su
reingreso. En caso de cambiar de iglesia podrá ser recibido
por testimonio según lo establece la constitución de la Igle-
sia.

Apartado D. La administración de la Santa Cena

Artículo 105.- Este sacramento se administrará e impartirá


solamente a los miembros en plena comunión de la iglesia
que mantengan buenas relaciones y observen una conduc-
ta normal cristiana.

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Articulo 106.- Dado que este sacramento es un medio de


gracia que junto con los otros medios, como son la ora-
ción, la lectura de las Escrituras, asistencia a los cultos,
etc. coadyuvan para el crecimiento y fortalecimiento de
los creyentes en la vida cristiana, se espera que se adminis-
tre con la frecuencia y regularidad que cada iglesia local
considere necesario establecer. Se recomienda que cuando
menos pueda celebrarse dicho sacramento una vez al mes.

Artículo 107.- Este sacramento podrá administrarse a miem-


bros de otras Iglesias Evangélicas afines con los principios
doctrinales y litúrgicos de nuestra Iglesia, ya que nosotros
aceptamos el principio de "comunión abierta" puesto que
la Mesa no es la Mesa de la Iglesia sino del Señor Jesucris-
to.

Articulo 108. - Para obtener mejores resultados en la admi-


nistración de este sacramento, el pastor y el consistorio
deberán organizar los preparativos oportunos y necesarios
para el día que se celebre dicho sacramento, evitando al
máximo las improvisaciones de último momento. Si fuere
necesario se puede hacer previamente un ensayo de esta
celebración.

Artículo 109. - No se admin istrará este sacramento a perso-


nas que estén bajo alguna sanción disciplinaria que explí-
citamente determine su no participación en este sacramen-
to. A personas no creyentes y ajenas a la fe cristiana no se
les administrará este sacramento.

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1I II
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Artículo 110.- A aquellas personas recién convertidas que


están en preparación para recibirse como miembros en plena
comunión, se les deberá instruir y orientar para que tomen
la Cena, hasta que sean recibidos como miembros en plena
comunión,

Artículo 111.- Este sacramento podrá administrarse a los


hermanos o hermanas que por causa de enfermedad (y/o
moribundos) o impedimentos fisicos no pueden estar pre-
sentes en la iglesia al tiempo en que se imparte en forma
congregacional. El pastor con algún o algunos ancianos de
iglesia y miembros puede visitar a estos hermanos en sus
casas para impartirles este sacramento.

Artículo 112.- A los niños bautizados, hijos de creyentes


por ser "hijos del pacto", antes de haber realizado su pro-
fesión de fe, se les podrá administrar este sacramento cuan-
do, previamente, se les haya instruido en forma suficiente
acerca del significado de este sacramento, por los padres,
la iglesia y con la anuencia del consistorio.
*Exodo 12: 16-28

Artículo 113.- El orden del culto y la forma de actuar y de


vestir de los oficiales que van a participar en su adminis-
tración deberá ser lo más cuidadosa, ordenada y formal
dada la seriedad del sacramento.

Apartado E. De losfunerales de los miembros de la igle-


sia

La iglesia es consciente de que aunque la confianza en el


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1I II
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Señor y la esperanza gloriosa de la resurrección y la vida


eterna son una realidad actual para todos los creyentes en
el Señor Jesucristo, no obstante, la partida de LID familiar a
las mansiones eternas, por su ausencia fisica nos trae tris-
teza y sufrimiento. y es en estas circunstancias cuando los
familiares de los creyentes que han partido con el Señor,
requieren de la simpatía, apoyo, compañerismo y consuelo
de la Iglesia de Cristo.

Por ello, es de suma importancia que la iglesia exprese


oportunamente a los familiares de los hermanos que han
pasado a la presencia del Señor, su respaldo y compren-
sión para celebrar los funerales apropiados en tales cir-
cunstancias.

Articulo 114.- Los familiares del hermano o hermana que


partió con el Señor deberán avisar de inmediato al pastor
del deceso del familiar, e invitar al pastor e iglesia para la
celebración de un culto en la casa o en la capilla de alguna
agencia funeraria.

Articulo 115.- El pastor o los ancianos de iglesia deberán


preparar oportunamente un orden de culto y escoger los
elementos de este culto en la forma más apropiada y orde-
nada. (ver el libro de culto y liturgia)

Articulo 116.- Deberá haber por parte de los familiares,


una clara orientación y recomendación para el pastor acer-
ca del canto de himnos, el tiempo de que se dispone para el
culto, si son en su mayoría familiares creyentes o miem-
bros de la (s) Iglesia (s), etc.
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1I II
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Artículo 1/7.- En algunos casos, los familiares de los her-


manos que partieron con el Señor o por voluntad expresa
del hennano(a) mismo, quieren que el funeral se celebre
en forma muy íntima y privada sin ningún culto formal. En
estos casos el pastor deberá acceder a tal requerimiento.
Por otra parte, hay casos en que el hermano que partió ex-
presó su voluntad o sus familiares no desean que el cuerpo
se deposite en una cripta o sepultura sino que sea cremado
(o incinerado) y que sus cenizas sean depositadas en algu-
na urna o cripta especial, con un breve acto cúltico.

Apartado F. De las celebraciones de XV años y otros ani-


versarios

Artículo //8. - Cuando fuere el caso, la Iglesia podrá cele-


brar Cultos de Acción de Gracias por los 15 años de algu-
na señorita adolescente de la misma. Estos actos deberán
expresar el gozo, la gratitud y la fe en el Señor tanto de los
padres como de su hija adolescente evitando convertir ese
evento en un acto puramente social y sí, en un testimonio
de fe ante la Iglesia y la sociedad. Por otra parte, no es
costumbre en nuestra Iglesia celebrar estos cultos de XV
años en relación con adolescentes varones. Esto será deci-
sión de las familias.

Artículo 119.- Para la celebración de estos cultos, los pa-


dres de la señorita que cumple los XV años, deberán soli-
citar con tiempo el uso del templo así como presentar al
pastor y/o consistorio los posibles elementos que confor-
marán el orden del culto alusivo.
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1I II
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Articulo 120.- Se espera y se pide a los interesados que la


celebración social, bien sea en la casa de la señorita o en
algún otro sitio, se guarde la compostura, orden y testimo-
nio de una familia cristiana.

Artículo 121.- Para algunos otros cultos o celebraciones


especiales, tales como bodas de plata, de oro, o por haber
algún miembro, terminado una carrera profesional, etc.
a) Se deberá solicitar el templo con toda anticipación,
b) Presentar al pastor o al consistorio los elementos para
formar el orden del culto.
e) y celebrar dichos cultos con una sincera expresión de
acción de gracias y como testimonio cristiano ante la igle-
sia y la sociedad.

Apartado G De la tarea pastoral en beneficio de los miem-


bros de la iglesia

Artículo 122. - Cada Iglesia local tiene ante el Señor yante


los miembros de la congregación la responsabilidad de
cumplir un ministerio pastoral para guiar, alimentar, de-
fender, aconsejar y disciplinar con la Palabra de Dios y la
ayuda del Espíritu Santo a los creyentes en Cristo Jesús
bajo su jurisdicción.

Articulo 123. - La predicación de la Palabra. El mandato de


la predicación ha sido dado a toda la Iglesia y aunque el
pastor por razón de su ministerio asume esta tarea en for-
ma prioritaria, no obstante, también los oficiales y miem-
bros de la congregación pueden participar en tarea tan ne-
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1I II
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cesaria. Se espera que el mismo pastor y/o el Departamento


de Educación Cristiana instruyan a los oficiales y miem-
bros sobre el ministerio de la predicación.

Artículo 124. - La tarea de visitación. Reconocemos que


esta tarea de la Iglesia para con sus miembros y aun
simpatizadores de la fe evangélica, es uno de los aspectos
más necesarios, a la cual deberá darse toda la atención po-
sible. Yel desempeño de esta tarea está dirigido priori-
tariamente a los enfermos, a los miembros que se ausentan
de los cultos y actividades de la iglesia; a los miembros
con problemas de hogar, familia, trabajo, pobreza, indife-
rencia, desorientación, etc.

Artículo 125. - Aunque el pastor de una Iglesia es por moti-


vos de su oficio el primero en asumir esta tarea, sin embar-
go, como consistorio, deberán organizar el ministerio de la
visitación, formando grupos de miembros, o encomendan-
do esta tarea tanto a los ancianos como a los diáconos toda
vez que ésta, es parte de su tarea y ministerio.

Artículo 126.- Los resultados de un efectivo ministerio y


tarea de visitación serán siempre muy positivos y efectivos
no sólo por el hecho de que los hermanos visitados se sen-
tirán confortados y estimulados en su fe para participar en
los cultos y actividades de la iglesia, sino porque ellos se
sentirán más unidos y comprometidos con el Señor para
ser siempre miembros activos de la misma.

Artículo 127.- Aquellos que cumplen este ministerio debe-


rán de ser orientados por el pastor o el consistorio para que
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1I II
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las visitas hechas a los miembros, sean oportunas y de


acuerdo a las necesidades de los mismos.

Apartado H. Pastoral de consejería y consolación

Artículo 128. - Dado que muchos miembros de la Iglesia


enfrentan a diario problemas, dificultades, crisis, enferme-
dades, desorientación, etc. otro de los beneficios muy ne-
cesarios que la iglesia debe dar a sus miembros es la tarea
de consejería pastoral y ministerio de consolación. Tanto
el pastor como los oficiales de la iglesia deben asumir esta
imprescindible tarea que traerá confianza, seguridad, es-
peranza, claridad y gozo a los miembros de la iglesia.

En aquellos casos de orientación y consejería pastoral


que resultaren difíciles, el pastor o los oficiales de la Igle-
sia deberán recomendar la asistencia de especialistas, como
son: psicólogos, psiquiatras, consejeros matrimoniales,
médicos, consejeros laborales, etc.

Artículo 129. - La labor de consejería pastoral podrá


practicarse bien sea en la oficina pastoral, en el hogar o en
algún lugar apropiado que inspire confianza y permita una
atmósfera de paz y tranquilidad.

Apartado 1. El ministerio docente de la iglesia

Artículo J 30.- La Iglesia deberá implementar, estructurar


y aplicar dentro de su ministerio docente un vigoroso pro-
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1I II
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grama educativo para el fortalecimiento de sus propios


miembros y la vida cristiana de toda la comunidad eclesial.

Artículo 131.- Será necesario que para el logro del objeti-


vo anterior las iglesias locales así como los cuerpos ecle-
siásticos (consistorio, presbiterio, sínodo y Asamblea Ge-
neral) estructuren sabia y sól idamente su Departarnen to de
Educación Cristiana.

Artículo 132.- Tanto las iglesias locales como los cuerpos


eclesiásticos deberán estudiar a fondo la filosofía yobjeti-
vos de la educación, así como la teología de la Educación
Cristiana y aquellos técnicas y métodos más apropiados y
dinámicas dentro de la ciencia de la educación para el lo-
gro óptimo de resultados activos y permanentes dentro del
ministerio docente de la iglesia.

Artículo 133.- El ministerio docente y la aplicación de un


vigoroso Programa Educativo en la Iglesia deberán abar-
car: la Escuela Dominical, los Departamentos de niños,
intermedios (adolescentes), jóvenes y adultos; las organi-
zaciones de la iglesia tales como Sociedad Femenil, Socie-
dades de Esfuerzo Cristiano, los mismos oficiales (ancia-
nos y diáconos) y toda la iglesia en general, instruidos to-
dos en el significado de los sacramentos, el estudio y la
obediencia de la Biblia, la oración, la doctrina reformada
que sostiene nuestra Iglesia, la liturgia reformada, la mi-
sión evangelizadora y la responsabilidad social de la igle-
sia.

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1I II
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Capítulo IX

Oficiales de la Iglesia

Los oficiales de la iglesia según la forma de gobierno son:


a) Los ministros de la Palabra yde los sacramentos (minis-
tros del culto o pastores) b) Los representantes del pueblo
o ancianos de iglesia y e) los diáconos.

Articulo 134.- Privilegios y obligaciones. Para cada uno


de estos oficiales se establecen conforme a la Palabra de
Dios, privilegios y responsabilidades. El uso indebido de
los primeros y el incumplimiento de las segundas, merecen
normas disciplinarias las cuales se establecen con toda cla-
ridad en las Sagradas Escrituras.

Articulo 135. - La Iglesia mediante el ejercicio de su auto-


ridad, la cual le ha sido dada por el Señor Jesucristo, velará
celosamente para que las funciones de sus oficiales sean
observadas y practicadas a fin de evitar el reproche a la
conducta de dichos oficiales, o a la Santa Causa del Señor
y a su Santo Nombre.

Articulo 136.- Para esos oficios se elegirán miembros, cuyo


espíritu esté en concordancia con la palabra de Dios y como
resultado de ello, sean de fe sana, doctrina pura, consagra-
ción fuera de duda y muy buen testimonio dentro y fuera
de la iglesia.
* I Ti. 3: 1-10; Ti!. 1: 5-9

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Artículo 137.- Los candidatos electos a oficiales de la igle-


sia, deben ser sometidos oportunamente a una preparación
teórica y práctica de sus deberes y amplio conocimiento de
la Biblia y doctrina fundamental de la Iglesia, Forma de
Gobierno, Disciplina, Libro de Culto y Liturgia y todo lo
que coadyuve a su mejor desempeño. Esta preparación se
hará durante el tiempo de prueba del candidato, según lo
establece la Constitución de la Iglesia.

De los ministros de la palabra y de los sacramentos

Artículo 138.- Un ministro que es ordenado por un presbi-


terio está obligado delante de Dios, por su propia decisión,
a cumplir sus votos de ordenación. Si alguna vez difiere
con alguno de los principios que se establecen en la Confe-
sión de Fe de Westminster y otras Confesiones Reforma-
das o en la Forma de Gobierno y Disciplina o en el Libro
de Culto y Liturgia de la Iglesia Presbiteriana, debe decla-
rarlo así a su presbiterio. Si el presbiterio considera que
esto no es motivo de disensión o cisma, ni herejía, aceptará
esa declaración y no se volverá a hacer mención de ello (1
Ti. 1: 19). Pero si es lo contrario, el presbiterio tratará el
caso judicialmente.

Artículo 139.- Un ministro no debe enseñorearse sobre sus


compañeros ministros ni sobre la grey a su cuidado. Debe
ser buen ejemplo, perdonar las ofensas que recibe y buscar
la reconciliación entre las partes que estén enemistadas (1
P. 5: 1-4).

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Articulo 140.- Si a un ministro se le concede permiso defi-


nido para trabajar en alguna actividad dejando su ministe-
rio, quedará en receso de todos sus derechos de jurisdic-
ción presbiterial hasta que vuelva a su ministerio. Un mi-
nistro con permiso definido o indefinido, si asiste a la igle-
sia de su residencia, puede aceptar predicar cuando se le
invite. También puede oficiar invitado por el pastor o el
consistorio, de una Iglesia determinada.

Articulo 141.- Un ministro del evangelio deberá casarse


con una mujer idónea y de buen testimonio, que lo apoye
moral y espiritualmente en el desempeño de su ministerio
yen la formación de su propia familia.

Artículo 142. - Si un ministro llega a la edad de jubi lación,


tiene derecho a descansar de parte o de todos sus trabajos,
según él lo demande, y conservará los derechos ministeria-
les que le concede su presbiterio además del derecho de
jubilación.

Articulo 143.- Si un ministro solicita su carta de dimisión


por no sentirse satisfecho en la obra ministerial, el presbi-
terio le concederá permiso por dos años para que pruebe la
resolución que ha tomado. Si concluidos los dos años cree
que debe insistir en su empeño de separarse del ministerio
activo, el presbiterio le dará su carta de dimisión y borrará
su nombre de la lista oficial de ministros del presbiterio.
Asimismo el presbiterio al cual perteneció, informará tan-
to a los cuerpos eclesiásticos como a la autoridad civil co-
rrespondiente, la baja de dicho ministro.

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Artículo 144. - La iglesia o Institución de Servicio que utili-


za los servicios de un ministro, a causa de su ordenación y
con base en la Palabra de Dios y a fin de evitarle preocupa-
ciones económicas que le impidan cumplir totalmente su
ministerio, le cubrirá los honorarios adecuados y aquellas
prestaciones prescritas en la Ley Federal del Trabajo.

Artículo 145.- Los candidatos al santo ministerio al ser or-


denados como ministros de la Palabra y de los sacramen-
tos cambian automáticamente su jurisdicción de su consis-
torio al presbiterio.

Artículo 146.- El ministerio pastoral se ejercerá, a través


de una de las siguientes modalidades a saber:

1) Pastores con lIamamiento.- Son aquellos pastores que


han sido electos en reunión congregacional debidamente
convocada para tal objetivo. Como resultado de dicha elec-
ción el consistorio de la iglesia deberá tramitar ante el pres-
biterio propio el correspondiente llamamiento con todos
los datos del caso, de acuerdo al proceso constitucional.

Una vez hechos los trámites presbiteriales reglamenta-


rios correspondientes, estos pastores deberán ser instala-
dos por el presbiterio a través del Departamento de Servi-
cios Especiales o la propia directiva, para cumplir el perío-
do reglamentario de 5 años, renovable en base al acuerdo
de otra reunión congregacional.

2) Pastores comisionados.- Son aquellos pastores que, por


petición de una iglesia o nombramiento y acuerdo de un
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1I II
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presbiterio son designados a una iglesia para cumplir un


período regular de tres años.

Estos pastores tienen todas las prerrogativas y respon-


sabilidades de un pastor electo y llamado por una iglesia.
De igual modo, también deberán ser instalados. Dentro de
este rubro, también serán considerados aquellos pastores
nombrados o comisionados para servir en las instituciones
de la Iglesia, tales como el Seminario Teológico Presbite-
riano de México, otros Seminarios, Escuelas Bíblicas o Ins-
titutos o en Publicaciones El Faro o instituciones de ense-
ñanza o de salud, cargos ejecutivos o administrativos u otros
ministerios propios de la Iglesia.

3) Pastores oficiantes.
l. Concepto> Pastor oficiante es aquel ministro que supres-
biterio designa por un tiempo limitado, generalmente de
un año, para atender y ministrar las necesidades de una
Iglesia local (o congregación) que carece de los servicios
de un pastor ordenado.

2. Los objetivos y funciones= Las funciones del pastor ofi-


ciante serán principalmente las de:
a) Ministrar de acuerdo a sus posibilidades en coordina-
ción con el consistorio o directiva de una congregación.
b) Será el presidente del consistorio, por lo tanto presidirá
oficialmente las sesiones de este cuerpo, tanto ordinarias
como extraordinarias. Ninguna sesión regular del consis-
torio tendrá validez oficial sin que la presida el pastor ofi-
ciante, como es el caso de los pastores instalados en cada
iglesia.
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1I II
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e) De igual modo, también será responsabilidad del pastor


oficiante, presidir las reuniones congregacionales.
d) Asimismo, el pastor oficiante, deberá estimular, orien-
tar y coordinar los planes y programas de actividades de la
iglesia a su cargo, expresando siempre su interés simpatía
y capacidad pastoral para conducir la vida de la iglesia en
general y de los creyentes en particular. Por lo que su labor
de asesoría y atención pastoral será siempre de gran im-
portancia.
e) Por otra parte, el pastor oficiante, como representante
oficial del presbiterio y de la iglesia Nacional Presbiteriana
de México, A.R., deberá asumir todas las obligaciones le-
gales consignadas en la Ley de Asociaciones Religiosas y
Culto Público vigente en todo el país.
f) En casos de incumplimiento, falta de interés y atención
responsable de su parte, el presbiterio podrá: Exhortarlo o
removerlo si el caso así lo demanda. La propia iglesia en
caso de inconformidad también podrá así manifestarlo al
presbiterio y aún solicitar su remoción.
g) Puesto que esta función deberá ser considerada por la
iglesia y el propio pastor, como el ejercicio serio, cumpli-
do y responsable del ministerio cristiano, estos servicios
deberán ser reconocidos y compensados por la propia igle-
sia con la mayor simpatía. apoyo, generosidad y liberali-
dad. Aún más si las condiciones propias de la iglesia así lo
permiten, considerar el otorgamiento al pastor, de los be-
neficios laborales, legales.
h) Será obligación del pastor oficiante, estimular y orientar
a la iglesia para que en el menor tiempo posible, ésta cuen-
te con un pastor debidamente electo por la misma o comi-
sionado por el presbiterio.
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De igual modo, deberá informar periódicamente al presbite-


rio acerca de la vida y marcha de la iglesia a su cargo.

4) Pastores eméritos.- Son aquellos ministros de la pala-


bra y de los sacramentos que han ejercido un pastorado
efectivo en una o varias iglesias locales por un respetable y
considerable período de años (25, 30, 40, 50 o más años).
Los que han llegado también a una edad avanzada y
provecta, y se han acogido al beneficio de la jubilación y
que en reconocimiento a su trabajo digno y meritorio, el
consistorio de una iglesia en conjunto con el presbiterio al
cual pertenecen tanto la iglesia como dichos pastores, por
decisión y acuerdo de ambos cuerpos (consistorio y pres-
biterio) se acuerda y se declara públicamente por los mis-
mos, el reconocimiento y nombramiento de ellos, como
pastores eméritos de la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México, A.R.

La iglesia en la cual es reconocido un pastor emérito,


puede determinar los beneficios y privilegios que dicho
pastor recibirá de la iglesia, así como aquellas oportunida-
des de servicio que pueda tener.

En cuanto a la relación con el presbiterio, el pastor emé-


rito, continuará siendo miembro oficial y de número, pero
sin la responsabilidad activa de cumplir funciones ministe-
riales o de asistencia regular a las reuniones del presbite-
rio, a menos que él solicite voluntariamente participar en
alguna tarea propia a su condición de pastor emérito.

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5) Pastores Fraternales.- Son aquellos ministros ordena-


dos que expresan su deseo y voluntad a un presbiterio dis-
tinto al suyo, para colaborar con sus servicios ministeriales
en alguna iglesia o congregación o cumplir alguna función
dentro del presbiterio al cual ofrece dichos servicios. O
bien, un presbiterio puede invitar a un ministro que no es
miembro de dicho cuerpo, para que colabore dentro de su
campo, por un tiempo limitado de tres años, reconocida la
vocación, interés, ordenación, capacidades y servicios mi-
nisteriales de dicho pastor. Si después del tiempo limitado
de sus funciones y dados los frutos de su trabajo, su dedi-
cación y fidel idad, dicho pastor podrá tramitar su ingreso
como miembro pleno u oficial del presbiterio o este cuer-
po puede también tramitar su ingreso oficial si lo conside-
ra oportuno y necesario. Ninguna iglesia (consistorio) o
congregación, debe ocupar los servicios pastorales de un
ministro fraternal, sin la anuencia y autorización del pres-
biterio al cual pertenece dicha iglesia.

6) Copastores.- Se denomina con este concepto a aquellos


pastores que han sido electos y llamados por una iglesia o
comisionados por un presbiterio para prestar sus servicios
ministeriales en conjunto con otro u otros pastores de una
misma iglesia.

En esta designación se pueden dar las modalidades siguien-


tes:
a).- Copastor opastor adjunto o asociado. - Es el caso cuan-
do se reconoce por la iglesia y el presbiterio, a un pastor
titular y al otro pastor o pastores subalternos como adjun-
tos o asociados.
102

1I II
_JI IL

b}» Copastores plenos> Es el caso cuando en una iglesia


ejercen su función ministerial dos o más pastores, en igual-
dad de circunstancias, sin distingos de rango o personali-
dad, asumiendo de este modo, responsabilidades, compar-
tidas en diferentes aspectos pastorales de una iglesia, sien-
do de esta manera propiamen te, copastores o pastores com-
pañeros que forman el equipo pastoral de una iglesia.

En todo caso los copastores de una iglesia son miem-


bros de un mismo presbiterio.

En reuniones de consistorio, deberán alternarse para


presidir dichas reuniones.

Los copastores, al igual que los pastores titulares, bien


sea que ejerzan su ministerio por llamamiento o como co-
misionados por el presbiterio, deberán ser instalados de
acuerdo a las estipulaciones reglamentarias de la Constitu-
ción y Disciplina de la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México, A.R.

7) Obreros laicos o presbiteriales.- Con este nombre se


designa a aquellos pastores que cumplen sus funciones
ministeriales con el mismo interés, vocación y dedicación
de los ministros de la Palabra y de los sacramentos, pero
que no han sido debidamente ordenados por un presbiterio
dadas algunas causas circunstanciales tales como:

l. No han hecho o no han podido realizar los estudios


requeridos a nivel de un Seminario. Por lo general han ad-
quirido algunos conocimientos bíblico-teológicos en una
103

1I II
_JI IL

Escuela o Instituto Bíblico, durante un tiempo corto o bajo


un programa educativo de su propio presbiterio.

Sin embargo, dado su aprovechamiento y trabajo efec-


tivo, así como la necesidad del campo laboral, un presbite-
rio puede tomar las medidas adecuadas para su licencia-
miento y ordenación respectivas, si este cuerpo o el mismo
obrero, así lo estiman. El presbiterio, si este fuere el caso,
puede darle a dicho obrero la oportunidad para fortalecer
su preparación académica, de tomar cursos especiales en
algún seminario de la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México, A.R. Por el contrario, si Wl obrero presbiterial por
vocación y convicción prefiere y opta por seguir sirviendo
al Señor y a la Iglesia como un pastor laico, el presbiterio
deberá aceptar dicha decisión.

Para los efectos oficiales, en aquellas iglesias, congre-


gaciones o centros misioneros a cargo de un obrero laico,
el presbiterio deberá nombrar un pastor oficiante, que co-
ordine y supervise la tarea pastoral del obrero presbiterial
quien estará bajo la autoridad inmediata de dicho pastor
oficiante.

8) De los ancianos de iglesia y diáconos. Este apartado se


trata ampliamente en el capítulo correspondiente de la
Constitución.

104

1I II
_JI IL

Capítulo X

Otros ministerios

Artículo 147.- Dentro de las funciones y tareas pastorales


de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R., se
ejercen otros ministerios que coadyuvan para el cumpli-
miento de la misión de la Iglesia que responden a las nece-
sidades y oportunidades de servicio cristiano que nos pre-
sentan los tiempos actuales, así:

Artículo 148.- Los Ministros de Música.- Son aquellos hom-


bres y mujeres que ejercen la [unción litúrgica general en
la vida de la Iglesia y no solamente como músicos y/o can-
tores o directores de la misma.

a) Este ministerio debe tener su base y antecedentes en LU1a


profunda vocación, habi lidades y dones particulares y una
adecuada formación técnica y profesional para servir al
Señor y a su Iglesia de una manera seria y responsable que
estimule al Pueblo de Dios para ofrecer un culto y un ser-
vicio verdadero, dinámico y gozoso a El.
b) Para ello, los seminarios que imparten la formación de
este ministerio deberán estructurar un adecuado y sólido
plan de estudios que integre tanto materias del área musi-
cal como de las áreas bíblico-teológicas, eclesiales y
pastorales.
e) Dentro de sus variadas funciones pueden considerarse
entre otras las siguientes:
J. Formación y dirección de conjuntos corales.
lI. Dirección del canto congregacional.
105

1I II
_JI IL

III. Incrementar y fortalecer la cultura musical y litúrgica


de los miembros de la Iglesia.
IV Trabajar coordinadamente con el pastor o pastores
de una Iglesia local.
V Proponer pautas y directrices a nivel local, en rela-
ción con el culto y liturgia de toda la Iglesia de acuerdo
con la fe, teología y tradición reformada.
VI. Promover el establecimiento de cursos, seminarios,
consultas, encuestas etc. en relación con la himnología,
alabanza y liturgia en general de la Iglesia.
VIT. Escribir artículos, libros, folletos para normar la
vida cúltica de la Iglesia.

Articulo 149.- Los presbiterios quedan en libertad para


considerar a la luz de la Palabra de Dios, el sentido de
vocación y dones de Dios, las necesidades y circunstancias
propias, la posibilidad de que las personas que ejerzan este
ministerio puedan ser reconocidos y consagrados como los
Ministros de Música.

Artículo /50. - La Pastoral de Hospitales, Cárceles, Asilos,


Orfanatorios, Niños de la Calle, etc.-

Este ministerio puede ser ejercido por ministros orde-


nados a quienes se les denomina capellanes o bien por lai-
cos de la iglesia que sientan esta vocación para servir en
tales campos de servicio de la Iglesia de Cristo.

La Iglesia reconoce que en su misión al mundo es lla-


mada a estar presente y ejercer su tarea de comunicar el
evangelio y coadyuvar para el logro del bienestar y salud
106

1I II
_JI IL

material y social de aquellos seres humanos que sufren los


embates de las enfermedades, violencia, delincuencia, aban-
dono, etc., recluidos en hospitales, cárceles, asilos,
orfanatorios, etc.

Por otra parte, la iglesia reconoce la necesidad de sen-


sibilizar y capacitar a aquellos que ejerzan este ministerio,
bien sea como capellanes o colaboradores laicos en cum-
plimiento de esta tarea de misericordia.

Asimismo, la iglesia reconoce la necesidad de preparar


y proveer materiales auxiliares que estimulen tanto a los
miembros de las iglesias o pastores, así como para hacer
llegar estos materiales, tales como folletos, biblias, casset-
tes, ayuda económica, etc., para fortalecer esta tarea.

Articulo 151. - Ministerio de las Comunicaciones Cristia-


nas.- Este ministerio puede señalarse como muyespeciali-
zado, pero muy necesario e importante hoy en día, dentro
del cumplimiento de la misión de la iglesia.

Los distintos campos de servicio dentro de este minis-


terio demandan, tanto una amplia prepa.ración en las cien-
cias de la comunicación y cultura general, así como una
vocación muy particular para el ejercicio de este ministe-
rio, así:

a).- El Periodismo Cristiano> Este ministerio la iglesia lo


ha ejercido fielmente casi desde su propia iniciación en
nuestro país, a través de las revistas EL FARO, EL FARlTO,
EL rANAL, boletines y revistas presbiteriales, femeniles
107

1I II
_JI IL

y juveniles. Esta labor puede ser ejercida por pastores or-


denados o laicos presbiterianos que sientan esa vocación y
tengan la preparación adecuada para ello.

b). - La Radio y la Television.: Para ejercer este ministerio


también se requiere que los pastores o los laicos presbi-
terianos, experimenten una vocación bien definida y po-
sean una capacitación muy especializada y estricta para des-
empeñar dicha tarea con profesionalismo y efectividad.
Como medios masivos estos recursos de la comunicación,
requieren por lo tanto, de seriedad, una ética profesional
firme y una pasión profunda por la comunicación del men-
saje cristiano en contraposición de protagonismos super-
fluos.

e). - Comunicación Cibernética.- Hoy en día la iglesia, pue-


de valerse y hacer uso discrecional y efectivo de medios
modernos de las ciencias de la comunicación, tales como
los sistemas computacionales de alcance mayor y univer-
sal como el Internet, correo electrónico, etc. Para ejercer
este ministerio, se requiere también la debida preparación
y capacitación y la sincera vocación para comunicar el evan-
gelio de Cristo y la acción de la Iglesia como testigo de El.

Artículo 152.- También dentro de esta sección sobre mi-


nisterios especiales en la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México, A.R., se considera la personalidad y ministerio
de:
a).- Las señoritas que terminan sus estudios bíblico-
teológicos y pastorales en el Seminario Teológico Presbi-
teriano de México o en otros seminarios de nuestro país o
108

1I II
_JI IL

del extranjero, como Licenciadas en Teología. Estas señori-


tas egresadas de nuestras instituciones cumplen un minis-
terio muy efectivo en varias de las iglesias y puesto que,
durante los años de estudio son apoyadas moral y econó-
micamente por los propios presbiterios, deberán ser estos
cuerpos los que les asignen campos para servir en aquellas
tareas ministeriales de dichos cuerpos. Para ello los pro-
pios presbiterios orientarán e instruirán a las iglesias y con-
gregaciones de su jurisdicción para que muestren simpa-
tía, apoyo moral y espiritual, y honorarios dignos y sufi-
cientes. Los presbiterios consideran a estas egresadas como
licenciadas predicadoras.

b).- De igual manera dado que también funcionan varias


Escuelas Bíblicas para misioneras dentro de la Iglesia Na-
cional Presbiteriana de México, A.R., entre las cuales está
la Escuela Bíblica Central para Misioneras en la Ciudad de
México, que funciona bajo la responsabilidad de la Unión
Nacional Presbiteriana de Sociedades Femeniles, de ésta y
otras Escuelas Bíblicas egresan señoritas con un hondo
sentido de servicio al Señor y a su Iglesia, así como un
profundo sentido de responsabilidad, cumplen también un
ministerio muy efectivo y fructífero en varias Iglesias del
campo presbiteriano, particularmente en tareas relaciona-
das con la evangelización y las misiones, la docencia y la
labor con los niños de las iglesias. Aunque su relación di-
recta en muchos de los casos depende de las sociedades y
uniones femeniles, los presbiterios pueden también bene-
ficiarse del ministerio de estas señoritas, capacitadas para
servir en las iglesias. El nombre de su función es el de mi-
sioneras.
109

1I II
_JI IL

También los presbiterios y las sociedades y uniones


femen iles deben hacer conciencia en las iglesias y congre-
gaciones acerca del ministerio, consagración y efectividad
de nuestras misioneras, apoyarlas moral, espiritual yeco-
nómicamente para que cumplan sin preocupaciones su lla-
mado de Dios y su ministerio.

110

1I II
_JI IL

CapítuJoXI

Del personal que labora en la Iglesia

Apartado A. Trabajadores y empleados

Artículo 153. - Dado que, para el cumplimiento de sus ob-


jetivos, planes, programas de trabajo y labores administra-
tivas, la Iglesia requiere de los servicios de personallabo-
ral, en los distintos niveles eclesiásticos, como son en la
iglesia local, los presbiterios, sínodos y Asamblea General
e instituciones de servicio, etc., se establecen las siguien-
tes bases de carácter interno eclesiástico que deberán
normar el cumplimiento de tareas y el reconocimiento la-
boral de las personas que desempeñan alguna función o
tarea específica dentro de la estructura de la Iglesia.

Articulo J 54.- Considerando que de acuerdo con el pre-


sente estatus vigente de relaciones Estado-Iglesia auspi-
ciado por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, Artículo 130, y la Ley de Asociaciones reli-
giosas y Culto Público, las Iglesias reconocidas por el Es-
tado y registradas oficialmente como Asociaciones Reli-
giosas (A.R.), obligan a éstas a cumplir disposiciones le-
gales en aquellos aspectos implicados en dicho reconoci-
miento legal.

Es por ello que, en relación con el personal laboral de


la Iglesia, en sus niveles respectivos, antes indicados, se
deberán observar las normas legales consignadas en la Ley
Federal del Trabajo y todo aquello que jurídicamente norme
las actividades del personal que labora en la Iglesia.
111

1I II
_JI IL

Artículo 155.- Tanto el personal que desempeña labores


manuales, como el guarda templ o y personal de tiempo com-
pleto del área de mantenimiento y limpieza como el perso-
nal secretarial, etc., deberán estar sujetos a un contrato la-
boral como mínimo de un mes (29 días) de duración.

Artículo 156. - El personal laboral al quedar sujeto al con-


trato laboral, consecuentemente deberá recibir las presta-
ciones laborales de ley como son el TMSS, INFONAVIT,
Fondo de Retiro, etc.

En caso de liquidación o finiquito la Iglesia, deberá cum-


plir con lo preceptuado por la Ley Federal del Trabajo. En
todo caso, deberá evitarse cualquier posible conflicto o de-
manda o arreglo informal en contra de la Iglesia.

Artículo 157.- Para una mejor orientación y aplicación de


la Ley laboral y otras atines o supletorias, la autoridad in-
terna de la Iglesia deberá buscar el asesoramiento de algún
profesional en Derecho Laboral.

Artículo j 58.- Considerando que tanto el personal manual


como secretarial y empleados administrativos que la Igle-
sia o sus instituciones de servicio requieran sean personas
de la propia Iglesia, la relación, trato y buen entendimiento
de la misma para con el personal laboral deberá ser frater-
no, cordial y firme. Por su parte el personal deberá ser ins-
truido para conducirse, responsable, cumplido y compren-
sible de la naturaleza y misión de la Iglesia.

112

1I II
_JI IL

Artículo 159.- En cuanto a los salarios, honorarios y grati-


ficaciones que la Iglesia cubra deberán ser justos, equitati-
vos y decorosos, evitando siempre el sentido de explota-
ción e indignidad con respecto a las obligaciones laborales
de la Iglesia.

Artículo 160.- El consistorio y/o la junta de diáconos o


consejo administrativo o directivo, directores o gerentes
de las instituciones de servicio, deberán asignar a alguno
de sus miembros o comisionar a alguna oficina legal, la
tarea de las relaciones laborales de la entidad correspon-
diente, la que deberá estar bien informada y con la expe-
riencia del caso para el mejor cumplimiento de estas deli-
cadas funciones de tipo laboral.

Apartado B. En cuanto a los pastores, obreros, misione-


ros (as) etc., que estén al frente de una iglesia o congrega-
ción deberán ser reconocidos como empleados.

Artículo 161. - A los pastores de una Iglesia bien sea por


llamamiento o como comisionados por un presbiterio, se
les deberán otorgar las prestaciones de ley como son Segu-
ro Social, Jnfonavit, Fondo de Retiro, etc.

Artículo 162.- En caso de terminación regular de la fun-


ción pastoral en una Iglesia y que se haya cumplido con lo
prescrito por la Constitución de la Iglesia, se deberá otor-
gar según sea el caso, lo establecido por la Ley Federal del
Trabajo, es decir, proceder a dar un finiquito o en su caso,
una liquidación conforme a los términos de la ley. El mis-
mo procuramiento será aplicable cuando cesen las relacio-
113

1I II
_JI IL

nes laborales entre la Iglesia y/o sus instituciones, con sus


empleados y trabajadores sin excepción.

Artículo 163.- Para los casos de jubilación o retiro de los


pastores, tanto el presbiterio como la Iglesia o Institución
de servicio, en forma ecuánime y bipartita podrán
implementar un plan justo, oportuno y efectivo para apli-
carlo al pastor en retiro.

Artículo 164.- Los términos y procedimientos legales apli-


cables a los pastores, se aplicarán también en la misma
forma a las misioneras así como a los (as) ministros de
música y misioneros de la iglesia tanto ministros ordena-
dos como laicos.

Artículo 165.- Dado el hecho y necesidad de que, de acuerdo


con el orden presbiteriano, los pastores deben asistir y par-
ticipar en reuniones eclesiásticas tales como presbiterio,
sínodo, Asamblea General, etc. o de estudio o conferen-
cias, consultas, etc. La Iglesia o Instituciones de servicio
deberán conceder el tiempo y permisos correspondientes y
el apoyo económico respectivo para los viáticos del caso y
pueda dar el cumplimiento de estos compromisos el pas-
tor, sin menoscabo alguno de su sueldo u honorarios que
perciba regularmente.

114

1I II
_JI IL

CapítuloXU

Del origen y mayordomía de los recursos económicos

Apartado A. Origen de los recursos

Las Sagradas Escrituras, tanto del Antiguo como del Nue-


vo testamento establecen las bases y normas para que el
Pueblo de Dios en gratitud y obediencia al Señor le ofrez-
ca su alabanza y adoración por medio de sacrificios,
oblaciones, ofrendas diferentes y diezmos en uso de una
buena mayordomía y administración de todos los recursos
y dones, tanto de tiempo como de los talentos y la vida
misma en "Ofrenda y sacrificio vivo, santo agradable a
Dios" para que haya "Alimento en mi Casa" y supla las
necesidades de su Obra entre los hombres.
* Sal. 95: 1-9; 104: 10-16; Mal. 30: 10; Ro. 12: 1.

Articulo 166.- Reconocemos que Dios es el Dueño y Señor


de todo cuanto existe y que todo viene de su mano
providente para suplir las necesidades de los seres huma-
nos en general y de los creyentes en particular, usando para
el efecto medios e instrumentos humanos y materiales para
mostrar y hacer realidad su providencia magnánima hacia
los hombres y toda la creación en general.
* Sal. 24: 1,65: 9-13; Mt. 5: 45.

Articulo 167.- Reconocemos que el Señor, también hadado


a los seres humanos la responsabilidad y tarea de adminis-
trar los bienes y dones que él les ha provisto y provee dia-
riamente para su subsistencia. De manera específica llama
lIS

1I II
_JI IL

a su Pueblo ya sus servidores a ser "buenos administrado-


res de la multiforme gracia de Dios".
* I P. 4: 19

Por ello, a la vez que llama e invita a su Pueblo a parti-


cipar en la "Gracia de dar" llama e invita a hombres y mu-
jeres dentro de su Pueblo a asumir la responsabilidad y
tarea de administrar los bienes que él mismo ha provisto
para su Obra y la extensión de Su Reino.

Artículo J 68.- En concordancia con lo antes expuesto, la


base fundamental para el sostén de la Obra del Señor enco-
mendada a sus servidores, es el mandamiento del Señor, de
amor y gratitud a El, por los miembros y oficiales de las
iglesias, al entregarle fiel, gozosa y sistemáticamente sus
ofrendas de alabanza y acción de gracias en "Sacrificio
vivo, agradable a Dios que es vuestro (nuestro) culto ra-
cional".
* Ex. 25: 2; Ro. 12: 1
Artículo J 69.- En el Antiguo Testamento el Pueblo de Dios
fue llamado a expresar al Señor, su alabanza, gratitud, re-
conciliación, entrega y adoración por medio de distintas
ofrendas (Lev.caps.1-7). Como una forma regular para el
apoyo y compromiso con el Señor y su Obra, el Pueblo fue
llamado a entregar el diezmo.

Es decir la décima parte de los bienes recibidos del


mismo Señor, entregados con honestidad, sinceridad y sin
tacha y sin mancha, como una ordenanza de Dios a la que
el Pueblo respondió fielmente en obediencia a su palabra.
116

1I II
_JI IL

En el Nuevo Testamento, El Señor nos ha llamado a expre-


sar nuestra alabanza, gratitud y adoración en forma gozo-
sa, más libre y generosa, siendo el diezmo el primer paso
para ofrendar gozosamente e ir más allá del diezmo y reco-
nocer que el Pueblo de Dios es capaz de esforzarse para
daraÚll"MASALLADESUS FUERZAS". 2Co.8: 1-5;
1 Co. 16: 1-2.

Articulo 170.- Dentro de la práctica y privilegio de la en-


trega de ofrendas en la Iglesia Nacional Presbiteriana de
México se señalan las siguientes:

1) El diezmo en las Iglesias locales. Esta práctica y privi-


legio de ofrendar al Señor, se puede entregar semanal, quin-
cenal o mensualmente.

2) Las Ofrendas ordinarias. Estas se entregan o se recogen


en cada culto de la Iglesia dentro de la parte del culto que
generalmente se denomina, OFERTORIO, y que esta cons-
tituido por un ritual breve formado por, a) Recitación de
un texto o pasaje bíblico alusivo a la ofrenda. b) Una breve
oración de preparación para el acto de ofrendar. e) La en-
trega o depósito de las ofrendas en canasti Ilas o cestos apro-
piados. d) El agrupamiento de los que recogen las ofrendas
(Los diáconos) en la parte posterior y paso al frente en
forma seria y ordenada, e) El canto de algún himno o estri-
billo alusivo a las ofrendas y t) Consagración de las mis-
mas, bien sea por el ministro o alguno de los diáconos.

3) OFendas especiales.
a) Para construcción o remodelación del templo o instala-
117

1I II
_JI IL

ciones anexas
b. Para ayudar a hermanos en necesidad
c. Para algún fin específico urgente
d. Para programas específicos de los cuerpos eclesiásticos

4) Ofrendas de gratitud (o acción de gracias). Estas nacen


de la espontaneidad y reconocimiento gozoso de las ben-
diciones que el Señor ha concedido a sus hijos y servido-
res, manifestando su gracia, misericordia, providencia y
poder en circunstancias específicas. Pueden ser por cum-
pleaños, sanidad, superación de problemas, necesidades o
un aniversario, logros por triunfos personales o de la fami-
lia.

5) Primicias. Generalmente los miembros de la iglesia ex-


presan su gratitud y testimonio ante el Señor y la congrega-
ción por la obtención del primer sueldo; la primera cose-
cha de frutos, granos; la primera venta etc.

6) Ofrendas en especies. Algunas veces se requiere el apo-


yo de los miembros de las iglesias a través de ofrendas o
entrega de objetos tales como:
a. Ofrendas de flores o arreglos florales.
b. Ofrendas de artículos comestibles o bien ropa, lámi-
nas para techar casas destruidas, cobijas, etc.
c. Ofrendas de horas de trabajo.
d. Donación de bienes, muebles e inmuebles.

7) Los cuerpos eclesiásticos o Instituciones de servicio si


consideran necesario, pueden formar un círculo de Ami-
gos del Presbiterio, o del Sínodo o Asamblea General quie-
118

1I II
_JI IL

nes apoyarán a dichos cuerpos con algún donativo men-


sualo trimestral, etc.

8) En aquellos casos que se considere necesario, se permi-


tirá en las Tglesias locales cuerpos eclesiásticos yorgani-
zaciones de la Iglesia, el sei'íalamiento de cuotas de coope-
ración voluntaria para fines específicos.

A rticu!o 171. - Del apoyo y sostén de cuerpos eclesiásti-


cos. Reconociendo que en el sistema de estructura y orden
presbiteriano funcionan cuatro cuerpos de gobierno; a sa-
ber, el consistorio, el presbiterio, el sínodo y la Asamblea
General; cada uno de ellos, para su funcionamiento, logro
de objetivos y programas de trabajo, requiere también del
apoyo y sostén de sus miembros.

1) Así, los miembros de la iglesia o congregación local


entregan sus ofrendas a la Iglesia para apoyar al consisto-
rio a través de ellas, y que este cuerpo cumpla sus progra-
mas y actividades en bien de la iglesia.

2) El consistorio de una iglesia local, dentro de sus funcio-


nes y responsabilidades administrativas y con el apoyo de
lajunta de diáconos, vigilará que la tesorería de la Iglesia,
entregue la décima parte de sus ingresos generales con toda
regularidad y fidelidad para apoyar las funciones, planes y
programas de trabajo de los cuerpos eclesiásticos, hacien-
do la entrega de la manera siguiente:
a. 5% se enviará a la tesorería del presbiterio respectivo.
b. 2% a la tesorería del sínodo que corresponda y,
c. 3% a la tesorería de la R. Asamblea General.
119

1I II
_JI IL

Será siempre necesario que los tesoreros respectivos


acusen recibo de las ofrendas recibidas de las iglesias a la
vez, que informen de la aplicación y uso del dinero recibi-
do y de las actividades desarrolladas por los propios cuer-
pos.

3) De esta manera los cuerpos eclesiásticos podrán reali-


zar su funcionamiento administrativo así como los progra-
mas de trabajo de sus respectivos Departamentos y los pIa-
nes y programas de desarrollo del campo presbiteriano
nacional y aún del extranjero.

Artículo 172.- Como complemento administrativo y finan-


ciero, los presbiterios, sínodos y la Asamblea General a
través de sus respectivos Departamentos de Finanzas y
Mayordomía podrán implementar métodos y programas
auxiliares para obtener recursos lícitos que refuercen la
economía y las fuentes de ingresos regulares de cada cuer-
po, basados en normas bíblicas, tales como la enseñanza
de los talentos y la sana y buena administración (inversión)
de los recursos que nos da el Señor. Por otra parte, los cuer-
pos eclesiásticos tendrán la libertad para solicitar a perso-
nas, iglesias y aun corporaciones comerciales, donativos
que puedan servir para apoyar proyectos y programas mi-
sioneros, evangelísticos, educativos, de beneficencia, etc.,
que coadyuven al cumplimiento de la misión de la iglesia.

Apartado B. Del uso y administración de los recursos

Artículo J 73.- Todo cuerpo eclesiástico, organización, co-


misión, comité o junta, para la guarda y administración de
120

1I II
_JI IL

sus recursos económicos se nombrará un tesorero quien


deberá ser una persona con capacidad y experiencia para
el manejo, de dichos fondos bajo su custodia. Si por algu-
na causa este tesorero no administra bien los fondos se le
podrá remover de sus funciones, por acuerdo del cuerpo u
organismo respectivo.

Particularmente, los cuerpos eclesiásticos, desde con-


sistorios hasta presbiterios, sínodos y Asamblea General,
deberán atender con cuidado y responsabilidad su situa-
ción fiscal ante la SECRETARIA DE HACIENDA YCRE-
DITO PUBLICO (S.H.C.P.) por lo que buscarán la orien-
tación y auxilio profesional de 1Ul contador que lleve con
todo cuidado los estados de ingresos y egresos de las res-
pectivas tesorerías de cada cuerpo eclesiástico.

Articulo J 74.- Cada cuerpo eclesiástico deberá organizar,


estructurar y supervisar sus propias finanzas con el auxilio
del Departamento de Mayordomía y Finanzas y elaborar
sus presupuestos en tiempo oportuno. En el caso de las
iglesias locales, la junta de diáconos deberá abocarse para
este objetivo, toda vez que ésta es una función específica
de los diáconos. De igual modo, periódicamente supervi-
sar y controlar sus presupuestos e implementar acciones
tendientes a sanear las finanzas y mantenerlas en un estado
óptimo de respaldo a la vida y funciones de cada cuerpo.

Articulo 175.- Es obligación de los tesoreros ya sea de la


iglesia local o de cada uno de los cuerpos eclesiásticos,
rendir un informe periódico, bien sea mensual, trimestral,
semestral o anual con el fin de presentar ante la iglesia o
121

1I II
_JI IL

cuerpo eclesiástico el movimiento de las finanzas a ellos


encomendados.

De igual modo, los tesoreros deberán llevar el registro


de los movimientos de caja contables, en los libros respec-
ti vos los que, serán autorizados para su uso por los cuerpos
eclesiásticos correspondientes. Cada cuerpo superior tiene
la autoridad y obligación de revisar los libros de tesorería
de los cuerpos inferiores.

Artículo 176. - Cada cuerpo eclesiástico al formar sus pre-


supuestos, planes y programas de acción e información ne-
cesarios de tipo financiero, deberá especificar las partidas
aplicadas a:

En la iglesia local:
1.- Honorarios justos a pastores y gastos generales, luz,
agua. teléfono, aseo, flores, etc.
2.- Gastos de representación.
3.- Programas de misiones y evangelización, educación
cristiana, publicidad, etc.
4.- Previsión ministerial, retiro, pensiones etc.
5.- Seguro Social, S.A.R. etc.
6.- Gastos administrativos, tales como empleados, con-
serje, secretaria, etc.

En los Cuerpos Eclesiásticos, Presbiterios, Sínodos y Asam-


blea General: Informar y estimular a sus miembros acerca
de actividades, planes y programas más urgentes y priori-
tarios en los cuales se hace necesario e imprescindible el
apoyo económico del Pueblo de Dios, tales como:
122

1I II
_JI IL

1.- La Tarea de evangelización y misiones. Abrir campos


nuevos, misiones extranjeras.
2.- La educación cristiana.
3.- El desarrollo de la vida cristiana.
4.- Cursos, consultas, congresos, convenciones, etc.
5.- Educación teológica; sostenimiento de los semina-
rios, escuelas bíblicas e institutos bíblicos.
6.- Literatura cristiana; publicaciones, libros, materiales
de enseñanza ypara la vida cristiana en general.
7.- La función administrativa de los cuerpos; honorarios
o gratificaciones a empleados, alquiler de oficinas.
8.- Viáticos y gastos de representación por causa deasis-
tencia a reuniones de cuerpos y organizaciones de la Igle-
sia.
9.- Construcción de templos, casas pastorales, edificios
educacionales, campamentos, etc.

A rticu!o 177. - Por su parte, las iglesias y aún los cuerpos


eclesiásticos al apoyar con sus ofrendas y donativos gene-
rosos y liberales las obras y programas antes mencionados,
tendrán no sólo el derecho de ser informados, sino de apo-
yar también moral y espiritualmente, con simpatía y ora-
ción el desarrollo de dichos programas.

De este modo, la Iglesia en general y las iglesias y con-


gregaciones locales, darán evidencia y testimonio de una
buena administración de los recursos que el Señor provee
a su Iglesia.

123

1I II
_JI IL

Capítulo XIII

La Iglesia ante los requerimientos de la ley

Artículo 178. - La Iglesia Nacional Presbiteriana de Méxi-


co, A.R., en cumplimiento de los preceptos legales sobre
la materia en asuntos religiosos, es una Iglesia debidamen-
te constituida, registrada y reconocida por el Estado como
Asociación religiosa, por tanto, con personalidad jurídica
ante la Nación Mexicana, con Registro Constitutivo No.
SGARl126/93.

A rticu!o 179.- De igual modo, en consonancia con los pre-


ceptos constitucionales y los señalamientos legales de la
Secretaría de Gobernación, además del registro constituti-
vo concedido a la Iglesia Nacional Presbiteriana de Méxi-
co, A.R., a nivel de cuerpo denominacional (No. SGARI
126/93.) también, se concede un registro constitutivo deri-
vado a otros organismos internos y supeditados a la Asam-
blea General, como son los presbiterios y los sínodos y
otros, obteniendo así la personalidad jurídica propia yau-
tónoma para tramitar dentro de su propia jurisdicción, to-
dos los asuntos inherentes a dichos organismos, relaciona-
dos con las autoridades gubernamentales, tanto municipa-
les, como estatales y federales. Tanto la Asamblea General
como los otros cuerpos eclesiásticos con registro constitu-
tivo derivado deberán nombrar apoderados legales para los
efectos que fuere necesario.

Articulo 180.- Dependencias oficiales con la que la Iglesia


Nacional Presbiteriana de México, A.R., tendrá necesidad
de alguna relación oficial. 125

1I II
_JI IL

1. Secretaría de Gobernación. a) Para el trámite de regis-


tro constitutivo derivado, cambios, informes, etc. yobten-
ción de declaratorias de procedencia para la adquisición
de bienes muebles e inmuebles. b) Arreglo de conflictos
entre cuerpos u organismos internos de la Iglesia o con
otras Asociaciones Religiosas. Con el Instituto Nacional
de Migración, dependiente de la S.G., trámites de visas,
internamiento a pastores extranjeros, etc.

En la mayoría de los casos, los Presbiterios con regis-


tro constitutivo derivado (los Sínodos que deseen obtener
registro derivado) podrán hacer sus trámites correspondien-
tes en su propia región, ante las oficinas federales ubicadas
en los Estados.

2. Secretaría de Hacienda y Crédito Público (S.H. c.P).


Para trámites y registros correspondientes, en relación con
informes fiscales, pagos de impuestos, contratos de com-
praventa, etc. Para el efecto, los cuerpos eclesiásticos de-
berán nombrar a un contador profesional para estos objeti-
vos.

3. Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL). Para el trá-


mite de construcción de templos, casas pastorales, etc.

4. Instituto Mexicano del Seguro Social (lMSS). Para el


trámite y cumplimiento de disposiciones laborales y servi-
cios sociales, médicos, etc.

5. Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Para el trámi-


te y cumplimiento de las disposiciones laborales con rela-
ción a empleados, trabajadores, etc.
126

1I II
_JI IL

6. INFONAVIT, SAR, etc. Para cuestiones laborales, rela-


cionadas con vivienda, retiro, etc.

7. Secretaría de Relaciones Exteriores. Para el cumplimien-


to entre otras cosas del artículo 27, fracciones la. y 2". de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

8. Con la Presidencia de la República. Para cuestiones de


protocolo, tales como entrevistas con el Primer Mandata-
rio. Asistencia a celebraciones especiales tales como día
del informe presidencial, la noche del grito de Indepen-
dencia, comidas, etc.

9. Con ayuntamientos y gobernadores de los Estados. Para


el registro de ministros de culto como Pastores locales.
Nombramiento y aviso de los custodios o encargados de
los templos.

la. Secretaría de Educación Pública. Para el trámite de


incorporación de escuelas y programas educativos en ge-
neral de la propia Iglesia, así como orfanatorios, asilos,
etc.

11. Secretaría de Salud. Para el trámite y permisos de esta-


blecimiento de hospitales, sanatorios y Obra médica en
general.

12. Procuraduría General de la República (P GR.) y del


D.F y de los Estados, Ministerio Público Estatal o Fede-
ral y Suprema Corte de Justicia. Para la denunciade ilícitos
en contra de templos, persecuciones de hermanos evangé-
licos, etc.
127

1I II
_JI IL

Artículo 181.- Dadas las condiciones que propicia tanto el


artículo .1 30 de la Constitución Federal y la Ley de Asocia-
ciones Religiosas para mantener positivas relaciones entre
las Iglesias y el Estado, la Iglesia Nacional Presbiteriana
de México, se esforzará siempre por mantener un diálogo
abierto y constructivo con el Estado Mexicano, esperando
a la vez, que éste en consonancia con los preceptos consti-
tucionales y de la ley alusiva, mantenga siempre W1 trato
igualitario para todas las Asociaciones Religiosas existen-
tes en el país.

Artículo ¡82. - Con el objeto de que todos los sectores de la


Iglesia, tanto a nivel de miembros o fieles, como de oficia-
les y ministros de culto, coadyuven para el cumplimiento
de las disposiciones de la ley vigente en materia religiosa,
la Iglesia vigi lará, orientará y capacitará a dichos sectores
para la fiel observancia y práctica efectiva de dichas dis-
posiciones.

Artículo 183.- Todo asunto, diálogo y voz oficial de la Igle-


sia Nacional Presbiteriana de México ante las instancias
gubernamentales en particular y la comunidad en general,
deberá hacerse exclusivamente a través de los máximos
representantes directivos y apoderados legales de la pro-
pia Iglesia y no otra u otras personas no autorizadas.

l. Para el efecto, toda vez que esta Asociación Religiosa


fue registrada como tal, a nivel de los dirigentes naciona-
les pertenecientes a la mesa directiva de la Asamblea Ge-
neral, este cuerpo directivo deberá notificar a la Secretaría
de Gobernación, oportuna, directa y claramente los nom-
128

1I II
_JI IL

bres de los nuevos dirigentes, ya que éstos duran en sus


funciones un período regular de dos años. Después de los
cuales son sustituidos por nuevos directivos. De igual modo,
los cuerpos eclesiásticos (presbiterios, sínodos) con regis-
tro constitutivo derivado oficial harán también lo condu-
cente.

2. En el caso de que el propio cuerpo máximo de gobierno


de la Iglesia, la Asamblea General, opte por cambiar los
apoderados legales o si éstos así lo soliciten por motivos
propios y justificados, la directiva de la Asamblea General
deberá asimismo notificar a las autoridades competentes
los cambios o sustituciones hechas. Esto mismo podrán
hacer los cuerpos eclesiásticos con registro constitutivo
derivado.

Articulo 184. - De igual modo, la representación oficial de


la Iglesia, la directiva de la Asamblea General, directivos
de los cuerpos eclesiásticos con registro constitutivo deri-
vado y/o los Apoderados legales, notificarán con toda opor-
tunidad a las Autoridades de Gobernación y otras Depen-
dencias oficiales que sea necesario notificar, los cambios
de pastores que se susciten dentro de la Iglesia así como
los nuevos ministros de culto que vayan surgiendo dentro
de su nómina. Asimismo notificará a las autoridades gu-
berna mentales los nuevos templos que se construyen a fu-
turo en su campo y los nuevos cuerpos eclesiásticos que se
formen como son los consistorios, presbiterios y sínodos,
que se vayan formando dentro del campo de la Iglesia.
Articulo /85.- De la construcción y conservación de los
templos. Para todo templo que se construya deberá
129

1I II
_JI IL

deslindarse con toda precisión la situación legal del terre-


no y solicitarse los permisos reglamentarios correspondien-
tes yel aviso a las autoridades competentes de apertura al
culto público. Para la construcción de un templo se requie-
re una declaración de procedencia extendida por la Secre-
taría de Gobernación. Por ello deberá:

l. Tomarse en cuenta que de acuerdo a la Ley de Asocia-


ciones Religiosas y Culto Público vigente y los preceptos
constitucionales, los nuevos templos ahora serán propie-
dad privada de la Iglesia y no requieren ser nacionaliza-
dos.
2. En aquellos casos en que se construya un templo en zo-
nas ejidales o fraccionamientos urbanos o suburbanos, zo-
nas arqueológicas, etc. solicitar a quien haya donado o ven-
dido algún predio para dicho fin, los comprobantes legales
de estas transacciones.
3. De acuerdo con las necesidades y posibilidades de una
misión, congregación o iglesia, deberá edificarse un tem-
plo con la proyección previa técnica y arquitectónica para
su construcción toda vez que es hecha para la gloria de
Dios y la edificación de la Iglesia.
4. En todos los templos y capillas deberá tenerse un máxi-
mo de cuidado para su mantenimiento y conservación. Tanto
los miembros de las iglesias como en particular la junta de
diáconos, procurarán que los templos presenten siempre
un aspecto digno y agradable delante de Dios.
5. En cada congregación o iglesia local deberá nombrarse
un custodio o encargado del templo, el cual deberá
acreditarse debidamente ante las autoridades correspon-
dientes.
130

1I II
_JI IL

Artículo 186.- Los directivos y representantes legales nom-


brados y registrados como tales de los cuerpos eclesiásti-
cos, tanto de la Asamblea General como de los Presbiterios
y/o Sínodos con registro derivado ejercerán las facultades
y poderes que les confiere la Asociación Religiosa tanto la
matriz (Asamblea General) como Presbiterios y/o Sínodos,
mediante poder notarial total o parcial como representan-
tes legales de las mismas ante toda clase de autoridades
judiciales, administrativas, ejidales, militares y juntas de
conciliación y arbitraje, ya sean federales, estatales o mu-
nicipales, en representación de la A.R. matriz o derivada,
podrán formular denuncias, acusaciones o querellas, pro-
mover amparos o desistirse de ellos, constituirse en parte
civil yen general ejercitar todos los derechos y acciones
que correspondan a la A.R., con toda la amplitud que ésta
les concede para tomar acuerdos y para pleitos y cobran-
zas, actos de administración y actos de riguroso dominio y
con todas las facultades generales y especiales que requie-
ran cláusula especial conforme a la ley en términos de los
artículos 2554 y 2587 del Código Civil en vigor en el D.F.
Por otra parte estos directivos y representantes legales en
forma colegiada podrán otorgar poderes a los apoderados
legales de dichos cuerpos, concediéndoles las facultades
que estimen convenientes dentro de las que a ellos se les
otorguen en este párrafo.

131

1I II
_JI IL

Capítulo XIV

El proceso administrativo eclesiástico

Artículo 187.- Dada la estructura oganizacional de la Igle-


sia Nacional Presbiteriana de México, A.R. consistente en
los cuatro cuerpos de gobierno de la misma, de inferior a
superior a saber: consistorios, presbiterios, sínodos y Asam-
blea General y dado el reconocimiento legal de la autono-
mía, pero a la vez la interrelación de dichos cuerpos, para
el mejor funcionamiento y el cumpl imiento de los progra-
mas, tareas, actividades y marcha de la Iglesia, se requiere
determinar los objetivos específicos, la jurisdicción y ta-
reas de cada cuerpo, con el fin de evitar interferencias in-
necesarias, repeticiones y falta de coordinación general y
en consecuencia, falta de información y comunicación efec-
tiva, y sobre todo, resultados mínimos.

De acuerdo con lo anterior, y dentro de la unidad cor-


porativa de la Iglesia existen dos formas de realización de
funciones y actividades de los cuerpos eclesiásticos que
son:
1.- El funcionamiento administrativo eclesial propio yau-
tónomo realizado por los cuerpos jurisdiccionadas a la
Asamblea General como son, consistorios, presbiterios y
sínodos a través de sus reuniones ordinarias yextraordina-
rias, para tomar acuerdos y decisiones, ponencias, opinio-
nes, sugerencias y ejecutado todo esto por conducto de sus
mesas directivas, electas constitucionalmente, para la fun-
ción de gobierno dentro de sus respectivas jurisdicciones.

133

1I II
_JI IL

2.- Por otra parte, también el cuerpo máximo de gobierno, la


Asamblea General para el cumplimiento de la misión de la
Iglesia en toda su extensión, tiene que desarrollar proyec-
tos, programas y actividades inherentes a la naturaleza y
objetivos de la misma, de carácter nacional para el benefi-
cio de un mayor número de iglesias y personas.

La naturaleza de estos programas estará en relación


siempre con la vida espiritual, la educación cristiana y
teológica, la evangelización y misiones, la mayordomía y
finanzas, obras de beneficencia y responsabilidad social y
comunitaria y obligaciones ante las autoridades civi les y la
nación en general, etc.:

En estos programas y actividades cada cuerpo planifi-


ca, organiza, coordina, dirige, supervisa, evalúa y apoya
física, moral, espiritual y económicamente todo esto bajo
su estricta responsabilidad. Sin embargo deberán obser-
varse dos cosas importantes, a saber:
a) Que cada cuerpo al planificar y desarrollar sus progra-
mas y actividades no interfiera o se contraponga con el
programa y actividades de los otros cuerpos.
b) Que los cuerpos al planificar sus actividades tomen en
cuenta, consulten y coordinen éstas con otros cuerpos, con
el fin de evitar falta de cooperación y respaldo de los cuer-
pos participantes, en actividades en las que se han inverti-
do recursos humanos, financieros y espirituales de manera
considerable.

Artículo 188. - Cuando fuere el caso, y sea posible que dos


o más cuerpos eclesiásticos afines pertenecientes a la Igle-
134

1I II
_JI IL

sia, se pongan de acuerdo para la real ización de algún pro-


yecto conjunto en beneficio de W1aregión determinada, asi
por ejemplo dos o tres presbiterios o sínodos o consisto-
rios, no importando que pertenezcan a cuerpos diferentes,
se les autoriza para ese fin.

Articulo 189. - Los cuerpos eclesiasticos para la real iza-


ción de programas y actividades inherentes a la naturaleza
y misión de la Iglesia podrán solicitar cuando fuere el caso,
el apoyo y cooperación de agencias y organismos para-
eclesiásticos afines con la Iglesia Nacional Presbiteriana
de México, A.R.

Articulo 190.- Etapas a seguir del proceso administrativo


eclesiástico para un mejor cumplimiento de programas y
actividades a nivel local, regional y nacional en el campo
presbiteriano.

A.- Planeación
Con el fin de evitar improvisaciones o realización superfi-
cial o precipitada de funciones y tareas para el cumplimiento
de la misión de la Iglesia, ésta como un organismo vital
constituida como el Cuerpo de Cristo, en la cual cada miem-
bro cumple una determinada [unción y tarea, se impone la
necesidad de la ordenada planeación de toda su vida yac-
tividades, tanto a nivel de Iglesia local como de los
presbiterios, sínodos y Asamblea General.

La planeación efectiva deberá comprender el señala-


miento de objetivos y metas. Estas últimas indicativas de
corto, mediano y a largo plazo así como, la selección de
135

1I II
_JI IL

métodos y estrategias para la acción y la provisión de los


recursos tanto humanos como financieros, la ruta crítica a
seguir para el logro de resultados positivos y las etapas y
tiempos a utilizar (uso de cronogramas). Esta etapa de la
planeación permite a la Iglesia, en los niveles arriba seña-
lados decidir por anticipado lo que ésta desea y puede rea-
lizar como un organismo vivo en marcha, haciendo uso de
la previsión, la cual permite estudiar a la vez las diferentes
alternativas que más convengan a la iglesia para el cumpli-
miento de su misión en el mundo.

Tanto los consistorios, como los presbiterios, sínodos


y la R. Asamblea General, en esta etapa de planeación y
con la certeza de vencer la pasividad e inactividad infruc-
tuosa y la convicción de que "Todo lo que hacéis, sea de
palabra o de hecho, hacedlo todo en nombre del Señor Je-
sús, dando gracias a Dios Padre por medio de él". "Y todo
lo que hagáis, bacedlo de corazón, como para el Señor y
no para los hombres" Col. 3: 17 y 23, deberán cumplir las
propuestas de servicio para el fortalecimiento y avance de
la Obra del Señor.

Como resultado efectivo de la planeación deberán for-


mularse por tanto, planes, proyectos y programas bien
estructurados por un comité o comisión de planeación en
los cuales tomen parte activa personas que conocen las ne-
cesidades de la Iglesia, tengan vocación, amor y habilidad
para la implementación de dichos planes y proyectos y so-
bre todo un sentido de compromiso y ejecutividad, para la
acción permanente de la Iglesia.

136

1I II
_JI IL

B.- La organizacion
Es la etapa siguiente de la planeación en la cual la Iglesia a
través de sus cuerpos de gobierno agrupa todos aquellos
elementos y factores en una unidad lógica de actividades
interrelacionadas y afines para el cumplimiento de los ob-
jetivos de la propia Iglesia.

Para ello debe establecerse el principio de autoridad y


dirección (líneas de mando) y la determinación de que "Un
lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar" sabiendo
sobre todo que "Ahora Dios ha colocado los miembros cada
uno de ellos en el cuerpo, como él quiso" 1 Ca. 12: 18.

En esta etapa se hace necesaria la división de funciones


y delegaciones necesarias de las cargas de trabajo a través
de departamentos, comités y comisiones. Para una mejor
comprensión del cumplimiento de tareas y logro de objeti-
vos, los organigramas, diagramas y manuales de operación
son recomendables para determinar las líneas de autori-
dad, dirección e interrelación para la acción.

e- La integracion
Para que cada uno de los cuerpos de gobierno con los que
la Iglesia cumple su función y con el objetivo de lograr
resultados positivos y permanentes, la etapa de la integra-
ción es clave, toda vez que con ella se hace necesario saber
con qué, donde y cuáles recursos cuenta la Iglesia, tanto
con las personas afines y los recursos materiales y finan-
cieros necesarios para el logro de los objetivos buscados.

137

1I II
_JI IL

y aWlque reconocemos que todo cristiano profunda-


mente entregado al Señor es llamado a servir incondicio-
nalmente a Cristo, no todos responden con el mismo inte-
rés y capacidad para el servicio al Señor por ello, para es-
tablecer departamentos de trabajo, comités y comisiones
se deben integrar a la tarea de dichos Departamentos, per-
sonas que: 1) Sientan el llamado del Señor, 2) tengan la
visión y sensibilidad del alcance y grandeza de la Obra del
Señor, 3) estén dispuestos a capacitarse lo mejor posible,
y 4) reconozcan que en el servicio al Señor y de su causa,
la remuneración material no está de por medio y dicho ser-
vicio se hace por amor y entrega a El, sabiendo que El es
quien retribuirá a su debido tiempo en la forma que solo a
El le agrada.

Todo plan, proyecto o programa requerirá también in-


tegrar y considerar los recursos materiales y financieros,
sabiendo que la provisión a este respecto la hace el Señor a
través de la generosidad de su Pueblo.

D.- La dirección
Reconocemos que para que todo plan, proyecto o progra-
ma de actividades pueda cumplirse con efectividad, debe
pasarse a la etapa de la dirección e impulso para la ejecu-
ción real de lo proyectado. Debe quedar bien establecido
quién dirige, motiva e impulsa las acciones a rea lizar. Debe
haber una sola cabeza que dé las instrucciones, junto con
los integrantes del equipo de trabajo quienes deben estar
abiertos para recibir y ejecutar las instrucciones y poner en
ejecución con todo interés y efectividad los programas a
desarrollar.
138

1I II
_JI IL

De acuerdo con la Constitución de la Iglesia, los cuer-


pos de gobierno, consistorio, presbiterio, sínodo y Asam-
blea General cuentan con departamentos de trabajo. Estos
a la vez. están constituidos por un director, un secretario y
los integrantes que hayan sido incorporados a dichos de-
partamentos y otras comisiones.

Para la mayor efectividad, quienes dirigen los departa-


mentos, comités o comisiones deben poner en práctica su
vocación, experiencia y visión de sus tareas y tener habili-
dades de mando y ejecutividad y poder de convocatoria
para reuniones de trabajo con la frecuencia que sea nece-
saria para la puesta en practica de lo anterior, se cuenta con
los departamentos de trabajo y comisiones.

E.- El control y la supervisión


Todo trabajo y actividad de la Iglesia que se ejecuta debe
evaluarse en cuanto a su ejecución, y evaluar si todo se
está desarrollando conforme a lo planeado para que no se
quede a la mitad del camino o sin empezar por falta tal vez
de recursos humanos o materiales o falta de interés.

Para ello se requiere la información oportuna, veraz y


efectiva. Se debe considerar que el funcionamiento sea efec-
tivo, si se va por el camino correcto y hay desviaciones o
hay necesidad de rectifi.caciones o cambios en los proyec-
tos y en general, medir, criticar o estimular a los ejecutores
de dichos proyectos y sobre todo, considerar si con los pre-
supuestos aprobados se han podido cubrir los objetivos y
metas propuestas. Recuérdese, todo trabajo programado
para el servicio del Señor y de su iglesia que no se evalúa y
139

1I II
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supervisa corre peligro de hacerse mal y producir frustra-


ción e inefectividad.

La Asamblea General tiene la autoridad para estable-


cer los proyectos, estrategias y políticas generales de ac-
ción para toda la Iglesia bien sea a corto, mediano o largo
plazo. Para ello deberá hacerlo en coordinación con los
programas y proyectos de los otros cuerpos subordinados,
Consistorios, Presbiterios y Sínodos para evitar repeticio-
nes, falta de respaldo y participación de todos los demás.

De este modo, el Pueblo de Dios en acción y para el


cumplimiento de sus objetivos y metas debera hacer las
cosas ordenadamente, de acuerdo con la declaración bíbli-
ca: "Así que, yo de esta manera corro, no como a la aven-
tura; pero de esta manera peleo, no como quien golpea al
aire". 1 Ca. 9: 26 y preguntarse con el espíritu y voluntad
fortalecida por el poder y la dirección del Espíritu de Dios
¿Qué puede hacerse? ¿Qué debemos hacer en el nombre
de Dios para su honra y gloria? ¿Quiénes deben formar los
equipos de trabajo? ¿Con qué recursos se cuenta? ¿Qué
etapas se deben cubrir? ¿Qué estrategias deben utilizarse?
etc.

Se espera que para el desarrollo de todo programa y


actividad nacional y regional haya la debida y oportuna
convocación, información, publicidad y apoyo general del
Pueblo de Dios y de los organizadores de dichos progra-
mas. En el caso de estos programas y actividades naciona-
les o regionales ejecutados por los cuerpos superiores, es-
tos los realizarán a través de sus respectivos departamen-

140

1I II
_JI IL

tos de trabajo, comités o comisiones especiales, nombra-


dos para los fines respectivos.

Articulo /9/.- En todo programa o actividad nacional o


regional, deberán hacerse los adecuados preparativos, pro-
yecciones programaticas, presupuestos financieros, y dar-
se el apoyo moral y espiritual del caso.

Articulo /92. - Cada cuerpo que organiza y proyecta algún


programa y actividad de beneficios generales, deberá cul-
tivar y hacer valer su poder de convocatoria buscando siem-
pre la respuesta efectiva del mayor número de participan-
tes en los eventos y actividades programadas.

Un programa de actividades bien planeado para un año,


dos o en forma quinquenal, será siempre de gran beneficio
para la vida y marcha de toda la Iglesia.

Pero de igual manera, los consistorios, presbiterios, y


sínodos podran coordinar sus proyectos y actividades de
acuerdo con la programación, políticas y estrategias de tra-
bajo de la Asamblea General, expresando de este modo la
unidad de la Iglesia en estructura, propósitos y actividades
para la edificación de la misma y para la gloria de Dios.

141

1I II
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Segunda Parte
La Disciplina Judicial

1I II
_JI IL

Capítulo 1

Concepto

La disciplina judicial eclesiástica es aquella función que


tiene por objeto el ejercicio especial y ordenado de la au-
toridad que nuestro Señor Jesucristo ha conferido a la Tgle-
sia para la prevención y censura de las ofensas, en aquellos
casos en que se lleven a efecto procedimientos por medio
de un juicio formal y otros que se resolverán sin procedi-
miento alguno; ambos casos, implican una sucesión de ac-
tos y disposiciones legales, derivadas de la Palabra de Dios,
las cuales han sido dictadas y aprobadas con anterioridad
al hecho.

Esta disciplina se aplicará por medio de una autoridad


judicial eclesiástica, en los casos en que sea necesario que
quede constancia, a efecto de que no se dé lugar a que se
violen derechos y se pudiera presentar un abuso de autori-
dad. También cuenta con un apartado para aquellas situa-
ciones en las que se trata de llegar a un avenimiento de las
partes en desacuerdo.

El objetivo de la disciplina eclesiástica en lo general,


es la guarda de la pureza moral y la sana doctrina y la un i-
dad de la Iglesia de Cristo, Señor y Salvador de los seres
humanos. Yen lo particular y específico, la oportuna resti-
tución de aquellos miembros del Cuerpo de Cristo que co-
metan alguna ofensa contra el Señor y su Santa Causa.
* I Ti. 4: ]-2; Mt. 18: 17-18.

145

1I II
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Capitulo JI

Principios generales con respecto a la Disciplina Judi-


cial

Principio Jo. Reconocemos que el creyente en Cristo Je-


sús, no obstante que la obra de Redención efectuada en él
es efectiva, todavía conserva su naturaleza humana sus-
ceptible de pecaminosidad, por lo que se hace imperioso el
sostén imprescindible de la gracia de Dios para el ejercicio
de la vida Cristiana "Sirnul iustos et pecator" (Lutero, a la
vez justo y pecador).
* Ro. 7: 18-25: l Co. 15: 10; 2 Co. 12: 7-10.
Principio 20. Asimismo reconocemos que en la Iglesia de
Cristo, algunos miembros pueden alcanzar una estatura y
madurez más sólida, por lo que, se espera que los más fuer-
tes ayuden y apoyen a los más débiles.
* Gá. 3, Ef. 18: 25; l Co. 10: 12.

Principio 30. Reconocemos que al presentarse casos de


creyentes que, por su debilidad en la vida cristiana cayesen
en desviaciones, infidelidades y actos pecaminosos: la Igle-
sia, al juzgarlos, a través de sus tribunales, proceda con
toda equidad y justicia, siempre con un espíritu de discipl i-
na correctiva, que haga sentir en el ofensor un arrepenti-
miento sincero y el deseo de corregir y enmendar la falta
cometida.
* Dt. 1: 16-17, Pr. 21: 32 Mt. 5: 20, He. 12: 5-U, 1 Co. 11:
31-21, Ap. 3: 19.

146

1I II
_JI IL

Principio 40. Reconocemos que en las Escrituras, tanto


del Antiguo como del Nuevo Testamento, el Dios verdade-
ro, actúa como Juez Justo con su Pueblo, de una manera
justa y equitativa con el fin de reprender, corregir, discipli-
nar y restaurar a aquellos creyentes que caen en faltas y
pecados de omisión o de comisión.

Principio 50. En consonancia con el principio anterior, se


demanda de las autoridades eclesiales constituidas en tri-
bunal, actuar, juzgar ydictar sentencias o sanciones, y obrar
también, con toda justicia y equidad, evitando presiones,
influencias externas o bien decisiones meramente subjeti-
vas o actos de tipo vengativo.

Principio 60. Reconocemos que toda falta, delito, pecado


o contravención cometida contra la ley divina, por omisión
o comisión por algún miembro u oficial de la Iglesia del
Señor Jesucristo la cual en su Pueblo Santo, ofende antes
que a nadie al Señor, Jefe y Cabeza de la Iglesia, y a la
comunidad cristiana que es testigo de Jesucristo.
*Hch.5: 1-11; I Co.6: 15-20.

Principio 70. Reconocemos que el Señor para el buen or-


den interno de su Iglesia ha establecido autoridades legíti-
mas para gobernar, dirigir y aplicar normas disciplinarias
inspiradas en la equidad, la paz y lajusticia emanadas de la
Palabra Revelada. Por tanto, todas aquellas cuestiones, fal-
tas, delitos y problemas internos de los miembros de la
Iglesia, deberán ventilarse, dilucidarse y juzgarse dentro
del ámbito de la vida propia de la comunidad cristiana y
evitarse a toda costa la intervención de las autoridades ci-
147

1I II
_JI IL

viles, judiciales y penales de la nación, para resolver con-


flictos del orden interno de la Iglesia.* 1 Co. 5; 12: l.

Principio 80. Sostenemos que, puesto que la Iglesia del


Señor Jesucristo vive y convive en medio de la comunidad
no creyente ante la cual es llamada por el Señor para vivir,
testificar y comunicar el Evangelio, los conflictos internos
de las iglesias y los posibles casos disciplinarios internos
de los miembros de las mismas, deberán evitarse al máxi-
mo, asimismo evitando cualquier propagación o interven-
ción periodística o pública que pretenda den igrar la causa
del Evangelio del Señor Jesucristo.

Principio 90. Sostenemos que por el buen orden e imagen


de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo, ante un conflicto,
faltas, yerros, O posibles actos pecaminosos de los miem-
bros u oficiales de las iglesias, deberán evitarse los rumo-
res, falsos testimonios, chismes y afán destructivo o ven-
gativo por parte de los propios miembros y oficiales de la
Iglesia.

Principio 100. Reconocemos que, la presunción de una fal-


ta, error, conflicto o acto pecaminoso de los miembros u
oficiales de la Iglesia o aplicar una sentencia o castigo si
con base en los hechos, la justicia, la verdad y el derecho
eclesial no se investiga antes con firmeza y equidad la co-
misión del acto pecaminoso, no es motivo y razón para una
acusación, yen consecuencia de una sanción o sentencia
disciplinaria.

148

1I II
_JI IL

Principio 110. Sostenemos que toda persona miembro u


oficial de la Iglesia acusado de la comisión de una ofensa
contra la comunidad cristiana tiene el derecho de ser oído,
y a defender su causa, por sí mismo o por medio de un
defensor relacionado con la misma Iglesia.

Principio 120. Reconocemos que toda persona miembro


de la Iglesia, que ha sido sometida a la disciplina de la
misma, una vez que ha purgado una sentencia, y con espí-
ritu abierto y dispuesto, sometido en el Señor, a una san-
ción, tiene derecho a la restitución e incorporación de su
vida al pueblo de Dios; para ello deberá recibir la asisten-
cia, apoyo espiritual y pastoral de parte de la propia Iglesia
local o del cuerpo eclesiástico que le aplicó la sanción.

Principio 130. Reconocemos que en el ejercicio yaplica-


ción de la disciplina, los tribunales eclesiásticos deberán
tener presente que, el hermano (a) o hermanos (as)
ofensores, no obstante la falta u ofensa cometida por ellos
como personas, dichos tribunales deberán mantener el res-
peto a los Derechos Humanos, a su condición de ser hijos
de Dios y su estatus como miembros del Cuerpo de Cristo.

Principio 140. Sostenemos que toda sanción aplicada como


castigo por un tribunal eclesiástico y como un acto de dis-
ciplina, tiene como esencia y objetivo expresar el amor
correctivo y disciplinario al hermano o hermana que han
caído en alguna falta, con el fin de hacerlo volver al Señor,
y para estimular su fidelidad y compromiso con El y su
Iglesia.

149

1I II
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CapítulolTI

Tipificacion de ofensas, delitos o pecados sujetos a la


aplicacion de la disciplina administrativa o judicial

Causales:

Artículo lo. Motivos. En la comisión de una ofensa, delito


o pecado de los miembros de la iglesia o de oficiales de la
misma pueden incurrir principalmente los motivos siguien-
tes:

a) Debilidad de carácter y de la vida cristiana.


b) Convicciones cristianas poco firmes y arraigadas.
e) Vida de comunión con el Señor y su Palabra poco
profunda.
d) Poco amor y relación con la Iglesia del Señor Jesu-
cristo.
e) Inclinación natural hacia lo deshonesto e inmoral.
f) Carácter inestable, violento; espíritu de desunión.
g) Vida sin control del Espíritu.
h) Relaciones e influencias fuera del ámbito cristiano.
i) El predominio de las pasiones de la carne.
j) Trastornos de la personalidad, carácter irascible.

Artículo 20. Ofensas, delitos o pecados más frecuentes.


Apartado A. De carácter personal:
l. Relaciones sexuales desordenadas.
a) Fornicación.
b) Adulterio.
e) Estupro.
150

1I II
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d) Violación.
e) Pornografia
f) Exhibicionismol.
g) Acoso sexaul
h) Prostitución.
i) Abuso y Ataque sexual a menores e infantes.

2. Relaciones sexuales contra natura.


a) Homosexualismo.
b) Lesbianismo.
e) Onanismo.
d) Bestialismo (práctica del sexo con animales).
e) Incesto.

3. Cuestiones doctrinales, herejías y de la conducta.


a) Desviación de la doctrina cristiana o renegar de ella
(herejía).
b) Desorientación juvenil, confusión.
e) Ebriedad/alcoholismo y tabaquismo.
d) Drogadicción y narcotráfico.
e) Cuestiones de abuso: robo, no pagar deudas, abuso de
confianza, falsificación de firmas y documentos.
f) Cuestiones de atentados contra la vida: asesinato u ho-
micidio.
g) Contumacia o rebeldía obcecada.

Apartado B. De carácter grupal:


1. Pleitos y desavenencias, pendencias, amenazas, gritos.
2. Rumores, chismes, levantamiento de falsos, difamación.
3. Ataques físicos, golpes, persecución.
4. Robos.
151

1I II
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Apartado C. De carácter eclesiástico:


l. Divisiones entre grupos rivales.
2. Toma e invasión de templos o capillas.
3. Acusaciones ante las autoridades civiles.
4. Uso de la fuerza policial innecesariamente.
5. Cuestiones doctrinales, litúrgicas, herejías.
6. Robo o malos manejos económicos de la tesorería.
7. Abuso de autoridad.
8. Promoción de divisiones

Apartado D. De carácter jurisdiccional entre cuerpos ecle-


siásticos:

l. Entre consistorios por cuestiones de malas relaciones,


falta de comunicación por apertura de obra misionera en
la misma localidad.

2. Entre presbiterios.
a) Invasión de territorios y jurisdicción
b) Acuerdos que pueden lesionar a otros cuerpos ecle-
siásticos.
e) Falta de buenas relaciones. Falta de comunicación.
d) Falta de buena voluntad y deseo de servir juntos al
Señor.

3. Problemas entre sínodos y presbiterios.


a) Acuerdos que lesionan los intereses de cuerpos subor-
dinados, es decir, presbiterios.
b) Acuerdos de los presbiterios atentatorios contra los
cuerpos superiores, sínodos y Asamblea General.
152

1I II
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4. Entre sínodos y sínodos.


a) Acuerdos que lesionan intereses de cuerpos
homólogos.
b) Invasiones de campos sinódicos. Cuestionesjurisdic-
cionales.
e) Entre la Asamblea General y los sínodos y presbiterios.
d) Desacato a disposiciones oficiales.
e) Rebelión, desunión y cisma.
f) Transgresiones a la Constitución o Libro de Gobierno
g) Transgresiones all ibro de Liturgia
h) Transgresiones al Libro de Disciplina.

Apartado E. De carácter civil.


1. - Entre miembros de las iglesias y personas fuera de las
mismas.
a) Pleitos, golpes y actos deshonestos.
b) Negocios ilícitos.
e) Rumores y falso testimonio.
d) Ataques y amenazas.
e) Ultrajes.
f) Robo.

2.- Entre miembros de las iglesias y autoridades.


a) Desacato.
b) Injurias.
e) Perjurio,
d) Irrespetuosidad.

Articulo 3~ A. De explicitación y determinación de las


ofensas, delitos o pecados antes señalados.
153

1I II
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Apartado A. De carácter personal:


lA. Relaciones sexuales desordenadas
a) Fornicación. Es la acción de tener relaciones sexuales
con mutuo consentimiento entre un hombre y una mujer no
casados, por tanto, es un acto de inmoralidad sexual.

Recuérdese que la fornicación es la acción de tener re-


laciones sexuales con mutuo consentimiento entre tul hom-
bre y una mujer; en su sentido literal como figurado, es
señalado en la Biblia como tul pecado serio y de conse-
cuencias graves. Dado que este acto atenta contra el cuer-
po que es templo del Espíritu Santo y la integridad moral
de los cristianos y las Escrituras lo reprueban, y al darse en
la comunidad cristiana o iglesia, propicia el desorden mo-
ral, la corrupción de la familia y la santidad delmatrimo-
nio, por ello, este pecado está sujeto a la aplicación de las
normas disciplinarias de la Palabra de Dios en la vida de la
Iglesia.

Al aplicarse por un tribunal de la Iglesia un proceso y


la aplicación de normas de disciplina sobre estos casos,
deberá dicho tribunal ser muy objetivo, sensitivo, compren-
sivo y justo.
MI. 5:28 y 32,19:9; Mr. 7:21, Pro 4:23, Jer. 17:9, 1 CO.
6:18.

En este acá pite, puede considerarse también la relación


marital entre un hombre y una mujer que viven en unión
libre, es decir, que no estan casados de acuerdo con la ley
civil y menos con la iglesia.

154

1I II
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b) Adulterio. Es la relación sexual que se práctica entre una


persona casada y otra con quien no es su cónyuge, unido
o unida legalmente.

A veces en la Biblia se usa alternadamente y en rela-


ción con fornicación. En el Antigüo Testamento el adulte-
rio se reprobaba de una manera muy severa, al grado de
llegar hasta la muerte del ofensor.

En el Nuevo Testamento se considera también como


una ofensa grave y se advierte a los creyentes de una ma-
nera insistente para evitarlo, dada la santidad y dignidad
del matrimonio, el valor de la vida cristiana y la integridad
de la vida comunitaria en el cuerpo de Cristo y atentar con-
tra las normas bíblicas.

Hoy en día, también las normas sociales nos previenen


para evitar este delito 110 sólo por sus consecuencias lega-
les sino también por posibles enfermedades de tipo sexual.

Los tribunales de la Iglesia, ante este delito deberán


reunir todos los elementos necesarios, hacer los contactos,
reunir la información y actuar comedidamente para preve-
nir o sancionar este acto.
Lv. 20: I 0,21 :9; Dt. 22:22-24, Mt. 5:27-28 y 32, 19:3-12;
l Co. 7:IO-15,Jn. 8:4y 11.

e) Estupro. Este delito consiste en cometer un abuso, en-


gaño y ataque sexual, por lo general, de un hombre hacia
una mujer, niña o joven virgen sin su consentimiento vo-
luntario para tal acto.
155

1I II
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Algunas veces se da dentro de situaciones de violen-


cia intrafamiliar, por lo tanto, es aún más detestable.

Por este delito se atenta contra la integridad y honora-


bilidad de las niñas y señoritas, y consecuentemente contra
el cuerpo y la persona hecha a la imagen y semejanza de
Dios y contra los derechos humanos de las niñas y digni-
dad y protección integral. Por tanto es un acto de inmorali-
dad, atentatorio entre la vida humana, contra la dignidad
del matrimonio, la familia, los derechos humanos y sobre
todo la Ley de Dios.
2 S. 13.

d) Violación. Este delito se refiere a la acción reprobable y


punible sexual, cometida generalmente por una persona del
sexo masculino en contra de una mujer, en contra de su
expresa voluntad, forzándola violentamente para dar satis-
facción a sus turbios instintos.

Al cometer este delito se atenta contra la dignidad e


integridad de la persona (mujer); se pierde todo respeto
para ella, se violan sus derechos, lo prescrito en el código
penal y sobre todo la Palabra de Dios.

e) Exhibicionismo. Es aquella práctica sexual de hombres


o mujeres que sienten un gusto morboso de exhibir o mos-
trar sus órganos genitales y realizar la relación sexual con
personas de sexos distintos o del mismo sexo a la vista de
otras personas. De acuerdo a preceptos legales éticos o
penales, esta práctica se denomina faltas a la moral.

156

1I II
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De acuerdo con las Escrituras, esta práctica atenta con-


tra la moral, pero también contra la dignidad del cuerpo
humano, que es templo de Dios, y el recato y respeto que
se merece el don maravilloso de Dios, que es la sexuali-
dad.
Lv. caps. 18 y 19.

j) Acoso sexual. Se refiere esta acción a la actitud general-


mente de los varones de insinuar, desear, codiciar, presio-
nar y aún perseguir con intenciones de la práctica sexual a
una mujer, cometiendo no sólo fornicación o adulterio, sino
también una acción punitiva que atenta contra la dignidad,
honestidad e integridad de una persona del sexo femenino.
Aunque en menor escala, este vicio también se dá de parte
de algunas mujeres hacia algunos varones, sobre todo jó-
venes.
Lv. caps. 18 y 20; Dt.22: 13-30; Mt.5.

g) Prostitución. Es aquella antigua práctica sexual por la


que algunas mujeres y algunos hombres, ejercen el comer-
cio sexual ofreciendo sus propios cuerpos a cambio de di-
nero u otro recurso a favor a manera de paga.

En la Bíblia se reprueba esta práctica no sólo en un


sentido real o literal, sino aún simbólico en relación con la
infidelidad hacia Dios y su Pueblo.

Los tribunales eclesiales orientarán, prevendrán y to-


marán las medidas disciplinarias para que en la familia de
Dios, no se dé este pecado, que deshonrra el don maravi-

157

1I II
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lloso de Dios, que es el sexo y atenta contra la dignidad


humana, la familia, el matrimonio y la sociedad.

Dentro de este punto se incluye también el lenocinio,


trata de blancas, etc.
Lv. caps. 18 y 20.

h) Abuso y Ataque sexual a menores e infantes. Este delito


es considerado como muy grave por las leyes civiles y pe-
nales dado que se atenta contra la niñez, tanto en su vida
fisica como en su vida psiquica y moral. Lamentablemente
en la mayoría de los casos, este acto delictivo, lo cometen
familiares cercanos o personas allegadas a la familia de la
victima. Dado que la Palabra de Dios y la Iglesia de Cristo,
tienen en un lugar muy prominente la naturaleza y valor de
los niños como la más grande bendición de Dios para el
hogar, deberá hacerse conciencia muy clara y firme el amor,
respeto integral y valor de los niños y niñas de la Iglesia,
por lo que padres, familiares y amigos cercanos son llama-
dos a ser protectores y defensores de los niños y niñas.

i) Robo de niños. Al igual que el anterior delito, el robo y


venta de niños, es unode los delitos más frecuentes en nues-
tra sociedad, dado el clima de violencia y desvalorización
de todo lo auténticamente humano; este delito tal parece
que es incontrolable. De igual modo, la Iglesia debe estar
alerta e instruir firmemente a padres, familiares y amigos
de familia para prevenir este delito y luchar firme y decidi-
damente a favor de la niñez y denunciar y actuar con toda
firmeza y peso de la ley, cuando estos casos se pudieran
dar con niños y niñas de la Iglesia y si esto se diere dentro
158

1I II
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de la iglesia los tribunales de la misma, actuarán y aplicarán


la disciplina de acuerdo a la gravedad del delito.

lB.- Relaciones sexuales contra natura

a) Homosexualismo o sodomía. Es la práctica ocasional o


consuetudinaria de tener relaciones sexuales entre dos per-
sonas del mismo sexo, particularmente, entre dos varones.

Ante este problema, la Iglesia de Cristo debe estar aler-


ta, orientar yprevenir a sus miembros para evitar la prácti-
ca contra natura del sexo entre personas del mismo género,
que sin temor de Dios y violación de los preceptos bíbli-
cos, cometen este delito, aunque las reconocemos como
personas, pero al prácticar esta relación sexual, atentan
contra la Ley de Dios, la Iglesia y la sociedad.
En la Biblia se previene y se reprueba esta relación in-
debida por atentar contra el orden natural establecido por
Dios.
Lv. 18:22-23,20:13; DL 23:17, Ro. 1:27, 1 Co. 6:9,
Jud. 7, Ap. 22: 15, En general Lv. caps. 18 y 20.

b) Lesbianismo.: Con tal nombre se expresa el amor y la


relación sexual entre dos mujeres, lo cual implica una con-
travención a las leyes naturales y sobre todo, una tergiver-
sación al proyecto original de Dios al crear de una manera
definitiva, sabia y maravillosa, la diferencia de géneros o
sexos, a saber, varón y mujer, como personalidades com-
plementarias para la procreación, disfrute lícito y compa-
ñerismo entre ambos.

159

1I II
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Por ello, de acuerdo con la Biblia, esta relación sexual


no es normal, atenta contra el orden natural, al plan ypro-
pósitos de Dios, y al orden de la sociedad. Por tanto, si se
diere en la comunidad de fe, que es la Iglesia, ésta es lla-
mada a prevenir, orientar y tomar las medidas adecuadas
para que se evite este mal que la Biblia reprueba.
Lv. caps. 18 y 20, Ro. 1:26.

e) Onanismo y masturbación. Con este nombre se designa


a aquella actitud de tipo sexual del varón que al momento
del coito ó de la eyaculación, se retira del cuerpo de la
mujer para no embarazarla. Para algunos, esta acción esta-
ría dentro de la práctica de un método anticonceptivo, por
lo que no se consiera una acción grave. Sin embargo, en el
Antiguo Testamento al ser originada esta actitud por Onán,
Dios procede a reprobar y castigar a este hombre. Esta prác-
tica sexual toma su nombre justamente de ese personaje
bíblico.

Si se presentare esta práctica dentro de algún matrimo-


nio de la iglesia, el tribunal eclesiástico, debe analizar y
recomendar pastoralmente la solución a este problema. la
masturbación es la autosatisfacion sexual tanto del varón
como la mujer.
Gn. 38:8-10, 28-30; Dt. 25:5-10.

d) Bestialismo. Es la práctica sexual con animales, misma


que va en contra de la naturaleza y orden establecido por
Dios. Por lo que quien lo práctica, se degrada y desestima
a sí mismo poniéndose al nivel de los seres irracionales y
ejercitando de ese modo los instintos carnales a un grado
160

1I II
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de máxima contravención a las leyes de Dios y del orden


natural, creado por Dios mismo.
Lv. caps. 18 y 20; Ro. 1:25-31.

e) Incesto. Es aquella práctica y pecado sexual grave que


se comete entre personas con relación familiar muy cerca-
na, en los grados en que se prohibe el matrimonio o la prác-
tica sexual, por ejemplo, entre un padre con su hija, un hijo
con su madre entre hermanos carnales, etc. Dada la gra-
ó

vedad de esta acción, los tribunales eclesiásticos deberán


dictaminar y dar la sanción correspondiente.
Lv. caps. 18 y 20; Dt. 22: 13-30; 1 Co. 5: 1-5.

2. Cuestiones doctrinales, herejías y de la conducta

a) Desviación de la doctrina cristiana o renegar de ella,


herejía o apostas/a, cismas. Esta situación se da tanto en
individuos como en grupos que no aceptan y no quieren
reconocer alguna o ciertas doctrinas bíblicas, particular-
mente enmarcadas dentro del sistema doctrinal y teológico
reformado que sostiene la Iglesia Nacional Presbiteriana
de México, A.R. Cuando este rechazamiento se vuelve ra-
dical y se aceptan doctrinas contrarias que violentan la fe
cristiana y la atacan y pretenden destruirla, se convierten
en herejías y adquieren el carácter lamentable de apostasía
y al desligarse de la comun idad cristiana, producen un cis-
ma.

En este caso, los tribunales de la Iglesia, después de


examinar bíblica y teológicamente la cuestión y de hacer
los esfuerzos pastorales necesarios, deberán aplicar, pre-
161

1I II
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vio proceso judicial, las sanciones disciplinarias que co-


rrespondan.
1 Ti. 6:3-5,20-21; 2 Ti. 3,4: 1-4 y 10-14; Tit. 2: 1-10

b) Ebriedad, alcoholismo, tabaquismo. Estos males, no solo


se consideran vicios sino que en muchas ocasiones se con-
vierten en enfermedades graves, atentatorias contra la dig-
nidad humana, toda vez que el cuerpo es templo del Espí-
ritu y toda cuestión que lesione la integridad de la persona,
las trastorne y pierda su dignidad, va en contra de la Ley de
Dios.
La Bíblia reprueba estas prácticas.
Is. 5:11,28:1-7; Lv. 10:9; Jue. 13:4; Os. 4:11; Pro 20:1 y
17,23:17,30 y 31; 1 Ti 3:5; Ro. 13:12-14, Tit. 2:3, Gal.
5:21; l co. 5:11 yAp. 22:15

Los tribunales de la Iglesia, deberán orientar, exhortar


y establecer programas de educación cristiana que
coadyuven a desterrar estos vicios dentro de la comunidad
cristiana.

e) Drogadicción. Este grave vicio se puede dar también


dentro de la comuniad cristiana, produciendo efectos de-
sastrosos y graves entre lajuventud y aún entre los adultos.

Lo pernicioso de esta práctica es que conduce a come-


ter otras contravenciones a la Ley de Dios, toda vez que
atenta contra la integridad, salud mental, fisica y espiritual
de quienes la realizan.

162

1I II
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Los tribunales de la iglesia deberán considerar y tomar


en cuenta que este grave asunto se da tanto entre los que
consumen alguna o varias drogas de tipo psicotrópico como
entre aquellos que propician y venden o regalan dichas dro-
gas a nivel de narcotráfico.
En ambos casos, los tribunales deberán tomar las me-
didas disciplinarias más urgentes para combatir este mal,
en caso de que se llegare a presentar.

d) Hechicería, brujería, ocultismo, espiritismo, magia, adi-


vinación, encantamiento. Todas estas son antiguas prácti-
cas de tipo religioso y aún demoníaco, prohibidas sobre
todo en la Biblia, tanto en el Antigüo Testamento como en
el Nuevo Testamento. Se tiene la pretensión de que quie-
nes cometen estos males, usan fuerzas "sobrenaturales" y
ocultas, en la mayoría de las veces para influir o causar
daños fisicos y espirituales a terceros. La Biblia al prohibir
estas prácticas fundamenta teológicamente su ataque a di-
chas prácticas por ser causadas y producto de los poderes
malignos y demoníacos.

Aunque entre personas que viven normalmente la vida


cristiana vigorosa no se suelen dar estos males, sin embar-
go, podrían darse entre creyentes débiles en la vida y prác-
tica cristiana.

Los tribunales de la Iglesia, al darse casos de este tipo,


deberán considerarlos sobre todo a la luz de las Escrituras
y de la teología cristiana, además de dar previamente a los
miembros de la iglesia, la orientación y advertencias del
caso.
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1 S. 28:3-20;Dt. 18: lO y siguientes; Ap. 9:21, 18:23,21:8 y


22: 15;Ex. 7:11,22:18; Is. 57:3; Mal. 3:5, Mi.5: 12; Gá. 5:20.

e) Cuestiones de Abuso. Robo, no pagar déudas, abuso de


confianza, falsificación de firmas y documentos, etc.

Estas cuestiones se enmarcan dentro de procederes y


ofensas basadas en una conducta perjudicial y atentatoria
contra otros miembros de la iglesia y aún personas fuera de
la misma, trayendo como consecuencia no sólo males si no
escandalos en la comunidad cristiana asi como tambien en
la sociedad civil y lo más grave caen bajo el peso de las
leyes penales, así:
1). El robo ó hurto. Delito y pecado señalado en las Sagra-
das Escrituras como grave y estipulado también en las le-
yes civiles ypenales como delito serio, el cual a toda costa
deberá evitarse tanto dentro de la comunidad cristiana como
la civil.
Ex. 20: 15,21: 16; Lv. 19: 13; Pro 19:26,28:24,22:2 y 24:2;
Mal. 3:8; Mt. 23:25.
2) No pagar déudas. Este delito, puede darse tanto en for-
ma no intencionada, como de una manera premeditada y
de hecho tiene una similitud con el robo o hurto.

En el caso primero, puede darse cuando una persona


por pobreza, falta de trabajo o enfrentar situaciones
limitan tes tales como, sufrir accidentes, estragos de la na-
turaleza como terremotos, inhundaciones, etc.

En estos casos deberá seguirse y aplicarse un hondo


sentido de comprensión y apoyo de tipo pastoral, dando al
164

1I II
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hermano (a) la oportunidad para resolver por la vía positiva


su problema.

En el caso de una actitud premeditada, los tribunales


de la Iglesia, después de agotar los medios positivos con
respecto al infractor, deberá proceder de acuerdo a las nor-
mas disciplinarias.
* Rom. 13:7-8; Sal. 37:21.

3) Abuso de autoridad. Se comete este delito cuando una


persona actúa dolosamente usurpando funciones que no le
corresponden o bien atenta contra la confianza y familiari-
dad que se le ha brindado, esto podria suceder entre los
oficiales de la iglesia y dirigentes de organizaciones, bus-
cando 1Ul beneficio en provecho propio, lo cual merece una
amonestación o reprensión seria por parte de los tribunales
de la Iglesia.
Sal. 37:21.

4) Falsificación de firmas en documentos o escritos varios,


incluyendo el plagio.

Este delito está penado por la ley civil yde hecho es un


hurto así como un abuso de confianza. La gravedad del
mismo consiste en el hecho de que la persona que comete
la falta, lo hace con fines malévolos y dolosos, aparentan-
do así, poseer una personalidad o situación jurídica verda-
dera cuando legalmente es un falsario.
Gen. 27:35; 1 Rey. 21 :7-8; Job. 31 :4-5; Sal. 34: 13; Am.
8:5; Jer. 8:8-10; 1 Pe. 3:10-12.
165

1I II
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j) Atentados contra la vida. Asesinato (matar), homicidio,


suicidio, linchamiento, secuestro. Tanto la ley moral divi-
na como las leyes civiles, reprueban la comisión de este
delito toda vez que la vida humana es un don exclusivo y
proveniente de Dios, quien afirma categoricamente "No
matarás", Ex. 20:13.

Por otra parte de igual modo, el privar a una persona de


su vida es un delito sumamente grave y violador de los
Derechos Humanos. Dado el clima de violencia extrema y
destrucción de la vida de una manera tan trágica en nuestra
sociedad actual, la comunidad cristiana como colectividad
o el creyente en lo individual son llamados a luchar deno-
dadamente a favor de la vida y contribuir de todas las ma-
neras posibles para evitar la comisión de éste, el más grave
de los delitos humanos.

Esta lucha a favor de la vida, la paz y la armonía, debe


librarse tanto en el plano de la vida humana como en los
demás seres creados dentro de la biodiversidad maravillo-
sa de la creación de Dios. Es decir, cuidar la vida animal
(protección de los animales afines con la vida humana),
vegetal (plantas, bosques) y ambiental (aire, luz, sonidos y
luchar contra el ruido).

Pero de igual modo en lo moral también evitar al máxi-


mo el linchamiento y ataques a la integridad y valor moral
y espiritual de todas las personas como criaturas de Dios.
En los casos extremos que se pudieran presentar en la co-
munidad de fe, los tribunales de la Iglesia, deberán actuar
con toda objetividad, hondo sentido humano y responsabi-
166

1I II
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lidad profunda ante Dios, procurando que las leyes civiles


hagan su parte con equidad y justicia, tratándose de asesi-
natos u homicidios; en casos de suicidio, es decir, en aque-
llos casos cuando una persona, por su propia voluntad atenta
contra si misma ypor su propia mano siega, su propia exis-
tencia, tal vez por angustias, depresión, decepción o frus-
tración, hastío de la vida, etc., desde luego los tribunales
no podran hacer nada en relación con el suicida pero la
Iglesia será llamada siempre a hacer más vigoroso su men-
saje y opción por la vida y advertir a todos sobre el respeto
y amor a la vida, delante de Dios y de la sociedad.
* Num. 35: 16; Deu. 30: 15-20; 1 Sam. 2:6; Mt. 5:21-22;
Ap. 21 :8,22: 15.

g) Contumacia y rebeldía obcecada y obstinación. Este es


un mal antiguo que ha acompañado a los seres humanos
casi siempre de Ulla manera violenta e insuperable, produ-
ciendo consecuencias serias tanto para el obstinado como
a aquellos que le rodean. En la misma Bíblia, hay referen-
cia a casos serios y algunas veces graves de este mal. Hoy
en día también tal vez por las tensiones familiares y socia-
les o poco cultivo de la vida cristiana, este mal raya en
ofensas y delitos graves que obstaculizan en muchas oca-
siones la vida, armonía y unidad de la comunidad de fe, de
la familia y de la sociedad.

Al presentarse este mal entre algunos miembros de la


iglesia, se hace necesario que tal conducta obcecada se con-
tenga y evite, de lo contrario, personas contumaces yobce-
cadas SOI1 capaces de producir cismas, contiendas y deser-
ciones en la iglesia.
167

1I II
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Jer 2: 19; 8:5; Tit. 1: 10; 2 P. 2: 1O;Job 22:22; 24: 19; Is. 15:23;
Esd.4:15

Apartado B. Ofensas de carácter grupal o colectivo

En este apartado se consideran en conjunto aquellas ofen-


sas o delitos del orden común y que de una manera o de
otra, son generales y de carácter interpersonal, dañando y
destruyendo la buena armonia, paz y entendimiento, en
detrimento de las buenas relaciones humanas entre creyen-
tes.
Por tanto, los pleitos, las desavenencias, pendencias,
amenazas, gritos, actos vengativos, rumores, chismes, le-
vantamiento de falsos, difamación de honor, ataques fisi-
cos o morales, golpes, persecución, y aun robos, atentan
contra la integridad física, moral y espiritual de los creyen-
tes por parte de los ofensores que, aunque son males yofen-
sas más comunes, sin embargo, las consecuencias produci-
das son graves, y la Biblia las cataloga y reprueba señalán-
dolas como "obras de la carne" o "de las tinieblas".
Gál. 1:16; 3:3; 5:13; 5:16,17,19-21; y Rom. 8:1-14.

Los tribunales de la iglesia, al presentarse casos de esta


naturaleza, después de agotar los medios pastorales y pací-
ficos, deberán actuar de acuerdo con pautas disciplinarios
- aplicar sanciones - de acuerdo a la intensidad, circunstan-
cias y consecuencias que dichas ofensas puedan causar entre
la grey.

168

1I II
_JI IL

Apartado C. Ofensas de carácter eclesial

En este apartado se abordan y consideran aquellas ofensas


o delitos similares que se dan en las iglesias con mucha
frecuencia. Tales como:
l. Las di visiones en iglesias y congregaciones.
2. Toma e invasión de templos y capillas, casas pastorales,
etc.
3. Acusaciones ante las autoridades civiles.
4. Uso de la fuerza policial innecesariamente.
5. Cuestiones doctrinales, litúrgicas, herejías, etc.
6. Robo o malos manejos económicos de los tesoreros.
7. Abuso de autoridad.

En estos casos, los cuerpos eclesiásticos a quienes


corespondan segun sujuridiccion, son llamados a tener toda
la sensibilidad y responsabilidad pastoral y estar alerta y
prevenidos para que al darse algún brote de división o ri-
validad entre grupos u organizaciones, etc., de inmediato
se busquen las vías de conciliación y diálogo.

Por muy graves o fuertes que pudieran darse los pro-


blemas internos de una iglesia, deberá evitarse a toda costa
el acudir a las autoridades civiles para dirimir los motivos
del conflicto, evitando de igual modo lanzar diatribas y
denuncias por medio de periódicos (periodicazos), boleti-
nes, panfletos, y/o volantes difamatorios.

Por lo que respecta a la toma de templos y capillas por


parte de grupos antagónicos, las autoridades eclesiales,
deberán hacer saber claramente a dichos grupos que dadas
169

1I II
_JI IL

las disposiciones de la Ley de Asuntos Religiosos y Culto


Públ ico, los templos están registrados bajo la autoridad de
la Asamblea General dentro del registro legal constitutivo
de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R., y
además que los presbiterios también al tener registro cons-
titutivo derivado, dependiente de la Iglesia como denomi-
nación, también aquellos (los presbiterios) tienen registra-
dos a sus templos, bien sea con carácter de nacionalizados
o como propiedad privada, por lo tantonadieo ningún grupo
puede apropiarse de un templo o capilla, por pertenecer
éstos a los presbiterios, debidamente registrados ante la
Secretaría de Gobernación. Si se llegare a presentar esta
situación los presbiterios pueden y deben hacer valer sus
derechos legales. Asimismo, deberá evitarse el uso de la
fuerza policiáca para resolver cualquier conflicto interno
eclesial. En caso de incurrir en ello, los tribunales de la
iglesia deberán aplicar e implementar algún proceso disci-
plinario. Con respecto a divisiones y conflictos ocasiona-
dos por cuestiones doctrinales, litúrgicas y herejías, entre
grupos antagónicos, una vez agotados los recursos del
diáglogo e intento de rectificación, los tribunales de la igle-
sia deberán abrir los procesos disciplinarios correspondien-
tes.

En relación a robo y malos manejos de los recursos


económicos de las iglesias por parte de oficiales (tesore-
ros) de las mismas, de igual modo, una vez agotados los
caminos del diálogo, los tribunales de la iglesia, deberán
proceder por la vía disciplinaria y aplicar las sanciones
correctivas correspondientes.

170

1I II
_JI IL

En los casos de abusos de autoridad que se puedan dar


entre gruos contendientes, los tribunales de la iglesia, po-
drán después de considerar los casos disciplinariamente
imponer el correctivo necesario.

En todos los casos anteriores, habiendose agotados los


caminos del diálogo, los tribunales eclesiales quedan en
libertad de acudir a las autoridades civiles si asi lo consi-
deran necesario.
Mt. 5:25-26.

Apartado D. De carácter jurisdiccional entre cuerpos


eclesiásticos

En todos estos casos, como son diferencias, pleitos y ame-


nazas entre consistorios, presbiterios y sínodos y aún entre
cuerpos subalternos contra la Asamblea General o de ésta
contra cuerpos subalternos, sea por invasiones de campos
y jurisdicciones o acuerdos que lesionen intereses de ter-
ceros, deberá evitarse al máximo llegar a situaciones de
ruptura total, atentando contra la unidad de la Iglesia.
Por ello deberá tomarse en cuenta y actuar de acuerdo
a los principios siguientes:
l. Actúese con cordura evitándose el apasionamiento obs-
tinado. Probo 15:1; 1Coro 3:3 Ef. 4.
2. Actúese con prudencia y evítese el autoritarismo y
legalismo.
3. Nómbrense embajadas o comisiones de acercamiento
y diálogo.
4. Contribuir más que a destruir, desgarrar y fomentar
171

1I II
_JI IL

odios, a no deshonrar el nombre de Cristo y del cristia-


nismo como la fe verdadera.

Apartado E. prensas de carácter civil

Cada una de estas ofensas o entre miembros de las iglesias


y personas fuera de las mismas, como son: pleitos, golpes,
actos deshonestos, negocios ílicitos, nunores, falso testi-
monio, ataques verbales, amenazas, ultrajes, robo, etc., o
entre miembros de las iglesias y las autoridades civiles,
tales como desacato, injurias, incumplimiento de disposi-
ciones, perjurio, irrespetuosidad, etc., deberá evitarse a toda
costa, para ello deberán observarse algunas orientaciones
y principios cristianos como:
l. El buen trato y comprensión para los que no creen o
son como nosotros. En el Antigüo Testamento esto nos
habla del buen trato y testimonio para los extranjeros, y
los vecinos fuera de la casa de Israel. Dios también ama
al extranjero, al mundo.
2. El creyente cristiano por su manera de hablar y com-
portarse, es llamado a ser vehículo de conocimiento del
evangelio.
3. Nadie mejor que el cristiano para controlar, dominar
sus pasiones, carácter y mantener las mejores relaciones
humanas,
4. Ante las autoridades y leyes, respeto y obediencia a
las leyes y gobernantes, siempre y cuando respeten los
derechos humanos y sus actitudes no atenten contra la
palabra de Dios.
PRV. 5:.16; Mt. 5:13,16; Sto3:16-.18,1 Pe. 2: 11-12.
172

1I II
_JI IL

Articulo 30. Se señalan y tipifican los casos de ofensas


más frecuentes, con el fin de que cualquier tribunal ecle-
siástico que tenga que cubrir un proceso judicial, cuente
con elementos de juicio y el caso o casos de acusación
puedan catalogarse debidamente con el fin de dictar la san-
ción correspondiente.

Articulo 40. Cualquier ofensa que no estuviere tipificada


en este capítulo, será objeto de consideración seria por parte
de alguno de los tribunales ante el cual se presenta alguna
acusación que requiera la atención y dictamen consecuen-
te de dicho tribunal.

Articulo 50. Cualquier ofensa cometida por algún miem-


bro u oficial de la Iglesia contraviene los principios éticos
y morales basados en las Sagradas Escrituras y consecuen-
temente ofende al Señor y a la comunidad cristiana.

Sin embargo, la intensidad y gravedad de la ofensa pue-


de variar, dada la intención, circunstancias y consecuen-
cias ocasionadas en perjuicio de terceros por lo que las
ofensas pueden clasificarse en:
A) Ofensas de comisión. Son aquellas cometidas con toda
intención, propósito, premeditación alevosía y ventaja.
B) Ofensas de omisión. Son aquellas en que el ofensor
actúa por olvido ingenuidad y sin dolo.
C) Ofensas imprudenciales. Son aquellas en que el
ofensor actúa sin razonar o advertir las consecuencias
de su acción punible.
Sant. 4: 17; Heb . .1 0:26.

173

1I II
_JI IL

Artículo 60. Por todo lo expuesto anteriormente, los inte-


grantes de un tribunal eclesiástico, deberán actuar con
madurez, prudencia y equidad y bajo la dirección del Espí-
ritu Divino y su apego a la Palabra de Dios, para no proce-
der con precipitación, superficialidad e injusticia, al juz-
gar los casos que se les llegaren a presentar.

Artículo 70. Todo tribunal de la Iglesia, tratará con interés,


imparcialidad, eficiencia, oportunidad y dedicación cual-
quier caso referido hasta agotar y desahogar todos sus as-
pectos, de tal forma que culmine en un tiempo razonable y
se decida lo consecuente. Se debe evitar a toda costa, sos-
layar, abandonar o archivar prematuramente cualquier caso
referido a dicho tribunal y quedar en entredicho ante las
partes en conflicto ante la Iglesia y la sociedad.

Artículo 80. Al aplicar alguna de las sanciones señaladas


en el presente Libro de Disciplina, y como resultado de los
estudios, análisis y observaciones serias de los casos, se
mantendrá una correlación justa entre la ofensa cometida y
la sanción aplicada, toda vez que dicha sanción llevará el
propósito de hacer recapacitar al ofensor y que sea restau-
rado en su caso, para el bien de él y de la comunidad cris-
tiana.

Artículo 90. Cuando se dieren casos en los cuales el ofensor


u ofensores, ante los primeros contactos con un tribunal de
la Iglesia, y sobre todo, en su contacto con el Señor quien a
través de su Espíritu, redarguya al ofensor u ofensores, y
éste o éstos sean movidos sincera, profunda y evidente-
mente a arrepentimiento y exprese y confiese voluntaria y
174

1I II
_JI IL

espontáneamente su deseo y propósito de enmendarse,


corregir el mal cometido y reconciliarse con el Señor y la
Iglesia, la persona o personas ofendidas podrán perdonar y
olvidar la ofensa y de este modo evitar hacer acusación
alguna.

Pero si el caso hubiere llegado a algún tribunal yel


ofensor (u ofensores) admitiere confesar y se arrepintiere
sinceramente, el tribunal queda en libertad para suspender
el posible proceso judicial y declarar su perdón o indulto,
también sincero y definitivo aloa los ofensores.
Prv. 28:13-14; Rorn. 12:11.

175

1I II
_JI IL

Capítulo IV

De las partes

Las partes en un proceso judicial, son aquellas personas,


cuerpo eclesiástico u organización que actúan por sí mis-
mas en defensa de sus intereses y derechos, o que repre-
sentan a un órgano de gobierno o tribunal judicial, cuya
actuación quedará asentada en el expediente del proceso
judicial.

a) Parte acusadora podría serlo:


1.- Un miembro en plena comunión de la iglesia.
2.- Un miembro o cuerpo eclesiástico o uno de sus
miembros.
3.- Una organización.
4.- Una persona secular que ha sido afectada siempre y
cuando sea avalada por lill miembro de la iglesia o cuer-
po eclesiástico.

Por tanto la parte acusadora:


Es la persona, cuerpo eclesiástico u organización o terce-
ro, que se vean agraviados por actos de un miembro en
plena comunión, cuerpo eclesiástico, organización o per-
sona secular, quien deberá presentar la acusación por es-
crito únicamente ante los tribunales eclesiásticos, sin que
se haga paralelamente con la autoridad secular.

b) La parte acusada podría ser:


1.- Un miembro en plena comunión.
2.- Un oficial de la iglesia( anciano o diácono).
176

1I II
_JI IL

3.- Un pastor.
4.- Un cuerpo eclesiástico.
5.- Una organización.
En contra de quien se presenta una acusación formal, por
causa de transgresión de la Ley Moral de Dios, alteración
del orden eclesiástico, cisma o herejía.

e) Defensor
Es la persona que el acusado o un tribunal designa para tal
efecto con el fin de que presente argumentos legales, lógi-
cos y verídicos fundados en hechos, testimonios o elemen-
tos documentales relacionados con el asunto en el cual se
implica al acusado. El defensor debe ser miembro de la
Iglesia Nacional Presbiteriana de México, y si se requiere
su participación en el caso deberá tener el reconocimiento
y autorización oficial por parte del tribunal que se hace
cargo del caso.

d) Organo judicial
Lo será el órgano de gobierno, siguiendo en orden ascen-
dente jerárquico, el cual se convierte como tribunal judi-
cial, previo acuerdo y declaración, que para tal fin se haga,
en reunión oficial de dicho cuerpo.

Su naturaleza y sus atribuciones serán las de un tribu-


nal judicial que conocerá a fondo la acusación que se le
presenta, llevando el proceso de primera instancia por to-
das sus secuelas culminando con una resolución final.

177

1I II
_JI IL

Capitulo V

De las notificaciones y términos

A.- Notificaciones.- La notificación es el acto por medio


del cual se dan a conocer a las partes involucradas, los
acuerdos o resoluciones dictadas en el proceso judicial por
el tribunal eclesiástico respectivo.

Las resoluciones y los acuerdos deben ser notificados a


más tardar dentro de los 15 días habiles siguientes que se
hubieren pronunciado, asentándose la razón correspondien-
te, inmediatamente después de cada acuerdo o resolución.

Las notificaciones se harán bajo las siguientes reglas:


1.- La notificación de las resoluciones que dicte un Con-
sistorio, Presbiterio, Sínodo o la R. Asamblea, las hará
el Secretario de cada cuerpo colegiado, constituido en
tribunal.
2.- Cuando deba hacerse una notificación al acusado, se
lehará llegar personalmente.
3.- Quien llevó la notificación deberá tomar nota de la
hora en que se entregó la notificación y quién la recibió
y firmó de recibida.

En el supuesto de que el acusado haya dejado de con-


gregarse en su Iglesia, se le mandará un citatorio para que
ocurra a un lugar indicado y a una hora determinada para
poder hacerle la notificación correspondiente. Si a pesar
de ello, no se presenta, se le entregará en su domicilio co-
pia del acuerdo o resolución que se le notifica. Si no se
178

1I II
_JI IL

encuentra o no la quiere recibir, se le dejará con un miembro


de la familia, levantándose la constancia de cada una de las
situaciones citadas, para que conste en actas, con lo cual
quedará legalmente notificado.

B.- Las notificaciones surtirán sus efectos de la manera si-


guiente:
1.- Las que se hagan personalmente, desde la hora mis-
ma en que se recibió la notificación y firmó de recibido.
2.- Las demás, desde el día siguiente al de la última cons-
tancia en que quede legalmente notificada la persona o
personas indicadas.

C. El cómputo de los términos en el proceso judicial se


sujetará a las siguientes reglas:
1.- Comenzará a correr desde el día siguiente en que
surta efecto la notificación, y se incluirá en ella el día del
vencimiento que será de 15 días.
2.- Los términos se contarán solamente por días natura-
les hábiles.

179

1I II
_JI IL

Capítulo VI

De los impedimentos

Los miembros de un tribunal colegiado eclesiástico no son


recusables (objetables), pero sí en cambio deberán mani-
festar que están impedidos para conocer de los procesos
en que deban intervenir aún cuando las partes no lo mani-
fiesten en los siguientes casos:
1.- Si son cónyuges o parientes consanguíneos afines a
alguna de las partes.
2.- Si tiene interés personal en el asunto que haya moti-
vado el proceso y esté relacionado en el caso.
3.- Si tiene relación con una de las partes en el proceso.
4.- Si sus familiares son parte en el proceso.
5.- Si una de las partes hace valer LU1 impedimento en
contra de LUl miembro del tribunal judicial, se analizará
la objeción, resolviéndose a la brevedad posible.

El miembro impedido, dejará de actuar de inmediato.


y el pleno del tribunal se integrará con el resto de los miem-
bros y buscará un substituto.

180

1I II
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Capítulo vn
De la investigación

El tribunal eclesiástico al que se le presentó una acusación,


debe iniciar una cuidadosa investigación imparcial, con
prudencia y discreción referente a los hechos de la preten-
dida ofensa.

La investigación la debe realizar el tribunal al cual está


jurisdiccionado el presunto ofensor.

181

1I II
_JI IL

Capítulo VIII

De la vindicación

Cualquier miembro oficiala pastor de la Iglesia que se


considere ofendido por algún rumor general que puede ser
una acusación falsa, falso testimonio, difamación o ch isme
grave puede solicitar al órgano de gobierno correspondiente
que realice una investigación a fin de ser vindicado.

El cuerpo de gobierno que reciba una solicitud de vin-


dicación, se reunirá en pleno, tomando el acuerdo respec-
tivo a efecto de convertirse en tribunaljurisdiccional ecle-
siástico.

El tribunal jurisdiccional se abocará al conocimiento


de la solicitud, si estima que es procedente la misma, nom-
brará una comisión investigadora, para que actúe de inme-
diato.

Los miembros de la comisión investigadora deben ser


miembros en plena comunión de una Iglesia o de un Cuer-
po y personas imparciales, prudentes y con plena madurez
cristiana.

La comisión investigadora debe rendir su informe por


escrito, tan pronto como sea posible.

El tribunal judicial, una vez que reciba el informe lla-


mará al agraviado, a quien se hará de su conocimiento el

182

1I II
_JI IL

informe y el dictamen oficial sobre el caso, levantándose el


acta correspondiente.

Si el agraviado manifiesta su consentimiento con el in-


forme de la comisión investigadora, se le considerará vin-
dicado de la presunta ofensa y se dará por concluido el
asunto.

183

1I II
_JI IL

Capítulo IX

De la prosecución

Prosecución.- Esta puede realizarse por un presunto agra-


viado, que puede ser un particular o un tribunal. En el pri-
mer caso no se le concederá la iniciación del proceso hasta
que se hayan puesto en práctica los medios de reconcilia-
ción recomendados por nuestro Señor en Mateo 18: 15-17:
"Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y
él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te
oyere toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de
dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a
ellos, dilo a la Iglesia; y si no oyere a la iglesia tenle por
gentil y publicano" en todos los casos de prosecución per-
sonal, los cargos deben ir acompañados de la declaración
de que se ha cumplido con el precepto establecido por el
Señor. Sin embargo, si la naturaleza de la ofensa u ofensas,
reviste tal seriedad que pone en peligro los intereses y buen
nombre de la causa de Cristo, el tribunal puede iniciar la
investigación aún cuando no se haya llenado el requisito
de reconciliación anterior. Cuando se inicie dicha prosecu-
ción por un tribunal o por una persona particular, que no
sea el agraviado, no se necesita llenar el requisito de re-
conciliación ya indicado. Aunque previamente se harán
esfuerzos en en trevista pri vada con el acusado a fin de que,
si es posible, se evite el procedimiento judicial.

Comisión de prosecución. Cuando el procedimiento judi-


cial se inicie por un tribunal contra un ofensor, nombrará
de entre sus miembros una comisión de prosecución que
184

1I II
_JI IL

siga todas las etapas de la misma ante el tribunal hasta


llegar a la decisión final. Conviene que las personas que
integren tal comisión, sean sabias, prudentes y de muy
buen juicio, sin carecer de celo cristiano por la pureza moral
de la iglesia y de la doctrina.

El acusador. Todo tribunal deberá tener mucho cuidado de


no recibir acusaciones de parte de personas de manifiesto
mal espíritu hacia el acusado, de mal carácter, agitadores,
o que ellos mismos estén bajo censura, o estén interesados
personalmente en la condenación del acusado; que sean
temerarios, litigiosos o muy imprudentes.

Advertencia al acusador. Cuando una persona particular


asuma la responsabilidad de proseguir una causa, debe
advertírsele que los cargos presentados estén perfectamen-
te fundamentados y con las pruebas del caso.

Cuando comienza la prosecución. La prosecución se ini-


ciará dentro del tiempo más inmediato en que se presume
se cometió la ofensa y que se presentó ante el tribunal que
tiene jurisdicción sobre el caso.

Sección de Justicia. En todo procedimiento judicial, el tri-


bunal turnará el caso a la Sección de Justicia del Departa-
mento de Relaciones Humanas para que examine todos los
escritos, actas y documentación en general que le han sido
turnados y determine, si han sido dados los pasos que se
estipulan anteriormente en este capítulo, si ofrecen bases
razonables y justas para una acusación. Debe determinar si
hay evidencias de los cargos formulados en los escritos, si
185

1I II
_JI IL

constituyen una ofensa u ofensas de suficiente magnitud


para sujetar a proceso aloa los acusados. Deben también
determinar la responsabilidad y credibilidad de las perso-
nas que aparecen en los escritos como testigos. Esta Sec-
ción de Justicia debe nombrarse en todos los tribunales de
apelación según previene la Constitución. Los miembros
de la Sección de Justicia, tienen derecho de sesionar y vo-
tar como miembros de un tribunal, su dictamen deberá ser
presentado al Departamento de Relaciones Humanas y éste
al tribunal o cuerpo de gobierno.

186

1I II
_JI IL

Capítulo X

De los casos sin proceso

1.- Orientación. Esta generalmente se dará a los jóvenes


que necesitan una voz autorizada que los aconseje adecua-
damente. El Consistorio, si se trata de la iglesia local, es el
indicado para llamar a los que se conducen mal. El Pastor
o el Anciano pueden exhortar y dirigir, siempre con espíri-
tu de oración y labor pastoral.

De igual modo, también algunos creyentes adultos pue-


den requerir la debida orientación en casos de infringir al-
gunas normas de la vida cristiana.

En el Presbiterio, la presidencia puede imponer el or-


den. O cuando fuere el caso, a los Departamentos de Rela-
ciones Humanas o de Educación Cristiana se les podrá en-
comendar la tarea de orientación.

En la Iglesia local conviene que a personas mayores


que por falta de educación cristiana en su niñez incurren en
malos hábitos o malos procederes, el pastor, los ancianos
de la Iglesia o el consistorio amonestarán al hermano o
hermana que no se conduzcan bien. En el presbiterio esta
autoridad está en la presidencia.

2. - Reconciliación. Cuando dos personas o dos grupos es-


tán distanciados por opiniones u ofensas mutuas, ya sea
que haya queja o no, el Consistorio, o el Presbiterio, en su
caso, llamará a los hermanos que se encuentren en esta con-
187

1I II
_JI IL

dición a un acercamiento o reconciliación según lo ordena-


dopor nuestro Señor en Mateo 18: 15-17.

3.- De la confesión de la ofensa. Si una persona comete


una ofensa contra un tribunal y la reconoce públicamente
ante dicho tribunal, éste procederá a exhortarlo y le otor-
gará el descargo del caso.

4.- De la abstención de la Santa Cena. Cuando un miem-


bro en plena comunión deja de participar consecutivamen-
te de la Santa Cena, aunque practique otros medios de gra-
cia, el consistorio conversará con él del asunto y tratará de
convencerlo de que participe.

5.- Renuncia de un Ministro a la Iglesia Nacional


Presbiteriana. Cuando un Ministro sobre quien no pesa
ningún cargo, renuncia a la jurisdicción de la Iglesia
Presbiteriana será deber del Presbiterio al cual pertenece,
borrar su nombre de la lista y notificar su baja también
ante la autoridad civil correspondiente de acuerdo con la
Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.

6.- Incumplimiento. Si un Ministro sobre quien no pesa


ningún cargo pero sin motivo expreso se ausenta de su cam-
po y no asiste a las reuniones de su Presbiterio por un pe-
ríodo de dos años consecutivos y descuida informar al Pres-
biterio acerca de su persona y trabajo, el Presbiterio borra-
rá su nombre de la lista de ministros y miembros de dicho
cuerpo.

188

1I II
_JI IL

Capítulo XI

De las sanciones o censuras

Las censuras que imponen los tribunales de la Iglesia Na-


cional Presbiteriana como resultado de un proceso judicial
son las siguientes:
a) Amonestación.
b) Reprensión.
e) Suspensión.
d) Deposición.
e) Excomunión y
f) Expulsión o Exclusión.

Valoración de las censuras

1.- Las censuras han de ser consideradas concienzuda-


mente por el tribunal que compete a causa de su trascen-
dencia. El Consistorio juzgará en reun ión plena, en base a
los dictámenes de la Sección de Justicia. Están bajo su ju-
risdicción los miembros de la Iglesia local y sus oficiales:
ancianos de iglesia y diáconos. En el Presbiterio se juzga-
rán las infracciones tanto de su personal administrativo
como de sus ministros, obreros, predicadores y candidatos
al ministerio y misioneras.

2.- Valoración de las censuras. El Presbiterio, constitui-


do en tribunal procederá a tratar cada caso que a él compe-
ta y abrirá para tal fin un proceso regular. Si no hubiere
reunión ordinaria o extraordinaria el asunto quedará bajo
189

1I II
_JI IL

la Sección de Justicia, la que estudiará y acordará el fallo y


lo dará a conocer al Presbiterio en pleno.

El Presidente del Tribunal a su vez dictará el fallo y


hara la declaratoria del fallo acordado por el cuerpo res-
pectivo en forma pública ante la reunión de dicho cuerpo.
Si el ofensor no estuviera presente, el Secretario del cuer-
po comunicará por escrito la sanción aplicada.

Los estudiantes al ministerio serán juzgados por el pres-


biterio o por la Iglesia según las cirscuntancias.

3.- Grados de Censura. Los grados de censura que se es-


tablecen en esta Disciplina son: Amonestación, Repren-
sión, Suspensión, Deposición y Excomunión y Expulsión
y serán considerados según el grado de la ofensa, ten iendo
en cuenta agravantes y atenuantes de conformidad con las
normas que siguen:
a y b.- Amonestación y Reprensión. Serán aplicadas a los
causantes por rebeldía, negligencia, malos trabajos, mala
conducta, pleitos, contiendas, errores, que pueden corre-
girse con la amonestación y reprensión.

Amonestación. La amonestación es la censura que consiste


en una llamada de atención al ofensor advirtiéndole cual es
su falta y los peligros que entraña, y será exhortado para
que sea más cuidadoso en el futuro.

Será aplicada por los consistorios o presbiterios o por una


comisión especial o por un departamento que represente a
estos cuerpos.
190

1I II
_JI IL

Reprensión. La reprensión es una censura de grado supe-


rior a la anterior por una ofensa más grave y consiste en
determinar el carácter de la ofensa con su reprobación ade-
cuada.

Efectos de la Amonestación y la Reprensión. Las cen-


suras de la amonestación y reprensión terminan en el mo-
mento de aplicarse y el ofensor no queda incapacitado; con-
tinuando en sus relaciones regulares en lo que concierne a
la Iglesia.

e) Suspensión. La suspensión con respecto a los miembros


de la Iglesia es la privación temporal de sus derechos y
privilegios; con respecto a los oficiales de la iglesia, es la
suspensión temporal del ejercicio de su oficio por el tiem-
po que determine el tribunal. En casos más graves también
será privado de sus derechos de membresía, La suspen-
sión, en su caso, puede ser definida o indefinida. La prime-
ra se refiere a un tiempo limitado, es decir de algunos me-
ses o de un año o más. La suspensión indefinida es la
inabilitacion de un ofensor de las ordenanzas sacramentales
o de su oficio hasta que dé muestras de arrepentimiento, o
hasta que por su conducta se manifieste la necesidad de
aplicar la censura más alta.

Suspención de Pastor. Si un pastor fuere suspendido de


su oficio, el Presbiterio declarará su púlpito vacante, pero
si hay pendiente juicio de apelación, se esperará el fallo
del tribunal para hacerlo del conocimiento de las iglesias
del campo presbiterial y si fuere necesario de los cuerpos
eclesiásticos de la Iglesia Nacional Presbiteriana de Méxi-
co, A.R. 191

1I II
_JI IL

La suspensión se aplicará a los oficiales de la Iglesia o


del Presbiterio en relación con el cargo que desempeñan.
Son motivo de sanciones; fraude, mentira, falso testimo-
nio, calumnia, difamación, vicio o conducta que escanda-
lice a la grey delante de la sociedad profana. Cuando una
persona se encuentre, no deliberadamente, en estado de
pecado, se le aconsejará que se abstenga de participar de la
Santa Cena.

d) Deposición. Deposición es la censura por la cual se anu-


la la ordenación de un oficial de la Iglesia y se le destituye
de su oficio.

Se aplicará a los ofensores por: inmoralidad, relacio-


nes ilegales del sexo (bigamia, adulterio, fornicación, etc.).
Se aplicará la censura sin acepción de personas en relación
con lo que establecen las leyes civiles a este respecto. El
anciano de iglesia o diácono que pudiere caer en uno de
estos pecados será depuesto de su oficio.

El ministro, el obrero predicador o el candidato al mi-


nisterio que pudiere caer en alguna de estas infracciones,
será considerado según el caso: si ha reparado la falta con
el matrimonio legal, el causante será reprendido y después
de un plazo prudente será asignado a un trabajo pastoral en
un lugar distante de donde fue cometido el hecho. Si la
falta moral no fuera reparable, porque el infractor estuvie-
ra casado, será depuesto de su oficio.

e).- Excomunión. Excomunión es la exclusión de Wl ofensor


de la comunión de la Iglesia y de los cargos que desempe-
192

1I II
_JI IL

ñe en su caso. Esta censura debe aplicarse después de


haber agotado los recursos para hacer volver al ofensor del
mal camino.

La excomunión será aplicada contra un individuo, gru-


po, iglesia o Presbiterio, por causa de rebeldía permanen-
te, cisma, herejía o disolución: cada caso será sujeto a pro-
ceso, nunca sumario, sino con toda prudencia de trámites y
oportunamente será dictado el fallo. El ofensor en todo caso,
será excluido de participar en la Cena del Señor. En caso
de que el ofensor, reconozca su proceder por el cual se le
aplicó esta sanción y muestre arrepentimiento y contrición,
el cuerpo eclesial que le juzgó puede reconsiderar su caso
y darle la oportunidad de reingreso a la Iglesia o al cuerpo
del cual es ministro .

.1) Laexpulsión (o separación completa). Es la sanción que


en forma definitiva se aplica a un ofensor, dada la grave-
dad de su falta y despues de agotar las instancias legales
previas, sin la oportunidad para que reingrese a una iglesia
bajo nuestra juridiccion informando de ello al cuerpo
eclesiastico respectivo.

4. Procedimiento para Aplicar Censuras. En el Consis-


torio, la Amonestación y Reprensión se llevará a cabo del
modo que sigue: Si la falta ha sido en público, en reunión
plena de Consistorio será dictada la Censura; si no fue así,
el pastor acompañado de un anciano o una comisión de
ancianos, la harán en privado. La Suspensión y Deposi-
ción siempre se dictará en reunión de consistorio. La exco-
munión será ante la iglesia convocada expresamente para
193

1I II
_JI IL

ello. En el Presbiterio todo fallo será dictado en reunión


privada. Si el causante no estuviere presente, le será comu-
nicado inmediatamente por escrito para darle tiempo al re-
curso de apelación ante el tribunal superior.

194

1I II
_JI IL

CapítuloXU

Procedimiento de primera instancia

A.- Denuncia

Es el acto por el cual se hace del conocimiento a la autori-


dad eclesiástica por escrito o verbalmente, de un hecho
contrario a las normas de Disciplina con el objeto de que
proceda a su averiguación.

En el caso en que el denunciante no haya podido hacer-


lo por escrito se levantará un acta y en ambos casos será
respaldada por uno o dos testigos.

La denuncia o acusación debe ser presentada ante un


tribunal eclesial por lU1 miembro en plena comunión o por
un cuerpo subalterno ante un cuerpo superior. El cuerpo
eclesiástico correspondiente después de las investigacio-
nes que haya practicado y que de las mismas se desprenda
que son ciertos los hechos que fueron planteados por un
miembro, oficial o cuerpo eclesiástico de la Iglesia y que
se compruebe que el acusado tiene responsabilidad en los
mismos, deberá proceder a abrir un proceso judicial a la
brevedad posible.

A la denuncia se deben aportar las pruebas fehacientes


en que se fundamenta; en caso contrario se desechará por
infundada, sin razón suficiente para proceder en consecuen-
cia.

195

1I II
_JI IL

B.- Admisión
Una vez presentada una acusación por escrito y debida-
mente formulada ante un tribunal Judicial, éste analizará si
es procedente admitirla o si se desechará.

Si la denuncia procede se tomará el acuerdo en el cual


se admite y se fijará una fecha prudente para la audiencia,
tomando en cuenta las pruebas o investigaciones que se
deben realizar a fin de que se puedan desahogar las prue-
bas y el acuerdo respectivo, se le notificará al acusado.

c.- Período de investigación


Dictado el acuerdo de admisión y notificado el mismo, el
órgano judicial determinará lo procedente para el efecto
de que se lleven a cabo las investigaciones que sean nece-
sarias para el esclarecimiento de la denuncia presentada.

D.- Audiencia
El tribunal judicial con las pruebas ofrecidas y con las in-
vestigaciones realizadas una vez cumplida la fecha de la
audiencia a la que se citó a las partes, oirá en primer lugar
al acusado ya su defensor y posibles testigos de descargo;
y posteriormente, si la parte acusadora tiene algún alegato
que hacer lo hará en forma breve. Para ello la parte
acusadora deberá presentar también testigos de cargo. En
esta audiencia se levantará un acta en la cual se asentará lo
dicho textualmente por cada una de las partes.

E.- Pruebas
Desde la fecha en que quede notificado a las partes el acuer-
do por el cual se considera procedente la denuncia, se abre
196

1I II
_JI IL

la etapa de pruebas, a fin de que las partes ofrezcan las que


estimen necesarias y concluyentes.

F.- Resolución
Llevada a cabo la audiencia y no habiendo pruebas que
desahogarse, pasarán los autos del expediente para que se
dicte la resolución correspondiente, dentro de un término
no mayor de quince días hábiles.

G.- Ejecución
Dictada la resolución correspondiente, si el acusado no la
impugna dentro del término de quince días hábiles, se de-
clarará que ha causado efecto y que es una resolución fir-
me y el tribunal eclesiástico aplicará la sanción impuesta.

Si el acusado usa el recurso de apelación a la sentencia


dictada dentro del término señalado, se tomará el acuerdo
correspondiente, remitiéndose el escrito de agravios y el
expediente al Cuerpo Superior, el cual resolverá lo proce-
dente respecto al reCLLrSO interpuesto.

197

1I II
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Capítulo XIII

De los recursos

Se admitirán los recursos siguientes:

lo. Recurso de apelación


Procede el recurso de apelación, en contra de la resolución
que se dicte en el proceso judicial en su fase de primera
instancia.

El recurso de apelación sólo podrá interponerse por el


acusado o su defensor o el denunciante cuando la senten-
cia fuere absolutoria o condenatoria.

El término para la interpretación del recurso de apela-


ción será de 15 días hábiles, contados desde el siguiente
día en que surta sus efectos la notificación de la resolución
que se impugne.

Será competente para conocer el recurso de apelación


en pleno el cuerpo eclesiástico superior procedente del
cuerpo que dictó la resolución impugnada.

l"Recurso de disentimiento
Este recurso se refiere al derecho de disentir o juzgar en
forma diferente u opuesta de una persona o cuerpo que se
le aplicó una sanción disciplinaria de no muy alta grave-
dad. Dicho disentimiento deberá hacerse por escrito.

198

1I II
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3° Recurso de protesta
Este recurso se podrá utilizar cuando una persona o cuerpo
eclesial que ha sido procesada; aduciendo razones de abu-
so de autoridad, parcialidad, malas intenciones, superfi-
cialidad e injusticia, verbalmente y por escrito hará saber
su protesta, la cual a su vez pedirá que se asiente en el acta
correspondiente.

Por su parte el tribunal que reciba dicha protesta, debe-


rá mostrar disposición abierta para reconsiderar el caso mo-
tivo de la protesta.

4° Recurso de reconsideracion o Nueva Revisión


Este recurso se podrá solicitar por una persona o cuerpo
eclesiástico que al conocer un acuerdo o censura discipli-
naria que presenta alguna o algunas fallas, confusión o dis-
torsión no intencionada. La petición deberá hacerse nor-
malmente verbal y cuando fuere necesario por escrito.

En el caso más formal de revisión de un caso, puede


solicitarse por escrito, cuando en un caso juzgado, hayan
quedado dudas, o no se hayan tomado en cuenta comisión
en algunos elementos determinados para resolver el caso,
del cual se solicita su revisión.

199

1I II
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Capítulo XIV

Procedimiento de segunda instancia

El Cuerpo Eclesiástico Superior una vez que ha recibido el


recurso de apelación procederá de acuerdo a las siguientes
normas:
l. - Si el recurso se presentó por el acusado directamente
ante este cuerpo eclesiástico, se pedirá el expediente al
tribunal ante el cual se ventiló el proceso judicial.
2.- Si el recurso de apelación sepresentó ante el tribunal
eclesiástico correspondiente junto con el expediente. El
cuerpo superior analizará si fue presentado a tiempo, a
efecto de admitirlo o rechazarlo.

Se recomienda que el cuerpo superior actue con impar-


cialidad y responsabilidad.

Admitido el recurso de apelación, el tribunal superior


dictará la resolución respectiva.

Una vez emitida la resolución, el tribunal superior de la


misma notificará el fallo del mismo y enviará el expedien-
te al tribunal subalterno en algunos de los términos siguien-
tes:
1. Avala (ratificando el fallo)
2. Retornando el caso
3. Emitiendo un juicio sobre el fallo.

200

1I II
_JI IL

Capitulo XV

De los casos especiales

La Sección de Justicia debe ser reintegrada en los dos si-


guientes casos:
(1) Cuando alguno de los miembros de la Sección sea
pariente cercano del acusado. Cuando el negocio se ven-
tila en un Sínodo y los miembros del Presbiterio impli-
cado estén en la Sección de Justicia, deberán ser reem-
plazados.
(2) En caso de que un oficial de un cuerpo eclesiástico
esté implicado, el tribunal respectivo lo sustituirá de su
puesto temporalmente hasta que se termine el asunto,

Ningún consejo u organización dependiente de algún


tribunal de la Iglesia tiene autoridad judicial; si algún caso
se les presentare de esta índole lo pasarán con todos sus
detalles al cuerpo eclesiástico de su jurisdicción.

Cuando la Asamblea General en reunión ordinaria o


extraordinaria resolviere una cuestión de carácter adminis-
trativo en reunión que procediere de los cuerpos eclesiásti-
cos inferiores y si los interesados no estuvieren de confor-
midad con la resolución, al siguiente día en que se haya
tomado el acuerdo podrán solicitar la reconsideración del
caso fundando su petición debidamente. En este caso la
Asamblea turnará el negocio a la Sección de Justicia para
nuevo estudio. Cuando esta Sección rinda su dictamen, la
Asamblea volverá a votar sobre el asunto y su acuerdo será
final o definitivo.
201

1I II
_JI IL

Capítulo XVI

De la restauración

La restauración. Consiste en restituir al acusado al goce


de sus derechos y privi legios de que gozaba antes, mismo
que fueron suspendidos por alguna sanción disciplinaria.

El tribunal correspondiente en su caso, puede restaurar


al acusado que estaba bajo censura ya sea por suspensión o
excomunión, siempre y cuando haya una verdadera evi-
dencia de que se ha dado un total arrepentimiento y la con-
ducta que ahora demuestra es satisfactoria y da evidencia
de un cambio sincero en su persona por un tiempo razona-
ble.

Para llegar a efectuar la restauración es necesario que


primero se haga una solicitud por la propia persona o por
un cuerpo eclesiástico al Tribunal que conoció del juicio y
del cual emanó la sentencia. Y será este tribunal el que
autorice la restauración solicitada.

Restauración después de la deposición. Un ministro, an-


ciano o diácono, depuesto por conducta inmoral, herética
o cismática, podrá ser restaurado a su oficio si manifiesta
profundo arrepentimiento por su pecado y da evidencia de
una conducta ejemplar, humilde y edificante, por un tiem-
po razonable. En ningún caso será restaurado hasta que,
claramente manifieste que su restauración se puede efec-
tuar sin perjudicar la causa de Cristo.

202

1I II
_JI IL

Forma de restauración. Después de la deposición, la res-


tauración de un ministro depuesto, anciano o diácono, será
por medio de la declaración pública que haga en la forma
siguiente: "Considerando que usted ... era Ministro de este
Presbiterio, o Anciano o Diácono de la Iglesia ... y que fue
depuesto de su oficio; pero que ahora ha manifestado tal
arrepentimiento que satisface a la Iglesia; por lo tanto en el
nombre del Señor Jesucristo y por su autoridad nosotros
(El Consistorio, Presbiterio, Sínodo o Asamblea General)
ahora le declaramos absuelto de la censura pronunciada en
su contra y además le restauramos a su oficio y al ejercicio
de todas sus funciones inherentes a dicho oficio".

Después de esto habrá una oración y acción de gracias,


lo saludan fraternalmente los miembros del tribunal exten-
diéndole la mano derecha como símbolo de compañeris-
mo y fraternidad en Cristo Jesús.

203

1I II
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Capítulo XVII

Conflictos entre cuerpos eclesiásticos.


Disposiciones generales

Conflictos entre cuerpos eclesiásticos.- en tanto que los


cuerpos eclesiásticos están integrados por hombres suscep-
tibles de errar, puede suceder que en el ejercicio de sus
derechos interfieran en la libertad que otros cuerpos de la
Iglesia tienen para ejercer los suyos y surjan así conflictos
que involucren y lesionen los derechos de terceros que de-
ben respetarse y se quebrante el orden y la paz que debe
existir en toda la Iglesia. Por lo cual es conveniente que se
observen normas de equidad, derecho, respeto y armonía,
de acuerdo con la Palabra de Dios.

1.- Conflictos. Cuando un tribunal eclesiástico tome acuer-


dos relacionados con Ull caso administrativo o judicial que
al ejecutar se lesione a otro tribunal de la misma categoría
se darán los pasos siguientes:
a) Por medio de las Mesas Directivas de los Cuerpos im-
plicados o Comisiones Especiales o Departamentos de
Relaciones se tratará de arreglar por los medios fraternales
más adecuados la desavenencia producida por el conflicto.
Si hay aclaraciones, disculpas y promesas de subsecuente
respeto, el conflicto se dará por terminado levantando el
acta correspondiente.

b) Pero si el Tribunal causante del conflicto no responde a


las gestiones del tribunal afectado y manifiesta poco inte-
rés en arreglar fraternalmente el conflicto y sigue en la
204

1I II
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misma línea de conducta, el tribunal dará el paso siguiente:


elevará una petición al tribunal inmediato superior para que
medie con el fin de llegar a un arreglo armonioso y frater-
nal.

e) El cuerpo superior estudiará inmediatamente y minucio-


samente el caso y normará su actuación apegándose a las
normas disciplinarias, para apoyar o negar las demandas
de un cuerpo subalterno.

d) Cualquiera de las partes, en caso de inconformidad con


la resolución dictada, puede apelar al tribunal inmediato
Superior al que dio el fallo; el cuerpo correspondiente dic-
tará la resolución final, pero tomando siempre en cuenta
las normas disciplinarias que garanticen el orden y la es-
tricta obediencia al espíritu de la Palabra de Dios para el
bien de la Iglesia y la gloria de Jesucristo.

205

1I II
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Capítulo XVflI

De las reformas

Único. Toda reforma, adición o derogación de los precep-


tos de este Libro de Discipl ina deberán ser presentadas por
los Presbiterios y Sínodos ante la R. Asamblea, ante la cual
se estudiarán y en reunión ordinaria o extraordinaria se apro-
barán, previo análisis de la Comisión de Reformas Consti-
tucionales de la propia Asamblea General, y se tomarán
los acuerdos correspondientes.

206

1I II
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Capítulo XIX

Transitorios

Todas las disposiciones que no se hayan tomado en cuenta


en este Libro de Disciplina serán presentados ante la R.
Asamblea para su estudio y aplicación, previa considera-
ción de la Comisión Especial de Reformas Constituciona-
les de la propia Asamblea.

El presente Libro de Disciplina entrará en vigor inme-


diatamente después de su publicación.

207

1I II
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Apéndice

1I II
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Apéndice 1.

La Asamblea General de la Organización de las Nacio-


nes Unidas proclama la presente

Declaración Universal de Derechos Humanos

Como ideal común por el que todos los pueblos y naciones


deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como
las instituciones, inspirándose constantemente en ella, pro-
muevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto
a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas pro-
gresivas de carácter nacional e internacional, su reconoci-
miento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los
pueblos de los Estados Miembros como entre los de los
territorios colocados bajo su jurisdicción.

Articulo 1.- Todos los seres humanos nacen libres e igua-


les en dignidad y derechos y, dotados como están de razón
y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros.

Articulo 2.-
1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades pro-
clamadas en esta Declaración, sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cual-
quier otra índole, origen nacional o social, posición econó-
mica, nacimiento o cualquier otra condición.
2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la con-
dición política,jurídica o internacional del país o territorio
de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata
211

1I II
_JI IL

de un país independiente, como de un territorio bajo admi-


nistración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier
otra limitación de soberanía.
Artículo 3.- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 4.- Nadie estará sometido a esclavitud ni a servi-


dumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibi-
das en todas sus formas.

Artículo 5.- Nadie será sometido a torturas ni penas o tra-


tos crueles, inhumanos o degradantes.

Artículo 6.- Todo ser humano tiene derecho, en todas par-


tes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.

Artículo 7.- Todos son iguales ante la ley y tienen, sin dis-
tinción, derecho a igual protección contra toda discrimina-
ción que infrinja esta Declaración y contra toda provoca-
ción a tal discriminación.

Artículo 8. - Toda persona tiene derecho a un recurso efec-


tivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamenta-
les reconocidos por la constitución o por la ley.

Artículo 9.- Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, pre-


so ni desterrado.

Artículo 10.- Toda persona tiene derecho, en condiciones


de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia
212

1I II
_JI IL

por un tribunal independiente e imparcial para la determina-


ción de sus derechos y obligaciones o para el exárnen de
cualquier acusación contra ella en materia penal.

Artículo 11.-
1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabili-
dad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le
hayan asegurado todas las garantías necesarias para su de-
fensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el
momento de cometerse no fueron delictivos según el Dere-
cho Nacional e Internacional. Tampoco se impondrá pena
más grave que la aplicable en el momento de la comisión
del delito.

Articulo 12. - Nadie será objeto de injerencias arbitrarias


en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspon-
dencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales
injerencias o ataques.

Articulo J 3.-
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a
elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país,
incluso del propio, y regresar a su país.

Artículo J 4.-
1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a
buscar asilo, ya disfrutar de él, en cualquier país.
213

1I II
_JI IL

2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción


judicial realmente originada por delitos comunes o por ac-
tos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones
Unidas.

Artículo 15.-
l. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad

Artículo 16.-
l. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil,
tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza,
nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y
disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en el caso de disolución del matri-
monio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futu-
ros esposos podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural o fundamental de la
sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y
del Estado.

Artículo 17.-
l. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y
colectiva.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18.- Toda persona tiene derecho a la libertad de


pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho in-
cluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así
como la libertad de manifestar su religión o su creencia,
214

1I II
_JI IL

individual y colectivamente, tanto en público como en pri-


vado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observan-
Cia.

Artículo 19.- Todo individuo tiene derecho a la libertad de


opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser mo-
lestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limita-
ción de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 20.-
l. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de
asociación pacífica.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Articulo 21.-
l. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno
de su país, directamente o por medio de representantes li-
bremente escogidos.
2. Toda persona tiene derecho de acceso, en condiciones
de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del
poder público; esta voluntad se expresará mediante elec-
ciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamen-
te, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro
procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artículo 22.- Toda persona, como miembro de la sociedad


tiene derecho a la seguridad social, ya obtener, mediante
el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida
215

1I II
_JI IL

cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la


satisfacción de los derechos económicos, sociales y cultu-
rales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de
su personalidad.

Artículo 23.-
l. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección
de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de
trabajo, ya la protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna,
a igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remunera-
ción equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a
su familia, una existencia conforme a la dignidad humana
y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera
otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sin-
dicarse para la defensa de sus intereses.

Artículo 24.- Toda persona tiene derecho al descanso, al


disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la
duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 25.-
l. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado
que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienes-
tar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene
asimismo derechos a los seguros en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pér-
dida de sus medios de subsistencia por circunstancias in-
216

1I II
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dependientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y
asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matri-
monio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual pro-
tección social.

Articulo 26.-
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educa-
ción debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la
instrucción elemental y fundamental. La instrucción ele-
mental será obligatoria. La instrucción técnica y profesio-
nal habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios su-
periores será igual para todos, en función de los méritos
respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los
derechos humanos ya las libertades fundamentales; favo-
recerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre to-
das las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y
promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones
Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo
de educación que habrá de darse a sus hijos.

Artículo 27.-
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en
la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a
participar en el progreso científico yen los beneficios que
de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intere-
ses morales y materiales que le corresponden por razón de
217

1I II
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las proyecciones científicas, literarias o artísticas de que


sea autora.
Artículo 28.- Toda persona tiene derecho a que se esta-
blezca un orden social e internacional en el que los dere-
chos y libertades proclamadas en esta Declaración se ha-
gan plenamente efectivos.

Artículo 29.-
l. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad,
puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamen-
te su personal idad.
2. - En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus
libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limi-
taciones establecidas por la ley con el único fin de asegu-
rar el reconocimiento y el respeto a los derechos de los
demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del
orden público y del bienestar general en una democrática
3. - Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso,
ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de
las Naciones Unidas.

Artículo 30. - Nada en esta Declaración podrá interpretarse


en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a
un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar
actividades o realizar actos tendientes a la supresión de
cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración.

218

1I II
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Apéndice 2.

Los Derechos de La Mujer proclamados por la Orga-


nización de las Naciones Unidas

Discriminación (Artículo 1):


Se entiende por discriminación contra la mujer toda distin-
ción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga
por objeto o por resultado menoscabar o anular el recono-
cimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente
de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre
y la mujer, de los derechos humanos y las libertades funda-
mentales en las esferas políticas, económica, social, cultu-
ral y civil, o en cualquier otra esfera.

Medidas de política (Artículo 2):


Se condena la discriminación contra la mujer en todas sus
formas y los Estados Partes se comprometen a:
* Consagrar en sus constituciones nacionales, códigos ci-
viles u otras leyes al principio de la igualdad del bombre y
de la mujer y asegurar la realización práctica de ese princi-
pio;
* Adoptar las medidas legislativas adecuadas para prohi-
bir toda discriminación contra la mujer;
* Garantizar a la mujer la protección jurídica contra la dis-
criminación, por conducto de los tribunales;
* Velar porque las autoridades e instituciones públicas se
abstengan de incurrir en todo acto o práctica de discrimi-
nación contra la mujer;
* Garantizar la eliminación de la discriminación contra la
mujer practicada por personas, organizaciones o empre-
sas; 219

1I II
_JI IL

* Derogar todas las leyes, reglamentos, usos y prácticas


que constituyan discriminación contra la mujer.
* Derogar todas las disposiciones penales que constituyan
discriminación contra la mujer.

Garantía de los Derechos Humanos y las libertades fun-


da mentales (Artículo 3): Con el objeto de garantizar a la
mujer, en igualdad de condiciones con el hombre, sus de-
rechos humanos y libertades fundamentales, los Estados
Partes en la Convención introducirán las modificaciones
legislativas necesarias.

Medidas especiales (Artículo 4): La adopción de medidas


especiales de carácter temporal encaminadas a acelerar la
igualdad de la mujer, y todas las medidas encaminadas a
proteger la maternidad, no se considerarán discriminatorias.

Funciones correspondientes a los sexos (Artículo 5): To-


dos los Estados Partes en la Convención tomarán medidas
para:
* Eliminar todas las prácticas que estén basadas en la idea
de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos
o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;
* Garantizar que la educación familiar enseñe que el hom-
bre y la mujer comparten un cometido común en cuanto a
la educación de los hijos;

Prostitución (Articulo 6): Se deben tomar las medidas apro-


piadas, incluso de carácter legislativo, para asumir todas
las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitu-
ción de la mujer.
220

1I II
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Vidapolitica y pública (Artículo 7): La mujer, en igualdad


de condiciones con el hombre, participará en la vida políti-
ca y pública del país, y tendrá el derecho a:
* Votar en todas las elecciones y referéndum públicos y ser
elegible para todos los organismos cuyos miembros sean
objeto de elecciones públicas;
* Participar en la formulación de las políticas gubernamen-
tales y ocupar cargos en todos los planos gubernamentales;
* Participar en las decisiones - no gubernamentales- que se
ocupen en la vida pública y política del país.

Representación (Artículo 8): Se concederá a la mujer la


oportunidad de representar a su gobierno en todo el plano
internacional y de participar en la labor de las organizacio-
nes internacionales.

Nacionalidad (Artículo 9): La mujer tendrá iguales dere-


chos que el hombre para adquirir, cambiar o conservar su
nacionalidad y con respecto a la nacionalidad de sus hijos.
En particular, el matrirnon io con otro nacional no obligará
a la mujer a adoptar otra nacionalidad.

Educación (Artículo JO): Se otorgará a la mujer la igual-


dad de derechos con el hombre en la esfera de la educa-
ción, especialmente en:
* La orientación en materia de carreras y capacitación pro-
fesional;
* El acceso a los programas de estudios y exámenes; al
personal docente calificado y a los locales y equipos esco-
lares del mismo nivel;
* La educación mixta y la modificación de los libros a fin
221

1I II
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de eliminar conceptos estereotipados;


* Las becas u subvenciones para cursar estudios;
* La educación complementaria, incluidos los programas
de alfabetización;
* La reducción de la tasa de abandono femenino de los
estudios;
* Las mismas oportunidades para participar activamente
en el deporte y la educación física.
* El acceso a la información que asegure la salud y el bien-
estar de la familia, incluido el asesoramiento sobre la pla-
nificación de la familia.

Empleo (Artículo 11): Se adoptarán medidas para eliminar


la discriminación contra la mujer en la esfera del empleo a
fin de asegurar los siguientes derechos:
* Al trabajo;
* A las mismas oportunidades que el hombre;
* A elegir libremente profesión y empleo; al ascenso; a la
estabilidad en el empleo; a todas las prestaciones y otras
condiciones de servicio; al acceso a la formación profesio-
nal y al readiestrarniento, incluido al aprendizaje; la for-
mación profesional superior y el adiestramiento periódico;
* A igual remuneración, inclusive prestaciones, ya igual-
dad de trato con respecto a un trabajo de igual valor, así
como a igualdad de trato con respecto a la evaluación de la
calidad del trabajo;
* A la seguridad social.
* A la protección de la salud y a la seguridad en las condi-
ciones de trabajo.

222

1I II
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A fin de impedir la discriminación contra la mujer por


razones de matrimonio o maternidad, los Estados Partes
adoptarán medidas apropiadas para:
* Prohibir el despido por motivo de embarazo, licencia de
maternidad o estado civil.
* Implantar la licencia de maternidad con sueldo pagado o
con prestaciones sociales comparables sin pérdida del em-
pleo, la antigüedad o beneficios sociales.
* Alentar al suministro de servicios sociales, especialmen-
te una red de servicios destinados al cuidado de los niños
para permitir que los padres combinen las obl igaciones para
con la familia con las responsabilidades del trabajo:
* Prestar protección especial a la mujer durante el embara-
zo en los tipos de trabajos que se haya probado puedan
resultar perjudiciales para ella.

La legislación protectora mencionada SUPRA será exa-


minada periódicamente y revisada a la luz de los conoci-
mientos recientemente adquiridos,

Salud (Artículo J 2): Se adaptarán medidas para el iminar


la discriminación en la esfera de la atención médica a fin
de asegurar a la mujer la igualdad en el acceso a servicios
de atención médica, inclusive los que se refieren a la plani-
ficación de la familia.

Se suministrará a la mujer servicios apropiados en re-


lación con el embarazo, el parto y el período posterior al
parto, proporcionando servicios gratuitos cuando fuere ne-
cesario y le asegurarán una nutrición adecuada durante el
embarazo y la lactancia.
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Prestaciones económicas y sociales (Artículo 13):


La mujer tendrá, en condiciones de igualdad con el hom-
bre, los siguientes derechos:
* A prestaciones familiares;
* A obtener préstamos bancarios, hipotecas y otras formas
de crédito financiero;
* A participar en actividades de esparcimiento, deportes y
en todos los aspectos de la vida cultural.

La mujer rural (Artículo 14): Se tendrán en cuenta los pro-


blemas especiales de la mujer en las zonas rurales yel im-
portante papel que desempeña en la supervivencia econó-
mica de la familia, incluido el trabajo no pagado.

Por consiguiente, se prevé que deberá tener derecho a:


* Participación en la elaboración y ejecución de los planes
de desarrollo a todos los niveles;
* Tener acceso a servicios adecuados de atención médica,
inclusive información, asesoramiento y servicios en mate-
ria de planificación de la familia;
* Beneficiarse directamente de los programas de seguri-
dad social;
* Obtener todos los tipos de educación y de formación,
incluidos los que aumentan su capacidad técnica;
* Organizar grupos de autoayuda y cooperativas a fin de
generar ingresos;
* Participar en todas las actividades comunitarias;
* Obtener acceso a los créditos y préstamos, a los servicios
de comercialización ya las tecnologías apropiadas, y reci-
bir Wl trato igual en los planes de Reforma Agraria y de
reasentamiento;
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* Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmen-


te en las esferas de la vivienda, los servicios sanitarios, la
electricidad y el abastecimiento de agua, el transporte y las
comunrcaciones.

Igualdad ante la ley (Artículo 15): La mujer tendrá igual-


dad con el hombre ante la ley en las siguientes esferas:
* Capacidad jurídica idéntica a la del hombre y las mismas
oportunidades para el ejercicio de esa capacidad con res-
pecto a los contratos, la administración de bienes, y el pro-
cedimiento en las cortes de justicia y los tribunales;
* Todos los contratos y otros instrumentos jurídicos priva-
dos que limitan la capacidad jurídica de la mujer se decla-
rarán nulos;
* La mujer podrá circular libremente y será libre para ele-
gir su residencia y domicilio.

Matrimonio yfamilia (Artículo J 6): La mujer tendrá igua-


les derechos y responsabilidades que el hombre en los asun-
tos relacionados con el matrimonio y las relaciones farni-
liares en particular:
* Para contraer matrimonio;
* Para elegir cónyuge;
* Durante el matrimonio y con ocasión de disolución;
* Como progenitores, cualquiera que sea su estado civil;
* Para elegir libremente el número de sus hijos y el inter-
valo entre los nacimientos ya tener acceso a la informa-
ción, la educación y los medios que les permitan ejercer
estos derechos;
* Con respecto de la tutela, curatela, custodia y adopción
de los hijos;
225

1I II
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* Los mismos derechos personales como marido y mujer,


entre ellos el derecho a elegir apellido, profesión yocupa-
ción;
* En materias de propiedad, compras, gestión, administra-
ción, goce y disposición de bienes.

Se fijará una edad mínima para la celebración del ma-


trimonio y se hará obligatoria la inscripción del matrimo-
nio en un registro oficial.

226

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Apéndice 3

Declaración de los Derechos del Niño de la Organiza-


ción de las Naciones Unidas (O.N.U.)

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han


reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales
del hombre y en la dignidad y el valor de la persona huma-
na, y su determinación de promover el progreso social y
elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio
de la libertad.

Considerando que las Naciones Unidas han proclama-


do en la Declaración Universal de Derechos Humanos que
toda persona tiene todos los derechos y libertades enuncia-
das en ella, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idio-
ma, religión, opinión política o de cualquiera otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento
o cualquiera otra condición.

Considerando que el niño, por su falta de madurez físi-


ca y mental, necesita protección y cuidados especiales, in-
cluso la debida protección legal, tanto antes como después
del nacimiento.

Considerando que la necesidad de esa protección es-


pecial ha sido enunciada en la Declaración de Ginebra de
1924 sobre los derechos del Niño y reconocida en la De-
claración Universal de Derechos Humanos y en los conve-
nios constitutivos de los organismos especializados y de
las organizaciones internacionales que se interesan en el
bienestar del niño.
227

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Considerando que la humanidad debe al niño lo mejor


que puede darle
Proclama la presente Declaración de los Derechos del Niño
a fin de que éste pueda tener una infancia feliz y gozar, en
su propio bien y en bien de la sociedad, de los derechos y
libertades que en ella se enuncian e insta a los padres, a los
hombres y mujeres individualmente y a las organizaciones
particulares, autoridades locales y gobiernos nacionales a
que reconozcan esos derechos y luchen por su observancia
con medidas legislativas y de otra índole adoptadas pro-
gresivamente en conformidad con los siguientes principios:

Principio 1.- El niño disfrutará de todos los derechos enun-


ciados en esta Declaración. Estos derechos serán recono-
cidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o
discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de otra indo le, origen nacio-
nal o social, posición económica, nacimiento y otra condi-
ción, ya sea del propio niño o de su familia.

Principio 2.- El niño gozará de LUlaprotección especial y


disfrutará de oportunidades y servicios, dispensado todo
ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarro-
llarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en for-
ma saludable y normal, así como en condiciones de liber-
tad y dign idad. Al promulgar leyes con este fin, la conside-
ración fundamental a que se atenderá será el interés supe-
rior del niño.

Principio 3.- El niño tiene derecho desde su nacimiento a


un nombre y a una nacionalidad.
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Principio 4.- El niño debe gozar de los beneficios de la


seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse
en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto
a él como a su madre, cuidados especiales, incluso aten-
ción prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfru-
tar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos
adecuados.

Principio 5.- El niño fisica o mentalmente impedido o que


SUrTaalgún impedimento social debe recibir el tratamien-
to, la educación y el cuidado especial que requiere su caso
particular.

Principio 6.- El niño, para el pleno y armonioso desarrollo


desu personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre
que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la respon-
sabilidad de sus padres y, en todos casos, en un ambiente
de afecto y de seguridad moral y maternal; salvo circuns-
tancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta
edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas
tendrán la obligación de cuidar especialmente a los niños
sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsis-
tencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias nu-
merosas conviene conceder subsidios estatales o de otra
índole.

Principio 7.- El niño tiene derecho a recibir educación que


será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas ele-
mentales. Se le dará una educación que favorezca su cultu-
ra general y lepermita, en condiciones de igualdad de opor-
tunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual,
229

1I II
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su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser


un miembro útil de la sociedad.

El interés superior del niño debe ser el principio y rec-


tor de quienes tienen la responsabilidad de su educación y
orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer tér-
mino, a sus padres.

El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recrea-


ciones, los cuales deberán estar orientados hacia los fines
perseguidos por la educación; la sociedad y las autorida-
des públicas se esforzarán por promover el goce de este
derecho.

Principio 8.- El niño debe, en todas las circunstancias, fi-


gurar entre los primeros que reciban protección y socorro.

Principio 9.- El niño debe ser protegido contra toda forma


de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de
ningún tipo de trata.

No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad


mínima adecuada; eo ningún caso se le dedicará ni se le
permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que
pueda perjudicar su salud o su educación, o impedir su
desarrollo fisico, mental o moral.

Principio 10.- El niño debe ser protegido contra las prác-


ticas que puedan fomentar la discriminación racial, reli-
giosa o de cualquiera otra índole. Debe ser educado en un
espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pue-
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blos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de


que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de
sus semejantes.

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Esta edición consta de 2000 ejemplares (más sobrantes para


reposición), y se terminó de imprimir en el mes de julio de
2000, en los talleres de Imprenta Ravena S.A. de c.v., Dr.
Jiménez J 24-A, Col. Doctores, C.P. 06720, México, D.F. El
cuidado de la edición estuvo a cargo del I.ng. Abel Plata
Orozco.

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