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Una Golondrina no hace verano” Aristóteles.

Los valores son asunto de todos los días, y vivir


en ellos es requisito indispensable para formar buenos seres humanos. No basta con ser bueno
un solo día. Diariamente se nos pide elegir entre la ganancia personal y la justicia, entre la
conveniencia propia y la honestidad, entre el egoísmo y la solidaridad.

¡Buen día! Honorables miembros del jurado calificador, público que hoy nos acompaña mi
nombre es ________________________________ y vengo ante ustedes representando a la
escuela primaria José María Morelos y Pavón, es para mí un honor, hacer uso de la palabra para
desarrollar el tema: “La influencia de los valores en nuestra formación”.

A lo largo de los años los valores se han transmitido de unas generaciones a otras. De padres
a hijos, de maestros a alumnos a través de la enseñanza y el ejemplo. Valores ¿algo perdido?
Si se transmitían de generación en generación ¿en qué generación se quedaron? ¿En qué
pupitre están escondidos? Si a diario vivimos bombardeados por mensajes que nos ofrecen
una imagen atemorizante del mundo: noticias negativas sobre la violencia, la delincuencia, la
carestía, la contaminación y la incertidumbre sobre el futuro.

El mundo de hoy es un lugar complicado y confuso, lleno de opiniones contradictorias y


mentiras. Todos quisiéramos vivir en un mundo más honesto y más justo y los primeros pasos
para lograrlo inician en casa, con la educación delos hijos. Un valor se realiza, se hace pleno,
cuando se convierte en un hábito, pero… qué pasa cuando mamá o papá me dicen di siempre
la verdad, obedece a tus padres, y en un momento tan cotidiano de la vida llega alguien a
buscarlos y me piden que diga que ¡no están! ¿Qué hago? ¿Obedezco o digo la verdad? Hemos
visto hasta qué punto la falta de honestidad puede deteriorar la situación de un país, la mentira,
la simulación de diversas acciones para ocultar la realidad de un hecho se han vuelto cada vez
más comunes y muchas personas piensan que pueden ser buenos medios para progresar, sin
darse cuenta que en realidad impiden el progreso y la solución de problemas. Nadie es igual a
ti…pero en el fondo, todos compartimos la misma naturaleza humana, las mismas
posibilidades. La intolerancia política, social y religiosa ha conducido a guerras y matanzas que
han cobrado millones de vidas a lo largo dela historia. El hecho de que alguien sea distinto a
nosotros no nos amenaza ni nos pone en peligro, sólo nos revela una perspectiva diferente del
mundo. ¡No discrimines! Ser tolerante no solo implica soportar las diferencias, es aceptarlas
con amor, comprensión y entusiasmo por aprender de ellas. ¡Respeta! El respeto debe ser la
regla de convivencia en todos los ámbitos sociales. No se trata sólo de respetar, sino también
de darte a respetar. La escuela es el ámbito idóneo para promover que se asimile este valor en
varias dimensiones: aprecio por las diferentes creencias, igualdad de derechos sin distinción
de género, edad, raza, religión o situación económica.

Maestros, padres de familia, ¡ayúdennos a rescatar esos valores! ¡A demostrar que no se han
perdido, que siguen aquí aunque ante la mayoría pasen desapercibidos. Gracias.

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