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El actor afirma haber prestado sus servicios a la Armada Nacional mediante una
vinculación irregular como funcionario de hecho desempeñándose como Jefe de
Área y Jefe de Red de Inteligencia en la entidad. Dice que como consecuencia
tiene derecho a que se declare la existencia de su relación laboral y se
reconozcan y paguen las prestaciones a que haya lugar. Obra en el expediente
certificación expedida por el Segundo Comandante y el Jefe de Operaciones
Navales de la Armada Nacional en la cual hacen constar que el actor no figura en
los archivos de la institución bajo ninguna relación laboral. Que el mencionado
señor colaboró con la entidad brindando información de orden público utilizada en
la inteligencia militar y que dicha información fue pagada en su totalidad por el
Estado. Ahora, estima la Sala que de acuerdo con la copia del documento
denominado “Texto Especial de Organización y Manejo de Redes”, el demandante
podía ser vinculado como jefe de área y jefe de red de inteligencia en la Armada
Nacional (como en efecto se hizo), de manera verbal o a través de un contrato
atípico, con el fin de garantizar el éxito de las labores encomendadas. Es por ello,
que las funciones asignadas al jefe de área y al jefe de red no corresponden a un
cargo creado en la planta de personal de la Armada Nacional. En efecto, en el
caso concreto no hay prueba que obre en el proceso acerca de la existencia en la
planta de personal del cargo de Jefe de Área y Jefe de Red de Inteligencia de la
Armada Nacional o un cargo con iguales funciones a las desempeñadas por el
demandante. Así las cosas, no se demostró ninguno de los elementos
constitutivos de la condición de funcionario de hecho o de una relación laboral.
Debe decirse, que es cierto que la jurisprudencia de esta Sala ha reconocido el
“contrato realidad” cuando éste se disfraza bajo la figura del contrato de prestación
de servicios, pero dicha tesis no ha respondido a la del funcionario de hecho sino
a la de la primacía de la realidad sobre las formalidades establecidas por los
sujetos de las relaciones laborales, y su alcance sólo ha comprendido el
reconocimiento de las prestaciones sociales con la aclaración expresa de que tal
circunstancia no implica reconocer la condición de empleado público. Lo anterior
resulta suficiente para confirmar la decisión del Tribunal que negó las
pretensiones de la demanda.
CONSEJO DE ESTADO
ANTECEDENTES
HECHOS
LA SENTENCIA APELADA
Señaló que el actor fue vinculado como jefe de área y jefe de red de inteligencia en
la Armada Nacional dentro de los términos y condiciones contemplados en el
Manual diseñado para la conformación de redes de inteligencia dentro de las
cuales pueden ser contratados de manera verbal y a través de un contrato
atípico, oficiales retirados que cumplan las condiciones personales y
profesionales especialísimas que se requieren para garantizar el éxito de las
labores encomendadas. Que las funciones de un jefe de inteligencia y un jefe de
red no corresponden a un cargo específico que se haya creado en la planta de
personal de la Armada Nacional, sino a una investidura que se asigna a un oficial
en servicio activo o a un oficial en uso de buen retiro, que es el caso del
demandante. Que no se allegó documento alguno donde se evidencie la existencia
de los cargos de Jefe de Área y Jefe de Red en la planta de personal de la entidad
ni ello se infiere de las pruebas allegadas al proceso.
Dijo que el hecho de que se le hubiera expedido un carné con el cargo de teniente,
se le hubiera abierto una hoja de vida, se le pagara mensualmente unos
emolumentos y se le requiera la presentación de informes, no constituyen en sí
mismos elementos de subordinación, sino que dentro del contexto de la
conformación de una Red de Inteligencia a la cual fue vinculado en su condición
de oficial retirado, dichos elementos constituyen mecanismos para encubrir el
desarrollo de la función especialísima que se le encomendó dentro de dicha red.
LA APELACION
ALEGATOS
CONSIDERACIONES
Esta tesis doctrinal ha sido acogida de tiempo atrás por el Consejo de Estado.
Recientemente, la Sección Segunda, Subsección “A” en sentencia del 8 de marzo de
2001, sostuvo2:
“Para la Sala es indudable que el nombramiento del actor, como Auditor del
Grupo de Auditoría Interna, por ser de nivel profesional, conforme a los Estatutos
del ente demandado (f.11), requería de la previa aprobación por la Junta
Directiva, lo cual no ocurrió, según se deduce del respectivo acto (f.3) y frente a la
inexistencia de ella en el expediente, como lo alegó el Hospital en la contestación
de la demanda.
Ahora bien, como es requisito para que esta jurisdicción ordene el reintegro de un
funcionario, que el nombramiento que recobraría vigencia por la nulidad del acto
que lo declaró insubsistente, se acomode a derecho, y ya se vio que el del
demandante no lo está, es evidente que la Sala, aun partiendo de la nulidad del
acto de remoción acusado, por la misma razón de faltarle la previa aprobación
de la Junta Directiva, no podría ordenar su reintegro y la consecuente orden del
pago de los haberes dejados de percibir, porque ello implicaría revivir una
situación jurídica contraria a derecho.
Ahora, estima la Sala que de acuerdo con la copia del documento denominado
“Texto Especial de Organización y Manejo de Redes” (folios 211 a 240), el
demandante podía ser vinculado como jefe de área y jefe de red de inteligencia en
la Armada Nacional (como en efecto se hizo), de manera verbal o a través de un
contrato atípico, con el fin de garantizar el éxito de las labores encomendadas. Es
por ello, que las funciones asignadas al jefe de área y al jefe de red no
corresponden a un cargo creado en la planta de personal de la Armada Nacional.
Lo anterior resulta suficiente para confirmar la decisión del Tribunal que negó
las pretensiones de la demanda.
FALLA